En 1918, Mademoiselle Chanel adquiere el edificio del siglo XVIII situado en el número 31 de la rue Cambon. Sin embargo, de 1920 a 1923 vive en la villa Bel Respiro de Garches, donde recibe a sus amigos intelectuales, artistas, políticos o personajes de moda. Colette, Jean Cocteau, Serge de Diaghilev, Picasso, Igor Stravinski...
En 1924, se instala en el nº 29 del Faubourg Saint-Honoré, en el palacete Rohan Montbazon perteneciente a la familia Pillet-Will, con el duque de Westminster. Los biombos de Coromandel, las lámparas bajas y los confortables sofás, la mullida alfombra de color rojo claro con reflejos de seda y las cortinas de terciopelo marrón con galones dorados forman parte ya de la decoración que la acompañará toda su vida en sus diferentes residencias.
Reside en este palacete hasta la primavera de 1934, fecha en la que se instala definitivamente en el Ritz, en una suite que comparte con el duque de Westminster. Luego ocupa una habitación que da a la rue Cambon, a la que se dirige todas las noches al salir del nº 31 de la rue Cambon.

Y allí es donde fallece, el domingo 10 de enero de 1971, poco antes de la presentación de su colección de costura. En 1928, su casa de costura ocupa cinco edificios de la rue Cambon y emplea a 4000 personas. De estos edificios, sólo conservará el del número 31, la sede oficial, donde tenía su apartamento.
Adquirido en 1918, el edificio fue completamente transformado por Mademoiselle Chanel: las paredes, totalmente revestidas de espejos, aumentan la sensación de espacio y marcan esta decoración, típica de los años 30 que, a imagen de su creadora, se caracteriza por la unidad y la pureza.

La vida de contrastes de Coco Chanel
En los años 30, Mademoiselle Chanel acondiciona allí su apartamento particular, donde hasta el final de su vida recibirá a sus numerosos amigos y a sus modelos preferidas, así como a sus colaboradores. Se dice que la diseñadora nunca durmió en su apartamento, ya que residía en el icónico hotel Ritz.
Caminó desde el hotel hasta la Rue Cambon y de vuelta al hotel durante 34 años, avisando antes a su personal para que pudieran rociar las habitaciones con su perfume No. 5. Los muebles que lo decoran proceden del Faubourg Saint-Honoré y del Ritz.
Este apartamento lujosamente decorado y barroco contrasta claramente con la decoración de su Casa de Costura, pero ayuda a comprender las influencias y fuentes de inspiración que caracterizaron y dirigieron todas sus creaciones.

"Creí desmayarme de felicidad cuando, al entrar por primera vez en un negocio de objetos chinos, vi un Coromandel por primera vez…", dijo una vez Gabrielle Chanel.
A pesar de ser parte de la cultura china, el nombre proviene de la costa de Coromandel, en la India, donde los biombos y demás piezas de arte chinas eran embarcadas en buques transportadores de mercancías hacia Europa (se calcula que los primeros biombos de Coromandel se empezaron a realizar en China del Norte durante la Dinastía Qing).
Los biombos de Coromandel están decorados con delicados motivos, finamente grabados en la laca. Cautivada por su refinamiento, Mademoiselle Chanel se hizo con la colección y cubrió sus paredes parisinas, dotando al encanto clásico de sus apartamentos con un toque de exotismo y poesía.
Entrando en el apartamento, se puede apreciar una infinidad de biombos, en este caso colocados según su verdadera utilización. Mademoiselle Chanel confiaba en que, colocándolos delante de las puertas, los invitados se olvidarían de irse, ya que detestaba la soledad.

Una inspiración olfativa
La diseñadora tenía un don para combinar diferentes estilos con talento y así concebir nuevas estéticas. Cubrió sus paredes parisinas con preciosos biombos de Coromandel, adornados de flores asiáticas y misteriosas, aportando a su apartamento un aura de misterio oriental, no en vano las notas intensamente ambarinas del perfume Coromandel reflejan esta atracción oriental.
Pero no es el único producto de belleza que rinde homenaje al apartamento de la diseñadora: 31 Le Rouge es la primera barra de labios en vidrio de Chanel. Es un prisma de luz tallado de la misma manera que los espejos de una famosa escalera de la rue Cambon de París...
Un homenaje a la auténtica cuna de la creación y un símbolo del espíritu vanguardista de la Maison. Con este lanzamiento, la firma transforma la barra de labios en un objeto artesanal fruto de la unión del savoir-faire vidriero de la alta perfumería y de la tecnología.