¿Por qué está creciendo el sarampión? España necesita mantener la vacunación para contener los brotes
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España pensaba que la extinción del sarampión era casi completa en 2023. Apenas se registraron siete casos en todo el año en un país que tiene el “estatus” de estar libre del virus desde 2016. Sin embargo, la tendencia ha empezado a cambiar: el número de casos ya se disparó hasta los 207 en 2024 y en los dos primeros meses de 2025 se han notificado al menos 110, según los últimos datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave). Varios países del mundo, entre ellos Estados Unidos, está registrando graves brotes. Las autoridades sanitarias de Texas confirmaron este miércoles la muerte de un niño que no estaba vacunado.
¿Por qué está creciendo tanto en España? Los brotes se explican por una treintena de casos importados de otros países, a través de turistas o de personas que vienen a vivir a España, que entran en contacto con personas no vacunadas o que no han pasado la enfermedad. El mayor se encuentra en Bizkaia, con 37 casos; seguido de otro foco en Andalucía con 17 contagiados. Ninguno de los diagnósticos tiene origen endémico porque no hay circulación continuada desde 2014.
El número de casos ya se disparó hasta los 207 en 2024 y en los dos primeros meses de 2025 se han notificado al menos 110, según los últimos datos oficiales
Con todos estos datos, los expertos piden cautela y aseguran que España está en condiciones de contener los brotes gracias a las elevadas tasas de vacunación, que superan el 95% en la primera dosis, porcentaje necesario para retener la enfermedad y no dar pasos atrás, según la Organización Mundial de la Salud. “Estamos atendiendo a un sarampión esperable en un contexto posteliminación”, aseguró Noemí López Perea, investigadora del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) en un encuentro impulsado por el Science Media Centre España.
Los casos de sarampión aumentaron un 20% en el mundo en 2023 con 10,3 millones de contagios, según informó la OMS. La región europea (que no solo incluye países de la UE sino también Turquía o Ucrania) no es un oasis: registró 42.200 diagnósticos frente a los 841 reportados un año antes, un crecimiento “alarmante”. Pero la reemergencia se remonta un poco más atrás.
Situación de “alerta”, no de “alarma”
“En 2017 se produce un resurgimiento que hace que el objetivo de la OMS para la erradicación, que era 2020, no se pudiera llevar a cabo. Con la pandemia bajó la incidencia en algunos países, que también descendieron sus coberturas vacunales, pero ha vuelto a subir”, explicó Fernando Moraga Llop, pediatra y portavoz de la Asociación Española de Vacunología (AEV). La situación es “de alerta pero no de alarma”: nadie ve sobre la mesa, al menos por ahora, que España pueda perder el “estatus” de país libre de sarampión, como le pasó a Reino Unido, Grecia, República Checa y Albania en 2019. Brasil desanduvo en el logro, pero ha vuelto a conseguirlo hace unos meses.
“En España, al contrario que en otros países donde los niños son los más afectados, los grupos más susceptibles son los que no pudieron tener el sarampión porque no había circulación y tampoco coberturas vacunales suficientemente altas como para poderles proteger”, según López Perea. Estos grupos son las personas nacidas entre los años 1970 y 1980 porque la vacuna triple vírica (que incluye también rubéola y parotiditis) entró en España en 1981; y en algunas comunidades se les ofrece inmunización “de manera oportunista” –cuando acuden a un centro sanitario por otro motivo– si no han pasado el virus o no saben si se vacunaron. La recomendación es que esta cohorte de edad revise cuál es su situación.
Hay que prestar especial atención a los grupos nacidos entre 1970 y 1980 porque la vacuna triple vírica (que incluye también rubéola y parotiditis) entró en España en 1981. La recomendación es que revisen cuál es su situación.
No obstante, hay personas correctamente vacunadas con las dos dosis –la segunda se pone a los tres o los cuatro años, depende del calendario vacunal– que se han contagiado por una exposición prolongada, como los sanitarios. “Pueden cogerlo, pero sufren un sarampión modificado que parece tener menor capacidad para el contagio y es más suave”, explicó la investigadora del CNE. Esto ha ocurrido en el brote de Bizkaia, que ha afectado al entorno hospitalario donde la difusión es mayor, y en el de Toledo. En Andalucía sí se han detectado, además, brotes que involucran a menores: uno en una escuela infantil, que la Junta da por controlado; y otro en un instituto de Mijas, según ha informado la prensa local.
Los expertos llaman a no bajar la guardia con la vacunación. Aunque en España no hay un movimiento antivacunas tan notable como en otros países europeos, el porcentaje de niños y niñas que completan la pauta vacunal con la segunda dosis es mejorable. “11 comunidades están por debajo del 95% y habría que ver cómo están las ciudades grandes, porque quizá en algunos barrios la cobertura es buena pero en otros no llega al 50%. Puede haber bolsas”, advirtió Moraga Llop, que recordó también que la enfermedad en adultos puede traer más complicaciones que en niños, por ejemplo, a nivel respiratorio.
Cuáles son los síntomas
El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa que se propaga fácilmente cuando una persona infectada libera gotas de saliva al respirar, toser o estornudar. Los primeros signos, que aparecen pasados entre cuatro y siete días de entrar en contacto con el virus, son respiratorios (tos y secreción nasal), además de ojos llorosos o enrojecidos y fiebre. La característica erupción cutánea surge después y el cuadro se puede complicar –especialmente en niños con déficit de vitamina A o inmunodeprimidos– con problemas respiratorios graves como la neumonía, diarrea intensa o encefalitis, una infección que causa edema cerebral.
España tiene puestos los ojos en países del entorno como Marruecos, donde se han detectado un elevado número de casos y han fallecido 116 personas, o Rumanía, que aparecía ya el año pasado como el territorio europeo más afectado en la evaluación del riesgo que hizo el Ministerio de Sanidad a través del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Entonces se concluyó que era bajo pero se advirtió de que “ante un caso sospechoso” era vital “identificar correctamente los contactos” para evitar que la cadena de transmisión continuara, además de avisar a los profesionales de que podrían encontrar estos cuadros.
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