Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

#SalvemLesFotos: restaurar los recuerdos de toda una vida tras el paso de la DANA

Trabajos de restauración de fotografías en el laboratorio de Torrent.

Amanda Rodríguez

7 de marzo de 2025 22:21 h

3

Todavía el barro y el fango inundaban las calles de Torrent cuando Lucía Ferradas, de 21 años, decidió montarse en su bicicleta para ir casa por casa y recoger fotografías sueltas y álbumes completos destrozados por la DANA que devastó València el pasado 29 de octubre. Lucía se convirtió así en la primera voluntaria del programa #SalvemLesFotos, coordinado por la Universidad de Vàlencia. Una iniciativa que nació a las dos semanas de la catástrofe con el objetivo de restaurar las instantáneas que quedaron destruidas, mojadas, manchadas de lodo e impregnadas de bacterias para salvar estos tesoros de la memoria. A día de hoy, el proyecto se ocupa de la reparación de aproximadamente medio millón de fotografías, incluidos álbumes y vídeos domésticos, facilitados por unas 790 familias afectadas.

La vivienda de Lucía no quedó dañada tras el paso de la riada por su pueblo y sentía la necesidad de ayudar de alguna manera a los vecinos que sí estaban sufriendo las consecuencias de la DANA. “Me enteré de esta iniciativa de la UV por redes sociales porque yo soy alumna del grado de Historia del Arte, pero me pregunté cómo iban a poder recoger esas fotografías si en Torrent, por ejemplo, estábamos aislados, los puentes habían caído y las carreteras estaban cortadas”, cuenta esta estudiante en una llamada con elDiario.es. Fue en ese momento cuando Lucía contactó con Marisa Vázquez de Agredos , la decana impulsora del proyecto, y se ofreció para recolectar personalmente las fotografías. “La gente estaba concentrada en vaciar de agua sus viviendas, sacar el barro de los garajes o recuperar su coche. Yo mientras iba en bici o en moto con mi padre por todo Torrent y otras localidades damnificadas, como Aldaia, informando del proyecto para que me dieran sus fotos para arreglarlas”, recuerda. 

Durante un tiempo Lucía acumuló y custodió en su propia casa las fotografías. La terraza se convirtió en un improvisado secadero donde las tendía al recibirlas completamente empapadas y en el salón desplegó una mesa donde iba agrupando álbumes y maletines embarrados llenos de imágenes. Hasta que por fin, Lucía pudo trasladar todo ese material al Museu Comarcal de l'Horta Sud de Torrent, que se convirtió en el primer laboratorio donde depositar y recuperar las fotografías de #SalvemLesFotos. A lo largo del mes de noviembre abrieron seis más, en Utiel, Algemesí, Alaquàs y dos en València, todos ellos en museos locales, a excepción de uno que está en el Departamento de Conservación de la UPV.

Una fotografía no está considerado un Bien de Interés Cultural (BIC), el Estado no se encarga de proteger este tipo de objetos que pueden llegar a ser tan personales e importantes en la vida de alguien. “Son recuerdos, de momentos inolvidables como el día de una boda o un retrato de quien ya no está. Queremos devolverle la identidad a esa fotografía que ha quedado desteñida, se ha quebrado por la humedad o se ha roto por la mitad”, asume por teléfono Rosina Herrera, restauradora especializada en fotografía que trabaja en el laboratorio de Torrent junto a otros ocho voluntarios. Esta experta relata que las fotografías llegan a sus manos en muy mal estado.

La gente viene con su historia y lloras con ellos, te cuentan cómo lo han perdido todo, que esa foto es el único recuerdo que les queda de un familiar que ha fallecido

“El primer paso es secarlas, las tenemos tendidas en el patio del museo. Esta fase puede durar meses, salvo en algunos casos, aún estamos en esta primera etapa y por eso apenas hemos hecho entregas todavía”, justifica Herrera. A continuación del secado, llega el lavado con agua destilada, para después limpiar el barro con un pincel suave. Además, las instantáneas están siendo escaneadas y digitalizadas, compañías como Kodak o Hofmann han donado ordenadores y otros aparatos para poder hacerlo. “El proceso completo puede alargarse un año, pero la gente está tranquila sabiendo que sus fotos están cuidadas. Tienen ese halo de esperanza en volver a recuperarlas como nuevas”, explica la restauradora.

Desde pegadas a los cristales de los marcos a papeles de tamaños muy grandes como orlas. Cada formato que reciben en los laboratorios de campaña supone un reto para los voluntarios y trabajadores de #SalvemLesFotos. Pero sin duda, el mayor desafío es hacer la recepción de las fotografías. “La gente viene con su historia y lloras con ellos, te cuentan cómo lo han perdido todo, que esa foto es el único recuerdo que les queda de un familiar que ha fallecido”, comenta Herrera. La joven Lucía considera que “dejan allí parte de su vida”: “Nos ceden su intimidad y tenemos la obligación de escucharles, tienen mucha necesidad de hablar, de contar cómo vivieron ese día. No solo recogemos esas fotos, nos vinculamos emocionalmente”. La voluntaria se emociona al contar cómo siente la vulnerabilidad y generosidad de las personas. “Se sorprenden de que hagamos esto de manera gratuita, algunos quieren pagar. Nosotras solo pedimos que paguen con paciencia porque es mucho trabajo y somos pocas manos”, lamenta Lucía.

Nos ceden su intimidad y tenemos la obligación de escucharles, tienen mucha necesidad de hablar, de contar cómo vivieron ese día. No solo recogemos esas fotos, nos vinculamos emocionalmente

La directora del Museu Comarcal de l'Horta Sud, Clara Pérez, admite en una conversación telefónica que no esperaban que el proyecto adquiriese tal magnitud. “Solo en Torrent hemos recibido las fotografías de 343 familias perjudicadas por la DANA. Esto ha supuesto que el museo anule toda su actividad. Somos el laboratorio que más material ha conseguido porque estamos más cercanos a la zona cero y han podido desplazarse hasta aquí personas de Paiporta, Picanya o Catarroja”. Esta es una iniciativa pública de la universidad, pero Pérez aclara que #SalvemLesFotos también está recibiendo financiación, entre otros, del Grupo Español de Conservación del IIC (GEIIC) o de la Fundació Horta Sud, que también ha creado una campaña de donaciones para el programa.

Algemesí es otro de los municipios donde se ha instaurado un laboratorio de restauración de estas fotografías dañadas por la DANA, concretamente el taller se ha centralizado en el Museo Valenciano de la Fiesta. Allí han llegado alrededor de 250.000 instantáneas proporcionadas por unas 200 familias. “Todo esto abre un campo de investigación muy interesante, se trata de estudiar la parte etnográfica y sociológica de estas imágenes en las que quedarán heridas, pero que son un perfecto testimonio de lo que vivimos aquel 29 de octubre”, alega por teléfono el historiador y director del museo, Àlex Villar.

El pintor local Josep Esteve, vecino de Algemesí, ha sido el primero de este municipio en recibir sus fotografías restauradas el jueves 6 de marzo. Muchas de ellas tenían un gran valor para él porque muestran su trayectoria artística. “Siento una alegría muy grande y también una sensación de sorpresa porque algunas las daba ya por perdidas. Me parece un proyecto ejemplar, estoy muy agradecido con los voluntarios que participan en la restauración”, reconoce Esteve.

Siento una alegría muy grande y también una sensación de sorpresa porque algunas las daba ya por perdidas

Luis Manuel Caballero, escultor y ceramista valenciano de 81 años, es otro de los afortunados que también ha podido recoger en Algemesí sus fotografías dañadas por la DANA. “Estas fotos familiares son un elemento de acompañamiento muy importante para mí. Sobre todo por conservar el recuerdo de mi mujer Mari Carmen, que murió hace un año”, explica. Caballero considera que “a partir de aquí se podrán hacer trabajos de inventiva sobre la mancha que ha dejado la naturaleza”.

La dimensión del programa #SalvemLesFotos ha adquirido interés internacional. El prestigioso Instituto Americano para la Conservación, donde hay un grupo específico de restauración de fotografía, ya ha querido formar parte y ha enviado instrumentos de trabajo desde Estados Unidos. Eso no es todo, en unos meses vendrá a València al menos un restaurador del Instituto de Arte de Chicago para colaborar en el programa.

Pero más allá de la esfera académica, Lucía insiste en que esto es “un proyecto humano”: “Lo que me motiva a seguir es acompañar a las familias en su proceso para sanar. Devolverles el sentido a sus fotografías destruidas es lo que me impulsa a trabajar en esto”. El día siguiente a la riada todo el país fue consciente de la capacidad de unidad y solidaridad ante una catástrofe. “Queremos seguir fomentando esa participación ciudadana”, sugiere Villar. Así, #SalvemLesFotos seguirá tejiendo cadenas de afecto y ofreciendo un mecanismo para reparar el dolor, restaurando no solo fotografías, sino también la esperanza compartida de quienes han sufrido la pérdida.

Etiquetas
stats