Los cambios a los que se enfrenta un sistema lingüístico a través del paso del tiempo responden, en gran medida, a las necesidades de sus hablantes. Pensar que la lengua es un organismo que manifiesta el mundo que percibimos es...
moreLos cambios a los que se enfrenta un sistema lingüístico a través del paso del tiempo responden, en gran medida, a las necesidades de sus hablantes. Pensar que la lengua es un organismo que manifiesta el mundo que percibimos es indispensable para comprender el porqué de ciertos fenómenos en el habla. Numerosos grupos de hablantes han moldeado la lengua para que ésta logre ser un reflejo de lo que se piensa y siente, desde naciones completas hasta grupos pequeños de
hablantes que representan minorías en la sociedad. En el campo de la lingüística, cada cambio, por pequeño que parezca, puede detonar un universo de estudio fascinante.
Una de las comunidades de habla que ha reformado la lengua en más de una ocasión, ㅡcontinúa haciéndolo y, con seguridad, seguirá en constante lucha en el futuroㅡ, es el de las mujeres. Los cambios que ha atravesado el español, motivados sin duda por la voz colectiva de las mujeres, son primordiales para la manera en la que nos comunicamos en el día a día. Con el paso de los años, se han forjado avances con especial ahínco en la inclusión y el nombramiento de lo femenino dentro de la lengua. Estos cambios han sido considerados como un método de feminización gramatical, esto es: el reconocimiento de las mujeres en el habla por métodos que
este trabajo reconoce como tradicionales. No obstante, en los últimos años ha surgido un fenómeno que, bajo los preceptos de feminizar la lengua, ha marcado un nuevo punto de partida mediante estrategias que pueden pensarse como disruptivas, a saber: una nueva manera de feminización gramatical. El presente proyecto de tesis constituye un estudio acerca de los cambios de género ─de masculino al femenino─ en sustantivos animados e inanimados en español. En este trabajo se
entiende por feminización gramatical a aquel proceso mediante el cual los y las hablantes modifican, por razones pragmáticas, en los niveles morfológico y sintáctico, la categoría de género en sustantivos animados e inanimados, que bajo la norma culta son masculinos, por ejemplo: (el) contacto > (la) contacta; (el) mural > (la) murala. Podemos pensar que la etiqueta GRAMATICAL es sólo el origen de lo que más adelante se contempla como feminización discursiva, pues lo gramatical implica el cambio morfológico en sí mismo y lo DISCURSIVO engloba el fenómeno por completo ─atravesado por los ámbitos sociopolítico y cultural─. Así, en la presente investigación se retoman ambos conceptos como procesos que responden al mismo fenómeno. No obstante, el uso de feminización gramatical responde a los cambios en la morfología y/o sintaxis; mientras que feminización discursiva se emplea en partes de la redacción que involucren análisis extralingüísticos, como se verá más adelante, debido a que éste no sólo es un proceso morfosintáctico, sino que tiene implicaciones discursivas en el que el cambio de género implica un posicionamiento político, cultural, social, etc. que no es habitual.