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Arma y padrino

Los que defienden la democracia

Debo decir que a mí la impertinencia verbal me parece civilizatoria

45 aniversario y poco que celebrar

Ni muerto ni funeral

Rebeca Argudo

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He visto unas imágenes perturbadoras: un grupo de gente, en apariencia tan normal como cualquiera que se pueda cruzar uno mientras espera que el semáforo cambie a verde, se enfurecía cuando un periodista hacía preguntas a otra periodista, agrediéndole. El periodista que preguntaba era Vito Quiles ... y la periodista preguntada era Silvia Intxaurrondo. Pero eso es lo de menos, porque aquí lo espeluznante fue la reacción de los espontáneos, de los actores secundarios e irrelevantes de la escena. Y eso es independiente de todo lo demás, porque es justo ahí donde se cruza la frontera de la palabra a la acción (a la agresión). Debo decir que a mí la impertinencia verbal me parece civilizatoria, porque es ahí donde se ejerce el acto de contención que facilita el pacto social de renuncia a la violencia: consentimos que un maleducado pueda, quizá, en un momento dado, insultarnos o incomodarnos a cambio de que ninguno de nosotros haga uso de la violencia. Dicho de otro modo: me parece un peaje justo que alguien a quien no le gustan mis columnas me miente a la madre si, a cambio, ninguno me parte la cara.

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