Los tipos de barreras de comunicación más importantes
Existen diferentes tipos de barreras de la comunicación, en función
de sus características.
1. Barreras semánticas
Las barreras semánticas tienen relación con el significado de las palabras. De
esta manera, este tipo de barreras explican que no entendamos una palabra,
una frase o un discurso. Es decir, dificultan que entendamos un mensaje o le
dotemos de un sentido. Así, actuarían cuando por ejemplo el receptor no
interpreta correctamente el mensaje transmitido por el emisor.
Por otro lado, si como receptores, utilizamos una palabra con una acepción
que realmente no le corresponde, estamos produciendo una barrera
semántica; este caso concreto recibe el nombre de “cambio de significación”.
2. Barreras psicológicas
Las barreras de la comunicación también pueden ser psicológicas; éstas tienen
que ver con la situación psicológica concreta del emisor o del receptor del
mensaje. Así, este tipo de barreras también tienen relación con los estados
emocionales de emisor y/o receptor, que pueden llegar a alterar el mensaje.
Por otro lado, también tienen que ver con la simpatía o el rechazo que le
tenemos al emisor o al receptor, que puede influir en cómo recibimos o
interpretamos el mensaje.
Finalmente, los prejuicios también juegan un papel causal en este tipo de
barreras de la comunicación, ya que influyen en cómo vemos a los demás y en
cómo nos llega su mensaje.
3. Barreras fisiológicas
Otro tipo de barreras comunicativas son las barreras fisiológicas. Éstas, igual
que todas las barreras de la comunicación, dificultan o impiden que el mensaje
se transmita con claridad y precisión, pero en este caso se debe a ciertas
alteraciones fisiológicas por parte del emisor o el receptor.
Es decir, si uno de ellos (o incluso ambos) están bajo un estado alterado, a nivel
fisiológico (por ejemplo ebrio, trastornado, confuso, somnoliento…), esto
alterará la emisión y/o recepción del mensaje, que quedará distorsionado.
4. Barreras físicas
Las barreras físicas son, quizás, las más evidentes. Se trata de todas aquellas
circunstancias del contexto o medio que dificultan una comunicación fluida y
clara. Estamos hablando, por ejemplo, de: ruido, falta de luz, distancia excesiva
entre los interlocutores, problemas en los medios que se usan para
comunicarse (televisión, teléfono, móvil…), etc.
Es en este tipo de barreras de comunicación en el que más se evidencian
nuestras limitaciones biológicas: somos una especie terrestre, diurna y
fundamentalmente guiada por la vista y por el oído, de modo que de noche nos
comunicamos peor (nos cuesta leer los labios si hay poca luz) y bajo el agua
solo podemos confiar en los gestos (no como otros mamíferos que han
evolucionado para usar métodos de comunicación subacuática muy ricos y
llenos de matices, como los delfines y las ballenas). Del mismo modo, tampoco
podemos apoyarnos mucho en el olfato para comunicarnos, algo que sí hacen
animales acostumbraos a vivir pegados al suelo o en zonas con densa
vegetación.
5. Barreras administrativas
Las barreras administrativas son las que tienen que ver con los canales a través
de los cuales se transmite el mensaje en un proceso comunicativo, así como
Para que nos hagamos una idea más clara, sería, por ejemplo: sobrecarga de
información, pérdida de información, falta de planificación, distorsiones
semánticas, comunicación impersonal...
¿Cómo detectar las barreras de la comunicación?
No siempre es fácil detectar cuándo la comunicación está siendo alterada o
distorsionada. Es decir, cuándo el mensaje no se está transmitiendo,
comprendiendo o recibiendo adecuadamente. A veces las interferencias que se
producen en un proceso comunicativo son sutiles, y otras, más evidentes.
Algunos elementos que podemos tener en cuenta a la hora de detectar estas
barreras, son: la frecuencia de los silencios en el acto comunicativo, la aparición
o no (y su frecuencia) de frases inconclusas, el tono de voz, el lenguaje no
verbal, la forma de expresarse...
¿Cómo superar estas barreras?
Hay diferentes maneras de superar o combatir las barreras de la comunicación, y
cada persona utilizará la técnica que más le convenga o que más se ajuste a lo
que necesita, según su contexto.
Las ideas que verás a continuación se pueden aplicar tanto si somos emisores
como receptores del mensaje (cada técnica se pondrá en práctica en el momento
conveniente), son:
Clarificar siempre los mensajes que no se entienden antes de avanzar en la
interacción.
En caso de no comprender un mensaje, preguntar de forma directa.
Utilizar expresiones que fomenten una comunicación clara y fluida (es decir, ser
claro y directo).
Empatizar con el interlocutor.
Practicar la escucha activa (escuchar con atención, mirando a los ojos,
preguntando…).
Utilizar un lenguaje acorde con la edad del interlocutor (por ejemplo niños vs.
adultos).
Ser congruentes con lo que decimos y con cómo lo decimos (lenguaje verbal y no