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Analisis de Los 7 Tipos de Ecosistemas

El documento analiza los ecosistemas terrestres y acuáticos, describiendo sus características, tipos y la biodiversidad que albergan. Los ecosistemas terrestres se dividen en seis tipos principales y son cruciales para la adaptación de organismos a condiciones de baja disponibilidad de agua, mientras que los ecosistemas acuáticos se clasifican en marinos y de agua dulce, destacando su rica biodiversidad y adaptaciones específicas. Además, se menciona la importancia de las interacciones entre factores bióticos y abióticos en la formación de estos ecosistemas.

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Analisis de Los 7 Tipos de Ecosistemas

El documento analiza los ecosistemas terrestres y acuáticos, describiendo sus características, tipos y la biodiversidad que albergan. Los ecosistemas terrestres se dividen en seis tipos principales y son cruciales para la adaptación de organismos a condiciones de baja disponibilidad de agua, mientras que los ecosistemas acuáticos se clasifican en marinos y de agua dulce, destacando su rica biodiversidad y adaptaciones específicas. Además, se menciona la importancia de las interacciones entre factores bióticos y abióticos en la formación de estos ecosistemas.

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ANALISIS DE LOS 7 TIPOS DE ECOSISTEMAS

Terrestre:
Un ecosistema terrestre es una comunidad de organismos y
su ambiente que ocurre solo en masas de tierra, como
continentes o islas.
Existen seis ecosistemas terrestres primarios:
Tundra
Taiga
Bosque templado caducifolio
Selva tropical
Pastizales y matorrales templados
Desierto
Los ecosistemas terrestres se distinguen por su baja
disponibilidad de agua y la importancia con siguiente de la
misma como factor limitante.
La disponibilidad de la luz es mayor debido a que la
atmósfera es más transparente que la gaseosa.
Los gases son más disponibles en ecosistemas terrestres
que en ecosistemas acuáticos. Tales gases incluyen dióxido
de carbono que sirve como substrato para la fotosíntesis,
oxígeno que sirve como substrato en la respiración
aeróbica y nitrógeno que sirve como substrato para
fijación de nitrógeno.
Los hábitats terrestres se dividen en una sección
subterránea (suelo) de la cual se obtienen la mayor
parte del agua y los iones y una sección atmosférica de la
cual se obtienen los gases y donde la energía física de la
luz es convertida en energía orgánica, enlaces de
carbono-carbono, por medio de la fotosíntesis.
Organismos:
Los ecosistemas terrestres ocupan 1444 150 000000 km² o
30,26% de la superficie de la tierra. Son comparativamente
recientes en la historia de vida (se cree que los primeros
microorganismos terrestres datan de 440 millones de
años,1 comparados con 3 a 4,5 mil millones de años de
origen de la vida acuática2 y ocupan una porción más
pequeña de la superficie de la tierra. A pesar de esto, han
sido un sitio importante de la radiación adaptativa de
plantas y animales. Los taxones vegetales más
importantes de los ecosistemas terrestres son
Magnoliophyta (las plantas con flores) de los cuales hay
aproximadamente 275 000 especies y la división
Gymnospermae (coníferas) que cuenta con
aproximadamente 820 especies. Los miembros de la división
Bryophyta (musgos y hepáticas) con alrededor de 24 000
especies son también importantes en algunos ecosistemas
terrestres. Los taxones animales importantes en los
ecosistemas terrestres incluyen las clases Insecta
(insectos) con más de 900.000 especies, Aves (pájaros) con
8500 especies, y Mammalia (mamíferos) con
aproximadamente 4100 especies.
Los organismos en ecosistemas terrestres tienen
adaptaciones que les permiten obtener agua cuando el
cuerpo entero no está sumergido en este fluido. Esto
requiere medios de transporte del agua desde sitios
limitados de adquisición al resto del cuerpo y medios de
evitar la pérdida de agua por evaporación por la
superficie corporal. También poseen caracteres que
proveen soporte al cuerpo en la atmósfera, un medio donde
no hay flotación del cuerpo. También tienen rasgos que les
permiten tolerar los cambios extremos de temperatura,
viento y humedad que caracterizan a los ecosistemas
terrestres. Finalmente, los organismos terrestres han
evolucionado diversos métodos de transportar sus
gametos y semillas en el ambiente, un medio menos efectivo
que el agua
Galería:

Acuático:
Un ecosistema acuático es un ecosistema que se
desarrolla en un cuerpo de agua, que puede tener diversos
tamaños y características. Estos cuerpos pueden ser
mares, lagos, ríos, pantanos, arroyos o lagunas. En ellos,
juegan un rol vital las características del agua, su
salinidad, su temperatura, sus ciclos, así como el contenido
orgánico presente en ella.
Los ecosistemas acuáticos son numerosos y abundantes en
vida, por lo que suelen presentar complejas cadenas
tróficas de animales adaptados a las condiciones
particulares del agua. En el caso de los ríos, depende
mucho de los elementos terrestres arrastrados o
disueltos por la corriente, así como de la presencia o
ausencia de minerales o materia orgánica de los suelos
que recorre.
La mayoría de los animales de estos ecosistemas están
adaptados a la inmersión permanente en el agua, a
excepción de los anfibios y reptiles acuáticos, muchos de
los cuales se desenvuelven tanto en el agua como en la
tierra emergida.
Lo mismo ocurre con la flora, en su mayoría compuesta por
algas y otras formas fotosintéticas que abundan en las
regiones más superficiales, donde hay más luz solar. En
las ciénagas, en cambio, donde el agua es oscura y con
elevada concentración de materia orgánica, los
organismos se adaptan a la baja concentración de
oxígeno.
Características de los ecosistemas acuáticos:
Las principales características de los ecosistemas
acuáticos son:

Pueden ser de agua dulce o salada, pues abarcan tanto


ríos y lagos como océanos y mares.
La luz, la salinidad y la profundidad son los principales
factores que influyen en la biodiversidad y las
características de estos ecosistemas.
Se vinculan con los ecosistemas terrestres en zonas como
los estuarios, donde se mezclan el agua dulce y el agua
salada.
Albergan organismos flotadores (plancton), nadadores
(necton) y habitantes del fondo (bentos).
Presentan la mayor biodiversidad del planeta, con miles
de especies de peces, aves y plantas.
Organismos de los ecosistemas acuáticos:

Los ecosistemas acuáticos contienen tres tipos


fundamentales de organismos: el plancton, el necton y el
bento.
Plancton. Suele estar formado por organismos pequeños o
microscópicos que son nadadores relativamente débiles.
La mayoría del plancton es transportado por corrientes y
olas. El plancton suele dividirse en dos categorías
principales:
Fitoplancton. Son bacterias fotosintéticas y algas de
flotación libre, es decir, productores que forman la base
de la mayoría de las redes alimentarias acuáticas. Son
responsables de una gran parte de la producción de
oxígeno a nivel global, ya que realizan fotosíntesis.
Zooplancton. Son organismos animales, es decir, no
fotosintéticos, que flotan en la superficie del agua y que
incluyen protozoos, crustáceos minúsculos y las etapas
larvarias de muchos animales. Son microscópicos o de
tamaño muy pequeño.
Necton. Son organismos de mayor tamaño que nadan
activamente, como peces, tortugas y ballenas. A
diferencia del plancton, que depende de las corrientes
para desplazarse, los organismos nectónicos tienen
músculos y estructuras óseas que les permiten moverse en
el agua.
Bentos. Son organismos que habitan en el fondo del mar y
que se fijan en un punto (esponjas, ostras y centollas), se
refugian en la arena (muchos gusanos y equinodermos) o
caminan y nadan sobre la superficie (langostas, larvas de
insectos acuáticos y estrellas de mar).
Tipos de ecosistemas acuáticos
Los ecosistemas acuáticos se dividen, a grandes rasgos, en
marítimos (los pertenecientes al océano y a sus costas) y
de agua dulce (ríos, lagos, lagunas y arroyos). De acuerdo
con las características físicas y químicas de cada medio,
presentan una fauna y una flora distintas, adaptadas a
las particularidades del agua y a la presencia o ausencia
de luz solar.
Ecosistemas marinos
Los ecosistemas marinos son sumamente variados y ricos en
fauna y flora, en un rango amplio que va desde
microorganismos, mamíferos marinos, peces y moluscos
hasta grandes depredadores y formas vegetales
estáticas y móviles. El inmenso y complejo ambiente marino
está subdividido en tres zonas principales: intermareas,
fondo oceánico y mar abierto.
Intermareas. Es el lugar en el que el mar se conecta con
tierra firme, ya sea por la superficie o
subterráneamente. Se trata de una zona de mucho cambio
y gran movimiento y erosión. Los altos niveles de luz y
nutrientes, junto con la abundancia de oxígeno, hacen de
la zona intermareal un ambiente biológicamente
productivo. Predominan las algas marinas y los animales
invertebrados.
Fondo oceánico. También llamado ambiente béntico, se
caracteriza por las temperaturas bajas y una menor
incidencia de luz. Consiste en sedimentos (principalmente
arena y limo), donde se encuentran muchos animales
marinos, como gusanos y almejas. Las comunidades
bénticas en aguas marinas poco profundas incluyen lechos
de prados marinos, bosques de kelp (el alga parda más
grande conocida) y arrecifes de coral. El fondo oceánico
se divide en zonas, según la disponibilidad de luz y la
profundidad:
Zona abisal. Se extiende desde una profundidad de 4.000 a
6.000 metros.
Zona hadal. Se extiende a más de 6.000 metros de
profundidad.
Mar abierto. También llamado ambiente pelágico, es la
región más densamente poblada y de mayores
temperaturas, que descienden de manera paulatina a
medida que aumenta la profundidad. El mar abierto se
divide en dos zonas:
Provincia nerítica. Consiste en aguas poco profundas que
cubren la plataforma continental, es decir, el fondo
oceánico desde la costa hasta los 200 metros de
profundidad. Los organismos que viven en la provincia
nerítica son flotadores o nadadores.
Provincia oceánica. Constituye la mayor parte del océano
y es la que cubre el fondo del mar a profundidades de más
de 200 metros. Se trata del ambiente marino más grande y
contiene alrededor del 75 % del agua del mar. Presenta
temperaturas frías, sin luz solar, baja presencia de
materia orgánica (aunque posee una lluvia constante de
residuos de las capas superiores), gigantescas presiones
hidrostáticas y una fauna adaptada a estas condiciones
extremas de oscuridad y falta de alimentos.
Ecosistemas de agua dulce:

Los ecosistemas de agua dulce se subdividen en tres tipos,


de acuerdo con los movimientos del agua:
Pantanos y marismas (humedales de agua dulce). Son
regiones terrestres que se inundan periódicamente. Suelen
propiciar el encuentro de ecosistemas acuáticos con otros
terrestres. La flora y la fauna presentan adaptaciones
para vivir en ambientes cubiertos por agua durante
largos períodos de tiempo.
Estanques, lagos y lagunas (ecosistemas lénticos). Son
aguas quietas o de poco caudal. Presentan tres zonas: la
zona litoral (aguas poco profundas a lo largo de la
orilla), la zona limnética (el agua abierta más allá de la
zona litoral) y la zona profunda (debajo de la zona
limnética). Los lagos y estanques pequeños suelen carecer
de zona profunda.
Corrientes y ríos (ecosistemas lóticos). Son sistemas de
agua corriente, como ríos, riachuelos y arroyos. Las
nacientes suelen tener mucha pendiente, por lo que el
agua se mueve a gran velocidad y esto dificulta el
desarrollo de flora y fauna acuáticas. En cambio, las
zonas cercanas a la desembocadura tienen menos
pendiente y el agua se mueve a menor velocidad, lo que
favorece la proliferación de la vida.
Ejemplos de ecosistemas acuáticos:
Algunos ejemplos de ecosistemas acuáticos son:
Manglares. Se caracterizan por sus aguas densas y
oscuras, de poco movimiento. Sus suelos suelen ser
arcillosos y estar cubiertos de materia orgánica en
descomposición. Predominan peces pequeños y formas de
vida anfibia, así como los mangles, árboles cuyas raíces
sobresalen del agua.
Bosques de kelp. Son ecosistemas submarinos donde
predominan grandes algas pardas, que proporcionan
refugio y alimento a diversas especies marinas, como
erizos de mar, estrellas de mar, leones marinos y peces
lobo. Se ubican en aguas costeras frías, con temperaturas
entre los 5 °C y los 20 °C.
Ecosistemas marinos de aguas profundas. Son ecosistemas
donde la luz solar no llega y las especies se adaptan a
condiciones extremas de presión, frío y oscuridad. Existen
animales bioluminiscentes, que producen su propia luz
para poder sobrevivir en completa oscuridad.
Océano polar. Las aguas heladas de los polos albergan
flora y distintos animales adaptados al frío intenso, como
mamíferos de gruesos pelajes (osos polares, focas,
morsas) y peces de agua fría. Son ecosistemas muy
afectados por el cambio climático, ya que el derretimiento
de los hielos modifica la temperatura y la salinidad del
agua, lo que produce migraciones y muerte de muchas
especies.
Arrecifes de coral. Se encuentran en aguas marinas
cálidas (con temperaturas mayores a los 21 °C), poco
profundas y con bajo contenido de nutrientes. Son los
ecosistemas más diversos de todos los marinos, dado que
contienen miles de especies de peces e invertebrados como
almejas gigantes, erizos de mar, estrellas de mar,
esponjas, abanicos de mar y camarones.
Mixto:
Tipos de ecosistema
Te explicamos cuáles son los tipos de ecosistema, qué
subtipos de ecosistemas terrestres, acuáticos y mixtos
existen, y sus características.
¿Cuáles son los tipos de ecosistema?
Los tipos de ecosistemas se clasifican según el entorno
específico en el que tienen lugar y pueden ser ecosistemas
terrestres, acuáticos, mixtos, subterráneos, microbianos
y artificiales. Cada una de estas categorías comprende un
conjunto específico de condiciones ambientales y alberga
ciertas formas de vida.
Un ecosistema es el conjunto de interrelaciones que
existen en un espacio determinado entre los seres vivos y
su entorno físico-químico. Dichas relaciones ocurren de
manera continua, constante y recíproca, e involucran
factores bióticos (provenientes de la vida, como plantas y
animales) y factores abióticos (no provenientes de la
vida, como minerales, aire y agua), que interactúan en
distintos ciclos o circuitos de intercambio de materia y
energía.
La totalidad de los ecosistemas del mundo componen la
biosfera, esto es, la porción del planeta en donde tiene
lugar la vida.
Origen del concepto: El concepto de ecosistema surgió a
mediados del siglo XX y se le atribuye al ecólogo inglés
Arthur Tansley (1871-1955), uno de los pioneros en notar y
describir la manera compleja en que se relacionan la vida
y su entorno.
Ecosistemas terrestres:

Los ecosistemas terrestres son aquellos que tienen lugar


en la superficie continental, o sea, en los que la flora y
la fauna habitan en el suelo o el subsuelo terrestre. Se
trata del tipo de ecosistemas más variado que existe, ya
que factores como el relieve, la humedad ambiental, la
altitud y el tipo de suelo modifican profundamente las
condiciones para su desarrollo.
Según las condiciones ecológicas y el tipo de vegetación
que predomina, los ecosistemas terrestres pueden ser
forestales, arbustivos, desérticos o herbáceos.
Ecosistemas forestales:
Los ecosistemas forestales, también conocidos como
bosques o selvas, son los ecosistemas terrestres que
mayor cantidad de vida albergan en toda la biósfera
terrestre, y en los que suele haber mayor biodiversidad.
En ellos, abundan los árboles y las plantas de altura.
Los ecosistemas forestales que existen son los siguientes:
Selvas. Están formadas por extensas y densas
acumulaciones de árboles frondosos, de altura y copa
ancha. Presentan abundantes especies animales y
vegetales. Se suelen ubicar en regiones de clima cálido y
húmedo. Las hay de diversos tipos: selva tropical húmeda
(como la selva amazónica en Sudamérica), selva
monzónica (como la selva subhúmeda de Madagascar) y
selva de montaña (como la selva de Santa Elena en Costa
Rica).
Bosques secos. También llamados selvas secas o bosques
xerófilos, son zonas de vegetación frondosa, ubicadas en
las regiones tropicales y subtropicales, generalmente
entre las selvas húmedas y los desiertos. Por ejemplo, el
bosque seco chaqueño, en el norte de Argentina, o el
bosque Chiquitano, en Bolivia.
Bosques templados de frondosas. Son bosques presentes en
gran variedad de climas, en sitios de precipitaciones
medias. Por ejemplo, el bosque de Soignes en Bélgica o los
bosques mediterráneos de Murcia en España.
Bosques boreales. También llamados taigas, son bosques
sumamente extensos, pero de menor biodiversidad en
comparación con otros. Abundan en regiones frías,
cercanas a la zona polar. Por ejemplo, el bosque del
Yukón en Canadá, la taiga siberiana en Rusia o el bosque
subpolar magallánico en el sur de Chile y Argentina.
Bosques templados de coníferas. Son bosques ubicados en
latitudes medias y climas templados o subalpinos,
generalmente en zonas de gran altitud. Por ejemplo, el
parque nacional Conguillío en Chile o los bosques de
Secuoyas en Estados Unidos.
Bosques subtropicales de coníferas. También conocidos
como bosques de pino, son típicos de zonas con clima
subtropical semihúmedo. Por ejemplo, los bosques de pino
de México y del Himalaya.
Ecosistemas arbustivos:
Los ecosistemas arbustivos, también denominados de
matorral, son aquellos que se caracterizan por la
presencia de plantas de pequeño tamaño, es decir,
arbustos o matorrales. Se ubican generalmente en zonas
de poca humedad y escasas precipitaciones.
Estos ecosistemas pueden ser de tres tipos:
Arbustales. Se caracterizan por la presencia de arbustos
y plantas de mediano tamaño. Por ejemplo, el matorral
chileno en América del Sur y la fynbos costera del Cabo de
Buena Esperanza en Sudáfrica.
Matorrales xerófilos. Son propios de las regiones
semidesérticas, donde las precipitaciones son escasas y
las plantas están adaptadas para conservar el agua,
como los cactus, las bromelias y otras plantas espinosas.
Por ejemplo, la Caatinga en el nordeste de Brasil, la
vegetación de las islas Galápagos en Ecuador o el
matorral xerófilo de Etiopía en la costa del mar Rojo.
Matorrales de páramo. También llamados matorrales de
montaña, se encuentran en regiones secas de altura,
generalmente en latitudes ecuatoriales. Por ejemplo, el
páramo de Sumapaz en Colombia y el páramo de
Papallacta en Ecuador.
Ecosistemas herbáceos:

Los ecosistemas herbáceos, también llamados herbazales


o pastizales, son aquellos en los que predomina la
vegetación de gramíneas y de hierbas. Se desarrollan en
zonas de clima mayormente templado y de precipitaciones
moderadas.
En función del clima en el que se encuentren, se pueden
clasificar en:
Praderas. También llamadas pastizales templados,
tienden al verdor la mayor parte del año y son sumamente
propicias para el pastoreo. En ellas predominan las
gramíneas y los juncales. Suelen encontrarse en el
interior de los continentes. Por ejemplo, la pradera
nacional de Oglala en Estados Unidos, la región pampeana
en Argentina y el Veld sudafricano.
Estepas. Son propias de climas extremos, con
precipitaciones muy escasas y suelos con poca materia
orgánica. Suelen hallarse lejos del mar y la costa, en
climas áridos continentales. Por ejemplo, las estepas del
oeste de Kazajistán, el outback australiano y el desierto
de Chihuahua en México.
Sabanas. Son una combinación de bosque y pastizal, con
árboles eventuales y de altura, pero largos intermedios
de gramíneas y arbustos. Son propias de regiones
tropicales y subtropicales con clima seco, donde a menudo
funcionan como zonas de transición entre selvas y
semidesiertos. Por ejemplo, la sabana de Tanzania en
África, la Gran Sabana del sureste de Venezuela y los
llanos de la costa del Pacífico mexicana.
Ecosistemas desérticos:
Los ecosistemas desérticos se encuentran en regiones
sumamente secas. La vida debe adaptarse a las
temperaturas extremas y la falta de precipitaciones. La
vegetación de los desiertos es escasa, pero en algunas
regiones se ha adaptado gracias a la capacidad de
algunas plantas de retener la poca agua de la
atmósfera.
Estos ecosistemas pueden clasificarse en dos tipos:
Desiertos cálidos. Se ubican en lugares donde la
temperatura diurna es muy elevada y la nocturna baja,
debido a la acción directa del sol y a la escasez de agua.
Son propios de climas tropicales y subtropicales, y pueden
hallarse en cualquier altitud. Por ejemplo, el desierto
del Sahara en casi todo el norte de África y el desierto de
Sonora entre México y Estados Unidos.
Desiertos fríos. Son desiertos congelados, propios de las
regiones polares, en los que la humedad es nula. En sus
zonas limítrofes, puede existir vida vegetal y animal, pero
en sus centros helados la vida es casi imposible. Por
ejemplo, el desierto de Gobi, entre China y Mongolia, y el
desierto de Atacama en el norte de Chile.
Ecosistemas acuáticos:

Los ecosistemas acuáticos son aquellos en los que


predomina el agua, y tienen lugar en mares, lagos y ríos.
Ya sean de agua dulce o salada, sus condiciones físicas
dependen del cuerpo de agua en el que están emplazados.
En estos ecosistemas se originaron las primeras formas de
vida, y siguen siendo los que mayor cantidad de seres vivos
albergan.
Los ecosistemas acuáticos pueden clasificarse
dependiendo de si son de agua dulce o agua salada.
Ecosistemas marinos o de agua salada:
Los ecosistemas de agua salada son aquellos que tienen
lugar en mares y océanos, y son los de mayor tamaño de la
Tierra. Representan el 90 % del espacio habitable del
planeta y abarcan desde las costas hasta las
profundidades oceánicas. Dependiendo de la cantidad de
luz solar que reciban, pueden clasificarse en ecosistemas
fóticos y afóticos.
Ecosistemas fóticos. Son ecosistemas en los que la luz
solar permite la fotosíntesis por parte de algas y
microorganismos que flotan en la superficie o se
encuentran emplazados hasta los 200 metros de
profundidad. Entre estos ecosistemas se pueden distinguir:
Ecosistemas coralinos. También llamados arrecifes de
coral, consisten en grandes concentraciones de vida
submarina en torno a colonias de coral. Por ejemplo, la
Gran Barrera de Coral en Australia, la barrera de coral
de la isla Roatán en Honduras o los atolones coralinos en
Maldivas.
Estuarios. Son regiones donde se encuentran el agua
salada y el agua dulce de los ríos, lo cual da origen a un
tipo único de vida submarina, adaptada a las condiciones
semidulces del agua. Por ejemplo, el estuario del Río de la
Plata en Buenos Aires (Argentina) o el estuario del río
Massa en el Parque Nacional Souss-Massa de Marruecos.
Lagunas costeras. Están separadas de un cuerpo mayor de
agua salada (como el mar) por una barrera natural, lo
cual les permite tener márgenes de salinidad y
temperatura distintas. Suelen ser lagunas poco
profundas, en las que habitan numerosas especies
animales y vegetales. Por ejemplo, la laguna costera
Kara Bogaz Gol en Turkmenistán, la laguna de los Patos
en Brasil o la laguna Nichupté en Cancún, México.
Ecosistemas costeros. Se desarrollan en lugares con poca
profundidad, alrededor de las costas. Tienen fuerte
presencia humana, debido a las actividades recreativas,
de transporte y de pesca que realizan las personas. Por
ejemplo, la playa de Cox’s Bazar en Bangladesh, la playa
de Varadero en Cuba o la playa de Encarnación en
Paraguay.
Ecosistemas afóticos. Son ecosistemas en los que la luz
tiene poca o nula presencia debido a la profundidad a la
que se encuentran. La vida vegetal desaparece en estas
regiones y cede su lugar a los otros reinos, lo cual no
significa que la vida sea inexistente. Generalmente, se
distinguen dos ecosistemas de este tipo:
Ecosistemas abisales. Se encuentran a gran profundidad
en el mar, por debajo de los 200 metros y hasta varios
kilómetros hacia abajo, en regiones de escasa presencia
de luz.
Ecosistemas de fosa oceánica. Son profundas hendiduras en
el suelo marino, donde se encuentran las regiones más
ignotas del planeta. Las especies que habitan allí
soportan la gigantesca presión, la ausencia de luz y la
baja oxigenación de las aguas, y están entre las más
extrañas observadas. Por ejemplo, la fosa de las
Marianas o la fosa de Puerto Rico en el mar Caribe.
Ecosistemas de agua dulce:
Los ecosistemas de agua dulce son propios de lagos, ríos y
lagunas. Sus aguas tienen una baja presencia de sal y
pueden estar en mayor o menor contacto con la vida
terrestre. Este tipo de ecosistemas se clasifican
normalmente en:
Ecosistemas lénticos. Son cuerpos de agua donde el
movimiento es mínimo o casi nulo. Incluyen lagos, lagunas y
estanques, que pueden variar en tamaño y profundidad. Su
estratificación térmica (es decir, sus diferentes capas de
temperatura) influye en la distribución de nutrientes y
organismos. Por ejemplo, el lago Victoria en África, uno de
los más grandes del mundo, o la laguna de Chascomús en
Argentina.
Ecosistemas lóticos. Son cuerpos de agua que están en
continuo cambio físico, conforme el agua fluye. Existe una
gran diversidad de ecosistemas de este tipo. La vida en
ellos está adaptada a la corriente y a los materiales
que esta arrastra consigo. Por ejemplo, el río Orinoco en
el sudeste de Venezuela, el río Amazonas en Brasil o el río
Po en Italia.
Ecosistemas mixtos:

Los ecosistemas mixtos son aquellos que combinan rasgos


de ecosistemas acuáticos y de ecosistemas terrestres. Por
lo tanto, tienen lugar en las regiones de contacto entre
la tierra y los mares, lagos y ríos.
Estos ecosistemas pueden ser muy diversos, por lo que su
flora y fauna, y las relaciones que tejen con el entorno,
son muy cambiantes. Están formados por especies típicas
tanto de la vida terrestre como de la vida acuática y,
además, por especies anfibias que viven en el agua y en la
tierra.
Los principales ecosistemas de tipo mixto son:
Marismas. Son ecosistemas húmedos de poca profundidad,
con abundantes plantas herbáceas que crecen en el agua.
El agua puede ser dulce o salada, dependiendo del lugar,
pero el suelo es casi siempre arenoso. Albergan una
inmensa variedad de especies vegetales y animales. Por
ejemplo, las marismas de Florida en Estados Unidos o las
de isla Cristina en Andalucía, España.
Manglares. Están ubicados en estuarios y desembocaduras
de cursos de agua dulce. Son de agua salada o salobre.
Albergan diversas especies de plantas y árboles
tolerantes a la sal, que se alzan con sus raíces
sumergidas en el agua. Son un punto de encuentro entre
especies acuáticas, anfibias y terrestres. Abundan en
regiones tropicales y subtropicales. Por ejemplo, los
manglares de Bangladesh, los de La Restinga en la isla de
Margarita (Venezuela) o los del delta del río Salom en
Senegal.
Ciénagas. Son similares a las marismas, pero en ellas,
además de plantas herbáceas, se pueden hallar árboles y
arbustos, lo cual ocasiona una mayor densidad de materia
orgánica en el agua estancada. Por esta razón, sus aguas
son bajas en oxígeno y ricas en microorganismos
bacterianos. No suelen albergar muchos peces ni especies
subacuáticas, pero son un lugar propicio para reptiles,
anfibios y aves, adaptados tanto al agua dulce como
salada. Por ejemplo, el Pantanal de Brasil, los Esteros
del Iberá en Argentina y el Pantano de Benínar en
Almería, España.
Bofedales. Se trata de humedales de altura presentes en
mesetas y llanuras que forman parte de un complejo
montañoso. Se forman por deshielos glaciares,
precipitaciones o afloramientos de aguas subterráneas.
Suelen ser muy poco profundos y albergar poca vida
vegetal, como musgos, líquenes y hierbas. Por ejemplo, los
bofedales de las mesetas andinas en Bolivia, Chile y
Argentina.
Llanuras inundables. Se ubican en áreas adyacentes a ríos
o lagos que se anegan de manera periódica debido a las
precipitaciones estacionales o al desbordamiento de los
cursos de agua. Durante los períodos de inundación, las
llanuras se convierten en ambientes acuáticos
temporales, donde se desarrollan especies vegetales y
animales adaptadas a las fluctuaciones del nivel del
agua. Por ejemplo, los bosques de Várzea en la cuenca del
Amazonas y el delta del Okavango en África.
Ecosistemas microbianos:
Los ecosistemas microbianos están formados por
organismos microscópicos que habitan en prácticamente
todos los ambientes. Estos incluyen bacterias, hongos y
otros microorganismos. Son fundamentales para los ciclos
biogeoquímicos que se desarrollan en el planeta, y
cumplen funciones vitales para la descomposición de
materia orgánica y la fijación de nutrientes.
Además, los microorganismos se utilizan en otras
aplicaciones, como la depuración de agua, la medicina y la
agricultura.
Ecosistemas subterráneos:
Los ecosistemas subterráneos están ubicados bajo la
superficie terrestre. Se forman en cuevas, acuíferos y
suelos profundos. Están compuestos por organismos
adaptados a la ausencia de luz solar, una limitada
disponibilidad de nutrientes y fluctuaciones en factores
como la humedad y la temperatura.
Además, estos ecosistemas constituyen importantes
reservorios de biodiversidad, y están estrechamente
vinculados con la dinámica de los ecosistemas
superficiales. Por ejemplo, los acuíferos subterráneos no
solo sustentan comunidades biológicas propias, sino que
también suministran agua a los ecosistemas terrestres y
marinos.
Ecosistemas artificiales:
Los ecosistemas artificiales, también llamados
antrópicos, son aquellos construidos por la intervención
humana. En ellos, pueden existir diferentes especies
animales, vegetales y fúngicas, pero el rasgo dominante y
notorio es la densidad de la presencia humana.
En general, estos ecosistemas se clasifican en dos
subtipos:
Ecosistemas urbanos. Son ciudades o regiones urbanas, en
las que la edificación humana ha alterado drásticamente
el paisaje, imponiendo su presencia sobre las demás
especies. Se caracteriza por la gran densidad de
población humana, los altos índices de contaminación y la
baja presencia animal.
Ecosistemas rurales. Son granjas, zonas de cultivo, minas
y otras regiones en las que el ser humano habita, pero en
mucha menor densidad. Allí tienen lugar actividades
humanas de tipo productivo y de gran impacto
medioambiental, como la agricultura y la minería, entre
otras.
Artificiales:
Vivimos rodeados de ecosistemas artificiales, algunos a
gran escala y otros realmente reducidos. Muchos de ellos
los creamos por puro ocio o gusto estético, mientras que
otros se hacen necesarios en nuestro modo de vida. Debido
a su abundancia e importancia en nuestro día a día, vale
la pena detenerse a observarlos atentamente, ya que en
numerosas ocasiones nos pasan desapercibidos.
Qué es un ecosistema artificial – características:
Por definición, un ecosistema en es un ambiente determinado
en que los procesos vitales de los seres vivos que lo
forman se encuentran interrelacionados, es decir que los
seres vivos se relacionan entre ellos, pero también se
relacionan con los elementos no vivos de dicho ecosistema.

Los ecosistemas, sin embargo, pueden dividirse en


ecosistemas naturales y ecosistemas artificiales o
humanizados. En los ecosistemas artificiales, que son los
que tratamos aquí, el ser humano interviene controlando
parte o la totalidad de las condiciones del entorno.

Dentro de estas condiciones puede englobarse la


diversidad de especies vegetales y animales presente en
el entorno, el tipo de suelo, el aporte o no de lluvia o
agua y cualquier otra variable térmica o atmosférica.
Hay que diferenciar aquí los ecosistemas humanizados o
artificiales de los ecosistemas naturales modificados. Los
primeros han sido creados por la mano del hombre, y la
mayoría de sus condicionantes son controlados de forma
consciente por la intervención humana. Los segundos, en
cambio, son ecosistemas naturales en que el hombre ha
influido de alguna forma directa o indirecta y provocados
cambios, como por ejemplo, la erradicación de una especie
concreta. Los ecosistemas naturales modificados son un
tipo de ecosistema artificial, ya que sin la intervención
humana no pueden darse.
Como cualquier otro ecosistema, un ecosistema artificial
consta de factores bióticos y abióticos. Los bióticos son
las plantas, los animales y demás seres vivos presentes
en él, mientras que los abióticos son los elementos no
vivos. Los abióticos naturales representan elementos
como el aire o el agua, mientras que los abióticos son
habitualmente las estructuras y construcciones que el
hombre ha alzado.
En este otro artículo de Ecología Verde te contamos con
detalle Qué es un ecosistema.
Ecosistema artificial: ejemplos
En general, podemos decir que hay 3 tipos de ecosistemas
artificiales.

Ecosistemas urbanos:
Los ecosistemas urbanos son los que se crean en torno a
las áreas urbanas. Se caracterizan por ser de alto
impacto negativo para los hábitats naturales a su
alrededor, y son los más artificiales. Uno de los ejemplos
de ecosistema artificial urbano son las ciudades.
Para ampliar esta información, puede interesarte conocer
las Características del ecosistema rural y urbano.
Ecosistemas agrícolas o agropecuarios:
Los ecosistemas agrícolas o agropecuarios se crean para
proveer al ser humano de productos para la industria
alimentaria. Sin ellos, el modo de vida actual no podría
existir, y tienen su base en nuestro carácter sedentario.
Según la gestión que se hace de sus cultivos se dividen en
gestión ecológica o gestión convencional. En la primera se
procura afectar lo menor posible al resto del entorno y
reducir la huella humana, por lo que se utilizan productos
naturales y se prescinde de químicos, a favor de técnicas
de rotación de cultivos y de resiembra de semillas. La
gestión convencional, en cambio, prima la vertiente
intensiva del cultivo, y se sirve de la aplicación de
pesticidas, fertilizantes y purines para maximizar la
producción a corto plazo.
Podemos encontrar ecosistemas agropecuarios de cría de
ganado, de cultivo de subsistencia, como es el caso del que
practican los campesinos de agricultura tradicional, y
monocultivos, donde se produce un único cultivo a gran
escala.
Ecosistema de presa o embalse:
El tercer y último gran tipo de ecosistema artificial son
los ecosistemas de presas o embalses. En ellos, la mano
del hombre modifica drásticamente el entorno creando
grandes masas de agua donde antes no las había al
intervenir sobre el curso natural del agua. Esto da lugar
a que aparezcan nuevas formas de flora y fauna, así como
a la debilitación o desaparición de otras que estaban
adaptadas a las anteriores condiciones.
Diferencias entre ecosistema artificial y natural:
Ya hemos visto que la diferencia principal y más marcada
entre ambos ecosistemas es la intervención o no de la
mano del hombre en ellos. Sin embargo, hay más cosas que
los distinguen. Estas son algunas de las principales
diferencias entre ecosistema artificial y natural:
Los ecosistemas naturales tienden a contar con una gran
variedad de especies de flora y fauna, mientras que esta
es bastante más baja en los artificiales. A causa de esto,
la diversidad genética de los ecosistemas artificiales es
también mucho menor, con todos los problemas que esto
conlleva a la larga.
Las cadenas alimentarias de los ecosistemas artificiales
son también mucho más simples que las de los naturales, y
es frecuente que no estén completas, ya que el ser humano
suele alimentar él mismo a las especies que le interesan.
Y, por último, en los ecosistemas artificiales
habitualmente no se da sucesión ecológica, y resultan casi
siempre insostenibles a largo plazo debido al uso de
contaminantes, combustibles fósiles y fuentes de energía
no renovables.
Desértico:
Un desierto es un bioma árido (seco). Reciben menos de 25 cm
de lluvia al año. Puede ser cualquier región que tenga un
déficit de humedad en el transcurso de un año. En otras
palabras, es una zona con menos lluvia en un año de la que
pierde por evaporación. Incluyendo las regiones
semiáridas, los desiertos pueden cubrir alrededor del 33%
de la tierra en la Tierra. Eso incluye gran parte de la
Antártida, donde grandes áreas no reciben nieve en
absoluto. El desierto caliente más grande es el desierto
del Sahara, en el norte de África, que cubre 9 millones de
kilómetros cuadrados.
Las superficies terrestres de los desiertos son variadas.
Algunos ejemplos son las piedras, las dunas de arena y la
nieve. Pueden tener algunos animales y plantas. Los
desiertos a veces se expanden (desertificación) ya veces
se contraen.
Los desiertos se encuentran principalmente en la parte
occidental de América, Asia occidental, Australia central
y occidental, Namibia y el norte de África. Algunos, como
el Sahara, son muy calurosos durante el día y tienen
noches frías, pero también hay desiertos fríos como el de
Atacama en América del Sur que se congelan de día y
noche.
Desiertos fríos:
Los desiertos fríos se pueden encontrar cerca de los
polos. Por eso también se les llama desiertos polares.
Otras regiones del mundo también tienen desiertos fríos,
por ejemplo, áreas de gran altitud como el Himalaya.
Estos se llaman desiertos montanos. La Antártida es el
desierto frío más grande del mundo. El segundo más grande
es el desierto del Ártico, pero que ha comenzado a
calentarse ahora.
Es posible que el desierto de Atacama no haya tenido
lluvias significativas desde 1570 hasta 1971. Puede que
sea el desierto más antiguo de la Tierra. Ha sido un
desierto durante al menos tres millones de años. Es la
región continuamente árida más antigua de la Tierra.
Desiertos calientes:
Los desiertos cálidos se encuentran principalmente en los
subtrópicos. Pueden estar cubiertos por arena, roca,
lagos salados, cerros pedregosos e incluso montañas. La
mayoría de los desiertos no polares son calurosos
durante el día y fríos por la noche. La temperatura
durante el día puede alcanzar los 50 °C o más en el verano
y descender a 0 °C o menos durante la noche en el invierno.
El desierto caliente más grande del mundo es el Sahara en
el norte de África. Es casi tan grande como Europa o los
Estados Unidos.

Forestal:
Los ser humanos desde hace cientos de años han estudiando
los ecosistemas para entender mejor la naturaleza y las
relaciones que se dan en ella, entre las comunidades de
seres vivos y el medio que los rodea. Dentro de los
ecosistemas encontramos 4 tipos principales: ecosistemas
terrestres, ecosistemas acuáticos, ecosistemas mixtos o
ecosistemas artificiales. En este artículo de
EcologiaVerde se hablará de un tipo de ecosistema
terrestre llamado ecosistema forestal.
Qué es el ecosistema forestal:
El ecosistema forestal son áreas en las que dominan los
árboles, en las que existen comunidades biológicamente
integradas de animales, plantas y microrganismos
formando la biocenosis o conjunto biótico, y a su vez estas
comunidades interactúan con los elementos abióticos
presentes (suelos, Clima, agua…).
Como ya se ha dicho, en este tipo de ecosistema predominan
los árboles y estos forman bosques, los bosques dentro
del ecosistema forestal actúan como un conjunto de
componentes, así como un conjunto de procesos del
ecosistema. Si quieres aprender más sobre los biomas
llamados bosques y el ecosistema forestal, anímate a
leer este otro post sobre los distintos Tipos de bosques,
sus características y fotos.

Ecosistema forestal: características


Un sistema forestal es muy diverso y sus características
son igualmente variadas. A continuación, se muestran las
principales características del ecosistema forestal:
Para que los árboles crezcan en un ecosistema forestal,
son necesarias temperaturas superiores a 10 ºC.
Son ecosistemas que dependen del agua, por lo tanto, es
importante la disponibilidad de esta. Es por eso que no se
encuentran ecosistemas forestales a altitudes de 3500 a
4000 msnm, alrededor al paralelo 70º sur o norte
Se desarrollan en suelos ricos en nutrientes y profundos,
pero no en suelos muy pedregosos y de poca profundidad.
En las zonas donde se establecen los ecosistemas
forestales, se generan abundante materia orgánica,
además de convertirse en zonas receptoras de agua. Ya
que tienen una función de barrera que detiene los vientos
húmedos y facilita la condensación del agua generándose
así las precipitaciones.
Es un gran regulador de la escorrentía e infiltración del
agua. Filtran el agua a través de su vegetación y la
devuelven por evapotranspiración.
Se da una simbiosis positiva entre los hongos y las raíces
presentes en el suelo del ecosistema forestal. Para
aprender más sobre este tema te animamos a leer este
otro post sobre Qué son las micorrizas y tipos.
La estructura vegetal de este ecosistema es muy
compleja encontrado en el sotobosque, que es la parte
más baja donde crecen arbustos y herbáceas, y también
algunas especies de árboles. Aunque también se pueden
dar entre dos y cinco niveles de vegetación de tipo leñosa.
La alta productividad primaria y la estructura tan
compleja que presenta, hace que en el ecosistema
forestal se encuentre una gran variedad de nichos
ecológicos, posibilitándose así la existencia de una gran
diversidad de organismos.
Por supuesto, entre sus características también hay que
destacar la flora y fauna del ecosistema forestal, pero
esta parte del tema de los componentes del ecosistema
forestal es más amplia y, por ello, hablaremos de ella en
las próximas líneas
Ecosistema forestal: flora
La flora del ecosistema forestal es muy variada en
cuanto a las especies de árboles, ya que estas cambian en
función de la zona climática que se encuentre. En las
selvas lluviosas que forman parte de los ecosistemas
forestales tropicales es donde se encuentran la mayor
diversidad de árboles. Por otro lado, es en el ecosistema
forestal subártico donde la diversidad es menor, aunque
en él se encuentra la taiga, un bosque boreal con un gran
número de árboles. También hay ecosistemas templados y
tropicales. Entre las especies de plantas del ecosistema
forestal, podemos destacar las siguientes:
Flora de los ecosistemas forestales fríos
Las especies de coníferas son abundantes en este tipo de
ecosistema.
El pino blanco (Pinus strobus).
Árboles boreales como el Abeto Blanco, Abeto Negro y
Abeto Balsámico pertenecientes al género Populus.
Álamos temblones (Populus tremuloides).
Aquí puedes conocer más sobre las Araucarias o árboles
coníferos: tipos, nombres y características.
Plantas de los ecosistemas forestales templados
En ellos son frecuentes las especies de angiospermas y
algunas especies que han sido cultivadas como el olivo o
el laurel.
El alcornoque (Quercus suber).
La encina (Quercus ilex).
El laurel (Laurus nobilis).
El olivo (Olea europaea).
El roble (Quercus coccifer).
El romero (Rosmarinus officinalis).
El pino carrasco (Pinus halepensis).
Arbustos de enebro (Juniperus spp.).
Arbustos de ericáceas como los brezos.
Flora de los ecosistemas forestales tropicales
Escasean las coníferas y principalmente se encuentran
especies diversas de angiospermas arbóreas. Dominan las
familias de anacardiáceas, lauráceas, moráceas y
leguminosas. También hay cultivos frutales como el mango
o el cacao.
Cacao (Theobroma cacao).
Árbol caucho (Hevea brasiliensis).
Heliconia (Heliconiaceae).
El mijao (Anacardium excelsum).
El indio desnudo o palo mulato (Bursera simaruba).
La ceiba (Ceiba pentandra).
El amargoso (Astronium graveolens).

Ecosistema forestal: fauna


Al igual que con la flora, existen una gran diversidad de
organismos vivos que forman parte de la fauna en este
ecosistema y también cambia en función de la ubicación
geográfica y zona climática que se encuentre. A
continuación, se mencionan algunas de las especies de
animales del ecosistema forestal:
Fauna de los ecosistemas forestales fríos y templado
Se encuentran osos, ciervos, lobos y alces. También
predominan especies de búhos, cuervos, algunas aves
cantoras y cucús.
El lince ibérico (Lynx pardinus).
El jabalí (Sus scrofa).
La ardilla roja (Sciurus vulgaris).
El zorro (Vulpes Vulpes).
Animales de los ecosistemas forestales tropicales
El venado caramerudo (Odocoileus virginianus apurensis).
El jaguar (Panthera onca).
Oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla).
Águila arpía (Harpia harpyja).
Puercoespín tropical (Sphiggurus mexicanus).
Especies venenosas de serpientes pertenecientes a los
géneros Lachesis y Bothrops.
Montañoso:
Los ecosistemas montañosos proporcionan servicios
ambientales tan básicos como la energía, la
biodiversidad, el agua y el suelo. Además son
fundamentales no solo para el desarrollo de las
poblaciones que los habitan, sino también para aquellas
poblaciones y ecosistemas que se encuentran a menor
altitud. Si quieres más información sobre el ecosistema
montañoso, sus características, flora y fauna, no dejes de
leer este interesante artículo de Ecología Verde donde te
contamos qué seres vivos habitan en las montañas.
Qué es el ecosistema montañoso:
El ecosistema montañoso, como todos los ecosistemas, está
formado por un conjunto de factores abióticos como el
suelo, el agua o el clima y por factores bióticos, siendo
estos los organismos vivos que lo habitan. No obstante, nos
referimos a este tipo en concreto como ecosistema
montañoso porque ambos factores se desarrollan en un
relieve montañoso donde el factor determinante es la
altitud que desencadenará los cambios, especialmente la
temperatura.
Si no tienes claro Cómo funciona un ecosistema, te
recomendamos visitar este otro artículo antes de seguir
leyendo.
Características del ecosistema montañoso:
Los ecosistemas montañosos son complejos, por lo que
algunas de las características de estos espacios son:

Temperatura cambiante
La primera característica de los ecosistemas montañosos
es que la temperatura es un factor muy cambiante, ya que
esta es distinta dependiendo de la altitud. Entonces, ¿cómo
es el clima en el ecosistema montañoso? Conforme la
altitud aumenta, la temperatura disminuye, aunque no en
todas las zonas disminuye a la misma altitud. Por ejemplo:

En una zona templada: por cada 155m de altitud la


temperatura disminuirá 1ºC.
En una zona tropical: para que la temperatura disminuya
1ºC se necesitan 180 metros de altitud (debido a una mayor
radiación solar).
Esta variación de temperatura con la altitud se llama
gradiente térmico vertical, también afectado por el
espesor de la atmósfera (las zonas frías y templadas
tienen menor espesor y los trópicos mayor espesor).

Diversidad de bosques
La disminución de temperatura hace que conforme se vaya
aumentando de altura los árboles no puedan
desarrollarse igual, motivo por el cual los bosques se
encuentran en las zonas bajas y medias de las montañas y
en las zonas altas estén las herbáceas y arbustos. Esto
comporta una gran variedad, como podrás ver más
detalladamente en este artículo sobre Diversidad de
ecosistemas: qué es y ejemplos.

Obstáculo para las corrientes de aire


Otra característica de los ecosistemas montañosos a
destacar es que son un obstáculo para las corrientes de
aire cálidas y superficiales que van cargadas de humedad,
pues al subir por la montaña estas acaban enfriándose.
Como consecuencia, la humedad se condensa y se forman
nubes que acaban generando precipitaciones.

Mayor radiación solar


También cabe mencionar que los ecosistemas montañosos
reciben mayor radiación solar, lo que tiene un efecto
negativo en los tejidos de los seres vivos. Es por eso que
tanto especies vegetales como animales necesitan de
ciertas estrategias para soportarla. Por ejemplo, la
dureza y el tamaño de las hojas de algunas especies de
plantas que se encuentran en las zonas más altas de la
montaña son una estrategia de adaptación.
Otras características de los ecosistemas montañosos
Para acabar, otras características de dichos
ecosistemas son:
La gravedad: favorece la escorrentía del agua
procedente de la lluvia, algo esencial para los seres
vivos que habitan en dicho ecosistema.
Orientación de la ladera: ya que al haber dos laderas con
diferentes orientaciones en una montaña, estas reciben la
radiación del sol a distintas horas del día, influyendo así
en la variedad de la flora existente.
Flora de los ecosistemas montañosos:
Ahora que ya conoces las características del ecosistema
montañoso, veremos más detalladamente la flora de dicho
espacio. Como hemos mencionado anteriormente, la
vegetación del ecosistema montañoso va cambiando al
aumentar la altitud, ya que cuanto mayor sea esta, menor
será la temperatura y mayor la radiación solar.

De esta manera, podemos decir que según la altitud de la


zona distinguimos entre:

En las zonas más bajas del ecosistema de montaña:


encontramos bosques de diferentes tipos. Por ejemplo, en
los ecosistemas montañosos templados se encuentran el
bosque de coníferas, con especies como el pino (Pinus spp.) y
el alerce (Larix decidua) y el bosque caducifolio, con
especies angiospermas como el haya (Fagus sylvatica), el
abedul (Betula spp.) y el roble (Quercus robur).
En las zonas más altas de dichos ecosistemas:
encontramos la tundra alpina, con especies como las
gramíneas, rosáceas, líquenes y musgos.
En las zonas medias dentro de los ecosistemas montañosos
tropicales: abundan las selvas húmedas y nubladas con
árboles de gran altura como el cucharo (Gyranthera
caribensis) o el carbonero (Albizia carbonaria), mientras
que en el páramo (zonas de mayor altitud) predominan los
herbazales fríos.
Fauna del ecosistema montañoso:
Ya hemos hablado de qué seres vivos habitan en la
montaña refiriéndonos a las plantas, pero ahora lo
haremos haciendo referencia a sus animales. Algunas de
las especies de mamíferos que habitan los ecosistemas
montañosos templados y fríos son: el oso negro (Ursus
americanus), el lobo (Canis lupus), el zorro (Vulpes
vulpes) y el oso pardo (Ursus arctos). También hay aves
como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) y el
urogallo (Tetrao urogallus).

Por otro lado, entre las especies que habitan los


ecosistemas montañosos tropicales existe una gran
variedad de:
Insectos
reptiles
Mamíferos de pequeño tamaño
Aves
Cabe destacar que, excepcionalmente, también existe la
presencia de algunos felinos como el jaguar (Panthera
onca), el tigre (Panthera tigris) y el leopardo (Pathera
pardus).
Si quieres descubrir más información sobre todos los Tipos
de ecosistemas que existen, no dejes de visitar este otro
artículo de Ecología Verde.

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