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Lenguaje y Expresión Musicales

TEMA 21. LA EDUCACIÓN MUSICAL EN EDUCACIÓN INFANTIL. EL DESCUBRIMIENTO DEL SONIDO Y DEL SILENCIO. CARACTERÍSTICAS Y CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LAS ACTIVIDADES MUSICALES. LOS RECURSOS DIDÁCTICOS. EL FOLKLORE POPULAR.
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Lenguaje y Expresión Musicales

TEMA 21. LA EDUCACIÓN MUSICAL EN EDUCACIÓN INFANTIL. EL DESCUBRIMIENTO DEL SONIDO Y DEL SILENCIO. CARACTERÍSTICAS Y CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LAS ACTIVIDADES MUSICALES. LOS RECURSOS DIDÁCTICOS. EL FOLKLORE POPULAR.
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TEMA 21. LA EDUCACIÓN MUSICAL EN EDUCACIÓN INFANTIL.

EL
DESCUBRIMIENTO DEL SONIDO Y DEL SILENCIO. CARACTERÍSTICAS Y
CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LAS ACTIVIDADES MUSICALES. LOS
RECURSOS DIDÁCTICOS. EL FOLKLORE POPULAR.

Introducción
A continuación, voy a desarrollar el tema relacionado con la educación musical,
aspecto muy relevante en Educación Infantil por el interés que despiertan los
estímulos auditivos en los niños y niñas desde edades tempranas. Por ello,
como maestra, aprovecharé esta predisposición natural del alumnado hacia el
sonido para favorecer el desarrollo integral del que habla la LOE/LOMLOE,
realizando actividades que favorezcan la capacidad musical, utilizando la
música como acompañamiento a los diferentes momentos de la jornada y
adaptando mi propuesta pedagógica (ya que es una de mis funciones,
recogidas en el Decreto 374/1996), especialmente en casos de discapacidad
auditiva, ante los cuales adaptaré los materiales y llevaré a cabo ejercicios
rítmico-corporales, siempre siguiendo el Protocolo de atención educativa al
alumnado con discapacidad auditiva y en colaboración con el Departamento de
Orientación (Decreto 120/1998, Orden de 24 de julio de 1998).

La importancia de este tema se refleja en toda la legislación vigente y, como no


podía ser de otra forma, en el Decreto 150/2022. Así, nuestro currículo hace
referencia al ámbito artístico-musical en los objetivos generales de etapa
(“Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de
expresión”, “Iniciarse en las habilidades lógico-matemáticas, en la lectura y la
escritura, y en el movimiento, el gesto y el ritmo”), en el área de Comunicación
y Representación de la Realidad, en el bloque de contenidos Lenguaje y
expresión musicales (aunque se trabajará de manera globalizada desde todas
las áreas) y en las competencias clave, especialmente en la competencia en
conciencia y expresión culturales. Además, también cabe mencionar la Orden
de 30 de mayo de 2023, en relación con la coordinación docente (pues aunque
el especialista de Educación Musical no existe en nuestra etapa educativa, sí
puede impartir en ella) y con la educación como tarea compartida con las
familias, a las que podemos implicar usando la música como vínculo de unión.

Este tema se puede relacionar con otros del temario de acceso al cuerpo de
maestros, sobre todo con aquellos relativos a los diversos lenguajes, como el
literario, el plástico, el corporal o el audiovisual, ya que, como decía Orff, “la
música nunca está sola, sino que está conectada con el movimiento creativo, el
baile y el habla.”

1. La educación musical en Educación Infantil


Centrándome ya en el desarrollo del tema, paso a explicar el primer apartado,
en el que hablaré sobre la educación musical en esta etapa.

En Educación Infantil, el objetivo prioritario de la educación musical es


desarrollar las capacidades de reconocer, reproducir, comparar, diferenciar y
clasificar sonidos, así como desarrollar la actitud básica para la escucha.
A pesar de que actualmente la música se considera como un recurso didáctico
fundamental (como recogen los informes de la UNESCO y de la OCDE), no
siempre ha sido así: hacia el siglo XIX, la música tenía fines caritativos para
niños desfavorecidos, en el siglo XX adquiere rango de profesionalidad, y sobre
1970 es cuando se incorpora por primera vez a la enseñanza escolar, aunque
sin profesorado especializado y con escasa relevancia. A lo largo de este
recorrido histórico, cabe destacar las aportaciones de figuras tan significativas
como las siguientes:
-Dalcroze, que se convirtió en el precursor de la musicoterapia y propuso
actividades como la rítmica (asociando la negra con andar y la corchea con
correr) o los matices (por ejemplo, caminando de puntillas si la música es
suave y marcando el paso si la melodía es más fuerte).
-Orff, quien se basó en el trinomio de lenguaje, música y movimiento, dando
gran importancia al movimiento corporal y a sus posibilidades comunicativas,
favoreciendo la socialización.
-Willems, cuyo método trata de desarrollar a través de la música las facultades
sensoriomotrices, cognitivas y afectivas de los niños, persiguiendo objetivos
musicales, humanos y sociales.
-Kodaly, el cual se basa en el folklore como realidad musical más inmediata al
niño y emplea una metodología en la que destacan las sílabas rítmicas y la
fononimia.
-Suzuki, que defiende que cualquier niño está capacitado para tocar un
instrumento.
-Auschero, quien señala la existencia de vínculos entre la vista y el oído, de
forma que los protagonistas de su pedagogía son los números, los colores y las
figuras. Esta metodología continúa siendo muy relevante hoy en día para
trabajar con el alumnado con discapacidad auditiva, a través del método de los
“sonocolores”, donde se asocian los colores cálidos a los sonidos agudos y los
colores fríos a los sonidos graves.

Los principales elementos de la música que trabajaremos en las aulas son el


ritmo, la melodía y la armonía, que se relacionan con la dimensión biológica,
psicológica y sociológica de la persona, respectivamente.

Teniendo esto en cuenta, la educación musical cumple una importante función


en el desarrollo socioafectivo, ya que los niños y niñas expresan sus
sentimientos rítmicos marcando el pulso y el ritmo (lo cual también se puede
relacionar con el Plan de Bienestar Emocional, pues la música favorece la
empatía, la escucha activa y la asertividad); y les permite descubrir un nuevo
medio de comunicación y expresión, a través del movimiento corporal libre. Así,
podemos decir que la educación musical en Educación Infantil tiene una triple
finalidad:
-Educar la sensibilidad para captar el mensaje musical, es decir, comprender la
música.
-Desarrollar las capacidades y cualidades musicales.
-Educar el oído, la voz y el ritmo.

A nivel legislativo, la educación musical se refleja en los principios pedagógicos


del Decreto 150/2022, en el área de Comunicación y Representación de la
Realidad (destacando especialmente los objetivos de área 1, 3 y 5), en el
bloque de contenidos nº 6, Lenguaje y expresión musicales (con contenidos
como “Discriminación de sonidos e identificación de la fuente sonora” y
“Apreciación de la escucha musical como fuente de gozo”), y en la competencia
en conciencia y expresión culturales.

Llevando esto a la práctica, en la intervención educativa será fundamental mi


influencia como maestra, por lo que deberé transmitir conocimiento y también
promover una actitud positiva hacia la música, contando con una cierta
preparación técnica y cultura musical (tener oído musical, una voz clara,
sentido rítmico, sentido auditivo y conocer un variado repertorio de canciones y
juegos musicales, pudiendo hacer uso de bibliotecas, librerías y publicaciones
infantiles que se acompañan de apoyos musicales y auditivos) y teniendo
mucha imaginación y creatividad.

Para ello, partiré de medios activos y estimulantes para mi alumnado, entre los
que destacan la voz, como protagonista de los juegos vocales y con la que
experimentaremos las distintas tonalidades; el cuerpo, que servirá como
instrumento sonoro en el juego musical y como vehículo de expresión en el
juego de movimientos; los ruidos y silencios del entorno, con los que trabajaré
la percepción auditiva con elementos cercanos al alumnado; los objetos que
rodean a los niños, manipulando y descubriendo nuevos sonidos mediante
palos, botes de arroz, piedrecitas o botellas vacías; los instrumentos de
pequeña percusión, como crótalos, maracas o cascabeles; la combinación de
sonidos, explorando sus posibilidades y contrastes; las cualidades de los
sonidos, utilizando la música como recurso de apoyo, por ejemplo, marcando
las sílabas de las palabras con palmadas o dibujando una línea mientras
escuchan una palabra, para representar la duración de la misma gráficamente;
y la comunicación, que se puede dar a través de cualquier obra de arte.

Con todos estos medios llevaré a cabo juegos y ejercicios musicales dirigidos a
trabajar estos aspectos:
-Observación, entendida como audiopercepción, y trabajando la discriminación
auditiva, la memoria auditiva, los conceptos de sonido y silencio, la
sensibilidad, la imaginación y la creatividad.
-Expresión, tanto vocal (con actividades como hablar con diferentes tonos de
voz, cantar o hacer ejercicios de respiración) como corporal (danzando o
acompañando canciones populares con gestos) e instrumental (usando
instrumentos convencionales y creados, así como palmas, pitos o pisadas).
-Representación, usando los diferentes recursos para la representación gráfica
de los mensajes musicales, con grafías que el alumnado entienda, a modo de
juego.

En esta acción educativa sobre el ámbito musical habrá un trabajo inconsciente


(cuando los niños expresan por iniciativa propia y casi sin darse cuenta, como
sucede durante las rutinas) y un trabajo consciente (mediante actividades
específicas y con el docente como guía). Ambos son importantes en la
educación sensorial auditiva, que pretende que el alumnado aprenda a
escuchar (todo tipo de sonidos y canciones), a reconocer (diferenciar los
sonidos y distinguirlos de los escuchados antes), a reproducir (repetir sin un
modelo inmediato lo anteriormente escuchado) y a improvisar (crear sonidos o
ritmos propios).
Así, mi labor docente se sostendrá sobre principios pedagógicos como partir
del nivel de desarrollo de mi alumnado y conocer el bagaje y las experiencias
musicales de cada uno, usar recursos musicales significativos y atender a la
diversidad, por ejemplo, con iniciativas como Ludwig Project, que consiste en la
creación de una pulsera que emite vibraciones a partir del sonido de una
canción. También tendré en cuenta los principios de la Escuela Nueva, como
favorecer la libertad y la socialización a través de la música y la expresión
corporal o la teoría de los 100 lenguajes de Malaguzzi, y la organización
espacio-temporal, pudiendo acondicionar un rincón de los sonidos en el aula,
aprovechando la oferta musical del entorno y rodeando al alumnado de un
ambiente sonoro rico en cantidad y calidad. Todo ello será objeto de una
evaluación global, continua y formativa, siguiendo la Orden de 30 de mayo de
2023.

2. El descubrimiento del sonido y del silencio


La base del trabajo de la educación musical en esta etapa educativa será el
descubrimiento del sonido y el silencio, por lo que hablaré de dichos conceptos
en este segundo apartado del tema.

Desde que nacen, los niños son sensibles a los sonidos y a los ruidos que irán
descubriendo. Así, desde muy temprana edad, son capaces de reconocer
sonidos y orientarse hacia la fuente de sonido. Sobre los 12 meses, pueden
reconocer sonidos diferentes que tendrán un significado distinto según el
contexto emocional en el que se produzcan. Poco después, ya serán capaces
de percibir sonidos más sutiles. Para que lleguen a conocer adecuadamente
los sonidos, se tienen que dar dos condiciones indispensables: que los sonidos
se repitan con cierta frecuencia y que, después de percibirlos, se le asocie la
palabra que los define.

Tanto a los niños y niñas como a nosotros nos llegan sonidos de diferentes
fuentes (el propio cuerpo, la naturaleza, los animales, los fenómenos
atmosféricos, los objetos…), por lo que es necesario discriminar entre el sonido
y el silencio y entre el sonido y el ruido, según las clases de vibraciones
sonoras: mientras que los sonidos son vibraciones periódicas y regulares, los
ruidos suelen ser molestos y están producidos por vibraciones irregulares.

Estas discriminaciones se realizarán mediante actividades de discriminación


auditiva, ejercicios de escucha activa, emisión de determinados sonidos,
ejercicios de relajación y trabajo en el ámbito actitudinal, valorando la
importancia de las audiciones.

Si el sonido es importante, también lo son sus parámetros o cualidades:

-Tono o altura: Lugar que ocupa el sonido dentro de la escala musical. Se


expresa al decir que los sonidos son graves y agudos y depende del número de
vibraciones por segundo. Para trabajar esta cualidad, se pueden hacer
actividades como poner diferentes voces a los títeres cuando contamos un
cuento (llevando esto a la dramatización, lo cual resulta muy conveniente para
trabajar con el alumnado con mutismo o que habla en voz muy baja,
atendiendo así a la diversidad), reproducir sonidos agudos y graves con objetos
cotidianos (campanas, vasos de diferentes tamaños, recipientes con materiales
finos y gruesos), imitar sonidos de distintas máquinas, diferenciar al altura entre
instrumentos de la misma familia o asociar movimientos a sonidos agudos
(levantar la mano, andar de puntillas) y graves (bajar la mano, agacharse).

-Duración: Tiempo que tarda un sonido en producirse, calculado desde el


momento en que aparece hasta que deja de oírse. Las actividades centradas
en este parámetro están relacionadas con las figuras musicales, aunque
también pueden llevarse a cabo otras como alargar las sílabas del nombre de
los alumnos, experimentar la duración de los sonidos con cajitas de fuelle o
muñecos de goma que emiten sonidos, dejar vibrar sonidos largos y cortos o
emitir un sonido y parar ante una determinada señal.

-Intensidad: Volumen con el que se presentan los sonidos, pudiendo ser fuertes
o débiles, dependiendo de la amplitud de onda. Para trabajarla, pondré en
práctica actividades como poner una canción a un volumen fuerte y a otro más
suave, percibir las diferentes intensidades de los sonidos de la naturaleza
(lluvia, truenos, viento, etc.), escuchar el ruido que hacen diversos medios de
transporte y ordenarlos según su intensidad o dejar caer sobre un plato
materiales más finos y más gruesos, por ejemplo, arena y piedras.

-Timbre: Cualidad que nos permite distinguir las fuentes productoras del
sonido. En Educación Infantil podemos trabajarla mediante actividades de
adivinar qué objeto ha sonado.

La música como expresión artística no debe su existencia únicamente a estas


cualidades del sonido, sino también a los diferentes modos de utilización: el
ritmo (que Willems define como movimiento ordenado), la melodía (entendida
como la sucesión de sonidos) y la armonía (es decir, la distancia entre dos
notas). Precisamente el ritmo es en el que más nos centraremos en nuestra
etapa, por ser inherente al niño y estar presente en nuestro entorno (por
ejemplo, en el paso de los días y las noches, en el movimiento de las olas del
mar o en los latidos del corazón), mediante actividades que trabajen el pulso, el
acento y el compás desde un punto de vista vivencial, con juegos que incluyan
códigos QR, Escornabots o incluso aprovechando los recursos de grabación de
sonidos que incluyen los nuevos paneles digitales interactivos.

En cuanto al silencio, se define como la ausencia de sonido, que lleva a los


niños y niñas a una situación de descanso y sirve como punto de partida para
pasar de la tensión a la relajación y para crear un clima que permita escuchar
sonidos casi imperceptibles. En música, el silencio es el espacio entre dos
sonidos (uno que se extingue y otro que empieza) y resulta imprescindible para
la composición musical. A pesar de esto, el concepto del silencio es algo
relativo, ya que el silencio absoluto no existe, y debemos tener en cuenta que
la noción del silencio y su posterior automatismo llegan como consecuencia de
la vivenciación del sonido, a través de juegos y actividades que experimenten
con el sonido y el silencio, como “el rey del silencio”, el juego de las estatuas
(asociar el sonido al baile y el silencio a la interrupción del movimiento),
sustituir ciertas palabras de canciones populares por silencios (haciendo gestos
con las manos y los labios) o fijar una señal para tocar un instrumento y otra
para el silencio.

El descubrimiento del sonido y del silencio es un trabajo que debe hacerse a lo


largo de toda la Educación Infantil. Así, en el primer ciclo, me centraré en
promover la educación sensorial de los niños y niñas, enseñándoles a explorar
el mundo sonoro y fomentando su interés por descubrir los sonidos producidos
por el cuerpo, los objetos cotidianos y los instrumentos sencillos mediante
canciones, juegos de movimiento y desplazamientos a tiempo de marcha. En el
segundo ciclo, mi intervención irá dirigida a trabajar la entonación, la
vocalización, el control de la respiración y los parámetros del sonido
mencionados anteriormente, mediante la canción, la audición, los instrumentos
musicales y el movimiento corporal al ritmo de diferentes obras. Con todo ello
pretendo contribuir al desarrollo de las aptitudes musicales del alumnado,
empleando la música en su totalidad y dándole el valor que tiene.

3. Características y criterios de selección de actividades musicales


Para seleccionar las actividades musicales que llevaré a cabo en el aula tendré
que considerar ciertos criterios de selección y tener en cuenta sus
características, que abordaré en este tercer apartado del tema.

Como criterios de selección de actividades musicales, destaco los siguientes:

-Criterios psicopedagógicos, teniendo en mente la etapa de desarrollo musical


en la que se encuentran los niños, descritas por Swanwick: a los 3 años están
inmersos en la etapa sensorial (en la que están ocupados con lo que perciben,
sintiendo placer por el sonido en sí mismo), a los 4 años se encuentran en la
etapa manipulativa (en la cual identifican los sonidos y tratan de controlarlos
para producir efectos o demostrar el placer de dominar una actividad), y entre
los 4 y los 9 años están en la etapa de imitación (donde comunican, interpretan
y crean sonidos expresivos, primero de una forma más espontánea y más tarde
utilizando expresiones musicales estereotipadas).

-Criterios culturales, atendiendo a las tradiciones, fiestas y folklore, por lo que


me adaptaré al de cada zona para potenciarlo y me apoyaré en artistas que lo
utilicen, como María Fumaça o Pablo Díaz.

-Criterios sociales y económicos, que hacen referencia a tener en cuenta el


medio en el que se desarrollan los niños y niñas y los recursos que ofrece el
entorno.

Siguiendo estos criterios, realizaré actividades musicales que se caracterizan


por ser variadas y equilibradas (alternando las de poco movimiento corporal
con otras de mayor excitación), por trabajar desde un enfoque globalizador
(trataré cada concepto musical desde la totalidad de los bloques de contenido),
por partir de los conocimientos previos del alumnado para conseguir
aprendizaje significativo, por tener una dificultad creciente (llevaré a cabo estas
actividades de manera progresiva y secuenciada, combinando aquellas que ya
dominamos con nuevos conocimientos), por usar el juego y el entorno sonoro
de forma lúdica y por ser adecuadas al nivel madurativo de los niños y niñas.

Así, en función de estas características, pondré en práctica actividades de


diferentes tipos:
-Actividades de audiopercepción: Potencian las capacidades que permiten el
desarrollo de la comprensión musical, pudiendo realizar actividades auditivas
(identificar la fuente sonora, reconocer instrumentos, usar las cajas de sonido
Montessori), actividades visuales (por ejemplo, poner sonido a escenas de cine
mudo o usar la música en las provocaciones de Reggio Emilia y en las
instalaciones de juego) y actividades sensoriales o táctiles (sentir las
vibraciones producidas por el sonido con varias partes del cuerpo).

-Actividades de expresión: Desarrollan la expresión musical de forma oral


(mediante la interpretación de canciones, la imitación de sonidos y
onomatopeyas o las dramatizaciones y trabalenguas, en colaboración el
especialista de AL), instrumental (creando instrumentos con material reciclado,
para trabajar así los ODS) y corporal (a través de danzas, movimientos o
ejercicios de yoga y control de la respiración).

-Actividades de representación: Se refieren a representar la música de manera


gráfica y/o plástica, elaborando códigos con símbolos no convencionales,
haciendo dictados musicales o conociendo las notas musicales, las claves y el
pentagrama mediante juegos como “Cazanotas” o “Musimpiadas”.

Dentro de estas actividades destaca especialmente la canción, por ser un


recurso en el que se sintetizan todos los elementos de la música y permite
trabajar el lenguaje verbal, la atención y la memoria. Como maestra, he de
tener en cuenta y partir de los intereses de mi alumnado (como las canciones,
cantinelas o rimas que los niños tienen en su repertorio), atendiendo también al
texto de las canciones (la letra debe ser comprensible, motivadora, con una
longitud asequible, reiterativa y fácil de recordar), a su contenido rítmico
(conviene seleccionar canciones en compás binario porque es más natural para
estas edades, aunque más adelante usaré canciones en compás ternario) y a
su contenido melódico (comenzaré con canciones formadas por dos nota, que
iré aumentando progresivamente, siguiendo la pedagogía del éxito). Así,
realizaré juegos melódicos y juegos de repetición con canciones populares
(como El señor don Gato), canciones didácticas (por ejemplo, Pan de millo, de
Migallas), canciones inventadas (a partir de cuentos o centros de interés que se
trabajen en cada momento) y canciones actuales (como las de la compañía
Oviravai o A Gramola Gominola), empleando también recursos como los
cuentos musicales (por ejemplo, Una canción para cada emoción) y
relacionando la música con las emociones, en la línea de la Filosofía para
Niños.

Además de la canción, serán relevantes otras actividades como los bailes o


danzas y las audiciones, que en el primer ciclo abarcan desde escuchar al
educador hasta escuchar grabaciones muy breves de autores clásicos o
populares, ante las que los niños harán un análisis muy básico (por ejemplo,
distinguir entre canto y orquesta), pues su atención es muy dispersa y
superficial; mientras que en el segundo ciclo se centrarán en crear el hábito de
escuchar música y en conocer algunos fragmentos de obras musicales,
introduciendo la audición a modo de cuento y, tras una primera escucha,
representándola con movimiento y expresión corporal, pudiendo también acudir
a espectáculos musicales siempre que sea posible.

Con todas estas actividades musicales pretendo desarrollar los objetivos


generales de etapa, los objetivos del área de Comunicación y Representación
de la Realidad y los objetivos didácticos que me propongo con mi intervención
educativa, así como los contenidos del bloque Lenguaje y expresión musicales,
siguiendo las orientaciones pedagógicas del Decreto 150/2022: promover una
intensa actividad por parte de mi alumnado, aplicar el principio de actividad
lúdica a los ejercicios musicales, facilitar interacciones positivas niño-medio
aprovechando el folklore propio, cuidar la organización-espacial (por ejemplo,
con un rincón musical o trabajando en grupos colaborativos, usando los
dialófonos), utilizar recursos que permitan la observación y la experimentación
(como los huevos sonoros) y trabajar desde el enfoque del DUA.

4. Los recursos didácticos


Tan importantes como las actividades que llevemos a cabo son los recursos
didácticos que utilicemos, los cuales trataré en este cuarto apartado del tema.

Los recursos didácticos son todas aquellas cosas o seres que, por sus
características de significatividad para el alumnado, sirven de apoyo para
conseguir los objetivos de la Educación Infantil y desarrollar las competencias
clave. A la hora de seleccionarlos, los docentes hemos de preguntarnos qué
recursos queremos, por qué, para qué los vamos a utilizar y cómo lo vamos a
hacer, tal y como afirma Zabalza.

En la educación musical, el primer y principal recurso es el propio cuerpo (que


produce sonidos con las palmas, el pecho, los pies…), pero también los ruidos
cercanos del ambiente y las voces familiares, gracias a las cuales los niños
empiezan a formar su memoria auditiva y su experiencia musical.

Dentro de los recursos musicales distinguimos dos tipos:


-Recursos didácticos propios de la música, como los pulsos (unidad que sirve
para marcar los ritmos), los acentos (se usan para saber en qué pulso se
marca el ritmo y los trabajaré de manera vivencial con mi alumnado,
proponiendo que pisen fuerte en el acento del compás cuando escuchemos
una canción), los obstinatos o estribillos, los lieds (permiten estructurar la
interpretación) y el eco (recurso basado en la imitación y que resulta
especialmente motivador para los niños).

-Recursos didácticos extramusicales, entre los que destacan los cuentos (a


partir de los que podemos realizar actividades como marcar el ritmo de la
marcha de los personajes de Vamos a cazar un oso, por ejemplo), las
dramatizaciones, las poesías (como Canción tonta, de Lorca), trabalenguas,
adivinanzas, juegos de palabras, bailes, las propias canciones o audiciones y
los medios audiovisuales (usando fragmentos musicales de películas o cortos,
como Lava, de Pixar, o las grabaciones de las propias creaciones del
alumnado).

Además de estos recursos, también cabe mencionar materiales que se pueden


emplear como recursos didácticos. Es el caso de los instrumentos populares
(como la pandereta, las castañuelas o la zambomba), de otros instrumentos
como el Percunot o las Metalonotas, de la radio, los CD o el mp3 con diferentes
tipos de música, de los programas y aplicaciones informáticas (por ejemplo,
“Little Einstein”, “Pizzicato”, TOC AND ROLL o Play Ópera) y de los materiales
de deshecho, con los que podemos crear nuestros propios instrumentos
musicales.

Precisamente la elaboración de instrumentos rudimentarios con materiales


reciclados es una de las actividades más completa que podemos realizar desde
los centros educativos en relación con la educación musical, pues se pueden
confeccionar instrumentos tan variados como platillos con tapaderas, crótalos
con chapas de refresco, sonajas con chapas realizadas en la máquina de
chapas de Polos Creativos y unidas con una cinta para que suenen todas a la
vez, timbales y bongos con latas y parches de plástico o maracas a partir de
botellas vacías que rellenaremos con diferentes materiales (arroz, arena,
nueces, piedrecitas…). Con esta actividad se contribuye al desarrollo de todas
las capacidades y competencias, y resulta todavía más enriquecedora si se
realiza como taller en colaboración con las familias o como actividad de
aprendizaje-servicio junto a alguna asociación de música o banda municipal,
desde la perspectiva de la pedagogía sistémica y siguiendo la teoría ecológica
descrita por Bronfenbrenner.

5. El folklore popular
En mi labor docente en el ámbito de la educación musical no puedo olvidarme
de un elemento tan significativo como es el folklore popular, así que le dedicaré
este último apartado del tema.

Por folklore entendemos el conjunto de manifestaciones culturales que


caracterizan a un pueblo. Es necesario tenerlo en cuenta y valorarlo, pues así
potenciaremos en el alumnado actitudes de respeto y valoración de sus raíces,
favoreciendo también que conozcan, aprecien y participen en el folklore de
otras culturas distintas a la suya propia.

En Educación Infantil, debemos considerar el gran bagaje musical con el que


llegan los niños y niñas a las aulas, parte del cual pertenece al folklore popular
que los ha acompañado en las rutinas de alimentación (con las frases rimadas
para comer), en sus primero movimientos (mediante la canción de los “5
lobitos”), en los juegos populares (como “Al pasar la barca” para saltar a la
comba, “El patio de mi casa” o “El corro de la patata”) o a la hora de sanar una
herida (por ejemplo, la conocida “Sana, sana”). La mayoría de estas canciones,
retahílas y fórmulas se dan en el ámbito familiar, por lo que la colaboración con
las familias en relación con este aspecto es fundamental, implicándolas en el
proceso de enseñanza-aprendizaje a través del folklore como nexo de unión,
por ejemplo, recopilando las canciones populares, nanas o melodías del
folklore aportadas por las familias en un audiolibro que incluya estas
grabaciones y que se añadirá a nuestra biblioteca de aula.

La escuela ha de procurar que el alumnado se integre y participe en ella


mediante las aportaciones culturales que le han sido enseñadas en sus casas,
de forma que también contribuya a la conservación del folklore como parte
fundamental del patrimonio de nuestra cultura. Así, cuidaremos especialmente
manifestaciones como la muñeira, la alborada, las pandeiradas, las regueifas o
los maios, que podremos para fomentar el uso del gallego, siguiendo el Decreto
79/2010.
Además de servir como vínculo entre la escuela y las familias, el folklore
popular es un potente recurso didáctico, dado que nos permite disponer de
material muy variado y rico en calidad y cantidad con el que realizaremos
actividades de observación, expresión y representación musical, trabajando
aspectos como el lenguaje, la literatura, el medio físico y social, las canciones,
las danzas y los instrumentos. Para ello, como maestra, mi papel será el de
seleccionar, secuenciar el material musical del folklore existente al trabajo con
mi alumnado, así como revitalizar y transmitir estas fuentes culturales tan
valiosas. Un ejemplo de ello es el uso del folklore en fechas significativas del
curso (como el Entroido, el Magosto o fiestas populares de la localidad), para
celebrar conmemoraciones como la Semana de las Letras Gallegas
(organizando a nivel de centro un concierto didáctico sobre instrumentos
tradicionales, en colaboración con el EDLG), o realizando actividades como un
taller de baile gallego o invitar al aula a un gaitero profesional. Asimismo,
también cabe destacar programas como Apego (para fomentar y mejorar la
transmisión del gallego como lengua inicial) o Falamos, y actividades como
“Brincadeiras da lingua”, de Migallas Teatro o “As que máis molan”, de A
Gramola Gominola.

Si analizamos los diferentes elementos del currículo, vemos que el Decreto


150/2022 también hace referencia al folklore en los objetivos generales
(“Conocer y valorar las singularidades culturales, lingüísticas, físicas y sociales
de Galicia, poniendo de relevancia a las mujeres y hombres que realizaron
aportaciones importantes a la cultura y a la sociedad gallegas”), en los
objetivos del área de Descubrimiento y Exploración del Entorno, en el bloque 4
de esta área (Descubrimiento y participación en el entorno social. Relaciones,
servicios y actividades culturales) y en la competencia en conciencia y
expresión culturales. Con esto no solo se pretenden preservar las tradiciones y
el folklore propio del lugar, sino también el de otros pueblos y culturas, algo que
será relevante para favorecer la integración del alumnado extranjero y valorar
la riqueza que ofrece esta diversidad cultural que existe en las aulas.

Conclusión
Para concluir este tema, me gustaría recalcar la importancia de la educación
musical como parte fundamental para adquirir los objetivos de etapa, potenciar
las capacidades del alumnado y desarrollar las competencias clave, así como
trabajar la inteligencia musical señalada por Gardner en su teoría de las
inteligencias múltiples. Para lograrlo, será esencial la evaluación inicial (para
saber de dónde parten los niños y niñas en este aspecto y detectar posibles
situaciones de discapacidad auditiva, a los que adaptaré mi práctica educativa
con recursos como los de Ludwig Project), la colaboración docente (sobre todo
con el especialista en educación musical y AL) y con las familias y mi formación
continua como docente, a través de los PFPP y del Plan Anual de Formación
del Profesorado, que me permitirá conocer iniciativas innovadoras como el
proyecto LÓVA o el programa MUS-E, las cuales dan buena fe de las palabras
de Von Weber cuando afirma que “la música es el verdadero lenguaje
universal.”

Referencias
Por último, explicitaré las referencias psicopedagógicas, legislativas,
bibliográficas y la webgrafía en la que me he basado para elaborar el tema.
En cuanto a las referencias psicopedagógicas, nombro a Dalcroze, Orff,
Willems, Kodaly, Suzuki, Auschero, Malaguzzi, Swanwick, Montessori, Reggio
Emilia, Zabalza y Bronfenbrenner.

Como referentes legislativos, señalo la LOE/LOMLOE, el Real DEcreto


95/2022, el Decreto 150/2022, la Orden de 30 de mayo de 2023, el DEcreto
374/1996, la Orden de 22 de julio de 1997, el Decreto 229/2011, la Orden de 8
de septiembre de 2021 y el Decreto 79/2010.

En relación a los referentes bibliográficos, cito los siguientes:


-Artículo “La innovación en el aula: referente para el diseño y desarrollo
curricular” (2011), en la revista Perspectiva Educacional.
-Murillo, J.L. (2020). Metodologías activas. Recursos para el aula.
-Abelleira, A. e I. (2019). O latexo dunha aula infantil. Eloxio do cotián. Vigo:
Galaxia
-Sáez, J. (2019). Itinerarios musicales en Educación Infantil. Almería:
Procompal.

Con respecto a la webgrafía, indico estas páginas web y blogs:


-www.edu.xunta.gal
-www.waece.com
-www.innovarteinfantil.wordpress.com
-www.orientacionandujar.es
-musicaeduca.es

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