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Historia de La Filosofía Resumen

Historia de la filosofía 2022-23 Evau Madrid (derechos a Ruben_marchan4 Wuolah)
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Historia de La Filosofía Resumen

Historia de la filosofía 2022-23 Evau Madrid (derechos a Ruben_marchan4 Wuolah)
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ruben_marchan4

Historia de la Filosofía

1º Prueba de Acceso a la Universidad

EvAU Comunidad de Madrid

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Historia de la

Filosofía 2º

Bachillerato.

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AUTORES DE LA
EDAD ANTIGUA

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Platón (427-347 a. C.)

Nace en Atenas en el seno de una familia aristocrática. Su verdadero nombre es Aristocles,


pero fue apodado "Platón" por sus anchas espaldas (platys). A los veinte años conoce a
Sócrates y fue su discípulo hasta la condena y muerte de éste. A los cuarenta años fundó
en Atenas la "Academia" donde se enseñaba filosofía, matemáticas, astronomía, etc., de
acuerdo con un plan educativo progresivo.
Obras más importantes: El Banquete, Fedro, Fedón, La República y Parménides.

El problema de la realidad y el conocimiento

Platón hace una distinción entre dos mundos: el Mundo Sensible y el Mundo de las Ideas. El
Mundo Sensible o Aparente, es el terrenal y material compuesto por los seres particulares y
concretos, diversos, múltiples, imperfectos y corruptibles, que son sólo una copia de las
Ideas. Frente a él, está el Mundo de las Ideas o real, el mundo trascendente, el de las Ideas
que existen de forma independiente a sus realizaciones concretas. Las Ideas son la
esencia, la verdadera realidad de las cosas y son únicas, eternas, inmutables, perfectas e
inteligibles. Así, el mundo real y verdadero es el Mundo de las Ideas y el mundo material y
sensible es solo una copia.
La relación entre ambos mundos se explica con la Teoría de la Participación: los seres
concretos y materiales del mundo sensible sólo existen en tanto que participan en diversos
grados de perfección en la idea con la que se corresponden y, por ello, son múltiples y
diversos siendo unos mejores copias que otros de acuerdo a su mayor o menor grado de
participación. Los seres sensibles no son más que la realización de las Ideas en la materia
imperfecta, como se afirma en el mito del Demiurgo para explicar el origen del mundo
sensible (el Demiurgo copia las ideas perfectas en la materia informe caótica e imperfecta).
El Mundo de las Ideas es, por lo tanto, el mundo real y perfecto. En él, todas las Ideas se
relacionan y coordinan, están jerarquizadas y organizadas racionalmente. La jerarquía de
las Ideas va, de abajo a arriba, de las Ideas menos generales (de las que participan menos
Ideas) a las más abstractas (de las que participan más Ideas): Ideas de los seres sensibles;
Ideas matemáticas; Ideas éticas, estéticas y políticas; y, en la cúspide, la idea de Bien. La
idea de Bien (de Perfección) es el fundamento ontológico ya que todas las Ideas participan
plenamente de la idea de Bien porque esta idea hace posible que las Ideas existan y que
sean perfectas y racionales. Igualmente, el Bien hará que los seres sensibles sean más o
menos perfectos según el grado en que participen de su idea (cumpliendo así su finalidad:
teleología). La idea de Bien es también el fundamento epistemológico de la realidad: las
Ideas no son conocidas plenamente (su racionalidad y perfección) hasta que no se conoce
la idea de Bien.
Al igual que existe una duplicidad en su metafísica, Platón distinguirá, tal y como señala en
el mito de la caverna, dos modos fundamentales de conocer: la doxa (opinión), el falso
conocimiento que proviene de la percepción sensible de los seres concretos o aparentes del
mundo sensible; y la episteme (ciencia), el verdadero conocimiento de las Ideas
trascendentes e inteligibles, el conocimiento de la verdadera realidad de las cosas que
pertenece al Mundo de las Ideas y que se obtiene a través de la razón. Según la Teoría de
la Reminiscencia platónica, conocer es recordar las Ideas que nuestra alma ya tenía pero
ha olvidado: la verdad se recuerda, no se enseña. Esto es posible porque el alma racional,
que es su esencia, pre existió en el Mundo de las Ideas. De allí cayó al mundo terrenal,

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como se explica en el mito del carro alado, y fue atrapada por el cuerpo, la materia,
olvidando todo su conocimiento.
El filósofo usa para ayudar a recordar a otros el método de la mayéutica: arte por el cual
mediante preguntas se hace reflexionar racionalmente al interlocutor, obligándole a recordar
las Ideas que su alma ya conocía pero que ha olvidado. Nuestra alma racional sigue un
proceso dialéctico para alcanzar el conocimiento de la idea de Bien, momento en que el
conocimiento de las Ideas es perfecto. La dialéctica pasa por cuatro grados del
conocimiento, siguiendo el símil de la línea, hasta llegar al conocimiento verdadero.

El problema del ser humano y el problema de la moral

Platón defenderá el dualismo antropológico: alma y cuerpo son dos sustancias distintas y
forman una unión accidental. Ambas están en continua lucha pues el alma pertenece al
Mundo de las Ideas siendo inmortal y espiritual, mientras que el cuerpo es propio del mundo
sensible material y es mortal. El cuerpo una cárcel para el alma. El alma racional es la
esencia del hombre y el principio del conocimiento racional, pues nos permite llegar a
conocer las Ideas del mundo trascendente. El alma humana transmigra de cuerpo en
cuerpo hasta que consigue purificarse para acceder de nuevo al Mundo de las Ideas. Platón
presenta varias argumentaciones para defender la inmortalidad del alma. Destacan la
basada en la reminiscencia, pues solo podemos conocer el Mundo de las Ideas por la
preexistencia del alma, lo que demuestra que el alma puede existir sin el cuerpo; y la de la
simplicidad, el alma es simple, pues no es material, y por lo tanto no puede descomponerse
y morir. Además, distinguió tres tipos de alma o tres partes del alma, que en el mito del
carro alado se representaban como el auriga y los caballos que tiran del carro que caerá al
mundo sensible. El alma racional, esencial y propia de lo humano, que posibilita el
conocimiento racional, debe gobernar el desarrollo de las otras dos, es inmortal y se sitúa
en la cabeza (el auriga). El alma irascible, proporciona la capacidad del esfuerzo, la
voluntad y el vigor, es mortal y se localiza en el pecho (el caballo blanco). El alma
concupiscible, ofrece la capacidad del deseo y las pasiones sensuales, y también es mortal,
está situada en el vientre (el caballo negro). La virtud se fundamenta en el desarrollo del
bien propio del hombre, su esencia racional, y por lo tanto, es universal. Distingue tres
virtudes de acuerdo a la división del alma: la sabiduría o la prudencia, se consigue con el
desarrollo del alma racional; la valentía, se realiza con el desarrollo prudente del alma
irascible; y la templanza, que se realiza con el desarrollo prudente del alma concupiscible.
Con el desarrollo armonioso de las tres virtudes se consigue la Justicia, el orden estable y
perfecto de las tres partes del alma, cuando cada parte cumple su función específica.

El problema de la sociedad o política

Las virtudes se desarrollan en sociedad ya que el ser humano es considerado un ser social
por naturaleza. El gobierno debe pensar en el bien común y conseguir la justicia social. El
orden perfecto de la sociedad se generará con el desarrollo de la virtud característica de
cada hombre, según qué alma predomine más en ellos, para así proceder después a la
división social en la ciudad y el puesto que cada uno ocupará en ella. La educación es por
ello muy importante para descubrir el alma propia de cada individuo y guiar su desarrollo.
Platón distingue tres funciones sociales de acuerdo al predominio del alma y que
jerarquizan la sociedad: el gobernante, en el que predomina la facultad racional y que debe
ser el filósofo que tiene la episteme y la virtud de la sabiduría, cuya función será gobernar;
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el guerrero, con predominio del alma irascible y cuya virtud es la valentía encargándose de
defender la ciudad; y el pueblo, con predominio del alma concupiscible, cuya virtud es la
templanza, que proveen a la ciudad de las necesidades económicas o materiales. Para
Platón la mejor forma de gobierno es la Aristocracia, el gobierno de los mejores que son los
filósofos, que poseen la episteme y por tanto la verdad. Después, y por orden descendente,
se encuentran la Timocracia, gobierno de los honorables, la Oligarquía, gobierno de los
ricos, la Democracia, gobierno del pueblo que implica la perversión del orden, y por último,
la Tiranía, que surge como respuesta al desorden democrático.

Aristóteles (384-322 a.C)

Plantilla

Aristóteles nació en el 384 a.C. Ingresa en la Academia platónica.


Obras más importantes: sobre filosofía natural (La Física, La Metafísica, Sobre el alma) y
obras sobre ética y filosofía política (Ética a Nicómaco, Política).
La ética y la política se refieren ambas a la acción humana.La diferencia estriba en que la
ética es una acción relativa al mundo personal mientras que la política es la coordinación de
muchas acciones y, por ello, la política gira en torno a las leyes e instituciones creadas para
elaborarlas y administrarlas. Nuestra naturaleza es plenamente social. Ética y política se
requieren. Sin la comunidad solo puede ser feliz el sabio solitario pero por poco tiempo.
Igualmente, la política sin virtud ética no es política sino barbarie.
El presente fragmento pertenece a la obra... [indica aquí si se trata de la Ética a Nicómaco o
la Política].

El problema de la realidad y el conocimiento

Aristóteles defiende una única realidad:la Physis. Divide, sin embargo, la Physis en mundo
supralunar (los astros, hechos de éter y donde no hay corrupción) y mundo sublunar (el de
la tierra que se compone de los cuatro elementos y donde hay cambio). La Física estudiará
la Physis, y la Metafísica estudia el fundamento último de la Physis, lo que la hace real.
Aristóteles defiende la teoría hilemórfica: los seres se componen de Materia (hyle), de lo
que están hechos, y forma (morphé), su esencia, lo que les hace ser lo que son. Distinguirá
la sustancia primera, el individuo concreto (“este perro”), de la sustancia segunda, que es la
esencia, o Forma, intrínseca de los seres concretos que determina lo que son, el universal
(“ser perro”, la especie). También diferenciará al ser como sustancia (lapiz), el individuo
concreto y particular que es en sí mismo, del ser como accidente (grande, amarillo…), la
forma de ser que solo puede ser en otro, los accidentes se dan solo en una sustancia, y son
lo que se puede quitar a una sustancia primera sin que ésta deje de ser lo que es.
Aristóteles presenta una concepción teleológica de la realidad donde los seres cambian
buscando un fin, se desarrollan para alcanzar la perfección que establece su propia
esencia. Este cambio se produce por el paso del “ser en potencia”, lo que se puede llegar a
ser (determinado por la materia) (árbol), al “ser en acto”, lo que se es (determinado por la
forma) (semilla). Así, el cambio sería el paso de la potencia al acto posibilitado por la propia
esencia, ya que cada ser tiende a desarrollar las capacidades de su esencia, su finalidad o
Bien propio.
Por último, Aristóteles para explicar todo ser natural (Physis) ofrece la teoría de las cuatro
causas: la formal, lo que determina la forma de un ser, su esencia; la material, de lo que

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está hecho un ser; la eficiente o agente, lo que hace que un ser sea real; y la final, la
finalidad que tiene. Con estas cuatro causas, según Aristóteles, se podría explicar todo
fenómeno natural.
En su Metafísica Aristóteles estudia el ente, el ser en cuanto ser. No estudia, por tanto, los
seres reales en tanto que son algo concreto o particular (eso lo hacen las distintas ciencias)
sino lo universal que tienen en común, y por lo que los seres reales son reales. La
Metafísica establecerá los axiomas o primeros principios indemostrables y universales que
rigen lo real y las categorías, aquello que se puede predicar de los seres: sustancia,
cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.
Aristóteles también estudia el fundamento último de la existencia del movimiento. Aplicando
el principio de causalidad, afirmará que todo movimiento ha tenido que ser causado por un
ser en acto anterior que lo haga posible, pero que esta regresión no puede ser infinita, por lo
que se tiene que afirmar la existencia de un Primer Motor Inmóvil, forma sin materia y acto
puro sin potencialidad (ser “divino”). El Primer Motor Inmóvil inició el movimiento y a su vez
hace que las cosas busquen su propia perfección a través del cambio. La única actividad
del Primer Motor es pensarse a sí mismo. Este primer Motor o Sustancia Inmovil es DIOS.
En su análisis del conocimiento, Aristóteles defiende que se parte de los sentidos
(sensibilidad) y se conoce a través de un proceso de inducción, de lo particular a lo
universal. Tras la percepción sensible, a través de la imaginación se genera la imagen
mental y esta es retenida por el entendimiento que realiza el proceso de abstracción.
Distingue el entendimiento agente, que es universal y nos permite abstraer la esencia de los
seres; y, el entendimiento paciente, individual, que retiene las abstracciones posibilitando su
aplicación para hacer juicios.
Aristóteles, además, fue el creador de la Lógica con la que ofrece un método para asegurar
que toda argumentación sea rigurosa y coherente, preocupándose no tanto del contenido de
los argumentos como de la validez formal de su estructura. Analizará la forma de las
argumentaciones buscando cuáles son las correctas, modos del silogismo válidos, y cuáles
las incorrectas, falacias.

El problema del ser humano

Aristóteles en su estudio del ser humano mantiene la teoría hilemórfica y afirma que el
cuerpo (Materia) y el alma (Forma) forman una única sustancia natural (primera o individual)
indisoluble. El alma es principio de vida y es mortal (el entendimiento agente es inmortal,
pero no es personal). Este concepto de entendimiento activo (agente) separado, inmortal y
eterno han propiciado interpretaciones posteriores, como la de Santo Tomás. Además,
Aristoteles establece en el alma humana intelectiva tres funciones: la vegetativa es la
capacidad para alimentarse y desarrollarse y es propia de todos los seres vivos; la sensitiva
que permite la sensibilidad,es propia de todos los animales; y la intelectiva exclusiva de los
seres racionales, posibilita el conocimiento. La intelección es considerada como la superior
de las funciones humanas, la más característica y esencial pues es la que le distingue de
los demás seres.

El problema de la moral o la ética

Para Aristóteles, la moral se basa en su concepción teleológica de los seres naturales que
tienden a un fin y en los seres humanos es la felicidad (Eudemonia) y, por ello, su ética se
denomina Eudemonismo. Según Aristóteles, la felicidad consiste en desarrollar lo propio de
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cada ser de acuerdo a su esencia. La facultad intelectiva es lo característico del ser
humano, lo que lleva al conocimiento de los seres y especialmente del ser supremo, el
motor inmóvil (siendo ésta la única actividad de este ser “divino”). La actividad intelectual o
vida contemplativa es lo que debemos desarrollar, siendo las virtudes dianoéticas o
intelectuales las que perfeccionan el entendimiento: la sabiduría o la contemplación, la
reflexión, el estudio. Pero el hombre no es sólo entendimiento (como el ser “divino”), sino
que tiene facultades vegetativa y sensitiva relacionadas con las necesidades corporales y
sociales, por lo que le resultará imposible conseguir la plena felicidad ya que no puede
ejercer plenamente la vida contemplativa (que supondría estar permanentemente
pensando), su felicidad es siempre limitada, siendo la felicidad absoluta exclusiva del Primer
Motor.
El correcto desarrollo de las facultades vegetativa y sensitiva, que hace posible cumplir con
las necesidades corporales y sociales del ser humano, se consigue con las virtudes éticas o
prácticas, las más humanas (frente a las dianoéticas que serían "divinas"). Estas virtudes
éticas organizan nuestras vidas de forma que podamos dedicarnos a lo que nos es más
característico y nos acercan a la felicidad (el desarrollo de la facultad intelectiva). La virtud
ética se define en Aristóteles como un hábito, disposición adquirida por la práctica
frecuente, de determinar con prudencia, utilizando la facultad intelectiva o razón, el término
medio entre dos extremos viciosos, uno por defecto y otro por exceso. El término medio
debe establecerse de forma personal, no es universal. Por ejemplo: Dar con la virtud es
como para el arquero dar en la diana: hay solo una forma de acertar y muchas de
equivocarse.
La práctica de la virtud requiere de tres condiciones sin las cuales no es posible: no vivir
miserablemente y teniendo lo básico para una vida digna, no caer en desgracia gravemente
y vivir entre semejantes (amigos, familia y otros ciudadanos)

El problema de la sociedad o la política

El hombre es un ser social por naturaleza, un zoon politikon, y en su esencia se encuentra


implícita su sociabilidad, posee el logos que le permite comunicarse racionalmente con los
demás seres racionales lo que posibilita el desarrollo del conocimiento y la racionalidad
misma. La sociedad, pues, no es producto de la convención sino que forma parte de la
concepción teleológica del ser humano, pues es la polis el fin último de todo desarrollo
humano y a su vez éste sólo es posible dentro de una sociedad.
La felicidad humana sólo se puede conseguir, así, dentro de una sociedad cuyas leyes
posibiliten el desarrollo de las virtudes éticas en todos los ciudadanos. Por esto el legislador
o el político debe ser alguien que no sólo tenga conocimientos teóricos, sino que debe
haberse habituado a la aplicación práctica de su intelecto, ser prudente. La Justicia social se
da cuando el gobierno no busca intereses particulares y posibilita la realización de la virtud
en todos los ciudadanos.
La mejor forma de evitar que la polis no se corrompa es que exista un predominio de la
clase media, es decir, del término medio político (la clase media es capaz de contener el
populismo de las clases bajas y la desmedida ambición de las altas).
Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno, frente a sus respectivas corrupciones:
la Monarquía, el gobierno de uno solo, su corrupción es la Tiranía; la Aristocracia, el
gobierno de los mejores, frente a Oligarquía; y la Democracia, considerada la mejor por
Aristóteles, es el gobierno del pueblo, su corrupción es la Demagogia.

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AUTORES DE LA
ÉPOCA MEDIEVAL

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San Agustín de Hipona (354-430)

El problema Dios: la realidad y conocimiento

San Agustín defiende el Creacionismo: el mundo y el tiempo han sido creados por Dios
desde la nada (ex nihilo). Esta creación se explica a partir de la Teoría del Ejemplarismo:
Dios ha realizado en la materia los seres concretos a partir de las ideas eternas, los
arquetipos, que están en su mente divina. Además, Dios depositó en la materia los
gérmenes, las razones seminales, de todos los seres futuros para que fueran apareciendo
progresivamente en el tiempo. Todo ser creado se constituye pues de materia, que puede
ser corpórea o espiritual, y forma, la esencia que hace ser a un ser lo que es.
Esta creación no es abandonada por Dios sino que la cuida y gobierna una vez creada, y
para ello ha concebido un plan para el mundo que se expresa en la ley eterna. El problema
del mal será tratado por S. Agustín, pues si el mal existiera sería algo creado por Dios
siendo así él mismo malo. La solución, para San Agustín, es considerar que todo lo creado
por Dios es bueno, siendo el mal o la imperfección no algo real, sino carencia de ser o
perfección. Además, el mal sólo lo es desde un punto de vista individual y concreto, pero no
lo es para la totalidad de la creación en donde siempre resulta de él un bien mayor.
Explicará así igualmente el mal moral humano que se afirma como fruto de un bien mayor:
la libertad.
Si bien para S. Agustín la existencia de Dios está asegurada por la fe, pero ofrecerá varios
argumentos para demostrarla desde la razón. Uno se basa en la perfección, orden y
grandeza de la creación que exige el haber ser sido creada por un ser con esas cualidades.
Otro es el del consenso, pues la mayoría de los hombres creen en Dios. Pero el argumento
preferido por San Agustín es el derivado del carácter eterno e inmutable de ciertas ideas
que tenemos en nuestra alma, lo cual contrasta con la naturaleza humana, mutable y finita,
por lo que éstas ideas tienen que tener como causa un ser eterno e inmutable: Dios. A éste,
se le conoce imperfectamente a través de las huellas que ha dejado en las criaturas.
Para San Agustín la Verdad existe pues la afirmación escéptica de que no existe la verdad
se contradice al afirmar la verdad de dicho juicio. Distinguirá varios tipos de conocimiento. El
conocimiento sensible, de los sentidos, que genera doxa u opinión, es conocimiento
cambiante. El conocimiento racional inferior, la ciencia, donde con el razonamiento se
conoce lo universal y necesario relativo a las cosas temporales. Por último, el conocimiento
racional superior, la filosofía o sabiduría, que posibilita el conocimiento de verdades eternas,
inmutables, universales y necesarias que fundamentan nuestros juicios. Según la teoría de
la Iluminación estas verdades eternas no pueden ser descubiertas a través de los sentidos,
sino que se deben buscar en la intimidad de la conciencia, en el alma, donde Dios las ha
puesto. El hombre solo puede descubrir la verdad que está en su interior gracias a la
iluminación divina o espiritual.
S. Agustín tratará el problema, fundamental en la Patrística, de la relación e importancia en
el conocimiento de la Razón, representada por la Filosofía, y la Fe, representada por la
Revelación y la Teología. Se había ofrecido una respuesta en la que la Fe era lo único
importante y la Filosofía debe subordinarse completamente, es decir que la Filosofía es
sierva de la Teología. Sin embargo, para San Agustín en el conocimiento no hay rivalidad
entre Razón y Fe, sino que ambas deben ayudarse mutuamente. La fe no es algo irracional
sino que fe y razón van juntas (aunque siempre debe predominar la fe) y se complementan.
Por ello, es necesaria la razón para la fe y, a su vez, la fe para la comprensión de la

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realidad. Así, el lema de S. Agustín puede presentarse como comprende para creer y cree
para comprender (Intellige ut credas, crede ut intelligas).

El problema del ser humano y la moral.

El ser humano, según S. Agustín, está hecho a imagen y semejanza de Dios. Esto quiere
decir que posee, a diferencia de los animales, vida espiritual. Por ello, defenderá el
dualismo afirmando que el hombre se compone de dos sustancias, el cuerpo (materia) y el
alma (forma) cuya unión es accidental. Así, el hombre es fundamentalmente un alma
inmortal frente a un cuerpo mortal y corruptible. Esta alma humana tiene tres facultades que
le hacen ser una única persona: memoria, inteligencia y voluntad. La memoria permite unir
el presente y el pasado creando la identidad personal. La inteligencia permite conocer la
verdad. La voluntad, por último, lleva a buscar el amor y la felicidad que solo se pueden
encontrar plenamente en Dios. Por todo ello, y siendo ese amor lo fundamental, el alma
debe regir el cuerpo para volver a Dios de quien procede.
S. Agustín defiende el libre albedrío en el ser humano. La voluntad libre nos permite pecar
(libertinaje) o vivir bien y conforme a la ley de Dios (libertad). Sin embargo, la voluntad no es
suficiente para ser bueno por culpa del pecado original, que hemos heredado y por ello el
ser humano necesita la gracia, dada por Dios, para obrar correctamente. Una acción
humana debe juzgarse teniendo en cuenta la intención que la guía: si es conforme a la ley
de Dios será buena; si no, será pecado.
El mal moral humano se afirma como fruto de un bien mayor, el libre albedrío, resultando del
abuso que el hombre comete de este libre albedrío. Por ello, el ser humano es responsable
del pecado cometido pues sin libre albedrío no habría responsabilidad ni culpa. La voluntad
humana tiende a la felicidad, fin supremo que sólo se consigue en la otra vida, con la
contemplación y amor de Dios.

El problema de la sociedad o política.

Agustín de Hipona es el primer pensador que analiza el sentido de la historia humana según
una finalidad, y la concibe como el escenario donde Dios se manifiesta al hombre y donde
se produce la salvación. Así, la historia es lineal teniendo un principio, la creación, y un fin,
el Juicio Final, y adquiriendo un significado global en ese final de los tiempos. La historia
avanza así hacia una meta final que, defiende Agustín de Hipona, será la vuelta de
Jesucristo y la definitiva instauración del Reino de Dios en la tierra para los justos.
En este desarrollo histórico, S. Agustín distinguirá dos grandes grupos humanos según sea
el objeto de su amor: los que se aman a sí mismos por encima de todo, que conforman la
Ciudad terrenal, y los que aman a Dios por encima de todo, que constituyen la Ciudad de
Dios. Estas dos ciudades están mezcladas en cualquier sociedad a lo largo de la historia,
manteniendo una lucha ética entre sus componentes. La historia humana avanza hacia el
triunfo y salvación de los integrantes de la Ciudad de Dios que se dará al final de los
tiempos.

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Santo Tomás de Aquino (1225-1274).

Plantilla.

Tomás de Aquino (1225-1274), filósofo y teólogo medieval es Doctor de la Iglesia y patrón


de las enseñanzas medias y universitarias. Fusionó el platonismo que hasta entonces había
predominado en la filosofía cristiana tradicional, con las concepciones aristotélicas, recién
llegadas a la Europa cristiana. Marcó claramente los límites entre filosofía y teología, razón
y fe. Su Suma Teológica es la obra más importante de la escolástica (movimiento intelectual
originado en las escuelas universitarias). Muy cuestionado al principio, llegó a ser, junto a
Agustín, el pensador cristiano de mayor influencia. Su sistema filosófico–teológico, el
«Tomismo», tiene su eco todavía hoy en la filosofía y teología católicas.
Obras destacables: Suma Teológica y Suma contra Gentiles.

Conocimiento y realidad (ser humano).

Hay verdades de fe, verdades de razón y verdades compartidas (como la existencia de


Dios), pero no hay verdades incompatibles con otras verdades.
Santo Tomás sigue la explicación aristotélica del conocimiento de la realidad: considera que
el cosmos está formado por multitud de entes que están compuestos por materia y forma,
siendo la forma la responsable de la esencia. El mundo se articula debido a la existencia de
estas formas sin las cuales sería imposible el conocimiento. La teoría tomista del
conocimiento se basa en el carácter abstracto del proceso de conocer: hay que distinguir el
conocimiento sensible del conocimiento inteligible, obra del entendimiento y que se
constituye como un conocimiento universal. Considerará al entendimiento como lo que
define esencialmente al ser humano, frente a la memoria y a la voluntad. El ser humano es
un compuesto de materia y forma, como todos los entes menos Dios y los ángeles (forma
sin materia). La forma es el alma: principio de vida vegetativa, sensitiva e intelectual.
La inteligencia capta la forma, lo universal en sus rasgos sustanciales: la esencia. Esto es
realizado por los sentidos en colaboración con la imaginación y la memoria, que producen
una imagen sensible, concreta y particular de la sustancia. El trabajo del entendimiento
paciente es producir el concepto abstracto a partir de esa imagen. El proceso de
abstracción consiste en separar lo universal de lo particular. El entendimiento activo
reconoce la esencia allí donde aparece nuevamente.
Al referirse Aristóteles a este entendimiento agente, los averroístas afirmaban que el
entendimiento no es de cada individuo sino que es algo inmortal y eterno. Tomás de
defendió que el entendimiento paciente y agente son dos facetas del mismo entendimiento
de cada persona individual y que se identifica con el alma humana, que es inmortal. De este
modo, intenta sintetizar la doctrina aristotélica de la forma y la materia del ser humano, y la
fe cristiana, según la cual puede darse la vida después de la muerte.

Dios.

Para comprender los argumentos que aporta Santo Tomás para demostrar la existencia de
Dios, es necesario primero conocer cuál era la posición de la Iglesia católica con respecto a
otras posiciones relativas a la existencia de Dios. Estas posiciones provenían del Concilio
de Letrán. La Iglesia condena el ateísmo, el materialismo y el panteísmo (decir que la

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esencia de dios y todas las cosas es una y es la misma). Finalmente condena a aquellos
que identifican a Dios con las ideas platónicas: para la Iglesia, San Agustín acierta al decir
que Dios creó el mundo conforme a razones ejemplares, pero sería un error decir que Dios
y las ideas son lo mismo. Dios es “alguien”, no “algo”.
Además, la Iglesia en la época de Santo Tomás afirma que Dios, a causa de ser
todopoderoso, creó a partir de la nada el tiempo, las criaturas espirituales y las corporales,
es decir, los ángeles y el mundo. Dios es trascendente y es eterno.
Santo Tomás afirma que la existencia de Dios no es una verdad evidente para la naturaleza
humana, y por eso, tiene que ser demostrada.
Para Santo Tomás, la existencia de Dios sólo puede ser alcanzada si partimos del
conocimiento sensible. Por ello, desarrollará sus cinco pruebas de la existencia de Dios a
partir de la experiencia. En la Suma Teológica, capítulos 1 y 2 encontramos formuladas las
cinco pruebas, conocidas como vías, para demostrar la existencia de Dios:
1. Vía del movimiento (Primer motor): es de inspiración aristotélica. Gracias a los
sentidos sabemos que hay cosas en este mundo que se mueven, y todo lo que se
mueve es movido por otro. Debido a que una serie infinita de causas es imposible,
hemos de admitir la existencia de un primer motor no movido por otro, inmóvil: Dios.
2. Vía de la eficiencia: sabemos de la existencia de causas eficientes que no pueden
ser causas de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de
existir. Además, no podemos admitir una serie infinita de causas, sino que tiene que
existir una primera causa eficiente incausada que es Dios.
3. Vía de la contingencia: se inspira en la distinción entre esencia y existencia de
Avicena: hay seres que comienzan a existir y no son necesarios ; si todos los seres
fueran contingentes, no existiría ninguno, pero como existen, deben tener una causa
de un primer ser necesario, ya que una serie infinita de causas contingentes es
imposible. Este ser necesario es Dios.
4. Vía de los grados de perfección: de inspiración neoplatónica. Hay distintos grados de
perfección en este mundo, y eso implica la existencia de un modelo con respecto al
cual establecemos la comparación, un ser verdadero, óptimo y supremo: Dios.
5. Vía de la finalidad:también aristotélica. Observamos que hay seres inorgánicos que
actúan con un fin, pero al carecer de conocimiento e inteligencia, sólo pueden tender
a un fin si son dirigidos por un ser inteligente. Por ello, debe haber un ser inteligente
que ordene todas las cosas naturales dirigiéndose a un fin, y ese ser es Dios.

Ética y política.

Para justificar la dependencia de la ética y la política respecto a Dios, Santo Tomás


distingue entre ley eterna/divina (a través de la cual Dios gobierna los destinos del
Universo), ley natural (la manifestación de la ley eterna en el hombre) y ley positiva
(conjunto de leyes creadas por el hombre para regular la convivencia social). La ley natural
es el fundamento de la ética, y dicha ley tiene su fundamento en la ley eterna: Dios será el
fundamento de la moral y de la política, ya que ambas son un medio para alcanzar el último
fin del hombre: la contemplación de Dios.
La ética se fundamenta en la ley natural. Los preceptos de la ley natural derivan de las
inclinaciones naturales como conservar la vida propia, vivir en sociedad, conocer la verdad.
De la inclinación natural de conservar la vida deriva el precepto que prohíbe matar o
suicidarse, y de la inclinación natural de propagar la especie deriva el precepto de ayudar al
prójimo y conocer a Dios. El primer precepto de la ley natural es universal y puede ser
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
conocido por todos: “Se debe obrar y proseguir el bien y evitar el mal”, pero es un precepto
demasiado abstracto por lo que requiere cierta concreción que de adquiere mediante la ley
positiva, la cual adapta la ley natural a las características de una sociedad o época. Con la
distinción entre los preceptos primarios y secundarios, Tomás pretende compatibilizar la
universalidad de los primeros principios de la ley natural con la diversidad de las leyes
humanas.
La ética tomista es teleológica, al igual que la aristotélica. Todos los seres tienden a un fin, y
el fin que persigue el hombre es la felicidad. Se diferencian en que la aristotélica, la felicidad
está en el mundo mientras que en la tomista, es trascendente.
La ley natural también fundamenta la suciedad y pone límites a la autoridad. La sociedad es
una institución natural que brota de la naturaleza humana: el hombre es un ser social por
naturaleza, tal y como defendió Aristóteles. El fin de toda sociedad es el bien común, y para
ello necesita una autoridad que unifique y dirija las actividades ciudadanas hacia el bien
común. De lo contrario, se desintegraría, y por eso la autoridad es una necesidad natural.
La ley positiva deriva de la ley natural, de donde se sigue que si las leyes de Estado fuesen
en contra de la ley natural, no serían leyes, sino “perversión de la ley”, por lo que los
ciudadanos están obligados a cumplirlas. El límite de la autoridad consiste en no poder
hacer leyes en contra de la ley natural. Esto legitima la desobediencia civil ante un orden
social y político injusto.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527).


(no en comentario, sólo preguntas de teoría.)

Ética, ser humano.

La concepción del ser humano de Maquiavelo, y por tanto su visión ética, apunta por un
lado hacia la inestabilidad. No hay nada más allá de las vicisitudes históricas, ni siquiera
una naturaleza humana, sino un conjunto de impulsos imprevisibles. Se trata de una visión
pesimista en la que el pesimismo no viene de atribuir al hombre una naturaleza mala, sino
de negarse a atribuir una naturaleza al hombre.
Su acción está determinada por la ambición (deseo de riqueza y de poder), la impaciencia,
la envidia, la sed de venganza, la angustia de la seguridad, deseo de novedad. En definitiva,
el hombre tiene naturalmente al desorden y la corrupción. Parte del supuesto de que los
hombre son generalmente malos, y que el gobernante prudente debe basar su política en
este hecho. El gobierno se funda en la debilidad e insuficiencia del individuo, que es incapaz
de protegerse contra la agresión de otros individuos a no ser que tenga el apoyo del poder
estatal.
La concepción maquiavélica de la ética y de la política consiste en mostrar los choques que
se suscitan entre la moral y la actividad de un político que pretende ser eficaz. El dilema que
queda planteado es el de una política sujeta a la moral, pero condenada al fracaso, o bien
una política eficaz pero inmoral. Maquiavelo presenta un ejemplo extremo de la doctrina de
un doble patrón de moralidad: el doble patrón de conducta para el estadista y para el
ciudadano privado constituye la nota principal del llamado "maquiavelismo". Se debería
distinguir, entonces, entre unas normas para aplicar al gobernante que encarna la voluntad
del Estado, y otras para juzgar los actos de los sencillos ciudadanos.
Junto al bien, el mal aparece como un medio necesario para consolidar el bien. Se trata de
la utilidad frente a la moralidad: "el fin justifica los medios", y el fin es el Estado. Lo único

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
que cuenta es el éxito o buena culminación de las actividades emprendidas, el triunfo.“Un
señor que actúe con prudencia no puede ni debe observar la palabra dada cuando vea que
va a volverse en su contra y que ya no existen las razones que motivaron su promesa.
En Maquiavelo se lleva a cabo la afirmación clara y explícita de la ruptura con la ética
tradicional y de la autonomía de la esfera política. Maquiavelo no parte de la ética tradicional
para encontrar el fundamento de la acción política, sino que describe el marco y la entidad
real de esta acción: el proceder político tiene sus propias leyes, independientes de la moral.
Según Maquiavelo, están fuera de lugar cualquier moralismo y cualquier utopía referente a
gobernantes perfectos. Los buenos en sentido moral resultan inútiles para la sociedad: no
están constituidos para ser hombres "públicos", sino más bien para ser hombres "privados".
La virtud (virtù), en cuanto capacidad del príncipe que le posibilita mantener el Estado por
encima de la virtud en cuanto al bien moral.
Así pues,no existe ningún bien que sea bien y ningún mal que sea mal, ya que mientras es
bueno lo que hace prosperar al Estado y mantiene al príncipe en el poder es malo en
cambio todo lo que le perjudica, aunque sea entre bienes morales.

Política.

La ciencia política moderna comienza con Maquiavelo, ésta no es una continuación de la


Política de Aristóteles, sino un nuevo producto intelectual. Mientras la filosofía política de la
antigüedad se empeña en gran parte en el estudio del Estado y del comportamiento político
tales como deben ser o se imaginan los filósofos, la ciencia política los estudia tal y como
son. A un príncipe (Estado) le es necesario saber utilizar correctamente la bestia, debe
elegir entre ellas la zorra (astucia) y el león (fuerza), porque el león no se protege de las
trampas ni la zorra de los lobos. Es necesario, por tanto, ser zorra para conocer las trampas
y león para amedrentar a los lobos". Debe disfrazar sus a primera vista injustas, inmorales e
irreligiosas acciones porque la política para la generalidad es el reino de las "apariencias".
La palabra “príncipe” no significa heredero de un rey o de una reina, sino “el principal”, es
decir, la persona que detenta el poder ejecutivo.
Para él, el Estado no era un medio, sino un fin en sí mismo cuya meta principal era
conservarse. La existencia y seguridad del Estado debían estar por encima de las acciones
privadas de los individuos. Él es quien, subvirtiendo el rango de los valores, puso los fines
del Estado por encima de todos los demás, incluso de los valores éticos y religiosos. De
aquí a la “razón del Estado” no hay más que un paso. En El príncipe menciona buenas
cualidades pero luego observa que no es necesario que un príncipe tenga todas las buenas
cualidades que ha enumerado, pero es muy necesario que parezca que las tenga. Si el
príncipe posee y practica invariablemente esas buenas cualidades, estas resultan nocivas,
mientras que la apariencia de poseerlas es útil.
Maquiavelo no ignora que su doctrina contradice la moral oficial. Pero considera que el
mundo está hecho de tal forma que comportarse de otro modo resultaría "peligroso", ya que
los hombres son mentirosos y tramposos, y quien no sabe engañar o mentir corre el riesgo
de ser devorado. Puesto que los demás no respetan los compromisos, uno mismo no está
obligado a respetar los suyos con los demás. El príncipe sólo necesita, pues, encontrar un
pretexto honorable que sin duda no le faltará. Maquiavelo no hace otra cosa sino descubrir
una práctica habitual del momento sobre la que, hasta entonces, ningún teórico de la
política se había atrevido a fundar un sistema, dar reglas y, mucho menos, proponerlas a los
gobernantes.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Maquiavelo considera más seguro para el príncipe ser temido que amado, cree que el
príncipe debe conseguir la adhesión del pueblo, aunque considera que el amor o la lealtad
de los súbditos no son suficientes para mantener el poder, ya que la naturaleza humana no
es “noble”. Por ello, es necesario el temor, pero no el odio. Un príncipe no puede sostenerse
si es odiado por el pueblo. Para evitar el odio, Maquiavelo aconseja al príncipe ejecutar a
través de otros las medidas que puedan acarrearle odio y ejecutar por sí mismo aquellas
que le reporten el favor de sus súbditos. Las medidas que pueden producir odio se agrupan
en dos categorías de perjuicios: los económicos (en los bienes) y los físicos (en las
personas).
La historia es una repetición de lo mismo; de ahí que pueda funcionar fuente del saber, ya
que la sabiduría política tiene como base precisamente la "experiencia" de las cosas
actuales y la "lectura" de las cosas pasadas. Su método era histórico-inductivo: de lo
particular a lo general partiendo de la experiencia histórica, sin conceptos a priori.
Maquiavelo concibe la historia como un proceso repetitivo ascendente y descendente.Sin
embargo, Maquiavelo no cree que este ciclo sea inmutable o que constituya una especie de
destino circular. Precisamente la historia, al proporcionarnos conocimiento, nos da la
posibilidad de romper el círculo, ya que el conocimiento es poder. Y haciendo uso de ese
poder es factible disponer las cosas de otra manera, y organizar un estado capaz de
renovarse a sí mismo, de mantenerse en equilibrio, libre de la corrupción, por mucho
tiempo, sin decaer.

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AUTORES DE LA
EDAD MODERNA

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
René Descartes (1596-1650).

Plantilla.
Esta obra del pensador francés René Descartes fue escrita en latín. Años después apareció
la primera traducción al francés, la cual popularizaría el título de Meditaciones metafísicas,
abreviatura del título original, mucho más largo: Meditaciones metafísicas en las que se
demuestran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. El libro está dedicado a la
Facultad de Teología de la Universidad de París, de la que esperaba recibir la aprobación
oficial para su filosofía. Este libro contiene la exposición más amplia y compleja del
pensamiento de René Descartes, cuyos principios habían sido ya divulgados en el célebre
Discurso del método.

Realidad, conocimiento y Dios.

Descartes, siglo XVII, es el fundador de la Filosofía Moderna y principal pensador de la


corriente filosófica del racionalismo. El racionalismo es una escuela filosófica que considera
a la razón, frente a los sentidos, como única fuente de conocimiento verdadero.
Tras el hundimiento de la filosofía aristotélico-tomista, el objetivo de Descartes fue encontrar
un método en el que partiendo de una serie de reglas, nos garantice el razonamiento
correcto. Dicho método se basaba en cuatro reglas:
1. Regla de la evidencia: rechazaba cualquier idea que no fuera clara (es
decir,indudable) y distinta (que no se confundiera con otra). Se llegaba a la evidencia
bien por intuición, como la visión intelectual directa de una verdad (los principios del
razonamiento), o bien por deducción, que permite, a partir de ideas intuitivas, derivar
una serie de consecuencias necesariamente ciertas.
2. Regla del análisis: consiste en reducir ideas complejas en otras más simples para
poder llegar a conocerlas intuitivamente.
3. Regla de la síntesis: partiendo de los argumentos ya intuidos, construye
deducciones más complejas.
4. Regla de la enumeración: se revisan los pasos anteriores para estar seguros de su
correcta aplicación.

Descartes aplica este método para llegar a una verdad absoluta e indudable y llegar así a
una metafísica cierta y segura. Para encontrar esta verdad evidente aplicará la duda
metódica, la cual consiste en dudar de todos nuestros conocimientos hasta llegar a alguno
que sea indudable. La duda metódica tiene cuatro niveles:
1. Desconfianza del conocimiento aportado por los sentidos, ya que estos a veces nos
engañan.
2. Duda de la realidad extramental debido a la confusión entre sueño y vigilia, ya que
los sueños a veces no se distinguen de la realidad por lo que la realidad podría ser
ilusoria.
3. Dios engañador:puede que Dios nos haya creado para engañarnos cada vez que
razonamos, incluso en los razonamientos más evidentes.
4. Dudará del conocimiento que proviene de la razón, ya que podría existir un genio
maligno que nos hace equivocarnos cada vez que razonamos y creemos estar en lo
cierto.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Sin embargo, afirma Descartes, aunque la duda parece haber eliminado todos nuestros
conocimientos, no podemos dudar que pensamos, y por lo tanto que existimos, ya que la
primera intuición de una verdad indudable es “Pienso luego existo”. Y si existo, lo hago
como un yo pensante, un cogito, afirmando la existencia de ese cogito como primera verdad
indudable.
Descartes partirá del yo pensante (primera verdad indudable) para construir una metafísica
cierta. El yo (cogito) piensa ideas, las cuales son de tres tipos: adventicias, que parecen
provenir del exterior; facticias, las construye la imaginación a partir de otras ideas; e innatas,
aquellas que son connaturales al sujeto y las tiene la razón en sí misma.
Entre las ideas innatas se encuentra la idea del infinito, que Descartes identifica como la
idea de Dios, la cual no ha provenido del exterior, ni ha sido creada por el yo, dado que este
es finito e imperfecto, por lo que ha tenido que ser puesta por un ser infinito, con lo que
demuestra la existencia de Dios. Además de esta demostración, Descartes proporciona
otras dos demostraciones: la primera, Descartes afirmará una variante del argumento
ontológico según el cual al implicar la perfección al concepto de Dios, nos lleva a su
existencia, pues sino sería imperfecto. En la segunda, es una variante de la vía tomista de
la contingencia según la cual si el yo se hubiese creado a sí mismo se hubiese dado la
perfección, pero el yo es imperfecto y finito por lo que a tenido que ser traído por otro ser,
que podría ser contingente, pero una cadena de seres contingentes no puede ser infinita, es
decir, ha de ser necesario la existencia de Dios que ha creado al yo y lo mantiene en la
existencia.
Ya demostrado que hay una realidad extramental, esta se explica por el mecanismo en el
que todo movimiento de la materia está determinado por las leyes físicas que la afectan, y
Dios afirma que el mundo exterior existe y la ciencia que se ocupa de él es verdadera.
Para Descarte existen tres sustancias: la pensante (almas), la extensa (cuerpos) y la infinita
(Dios).

Ser humano y moral.

Descartes afirma un dualismo según el cual alma y cuerpo son dos sustancias diferentes.
La relación entre ambas se da a través de la glándula pineal, haciendo posible al alma
gobernar al cuerpo. El ser humano es propiamente la sustancia pensante, independiente de
la sustancia extensa (el cuerpo). El cuerpo actúa como una máquina, construida por Dios, y
no puede comportarse de forma libre. Sin embargo, el alma, que es inmortal, actúa de forma
libre y debe gobernar al cuerpo.
Con el desarrollo y perfección del alma se consigue la felicidad, y para desarrollar el alma,
Descartes afirma que hay que desarrollar la libertad. La libertad se consigue con el dominio
de los deseos que surgen en el cuerpo, cuando el sujeto no se encuentra dominado por la
sustancia extensa (cuerpo), sino que gobierna su cogito (alma), siendo totalmente libres.

David Hume (1711-1776).

Plantilla.
El escocés David Hume no fue célebre en su época por ser filósofo sino por su “Historia de
Inglaterra” (un trabajo monumental que comprende desde la invasión de la Isla de Gran
Bretaña por Julio César hasta la Revolución de 1688, revolución que daría lugar al
Parlamentarismo inglés tal y como actualmente lo conocemos) De hecho, su primera

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
incursión en la Filosofía teórica fue un fracaso y tuvo que adaptar su obra filosófica (que era
un tratado) para hacerla más accesible y le cambió el título por el de Investigación sobre el
entendimiento humano. Esta obra supuso una auténtica revolución con respecto a la
cuestión de la realidad (la metafísica) y del conocimiento que de ella podemos tener. Kant
(1724-1804) dejará de ser un filósofo racionalista y metafísico tras la lectura de esta obra, la
cual -usando palabras del mismo Kant- le despertó de “un sueño”.

Realidad y conocimiento.

Hume es el autor más importante del Empirismo, en el cual todo nuestro conocimiento
procede de la experiencia, por lo que cuando nacemos, nuestro conocimiento es como una
página en blanco.
Para Hume, los contenidos de la mente son percepciones, y hay dos tipos: las
percepciones, datos inmediatos de la experiencia, e ideas, copias de las impresiones.
Las ideas se dividen, como el Locke, en simples y complejas. Las simples son las que
corresponden a una impresión, y de ellas salen las ideas complejas, que son el resultado de
la actividad de la memoria o de la imaginación. Las ideas de la memoria son más intensas y
mantienen la forma y orden de las impresiones originales, mientras que las de la
imaginación alteran la figura y la secuencia según tres principios: semejanza, contigüidad y
causalidad.
Para Hume hay dos modos de conocimiento racional:
1. Relaciones entre las ideas: ofrecen proposiciones analíticas (como las de la lógica o
la matemática), lo que afirma que el predicado está contenido en el sujeto y por tanto
no amplían la información sobre la realidad.. Su verdad es conocida a priori, sin
necesitar la experiencia, ya que es determinada por la razón misma.
2. Cuestiones de hecho: ofrecen proposiciones sintéticas donde el predicado no está
contenido en el sujeto. Ésta se basa en la experiencia, ya que su verdad es conocida
a posteriori , y por tanto, afirman algo nuevo sobre la realidad.
Hume criticará el principio de causalidad, el cual afirma que todo ser o suceso es producto
de una causa anterior. Hume analizará dicho principio aplicando el criterio del razonamiento
a posteriori, la necesidad de la experiencia. Concliurá que el principio de causalidad no se
puede afirmar, pues no podemos tener impresión de una conexión universal entre causa y
efecto. Al no ser capaces de percibir que algo ocurrirá siempre, no podemos afirmarlo con
certeza. Hume afirma que el principio de causalidad es sólo una suposición o creencia
basada en el hábito y la costumbre de haber tenido impresión en el pasado de dos
acontecimientos distintos que se suceden consecutivamente. Sostiene que la verdad de
toda ley de la naturaleza es sólo probable.
Hume también criticará la afirmación de las tres sustancias cartesianas (el Yo, la Realidad
Exterior y Dios) y asegurará que es imposible conocer su existencia defendiendo así el
escepticismo, según el cual no hay certeza sobre ningún conocimiento de la realidad.
Hume niega la existencia del yo como sustancia pensante. El Yo no es más que una serie
de impresiones asociadas a la imaginación, por lo que es un hecho psicológico producido
por la memoria, y no algo sustancial.
Respecto al mundo corpóreo, solo tenemos impresiones porque la idea de una realidad
externa que está más allá no se basa en impresiones o experiencias.
Tampoco la existencia de Dios puede demostrarse ya que, es imposible tener experiencia
de él ni recurrir a la impresión correspondiente. Además, todas las demostraciones de la

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
existencia de Dios por parte de otros filósofos se basan en el principio de causalidad, que
Hume ha demostrado ser falso.
Hume finalmente desarrolla su empirismo en el escepticismo, por el cual no se puede
afirmar la existencia del mundo, del yo ni de Dios; y el fenomenismo, pues sólo es posible
conocer las impresiones como fenómenos mentales.

Ética o moral.

Hume realiza una crítica a todas las teorías éticas de filósofos anteriores que basan la moral
en la razón. Nuestros juicios morales no son producto de la razón, pues no proceden de
ninguno de los tipos de conocimiento racional. Además, Hume añade que si la razón puede
ayudarnos a clasificar la utilidad de las acciones humanas no puede motivarnos a
realizarlas. Por ello, según Hume, la moral no se fundamenta en la razón.
Hume defendió el emotivismo moral, el cual afirma que la moral tiene su origen en los
sentimientos. Este sentimiento moral se presenta como una emoción que brota del sujeto
desde su naturaleza, y expresa agrado o desagrado ante las acciones, siendo el concepto
de bueno/bien una sensación de agrado y el de malo/ mal una sensación de desagrado.
Según Hume, lo bueno y lo malo procede de la subjetividad: son emociones ajenas a la
razón. Un ejemplo lo encontramos en cómo cambia el sentimiento moral cuando una víctima
de un crimen nos aparece como víctima absoluta, en cuyo caso lo vemos como algo malo, o
si aparece como víctima por un inocente en defensa propia, en cuyo caso lo vemos como
bueno, o no malo. Al cambiar el objeto de nuestra empatía, cambia el juicio moral sobre los
hechos.
El sentimiento moral se basa en dos principios: la utilidad y la simpatía. (no sé si es
necesario)
- La utilidad depende de la expectativa del placer que una acción pueda ocasionar.
Aquellas acciones en las que más placer podamos prever que van a ocasionar las
clasificamos como buenas.
- La simpatía según Hume, es la inclinación que todos seres humanos poseen a
participar en los sentimientos y las inclinaciones de otros y que nos lleva a obrar
buscando la felicidad de los demás.
De esta forma, la moral no es resultado de un cálculo racional, ni de un sentimiento, sino
que ambos factores se relacionan. Esto garantiza que el sentimiento moral no sea egoísta ni
individual y que la moral no sea solo convencional, sino que se constituya desde un
sentimiento característico de la humanidad, siendo por tanto universal.
Por último, Hume criticó que el paso del “ser” a “deber ser” no está justificado. Un ejemplo
es la sexualidad humana: es cierto que es un instrumento para la sexualidad humana, pero
no exige que deba ser su único propósito. Aplicado a la ética de Aristóteles, se puede decir
que aunque la inteligencia sea algo esencial en el ser humano, nada obliga a tener que
hacer uno de ella en la toma de decisiones. A esta relación entre el “ser” y “deber ser” se le
conoce como la guillotina de Hume.

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Rosseau (1712-1778).
(no entran en textos, sólo teoría)

Sociedad (y ser humano).

En la época de Rousseau (1712-1778) la sociedad civil sufre tres grandes transformaciones:


a) la primera revolución industrial y el apogeo económico de la burguesía; b) la
concentración de mano de obra en las ciudades; y c) el declive de la nobleza, eclipsada por
las monarquías absolutas.
Para Rousseau la ciencias y las técnicas no nos conducen al progreso hacia lo mejor. La
vida civilizada, a diferencia de la inocencia de los salvajes, es demasiado compleja. Así
pues Rousseau afirma en el "Discurso sobre las ciencias y las artes" que, si bien fue la
necesidad de seguridad la que creó los tronos de los reyes absolutos, las ciencias y las
artes los habían fortalecido. Los seres humanos han perdido la inocencia, se han vuelto
amantes de la comodidad y del lujo y esto los esclaviza sin saberlo.
Posteriormente Rousseau publicó un "Discurso sobre la desigualdad" donde se acusa
directamente a la sociedad de la pérdida de la bondad natural de los seres humanos. Es el
afán por mejorar en las condiciones de vida el que les llevó a progresar en las técnicas.
Finalmente las mejoras en la producción agrícola dio lugar al surgimiento de la propiedad
privada. Para Rousseau reconocer a la propiedad privada como un derecho fue el auténtico
"pecado original" de la humanidad. Casi todas las desgracias humanas se podrían haber
evitado de no existir tal derecho.
Llegamos así a las tesis de "El contrato social". Rousseau enlaza aquí con el pensamiento
utópico pues pretende, contra los contractualistas ingleses, encontrar la forma de
convivencia donde la seguridad y la libertad sean posibles a la vez sin que todo el sistema
social gire necesariamente alrededor del derecho de propiedad sino sobre la igualdad. Algo
así es posible si la soberanía reside en la voluntad general. La voluntad general no es la
voluntad de la mayoría ni tampoco la suma de la voluntad de todos los ciudadanos sino
aquella que atiende al interés general incluso cuando ni siquiera coincide con el interés de
ningún particular. Quien respeta la voluntad general sólo es súbdito de sí mismo y por lo
tanto es ciudadano y no súbdito. La libertad es el sometimiento a la ley. La voluntad general
queda definida como la integral de las voluntades donde las tendencias más extremas del
interés propio de ciertos individuos quedan anuladas.
Si no hay súbditos ni vasallos los ciudadanos son, en cierto sentido, como hermanos:
fraternidad. Por lo tanto la libertad, la igualdad y la fraternidad fundamentan en Rousseau la
división de poderes (Montesquieu) e inspirarán años más tarde a los jacobinos en la
Revolución francesa.
Para que nadie pueda condicionar el sentido de la voluntad individual es conveniente un
sistema económico, donde el trabajo asalariado sea irrelevante o inexistente y en el que las
familias fuesen unidades autónomas de producción. De este modo los patronos no pueden
“secuestrar” el voto de los trabajadores.
Con respecto al sistema de gobierno, Rousseau propuso que allí donde la democracia
directa no es posible por el elevado número de habitantes sería más conveniente una
aristocracia electiva donde los más sabios, como gobiernan a la multitud (idea ya defendida
por Platón). No obstante, unas asambleas legislativas periódicas examinarán las
actuaciones del poder ejecutivo y judicial.

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Todo esto no será posible sin una reforma profunda de las creencias y, sobre todo, de la
educación de la multitud.

Immanuel Kant (1724-1804).

Plantilla.
Para Kant (1724-1804) la metafísica trata los tres temas clásicos del alma, el mundo y Dios
y, para Kant, sólo el conocimiento científico puede ser auténtico conocimiento. Por lo tanto,
preguntarse si es posible el conocimiento metafísico equivale a preguntarse si es posible
que la metafísica pueda llegar a ser una ciencia. Pero ahora nos encontramos ante un
nuevo problema: averiguar cuáles son los elementos que caracterizan a un conocimiento
científico, sea el que sea.

Conocimiento y realidad.

La filosofía de Kant realiza la síntesis entre el Racionalismo y el Empirismo. Kant niega que
existan ideas innatas como la idea de Dios y en eso es contrario al racionalismo. Pero
también se resiste a entender que el conocimiento de los fenómenos se reduzca, como dice
Hume, a la costumbre. De ahí que retoma el apriorismo de los racionalistas pero eliminando
los contenidos. La tesis puede resumirse con una frase del mismo Kant: “Todo nuestro
conocimiento comienza con la experiencia pero no todo él procede de ella”. Kant ve
necesario criticar la razón para saber qué podemos conocer, por lo que hace un análisis de
la razón en Crítica de la Razón Pura.
Para entender esta tesis hay que diferenciar entre condiciones estructurantes y contenidos
empíricos. Las estructuras (o condiciones de posibilidad del conocimiento) las posee el
sujeto mientras que los contenidos a los que se aplica esa estructura los suministra la
experiencia.
Kant no está de acuerdo con Hume en que el conocimiento matemático se reduzca a una
serie de convenciones que nosotros mismos habríamos inventado. Y tampoco considera
Kant que las relaciones entre fenómenos naturales (físicos) se puedan reducir a una simple
contigüidad entre el fenómeno A (causa) y el fenómeno B (el efecto o consecuencia) porque
nuestro conocimiento es capaz de distinguir fenómenos meramente consecutivos de
aquellos en los cuales encontramos un nexo causal.
Para Kant las leyes de la física de Newton han demostrado que hay conocimiento de la
experiencia que es universal y necesario, es decir no es meramente probable sino sintético
(informativo) y a priori (no dependen ya de la recopilación de datos de la experiencia sino
que le imponen la estructura a dichos datos).
El conocimiento científico, tanto si es matemático como si es natural, se basa en juicios
sintéticos a priori, es decir, enunciados que aportan información (sintéticos) pero que no
expresan contingencias sino principios universales y necesarios.“La fuerza es igual a la
masa por la aceleración” es un juicio sintético a priori. Un juicio o proposición sintético/a a
posteriori es aquel cuya validez depende de los datos de la experiencia hasta el punto de
poder variar en un futuro, por ejemplo: “La temperatura media de nuestro país es de 15
grados”. Pueden tener validez estadística o probabilística, como decía Hume, pero no
proporcionan un conocimiento científico fuerte.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Pues bien, la pregunta ahora es ¿son posibles los juicios sintéticos a priori en la Metafísica,
del mismo modo que lo son en las Matemáticas y en la Física? La respuesta está en el
estudio de las estructuras a priori que el sujeto del conocimiento impone a los datos de la
experiencia. Esas estructuras sin los datos quedan vacías y no tienen capacidad por sí
mismas de producir juicios sintéticos. Estas estructuras se dividen en tres tipos:
1. Las estructuras de sensibilidad permiten la aparición de los objetos de la
percepción interna y externa. El espacio y el tiempo son las dos intuiciones puras
que hacen posible la sensibilidad y se diferencian en que el espacio es la intuición
que permite la experiencia externa mientras que el tiempo abarca tanto la
experiencia externa como la interna
2. Las estructuras del entendimiento nos permiten producir proposiciones o juicios.
Las categorías hacen posible comprender lo percibido mediante el entendimiento. La
aplicación de las categorías produce, bajo ciertas condiciones, conocimiento
científico significativo que dice algo nuevo sobre la realidad. Ese conocimiento
científico se expresa mediante proposiciones sintéticas y a priori.
Kant distingue entre fenómeno: lo que percibimos aplicando las intuiciones puras y
las categorías; y el noúmeno:la cosa de la que no tenemos experiencia y no puede
ser conocida, sólo pensada por nuestra razón.
3. La razón, por la cual unimos juicios con otros, propone tres ideales que no son
objeto del conocimiento posible porque rebasan los límites espacio-temporal de la
sensibilidad: el alma, el mundo y Dios. Estas tres ideas se refieren a noúmenos de
los cuales no tenemos conocimiento, y cuando la razón trata de conocerlos, cae en
contradicciones.
Kant demuestra que las intuiciones y las categorías sólo pueden ser aplicadas a conceptos
que procedan de la experiencia, por lo que como no tenemos experiencia del alma, mundo y
Dios, concluimos que la metafísica es una ciencia imposible y no es conocimiento.

Ética.

La ética de Kant se opone al emotivismo moral de los empiristas. Estos afirmaban que la
razón no tiene nada que decir con respecto a los asuntos morales, de modo que los juicios
sobre lo bueno y lo malo proceden de un sentido común de raíz emocional. Kant se opone
igualmente a las éticas del placer (hedonismo) y, en general a todas las éticas que
proponen un fin para la vida humana (incluida la de Aristóteles) porque los individuos
pueden renunciar a conseguir esos fines.
Frente a ellas, Kant propone una ética formal y universal que al imponer un deber recibe el
nombre de Imperativo categórico y la formula así: “Obra como si la máxima de tu acción
pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal”, la cual se concreta en la siguiente
formulación: “Obra de tal modo que trates a la Humanidad, siempre y a la vez como un fin, y
nunca sólo como un medio”. La ética de Kant es calificada de “rigorismo moral” puesto que
no hay excepciones a la ley moral como no la hay a cualquier ley de la naturaleza. El fin
jamás justifica los medios (es una ética profundamente antimaquiavélica) Esto supone que
las consecuencias no importan siempre y cuando se cumpla el Imperativo. No hay
condiciones o hipótesis que valgan de excepción (es categórica, no hipotética) Pero una
vida moral fundamentada en el respeto a este Imperativo no es, desde luego, ninguna
garantía de la Felicidad, ni del placer ni de ningún tipo de “recompensa”. Es en este
momento de su pensamiento cuando toman pleno sentido los Ideales de la Razón Pura.

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La idea del Alma se corresponde con la libertad, la del Mundo con la inmortalidad, y la de
Dios a Dios como juez universal.
Pero no es demostrable que efectivamente existan o no existan los noúmenos o realidades
metafísicas.

Conclusión.

Kant salva al conocimiento y a la moral del escepticismo empirista pero renunciando a la


Metafísica definitivamente. Sin embargo, las Ideas metafísicas no son invenciones absurdas
sino que nos incitan a superarnos en el conocimiento, aspirando cada vez a saber más
(desde la experiencia y sin salirnos de ella) y, además, fundamentan los Postulados de su
sistema moral.

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AUTORES DE LA
EDAD
CONTEMPORÁNEA

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Karl Marx (1818-1883)

Plantilla
El fin del idealismo no sólo provocó el abandono temporal de la metafísica, sino que
además abrió paso a filosofías con un fuerte contenido social y político. Entre estas
destacan el positivismo cientificista, el utilitarismo (una forma de neo-empirismo) que
buscaba el bienestar de la mayoría y, por supuesto, el marxismo. Incluso un autor tan
distinto como Nietzsche quiso crear un mundo nuevo de "superhombres".
En la obra de la que procede el fragmento, La ideología alemana, Marx y Engels llevan a
cabo un ajuste de cuentas con la filosofía idealista de Hegel y con sus seguidores a la vez
que se ocupan de la historia desde una perspectiva materialista.
El núcleo fundamental de las ideas recogidas aquí pertenece a Marx. Trata temas muy
variados en relación con la historia, la vida social de los seres humanos, las condiciones
materiales de su existencia, etc.

Ser humano
Para Marx, el auténtico conocimiento proviene de la praxis: la actividad teórico-práctica a
través de la cual el hombre transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico:
requiere utilizar el entendimiento y la sensibilidad en los asuntos prácticos, produciendo
también teoría, secundariamente. Pero esta teoría se pone a prueba en la praxis. Nuestra
cultura ha dado más importancia a la teoría que a la praxis porque los orígenes del
pensamiento tuvieron lugar en la sociedad esclavista donde el trabajo manual se
consideraba propio de esclavos y clases inferiores. Esto falsea la idea de la esencia del ser
humano y desemboca en la falsa conciencia de los individuos acerca de la situación real
dada por sus condiciones materiales de existencia.
Según Marx, el hombre se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla,
mediante la praxis. Pero pronto la praxis queda alienada por el trabajo y con ella el ser
humano. La alienación es la circunstancia en la que vive toda persona que no es dueña de
sí misma, ni es la responsable última de sus acciones y pensamientos. Para Marx es la
condición en la que vive la clase oprimida en toda sociedad de explotación, en toda
sociedad que admite la propiedad privada de los medios de producción.
Existen varios tipos de alienación:
- Alienación del trabajo: El trabajo se convierte, pues, en una actividad alienada y
alienante, cuando los seres humanos producen objetos sobre los cuales ya no
ejercen ningún control, que no ponen de manifiesto su humanidad.
- Alienación económica, estructural y radical en la sociedad capitalista: derivan de ella
otras formas de alienación, como la social, (a través de la división de la sociedad en
clases), la política (con la división entre la "sociedad civil" y el "Estado") de las que, a
su vez derivan otras formas de alienación ideológica (como la religiosa y la filosófica)
que buscan justificar la situación real de miseria para la mayoría y, al mismo tiempo,
confundir y mistificar la realidad, creando una falsa conciencia de la misma. Se trata
de una forma de ver el mundo que satisface los intereses de los explotadores. La
ideología es una falsa conciencia, una representación de la realidad a fin de que los
explotados consideren naturales y justificables e inevitables sus condiciones de vida.
Marx critica a Feuerbach y a la Izquierda hegeliana en general por tener una visión limitada
de la alienación (Dentro de la Izquierda hegeliana destaca “La sagrada familia”: La Sagrada
Familia es una denominación humorística de unos filósofos de la Izquierda hegeliana, a los

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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
que Marx menciona en La ideología alemana y en otra obra llamada precisamente así, “La
sagrada familia”). Feuerbach plantea el problema de la alineación en su obra “La esencia
del cristianismo”, en el contexto de la explicación del origen y naturaleza de la religión. El
ser humano no es el producto de los dioses, sino más bien lo contrario, los dioses son el
producto de los seres humanos: la religión es una invención de los seres humanos, el
resultado de aplicar atributos trascendentes al mundo conocido, al mundo material y
sensible, la duplicación trascendente de este mundo terrenal.
Pero esta noción de alienación, que Feuerbach restringía al ámbito religioso, Marx la
extenderá a todas las esferas de la actividad humana, empezando por la actividad esencial
del ser humano: la producción de bienes para la satisfacción de sus necesidades. Producir
es la actividad esencial de los humanos, lo que los distingue de otras especies animales.
Producir significa transformar la Naturaleza, y al transformar la Naturaleza el ser humano
expresa su rasgo esencial. No se limita a tomar de la Naturaleza, sino que deliberadamente
busca modificarla. De ahí que el trabajo sea el concepto fundamental para entender al ser
humano. Todas las formas de alienación derivan de la alienación esencial: económica (la
praxis “prostituida” en trabajo). Marx y Engels llegan a la importantísima idea de la
concepción materialista de la historia: la idea de que las relaciones sociales de producción
determinan los cambios en las estructuras sociales, políticas, ideológicas, culturales etc.

Sociedad y política

La realidad para Marx se construye y fundamenta en la relación dialéctica de dos elementos


materiales, hombre y naturaleza, que se realiza en un proceso de producción determinado
(histórico-social). La realidad es pues la realidad social, la sociedad, y será estudiada por el
materialismo histórico. Según el materialismo histórico el motor de la historia es la lucha de
clases sociales:
Para Marx toda sociedad se compone de una estructura básica compuesta de dos
elementos: la base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y
la superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres, la cultura, que surge de
dicha forma de producción. La relación entre esta base económica y la superestructura es
dialéctica influyéndose mutuamente.
La superestructura genera un mecanismo de defensa que es la Ideología. La Ideología es
una falsa conciencia, un conjunto de ideas, que justifica y busca mantener la realidad tal y
como es, haciendo que los individuos formen teorías falsas sobre sí mismos y sobre el
mundo. Una parte importante, aunque no única, de esa ideología la conforma la religión. Se
produce, según Marx, una alienación religiosa pues el hombre pone en Dios, un ser
inventado, aquello que él mismo podría llegar a ser buscando así consuelo para su vida,
llevándolos al conformismo pero no cambiando el mundo.
Para Marx, la tarea de la filosofía será analizar la realidad social concreta y por ello pasará a
estudiar la forma social actual, el capitalismo, afirmando que en él el ser humano no puede
desarrollar libremente su praxis y por tanto llevar una vida digna y feliz. Para superar esa
explotación, se impone el estudio del modo de producción que permite y propicia esta
situación, elaborando una teoría que, una vez puesta en práctica (praxis), permita su
transformación y logre la realización del hombre. Ese nuevo enfoque teórico se denomina
“materialismo histórico”. A continuación, se exponen las líneas maestras de su análisis.

La sociedad capitalista se divide en la época de Marx, como en todas, en clases sociales. El


autor señala que se da también una contradicción fundamental entre las dos principales:
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
burguesía y proletariado. La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de
producción y el proletariado sólo posee su fuerza de trabajo, por el cual la praxis del
trabajador, y con ella su propia humanidad, es considerada como un “medio” para conseguir
un beneficio para el capitalista, la plusvalía.
La única forma para poder emanciparse es hacer la revolución y superar con ello el
capitalismo, que impide el desarrollo de la humanidad. El interés del proletariado es, por
tanto, universal porque si se libera él también libera a todos pues implica el final de la
sociedad de clases y de la explotación del hombre por el hombre. Para esta revolución, el
proletariado deberá adquirir una conciencia de clase que le haga comprender que debe
hacer la revolución para emanciparse, superando así la ideología.
Una vez socializados los medios de producción (comunismo) comenzará una nueva era, la
historia de la humanidad, donde los sujetos podrán desarrollar su praxis y ser realmente
libres sin necesidad del estado-nación burgués. Entre la revolución y el comunismo será
necesaria, no obstante, la dictadura del proletariado pues no puede esperarse que la
anterior clase dominante acepte por voluntad propia el nuevo estado de cosas.

Friedrich Nietzsche (1844-1900)

Plantilla

Friedrich Nietzsche (1844-1900) escribe esta serie de aforismos denominados La gaya


ciencia (o El gay saber) en plena madurez intelectual y personal. Un aforismo es un texto
breve que pretende expresar una idea de manera concisa. Por lo tanto, esta obra no puede
leerse como un tratado filosófico sistemático porque no tiene un orden impuesto.
La línea principal de esta obra es la exaltación de la alegría de vivir y la expresión de dicha
alegría ( “gay/a” significa alegre). En esta obra, Nietzsche radicaliza la crítica a la metafísica
comenzada con la Ilustración (con autores como Hume y Kant), pero también denuncia que
la ciencia quiera sustituir a la metafísica presentándose como el único saber verdadero
sobre la realidad. Además, Nietzsche defiende en esta obra que, para que la vida tenga
sentido, debe entenderse como una obra de arte que tiene valor en sí misma.

Dios, Ser humano y Ética/Moral

Con la Ilustración y el avance de la ciencia, se produce una pérdida del fundamento


religioso tradicional sobre el que se sustentaba el sistema de valores de nuestra cultura.
Nietzsche critica la manera en que la “idea de Dios” afecta a la actitud de la vida dando
lugar al nihilismo (palabra que proviene de “nihil” que significa “nada”). Nietzsche estaba
seguro de que los valores de Occidente no valían, estaban en decadencia. Dado que
nuestra tradición ha sustentado los valores en Dios, Nietzsche afirma que en la época
contemporánea, la idea de Dios ya no inspira temor y no puede ser el respaldo de los
valores tradicionales.Ya que la idea de Dios no tiene fuerza de guiar la conducta humana, el
ser humano se queda sin referencias. No obstante, el nihilismo tiene también una vertiente
positiva, dado que si “Dios ha muerto”, el ser humano puede ejercer el papel de creador de
valores.
La falta de capacidad de los valores tradicionales para ser una referencia es denominada
nihilismo pasivo, cuyos orígenes provienen de Sócrates y Platón. Nietzsche propone una
moral “noble” mediante la transmutación de los valores de la moral “decadente”, es decir,

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dando la vuelta a dichos valores. Si la moral antigua era una moral de señores, donde
“bueno” equivalía a “noble”, “bello” o “aristocrático”, y “malo” a “ruin”, “débil”, “vulgar” o
“plebeyo”. Según este autor, la religión cristiana, con el tiempo, habría dado lugar a una
moral basada en el resentimiento hacia todo lo que es fuerte y elevado, imponiendo una
moral de esclavos, basada en la obediencia, el sacrificio, la mansedumbre y el gregarismo.
El último paso en esa misma dirección lo habría dado Kant, que aplastó la sensibilidad bajo
su ética del deber, basada en una ley formal abstracta. Para realizar la titánica tarea de la
transmutación de los valores es necesaria una transformación del ser humano en una nueva
forma de ser que no sea decadente: el “superhombre”.

El superhombre es estoico (acepta el destino trágico de la humanidad) y hedonista (disfruta


de la vida). Nietzsche concibe este equilibrio después de estudiar la tragedia griega, en la
cual se daba un equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisíaco: Apolo era el dios griego del
equilibrio y la razón mientras que Dionisio era el dios del exceso y la celebración. Para
Nietzsche, el superhombre es un creador de nuevos valores con la capacidad de destruir
viejos valores. La humanidad para Nietzsche, a diferencia de Kant, no es un fin en sí misma,
sino un puente entre los simios y el superhombre. Aunque para Nietzsche no había existido
todavía ningún superhombre, nombró algunos personajes históricos que podrían servir
como modelos: Julio César, Jesús de Nazaret, Leonardo da Vinci o Napoleón. El
superhombre, para Nietzsche, es aquel que ha logrado superar las tres transformaciones,
cargar con el peso de la ley moral (simbolizado con el “camello”), luego arroja dicha carga y
busca el conocimiento (simbolizado con el “león”: nihilismo pasivo) y finalmente hay que
recuperar la inocencia con acciones que fluyan espontáneamente sin someterse a ninguna
restricción ajena a él mismo (simbolizado por el “niño”, quién es pura voluntad de poder). La
voluntad de poder, inspirada en la “voluntad de vivir” de Schopenhauer, supone que el
universo entero, incluido el ser humano, es un conjunto de fuerzas y energías en constante
devenir, que chocan entre sí, sobreponiéndose unas a otras. Esas fuerzas buscan producir
fenómenos más elevados y perfectos. Mediante la voluntad de poder, como impulso creador
de formas que caracteriza la vida, Nietzsche trata de reconciliar el impulso formal (apolíneo)
y el impulso instintivo (dionisíaco) que la metafísica occidental había separado
artificialmente.
Ante el vacío del nihilismo, Nietzsche propuso el pensamiento del eterno retorno, inspirado
en la filosofía presocrática de Heráclito de Éfeso. Este pensamiento es considerado por
Nietzsche, su pensamiento más profundo. Lo introduce en Así habló Zaratustra con el
objetivo de recuperar la visión trágica de la realidad. Partiendo de la hipótesis de que el
mundo es un conjunto finito de materia, fuerzas y energía que se despliegan en un tiempo
infinito, cabe que tenga lugar una eterna repetición de las configuraciones del universo,
dado que las posibles combinaciones han de repetirse. Por ello, cualquier estado del
universo se ha dado infinitas veces. Con este concepto, Nietzsche logra unir finitud y
eternidad sin recurrir a ningún mundo trascendente, a la vez que concede infinito valor a
cada instante de nuestra existencia.
La idea del eterno retorno tiene consecuencias éticas muy claras porque hace que las
decisiones que tomamos aparezcan de un modo diferente como normalmente lo hacen.
Todo lo que hagamos volverá a ocurrir, aunque no tengamos conciencia de ello; y todo lo
que no hagamos, nunca sucederá (aunque tampoco tengamos conciencia de ello). Esto nos
invita a valorar si cada acto de nuestra vida merece la pena repetirse eternamente.
Nietzsche nos propone hacer de nuestra existencia una obra de arte.

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Ortega y Gasset (1883-1955)

Plantilla

En su obra titulada El tema de nuestro tiempo (1923), Ortega busca poner a la altura de los
tiempos de su momento histórico a las personas de su generación, la Generación del 14. Se
trata de superar el pesimismo que asolaba a una Europa que parecía, conforme a la
profecía de Nietzsche, sumida en el nihilismo, falta de valores y en estado de tensión
bélica,tras la Primera Guerra Mundial ("Gran guerra"). Para Ortega, el nihilismo en filosofía
se manifiesta en la vuelta del relativismo y el escepticismo. Ortega se esfuerza en su obra
en proponer una alternativa a los dos extremos: el dogmatismo y el escepticismo, pero
intentando no recaer en posiciones que consideraba superables y que seguían vigentes a
principios del XX. Su posición intenta, por lo tanto, evitar el positivismo cientificista (una
forma de dogmatismo), el regreso a la escolástica que se dio durante comienzos del XX
(otra forma de dogmatismo, para Ortega), el neokantismo en el que se formó en su juventud
(que conduce al subjetivismo y al escepticismo), etc.

Conocimiento y ser humano

Ortega critica el realismo y el idealismo moderno que son las dos tradiciones filosóficas más
importantes. Este autor conocía perfectamente el idealismo trascendental kantiano pues se
formó en Alemania bajo la tutela de una escuela de pensamiento neokantiana.El realismo
fue la tradición de pensamiento durante las edades antigua y medieval mientras que el
idealismo apareció en la época moderna, de una forma moderada en Kant (idealismo
trascendental) y de una forma total en Hegel (idealismo absoluto, criticado posteriormente
por el marxismo).

El realismo sostiene que la realidad es independiente del sujeto que conoce, que sólo la
refleja de forma pasiva. El realismo implica el objetivismo (es posible un conocimiento fiel y
preciso de esa realidad porque la realidad es la misma) y este lleva al dogmatismo
(considerar que mi tesis es la única verdadera). El realismo estaría perfectamente
representado por la posición de Aristóteles (realismo naturalista). Hay entes, los seres
humanos son entes y los entes pueden conocerse tal y como son.

El idealismo, tras el "giro copernicano" dado por Kant, dice que lo que conocemos es una
construcción del sujeto que conoce. Kant dice que no podemos conocer las cosas reales en
sí mismas (noúmenos) sino una síntesis (fenómenos) construida a base de las estructuras a
priori y los datos de la experiencia. El idealismo, para Ortega ,tiene el peligro de llevarnos al
subjetivismo (declarar que es imposible el conocimiento objetivo) y, peor aún, el
subjetivismo nos puede conducir al relativismo (que dice que todos los criterios son
igualmente válidos) y, finalmente, al escepticismo (declarar directamente que no puede
conocerse la verdad).

Ortega critica ambas posturas y sostiene una posición de equilibrio entre ambas.
Supropuesta afirma que la realidad no es una mera construcción del sujeto ni algo
completamente independiente del sujeto, sino que ambos se necesitan mutuamente. La
realidad radical (en el sentido de que es “la raíz”) no es “ente” (realismo naturalismo

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aristotélico) ni "sujeto" (idealismo trascendental kantiano) sino que es la vida. En esto se
nota la influencia de Nietzsche en Ortega.

Pero en Ortega la vida se entiende en sentido biográfico: vivir es constantemente decidir lo


que vamos a ser. Ser humano consiste, más que en lo que se es, en lo que va a ser, en lo
proyectado, dentro de una circunstancia que ofrece un abanico de posibilidades: “Yo soy yo
y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Ha habido muchas
interpretaciones sobre lo que es parte del “yo” profundo (el primero “yo” del predicado) y lo
que es el “yo" del sujeto, que se compone en parte de la circunstancia ". Por ejemplo: ¿son
mi cuerpo y mi lengua materna algo circunstancial o forman parte de mi “yo” profundo? No
es fácil responder a esta pregunta. En cualquier caso, las vidas, en función de
su“yo”profundo y de su circunstancia,abren perspectivas para el conocimiento. Una vida es
un punto de vista. Cuando una vida se dedica a las ciencias, a la historia, al derecho, a la
filosofǐa, con originalidad y con pasión,entonces se produce la conquista de nuevas
verdades.
Cómo entender lo que es el conocimiento verdadero de la realidad? Lo primero que Ortega
pone como condición es renunciar al dogmatismo de la verdad absoluta. Un ejemplo del
mismo Ortega con la sierra del Guadarrama sirve para ilustrar su posición de un modo muy
gráfico: la Sierra, mirada desde Madrid, no es lo mismo que mirada desde Segovia. ¿Cuál
es la mirada verdadera, la visión verdadera? No tiene sentido esta pregunta, como si se
pretendiera tener una visión "única" de las dos vertientes que no es posible bajo ninguna
consideración. Quien mira la sierra desde Madrid tiene una visión tan verdadera de ella
como quien la ve desde Segovia,por lo que las dos perspectivas de la sierra son
verdaderas. Sin embargo, dice Ortega, las dos perspectivas, se complementan, siendo cada
una de ellas distinta e insustituible. Es precisamente esa complementariedad de las
perspectivas lo que aleja el perspectivismo de Ortega de los peligros del relativismo y del
escepticismo. En las ciencias naturales, en las ciencias sociales, en la historia, en la
aplicación del derecho y también en la vida cotidiana, la intersección de distintas
perspectivas abre espacios donde puede aparecer la verdad. Una verdad incompleta, nunca
acabada ni definitiva, pero verdad al fin y al cabo. Y cuando no es posible la intersección o
unión de las perspectivas muy probablemente lo que sucede es que está por venir una
nueva perspectiva inesperada que haga comprensibles las demás y nos ponga en posición
de conquistar una verdad nueva,como pasó con la Teoría de la relatividad de Einstein, de la
que Ortega fue perfecto conocedor.

Hannah Arendt (1906-1975)

Ser humano

En el primer capítulo de su obra "La condición humana”, Arendt plantea una distinción entre
"naturaleza humana" y "condición humana". Para ella la pregunta por la naturaleza humana
no tiene respuesta, ya que si bien podemos definir la naturaleza de las cosas que nos
rodean no somos capaces de hacerlo de nosotros mismos. Utilizando su misma metáfora:
esto supondría "saltar desde nuestra propia sombra". Con condición humana designa todo
aquello que afecta la vida del ser humano, ya sea lo que se encuentra en el mundo o lo que
produce. Todo lo que entra en contacto con el ser humano se transforma en condición de su

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existencia. Somos seres condicionados, pero estas condiciones no constituyen su esencia,
en el sentido de que si no las tuviera dejaría de ser humano. Y tampoco lo condicionan
absolutamente, no lo determinan.
Pero hay tres actividades que son la base de su vida y que condicionan fundamentalmente
al ser humano. Arendt las engloba dentro de la expresión vita activa y son: la labor, el
trabajo y la acción. La labor es la actividad que corresponde al proceso biológico natural. Su
condición humana es la vida misma. El trabajo es la actividad que corresponde a lo "no
natural", a lo artificial que crea el hombre y que condicionan su mundo. Para ella la
condición humana del trabajo es la mundanidad, esto es: la transformación del mundo a
través de la praxis. Y por último la acción, que es la única actividad que se da entre los
hombres sin la mediación de las cosas o la materia. Corresponde a la condición humana de
la pluralidad.
Ética y moral

Su original propuesta ética surge de la experiencia que vive durante el juicio, en Israel, de
Adolf Eichmann. Oficial nazi artífice de la conocida como "Solución final" que llevará a
millones de judíos a las cámaras de gas.
Cuando Hannah Arendt fue enviada en 1961 por la revista "The New Yorker" a Jerusalén a
cubrir el juicio de Eichmann, nadie esperaba que presentara al mundo un perfil tan vulgar y
ordinario del acusado. Y esto es lo que vemos en su libro "Eichmann en Jerusalén. Un
estudio sobre la banalidad del mal" (1963). Arendt muestra a un burócrata obediente y
eficiente carente de pensamiento crítico y nada brillante, un hombre banal. Con esta
constatación desarrolla uno de sus aportes más importantes al pensamiento
contemporáneo, la teoría sobre la "Banalidad del mal". En ella plantea cómo el mal más
radical, premeditado y extraordinario, puede aparecer de un modo banal y ordinario.
Cualquier persona banal, en las circunstancias propicias puede cometer las peores
atrocidades.
Arendt se hace la pregunta de: ¿cómo fue posible que la barbarie del Holocausto fuera
realizada por una sociedad culta y formada? Su respuesta es lapidaria: por la ausencia de
pensamiento propio, la pura y simple irreflexión. Eichmann conocía lo que hacía, era un
hombre inteligente, pero totalmente carente de juicio en cuanto reflexión personal. El juicio
reflexivo, del que carecía Eichmann, supone la capacidad de tomar distancia sobre lo que
se conoce y ponerse en el lugar del otro, por eso implica la imaginación, algo radicalmente
ausente en Eichmann. El resultado del pensamiento es un juicio dialógico, coherente y
consecuente con la propia conciencia que se pregunta sobre aquello que está conociendo.
La ausencia de este movimiento imaginativo de la conciencia es lo que se llama "el eclipse
del juicio". Tal actitud lleva a refugiarse en la inacción y a ocupar un rol superfluo que abre la
puerta al totalitarismo.

Sociedad y política.
El concepto de la pluralidad como la condición humana de la acción es clave para entender
el pensamiento político de Hannah Arendt. Por el hecho de ser humanos cada uno somos
únicos e irrepetibles, y esta singularidad de cada individuo constituye la condición de la
pluralidad del hombre. La pluralidad es el conditio per quam de la vida y la acción política.
Para Arendt aquí radica la verdadera libertad y humanidad de las personas, que se realiza
plenamente en la acción política. La actividad política implica la comunicación, la escucha
del otro con su singularidad, la deliberación, el diálogo y la toma de decisiones conjuntas.
Esto es lo que en el pensamiento de Hannah Arendt constituye el poder político.
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Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
La acción, para Arendt, también se vincula a la condición humana de la natalidad por su
potencial capacidad de actuar empezando algo nuevo. Arendt llama "natalidad” a la
capacidad del ser humano de traer algo inédito. Esto se manifiesta en hechos y en palabras,
por eso la acción está unida al discurso y la praxis.
La labor y el trabajo son condiciones que condicionan al hombre a satisfacer sus
necesidades básicas, manteniendo la subsistencia de su ciclo vital y produciendo cosas
(poiesis). Arendt hablará del homo faber, y de cómo el trabajo se caracteriza por la
"racionalidad instrumental". Pero lo que realmente hace libre al ser humano es la acción, la
praxis, donde desde su condición plural el hombre construye un mundo libre que no está
determinado. La acción política, que es la acción a la que se refiere Arendt, es la única que
posibilita esto y no se puede reducir a las meras necesidades del ciclo vital. Hace una fuerte
crítica a Marx, que según ella redujo la política a la esfera económica subyugando. La
acción se distancia también de la teoría que se centra en los criterios de verdad, o en la
imposición de verdades absolutas.
Hannah Arendt vuelve continuamente a las fuentes de la filosofía antigua para iluminar la
actualidad que analiza. Desde allí plantea el sentido de la expresión vita activa, que ha
llegado a nuestros días contraponiendo las esferas de la acción (vita activa) y la del
pensamiento (vita contemplativa). Marca el comienzo de este desencuentro en el conflicto
entre la polis, que encarna la actividad política, y Sócrates, que representa el pensamiento
filosófico. La constatación de que la política, como actividad que regía la polis, no daba
respuesta a todas la inquietudes del ser humano llevó a buscar un principio más elevado
que se concede a la contemplación. Esta intuición aparece en Platón que pondrá al filósofo
a la cabeza de su utópica organización de la polis, planteando una filosofía política que
busca la contemplación de las ideas. Aristóteles plantea tres formas de vida para el hombre
libre (no sujeto a las necesidades básicas): la dedicada al disfrute hedonista al margen de la
vida pública, la dedicada a la polis que realizaba bellas acciones y hazañas (la bios
politikos), y la del filósofo (la bios theoretikos). La praxis será un aspecto de la bios politikos,
la acción para establecer y mantener el reino de los asuntos humanos. Al desaparecer la
polis, la acción pasa a considerarse como "necesidades de la vida terrena" y la bios
theoretikos, traducida como vista contemplativa se pasa a considerar el único modo de vida
realmente digna del hombre libre.
El cristianismo asume este esquema y relega la vida política al reino de los asuntos
humanos y terrenos incorporando solo acción (praxis), como la actividad necesaria para
establecerlo y conservarlo. Lo que en la antigua Grecia era la bios politikos se termina
reduciendo y traduciendo a vita activa, con el significado de un activo compromiso con las
necesidades de la vida terrena (las mismas que en la polis realizaban los esclavos,
artesanos y mercaderes). En el otro extremo jerárquico y con una posición de superioridad
se sitúa la vista contemplativa.
Con Marx y Nietzsche se invierte este orden pero el marco conceptual continúa siendo el
mismo. La tesis de Arendt sostiene que ni la vista activa ni la vista contemplativa deben
ordenarse jerárquicamente ya que los intereses de una y otra son diferentes.

RM y CH
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