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Principales doctrinas políticas

Las doctrinas políticas son el resultado de la evolución del pensamiento social. El surgimiento y
estructuración de cada doctrina corresponde a una determinada fase del proceso social e histórico
de la humanidad. Lo importante es que éstas se desarrollan y nutren de la misma evolución de la
ciencia política.

Vamos ahora a conocer los principales conceptos manejados por las doctrinas políticas más
importantes de la historia de la humanidad y que enlistamos a continuación:

El liberalismo

Es una doctrina económica, política, ideológica y cultural. Nace como una respuesta revolucionaria
de la burguesía frente al viejo orden feudal, el cual entra en su fase decadente desde el siglo XVII.
No obstante es en el siglo XVIII, el llamado “siglo de las luces” el que marca el auge y la victoria del
liberalismo.

Al ser producto del renacimiento rechaza la subordinación de la ciencia y el arte a los principios de
la fe; condena los abusos del absolutismo y la opresión clerical, aboga por la libertad de pensamiento,
locomoción y asociación. Proclama la libertad de todos ante la ley, al tiempo que defiende la
inviolabilidad de la propiedad privada. La doctrina del Liberalismo está integrada por dos
componentes teóricos: La acepción económica (relaciones patrimoniales, es decir, bienes) y la
acepción política (relacionado a la personalidad humana).

Liberalismo Económico

Se debe al fundador de la Economía Política, Adam Smith, el desarrollo de las ideas del liberalismo
económico. También, David Ricardo y John Stuart Mills, brindan una contribución sustancial a este
componente teórico. Ellos demostraron que la riqueza de las naciones no deriva ni de la acumulación
de metales preciosos, ni de la actividad mercantil, ni es producto de la tierra, ésta se produce en el
proceso de producción. Es el trabajo la fuente universal de todo valor. Solo el hombre tiene la
capacidad de transformar las materias que brinda la naturaleza en bienes de uso.

• La libertad empresarial

• Libre iniciativa privada

• Igualdad de oportunidades para la obtención de la propiedad

• Libre contratación entre los individuos y libre competencia en los mercados

• Libertad de oferta y la demanda (Laissez faire, laissez passer. Dejar hacer, dejar
pasar)

Para los representantes del liberalismo económico el Estado debe dejar en libertad a todas las
fuerzas económicas, no debe participar ni intervenir en la actividad económica de la sociedad. El
Estado debe dejar hacer, dejar pasar, a las iniciativas económicas. El liberalismo, en América Latina
emerge como una proyección ideológica de la revolución francesa (1789) y de la declaración de
independencia de los Estados Unidos (1776), Los patriotas independentistas (Bolívar, Miranda, Valle
y Morazán) nutren su proyecto político con las ideas del liberalismo. Exponentes del pensamiento
liberal en Honduras fueron Francisco Morazán, Dionisio de Herrera y Ramón Rosa, quienes no solo
bregaron por la construcción de una sola república federal centroamericana, sino por la edificación
de la democracia liberal republicana y representativa.

Liberalismo político

Democracia y liberalismo son componentes de una misma estructura ideológica y doctrinaria.


Democracia implica libertad y participación de los ciudadanos en la conducción de la vida pública.
La democracia liberal asume como principio básico los derechos de elección y representatividad
donde el poder es producto de la voluntad soberana de las mayorías. Es decir, la democracia implica
igualdad política, económica, social y jurídica. Todos los hombres y mujeres son libres e iguales ante
la ley y tienen el mismo derecho de satisfacer sus necesidades materiales y espirituales
fundamentales. El hombre es el principio y fin del Estado.

En la sociedad hondureña abiertamente concentradora de riqueza en unos pocos y que excluye a


las mayorías de los beneficios sociales, resulta utópico esperar que este modelo democrático genere
beneficios para las mayorías excluidas del reparto de la riqueza social. A fin de establecer las
principales diferencias entre ambos tipos de liberalismo, le invito a leer la presentación de Slideshare
titulada: “Liberalismo político”
El Neoliberalismo o liberalismo renovado

Actualizado al mundo de hoy. Este concepto ha sido utilizado para referirse a las nuevas corrientes
de raíz liberal que se han manifestado en el campo político y económico: aunque es en este último
donde alcanza mayor difusión. Franz Hinkelammert afirma que ¨es un pensamiento de legitimización
de la sociedad capitalista, que busca evitar la superación de este sistema por el socialismo¨.

Sus exponentes más destacados son: Federico Von Hayek, el teórico más sobresaliente y Milton
Friedman, considerado el “padre de la economía contemporánea” por sus fieles seguidores,
conocidos como los “Chicago’s Boys”. Para ellos en toda sociedad existen dos principios de
organización social irreconciliables entre sí: el mercado y el Estado. El primero, se basa en la
cooperación voluntaria y, por lo tanto, es el fundamento de la libertad económica, política y social. El
Estado, en cambio, se basa en la represión y el autoritarismo.

Para la lógica neoliberal el mercado representa todo lo bueno en este mundo, especialmente la paz,
la justicia, la conservación del medio ambiente y el desarrollo. A los problemas que enfrentan estos
países se le da una sola respuesta: Más mercado, menos estado. Pero en realidad, más mercado
significa: más pobreza, más desempleo, más desnutrición infantil, más destrucción del medio
ambiente. El neoliberalismo sustenta la tesis del “Estado guardia nocturno”. Este solo debe dedicarse
a cumplir funciones de defensa de la nación frente a sus enemigos exteriores y protección de cada
uno de nosotros frente a los asuntos de nuestros propios ciudadanos. Para Milton Friedman el Estado
es el principal foco de interferencias en el sistema de libre mercado y entonces se debe impedir a
cualquier precio la intervención estatal en la vida económica, social y cultural. Para este autor el
desmantelamiento del Estado benefactor (las políticas sociales) es un imperativo irrenunciable si se
quiere preservar la libertad y la democracia.

Finalmente, debe reiterarse que estos argumentos neoliberales apuntan a la desintegración de las
organizaciones de trabajadores, especialmente aquellas que han asumido una línea independiente,
identificada con los intereses de sus miembros.
El neoliberalismo en Honduras

Las políticas neoliberales empiezan a ponerse en práctica en Honduras desde 1982, con la llegada
al poder del Doctor Roberto Suazo Córdova, quien atiende las directrices contenidas en tres
documentos:

• El Reaganomic, recomendaciones para Honduras del presidente Ronald W. Reagan

• El pliego de peticiones del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y

• El memorándum Facusé, representante de un poderoso grupo económico cercano al ex


presidente.

Durante el gobierno del presidente José Simón Azcona (1986-1990) se continuaron aplicando las
políticas neoliberales. Las políticas aplicadas por ambos gobiernos no resolvieron los problemas, al
contrario agravaron la calidad de vida de la población... Con la administración nacionalista de Rafael
Callejas (1990-1994) se aplicó con mayor lealtad los principios neoliberales impuestos por: el Fondo
Monetario Internacional (FMI), la Agencia Interamericana de Desarrollo (AID), las transnacionales
norteamericanas y el sector exportador del COHEP.

Ahora vamos a estudiar el socialismo.

Doctrina del socialismo

El surgimiento de las ideas socialistas data de mediados del siglo XVIII. La primera manifestación de
estas ideas es lo que Federico Engels denomina “Socialismo Utópico”. El nacimiento del utopismo
socialista -particularmente- en Francia (Meslier, Morelli, Mably, Saint Simon, Francisco Fourier,
Inglaterra (Robert Owen), está ligado al desarrollo del proletariado y de la propia sociedad capitalista.
En particular, Saint Simon y Fourier habían defendido apasionadamente los ideales de la revolución
francesa: amor a la libertad e igualdad, su humanismo y su prédica a favor de la felicidad y el
bienestar del hombre. Ellos vieron con amargura como a medida que las clases revolucionarias se
consolidaban en el poder y afianzaban su derecho de propiedad, se iban separando de los principios
que inspiraron la revolución. Particularmente, los obreros y campesinos fueron arrastrados,
vertiginosamente, a sufrir las peores calamidades sociales. Los ex siervos se convierten en la nueva
fuerza asalariada sin más derecho que vender su fuerza de trabajo.

A estos pensadores se les califica de socialistas porque proponen un modelo de sociedad basado
en la propiedad común. Se les llama utópicos porque las vías de transformación y construcción de
una nueva sociedad resultan ser subjetivas e idealistas. Difícilmente podría construirse una sociedad
socialista apelando únicamente a la bondad y la vocación por el bien común. La debilidad de estos
pensadores radica en que no pudieron ver en la clase asalariada la fuerza capaz de impulsar el
proceso revolucionario de la sociedad de su tiempo.

En otras palabras, los “utopistas” no descubrieron las causas reales que generaban el caos y las
penurias de las mayorías sociales, no les fue posible orientar la acción de las masas hacia el objetivo
socialista. No obstante, su aporte al pensamiento social es extraordinario, especialmente Saint
Simon, considerado como uno de los más notables precursores de la Sociología, al tiempo que su
acervo de ideas constituye una fuente vital del socialismo Marxista.
Para reforzar lo expuesto en líneas arriba y que nuestro aprendizaje sea más completo, le invito a
ver el video titulado: “Socialismo utópico”. https://youtu.be/peRo0fxkHj8

Socialismo marxista

Sus exponentes parten de la afirmación de que la base económica o modo de producción constituye
el fundamento material de la sociedad y que es la lucha de clases la fuerza productora del proceso
histórico, al tiempo que consideran a la propiedad privada como el germen de las desigualdades e
injusticias sociales. A partir de esta interpretación Carlos Marx y Federico Engels proyectan un
modelo de sociedad, cimentado en la propiedad social sobre los medios de producción y en el poder
político del proletariado. Es la lucha de las clases involucradas en el proceso de producción
capitalista la que producirá la revolución social, cuyo resultado no podrá ser otro que la toma del
poder por el proletariado y la construcción de la sociedad socialista. Ambos descubrieron las leyes
generales del sistema capitalista: Ley de la plusvalía, acumulación, producción y reproducción
capitalista, así como los sujetos históricos (el proletariado) que habría de derrotar el régimen social
capitalista para la construcción de la nueva sociedad socialista.

Los fundadores del Marxismo para elaborar esta doctrina recurrieron al caudal teórico más influyente
del momento histórico que vivieron. Del socialismo utópico adoptaron la crítica social que estos
pensadores plantearon del sistema capitalista. De la economía política extrajeron la teoría del valor-
trabajo, es decir, la apropiación del trabajo no remunerado que hace el capitalista del trabajador, tal
es la ley de la plusvalía. De la filosofía alemana tomaron las concepciones filosóficas de Hegel
referidas al método dialéctico. En síntesis, Marx define el socialismo como una organización
democrática de la vida económica y política, donde la socialización de los medios de producción
constituye la base material del conjunto de relaciones que articulan y estructuran la sociedad.

Socialismo cristiano

El cristianismo es un componente esencial de la cultura occidental. 20 siglos en Europa y 500 años


en América así lo demuestran. El cristianismo es intrínsecamente individualista y proclama los
valores primordiales del espíritu humano, invoca la justicia divina, llama a practicar la caridad con el
prójimo, pero aclara que no es repartiendo limosnas que se hace justicia con los semejantes, sino
entregándoles lo que humana y socialmente les corresponde con base en la equidad y el amor que
Dios predicó a los hombres. Algunos autores afirman que el cristianismo constituye la génesis del
socialismo. En esa línea de pensamiento el sacerdote francés Robert de Lamennais a principios del
siglo pasado inicio un movimiento destinado a aproximar entre sí a la iglesia romana y las masas
trabajadoras. Lamennais planteaba que la iglesia debía ponerse al lado de los desposeídos y en
contra de los ricos, con quienes se había identificado durante la edad media.

Con el propósito de contrarrestar el avance de las tendencias materialistas en el terreno de las ideas,
se emprendieron amplias campanas educativo-religiosas entre las masas obreras a fin de inculcarles
las enseñanzas cristianas. En el centro de esta predica figuraba la idea de que las grandes riquezas
deberían convertirse en propiedad colectiva; así el cooperativismo se presenta como el pivote de
este proyecto reformista de la sociedad con arreglo a los preceptos ético-religiosos del cristianismo.
Durante el presente siglo la iglesia ha venido experimentando cambios profundos, particularmente
desde la celebración del Concilio Vaticano II (1961) que ha desarrollado una fuerte corriente
socializante al interior de la iglesia. Esta tendencia (Teología de la liberación) se consolida en los
Concilios de Medellín (Colombia) y Puebla (México) en los que prevaleció la idea de identificar la
iglesia con las aspiraciones materiales y espirituales de los pobres.
Socialismo democrático

Su fundador fue el alemán Edward Berstein. La piedra angular de su pensamiento político es


considerar que se puede construir el socialismo sin lucha de clases, pero no se puede edificar sin
democracia. De aquí se infiere que los principios básicos de esta corriente sean la democracia y el
humanismo. Berstein afirma que el socialismo es un liberalismo mejor organizado, al tiempo que
sostiene que sin libertad no hay socialismo. Los socialistas democráticos declaran que la protección
de los derechos del hombre, de cada ciudadano, debe prevalecer sobre los intereses partidarios. El
socialismo democrático tiene sus raíces en la ética cristiana, el humanismo y la filosofía clásica.
Aboga por una sociedad justa, igualitaria, libre y participativa, a la cual se debe llegar sin violencia,
por la vía gradual y sin rupturas estructurales. En esta doctrina se apoyan los partidos social-
demócratas europeos y del resto del mundo. Muchos de los cuales están ubicados en el poder.
Dichos gobiernos han propiciado pluralismo ideológico y libre participación política.

Socialismo del siglo XXI

El primer ciclo de vida de la sociedad moderna está llegando a su fin. Por más de doscientos años,
desde la Revolución Francesa (1789) hasta la actualidad, el género humano ha transitado por las
dos grandes vías de evolución que tenía a su disposición: el capitalismo y el socialismo histórico
(realmente existente).

Ninguno de los dos ha logrado resolver los apremiantes problemas de la humanidad, entre ellos: la
pobreza, el hambre, la explotación y la opresión de tipo económico, sexista y racista; la destrucción
de la naturaleza y la ausencia de la democracia real participativa. Lo que caracteriza nuestra época
es, por lo tanto, el agotamiento de los proyectos sociales de la burguesía y del proletariado histórico,
y la apertura de la sociedad global hacia una nueva civilización: la democracia participativa.

Cuando la burguesía plasmó su proyecto histórico —que le permitió fungir durante dos siglos como
clase hegemónica de la sociedad global— lo hizo descansar sobre cuatro ejes teórico-prácticos: la
economía nacional de mercado, basada en el valor de cambio; la democracia formal plutocrática; el
Estado clasista y el sujeto liberal. Los partidos obreros, en su variante más radical, configuraron su
proyecto histórico también en torno a cuatro elementos constitutivos: la economía no-mercantil,
basada en el valor de uso; la democracia real participativa; el Estado democrático y el sujeto racional-
ético auto determinado. A inicios del siglo XX, la corriente socialdemócrata del movimiento se adhirió
al proyecto de la burguesía. Sin embargo, en el plano de los hechos, las sociedades construidas por
los respectivos protagonistas mostraron, posiblemente, tantas similitudes como diferencias; debido
a que sus fuerzas formativas estuvieron sometidas a condiciones objetivas de desarrollo muy
parecidas, tales como la acumulación de capital, la producción industrial a gran escala (Fordismo),
la economía mercantil (el mercado) y el Estado vertical.

Hoy día, la arena de la historia donde ambos sujetos sociales se enfrentaron con sus respectivos
planes y tropas de batalla, se encuentra despejada de nuevo, hecho que permite vislumbrar los
grandes acontecimientos del futuro. Nadie, quien entienda esta primera etapa de la sociedad
moderna, creerá que el capitalismo pueda ser un sistema del futuro que dé a la humanidad las
banderas que esta reclama: paz, democracia real y justicia social. Y nadie que sea realista, se
atrevería a pensar que lo que fue el socialismo “realmente existente” sirva todavía para aglutinar una
alternativa mundial, capaz de superar al capitalismo mediante un movimiento de masas. A partir de
allí es que surge el llamado imperioso de la construcción de un nuevo socialismo que se conoce
como el Socialismo del siglo XXI.
El Nuevo Proyecto Histórico (NPH) de las mayorías, comprendido como la Democracia Participativa
o el Socialismo del siglo XXI, nace dentro del turbulento contexto de la primera recesión económica
global desde 1945; de la guerra en Afganistán y del surgimiento del Tercer Orden Mundial (TOM).

Mientras la guerra, la recesión y el nuevo orden mundial son fieles retratos del estado en que se
encuentra la civilización burguesa y del futuro que ella significa para la humanidad, la democracia
participativa es la respuesta de los pueblos y la esperanza de los movimientos sociales. Le invito a
leer el documento: “El socialismo del Siglo XXI” Para acceder al documento haga clic sobre el
título del mismo. http://www.rebelion.org/docs/121968.pdf

Doctrina del fascismo y nacional socialismo

El fascismo italiano y el nacional socialismo alemán (nazismo) son producto de la derrota sufrida por
el pueblo italiano y alemán en la I guerra mundial. Sus dirigentes fueron demagogos y, a juzgar por
sus realizaciones, su desarrollo fue simplemente destructivo, reunidos para apelar no a propósitos
comunes sino a miedos y odios comunes. Pese a lo antes señalado, tanto el fascismo como el
nazismo nacen con fuerte arraigo popular. Uno y otro se proclaman nacionalistas y socialistas. La
economía estaba en ruinas, el desempleo, la carestía de la vida, la miseria galopaba por doquier,
por eso Adolfo Hitler en Alemania y Benito Mussolini en Italia, manejaron un discurso político
condimentado con los ingredientes social-reivindicativos y los movimientos nacionales. Los obreros
creyeron encontrar en estas organizaciones partidarias las respuestas a sus múltiples padecimientos
sociales.

Benito Mussolini organizó el Partido Nacional Fascista en 1922 y tomó el poder en 1924. Es aquí
cuando ocurre el inicio de las dictaduras fascistas en la historia política contemporánea. En los
regímenes fascistas la acción del Estado prevalece sobre los individuos. Se anula la participación
individual para otorgarle un espacio de privilegios a los entes corporativos. El individuo no es nada,
si tiene algún valor es por conducto de la instancia corporativa a que pertenece. El punto de vista
organizativo de la sociedad adquiere un carácter militar y paramilitar. Se instaura el régimen del
partido único y se institucionaliza la idea de que toda la actividad de la sociedad debe ser
corporativizada y subordinada al estado. De aquí se desprende el principio clásico del fascismo “todo
dentro del Estado, nada fuera del Estado”.
Adolfo Hitler asume el poder en 1933 con su partido militarmente organizado. El eje de su proclama
política fue la idea de la restauración del imperio Alemán. Promete aliviar al pueblo de la derrota
moral y económica, invoca los sentimientos nacionales y el sentido de superioridad racial. Su doctrina
y filosofía estuvo cargada de antivalores lo que llevó al exterminio en cámaras de tortura a 11 millones
de personas, especialmente de la raza judía a quien consideraba seres abominables. Para sus
seguidores la vida controla la razón; no la razón a la vida. Los pueblos se mantienen no por el
pensamiento sino por instinto de rebaño o intuición racial innato. El héroe es un símbolo de fuerza,
voluntad, sacrifico y poder humano. No obstante que los forjadores del fascismo se apoyan, en cierta
medida, en las ideas de Nietzsche, Wagner y Stefan George, lo cierto es que su fundamentación
teórica se encuentra con mayor propiedad en la llamada “Teoría de la Elite” del poder formulada por
los italianos Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto.

Doctrina de seguridad nacional

La Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), adquiere forma a raíz de los sucesos políticos provocados
por la segunda guerra mundial. Al igual que la doctrina fascista se apoya en los postulados de la
geopolítica y la guerra. El fundador de esta teoría fue el sueco Rudolf Kjellen apoyándose en ciertos
elementos filosóficos formulados por Hegel, List y Herder. Su ecuación es ESTADO = PODER =
SEGURIDAD que será el eje de la doctrina de seguridad nacional. La geopolítica justifica la guerra
alegando el derecho de los Estados desarrollados a expandir sus fronteras geográficas. Esta idea
legitima moralmente la usurpación y sojuzgamiento de los pueblos débiles por los más poderosos.
Para ellos la guerra es la realidad permanente que ocupa la totalidad de la existencia de las naciones.
Se fundamenta en el aparato teórico del funcionalismo sociológico según el cual la sociedad funciona
como un organismo vivo que establece relaciones interdependientes y armónicas.

De lo antes expuesto se colige que cualquier “desequilibrio”, o “alteración” social no puede ser, sino
el efecto de una acción “anómala” o “patológica” de alguno de los componentes sociales. Son éstos
los que provocan el desorden social y se hace necesaria la exterminación física de tales elementos
para recuperar la salud del organismo social. Y fue allí donde se ubicó a la Unión Soviética porque
rivalizaba en poder con los Estados Unidos. Por ello surgen bloques militares de seguridad
continental para luchas contra los comunistas. Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para Europa y el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) para América Latina. Un rasgo característico
de la Doctrina de Seguridad Nacional es que el ejercicio del poder político se realiza por los altos
mandos de las fuerzas armadas en forma institucional. Las prácticas democráticas son abolidas por
tiempo indefinido; se proscriben los partidos políticos, las organizaciones sindicales y las
agrupaciones campesinas y estudiantiles son reprimidas. Sobre todo se fomenta la inversión
extranjera.

La Doctrina de Seguridad Nacional tiene carácter foráneo. Nace en torno al Colegio Nacional de
Guerra de los Estados Unidos. Luego se reajusta en la posguerra y se convierte en el pensamiento
militar oficial para la lucha contra el “peligro comunista”. Las Fuerzas Armadas Latinoamericanas
ligan su suerte a la de los Estados Unidos para el caso de una “agresión extra-continental” (la URSS).

Doctrina de seguridad nacional en Honduras

La aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional en Honduras, responde a un proceso ligado al


desarrollo histórico de las Fuerzas Armadas del país. De acuerdo a la socióloga Leticia Salomón:
“Es con el inicio de la década de los sesenta que comienzan las Fuerzas Armadas hondureñas a ser
indoctrinadas sistemáticamente en los conocimientos de la DSN. Y es precisamente el golpe de
Estado que se produce el 03 de octubre de 1963, el momento propicio para poner en práctica los
conocimientos adquiridos recientemente”.

Con todo, la DSN resultó demasiado grande para la realidad hondureña de esa época y la existencia
de una verdadera amenaza comunista en el país resultaba más el producto de la imaginación
castrense exaltada por la furia anticomunista del momento, que por la realidad objetiva de Honduras.
Luego se vuelve a reactivar con la guerra de 1969 entre Honduras y El Salvador, identificándose a
este pequeño país como el enemigo externo por excelencia.

Finalmente, el último enemigo conocido de Honduras y al que se debe aplicar la DSN es al vecino
país de Nicaragua al que se le considera el germen del comunismo en América Latina. La DNS
requiere en ese momento la socialización de la misma al interior de la población. No obstante, este
proceso se vio obstaculizado por un hecho de máxima utilización ideológica, el “retorno” a la
constitucionalidad que se había iniciado desde las elecciones de Abril de 1980, que coincide con la
votación del pueblo hondureño contra la corrupción y contra la permanencia de los militares en el
poder.

Fuerzas Armadas, Gobierno y Población se convierten en la trilogía que sirve de soporte a la DSN.
Pero esta doctrina se implementa verdaderamente con la llegada del entonces coronel Gustavo
Adolfo Álvarez Martínez a la jefatura de las Fuerzas Armadas el 26 de enero de 1982.

Con él comienza en el país todo un proceso de represión sistemática de toda aquella persona
considerada “comunista”. Ejemplo: Líderes sindicales, estudiantiles, campesinos organizados, etc.
Le invito a leer la presentación titulada. “Elementos de la doctrina de seguridad nacional” (Insertar
presentación: Elementos de la doctrina de seguridad nacional Elementos de la doctrina de
seguridad nacional. Para leer la presentación haga clic en el título de la misma.

Se habrá dado cuenta que conocer el desarrollo de las doctrinas políticas que han existido es
un tema fascinante, pues nos muestra cómo la evolución de éstas ha contribuido a la construcción
de un mundo mejor. Ahora, pongamos manos a la obra y desarrollemos la siguiente actividad.

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