Autor: Wuillians Jhonathan Panta Juarez 2C
El Eco del Bosque Encantado
En un rincón remoto del mundo, entre colinas cubiertas de verde exuberante y
árboles centenarios, se encontraba el Bosque Encantado. Este lugar misterioso
estaba impregnado de una magia ancestral, donde las hojas susurraban secretos
olvidados y las criaturas de la noche danzaban bajo la luz de la luna. En este
bosque vivía un joven llamado Marcos.
Marcos siempre había sentido una conexión especial con el Bosque Encantado.
Desde su infancia, se sentía atraído por su belleza mágica y sus misterios ocultos.
Cada vez que entraba en el bosque, sentía que su corazón resonaba al unísono
con la naturaleza que lo rodeaba.
Una tarde, mientras deambulaba por el bosque, Marcos se adentró en un área que
nunca había explorado. El susurro del viento entre los árboles le guiaba hacia un
claro bañado por la luz dorada del atardecer. En el centro del claro, descubrió un
árbol antiguo, cuyas raíces se entrelazaban con la tierra como si fueran venas que
alimentaban al bosque.
Fascinado por la presencia del árbol, Marcos se acercó con respeto y colocó su
mano sobre la corteza rugosa. En ese momento, sintió una energía vibrante que
parecía fluir desde lo más profundo de la tierra hasta lo más alto del cielo. Y
entonces, el árbol comenzó a hablar.
Con una voz que resonaba en el corazón de Marcos, el árbol le habló de la historia
del Bosque Encantado. Le contó sobre los tiempos antiguos, cuando los primeros
rayos de sol acariciaron las hojas verdes y la magia se tejió en cada fibra del
bosque. Le reveló los secretos de las criaturas que lo habitaban, desde las hadas
danzarinas hasta los guardianes invisibles que velaban por su seguridad.
Conmovido por las palabras del árbol anciano, Marcos se comprometió a proteger
y preservar la magia del Bosque Encantado. Se convirtió en su guardián, cuidando
de cada árbol, cada animal y cada espíritu que llamaba a ese lugar su hogar.
Plantaba nuevas semillas, sanaba las heridas de la tierra y compartía la sabiduría
del bosque con aquellos que buscaban su guía.
Los años pasaron, y el Bosque Encantado floreció con una vitalidad renovada bajo
el cuidado amoroso de Marcos. La magia del lugar se volvió aún más poderosa,
atrayendo a viajeros de todas partes que buscaban la paz y la inspiración que solo
el bosque podía ofrecer.
Y Marcos, en su vejez, se sentaba bajo la sombra del árbol anciano, escuchando
el eco de su propia historia en cada susurro del viento y en cada hoja que caía al
suelo. Sabía que su vida estaba entrelazada con la del Bosque Encantado, y que
su legado perduraría mucho después de que su cuerpo regresara a la tierra.
