Lección 5
CÓMO CRECE LA FE
Hemos visto en la lección anterior lo que es la fe, según la revelación misma de la Palabra de Dios en
Hebreos 11:1: "la certeza de lo que se espera; la convicción de lo que no se ve". Vimos también que
nuestra fe se basa en la Palabra eterna de Dios, así como en su misma naturaleza como un Dios
todopoderoso para quien nada es imposible; y un Dios veraz en cuyas revelaciones de los misterios
eternos y promesas podemos confiar absolutamente.
Veamos dos cosas más que la Palabra de Dios nos enseña en cuanto a la fe
a. Según Efesios 2:8, ¿la fe es algo que podemos tener por nosotros mismos?
b. En Romanos 12:3, ¿cuánta fe ha recibido de Dios cada uno?
Pero aunque la fe es algo que hemos recibido, conforme a la medida de Dios para cada uno, también
leemos en la Palabra de Dios que esta fe debe crecer (2 Corintios 10:15) y debe ir completándose (l
Tesalonicenses 3:10). Dice Romanos 1:17 que "el justo por la fe vivirá". Si a esto añadimos la verdad de
que todas las cosas en el mundo espiritual las recibimos por fe, nos damos cuenta de lo importante que
es el que nuestra fe crezca constantemente.
Por medio de esta lección, descubrirás en la misma Palabra de Dios los principios espirituales que
permitirán que tu fe crezca, y puedas así agradar más a Dios, y apropiarte más y más de las bendiciones
que tiene para ti. De esta manera, tu vida cristiana será en realidad emocionante, con continuas
experiencias nuevas con Dios, y de un crecimiento continuo hacia "la estatura de la plenitud de Cristo"
(Efesios 4:13).
1. LA FE CRECE POR LA PALABRA
Romanos 10:17 dice que la fe viene por Dwight L. Moody, uno de los grandes evangelistas en la historia
moderna de la iglesia, nos da una excelente aplicación de este versículo cuando nos da a conocer el
testimonio de su propia experiencia:
"Yo oraba pidiendo fe, y pensaba que un día iba a venir la fe sobre mí como un rayo. Y la fe no venía.
Pero un día leí en el capítulo diez de Romanos: «la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios» (v.17).
Antes yo cerraba mi Biblia y oraba pidiendo fe. Ahora abro mi Biblia y comienzo a estudiarla. Desde
entonces mi fe ha estado creciendo."
En Juan 4:29, la mujer samaritana dice a los hombres de su ciudad: "Venid, ved a un hombre que me ha
dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?"
En los versículos 39 al 42 se nos dice que "muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él
[en Cristo] por la palabra de la mujer... Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se
quedase con ellos; y se quedó allí dos días. Y creyeron muchos más por la palabra de él, y decían a la
mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que
verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo."
De este pasaje se deduce que los samaritanos creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer; pero su
fe creció cuando escucharon la palabra hablada por Jesús mismo. Nosotros no podemos escuchar con
nuestros oídos físicos a Jesús, pero la Biblia es la Palabra de Dios, como si Él o Jesús mismo nos
estuvieran hablando personalmente.
Ella nos revela muchas cosas que tienen que ver con el mundo espiritual: su naturaleza, sus leyes; y
especialmente con Dios mismo: su pensamiento, sus propósitos eternos, su obrar, sus atributos, etc.
También contienen las promesas de Dios para ti. En la medida en que las conozcas y leas en ellas la
forma maravillosa en que Dios ha cumplido siempre con su palabra y sus promesas, tu fe irá creciendo
y se fortalecerá, porque "la fe viene por el oír... la Palabra de Dios".
2. LA FE CRECE POR LA ORACIÓN
Lee el relato de la liberación del muchacho endemoniado en Mateo 17:14-21, y descubre por ti mismo
la relación que hay entre la oración y la fe.
a. Por qué los discípulos no pudieron echar fuera el demonio del muchacho, según el v.20?
b. ¿Qué pudiéramos hacer si tuviéramos suficiente fe?
c. ¿Cómo podemos tener esa clase de fe?
Oración y ayuno son dos cosas que hacen crecer nuestra fe. La oración, porque es tener una experiencia
personal con Dios. Así podemos conocer más personalmente a Dios, en quien descansa, a fin de cuentas,
toda fe. El ayuno, porque al no depender de las cosas materiales, nos hace depender más de Dios, y
ejercita así nuestra fe.
En Marcos 9:23-29, el relato paralelo de la liberación del muchacho endemoniado, Jesús le dice al padre
del muchacho: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible". El padre creía lo suficiente como para
pedir ayuda a Jesús, pero es consciente que no tiene tanta fe como para estar seguro de que su hijo
sanaría. Y con gran ingenuidad exclama: "Creo, ayuda mi incredulidad".
Es lo mismo que podemos hacer nosotros. Orar pidiendo a Dios más fe. Él responderá nuestra oración,
y nuestra fe crecerá.
3. LA FE CRECE POR EL EJERCICIO DE ELLA
Lee Josué 1:3. ¿Qué le había entregado Dios a Josué?
Josué tenía que ir avanzando paso a paso, y la conquista iría de acuerdo con su propia determinación
de avanzar por fe. Así ocurre con nosotros. Si actuamos de acuerdo con el "tamaño" de nuestra fe, y
damos un paso, al comprobar que Dios sí responde, podremos continuar con otro paso, y otro,
obteniendo más y más de la "tierra prometida" por Dios.
Fe no es sólo creer lo que dice la Palabra de Dios. Es actuar basándose en ella. Mientras más actúes
basándose en la Palabra, ejercitarás tu fe y ella crecerá.
En Marcos 9:23-24, el padre no tenía mucha fe, pero usó la poca que tenía. Con toda seguridad, al ver el
resultado de esa poca fe la liberación de su hijo- estaría más dispuesto a creer y confiar en el poder de
Jesús en una próxima oportunidad.
El ejercicio de la fe siempre implica el riesgo de fracasar. Por ese temor muchas veces no nos animamos
a orar por los enfermos; a confiar en Dios para nuestra propia sanidad; confiar en la solución divina
para un gran problema, etc.
En 1 Pedro 1:3-9, ¿qué obtenemos por medio de la fe?
a. v.5
b. v.9
c. Según el v.7 ¿Qué hace Dios con nuestra fe?
Sin embargo, tu fe no podrá ser sometida a prueba si no la ejercitas, y si nunca ejercitas tu fe, nunca
podrás comprobar la
fidelidad de Dios que tu fe sí funciona. EJERCITA TU FE, Y ELLA IRA CRECIENDO.
4. LA FE CRECE POR LA CONFESIÓN DE ELLA
La confesión de nuestra fe es una enseñanza totalmente bíblica, pero en algunos casos ha sido
tergiversada y en otros, injustamente criticada.
a. ¿Qué dice Romanos 10:10?: Qué debemos. _____________con el corazón, pero que debemos
______________con la boca.
b. En Marcos 11:23 ¿qué nos será hecho: ¿lo que creemos, o lo que decimos?
¿Por qué es tan importante que "digamos" lo que creemos; es decir, ¿por qué es tan importante la
confesión de nuestra fe? Porque es la confirmación o demostración de nuestra fe. Es correr el riesgo; es
exponernos; y esto es la verdadera prueba de nuestra fe.
Debemos tomar en cuenta de que siempre la confesión sigue a la fe. No al revés. La fe en nuestra sanidad
es espiritual y no una autosugestión mental que se basa en repetir mecánicamente: "Estoy sano ... Estoy
sano ... Estoy sano", cuando todas las pruebas y nuestro corazón dicen lo contrario.
Si tenemos fe en que Dios ya está obrando para nuestra sanidad, aunque los síntomas todavía no
desaparecen, podemos confesar esa fe y decir: "Yo creo que Dios me está sanando", o "Yo creo que me
sanará", y darle gracias. La fe es confiar en la Palabra de Dios y en el testimonio del Espíritu más que en
las circunstancias o manifestaciones físicas.
Al confesar nuestra fe ya la ejercitamos y reafirmamos. Y al hacerlo así ella crece. ¡NO TEMAS Y
CONFIESA TU FE! Es necesario con relación a la confesión de la fe aclarar algo. Se ha usado el texto en
Proverbios 6:2: "Te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus
labios" para afirmar que al confesar cualquier cosa, quedamos atados a esa confesión. Por ejemplo, si
decimos: "Parece que me va a dar la gripe", nos va a suceder.
Todo texto bíblico debe interpretarse a la luz de su contexto, y Proverbios 6:2 debe ser considerado en
su contexto, que va del v.1 al 5: "Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu palabra a
un extraño, te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, ya que has caído en la mano de tu prójimo; ve, humíllate, y asegúrate
de tu amigo. ..."
Vemos con claridad que se trata de empeñar la palabra en una fianza por otra persona, cosa que no
aconseja la Palabra de Dios, la que está de acuerdo con Proverbios 11:15: "Con ansiedad será afligido el
que sale por fiador de un extraño; más el que aborreciere las fianzas vivirá seguro." Pero no podemos
vivir angustiados pensando que cada palabra que sale de nuestra boca nos va a esclavizar, porque sería
una forma sutil de superstición.
Memoriza los siguientes versículos
"Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación."
Romanos 10:10
"Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios." Romanos 10:17