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De Color Es El Viento

Este cuento trata sobre una pareja que lleva 8 años de relación pero no pueden tener hijos, lo que causa problemas en la relación debido a la frustración del hombre. La familia del hombre culpa a la mujer por la falta de descendencia y buscan soluciones tradicionales sin éxito. Finalmente un sanitario visita la comunidad y revisa a la mujer para averiguar la causa.

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De Color Es El Viento

Este cuento trata sobre una pareja que lleva 8 años de relación pero no pueden tener hijos, lo que causa problemas en la relación debido a la frustración del hombre. La familia del hombre culpa a la mujer por la falta de descendencia y buscan soluciones tradicionales sin éxito. Finalmente un sanitario visita la comunidad y revisa a la mujer para averiguar la causa.

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¿De qué color es el viento?

Rossy Rivera Bruno

¿De qué color es el viento?


ÍNDICE

Prólogo............................................................................................................................................................................................................................................... 9

¿De qué color es el viento?............................................................................................................................................................. 11

Se me moría la vida ..................................................................................................................................................................................... 21

Tic - tac, tic - tac, dice el reloj ........................................................................................................................................ 27

Que nadie sepa mi sufrir...................................................................................................................................................................... 33

¿En qué recodo del camino te perdiste Camila?............................................................................ 41

¿Por qué mamá? ¿por qué?............................................................................................................................................................ 47

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PRÓLOGO

Escritores Unidos se complace en presentar una nueva obra de nuestra


asociada Rossy Rivera, quien se destaca en el campo de la educación
y en el de la literatura. Su primer libro “Al son de los cañaverales”, con
cuentos y relatos en verso, narrativa y poesía juntas acompañadas con bellas
ilustraciones y con una excelente factura en fondo y forma, consiguió una
buena acogida del exigente y culto público lector.
En esta nueva entrega, también con bellas ilustraciones de Katiusca Pozo
de Schubert, nuestra autora nos ofrece cuentos con profundos e intensos
pasajes cuya temática se nutre de la vida y concluye en enormes y eternas
interrogantes.
El habla popular resalta con importante acento que se destaca de modo
muy notorio y admirable. Rossy Rivera toma para su pluma los problemas de
las familias, núcleos en los que eclosionan las infinitas dificultades sociales,
en especial las que tienen que ver con la falta de descendencia. En el
primer trabajo, se presenta un mal que quisiéramos desaparezca pero que
sigue visitando a muchos hogares sin hacer caso a los millones de ruegos
y la desesperanza consiguiente de hombres y mujeres, de padres y madres
y de familiares cercanos. Esta situación concluye en el cuento con una
tragedia que aumenta el dolor del lector.
La exposición de los hechos está muy bien implementada con un lenguaje
y detalles muy precisos sobre cada caso, de modo que acrecienta las
imágenes que se van formando en la mente como si se las estuviera viviendo

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Rossy Rivera

en toda su intensidad y en su conmovedora realidad al grado de gritar con


la protagonista del segundo relato: ¿por qué? Y repetir mil veces: ¿por qué?
Claro que dentro de la bruma de los que padecen la anomalía genética
que afecta a uno de cada 691 niños, aparecen escenas, a pesar de esa
triste condición, felices pero conmovedoras, y esta vez en el entorno de un
bullying, que nunca falta en las escuelas y otros centros educativos, que da
lugar a un hecho trascendental de amistad y vida.
La historia de Camila está planteada con una sutileza tal que la interrogante
es mayor porque va dirigida tanto a Dios como al ser humano; además de la
negación de la paternidad, ya vista en otros cuadros, esta vez se centra en
una madre, poco frecuente en nuestro medio pero lastimosamente existente.
Sin mayores explicaciones, que además no son necesarias, el lector se
cuestiona y queda sin respuesta válida.
Sin ser literatura de horror, el campo en el que la autora empapa su pluma
causa una patética impresión que difícilmente se puede olvidar y se queda
como huella indeleble marcada en el interior de quien incursiona en sus
páginas.
Como con su primer libro, auguramos a Rossy Rivera un éxito literario que
marcará un hito importante en su producción.

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¿DE QUÉ COLOR ES EL VIENTO?

P or la callejuela oscura, llena de baches, piedras y lodo, Saturnino, el


albañil más solicitado del pueblo, venía zigzagueando sin poder controlar
su humanidad.
-¿Otra vez Satuco?
El reclamo, sin enfado, es casi un débil lamento de su concubina que desde
hace ocho años soporta las borracheras frecuentes del hombre con el que
comparte alegrías y tristezas.
Él se siente afectado en su hombría y el mejor desfogue a su frustración
son las visitas casi cotidianas a la chichería de la gorda Pascuala.
-Qué le vamos a hacer pues Claudinay, si tanto siempre te opones a tener
la guagua, será pues porque soy tan chato, tan chino y tú tan bonita siempre
eres, pero ya estás envejeciendo... ya vas a cumplir treinta y cinco años y vas
a ver... como acordeón te has de arrugar y... ¡Chau k’hosila!
-¡Sonseras siempre estás hablando! Mejor comé tu comida y después
descansá porque mañana tienes que trabajar.
-Sí, pues. Para quién nomás trabajaré tanto ¿no?, si ni guaguas tenemos;
todos me reclaman: Cuándo pues esa mula de tu mujer te ha de dar guagua,
diciendo.

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Rossy Rivera

Preocupada, sin encontrar respuesta a los reproches frecuentes, Claudina


vela el sueño de su compañero, sin despegar la mirada de esa sinfonía
descontrolada de ronquidos, acompañados de gesticulaciones y movimientos
que denotan intranquilidad.
Por muchos años la rutina es la misma: Saturnino tambaleante llega a la
casa para cenar, vociferando su desgracia de no poder ser padre y el tiempo
se le va sin ninguna motivación que no sea el alcohol.
La frugal cena no le sabe a nada, porque el alcohol altera sus sentidos,
incluido el gustativo.
Una mañana de hacía cuatro años habían decidido irse a vivir al pueblo
donde radicaban la mamá y las dos hermanas solteras de Saturnino, con la
esperanza de encontrar el apoyo y la solución al problema de infertilidad de
Claudina, según Saturnino.
Jacinta, la madre de Satuco, no veía con buenos ojos a su nuera porque,
según ella, no era la mujer adecuada para su hijo. Pensaba que él, su único hijo
varón, merecía una mujer que le dé hijos, que lo cuide, que lo atienda, porque
según ella, qué importaba que Claudina sea bonita si no servía para nada.
Pero como toda madre que quiere ver feliz a su heredero se propuso, junto a
sus hijas, aplicar todos sus conocimientos y recomendaciones de sus comadres
y amigas, para ayudar a su nuera a conseguir esa guagua tan deseada.
Pese a tanta dedicación, nada surtió efecto, ni los mates, ni los rezos, ni el
alimento más abundante. Todo continuaba igual.

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¿De qué color es el viento?

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Rossy Rivera

Como sucedía cada seis meses, desde hacía muchos años, llegó al pueblo
un Sanitario, que visitaba a los habitantes de la pequeña comunidad, para
constatar si sus pócimas habían dado resultado, en algún mal que aquejaba a
sus pacientes o encontrar nuevos males y tratar de aliviarlos.
-Buenos días doctorcito.
-Buenas Jacinta, ¿Qué te está pasando pues? Si tú eres de las mujeres
más sanas del pueblo, nunca me buscas para nada.
-Sí pues doctorcito, pero no es por mí que vengo a consultar pues, sino
por mi nuera, que es una mula. Hace más de ocho años que mi Satuco se ha
concubinado y ésa ladina no le da guagua y mi pobre hijo tomando nomás está,
porque ni pegarle sabe, seguro por miedo que se escape pues.
-Pero no conozco a tu nuera.
-Sí pues, las fechas que has venido, justo han viajado a lo de su madre.
Hace más de tres años que se han venido a vivir al frente de mi casa.
-¿Y ella está dispuesta a que yo la vea?
-No ley dicho nada, pero tienes que verle siempre pues, no tiene que
oponerse, porque si no, ley de obligar a mi Satuco que la bote y que se consiga
otra más jovencita todavía.
¿Acaso porque es blancona me lo ha de hacer trabajar como burro a mi hijo
y no le va a dar guagua?
-Entonces dile que venga esta tarde y veremos qué le está pasando pues.
El Curandero observa a Claudina de izquierda a derecha envidiando la suerte
de Satuco, por tener como compañera a una cholita tan buena moza, siendo él
un hombre insignificante.

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