PINGÜINOS
Hace cuatro siglos existió en el Ártico un ave que no volaba llamada
pingüino, también conocida como el gran auk, pero se extinguió.
Probablemente la razón fue la presencia de depredadores: los pingüinos
salen a tierra a poner sus huevos, y fuera del agua están indefensos, pues sus
cortas patas no les sirven para correr deprisa. La Antártica y sus islas
circundantes están libres de depredadores terrestres mientras que el Ártico
está poblado por osos, lobos, ratas, zorros y otros mamíferos. Por otra parte,
los exploradores les daban caza cuando se quedaban sin víveres, aunque su
carne, desde el punto de vista gastronómico, no era muy apetecible.
Existen 17 especies de pingüinos y los fósiles indican que hace 45
millones de años hubo el doble, incluyendo a una gigante casi tan alta como
una persona. Algunas de las especies más conocidas son: el Emperador, el
Rey, el Real, el Adelia, el Azul, el Crestado, el Saltarroca, el Ojoamarillo o el
Macarrones.
Ponen huevos, tienen plumas, construyen sus nidos en tierra,
respiran aire, tienen pico… Los pingüinos son aves que no vuelan, sino que
nadan con sus aletas. Resistentes y atléticos algunos, como los Emperador y
los Adelia, caminan enormes extensiones para buscar comida. Sus oídos les
permiten escuchar debajo del agua, y se reconocen por la voz entre miles de
parejas.
Cada especie de pingüino es capaz de zambullirse a una determinada
profundidad. El Emperador bucea hasta 250 metros para buscar comida,
pero su récord está en más de 500 metros, es decir, puede zambullirse a una
profundidad similar a la altura de la torre CN Tower de Canadá.
Tienen muchas estrategias para refrescarse, ya que bajo el sol del
verano, los pingüinos se asan. Entonces, erizan las plumas para aumentar el
flujo del aire y extienden sus aletas a los lados. A veces, pasan tanto calor
que las aletas se les ponen rosadas y se tienden con la barriga contra el hielo,
como los perros. Los bebés se tumban patas arriba. Tirarse al agua es otra
solución.
Los únicos “pingüinos de hielo” son los Emperador y los Adelia. Si
estos pasan calor, imagínate los de las playas sudafricanas y argentinas.
Excavan nidos bajo la arena para librarse del sol y sus plumas, dispuestas
como tejas, son cortas y densas para impermeabilizarlos. Debajo tienen una
capa de grasa de varios centímetros. Por eso es difícil ver a un pingüino
temblar de frío.