0% encontró este documento útil (0 votos)
3K vistas183 páginas

Scandal (Antología Unlucky) T. Ashleigh

El narrador asiste a una fiesta con sus amigos y colegas periodistas, pero se siente aburrido con los tópicos de conversación habituales sobre celebridades. Observa una acalorada discusión entre Jett Roman y Zander Evans y se acerca disimuladamente para escuchar. Pide una bebida al camarero y lo encuentra atractivo, pero decide centrarse en la conversación que escucha para averiguar qué está pasando.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
3K vistas183 páginas

Scandal (Antología Unlucky) T. Ashleigh

El narrador asiste a una fiesta con sus amigos y colegas periodistas, pero se siente aburrido con los tópicos de conversación habituales sobre celebridades. Observa una acalorada discusión entre Jett Roman y Zander Evans y se acerca disimuladamente para escuchar. Pide una bebida al camarero y lo encuentra atractivo, pero decide centrarse en la conversación que escucha para averiguar qué está pasando.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 183

t.

ashleigh scandal

~1~
t. ashleigh scandal

~2~
t. ashleigh scandal

~3~
t. ashleigh scandal

Nota del staff


Esta traducción está hecha sin fines de lucro. Es un trabajo realizado de
lectoras a lectorxs a quienes les apasiona de igual manera la lectura
MM.
Con esto no queremos desprestigiar a los autores que invierten su
tiempo creando estas obras que tanto amamos. Nuestro único fin es
que la lectura llegue a más personas.
Recuerden siempre apoyar a los autores comprando su material legal y
dejando reseñas en las plataformas como incentivo y demostrar lo
mucho que los amamos.

~4~
t. ashleigh scandal

Fantasy Romance está en contra de la


distribución irresponsable en TikTok. Por tal
motivo, cuenta en donde se vea una descarada
afirmación de una traducción ILEGAL,
realizada por Fantasy, cuenta que será
REPORTADA.
Si te molesta esto, hace funcionar tus dos
neuronas y no distribuyas libros ilegales con
tanta caradurez.
Atentamente,
El Staff de Fantasy Romance

~5~
t. ashleigh scandal

Contenido
Bienvenido a Black Diamond Capítulo 12
Playlist Capítulo 13
Sinopsis Capítulo 14
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 2 Capítulo 16
Capítulo 3 Capítulo 17
Capítulo 4 Capítulo 18
Capítulo 5 Capítulo 19
Capítulo 6 Capítulo 20
Capítulo 7 Capítulo 21
Capítulo 8 Capítulo 22
Capítulo 9 Capítulo 23
Capítulo 10 Capítulo 24
Capítulo 11 ¿Necesitas más?

~6~
t. ashleigh scandal

Bienvenidos a
Black Diamond
Bienvenido a Black Diamond Resort and Spa
Desde nuestra fundación en 2001 por la familia Diamond, nos hemos
esforzado por ofrecer una experiencia única a quienes viven en el ojo
público. La privacidad y la discreción son de suma importancia para
nosotros, por lo que no encontrará paparazzi o periodistas en busca de
una historia jugosa en nuestras costas, sólo el relajante chapoteo de las
olas y deliciosas bebidas.
Disfrute de un complejo privado con todo incluido construido
exclusivamente para la élite. Desde villas de lujo hasta preciosas playas
de arena blanca, aquí hay algo para todos los gustos. Deportes
acuáticos, senderismo, masajes y comidas gourmet de 5 estrellas harán
que nunca quiera marcharse.
Respire hondo y deje que nosotros nos ocupemos del resto.

~7~
t. ashleigh scandal

Playlist
Scandal- Unlucky | Spotify

Unsteady - XAmbassadors
Pieces - Rob Thomas
Red Lighter - SoMo
Unwell - Tawnted
Someone You Loved - Lewis Capaldi
Hurt People - Two Feet and Madison Love
Body to Body - Sture Zetterburg and Andrew Shubin
Anyone - Tommee Profitt and Fleurie
Hevan - FINNEAS
Iris - Our Last Night
Raine - Faime
Silhouette - Aquilo
Dynasty - MIIA
Love Is Gone - SLANDER and Dylan Matthew

~8~
t. ashleigh scandal

Advertencias
Homofobia
Enfermedad mental - Trastorno dismórfico corporal leve
Avergonzamiento corporal
Menciones de acoso en la infancia
Este libro está dirigido a un público mayor de 18 años debido a su
contenido sexual y gráfico.

~9~
t. ashleigh scandal

Sinopsis
Vengo de una larga estirpe de estafadores y sinvergüenzas.
En una familia donde el dinero y el poder pesan más que la integridad,
sólo ha habido una persona con la que siempre he podido contar. Mi
mejor amigo, mi otra mitad, mi gemelo; hasta que me traicionó.
Gracias a sus mentiras, tanto mi familia como los medios de
comunicación respiran en mi nuca, sin darme otra opción que "buscar
ayuda" en algún centro de rehabilitación de lujo.
No importa.
Cumpliré mi condena, seguiré este estúpido programa de cinco pasos y
luego me lavaré las manos de este lugar y de mi pasado.
Pero, ¿por qué no divertirme un poco mientras estoy aquí?
Específicamente, con el misterioso hombre hacia el que siento una
fuerte e innegable atracción.
Al principio, es sólo un poco de diversión, una forma de relajarme
después de todo lo que he pasado. Pero nos acercamos y me contagio
de sus sentimientos, a pesar de que pensaba que nunca volvería a
confiar en nadie.
Grave error.
Resulta que la persona de la que me enamoré no es quien yo creía que
era. Y no sé qué es peor: si mi corazón destrozado o el escándalo que lo
causó.

~ 10 ~
t. ashleigh scandal

Uno
Beckett
Me resisto a bostezar mientras escucho a Cole y Darren, mis
compañeros de trabajo y mejores amigos, parloteando sobre los últimos
cotilleos de E!1 y la noticia de moda en Estados Unidos: Christina Juliani
y Robert Kulty pillados en una posición comprometida tras el estreno de
la última película de ella la semana pasada, mientras la mujer de él
estaba en casa con su hijo enfermo.
Pongo los ojos en blanco ante el cliché y no les presto atención,
haciendo un barrido completo de la habitación, buscando algo más
emocionante que esto.
Aburrido.
Así es como me siento. Necesito algo que no sea la mierda de moda
de Hollywood para animar mi vida.
¿Qué ha pasado con los medios de comunicación? Hay cosas
mucho más importantes que podemos cubrir, pero por alguna razón, el
mundo está más interesado en el bolso Louis Vuitton de la última
temporada de Hansel Cutter, o el nuevo sabor de la semana de Tina
Huber que en la mierda que realmente importa. Como el hambre en el
mundo, ayudar a los sin techo, los derechos humanos básicos…
Supongo que no se equivoca, pero me sorprenden las cosas que
preocupan a la gente. Como hola, ha pasado casi una década, y todavía
seguimos con lo de Justin y Selena. Creo que es hora de que el mundo
siga adelante.
Veo a Jett Roman y Zander Evans junto a la barra en lo que parece
ser una acalorada conversación, y no puedo evitar mostrarme
interesado. Soy chismoso por naturaleza, y si a eso le añades que me
1
Medio de comunicación popular sobre Hollywood.

~ 11 ~
t. ashleigh scandal

pagan por conocer los asuntos de la gente, te garantizo que a las pocas
horas de conocer a alguien me entero de todo lo que pasa en su vida.
También es una buena forma de clasificarlos en una de estas dos
categorías: farsantes o realistas.
Me bebo el resto del whisky y detengo a Darren en seco. —Voy por
otra copa, ahora vuelvo—. Sin esperar respuesta, me levanto y me dirijo
hacia la barra.
No me acerco demasiado, sería obvio, pero sí lo suficiente como
para distinguir los susurros de Jett.
—¿Qué le sirvo?—, me pregunta el camarero, que deja una
servilleta delante de mí. Su mano se detiene un poco demasiado y sigo el
rastro por su camisa de lino blanco y su delgado cuello, centrándome en
los tonos azul pálido de sus ojos. Es guapo, delgado y parece flexible.
Apuesto a que sería divertido en la cama. Estoy a punto de soltar algo
sugerente, pero entonces el pánico estridente en el tono de Jett corta mis
pensamientos desbocados, y recuerdo por qué he venido aquí para
empezar.
Céntrate, Beck, tu pene tendrá que esperar.
—Glenlivet con hielo—. Mi tono es cortante, y veo que el camarero
hace un pequeño mohín ante mi falta de interés antes de alejarse para
prepararme la bebida. No voy a mentir… mis ojos se comen cada
pedacito de ese trasero burbujeante cuando se da la vuelta. Luego vuelvo
a mirar a Jett y me pregunto por un momento si merece la pena que no
me la chupen. Probablemente estén discutiendo sobre sus ‘gafas de sol
Versace rotas’ o algo así. Este tipo es una reina del drama al máximo. No
tengo dudas de que algo simple lo pondría furioso.
Cuando el camarero vuelve con mi bebida, le doy un billete de
veinte y le digo que se quede con el cambio antes de llevarme el vaso a la
boca en un intento de evitar más interacción. Necesito que se vaya para
poder concentrarme.
Entiende la indirecta y se lleva su dinero y su culo mordible a la
caja registradora. Le pido disculpas a mi pene y guardo un breve
momento de silencio para llorar la pérdida de lo que podría haber sido
un gran polvo, antes de ponerme a jugar y volver al trabajo.

~ 12 ~
t. ashleigh scandal

No distingo mucho entre la charla sin rumbo y la música de fondo,


pero oigo las palabras Molly, vampiro y asesinato. ¿Molly la asesina de
vampiros? Quizá sea el nombre de una nueva serie para la que está
haciendo una prueba. No me sorprendería; Hollywood inventa algunas
locuras en estos días.
Intrigado, me deslizo sobre una silla, inclino la cabeza e incentivo
a mi oído a captar más de la conversación. ¿Por qué tenemos que estar
en el Lotus Lounge? Probablemente porque es el lugar de moda entre los
famosos, idiota.
—Cálmate, Jett. Siempre estás tan nervioso—, le dice Zander,
sacándome de mis pensamientos errantes una vez más. Maldita sea,
probablemente no debería tomar otra copa. Mi capacidad de
concentración es una mierda ahora mismo.
Pillo a Jett agitando dramáticamente las manos en el aire,
claramente enojado. —¡Sí! Precisamente. ¡Y por eso necesitaba el puto
Ritalin2 para concentrarme esta noche! No Molly3!
¡Maldita sea! ¡Bingo! Esto suena jugoso, y me pica la mano de sacar
el móvil para grabar.
—¿Quién es Molly?— Mi cuerpo se estremece de sorpresa ante la
recién llegada y me muevo, vislumbrando a la pelirroja tetona en mi
periferia. Gracias a Dios, es Lucy Love. No es su verdadero nombre, pero
dejó de llamarse Smith cuando se hizo famosa, ¿y quién puede culparla?
¿Te imaginas ver un programa de televisión protagonizado por Lucy
Smith? No tiene la misma fuerza.
Pasa un rato y espero con impaciencia lo que viene a continuación,
pero, por supuesto, es entonces cuando una persona cualquiera decide
acercarse a mí, interrumpiéndome la conversación. —¿Puedo invitarte a
otra copa?—, me pregunta el doble de George Clooney. Ahora, tengo una
gran debilidad por un zorro plateado, especialmente el tipo de
Hollywood en el armario. Están desesperados por tener buen sexo, y yo
suelo estar más que ansioso por dejarles descargar cualquier frustración

2
El metilfenidato es un medicamento psicoestimulante aprobado para el tratamiento del trastorno por déficit
de atención, la narcolepsia y el síndrome de taquicardia ortostática postural. También puede ser prescrito
fuera de etiqueta para casos de síndrome de fatiga crónica y depresión resistentes a otros tratamientos.
3
Droga sintética.

~ 13 ~
t. ashleigh scandal

que tengan en mi cuerpo. Lástima que este tipo tuviera que venir aquí y
meterse conmigo mientras yo estaba buscando una historia.
—No me interesa—, murmuro, apartándome ligeramente y
esperando que capte la indirecta… No la capta.
—¿Estás seguro?— Alarga la mano y arrastra el dedo por la piel
expuesta de mi antebrazo, y entonces capto el brillo dorado de la alianza
de su mano izquierda. Cliché tras cliché, esta noche viene pisando fuerte.
—Podríamos divertirnos tanto juntos.
Sí, seguro que sí, imbécil. Pongo los ojos en blanco y aparto su
mano. —Estoy bien. ¿Por qué no vas a buscar a tu mujer?—. Lo espanté,
pero no se movió.
Típico.
—Lo que no sepa no le hará daño—. Vislumbra una sonrisa tonta,
su mano vuelve a agarrarme del brazo, y me doy cuenta de que esto va a
ser un problema si no lo corto de raíz ahora mismo.
—Mira, George—, empiezo, sin importarme una mierda si ese es su
nombre o no, y me levanto del taburete, apartando su mano de mi brazo.
—No me interesa. Estoy esperando a un colega, así que pierdes el tiempo.
Sus ojos bailan con humor y se inclina, su aliento rancio
abanicando mi mejilla mientras habla. Que asco. —No me importa
esperar. Intuyo que merecerías la pena.
De acuerdo, he terminado. Aprieto los puños y hago una cuenta
atrás mental desde diez, deseando que desaparezca mi enfado. Este tipo
está a quince segundos de que le reviente la boca y yo estoy a horas de
aparecer en las portadas de varias revistas. Ya me imagino los titulares
haciéndome pasar por el malo de la historia, aunque este tipo se lo tiene
merecido. Alguien tiene que alejar a este hombre de mí antes de que opte
por la violencia.
A continuación se produce un giro frenético de los
acontecimientos. Es como si el universo estuviera escuchando por una
vez en mi maldita vida.
Jett se tambalea de su taburete, chocando conmigo, y yo tropiezo
con George y la copa de brandy recién hecha que lleva en la mano. Veo
~ 14 ~
t. ashleigh scandal

con satisfacción cómo se inclina hasta cubrir toda la parte delantera de


su camisa blanca, manchándola con el líquido marrón rojizo.
¡Anotación!
George suelta una maldición antes de dejar el vaso con fuerza sobre
la barra mientras me mira como si yo fuera el causante. Cuando, en
realidad, si me hubiera dejado en paz, nada de esto habría pasado.
—Lo siento.— La voz caprichosa de Jett llega a mis oídos, y me giro
hacia él a tiempo de ver cómo se le tuerce la cara al escapársele una
sonora carcajada. —Oh, hombre. Tu camiseta está jodida—. Se queda
mirando la mancha, parpadeando rápidamente, como si sus ojos
estuvieran tratando de enfocar, luego le da una palmada en el hombro a
George y se arrastra con piernas inestables hacia la pista de baile,
claramente con el culo al aire. Sus amigos ni siquiera nos saludan cuando
pasan, tienen demasiada prisa por alcanzarlo.
¡Maldita sea! Me he perdido toda la historia.
—Malcriado, incompetente, increíble…— George murmura en voz
baja antes de agarrar un montón de servilletas de la barra y marcharse
enfadado. Le clavo la mirada en la espalda y sólo le transmito malas
vibraciones. Pinchar una rueda, engordar diez kilos, romperse un
diente… Universo, si estás escuchando, concede al mundo este servicio
y dale a ese tipo lo que se merece.
—Imbécil—, grito, dando media vuelta y volviendo a mi mesa de
amigos. Bueno, lo intento, pero un grito repentino seguido de una
cascada de flashes me atrae y veo a Jett, moviendo las caderas al seductor
ritmo de ‘Pony’de Genuine mientras se desnuda hasta quedarse
prácticamente en pelotas. Me doy cuenta de que Lucy está haciendo todo
lo posible para que se detenga, pero Zander no aparece por ninguna
parte.
Interesante.
Además, ¡que me jodan! Acabo de perderme lo que podría haber
sido un gran artículo si no hubiera sido por el tonto de George.
Estoy irritado y las ganas de estar aquí se desvanecen a cada latido
que pasa. Me vuelvo hacia la mesa donde estaban sentados mis amigos

~ 15 ~
t. ashleigh scandal

y me encuentro con sillas vacías. Probablemente se levantaron corriendo


para ver el espectáculo, como todo el mundo en este lugar.
No me molesto en buscarlos, saco el móvil y les envío un mensaje
para avisarles de que me voy antes de pedir un Lyft. Según la aplicación,
Marcus llegará en treinta minutos, lo que significa que tengo tiempo
suficiente para mear y buscar mi abrigo antes de salir a esperarlo.
Hay una pequeña cola para entrar en el baño y me entretengo
hojeando los correos electrónicos mientras espero mi turno. La mayoría
son noticias falsas y pongo los ojos en blanco cuando veo el título
‘Avistamiento de ovnis’ Déjenme en paz. Los extraterrestres no son
reales. No me importa cuántos ‘círculos de las cosechas’ creas encontrar.
Es todo humo y espejos, como la mayoría de la mierda que veo a diario.
Falso, el mundo está lleno de nada más que noticias falsas y gente
desesperada mendigando un poco de protagonismo. Es agotador.
Necesito unas malditas vacaciones.
—¡Eh, no hemos terminado aquí!— Los gritos hacen que levante la
cabeza con interés.
Hablando de protagonismo. Parece que, después de todo, he
encontrado dónde se ha metido Zander. Está marchando por el pasillo,
tratando de alcanzar a alguien que no puedo distinguir bien desde esta
distancia. Picado por la curiosidad, me salgo de la fila, maldita sea la
vejiga, y lo sigo hasta la salida de emergencia. Atrapo la puerta exterior
antes de que se cierre y la abro con cautela, no quiero que me pillen
husmeando. Cuando oigo sus gritos y sus pies moviéndose mientras
continúa, sé que es seguro seguirlo. Está demasiado absorto en lo que
sea que esté haciendo como para prestarme atención. Terribles noticias
para él, pero las mejores para mí.
Salgo por la puerta, me quito el zapato derecho y lo uso como
apoyo. He hecho cosas peores. Son gajes del oficio. Aprieto la espalda
contra el ladrillo, camino despacio por el callejón e intento no encogerme
al ver cómo se engancha mi camisa nueva. Lo que hago por una buena
historia.
No llego lejos, apenas unos pasos, pero me bastan para ver bien a
Zander y… espera. Parpadeo con fuerza, intentando aclarar la vista y

~ 16 ~
t. ashleigh scandal

esperando que la persona cambie de imagen, pero cuando mis ojos


rastrean la piel descolorida de su cuello, sé que estoy en lo cierto.
Es Austin O’Kane. El misterioso hermano O’Kane del que nadie
sabe nada. No participa en eventos sociales, prefiere mantenerse alejado
de los focos. A Austin se lo ve de vez en cuando en actos benéficos y en
alguna que otra publicación en Instagram de su hermano gemelo, Aaron.
Es muy callado. Demasiado tranquilo, y me dan ganas de salir de las
sombras y dirigirme directamente a él para preguntarle.
Austin O’Kane es el primogénito de Lucas O’Kane, director general
de una de las mayores empresas farmacéuticas de Estados Unidos. Lucas
es un imbécil de primera y su otro hijo, Aaron, es igual. No sé Austin,
pero apostaría a que él también es como ellos. La mayoría de la gente
con poder, dinero o popularidad suele serlo.
—¿En qué carajo estabas pensando? ¿En Molly? ¿En serio? Dijiste
que solo lo marearíamos un poco. Hacer que arrastrara las palabras en
una entrevista o algo así… no destruirlo por completo—, gruñe Zander,
agarrando a Austin y golpeándolo contra la pared. —Nunca me lo va a
perdonar.
Austin suelta una sonora carcajada y se zafa de Zander. Sí, mi
evaluación anterior era correcta. Es un imbécil como su familia. Una
pena porque está bueno.
—No puedo decir si eres patético o estás interpretando un papel.
Actores, son todos iguales—. Se quita el polvo de la chaqueta y va a dar
un paso a su alrededor, pero Zander no lo detiene.
Lo agarra del brazo y hace girar a Austin para que vuelva a estar
frente a él. —Teníamos un plan—, dice Zander con una mezcla de
frustración y terror.
—¿Por qué actúas como si no supieras cómo iba a acabar esto?
Conseguiste lo que querías. Jett fuera del camino
—¡No a este precio!— Zander da un paso atrás y se revuelve el pelo.
—¿Cómo voy a explicar esto?

~ 17 ~
t. ashleigh scandal

Una sonrisa condescendiente cruza el rostro de Austin y se inclina


como si estuviera contando un gran secreto, dándole a Zander dos
palmadas en el hombro. —Sólo dile que… Austin lo hizo.
Espera… ¿qué?
—Pero Aaro…
—Pero nada.— Se levanta, ajustando su chaqueta de donde estaba
antes en las manos de Zander. —Dije lo que dije, y lo dije en serio. Austin
es el que lo jodió y Austin es el causante de toda la mierda que está
pasando esta noche—. Saca un cigarrillo y luego lo enciende, dando una
larga calada antes de soplar el humo en dirección a Zander. —Ahora… Si
eso es todo, tengo mierda que hacer. A diferencia de ti, esta noche tengo
el plato lleno. ¿Terminaste de tener un ataque de perra, o necesito
tranquilizarte más?
Maldición, en realidad, me retracto. Austin puede ser más imbécil
que su padre y su hermano juntos… Lo cual es mucho decir porque he
tenido el desagrado de encontrarme con Lucas en eventos en más de una
ocasión. Ese tipo podría hacer que el hormigón se derritiera sólo con su
tono. Es la verdadera definición de un magnate. Me gusta añadir
‘desagradable’ antes del título para darle un poco más de emoción.
‘Desagradable Magnate idiota O’Kane’. Okey, sí, no voy a ganar ningún
premio por mis dotes creativas, pero supongo que es bueno que sea yo
quien encuentre las historias y no tenga que escribirlas todas.
Zander tiene la mandíbula desencajada, pero niega con la cabeza,
prefiriendo no decir nada, lo que probablemente sea lo mejor. Por lo que
he visto en los últimos minutos, a Austin le importa un carajo.
Miro cómo intercambian una última mirada antes de seguir por el
callejón y desaparecer en la noche, dejándome lleno de preguntas. La
más importante, ¿qué demonios ha sido eso? Y la segunda… ¿quién
carajo habla de sí mismo en tercera persona? Sacudo la cabeza mientras
vuelvo a la puerta y me calzo el zapato, incapaz de desentrañar mis
confusos pensamientos.
La élite es jodidamente rara.

~ 18 ~
t. ashleigh scandal

Dos
Austin
Estoy agotado y listo para meterme en la cama. Ha sido una
semana muy larga y estoy deseando dormir hasta tarde mañana. Los
domingos son mi único respiro semana tras semana. Miro el reloj y veo
que son más de las ocho. Perfecto. A este ritmo, podré terminar aquí y
volver a mi apartamento para recuperar el sueño.
Conteniendo un bostezo, agarro la última caja de la parte de atrás
de mi Land Rover4 y me acerco hasta donde está Katie, la directora del
Harmony Hope Homeless Shelter, delante de la vieja puerta de metal
ligeramente abollada. Parece que ha recibido unos cuantos golpes más
desde la última vez que estuve aquí.
La ligera brisa agita el cuello de mi falsa camisa de cuello alto,
refrescando mi piel resbaladiza por el sudor, y mis brazos se ponen de
gallina mientras mi cuerpo se estremece ante la sensación.
El cuello y la parte inferior de la cara están muy sensibles desde
que me estoy sometiendo a tratamientos con láser de tinte pulsado.
Según la Dra. Marsh, voy por la mitad. Muy pronto, mi marca de
nacimiento será cosa del pasado. No me lo puedo imaginar. Una vida sin
jerseys de cuello alto y bufandas o sin tener que ir de compras o vestirme
con cosas que me ‘favorecen’. Mi mayor inseguridad habrá desaparecido.
Pero no quiero hacerme ilusiones, así que ya veremos. Acabo de tener mi
cuarta sesión y todavía no veo mucha diferencia, pero intento ser
optimista. Hay muchas historias de éxito, pero siempre hay personas a
las que el tratamiento no les ha funcionado. Tendría suerte de caer en
esa categoría.

4
Marca de auto.

~ 19 ~
t. ashleigh scandal

Cambio la caja a mi brazo derecho y sonrío a Katie. Las manchas


oscuras bajo sus ojos la hacen parecer años mayor de sus escasos
cuarenta y cinco.
—Esta es la última caja. ¿La quieres con las demás?
—Puedo agarrarla—, dice mientras extiende las manos, pero niego
con la cabeza. De ninguna manera voy a dejar que cargue con esta caja
tan pesada. Me dedica una sonrisa cansada que refleja la mía. —De
acuerdo, tú ganas. —Empuja la puerta y me hace un gesto para que la
siga, señalando las cajas que he apilado antes en la mesa de la cafetería.
—Eres un ángel disfrazado, Austin. Muchas gracias por todo lo que has
hecho—. Me dice cuando dejo la caja junto a las demás.
Me muevo torpemente antes de levantar un hombro. —No es para
tanto—. Nunca me acostumbraré a sus cumplidos.
Me hace un gesto para que me calle y abre la primera caja de
productos de higiene. —Eres demasiado modesto.
—Sólo hago lo que haría cualquiera.
Hace una pausa mientras saca el paquete de cepillos de dientes y
me dedica una sonrisa triste. —Los dos sabemos que eso no es verdad.
Tiene razón, y no hay nada más que decir. Lamentablemente, el
mundo en el que vivo está lleno de sinvergüenzas que harían cualquier
cosa por ahorrarse un dólar, sin importar a quién tengan que herir para
conseguirlo. La familia y las amistades no significan nada, a pesar de
pensar que sería lo contrario. A veces me pregunto si habría sido mejor
nacer en una familia normal.
Quiero decir, las familias americanas de clase trabajadora parecen
tan felices, o al menos, así es como lo pintan en las películas, pero ¿qué
sé yo? Podría ser todo mentira, y esas personas promedio podrían ser
aún más miserables que yo.
Al menos tengo dinero, ¿no?
Sí, eso me hace parecer un mocoso de mierda.
Me aclaro la garganta, intentando pensar qué decir a continuación.
Tengo que aprender a comunicarme mejor con la gente. ¿Cómo voy a

~ 20 ~
t. ashleigh scandal

sustituir a mi padre algún día si conversaciones tan sencillas como esta


me intimidan? La idea me revuelve el estómago. —En fin—, empiezo,
señalando la puerta con la cabeza. —Me voy. Ha sido una semana muy
larga.
—Por supuesto. Te acompaño—, consigue decir entre bostezos. Me
siento mal por ella y me pregunto cuándo fue su último día libre. Aunque
sólo hace seis meses que conozco a Katie, cada vez que la veo parece más
agotada. Necesita más ayuda.
—No, está bien. No pasa nada. Sólo asegúrate de cerrar la puerta
detrás de mí—. Ella asiente y me sigue. El calor de California me asalta
en cuanto cruzo el umbral. Es otoño, carajo. ¿Por qué hace tanto calor?
—Gracias de nuevo, Austin. Eres un buen hombre—. Luego se va,
suena el chasquido de las cerraduras y sus palabras dejan una sensación
residual que me eriza la piel.
¿Un buen hombre? No sé si me clasificaría a mí mismo de esa
manera. Claro, la mayoría de los días soy un ser humano decente, pero
‘un buen hombre’ parece demasiado puro para alguien con el apellido
O’Kane. Pensar en mi padre me revuelve el estómago de rabia. Es mi
opuesto en todos los sentidos, aparte de la apariencia. Si no fuera porque
compartimos muchos rasgos, me preguntaría si somos parientes. Desde
sus creencias intolerantes sobre los derechos humanos básicos hasta lo
lejos que llega para ganar un dólar. Me desconcierta tanto como me
repugna. No puedo imaginarme ser así. Tal vez por eso hago las cosas
que hago. Como si intentara equilibrar la balanza de la humanidad. Al
menos así el mundo no pensará que todos los O’Kane son una mierda.
Mi teléfono suena cuando salgo del aparcamiento y veo el nombre
de mi hermano en la pantalla. En cualquier otra circunstancia,
contestaría, pero ahora mismo no tengo fuerzas. Quiero a mi hermano.
Pero a veces es demasiado para mí.
Dicen que los gemelos idénticos están separados por la misma
alma; dos mitades de un todo. No sé si se puede decir eso de Aaron y yo.
Somos tan diferentes.
Él busca llamar la atención… El que entra en una habitación y todo
el mundo se gira para mirarlo. No por quién es, sino por el tipo de

~ 21 ~
t. ashleigh scandal

entrada que hizo. Nueve de cada diez veces puedes apostar a que se ríe a
carcajadas, pisa fuerte o golpea el borde de su vaso como si estuviera a
punto de pronunciar el discurso de su vida para atraer todas las miradas
hacia él. Le encantan esas cosas. Se alimenta de ello como un súcubo o
algo así.
¿Yo, sin embargo? No puedo soportarlo. La idea de los ojos de todo
el mundo en mí me hace sentir físicamente enfermo. Prefiero mezclarme
con el fondo que destacar entre la multitud. Si pudiera evitarlo, no
estaría entre la multitud. En casa, donde nadie me molesta, es donde me
siento más cómodo. Además, no es que me cueste ser el centro de
atención… Mi marca de nacimiento me hace ganar suficientes miradas
por sí solo, como si llevara un letrero de neón gigante que dijera mira mi
mancha de vino de Oporto. La odio. Lo odio todo. Es mi mayor
inseguridad, algo con lo que Aaron nunca tendrá que lidiar.
Maldito sea él y su piel perfecta.
Mi marca de nacimiento me recorre la parte inferior izquierda de
la mejilla y baja por el cuello hasta la clavícula. Es de color rojo oscuro y
tiene manchas moradas. Mucha gente da por hecho que me han agredido
cuando la ven por primera vez, lo que solo provoca más miradas de
curiosidad. Lo entiendo. No me gusta, pero entiendo el instinto humano
básico de mirar fijamente cuando vemos algo que no está clasificado
como 'normal’.
También tengo otras dos marcas de nacimiento: una en el pecho y
otra en la parte inferior de la pierna. También las odio, pero al menos
están ocultas tras la ropa la mayor parte del tiempo. Hacía años que no
me ponía pantalones cortos ni un jersey de pico en público. No desde que
era niño y unos cuantos matones me pusieron el apodo de Leproso. Pero
gracias a mi hermano, Aaron nunca dejó que nadie se metiera conmigo.
Siempre ha sido protector, a pesar de ser mi hermano pequeño. Es
fuerte, más fuerte que yo en muchos aspectos. Siempre he deseado que
se me pegara algo de su intrepidez. Estaría bien que por una vez no me
importara una mierda lo que piensen los demás.
Mi teléfono vuelve a sonar, esta vez indicándome que llama papá,
y me muerdo el interior de la mejilla, deslizándome para rechazar la
llamada. Tengo que estar bien de la cabeza para tratar con ese hombre,

~ 22 ~
t. ashleigh scandal

y ahora no es el momento. A continuación, mi teléfono vibra con un


mensaje de voz o de texto, que también ignoro. O quiere hablarme de
trabajo o regañarme por una estupidez. En cualquier caso, no me
importa. Ojalá pasara de mí y le diera todo esto a Aaron. Él lo quiere, y
sería bueno en ello. Se parece demasiado a nuestro padre como para no
serlo. Sin embargo, papá insiste en que sea yo.
Que el primogénito sea la cabeza de un legado es una estupidez tan
anticuada. Especialmente considerando que soy mayor por dos minutos.
Dos malditos minutos marcaron todo el curso de mi vida. Es sofocante
pensar en ello, así que trato de no hacerlo. Si fuera por mí, estaría al otro
lado del país haciendo algo con el diseño. Haciendo algo que yo mismo
he elegido, como la mayoría de los chicos de veinticuatro años.
Tiro el teléfono en el portavasos cuando empieza a sonar de nuevo,
subo el volumen de la radio y dejo que me invada la letra de ‘Iris’, de Our
Last Night. Algunas de las letras resuenan en mí a otro nivel.
No quiero que el mundo me vea… Cuando todo está hecho para
romperse…
Lástima que no tenga a alguien especial con quien compartir mis
pedazos rotos, como dice la canción.
Brrrr. No puede ser.
Suelto un bufido y sacudo la cabeza antes de pulsar el siguiente
botón de la radio. Estoy más cansado de lo que pensaba si dejo que las
canciones ñoñas me afecten.
Necesito un descanso. Unas vacaciones. Una escapada de la
realidad. Un maldito refresh.
Eso no va a ocurrir pronto.
En piloto automático, llego a casa y ni siquiera me molesto en
encender las luces una vez dentro. Mi único objetivo es la cama. Me
desnudo de camino a mi habitación y dejo que mi ropa caiga al suelo
como un rastro de tesoros. Tal vez la limpie mañana, pero es domingo.
Quién sabe si tendré ganas. Puede que deje que el servicio de limpieza se
encargue el lunes.

~ 23 ~
t. ashleigh scandal

Ahí voy, sonando como un elitista de nuevo. Intento no serlo


porque estoy rodeado de esa basura todo el tiempo. Conecto el teléfono
al cargador y me meto en la cama, apenas me tapo con la manta antes de
que el mundo desaparezca y el sueño me arrastre.

Casi doce horas después, estoy sentado en el sofá mirando


fijamente el periódico sensacionalista que tengo delante, esperando a
que la imagen cambie de alguna manera, porque de ninguna manera
estoy viendo esto correctamente. Sacudo la cabeza, intentando borrar la
imagen como si fuera un mal dibujo en una pizarra mágica, pero no
funciona.
Estoy soñando… no, no estoy soñando, estoy atrapado en esta
pesadilla después de una semana infernal, porque es imposible que esto
me esté pasando a mí. Me despertaré en cualquier momento.
—Bueno, ¿tienes algo que decir a tu favor?—. La voz de mi padre
llega a mis oídos y abro la boca, pero no sale ninguna palabra. Siento una
opresión en el pecho y no puedo respirar. Mierda, me va a dar un ataque
de pánico.
Despierta, Austin. ¡Despierta!
Miro a mi padre y a Sherry, su ayudante, sentados frente a mí en el
sofá del salón, esperando que la habitación se transforme en otra cosa.
Como una mazmorra, tal vez las fosas ardientes del infierno, o que se
transformaran en personas diferentes… algo que le hiciera saber a mi
cerebro que esta no es mi realidad.
—¡Austin!
Salto, esa horrible sensación casi me hace desplomarme. Esto no
puede estar pasando. ¿Por qué demonios haría esto?
¡Yo!
—¡No soy yo!— consigo decir a pesar de mi voz temblorosa. Luego
cruzo los brazos sobre el pecho, intentando calmar la aceleración de mi
~ 24 ~
t. ashleigh scandal

corazón mientras deseo que desaparezcan los sentimientos de defensa y


devastación. Ni siquiera sé qué decir ahora.
—¿Quieres decirme que estas imágenes son falsas? ¿Inventadas?—
, sisea, agarrando la revista arrugada y sacudiéndola en mi dirección
como si no la hubiera mirado ya una docena de veces en dos minutos. —
Si ese es el caso, entonces Hollywood se está volviendo jodidamente
bueno editando. Hasta tu marca de nacimiento está impecablemente
hecha.
Una traición como nunca he conocido me golpea y cierro los ojos,
inspirando profundamente por la nariz. Los ojos me arden tras los
párpados cerrados y, si no fuera por mi público, sé que ahora estaría
llorando. Ojalá se fueran para poder revolcarme sola en mi apartamento.
Me arden las mejillas de vergüenza cuando vuelvo a mirar a mi
padre, pero me niego a seguir mirando la foto. Ya la he visto. Está hecho.
Mi vida se ha acabado…
—No soy yo, papá—. Mi tono es débil y, a pesar de las nueve horas
que dormí anoche, me siento agotado. —No sé cómo es tan preciso, pero
no soy yo—. Estoy cansado de pelear siempre con él por algo. Él y yo
nunca estaremos de acuerdo en nada. Ya no quiero lidiar con eso.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Ni siquiera puedes
explicarlo? ¿Darme más que eso? ¿Cómo voy a creerte si ni siquiera
puedes defenderte?—. Su tono me fastidia. Ya ha tomado una decisión,
así que lo que yo diga no importará.
Cruzo los brazos sobre el pecho y lo fulmino con la mirada. —
Defenderme implicaría que tengo algo por lo que sentirme culpable, y no
es así. Estas fotos no son mías. Vamos, papá. ¿Cuándo fue la última vez
que salí de casa con algo tan revelador?
Vuelve a mirar la foto y me imagino lo que pasa por su cabeza. Ve
a su hijo marica publicado en la portada de una revista con otros dos
hombres en una posición comprometida. Ah, y no olvidemos la botella
de licor, los polvos blancos y los billetes de dólar enrollados sobre la
mesa, que lo hacen aún más escandaloso. Probablemente esté a punto
de tener un infarto.

~ 25 ~
t. ashleigh scandal

—No sé qué haces en tu tiempo libre—, me dice con disgusto.


Supongo que piensa que formo parte de una interminable orgía gay.
Mierda, ¡ojalá pudiera ser tan libre! Lo que no sabe es que nunca
he tenido sexo porque me da vergüenza que alguien vea mi cuerpo.
—Nunca, papá—, le digo, ignorando su mirada. —La respuesta es
nunca. Odio mi marca de nacimiento, lo sabes. ¿Por qué diablos iba a
exhibirla para que todo el mundo la viera?
—¿Es por todo el… asunto gay?—, pregunta, ignorándome por
completo. —¿Intentas vengarte de mí por no seguirme la corriente en tu
llamada de atención?
Me echo hacia atrás como si me hubieran golpeado físicamente.
¿Hacer berrinches para llamar la atención? ¿Lo dice en serio? Me aprieto
las perneras de los pantalones, contando hacia atrás desde cincuenta
mientras intento refrenar mi temperamento. Estoy literalmente a punto
de salirme de la piel.
—Dios mío, ¿te oyes? Ser gay no es algo que pueda evitar. Créeme,
lo he intentado. No quiero ser gay. No quiero lidiar con tus constantes
juicios y comentarios sobre mí y la gente como yo—. Me duele mucho
saber que nunca tendré su apoyo. Está tan atascado en sus creencias que
nunca importará lo que yo diga para intentar convencerle.
Su cara es de desconcierto, como si fuera él el que estuviera
perdido cuando soy yo el que tiene la vida destrozada. —No entiendo en
qué me he equivocado contigo. ¿Por qué no puedes ser más como tu
hermano?—. Las palabras que he oído toda mi vida de repente tienen un
nuevo aguijón.
—¿Mi hermano? ¿Cómo el que se hizo pasar por mí y me tendió
una trampa?—. Muerdo, agarrando la revista una vez más y dándole una
sacudida. —¿Por qué no le pides que te lo explique? La última vez que lo
comprobé, estaba saliendo con esa supermodelo, Tatiana, así que
coloréame de sorpresa cuando lo vea batear para mi equipo.
Mi padre me mira como si me hubiera crecido otra cabeza, y estoy
segura de que mi tono maníaco no ayuda a mi causa. —¡Cómo te atreves
a culpar a tu hermano!—, suelta con veneno. —No tiene nada que ver con
esto. ¿Qué crees que ha hecho, pintarse una marca de nacimiento?
~ 26 ~
t. ashleigh scandal

No quiero pensar eso, pero ¿qué otra cosa podría ser? —¡Él tiene
todo que ver con esto! Encontraré pruebas.
Se ajusta la corbata antes de sacar el teléfono del bolsillo. No sé por
qué me molesto en intentar hablar con él. Nunca me escuchará. —
Cuando hablé con él esta mañana, estaba tan preocupado como yo. Ha
estado buscando planes de tratamiento para ayudarte.
—Sí, seguro que sí—. Mi voz es fría. Sin vida. Casi siento que no
estoy en mi cuerpo. Como si mi conciencia se hubiera desvanecido y
estuviera mirándome a mí mismo, viendo cómo le pasa todo esto a otra
persona.
¿Cómo pudo mi propio hermano traicionarme así? No tiene
ningún sentido.
—Él sólo quiere lo mejor para ti y aquí estás, culpándolo. Estás
peor de lo que pensaba—. Mi padre continúa con su viaje de
culpabilidad, pero no tengo una réplica. Estoy harto. Como no me va a
escuchar, no hay nada más que decir.
Ahora habla por teléfono con alguien, pero no lo escucho. No soy
capaz de concentrarme en lo que dice con la mente en blanco.
Mi hermano me tendió una trampa… ¿Cómo si no iban a existir
estas imágenes? Ojalá pudiera encajar las piezas del rompecabezas y
hacer que todo tuviera sentido en mi cerebro, pero nada encaja,
maldición. Me llevo un puño a la frente, clavándome un nudillo en la sien
y deseando que mi cerebro aclare la locura. Ayer estábamos bien, o eso
creía. ¿Qué ha podido cambiar tan drásticamente en veinticuatro horas?
¿Qué le he hecho?
Suelto la mano y saco el teléfono del bolsillo con dedos
temblorosos, necesito llamar a Aaron. Tiene que explicármelo.
Arreglarlo. Tiene que haber algún tipo de explicación. Le llamo dos veces
y no contesta, y la tercera vez me manda directamente al buzón de voz.
El hijo de puta ha apagado el teléfono. Siento que me corre el sudor por
la nuca y aprieto la tela de la camisa, sintiendo que la habitación empieza
a dar vueltas. Voy a perder los nervios.
—¡Austin!

~ 27 ~
t. ashleigh scandal

Mi mirada se dirige a mi padre, que me mira con fría indiferencia.


¿No ve que estoy a punto de derrumbarme? ¿O realmente no le importa
en absoluto? —¿Has oído una palabra de lo que he dicho?
¿Estaba hablando? —No puedo decir que sí—, balbuceo, contento
de que los gritos al menos me hayan sacado del pánico creciente.
Sacude la cabeza antes de levantarse de la silla y asentir a Sherry.
—Por favor, pon sus cosas en orden—. Luego se retira de la habitación,
como si no acabara de dejarme con una docena de preguntas sin
respuesta.
—¿Poner mis cosas en orden para qué?—. Mi voz es ligeramente de
pánico mientras salto de mi asiento para seguirle. —¿Qué está pasando?
—Te envío a Black Diamond—, afirma sin molestarse en darse la
vuelta.
¿Black Diamond? ¿El centro de rehabilitación para imbéciles ricos
y mimados? —¡No necesito rehabilitación! No tomo drogas. Hazme un
maldito análisis de drogas ahora mismo si no me crees—. Grito,
desesperado para me escuche de una vez.
Hace una pausa para mirarme por encima del hombro como si yo
fuera su mayor inconveniente, como si mi vida no estuviera en juego. —
Te vas y punto.
—Pero, pa…
—¡He dicho que es definitivo!—, me ladra, y el tono hace que se me
enderece la columna vertebral. Mira a su alrededor, pasando los ojos por
encima de lo que estoy seguro que es una Sherry de mirada cautelosa
detrás de mí. Luego se aclara la garganta y vuelve a mirarme. —Sherry te
informará de los detalles en cuanto se los envíe por correo electrónico.
Estoy esperando la confirmación, pero estoy seguro de que podrás irte
mañana por la tarde. Haz las maletas y prepárate. Tendré el jet
preparado para cuando llegue la hora de partir.

~ 28 ~
t. ashleigh scandal

No puedo decir nada. Ni cuando asiente, ni cuando se despide


entre dientes, ni cuando abre la puerta para irse. Me quedo ahí, en el
vestíbulo de mi piso, intentando entender cómo demonios he pasado de
repartir mercancías a los sin techo a que me envíen a un centro de
rehabilitación en cuestión de horas.

~ 29 ~
t. ashleigh scandal

Tres
Beckett
—¡Maldita sea!— exclamo, golpeando la revista de tabloide contra
el escritorio y fulminando a Darren con la mirada. —Esa fue la noche en
que vi a Austin, también. Debería haberlo seguido. Esta historia podría
haber sido mía—. Empiezo a caminar a lo largo de mi escritorio,
intentando calmar mi rabia.
NUW -nuestra mayor competidora- ha conseguido la historia del
año y yo quiero patearme el culo por ello. Yo estaba allí. Podría haber
conseguido fácilmente esta historia.
¡Mierda, mierda, mierda!
—No sé—, dice Darren, sacándome de mi fiesta de lástima. —A mí
me parece un trabajo desde dentro. Apostaría mi huevo izquierdo a que
esas fotos se vendieron directamente a la prensa.
Probablemente tenga razón. Aunque eso no lo hace menos
frustrante. No sólo me perdí una exclusiva de Jett, sino que ahora
descubro que también se me escapó Austin.
Todo es una mierda.
—¿Qué nos jugamos?— Dejo de pasearme, miro a Cole cuando
entra y enarco las cejas al ver su aspecto desaliñado. Tiene un aspecto
desastroso, nada que ver con su habitual compostura.
—Apuesto lo mío a que anoche echaste un polvo—. Vuelvo a mirar
su camisa arrugada y su pelo desordenado. —¿Te quedaste a dormir?
Parece la misma camisa que llevabas ayer.
Cole resopla mientras se sienta en su escritorio junto al mío. —
Uno, ni siquiera me viste ayer, idiota. Era domingo. Dos, no, no estaba
echando un polvo, pero me gustaría poder decir que sí. Sería una historia

~ 30 ~
t. ashleigh scandal

mejor que contar—. Está un poco rígido y levanta la mano, masajeándose


las sienes como si intentara aliviar un dolor de cabeza.
—Bueno, comparte. No nos dejes colgados—, lo anima Darren,
colocando delante de él la taza extra de Coffee Hut que compró cuando
estábamos abajo antes de subir a la oficina. —Me imaginé que lo
necesitarías ya que llegabas tarde.
Cole suspira antes de agarrar la taza con las dos manos y dar un
largo sorbo. —Gracias. De verdad… Marshal estaba reventando mi
teléfono en cuanto cayó el artículo—. Debería habérmelo imaginado.
Nuestro jefe es muy nervioso, y Cole está luchando por un ascenso, así
que por supuesto tomaría su llamada sin importar la hora. —Está
enojado por la historia de NUW. Al parecer, recibieron dos primicias
durante el fin de semana. Poniéndolos ahora dos pasos por delante de
nosotros—. Abre su portátil y empieza a ordenar los correos electrónicos.
—He estado despierto casi toda la noche buscando algo que pudiéramos
publicar para comparar, pero hasta ahora no he conseguido nada.
Esto no es bueno.
—Mierda. Mira—. Miro a Darren y tiro las manos al aire antes de
sentarme en mi asiento. —Debería haberlo seguido.
—¿Seguir a quién?— Pregunta Cole, con los ojos aún puestos en su
pantalla.
—A O’Kane…— Fuerzo las palabras en una exhalación. —Lo vi en
Lotus la otra noche cuando me iba. También estaba teniendo una
conversación bastante acalorada con Zander.
Cole se gira entonces para mirarme, abandonando el correo
electrónico en el que estaba trabajando. —Es interesante. En el artículo
no se menciona a Zander. ¿Dónde los viste exactamente? ¿Y por qué se
peleaban?
Cierro los ojos e intento reconstruir parte de mi memoria, pero
todo está borroso después de mi último trago. Sacudo la cabeza y los
miro con la misma perplejidad. —Los seguí por una puerta lateral del
club, pero no estoy seguro de lo que decían. Todo era extraño.

~ 31 ~
t. ashleigh scandal

—¿Qué quieres decir con extraño?— Cole apoya los codos en los
muslos, inclinándose mientras espera a que me explaye.
—Bueno, Austin O’Kane siendo visto en un club.— Hago una
cuenta atrás con un dedo. —No creo que eso haya pasado… Bueno,
nunca. El tipo es un misterio total. Si no fuera por las pocas fotos que he
visto de él, pensaría que es producto de mi imaginación. Quiero decir,
¿quién viene de una de las familias más ricas de América y rara vez es
fotografiado en público? Nadie.
—Bueno, no le culpo—, interviene Litty, una colega, desde su mesa
de al lado, acabando con la conversación. Perra entrometida. No la
soporto. Me muerdo mucho la lengua cuando se trata de ella porque es
la sobrina de Marshal y me gusta mi trabajo lo suficiente como para no
querer que me despidan. —¿Has visto lo que tiene en la cara?— Se acerca
para ponerse a nuestro lado. —¡Qué horror! Si yo fuera él, también me
escondería.
Pensándolo bien, ser despedido valdría la pena para echarle la
bronca.
—Eres tan…
—Chiquitína—, interviene Darren, su mano aterriza en mi hombro
con un fuerte golpe. Con una mueca, lo fulmino con la mirada, pero él
me ignora y le dedica a Litty la sonrisa más falsa que he visto nunca, y yo
pongo los ojos en blanco. —Un placer, como siempre.
—Ya lo creo—, murmura con sorna. —Si han terminado de
cotillear, tenemos una reunión a la que llegar—. Los ojos de Litty
recorren a Darren como un insecto bajo su zapato y me muerdo la mejilla
para evitar que se me escape la frase anterior.
Miro a Cole, esperando a ver qué dice. —¿Una reunión?—,
pregunta. —No he programado ninguna reunión.
—Atrasado con tus correos, por lo que veo—, dice condescendiente
mientras admira su manicura demasiado cara. —Marshal pidió una y no
queremos hacerlo esperar, ¿verdad?—. Luego nos hace un gesto con el
dedo antes de desaparecer en dirección a la sala de conferencias.

~ 32 ~
t. ashleigh scandal

Disparo dagas a su forma en retirada, deseando que Satanás


aparezca y se lleve a su par de vuelta al infierno con él. Me cuesta creer
que alguien pueda ser tan repugnante, pero ya debería estar
acostumbrado, teniendo en cuenta la frecuencia con la que me lo
encuentro. —La próxima vez, no me impidas decir lo que pienso—.
Agarro mis cosas y me levanto de la silla. —Hay que bajarle los humos.
Darren asiente con la cabeza mientras agarra su propio bolso. —
No lo hice por ella. Lo hice por ti. Esa promoción en Nueva York está
demasiado cerca para que la arruines regañando al clon de Regina
George—. Sus palabras me hacen resoplar. Tiene razón, tiene energía de
chica mala.
—Nueva York. Tan cerca y tan lejos—. Mi voz suena soñadora,
incluso para mis propios oídos. Está tan cerca que prácticamente puedo
tocarla.
—Aún no puedo creer que nos dejes—, añade Cole, alcanzándonos
de camino a la reunión. —Somos el trío definitivo.
—Estás haciendo que parezcamos un aperitivo de Applebee’s—,
suelto, intentando que no se ponga sensiblero. No soy un tipo emocional.
Los sentimientos de los demás me ponen ansioso, que es la razón
principal por la que no me gustan las relaciones. Esa mierda es un lío y
no tengo tiempo para eso.
Me da un pequeño empujón y todos nos reímos. —Ya sabes lo que
quería decir. Los Tres Mosqueteros, Los Tres Chiflados, Los Tres
Amigos…
—Te has olvidado de Los Ángeles de Charlie y Las Chicas
Superpoderosas—, añade Darren riendo.
—¿Por qué soy amigo de ustedes?—. Sonrío a pesar de mis
palabras.
Darren me pasa el brazo por el hombro, alborotando mi larga
melena en el proceso. —Da igual. Nos echarás de menos.
—Como un dolor de muelas—, bromeo, apartándome y
arreglándome el pelo antes de entrar en la sala de conferencias.

~ 33 ~
t. ashleigh scandal

Bromas aparte, los echaré de menos. No son sólo mis amigos, son
mi familia encontrada. Las únicas personas que me quedan a las que les
importo alguna mierda… pero necesito algo diferente. Un cambio.
Realmente no puedo explicarlo, sólo que desde hace un año me he ido
desconectando poco a poco de mi realidad y de la gente que me rodea.
Como si estuviera aquí físicamente pero mentalmente estuviera a
kilómetros de distancia viviendo otra vida en el mundo de otra persona.
Luego, cuando vuelvo en mí y me doy cuenta de que estoy en el mismo
lugar que hace cinco años, me invaden unos sentimientos de terror
abrumadores. A los veintiocho años, el tiempo pasa volando mientras yo
estoy quieto y no puedo soportarlo más.
Así que cuando GossipTalk anunció que había un puesto vacante
en su oficina de Nueva York, no pude rechazarlo. No sólo el sueldo era
mejor, sino que me pagaban el alojamiento durante todo el primer año.
Parecía cosa del destino. Ahora cuento los días que faltan para irme.
Cuando estamos todos dentro, veo que Marshal está sentado a la
cabecera de la mesa, con el portátil abierto y las características gafas de
concha de tortuga en la punta de la nariz. Al conocerlo, cualquiera diría
que es un profesor de primaria y no el redactor jefe de uno de los mayores
tabloides de California. Es despiadado, intrépido y, sinceramente, le
importa un bledo todo.
Cuando paso por la mesa de los dulces, agarro un bollo y me siento
en el primer sitio disponible, el más alejado de Marshal. He descubierto
que, cuando está enojado, es menos probable que te contagie su ira si
hay distancia entre los dos.
Abro mi magdalena, arranco un trozo del papel que la envuelve y
me la meto en la boca, saboreando el sabor a arándanos. No son tan
buenas como las de Coffee Hut, pero cualquier cosa gratis es buena para
mí.
—¿Quién falta?— Marshal sisea a su ayudante. Es nueva, apenas
lleva aquí una semana, y me sorprendería que sobreviviera una más.
Pasa por los asistentes más rápido que nadie que haya visto. La mayoría
de la gente no lo entiende -yo tampoco lo entiendo-, pero le tengo respeto
a él y al trabajo que hace, así que me ando con cuidado. —No importa. Si
llegan tarde, que esperen fuera. Me ocuparé de ellos más tarde.

~ 34 ~
t. ashleigh scandal

Hace un gesto para que cierren la puerta antes de agarrar el mando


a distancia y poner en marcha la presentación de diapositivas. La
presentación dura unos veinte minutos, después de lo cual
intercambiamos ideas sobre qué presentar a continuación, pero a
Marshal no le gusta ninguna.
—No son lo bastante fuertes—. Suspira, se sienta en el borde de la
mesa y se quita las gafas antes de pellizcarse el puente de la nariz. —
Necesitamos algo más grande. El mayor infiltrado que podamos
encontrar.
Hay algunos murmullos en la sala mientras la gente intenta pensar
en algo y mi mente vuelve al incidente del fin de semana.
—Si tan solo hubiera seguido a Austin…— Las cosas podrían haber
sido tan diferentes.
—¿Qué quieres decir?
Mi mirada se dirige a Marshal, que ahora me está mirando
fijamente, y la habitación se queda repentinamente en silencio mientras
todos esperan mi respuesta. Maldita sea, no pensé que lo había dicho tan
alto. Me aclaro la garganta y le cuento a Marshal la versión resumida de
lo que pasó aquella noche.
—¿Y no dijo adónde iba ni nada después de hablar con Zander?
Me devano los sesos, intentando despejarme de la niebla
ligeramente zumbona en la que me encontraba hacia el final de la noche,
pero me quedo en blanco. —No, no mencionó nada, sólo dijo que tenía
cosas que hacer.
—Hmm…— Los ojos de Marshal tienen esa mirada lejana, como si
estuviera pensando en cómo puede torcer este poco de información a su
favor. A menudo me pregunto cómo sería vivir en su cabeza. Se le
ocurren las cosas más locas.
—¿Y si hablamos con Zander?—, dice alguien. —Él puede estar
dispuesto a darnos alguna idea.
—El agente de Zander no lo dejará hablar. Y menos ahora que ha
conseguido su nuevo papel—, dice Marshal, mientras se pasa los dedos
por la perilla. —¿Dónde está Austin ahora?
~ 35 ~
t. ashleigh scandal

Todos miran a su alrededor, esperando que alguien responda. Está


claro que no tenemos ni idea. Saco el móvil y hago lo que mejor se me
da: pincho en Google y busco el paradero de Austin O’Kane. Me desplazo
a través de la página antes de aterrizar en un enlace a su página de
Instagram apenas utilizado.
Hay una disculpa bastante estándar, una que estoy seguro que no
se le ocurrió a él mismo, junto con la mención de tomarse un tiempo para
reponerse. Pero eso es todo. No hay información sobre dónde está
realmente. Escaneo la foto y casi resoplo ante la imagen de su pose de
pulgar hacia arriba con un fondo playero.
¿Quién vive cerca de la playa y va de vacaciones a la playa?
Qué tontería. ¿Por qué no se ha ido a la montaña o algo así?
Bueno, es lo típico. A los ricos y famosos los pillan en un escándalo
sexual y de drogas y se van a ‘curarse’ a la playa. Es decir, se esconden
hasta que estalla el siguiente escándalo, que les quita el protagonismo.
Siempre funciona así. Echo un vistazo a la foto adjunta al post,
admirando sus uñas bien cortadas y su piel fantasmal. Para vivir en
California, es muy pálido.
Observo el resto de la foto, intentando reconocer algo, pero no veo
nada que lo delate.
—Se supone que se está tomando un tiempo para reponerse—, dice
alguien, obviamente leyendo lo que acabo de hacer.
—Déjame llamar a algunas personas. Seguro que alguien lo sabe—
, dice Cole, pero no dejo de mirar. Ya lo averiguaré.
¿Dónde demonios estás, Austin O’Kane?
Hago un barrido del fondo, los ojos arrastrándose lentamente por
cada centímetro cuadrado de la pantalla. Estoy a punto de rendirme
cuando observo el borde de una pulsera en su muñeca izquierda. A
primera vista, parece una pulsera negra estándar de Apple Watch hasta
que la amplío ligeramente y observo el logotipo del diamante blanco
grabado en ella. Conozco ese símbolo.
Cierro los ojos y pienso en todas las cosas que podría representar
un diamante.
~ 36 ~
t. ashleigh scandal

Vamos, vamos. Vamos. Vamos, vamos. ¿Qué significa?


Entonces se disipa la niebla y abro los ojos de golpe al ver la
respuesta. —¡Black Diamond!— Todas las cabezas se giran hacia mí y me
doy cuenta de que lo he gritado en la habitación casi en silencio. Mierda,
ya saben que soy así. —Está en Black Diamond—. Miro a Marshal, viendo
una oleada de emociones pasar por su rostro.
—¿Estás seguro?
—Definitivamente.— Me acerco a él con mi teléfono en la mano
antes de hacer zoom en la pulsera para que la vea.
La sala bulle mientras todo el mundo habla del misterioso Resort
y Spa Black Diamond. El lugar que todo el mundo quiere conocer, pero
que sólo un pequeño porcentaje de la población llegará a conocer. Es uno
de los resorts y centros de recuperación para ricos y famosos más
prestigiosos del mundo. Exclusivo y extremadamente caro. La
información sobre la isla es limitada, y es el sueño húmedo de todo
reportero averiguar qué ocurre allí. Yo incluido. —Buen trabajo—.
Marshal me da un apretón en el hombro, y prácticamente puedo ver los
billetes de dólar en sus ojos. —Creo que acabas de desvelar nuestra
innovadora historia.
La sala vuelve a quedar en silencio y no puedo evitar que la
confusión se refleje en mi cara. ¿De qué está hablando? —¿Qué historia?
Su sonrisa es amplia y me lanza la mirada más voraz que he visto
en él, como si hubiera encontrado oro. —Creo que ya es hora de que nos
cuentes todo sobre Black Diamond.
Mi cuerpo se ruboriza y mi corazón se acelera ante las
posibilidades. Algo así no se ha hecho nunca, y me pican las manos por
investigar a fondo. —¿Cómo sugieres que lo hagamos?
—Fácil—. Sus ojos brillan. —Vas a ir de incógnito.
Toda la sala da un grito ahogado y prácticamente tengo que
levantar la mandíbula del suelo, porque es imposible que haya oído lo
que creo que he oído. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Es eso posible? No se
entra en Black Diamond así como así. No es como el Hilton donde

~ 37 ~
t. ashleigh scandal

puedes entrar y registrarte. Necesitaríamos recursos que ni siquiera


estoy seguro de que Marshal tenga.
—Señor, no se ofenda, pero hay una razón por la que nunca se ha
hecho antes. Ese lugar está más cerrado que Fort Knox. Por no hablar de
los acuerdos de confidencialidad y la burocracia hasta las orejas. No hay
forma de que consiga una exclusiva con nadie ni de que averigüe nada
sobre la isla, y si lo hiciera, ¿cómo podríamos utilizarla legalmente?
Parece imposible—. Las palabras de Cole reflejan mis pensamientos. Me
alegro de no ser sólo yo quien piensa con claridad.
—Además, ¿cómo podría entrar? No es como si pudiera hacer una
reserva online—. Aunque ojalá pudiera. Este es un lugar donde el dinero
habla y eso no es algo a lo que tenga acceso ilimitado… no sé si Marshal
tampoco.
Marshal hace oídos sordos a nuestras preguntas antes de despedir
a los empleados. Todos se quedan atónitos, incluido yo, pero recogen sus
cosas y se marchan mientras espero a que ocurra algo más. Observo
cómo van saliendo uno a uno, sin saber qué pensar de todo esto.
—Me ocuparé de los detalles y volveré contigo—. Sacando su
teléfono, Marshal empieza a buscar entre sus contactos. —Tengo un
plan. Confía en mí.
—Señor, no sé si…— Empiezo, pero me interrumpe su llamada.
—Hola, Thomas, soy Marshal de GT. Necesito un favor… unos
cuantos favores—. Pone la mano sobre el auricular y me dedica su
sonrisa de gato de Cheshire. —Vuelve al trabajo. Te avisaré cuando lo
tenga todo resuelto—. Luego vuelve a hablar por teléfono y yo me siento
como pez fuera del agua.
Agarro mis cosas y salgo de la habitación con la mente en blanco.
¿Cuáles son las probabilidades de que Marshal tenga ese tipo de
conexiones? Quiero decir, ¡es el puto Black Diamond! Es imposible que
suceda, ¿verdad?
Sí, definitivamente nunca va a suceder.

~ 38 ~
t. ashleigh scandal

El maldito lo hizo posible. Sigo sin entenderlo todo, pero aquí


estoy.
Vuelco la botella pequeña de Jack y disfruto del ardor en la
garganta mientras intento calmar mi acelerado corazón. No puedo creer
que esté haciendo esto. Odio volar. Volar en avión comercial ya es
bastante malo, pero ahora estoy en esta lata, diminuta como el infierno,
aspirante a avión. La buena noticia es que estoy casi en las Islas de
Barlovento en la Polinesia Francesa. Black Diamond. Todavía no puedo
creerlo. Es como mi mayor sueño hecho realidad, no sólo estar aquí, sino
conseguir el reportaje pionero.
El avión traquetea antes de descender bruscamente y el estómago
se me dispara hasta la garganta. Me agarro a los reposabrazos para salvar
mi vida y recito mentalmente las pocas líneas del Padre nuestro que
conozco.
Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que
nos ofenden.
Mierda, voy a morir persiguiendo una historia. Siempre supe que
así terminaría para mí. Debería haber tomado más licor. Al menos si
estuviera borracho, morir no sería tan aterrador. Necesito decirles a Cole
y Darren que los amo. Ni siquiera tengo testamento. ¿Quién se hará
cargo de mis cajas de Smallville? Tiene que ser Cole, él sabe cuánto amo
a Superman. Darren los donará a la tienda de segunda mano más
cercana. Imbécil.
Se me rompe el corazón de pensarlo. Son ediciones especiales. Se
merecen algo mejor. Cole, te juro que si dejas que Darren se deshaga de
mi colección, te perseguiré el resto de tu maldita vida. Entonces recibo
una fuerte sacudida y un chillido incontenido sale de mis labios. —Por
favor, que no sea doloroso. Por favor, que no duela—, repito una y otra
vez, apretando con fuerza las perneras de mis pantalones de diseño,
intentando apoyarme en lo suaves que son. Bueno, al menos estaré bien

~ 39 ~
t. ashleigh scandal

vestido cuando encuentren mi cuerpo. Si es que encuentran mi cuerpo.


Mierda, soy demasiado joven para morir. No estoy preparado.
—¿Señor?— Mis ojos se abren de golpe y contemplo la mirada
preocupada de la azafata. —¿Se encuentra bien?
Miro hacia la ventanilla de mi derecha y me doy cuenta de que ya
no estamos en el aire, sino a salvo de nuevo en tierra. —No he muerto—
, murmuro con una voz que no reconozco.
¡Menos mal!
—Señor, ¿necesita que alguien lo ayude?
Esta chica probablemente piensa que he perdido la cabeza y no la
culpo. Estoy seguro de que parezco un loco con la ropa desarreglada y el
pelo alborotado por el sudor. Levanto la mano para arrastrarla por mis
mechones hasta los hombros, pero me encuentro con mechones cortos.
Maldito Marshal y su cambio de imagen.
No solo tengo un vestuario completamente nuevo, sino que
también me he cortado el pelo y la barba, lo que me deja recortado y
limpio por primera vez en años. Fue impactante verme, pero al menos sé
que nadie me reconocerá cuando ni siquiera me reconozco a mí mismo.
Es como si tuviera un momento Clark Kent en la vida real.
—¿Señor?—, vuelve a insistir, y me doy cuenta de que me he
desconectado. Sí, definitivamente piensa que estoy loco. Probablemente
esté acostumbrada, teniendo en cuenta dónde estamos. Apuesto a que
ve todo tipo de cosas salvajes en su línea de trabajo.
—Lo siento, estoy bien—. Le doy una sonrisa débil. —Sólo soy muy
malo para volar. Estaré bien cuando mis pies estén en tierra.
Asiente con aprensión, pero se aparta de mí. —Bien, el personal se
ocupará de sus cosas. Puedes salir cuando estés listo.
No tiene que decírmelo dos veces. Estoy listo para salir de este
maldito avión. Rápidamente, me desabrocho el cinturón de seguridad
con dedos aún temblorosos y me pongo de pie sobre mis débiles piernas.
Necesito agarrarme. Me ajusto la ropa, respiro hondo y me animo
mentalmente antes de salir del avión.

~ 40 ~
t. ashleigh scandal

Resort y Spa Black Diamond… Ya estoy aquí. Espero que estés


preparado.
Demonios, ¿estoy preparado?

~ 41 ~
t. ashleigh scandal

Cuatro
Austin
Miro fijamente el largo muelle, entumecido. Es como si estuviera
atrapado en un aturdimiento del que no puedo salir. Sigo sin creerme lo
que está pasando. No he hablado con Aaron desde que ocurrió todo.
Todo pasó tan rápido que ni siquiera volví a hablar con mi padre. Sherry
lo manejó como siempre, y hago una nota mental para agradecérselo
más tarde. De alguna manera me mantuvo fuera de la parte de
rehabilitación de este lugar.
Resort y Spa Black Diamond está dividido en dos partes. La
primera es el centro de rehabilitación para que la élite mundial venga a
curarse. Luego el resort si sólo quieres escapar de la realidad. Es decir,
ser realmente libre. Sin prensa, sin fans, sin expectativas.
También estoy casi seguro de que debería haber estado en el lado
de la rehabilitación, teniendo en cuenta que mi padre ahora piensa que
soy un drogadicto fuera de control follando a mi manera de un hombre
a otro, y sin embargo, de alguna manera, aquí estoy en el lado del
complejo. Aunque, por si había un error en alguna parte, no lo cuestioné.
Prefiero esconderme en la cama que hacer un estúpido programa de
cinco pasos, de todos modos.
Haciendo acopio de todas las fuerzas que puedo reunir, me dirijo
hacia el muelle. Tengo el cuerpo enrojecido por el sol y noto el sudor
acumulándose en la parte baja de la espalda bajo la camiseta de manga
larga. Me alegro de pasar la mayor parte del viaje dentro de casa, porque
aquí hace más calor que en California.
Mi mirada recorre el infinito abismo de agua azul en la distancia,
y me detengo un momento para disfrutar de lo silencioso que es. No
estoy acostumbrado. Los Angeles ya es ruidoso y ajetreado, a lo que hay
que añadir todas las cosas que hago por trabajo y mi voluntariado…

~ 42 ~
t. ashleigh scandal

Nunca estoy en un punto de descanso. Incluso cuando duermo, sueño


con mi lista de cosas por hacer. Mi cerebro siempre está trabajando, así
que admito que es agradable desconectar de todo.
Respiro hondo, sigo hacia el bungalow y uso mi pulsera de acceso
sin llave en la cerradura electrónica para entrar. Es pintoresco y no
demasiado grande, pero está bien. No necesito mucho espacio.
Las ventanas del suelo al techo hacen que la habitación parezca
más grande, pero me planteo cerrar las cortinas color crema para que no
entre la luz. Pero al final no lo hago, pues quiero ver la vista del océano.
Necesito dejar de sentirme tan incómodo en mi propia piel. Estoy lejos
de cualquiera que me conozca. No pasará nada. Además, el bungalow
vecino está varios metros más allá, en el muelle de conexión. No puedo
verlos desde este ángulo y dudo que ellos puedan verme a mí. Estará bien
fingir que nadie más existe durante las próximas seis semanas.
Seis malditas semanas.
Estaré fuera de aquí a tiempo para Acción de Gracias. La idea me
deprime. Nunca hicimos un Día de Gracias tradicional, pero siempre
cenamos. ¿Qué haré este año? Voluntariado en su lugar, lo más probable.
Durante el vuelo, me puse a pensar y decidí que, cuando vuelva a
casa, le diré a mi padre que he dejado de trabajar para él. Llevo toda la
vida intentando complacerlo y nunca lo conseguiré. Así que es hora de
que empiece a vivir para mí mismo. De todos modos, tendré que hacerlo,
porque cuando le diga a mi padre que he terminado, es probable que me
repudie. Intento que eso no me importe, aunque en el fondo me escuece.
Pero que se jodan él y mi hermano. Se pueden tener el uno al otro.
No los necesito. No necesito a nadie.
Estaba considerando vender todas mis cosas y comprar una casa
rodante. He visto a algunas personas hacerlo en TikTok y nunca lo pensé,
pero ahora que puedo tomar mis propias decisiones, ¿por qué no? Quizá
dedique algo de tiempo a averiguar qué es lo que realmente quiero de la
vida. Llevo tanto tiempo siguiendo las órdenes de los demás que ya ni
siquiera sé quién soy.
Paso por la cocina y me dirijo a la habitación separada del fondo.
Mis maletas ya están allí, junto con una nota de bienvenida y un folleto
~ 43 ~
t. ashleigh scandal

con un directorio de personas a las que llamar en caso de que necesite


algo. Lo recojo de la cama y lo dejo junto al teléfono, me quito la camisa
y me dejo caer sobre el mullido edredón. La ropa huele a coco y sal rosa,
e inhalo profundamente, persiguiendo el aroma.
Debería darme una ducha antes de revolcarme en estas sábanas
tan bonitas. Me levanto de mi sitio, agarro mi bolso y me hago con la
primera camiseta y los primeros calzoncillos que veo dentro antes de
tropezarme con el cuarto de baño adjunto. De nuevo, no es muy grande,
pero me encantan las encimeras de granito oscuro y la ducha a ras de
suelo gris a juego. Es chic. Quienquiera que haya diseñado estos
bungalows es bueno en su trabajo.
Después de treinta minutos, me siento renovado y decido
desempaquetar rápidamente todas mis cosas. Ojalá mi teléfono tuviera
cobertura. Mi padre debe de haberme cortado el teléfono porque no he
podido comprobar nada desde que aterricé. No es que tenga a nadie que
me controle, pero al menos podría ver vídeos aleatorios en TikTok.
Quiero decir… ¡Stray Kids y sus movimientos de cadera lo son todo!
Inhalo profundamente, agarro un vaso de agua de la nevera y me
bebo la mitad antes de volver a mi habitación para echarme una siesta.

Cuando me despierto horas más tarde, el sol se está ocultando y


me asalta un hambre como nunca he conocido. Me doy cuenta de que ni
siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que comí.
Agarro el folleto y busco el número del servicio de habitaciones
antes de llamar al teléfono fijo. Luego pido una hamburguesa básica con
queso y papas fritas, esperando que sea algo que puedan traer
rápidamente. Ya no tengo hambre y empiezo a sentir náuseas. En los
últimos días, la comida se ha convertido en la última de mis prioridades
y ahora noto los efectos.
Me termino el resto del agua que he olvidado en la mesilla de
noche, con la esperanza de que calme mi hambre durante un rato. Agarro

~ 44 ~
t. ashleigh scandal

el iPod y los Beats del cajón, los conecto, pulso el modo aleatorio y me
pongo los auriculares antes de ponerme los calcetines y la sudadera.
La gama de colores de la puesta de sol es preciosa al reflejarse en
el agua, así que abro la puerta de atrás y salgo.
La decoración también es estupenda, con tumbonas a juego, una
pequeña mesa, una hamaca y una piscina infinita a un lado. Estos
pequeños bungalows son increíbles. Lo tienen todo; sólo necesito
comida y no tendría que salir nunca. Lástima que no pueda quedarme
aquí escondido para siempre.
La piscina parece refrescante, me agacho y pruebo la temperatura
con la mano. Es perfecta. Me pongo de pie, me limpio la mano en el
pantalón, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que todavía no puedo
ver el otro bungalow desde donde estoy. Puede que sea capaz de nadar
sin camiseta. No recuerdo la última vez que me pasó. Cubrir mi cuerpo
es como una segunda naturaleza para mí. Incluso cuando estoy solo en
casa, lo hago. Es mi manta de seguridad. Quizá cuando termine los
tratamientos y me sienta más seguro, pueda cambiar eso también. No es
que sea feo, no quiero parecer engreído, pero tengo un cuerpo bonito.
Estoy tonificado gracias a las horas que paso en el gimnasio de mi casa,
y mi cara es bonita. Mi marca de nacimiento me hace subir los muros.
¿Quién querría ver mi cuerpo cuando ni yo mismo quiero verlo?
Y así continúa el ciclo de odio a mí mismo
Aparto los pensamientos y me dejo caer en una tumbona,
intentando despejarme. El objetivo de estar aquí es relajarme, y eso es lo
que pienso hacer. O al menos intentarlo. Sólo necesito encender un
interruptor en mi cerebro para que se calle la puta boca.
Empieza a sonar la canción ‘Unwell’ de Tawnted y casi resoplo por
la ironía. Estoy mentalmente mal, atrapado en un centro de
rehabilitación de élite en medio del océano, necesitado de
recomponerme.
Le doy siguiente cuatro veces antes de admitir mi derrota y
arrancarme los auriculares. Se supone que la música es mi vía de escape,
pero últimamente me pilla demasiado cerca. Debería haberme

~ 45 ~
t. ashleigh scandal

descargado una lista de reproducción alegre o algo así para equilibrar el


mal humor de esta cosa.
Me pongo de pie y avanzo medio metro antes de detenerme en
seco. —Oh, diablos, no—, susurro, mirando al mono que está posado
junto a la puerta corredera abierta. No me gustan los animales. Claro,
son bonitos en las fotos y donaría a la Sociedad Protectora de Animales
cualquier día, pero tenerlos de cerca y en persona es un gran no. —Muy
bien, pequeñín. ¿Por qué no vuelves a tu casa? No tendrás ningún
problema conmigo. Te lo prometo.
Da un pequeño paso hacia mí y yo doy un paso atrás, apenas
esquivando la silla. —Mierda—. Dejo caer el iPod y los auriculares sobre
la silla y levanto las manos en señal de rendición. —Muy bien, mono. No
te haré daño—. Mi voz es chillona y siento que el sudor me recorre la
frente cuando da otro paso adelante. Mierda, ¿va a atacarme?
Probablemente me contagie la rabia o algo así.
Da un pequeño salto en mi dirección y yo chillo, retrocediendo a
trompicones y cayendo en la piscina detrás de mí. Tengo un momento
de pánico cuando mi espalda golpea el agua, esperando ser arañado en
el siguiente minuto, y agito los brazos tratando de llegar a la parte
superior, rompiendo la superficie con un ataque de tos.
—¿Estás bien?—, pregunta un chico joven mientras salta desde el
interior de la casa hasta las escaleras de la piscina. ¿De dónde demonios
ha salido? ¿Cómo ha entrado? Se mete con las chanclas puestas y el agua
moja el final de sus pantalones cortos caqui. Echo un vistazo a su
uniforme y me doy cuenta de que forma parte del personal.
Mis ojos rebotan de terror a pesar de mi ataque de tos. —Mon…
no—, se me escapa, agitando la mano en el aire.
El tipo me mira confuso durante un segundo antes de reírse un
poco. —Oh, perdona. Estás hablando de Bob—. Se encoge de hombros,
me agarra del brazo y me ayuda a subir los escalones de la piscina. Siento
el cuerpo pesado bajo las capas de ropa mojada. Miro a mi alrededor,
buscando al diablillo, cuando oigo las palabras del tipo.
Espera, ¿acaba de decir Bob? —Lo siento, ¿quién es Bob?

~ 46 ~
t. ashleigh scandal

—El mono—, dice, luego corre hacia dentro y vuelve a salir con
toallas unos segundos después. —Te traeré más toallas del servicio de
habitaciones. Estas son todas las que tienes por ahora—. Extiende el
brazo y me tiende dos toallas de mano que agarro.
—Creo que me ha entrado agua en la oreja, o mi cerebro ha dejado
de funcionar. En cualquier caso, lo he entendido mal. Creía que habías
dicho que el mono se llamaba Bob—. Suelto una carcajada y sacudo la
cabeza mientras me paso la toalla por el pelo húmedo. Me estoy
volviendo loco.
—Ah, no. No, tienes razón. La tenía. Bob el mono es un huésped de
la isla. Es de Holden.
Mi mano llena de toallas cae a mi lado en un instante, el
nerviosismo se apodera de mí. ¿Y si está loco? De verdad, quizás lo esté.
Mira dónde estoy. Probablemente sea del lado de rehabilitación. Seguro
que le ha robado el uniforme a un empleado y está huyendo. No es que
vaya a llegar lejos; estamos literalmente en medio de la nada. Aunque
eso no significa que no pueda matarme.
—Escucha, hombre. No quiero…
—De todos modos, lo siento.— Se ríe. —Probablemente tengas
hambre. Te he dejado la comida en la encimera. Iré a traerte unas toallas
y te las dejaré en un rato. ¿Necesitas que te traiga algo más mientras
estoy fuera?—. Mi mente da vueltas por el cambio de tema, así que
sacudo la cabeza mientras intento ponerme al día. —Estupendo. Bueno,
señor O’Kane, soy John, y seré su personal principal mientras esté aquí.
Si se le ocurre algo más que necesite, hágamelo saber en cualquier
momento.
Luego se aleja, dejándome empapado y perdido en mis
pensamientos.
¿A dónde demonios me han enviado?

~ 47 ~
t. ashleigh scandal

Cinco
Austin
Después de otra ducha y de estar cien por cien seguro de que el
mono no se escondía en mi bungalow, me zampé mi hamburguesa muy
fría con papas fritas. Estaba deliciosa a pesar de no estar caliente. El
estúpido mono me arruinó la cena.
El resto de la noche fue bastante tranquila y acabé durmiéndome
en el sofá mientras veía Netflix.
El día siguiente fue más o menos igual. Yo tumbado en mi
bungalow y luego nadando un poco en la piscina… con la camiseta
puesta. Aún no me había atrevido a quitármela. Tal vez sea un objetivo
que me proponga en las próximas semanas. Es una lástima que mis
tratamientos con láser se suspendan mientras estoy aquí. Me va a
retrasar un poco. Vaya mierda.
Ya estamos en el cuarto día y me estoy volviendo loco de
aburrimiento. ¿Cómo voy a hacer esto durante las próximas semanas?
Hay pocos canales en la televisión, lo que me deja con opciones mínimas
sobre qué ver, y no puedo desplazarme sin rumbo en TikTok porque no
hay servicio celular. Ayer encontré una baraja de cartas en el cajón de la
cocina, pero solo se puede jugar al solitario un número limitado de
veces… Intenté construir una casa con ellas, pero solo conseguí subirla
dos niveles antes de que se cayeran todas. Está claro que eso no es para
mí.
John no deja de insistirme para que vaya a explorar y creo que por
fin voy a ceder. Me pongo unos vaqueros y una camiseta de cuello alto, y
no es la primera vez que deseo haber traído pantalones cortos. Afuera
hace un calor de mil demonios.
Termino de arreglarme y, por reflejo, agarro el teléfono y la
billetera, que no tienen sentido, antes de salir al muelle. El cielo está
~ 48 ~
t. ashleigh scandal

despejado, casi tan azul como el agua cristalina del océano. Es


impresionante. Respiro hondo y me encanta la mezcla de coco y océano.
Ojalá pudiera embotellar ese aroma natural, porque los artificiales no
son iguales.
Deambulo hasta el final del embarcadero y saco el móvil para hacer
algunas fotos. Luego vuelvo por donde vine el primer día, por el sendero
que atraviesa las copas de los árboles y saco algunas fotos cool del sol
asomándose entre las hojas de las palmeras.
Al final de la pasarela hay una bifurcación y me dirijo por el camino
de la derecha, sabiendo que el de la izquierda me llevará de vuelta al
punto de registro.
Estoy en la playa en cuestión de pasos y la arena bajo mis pies hace
que caminar con zapatos de barco sea difícil, así que me los quito de una
patada y los dejo junto a la entrada. Dudo que alguien los agarre.
Ese mono, sin embargo… Miro a mi alrededor, buscándolo. Estoy
exagerando. Seguramente el mono ya se habrá ido.
Me remango los vaqueros hasta justo por encima de los tobillos y
camino por la arena húmeda, dejando que el agua corra por la parte
superior de mis pies. Intento relajarme y disfrutar del hecho de que ya
no tengo obligaciones, pero es muy difícil desconectar esa parte de mi
cerebro. Sobre todo porque sé que no estoy aquí de vacaciones. Estoy
aquí porque me tendió una trampa la única persona en el mundo que se
suponía que debía cubrirme las espaldas.
Todavía no le encuentro sentido a todo esto. Normalmente, si
ofendo o fastidio a alguien, lo sé, hay señales evidentes. Pero llevo días
pensando en esto y no tengo nada.
Aaron y yo no podríamos ser más diferentes si lo intentáramos. Ha
sido así desde que tengo memoria. Cuando éramos niños, eran cosas
pequeñas, como caramelos y preferencias de superhéroes. Luego, a
medida que crecíamos, cada uno hacía lo suyo. Él era un gran deportista
y yo estaba en el comité del anuario. Aaron fue el rey del baile y yo el
mejor estudiante. Él siempre estaba rodeado de amigos y yo estaba
metido de lleno en un libro. Cosas que nos moldearon para ser adultos
completamente diferentes.

~ 49 ~
t. ashleigh scandal

Sin embargo, a pesar de todo eso, él me cuidaba la espalda. Nunca


dejó que los niños me intimidaran, nunca dejó que papá fuera
demasiado duro conmigo. Demonios, recibió algunas palizas por mí
cuando éramos jóvenes. Así que estoy realmente perdido sobre todo
esto. He revisado todas las posibilidades de cómo llegaron a ser las fotos.
La mayor que se me ocurre es que sea falsa. Le he dado vueltas a la idea
en mi cabeza una docena de veces, deseando desesperadamente que
hubiera otra explicación. Pero no la hay y vuelvo a estar como al
principio, destrozado por la traición. Tampoco ayuda que no contestara
a mis llamadas aquel día.
La brisa me agita la camisa, deslizándose por la piel sudorosa de
mi espalda, dándome un pequeño respiro del sol abrasador. Intento no
pensar en el miserable calor que hace y hago fotos. A lo lejos veo a unos
chicos surfeando y les saco unas cuantas buenas fotos cabalgando las
olas. Después de eso, las fotos son básicamente todas estéticas.
Acantilados rocosos a lo lejos, huellas en la arena, olas rompiendo y
casetas con cosas que se pueden alquilar.
Estoy tan perdido haciendo fotos que no presto suficiente atención
a lo que me rodea. Un segundo estoy retrocediendo, intentando hacer
una foto de paisaje de toda la playa. Al siguiente, mis pantorrillas chocan
contra un objeto sólido, haciéndome retroceder a trompicones. Entonces
mi teléfono sale volando, aterrizando en la arena a unos metros de
distancia, y yo caigo encima de algo…
Algo no.
Alguien.
Oigo su gruñido áspero cuando todo mi peso cae encima de él, y yo
doy una vuelta de campana torpe, intentando moverme rápidamente,
pero acabo rodando de su silla de playa a la arena.
—Lo siento. —Murmuro, encogiéndome cuando la arena me
muerde la piel de los antebrazos. Consigo levantarme y me apoyo en las
espinillas mientras me miro la piel ligeramente arañada. Con una mueca
de dolor, me quito las motas de arena. No está mal, pero me escuece
muchísimo.

~ 50 ~
t. ashleigh scandal

—¿Estás bien?—, me dice una voz grave desde mi lado. Mierda, su


tono es rico y grueso. Me relamo los labios cuando me doy cuenta de que
voy a tener que hablar con él. Necesito todo lo que tengo para no salir
corriendo como un maldito ratón. Es una de las cosas que menos me
gustan: hablar con gente que no conozco. Especialmente con alguien
delante de quien me he avergonzado.
Se me calientan las mejillas por la vergüenza y me doy una
palmadita en la cara. ¿Por qué, Austin, por qué? Literalmente, una playa
casi vacía y de alguna manera tropiezo con la única otra persona en mi
vecindad.
—Lo siento. Yo no…— Mis palabras se detienen al hacer contacto
visual con el par de ojos marrones más intensos que he visto nunca.
Mierda. Su mirada depredadora me hace un nudo en la garganta. Madre
mía. Parece que me esté atravesando con la mirada. Enarca una ceja,
divertido, y gira sobre sí mismo, deslizándose hasta el borde de su
asiento mientras espera a que continúe.
Genial, probablemente piense que soy idiota y no se equivocaría.
Ahora mismo me siento bastante estúpido. ¿Podemos rebobinar los
últimos cinco minutos y que este momento nunca haya ocurrido? Estaría
bien. —Lo siento—, susurro, poniéndome en pie y quitándome el polvo
de las piernas. —No estaba prestando atención. ¿Estás bien?— Sacudo
torpemente las manos a los lados, sin saber qué hacer con ellas. Mi tono
es un poco tembloroso y chillón y estoy luchando contra el impulso de
salir corriendo por lo intimidante que es este tipo. Sin embargo, esta es
mi suerte, el tipo de cosa que sólo pasaría en las películas, ¡o a mí!
Sonríe, levanta el hombro medio encogido y entonces me doy
cuenta de que lleva el hombro desnudo. Está desnudo por todas partes.
Mis ojos se deslizan lentamente sobre él, recorriendo su pecho y sus
abdominales. Jesús, está moreno, en forma, y de repente tengo mucha
sed. Hay un bar no muy lejos de donde estoy. Quizá debería beber agua…
El sonido de su carraspeo interrumpe mis pensamientos y mi
mirada se dirige a su mirada cómplice. Jesús, contrólate. Me acaba de
pillar mirándolo y oficialmente tengo que largarme de aquí. —Lo siento.
—Deja de disculparte. Como dije, estoy bien.

~ 51 ~
t. ashleigh scandal

¿Dijo que estaba bien? ¿Cuándo lo dijo? Dios, ¿qué tan


desconectado estaba? ¿Por qué me está afectando así? Es un hombre
bueno. Veo docenas al día en casa, esto no es nada nuevo. Entonces, ¿por
qué está pasando esto ahora?
—De acuerdo—. Agarro mi teléfono olvidado del suelo y engancho
mi pulgar sobre mi hombro, ya caminando hacia atrás para alejarme de
este hombre antes de avergonzarme más.
—¿Cómo te llamas?—, me pregunta, apoyando los codos en las
rodillas mientras me mira fijamente con esos malditos ojos. Ojos que me
absorben y me vuelven estúpido. Nota para mí mismo: nunca salgas con
un hombre con ojos así. Te pasarás la mitad del tiempo perdido en el
mundo.
Me mira fijamente, esperando pacientemente, y me doy cuenta de
que acabo de hacerlo otra vez. Estoy jodido. No hay vuelta atrás. Ni
siquiera debería decirle mi nombre. Debería escapar mientras pueda,
pero me parece de mala educación. Así que al final, se lo digo. —Austin.
Su sonrisa se ensancha y se levanta, cerrando el pequeño hueco
que he abierto entre nosotros. Camina como un gato. Lento, medido,
preciso. Como si estuviera acechando a su presa… acechándome a mí. Yo
soy la presa. Mierda.
Mis ojos lo recorren de arriba abajo y mi evaluación anterior no le
hace justicia. No solo está bueno, es impresionante, con un espeso pelo
castaño, corto por los lados y largo por arriba. De esos con los que te
pierdes jugando porque se sienten tan bien entre los dedos. Tiene un
hoyuelo en la mejilla derecha y una mandíbula de piedra. Es casi
demasiado guapo para mirarlo, pero al mismo tiempo no puedo apartar
la mirada.
—Encantado de conocerte, Austin. —El carraspeo con el que
pronuncia mi nombre me eriza la piel. Mierda, quiero oírselo decir una
y otra vez. Me ofrece la mano y la agarro, intentando no jadear ante el
calor que se filtra de su palma a la mía.
Necesito un trago. Ahora mismo.
—Bueno—. Se me quiebra la voz y me aclaro la garganta, apartando
la mano de la suya. —Sólo voy a…
~ 52 ~
t. ashleigh scandal

—Beck.
La piel de mi frente se levanta confundido. —¿Qué?
Su cegadora sonrisa blanca se extiende aún más y siento la
tentación de inclinarme y saborearla. —Mi nombre. Beck.
Mis pensamientos se detienen en seco y es como si me rociaran con
un cubo de agua helada. No debería estar pensando en él de esta manera.
Ni siquiera lo conozco. Jesús, ¿qué me pasa? Ahora sí que podemos
añadir grosero a la lista. —Mira, normalmente no soy así. Creo que el sol
me está afectando—. Luego me hago un gesto para dar efecto. —Me voy
a ir. Fue un placer conocerte, Beck. Perdona las molestias.
No le doy tiempo a responder. Dudo que tenga algo que decir
después de ese desastre de reunión. Decido que ya he explorado bastante
por hoy y vuelvo a paso ligero a mi bungalow, tratando de apartar de mi
mente a Beck y esos ardientes ojos marrones.

~ 53 ~
t. ashleigh scandal

Seis
Beckett
Creo que Black Diamond es la experiencia más surrealista que he
vivido nunca.
Lo primero es lo primero: el bungalow en el que me alojo es mejor
que cualquier hotel de cinco estrellas. Está equipado con todo lo que
necesitaría y con cosas que no sabía que tenía. Como el suelo radiante
del cuarto de baño, que probé anoche después de ducharme: increíble.
Eso va a estar en mi lista de objetivos. Comprar una casa con suelo
radiante.
Además, tengo una piscina infinita personal. Quiero decir, no sé
cómo todos los otros bungalows están aquí, pero si todos están
completamente cargados, como el mío, puedo entender por qué este
lugar es tan caro.
Las personas que afirman que el dinero no te compra la felicidad
nunca han tenido más dinero del que saben qué hacer con él. Seamos
sinceros, el dinero podría comprarme muchas cosas y esas cosas me
harían feliz. Sueno como un imbécil y puede que lo sea, pero al menos
soy un imbécil honesto, que es más de lo que puedo decir de la mayoría
de la gente.
Ahora mismo estoy sentado en el Midnight Lounge, el bar del
complejo, tomando una margarita mientras observo a la gente. El
ambiente que rodea el bar es bueno. El paisaje es bonito, con los árboles
y el agua cristalina; incluso se pueden ver los peces y la fauna nadando
junto al muelle.
Pienso en mi encuentro de ayer con Austin y una sonrisa se dibuja
en mis labios. No se parecía en nada a lo que esperaba, sobre todo
después de haber visto su interacción con Zander aquella noche en el
Lotus Lounge.
~ 54 ~
t. ashleigh scandal

Me preparé para una fría indiferencia, falta de emoción y un


comportamiento de ‘vete a la mierda’. En lugar de eso, me mostró
timidez, recato y ansiedad. Si a eso le añadimos que me miraba como
una virgen ruborizada… me quedé perplejo. Eso no es algo que me
ocurra: que la gente me sorprenda. Y creo que por eso Austin O’Kane me
interesa aún más que antes. Quiero sumergirme en su cerebro y
aprender todo lo que pueda sobre él. Lo que lo hace vibrar, sonreír,
entristecerse, alegrarse. Dímelo todo.
Quiero conocerlo, y nunca quiero conocer a nadie. No es mi modus
operandi. No soy un tipo de relaciones. Ni siquiera hablo sólo de citas;
me refiero a todas las vías de compañía. La única razón por la que tengo
a Cole y Darren en mi vida es porque han estado conmigo mucho antes
de que levantara la Gran Muralla China alrededor de mi corazón.
Éramos tres chicos que rebotábamos en el sistema como pelotas de
goma porque nadie quiere adolescentes. No siempre estábamos en el
mismo sitio, pero nos manteníamos en contacto por Facebook siempre
que podíamos.
Ellos se hicieron mayores primero, juntaron su dinero y alquilaron
un apartamento barato de dos habitaciones. Cuando finalmente lo hice,
unos meses después, no tenía mucho que aportar, pero nunca les
importó. Me dejaron instalarme en el sofá destartalado que compré para
su salón mientras ahorraba dinero trabajando en dos empleos y
obteniendo el título de secundaria. Fue una lucha, pero todos
sobrevivimos juntos y también nos criamos mutuamente. Pensándolo
bien, sé que no habría sobrevivido sin ellos y, sinceramente, no habría
querido hacerlo.
Son mi familia encontrada.
Dejo caer el resto de mi bebida, deseando haber optado por algo
más fuerte que esto.
Holden, el camarero, se acerca como si notara que necesito algo
más. Es atractivo y, si no lo hubiera oído mencionar ya un novio, estaría
intentando ligármelo para divertirnos un rato.

~ 55 ~
t. ashleigh scandal

Se inclina hacia delante, apoyando los codos en la barra frente a


mí, y me dedica una sonrisa dentada. —¿Le apetece otra copa, señor
Taylor?
Miro mi vaso y lo contemplo. Me apetece algo diferente. —¿Qué tal
un chupito?
Golpea la barra con un nudillo y señala la fila de botellas de licor.
—¿Algo en concreto?
—Sorpréndeme.
—Eso puedo hacerlo—. Agarra una lata y echa algunos ingredientes
antes de agitarla. —Espero que te guste afrutado.
Su tono burlón me hace preguntarme si se refiere al chupito o si
me gustan los hombres. Ambas cosas son correctas, así que le sigo la
corriente. —El afrutado está bien.
Suelta una carcajada, cuela el chupito en un vaso y me lo acerca. —
Me alegro de que tengas sentido del humor. Mucha gente no lo tiene hoy
en día. ¿De dónde eres?
—De California.
Me hace un gesto con la cabeza mientras se dedica a limpiar. —
Bonito. ¿Hace calor allí?
—El 85% del año, sí.
—Eso he oído, yo nunca he estado. Aunque vivo con el calor todos
los días, así que no puede ser mucho peor.
Eso es verdad. Me pregunto si aquí hay cambios estacionales, así
que le pregunto.
—Hace relativamente calor la mayor parte del año. Llueve más en
diciembre/enero, pero en general hace buen tiempo.
Es a lo que estoy acostumbrado, sobre todo. Creo que esa es otra
razón por la que estoy deseando ir a Nueva York. Por fin voy a ver la
nieve.
—¿Y tú? ¿De dónde eres?

~ 56 ~
t. ashleigh scandal

—Es una pregunta capciosa—. Hace una pausa, pensándoselo. —


En realidad no soy de ningún sitio. Mi última residencia fue Nueva York.
—Ah, un chico de ciudad. Pienso mudarme allí dentro de unos
meses—. En cuanto vuelva de Black Diamond. No puedo esperar. Estas
vacaciones de trabajo y luego la mudanza deberían ayudarme a salir de
la depresión en la que me he encerrado.
—¿Ah, sí? ¿Por trabajo?
Pienso en mi conversación con Marshal antes de irme,
recordándome que sea impreciso sobre mi trabajo. Obviamente, nadie
puede saber lo que hago, así que tengo que andar con cuidado. —Sólo
ayudo con algunas finanzas de la empresa. No sé si será permanente—.
Creo que ha sido una buena mentira.
Asiente, agarra una cerveza para otro cliente al otro lado de la
barra antes de volver a mí. —Que bien. Así que eres como un arreglador.
¿Uno de esos tipos corporativos que compran una empresa que está
fracasando, le dan la vuelta y la hacen rentable de nuevo?
Oh, esa es una buena tapadera. ¡Gracias, Holden!
—Algo así…— Me detengo, mirando el vaso que me dio. —¿Qué es
esto?
—Se llama un anillo alrededor del arbusto de frambuesas. Bastante
estándar. Licor de frambuesa y vodka. Le añado un chorrito de
arándanos y granadina para darle un toque especial. Es un clásico. A
todo el mundo le encanta.
Me lo llevo a la nariz, capto el aroma a bayas y se me hace la boca
agua al sentir su sabor. —Seguro que está delicioso, huele como si lo
estuviera.
Golpea el mostrador con un nudillo, haciéndome un gesto de
ánimo. —Bueno, no me dejes colgado. Pruébalo.
Así lo hago. —Mierda—, murmuro, chasqueando los labios. —Ha
estado bien.

~ 57 ~
t. ashleigh scandal

—Y peligroso—, dice una mujer morena mayor, sentándose a mi


lado. —Tienes que tener cuidado con esa prueba del cien. Te sorprenderá
rápidamente.
Me inclino hacia ella, dedicándole mi sonrisa más encantadora. —
Parece que hablas por experiencia.
Holden saca un martini de la nada y se lo da. Me recuerda un poco
a Shirley MacLaine5. Veo cómo ella le da un fajo de billetes que él se mete
en el bolsillo, y mis ojos se abren de par en par ante el rápido
intercambio. ¿Qué demonios lleva esa bebida, copos de oro?
—Holden prepara un buen cóctel—, dice como si me leyera el
pensamiento antes de guiñarme un ojo, beber su martini de un trago y
dejarme impresionado. ¿De quién es esta señora? —Odio beber y salir
corriendo, pero mi marido me espera—. Se baja del asiento y se ajusta la
ropa.
—¿Otra vez al golf?— pregunta Holden, y yo sonrío ante su
intercambio. Está claro que tienen algún tipo de sistema establecido y
estoy ansioso por saber más.
—Peor, tenis—. Saca la lengua y suelta un pequeño gruñido,
convirtiéndose inmediatamente en la mejor persona que he conocido
aquí hasta ahora.
—Mis condolencias—. Holden suspira, bajando la voz como si
susurrara. —Escabúllete hasta mí después. Yo cuidaré de ti.
Levanta la mano en el aire como si estuviera rezando y yo me
muerdo el labio, intentando no reírme. —Que Dios te bendiga. Ojalá
pudiera llevarte conmigo cuando vuelva a casa. ¿Seguro que no se te
puede sobornar? Te triplicaré el sueldo—. Bueno, maldición. Iré a
trabajar para ti, abuela.
Se ríe, pero sus ojos se ponen vidriosos cuando rechaza su oferta.
—Mi corazón está aquí. Estaría perdido sin él—. Bueno, eso fue dulce. Y
muy inesperado. Como observador externo, tengo que admitir que
aceptaría el dinero. Si su relación es tan fuerte, todavía encontrarían una
5
Shirley MacLean Beaty es una actriz, cantante, bailarina, escritora y activista estadounidense. Su labor
profesional en el teatro, el cine y la televisión se ha extendido durante más de 60 años y le ha premiado con
los reconocimientos más importantes de la industria cinematográfica.

~ 58 ~
t. ashleigh scandal

manera de hacer que funcione, pero da igual. Eso no es asunto mío, y yo


no sé nada acerca de estar en una relación.
—Bien, lo aceptaré por ahora, pero no creas que no volveré a
preguntar. Todavía me queda una semana antes de irnos.
Suena su risa caprichosa y él le sigue la corriente. —No esperaba
menos.
Con un último gesto de la mano, se va, y yo enarco una ceja hacia
Holden. —Ella es algo...
—¿A que sí? A su marido no le gusta que beba durante el día porque
dice que se le va la lengua. Así que se escabulle aquí varias veces al día
para tomar un martini reconfortante. Me parto de risa.
—Es una petarda. Su marido debería aceptarla, dejarla ser.
Apuesto a que se divertiría más—. Uno sólo puede esperar tener una
pareja con los pies tan en la tierra.
—Lo sé, ¿verdad? Estoy de acuerdo—. Entonces sus ojos vuelven a
estar vidriosos, probablemente pensando en su novio. No puedo
imaginarme estar tan pendiente enamorado de alguien así. Parece tan
inconveniente… Pero, de nuevo, no es asunto mío.
Me prepara otro margarita antes de ocuparse de otro cliente, y mi
atención vuelve a desviarse hacia el agua. Mi estómago refunfuña,
recordándome que aún no he cenado. Estoy a punto de pedirle un menú
cuando me interrumpe un tono tímido que reconozco rápidamente,
aunque sólo lo he oído un par de veces.
—¿Me preparas un siete con siete, por favor?
Austin O’Kane.
Giro la cabeza hacia la izquierda y veo el perfil de Austin O’Kane.
Lleva el mismo tipo de camisa de cuello alto que ayer, sólo que de otro
color, y vaqueros azules. Maldita sea, ¿quién lleva vaqueros en la playa?
Mis ojos bajan hasta sus zapatos, los que se dejó ayer en la playa. Me
alegro de que John haya podido devolvérselos.
Nuestro encuentro inicial fue fruto de la casualidad… o quizá de la
suerte. ¿Quién sabe? Lo que sí sé es que en cuanto lo vi, no pude apartar

~ 59 ~
t. ashleigh scandal

la mirada. Parecía tan perdido. En todos los sentidos. Si soy honesto,


probablemente podría haberle advertido antes de que tropezara con mi
silla. Diablos, tampoco sé por qué no lo hice. Simplemente dejé que
pasara.
—Austin, ¿verdad?— Me encuentro diciendo antes de tener la
oportunidad de pensarlo. Siento el deseo de hablar.
Su cabeza se gira para mirarme, con los ojos muy abiertos, como si
no se hubiera dado cuenta de que yo estaba aquí. —Oh. Um, hola, Beck.
El hecho de que recuerde mi nombre hace que mi estómago dé una
extraña vuelta. Espera, tal vez es porque no he comido. Eso tendría más
sentido.
Holden deja su bebida delante de él. —¿Cuál es el número de tu
bungalow?
Austin le dice y casi se me salen los ojos de las órbitas porque de
todos los bungalows de la isla, ¿él está en el que está justo al lado del
mío? ¿Cuáles son las probabilidades?
Holden introduce el número en su maquinita antes de agarrar un
menú y dejarlo delante de Austin. —Gracias, señor O’Kane. Soy Holden.
Puede comer en cualquiera de los restaurantes, pero aquí tiene un menú
por si quiere pedir algo aquí. Todo está incluido, así que no dude en
avisarme si algo le interesa.
—Gracias—, susurra, pasando la página.
—¿Tienes hambre? —Me inclino hacia él, no sé por qué lo hago,
pero cuando percibo un poco de su colonia, no me atrevo a retirarme. Es
agradable, y siento la tentación de enterrar mi cara en su cuello para
perseguir el dulce aroma. Mis ojos recorren la página de aperitivos y mi
estómago vuelve a rugir. —Estaba pensando en pedir algo—. No dice
nada y yo inclino la cabeza para darme cuenta de que estamos
prácticamente nariz con nariz mientras él me mira con los ojos muy
abiertos. Me echo hacia atrás sorprendido. —Perdona, no quería
agobiarte.
Parpadea, sus ojos recorren cada centímetro cuadrado de mi cara
mientras su lengua sale para mojarse los labios y yo sigo el movimiento.

~ 60 ~
t. ashleigh scandal

—No pasa nada—, dice ronco, volviendo al menú. Maldita sea, ¿también
está afectado?
—¿Quieres tu propio menú?— pregunta Holden, recordándome su
presencia. ¿Qué demonios me pasa?
—Creo que estoy bien. Vi tacos de pescado. Quiero esos, por favor.
—Entendido. ¿Algo para usted, Sr. O’Kane?
—Sí, por favor. Un cóctel de camarones y una ensalada de aguacate
estarían muy bien—. Cierra su menú y se lo devuelve a Holden.
¿Qué demonios es una ensalada de aguacate?
—Perfecto. Los marcharé para los dos. La sacarán pronto. ¿Listo
para otra copa, Sr. Taylor?
—Eso estaría bien. Gracias.
—Yo también tomaré uno—, dice Austin antes de engullir
rápidamente su siete con siete.
Levanto una ceja y miro su vaso vacío. —¿Tienes sed?
Se sonroja y se encoge de hombros. —Algo así.
Holden nos da las bebidas antes de desaparecer para ayudar a
otros invitados, dejándonos en un incómodo silencio. Mi mente da
vueltas mientras intento pensar qué decir a continuación. Nunca tengo
problemas con este tipo de cosas. Conversaciones, conocer gente, charlas
triviales… Es parte de mi trabajo. Sin embargo, aquí viene Austin,
haciéndome perder la cabeza. ¿Qué tiene que me hace ser tan
despistado?
—Gracias por devolverme mis zapatos—, dice finalmente,
rompiendo la incomodidad. Gracias a Dios.
—Ayer te vi entrar en la playa. No había mucha gente y me llamaste
la atención…—. Me detengo cuando su cuerpo se pone rígido. Mierda,
que manera de parecer un acosador. —Cuando te fuiste sin ellos, le pedí
a un empleado que te las devolviera. Me alegra ver que lo han
conseguido.
Asiente, dando un largo trago a su taza. —Así fue.

~ 61 ~
t. ashleigh scandal

—¿Cómo está tu bungalow?


Sus ojos me miran y veo las preguntas nadando en ellos. Maldita
sea, es expresivo. Otra cosa que no capté aquella noche en el Lotus
Lounge. —Está bien—. Vamos, dame más que eso. Parece más que
dispuesto a huir y mi ego recibe un pequeño golpe por la falta de
conversación.
—Sí—, insisto, necesitando que la conversación continúe por la
razón que sea. —El mío también es bonito. ¿Te puedes creer que tiene
suelo radiante en el baño? Lo descubrí ayer.
—Ah.— Hace una pausa y se encoge de hombros. —No me había
dado cuenta. Quizá el mío no tenga esa característica.
—Bueno, si no, siempre puedes venir a ver el mío—. Tan pronto
como las palabras salen de mis labios, desearía poder estirar la mano,
arrebatarlas del aire y metérmelas de nuevo en la boca. ¿Qué demonios,
Beck?
Sus ojos se abren de par en par y sacude la cabeza enérgicamente.
—Estoy bien. Gracias—, murmura mientras se aparta un poco, ¿y quién
podría culparlo? Sueno como un bicho raro.
—Lo siento, no quería decir eso—. Suelto una risita y me agarro el
cuello de la camisa Tommy Bahama, porque necesito algo que hacer con
las manos. —Me ha salido mal.
—Mm-hmm.— Traga el resto de su bebida, indicando a Holden que
le traiga otra, y yo estoy a punto de pedir una botella entera.
¿Qué demonios me está pasando ahora?

~ 62 ~
t. ashleigh scandal

Siete
Austin
Miro a Beck con el rabillo del ojo, tratando por todos los medios de
ahuyentar los nervios. ¿De verdad me ha pedido que vaya a ver su ducha?
Si no hubiera pedido ya mi comida, habría corrido a mi habitación.
Soy socialmente torpe y él es extraño, dos cosas que no combinan
bien juntas. Probablemente deberíamos separarnos lo antes posible
antes de que pase algo más. Me doy cuenta de que quiere decir algo más,
pero rezo para que no lo haga. Dejemos que el momento se disuelva y
olvidemos que ha ocurrido, por el bien de los dos.
Empiezo a sentirme ebrio cuando llega mi comida, lo que no es de
extrañar si tenemos en cuenta que no soy muy bebedor. Tomo una, quizá
dos, durante los actos sociales y ya he bebido más del doble.
Llega la comida e intento mantener mis modales mientras como,
pero es difícil con el alcohol enturbiando mi cerebro.
—¿Está bien tu comida?— me pregunta Holden, dándome un vaso
de agua.
—Está muy buena. ¿Puedo tomar otra copa?— ¿Por qué no? Ya
estoy a punto de emborracharme, así que mejor me paso de la raya. No
pasa nada. Casi me rio de la idea, pero la contengo antes de que salga.
No necesito añadir nada más a la extraña dinámica en la que Beck y yo
parecemos estar encerrados.
Holden me prepara otra copa y me la acabo, junto con el resto de
la comida.
Siento calor, hormigueo por dentro, y me meto el dedo en la boca,
tocándome las encías. Están entumecidas. El mayor síntoma de que he
bebido demasiado, aparte de lo obvio.

~ 63 ~
t. ashleigh scandal

—¿Estás bien?— me pregunta Beck, y no puedo evitar sonreír. Es


algo dulce que me esté controlando.
—Sí, siento la bebida… Tienes unos ojos muy intensos—, murmuro,
levantando la mano y dándole un golpe en la frente. Parece aturdido,
pero continúo. —No tienes que mirarme como si intentaras leerme la
mente. Es espeluznante—. Okey, puede que no sea espeluznante, pero
sin duda me pone de los nervios. Y mis nervios ya son bastante malos de
por sí, sin añadir nada más a la mezcla.
Sus cejas se levantan y oigo a alguien reírse. Probablemente
Holden está viendo cómo se desarrolla este desastre. Normalmente me
avergonzaría, pero el alcohol me ha quitado todas las pretensiones y,
sinceramente, me importa una mierda.
—La mayoría de la gente encuentra mis ojos encantadores—. Me
hace un pequeño gesto con los ojos para enfatizar.
Resoplo, sacudo la cabeza con demasiada fuerza y el mundo me da
vueltas. Maldita sea, no debería volver a hacerlo. —Mienten. Chupan el
alma—. Me inclino hacia él, sosteniéndole la mirada como si intentara
mirar dentro de su propia cabeza. —El tipo de ojos en los que te pierdes—
. Suspiro. —Es abrumador. Lástima. Eres muy guapo—. Sí, oficialmente
he terminado. Tengo que irme cuanto antes.
—Acabas de describir al perfecto novio de película. A la gente le
encantan los ojos intensos. ¿Viste Vampire Diaries? Damon lo hizo bien.
Sabes, ahora que lo ha mencionado… sí que veo el parecido con
Damon Salvatore.
—Sí, y Damon también hacía esa cosa rara de hipnotizar. Ponía a
la gente bajo hechizos y esa mierda. No quiero estar encerrado en un
hechizo. Quiero ser libre—. La última palabra sale demasiado alta, y miro
a mi alrededor para asegurarme de que nadie me presta atención antes
de volver a mirarlo. —Además, Damon ha matado a gente—. Me inclino
hacia él, bajo un poco la voz y le toco suavemente el pecho. —¿Eres un
asesino, Beck? Si es así, ¿puedes ser un buen asesino, como Dexter?
¿Sólo haces daño a los malos? Entonces sé que estaré bien. No he hecho
nada malo. Incluso dono a organizaciones benéficas y ayudo a los
necesitados.

~ 64 ~
t. ashleigh scandal

En algún lugar de mi mente sé que suena como si estuviera


configurando un perfil de Tinder realmente malo, pero esta sección
sobre mí no tendrá a nadie deslizando a la derecha… ¿o es a la izquierda?
¿Haces swipe en Tinder?
Beck se ríe y mueve la cabeza divertido. —Puedo prometerte que
no mato a nadie.
—Bien—, empiezo, parpadeando rápidamente para intentar
centrarme. —Eso está muy bien—. Le doy una palmada en el brazo. Su
intensa mirada de dos ojos se ha convertido en cuatro y no puedo
soportarlo. Es hora de irse. Me levanto de la silla, pero mis piernas no
cooperan y vuelvo al instante al taburete. Mierda.
Alarga la mano para sostenerme, con cara de preocupación. —
¿Estás bien?
Asiento a Beck y vuelvo a levantarme, apoyando la mano en la
barra. —Estoy bien. Sólo intento recuperar mis piernas de mar…. ¿Serían
piernas de mar si estuviéramos en el océano? O espera, tal vez serían
piernas de licor—. Chasqueo los dedos de mi mano libre. —Eso es.
Piernas de licor. Hasta suena mejor—. Yo también empiezo a arrastrar
las palabras. Maldita sea, espero poder volver a mi casa. Dormiré la
mona. Estaré bien.
Otra vez esa palabra. No pasa nada.
—Aquí, déjame ayudarte.— Beck se levanta, y trato de sacudir la
cabeza, pero termina mareándome. —Está bien. Yo también voy en esa
dirección. Te dejo en tu puerta.
—Oh, ¿tú también te vas? De acuerdo. Sólo si me prometes que no
eres un asesino en serie. Quiero que mis órganos se queden dentro de mi
cuerpo—. Me doy una palmada en el estómago para hacer efecto. Déjalos
todos donde deben estar.
Se ríe antes de arrojar unos billetes sobre el mostrador e
intercambiar unas palabras con Holden. Intento concentrarme en lo que
dicen, pero mi cerebro no lo procesa ahora mismo. Entonces Beck me
pasa el brazo por el hombro y me ayuda a levantarme. —Apóyate en mí.
—Pensaba que sí.

~ 65 ~
t. ashleigh scandal

—Vamos, peso ligero. Vamos a llevarte a tu casa—, bromea, y yo


intento darle un manotazo en el pecho con la mano libre, pero fracaso
estrepitosamente.
—No soy un peso ligero. Simplemente no bebo mucho.
Juro que vuelvo a oírlo reír. ¿Hace algo más aparte de eso? Nadie
puede ser tan feliz todo el tiempo. —¿Y eso no es lo mismo?—. Su voz
suena cargada de sarcasmo, pero no puedo estar muy seguro con lo
mareado que me siento.
De acuerdo. Puede que el alcohol haya sido una mala idea.
Tropiezo tres veces en un lapso de dos minutos y Beck me ayuda a
equilibrarme contra un árbol antes de dar media vuelta y ponerse en
cuclillas. —Rodéame el cuello con los brazos y te llevaré.
—Sí, no, gracias. No tengo cinco años y no quiero que me lleves a
caballito. Me dejarás caer.
—No lo haré. Seguro que peso más que tú—. Dice con demasiada
arrogancia.
Actúa como si yo fuera un tipo escuálido. Tengo un poco de
músculo. Muchas gracias.
Resoplo. —Lo dudo. Soy más delgado de lo que parezco—. Se me
cierran los ojos mientras me apoyo en el árbol, preguntándome si podré
dormir sentado.
—O esto o te llevo en brazos. Tú eliges.
—Bueno, vaya. Me subo, espera un momento—. Coloco mis manos
sobre sus hombros, inhalo profundamente. —Será mejor que no me
dejes caer.— Entonces estoy saltando hacia arriba con el mismo nivel de
habilidad que un gatito recién nacido. Consigue agarrarme de los
muslos, saltando para hacerme rebotar más arriba en su espalda, pero
casi pierdo mi agarre en sus hombros en el proceso. —¡Eh!—, grito,
apretando los brazos alrededor de su cuello. —Un pequeño aviso.
—Pero, ¿te has caído?—, me responde, ronco, y me doy cuenta de
que lo tengo agarrado por la garganta.

~ 66 ~
t. ashleigh scandal

Señor, si me estás escuchando, mátame ahora. Acaba conmigo. No


puedo soportar más esta vergüenza.
—Mierda, lo siento—. Muevo mis manos para agarrar sus
hombros. —¿Estás bien?— Claramente lo está, considerando que ya está
caminando de nuevo, pero tengo que preguntar porque me siento mal.
—No pasa nada. He tenido cosas peores.
Su tono es burlón, pero quiero saber más. —¿Peores que ahogarse?
Hace una pausa y creo que he tocado un nervio.
Maldita sea, Señor, ¿no me has oído?
—¿Llamas a eso ahogarse?—, dice, y suelto un suspiro aliviado,
agradecido por no haberlo disgustado.
—Entonces, ¿debería ofenderme? Tenía la mayor parte de mi peso
sobre tu garganta hace un momento… ¿De verdad no te ha dolido?
Sacude la cabeza, moviéndome un poco. —Creo que tal vez
deberías tomar clases de defensa personal. Esa fue una terrible llave de
estrangulamiento—. Este imbécil.
—Ja. Ja. Ja. Eres tan gracioso. Podría patearte el trasero si lo
intentara.— Dudoso. Muy dudoso.
Me da un apretón en el muslo y la sensación casi me hace gemir de
placer. Ahora quiero un masaje. Apuesto a que se le darían bien. Lástima
que tengas que quitarte la ropa para que te dé uno. —Me gusta este lado
confiado, te sienta bien. Quizá deberías beber más a menudo.
—Quizá necesite un trasplante de personalidad—, murmuro,
dejando caer la cabeza hacia delante para apoyarla en su hombro.
—Eso parece drástico—. Su voz retumba a través de su pecho y eso,
mezclado con el vaivén de sus pasos, hace que se me cierren los ojos.
Intento hablar, pero mi voz ya no quiere funcionar. Me siento bien,
como flotando. Sigue hablando pero no entiendo lo que dice, así que me
limito a tararear mis acuerdos durante cada pausa.
Ha sido una estupidez. Las copas, dejar que un desconocido me
lleve a mi bungalow aislado, quedarme dormido en el proceso… Pero

~ 67 ~
t. ashleigh scandal

todo eso es para que Austin se preocupe en el futuro. Ojalá. Mientras el


Austin actual no entre en la habitación del asesino de Dexter. A pesar del
giro de mis pensamientos, resoplo antes de que todo se vuelva negro.

No me siento como una mierda cuando me despierto. Esa es la


primera sorpresa. La segunda es despertarme en mi cama. Pensé que
Beck sólo me dejaría en mi sofá y dar por terminada la noche, pero
realmente me metió dentro y todo el camino de vuelta a mi habitación.
Sigo completamente vestido, con el teléfono y la cartera en los bolsillos,
así que sé que no ha pasado nada más.
A pesar de mi ridículo balbuceo de ayer, no pensé que realmente
haría algo. Es intenso, sin duda, pero no da miedo. Además, Holden nos
vio juntos. Si Beck me hubiera matado, no se habría salido con la suya.
Mi mente es un lugar extraño. ¿Por qué sigo pensando en ser asesinado?
Siento que he estado atascado en eso mucho últimamente.
Sacudo la cabeza y pido el desayuno antes de darme una ducha
rápida.
Apenas me he puesto los pantalones cuando llaman a mi puerta.
Mierda, qué rápido. Me pongo la camiseta y me dirijo a la puerta. Tengo
el pelo húmedo y me paso una mano por los mechones, intentando
domarlo, antes de abrir el picaporte.
—John, llegas pronto, no eres John.
Beck está vestido con un pantalón corto de flamencos rosas y una
camiseta de tirantes blanca. —No soy John.— Sonríe, sus ojos me miran
mientras frunce el ceño. —No puedes ir a remar así. Vas a pasar calor.
Me miro los vaqueros y la camiseta con confusión. —¿Qué? ¿De
qué está hablando?
—Oh, Austin, estoy herido—, se burla. —¿No me digas que te has
olvidado de nuestra cita?

~ 68 ~
t. ashleigh scandal

—¿Cita?— suelto horrorizado. ¿Cuándo demonios acordamos una


cita? Anoche estaba borracho, pero no tanto.
—¡Ay! Pégame mientras estoy en el suelo—. Se agarra el pecho,
intentando fingir dolor, pero es muy difícil de creer cuando lleva un par
de pantalones cortos de pájaro. Quiero decir, ¿dónde los compró?
—Flamencos, ¿eh?— Elijo ignorar todo lo demás porque de
ninguna manera voy a ir a ninguna parte con él…
—¿Te gustan?— Sonríe, agarra la correa y le da un chasquido, y mis
ojos siguen el movimiento un poco demasiado de cerca. —Tengo un par
con patos si quieres que te los preste. Pareceremos una buena pareja en
la barca de remos.
Resoplo, sacudiendo lentamente la cabeza. —Estoy bien, gracias.
—Bueno, la oferta sigue en pie.
Veo a John caminando por el muelle y le hago un gesto a Beck para
que entre, así John puede traer mi bandeja. Lo hace, sentándose en el
sofá justo cuando John cruza el umbral.
—Sr. Taylor, no sabía que estaba aquí con el Sr. O’Kane. Habría
traído el desayuno para usted también.
—Está bien. Ya he comido.
Arqueo una ceja, agarrando la bandeja de John y la coloco sobre la
mesa antes de pasarle una propina. —Gracias.
—El placer es mío. Que tengan un buen día, caballeros. Avíseme si
necesita algo más, Sr. O’Kane—. Luego se retira, cerrando la puerta tras
de sí con una mirada cómplice. Hmm. ¿De qué iba eso?
—¿A qué hora te has despertado?— Abro la tapa, agarro un trozo
de tocino y me meto la mitad en la boca de un bocado. Que rico. Que
bueno está. Cierro los ojos y disfruto de su sabor salado.
—Soy madrugador. Ya he ido al gimnasio
Oh, no sabía que había un gimnasio aquí. Tengo que mirar mejor
ese folleto.

~ 69 ~
t. ashleigh scandal

Además, ¿cuándo demonios se ha acercado? Abro los ojos y veo


cómo agarra una tostada de la bandeja.
Pongo los ojos en blanco y señalo mi plato. —Claro, sírvete, aunque
pensaba que ya habías comido.
—Gracias—. Sonríe, con los ojos clavados en los míos mientras da
un mordisco. ¿Cuándo demonios se ha vuelto tan atractivo comer pan?
—Eso era sarcasmo—, bromeo, cruzando los brazos sobre el pecho
como un niño de dos años. ¿Qué demonios está pasando? No soy yo
mismo. Me está haciendo actuar raro.
—Lo sé—. Seguimos mirándonos. Él comiendo y yo boquiabierto
antes de que por fin rompa el trance y agarré más tocino. —¿De verdad
vas a navegar en vaqueros? Vas a pasar calor.
—Sobre eso. Voy a pasar—. Me meto la comida en la boca,
gimiendo porque maldita sea, está buenísimo.
—No, denegado.
—No puedes…
Un brillo maligno se apodera de esos ojos marrones, y apoya una
cadera en la esquina de la mesa mientras suelta la primera bomba del
día. —Anoche me dijiste que ibas a intentar echarte atrás y me hiciste
prometer que no te dejaría. Qué pena. Ahora estás atrapado.
Estoy demasiado aturdido para hablar. Es imposible que sea
verdad. —No lo hice.
—Sí que lo hiciste. Me hiciste prometer el meñique y todo—.
¡Jesús! Me arrebata otra tostada. —¡Ahora, come! Tenemos que pescar.
—¿Peces? No sé pescar—. Nunca he tenido a nadie que me lleve,
aunque lo he pensado alguna que otra vez.
Me mira con complicidad antes de meterse la última tostada en la
boca. —Lo sé. Anoche me dijiste que querías probarlo. Ahora vamos.
Tenemos que alquilar todas nuestras cosas antes de que se acabe el día—
. Es tan infantil, como un niño en una tienda de golosinas, y sonrío a
pesar de mi miedo interior.

~ 70 ~
t. ashleigh scandal

¿A pescar? ¿Vamos a pescar? ¿En una barca de remos? ¿Con cebo


vivo?
Esto se pone cada vez mejor.

~ 71 ~
t. ashleigh scandal

Ocho
Beckett
De acuerdo, cuando dije barca de remos, pensé que hablábamos de
las que tienen pedales. No me di cuenta de que se encontraban los
pequeños de madera con remos. Aunque supongo que es algo bueno,
porque de ninguna manera habríamos podido meter todo esto de la
pesca en una barca de pedales.
Ni en un millón de años pensé que pescaría con Austin O’Kane,
pero aquí estamos. Está guapísimo con su chaleco salvavidas naranja,
sujetando su caña de pescar con las dos manos mientras mira fijamente
la pequeña boya en el agua.
—Estás tenso. Se supone que pescar es relajante—, le digo,
apoyando la caña entre mis rodillas separadas.
—¿Cómo puedes relajarte sabiendo que en cualquier momento
algo puede agarrarte la caña y arrebatártela? He visto a los Hardliners,
sé cómo funciona.
No puedo evitarlo, resoplo. Necesita un calmante. —Estás
hablando de pescadores profesionales. Gente que se gana la vida con
esto. Claro que en la tele parece más intenso. Por no hablar de las
condiciones meteorológicas y de lo lejos que están en el océano. Aquí
estamos en aguas de apenas tres metros de profundidad.
Me lanza una mirada que apenas capto con su gorra de béisbol tan
baja sobre la cara. Es adorable. —No soy idiota. Obviamente, sé que no
es como en la serie. Sólo quería decir que nunca se sabe cuándo van a
morder, así que quiero estar preparado.
—¿Y si nunca muerden?— Pregunto, curioso por saber si planea
estar así toda la tarde.
—¿Crees que eso ocurrirá?
~ 72 ~
t. ashleigh scandal

Encogiéndome de hombros, me inclino hacia delante para mirar a


través del agua azul cristalina y no veo gran cosa a nuestro alrededor. —
No lo sé. Pero es posible. Voy a pescar con bastante regularidad y ha
habido varias veces en las que me he ido sin siquiera picar algo.
Se levanta la gorra unos centímetros para verme mejor. —¿Tienes
tiempo para pescar? ¿Qué haces en el trabajo?
Mi desliz y su pregunta son como un puñetazo en el estómago. Por
supuesto que el millonario medio no va a pescar con regularidad, al
menos los famosos que conozco no lo hacen. Estúpido, Beck. Realmente
estúpido.
—Trabajo en marketing—. No es una mentira completa. —Y
cuando estoy fuera, estoy fuera. No contesto llamadas de trabajo, dejo
mi teléfono en casa. Ese tipo de cosas—. Me encojo de hombros. —
Necesito mi propio tiempo tanto como cualquier otra persona, ya sabes—
. Eso es cierto en mi caso. No trabajo cuando estoy libre.
Parece impresionado. —Eso es impresionante. Me da envidia. Si
mi padre hubiera sido así aunque fuera una cuarta parte de mi infancia,
creo que muchas cosas habrían sido diferentes—. Sacude la cabeza. —
¿Crees que tus empleados luchan con tu ausencia?
Oh, mierda. Necesitamos un cambio de tema y rápido. —Teniendo
en cuenta que nadie trabaja los fines de semana, no lo creo. Supongo que
depende de a quién preguntes—, respondo vagamente.
—Cierto. Cada uno ve las cosas de forma diferente. Las
perspectivas y esas cosas pueden variar…—, se interrumpe, y yo lo
aprovecho para tomar otra dirección. Una dirección más segura.
—Así que nunca has ido a pescar. ¿Y de acampada?
Se muerde el labio y se da la vuelta a bajar la gorra. —¿Con tienda
de campaña?
—Sí. Donde cocinas en una hoguera, haces senderismo, cuentas
historias de fantasmas, asas malvaviscos. Todas esas cosas divertidas—.
Nunca fui de acampada de niño, pero de adultos, Cole, Darren y yo
hemos ido unas cuantas veces. Fue divertido y tenemos planes de volver
a hacerlo antes de que me vaya a Nueva York.

~ 73 ~
t. ashleigh scandal

—No. Un año dormí en la autocaravana de mi tío durante las


vacaciones de Navidad. ¿Eso cuenta?
Me muerdo la mejilla, intentando no sonreír. —Me temo que no.
Aprieta los dientes y suelta el palo lo suficiente para golpearse la
pierna. —Qué pena.
¿Me está tomando el pelo? Noto que levanta el labio y le sonrío. Es
tan sorprendente y tan lindo. —Bueno, supongo que tendremos que
buscar una tienda aquí y probarlo.
Se queda paralizado, con los ojos abiertos de horror. —Estás
bromeando, ¿verdad? No quiero que me coman los lobos o los osos. No
sabemos lo que hay ahí fuera. Podríamos morir. No quiero morir.
Necesito todo lo que hay en mí para no reírme. Es ridículo y está
extrañamente obsesionado con la muerte. —¿Siempre eres tan
dramático? Nadie va a morir. Todo irá bien.
—¿Yo? ¡Eres tú el dramático! Tú y tu cara—. Me señala con el dedo,
moviendo el palo para equilibrarlo entre sus rodillas. —Tú y esos ojos
que te chupan el alma.
Una dura carcajada brota de mis labios y siento la tentación de
lanzarle uno de estos gusanos. Pequeña mierda. Me meto en el agua,
recojo un puñado y se lo lanzo. Chilla, intenta esquivarlo, pero el agua
cae sobre él, mojándole la gorra y parte del chaleco y los vaqueros.
—No hagas eso. Los vaqueros mojados son terribles—, regaña,
sacudiéndose un poco de agua que le ha caído en la mano.
—Además, ¿por qué llevas vaqueros? Hace demasiado calor. Puedo
sentir literalmente el sudor deslizándose por mi espalda—. Hablando de
eso. Alargo la mano y me quito la camiseta, tirándola al piso del barco.
Sus mejillas se ruborizan y no sé si es por el calor o por la vergüenza de
verme medio desnudo. De nuevo, esta es la parte que me confunde. Si se
ha acostado con otros hombres, seguro que ha estado cerca de un
paquete de seis. Entonces, ¿por qué parece tan tímido?
No dice nada por un momento y casi pienso que no lo hará, pero
luego me sorprende como sigue haciendo. —No me gusta enseñar mi

~ 74 ~
t. ashleigh scandal

cuerpo—. Juguetea con el palo con ansiedad y me pregunto qué estará


pasando por su cabeza. ¿Piensa que lo voy a juzgar o algo así?
—Es algo religioso o…— Sé que es por su marca de nacimiento.
Trata de esconderla con su ropa, pero por supuesto sé que la tiene. En
realidad no está mal. Sinceramente, me parece genial. Sólo el diez por
ciento de la población la tiene, lo que le hace único en mi opinión.
Inclina la cabeza, sus ojos buscan los míos; ¿para qué? No tengo ni
idea. —Los dos sabemos que ya te habrás fijado en mi marca de
nacimiento. Es enorme, ruborizada como una fresa e imposible de pasar
por alto. Te agradezco que no llames la atención sobre ella, pero seguro
que adivinas que por eso no me gusta enseñar la piel. También está en
otras partes de mi cuerpo. Es más fácil mantenerlo cubierto.
Me muerdo el labio, intentando pensar qué decir. Realmente no
me importa su marca de nacimiento. El problema del mundo es que
estamos tan ocupados juzgando a la gente por las cosas que les faltan en
lugar de elogiar las cosas positivas que tienen.
Austin es realmente hermoso. Desde su pelo castaño hasta sus
profundos ojos azules, pasando por ese labio inferior tan hinchado que
ya he pensado en atrapar con los dientes varias veces hoy. ¿Tal vez
debería decírselo? No lo de morder el labio, no quiero asustarlo otra vez,
sino que es atractivo tal y como es. Parece que necesita que le suban el
ego.
—Sí, me he fijado en tu marca de nacimiento—, digo, observando
cómo se encorva sobre sí mismo. Siento la necesidad de mejorar esto de
alguna manera, como si no quisiera que se enfadara. No es propio de mí,
pero no puedo evitar consolarlo como si fuera lo más natural del mundo.
—También me he fijado en tus preciosos ojos azules—. Respira
entrecortadamente, pero no me mira. —Me he fijado en tu bonita nariz
de botón y tus perfectos labios en arco de cupido—. Sus ojos recorren el
agua mientras su pecho sube y baja rápidamente. —Tu marca de
nacimiento no te define. Sólo te añade algo. Forma parte de ti. ¿Por qué
no aceptarla? Eres un poco diferente. ¿A quién le importa? Siéntete
orgulloso de ello. Hazlo tuyo.
Por fin se gira para mirarme, y es entonces cuando veo la única
lágrima que resbala de su ojo izquierdo. —Ojalá fuera tan sencillo—. Me
~ 75 ~
t. ashleigh scandal

asalta una oleada de calor que se extiende por mi pecho hasta el


estómago. ¿Qué demonios ha sido eso? ¿Por qué sigue ocurriendo? Me
pregunto si en el puesto médico habrá Tums, porque me está dando
mucho ardor de estómago.
—Mierda. No llores. No intentaba hacer eso—. Maldita sea, no paro
de meter la pata. Entonces me inclino, le froto la lágrima y le acaricio la
cara. No puedo creer que esté haciendo esto; los sentimientos son un
gran no. Así que me sorprendo a mí mismo con cada pensamiento que
pasa. —Lo que quería decir es que eres libre de ser quien eres conmigo.
No tienes que esconderte—. No entiendo cómo esto llegó tan profundo,
tan rápido. Ni siquiera lo conozco y él definitivamente no me conoce,
pero tampoco quiero que se lastime. Por alguna razón, quiero ayudarlo
a sanar.
Esto es una locura.
Sus ojos oscilan entre los míos antes de posarse en mis labios y yo
los lamo por reflejo. Su pecho se agita y yo sigo acariciándole la cara. Es
el momento perfecto para besarnos, así que me inclino hacia delante, a
punto de mandarlo a la mierda y abrazarlo. Abrazo en la isla mágica
porque está claro que estamos encerrados bajo algún tipo de hechizo.
Bueno… Lo estábamos.
Hasta que un pez decide enganchar el sedal de Austin al segundo
siguiente, convirtiendo nuestro momento en una escena Jackass6.
La caña que Austin soltó sólo un segundo, ahora estaba siendo
arrancada de la barca y arrastrada por el agua a gran velocidad. Salto,
intentando agarrarla, y acabo tirando el contenedor de gusanos del
asiento de al lado y directo al fondo de la barca, junto a los pies de Austin.
Tras el impacto, se abre de golpe, liberando a los gusanos de su prisión
contenida.
Austin se levanta e intenta saltar por encima del asiento y subirse
a mi regazo mientras yo me levanto para ayudarlo, lo que básicamente
significa que Austin me ha empujado por la borda y se ha tirado al
océano.

6
Programa popular de MTV.

~ 76 ~
t. ashleigh scandal

Salgo a la superficie, tosiendo un poco por el agua salada que me


entra por la nariz, y Austin está sentado en mi asiento, con las manos
tapándose la boca mientras me mira horrorizado. —Lo siento mucho.
¿Estás bien?
Le hago un gesto para que se calle y doy una vuelta alrededor del
barco. —Estoy bien. No te preocupes—. Sólo intento calmar el zumbido
de nuestro casi beso. Bueno, eso fue un desastre. Después de unos
minutos, me calmo, consigo volver al barco y me acomodo junto a
Austin. Su mirada, antes preocupada, queda ahora cubierta por otra de
suficiencia. —¿Qué?
Se muerde el labio y se encoge de hombros. —Te dije que el pez se
iba a ir con mi caña.
Oh, mierda. Lo había hecho. Lo había olvidado. Miro hacia el agua,
esperando ver la caña en la superficie o algo así, pero no la veo. En serio,
ha desaparecido. Me giro para mirarlo, veo la amplia sonrisa que se
dibuja en sus labios y no puedo evitar imitar su expresión.
—Bueno, ahí me has pillado.

~ 77 ~
t. ashleigh scandal

Nueve
Austin
Odio no poder ir a la cocina y tomar algo cuando me apetece. Esa
es probablemente la única desventaja de estar aquí, hasta ahora. Claro
que puedo pedir comida cuando tengo hambre, pero no es lo mismo que
poder agarrar una bolsa de palomitas o un poco de Chex Mix7 cuando me
apetece. Suspiro y vuelvo a cambiar de canal, muerto de aburrimiento.
Incluso me planteo ir andando a la playa, pero no me apetece moverme.
Debería haber descargado más libros en mi Kindle. Ya he leído los
cuatro que tenía. Aunque supongo que podría volver a leerlos. Tal vez
jugar al solitario. Llaman a mi puerta, interrumpiendo mis
pensamientos, y ladeo la cabeza, intentando invocar mis superpoderes
de Matilda para no tener que levantarme. Obviamente, no funciona y,
tras otra serie de golpes, me obligo a moverme.
Abro la puerta de un tirón y no me sorprende ver a Beck. Desde
que terminamos nuestro viaje el otro día, ha venido a cenar, a pasear o
simplemente a pasar el rato. Obviamente está tan aburrido como yo.
Anoche intentó enseñarme a jugar al póquer y fue un fracaso épico. Así
que nos quedamos con el Go Fish8, algo a lo que no había jugado desde
primaria.
—¿De vuelta para otra emocionante ronda de cartas?— pregunto,
apoyándome en el marco de la puerta.
—Por muy emocionante que haya sido, creo que paso—. Se mueve,
sacando una botella de vodka de detrás de su espalda en una mano y un
envase de zumo de arándanos en la otra. —He traído esto. Estaba

7
Marca de cereal.
8
Un juego de cartas.

~ 78 ~
t. ashleigh scandal

pensando que podríamos tomar unas copas. Tal vez pedir pizza en uno
de los restaurantes. John ya dijo que nos la traería cuando pidiéramos.
—Me gusta cómo piensas—. Agarro el vodka y me dirijo a la cocina
con él detrás. —No te tomaba por una bebedor de vodka—. Busco dos
vasos del armario y les pongo hielo.
—Soy un bebedor igual de oportunista—. Se encoge de hombros,
añade un poco de arándano después de que le sirva el vodka y me
pregunto si piensa así de todas las cosas… De la sexualidad en particular.
—¿Y tú? Sé que aquella noche te bebiste siete y siete. ¿Qué opinas del
vodka?
Asiento con la cabeza, dando un sorbo a mi vaso antes de contestar.
—Me gusta el whisky, pero suelo ser exigente cuando se trata de que tipo
beberé. Tiene que ser de una marca determinada. El vodka me sabe a
alcohol de quemar, así que no importa la marca, sino el combinado.
Como arándano, tónica, piña. Los clásicos.
Beck asiente antes de dar un generoso sorbo a su propia bebida. —
¿Y la pizza? ¿Qué opinas de los ingredientes?
—Todo lo básica que puede ser.
Se queja, inclinando la cabeza hacia atrás para mirar al techo. —
¿Queso solo? —Me mira, clavándome esos ojos penetrantes. —No
podemos comer sólo queso. ¿Pepperoni? ¿Piña?
—Oh, Dios, ¿eres de esos? La piña no debe estar en la pizza. No me
importa lo que digas.
—Culpable, piña y jamón. Piña y pollo. Piña y salchicha. Piña y
pimientos verdes—, divaga, nombrando literalmente todos los
ingredientes posibles que se pueden poner en una pizza y
emparejándolos con una piña. Dios, qué asco.
Se me tuerce la cara de asco cuando termina. —Es un aprobado
difícil para mí. Normalmente soporto el pepperoni, y si no, lo quito. Pero
cuando empiezas a añadir verduras, es un no. Quiero una pizza, no una
ensalada.
—Supongo que es bueno que podamos pedir pizzas separadas,
aunque tengo el corazón destrozado por esta revelación—. Procede a
~ 79 ~
t. ashleigh scandal

limpiarse lágrimas falsas de los ojos antes de agarrar el teléfono del


mostrador.
—Y tú me llamaste dramático—. Pongo los ojos en blanco, salgo
con mi bebida y me relajo en la tumbona.
Él es otra cosa. No sé qué estamos haciendo exactamente, pero es
agradable no sentirse tan solo.
—La pizza estará aquí pronto—, dice Beck, uniéndose a mí fuera.
—¿Quieres nadar?— Señala mi piscina. —La tuya parece más grande que
la mía—. Hace un mohín antes de quitarse la camiseta. Maldita sea,
nunca me cansaré de ver lo bien que está sin camiseta. Me resulta
imposible no mirar.
Sin embargo, cierro los ojos, intentando apartar mi cerebro del Sr.
Sexo con piernas. Nunca lo conseguiré. Está tan fuera de mi alcance que
ni siquiera tiene gracia. —Lo dudo, y aunque así fuera, el tuyo tiene suelo
radiante en el baño, ¿recuerdas? El mío no. Supongo que los hacen todos
un poco diferentes. Un poco de variedad no hace daño.
—Lo entiendo, ¿pero quién no querría sus suelos calefactados?
Parece un engaño para el otro, si me preguntas.
Tarareo, el sol me hace sentir cansado. Quiero quitarme los
vaqueros y sentir el calor del sol en la piel, pero no dejo de pensar en la
gran marca de nacimiento que me cruza la pantorrilla y me sube por la
pierna.
El agua salpica cuando él se mete y abro los ojos, observando como
se sumerge. Me muerdo el labio esperando a que salga a la superficie y
casi me ahogo con la lengua cuando lo hace. Quiero meterme en la
piscina con él y atrapar con la boca cada gota de agua que cae. Se aclara
la garganta y levanto la mirada hacia él. Me ha pillado… otra vez. Está
guapo, por supuesto, mirándome como el gato que cazó al canario.
Entonces me hace señas con un dedo. —Métete en el agua
conmigo.
Me miro los vaqueros y la camiseta antes de negar con la cabeza.
—Aquí estoy bien—. Necesito tener el pene bajo control.

~ 80 ~
t. ashleigh scandal

—Austin—. Suspira, apoyando los brazos en el borde mientras se


apoya en el lateral. —Déjate la camiseta puesta si es con lo que estás
cómodo. Quítate los vaqueros y ven a meterte en la piscina. Incluso te
daré la espalda para que puedas meterte sin que te vea.
Me incorporo y dejo la bebida en la mesita, intentando calmar mi
palpitante corazón. Siempre hace y dice lo correcto. Es la única excusa
que tengo para lo que hago a continuación.
Me pongo de pie sobre piernas tambaleantes, frotándome las
palmas sudorosas por los vaqueros. —¿De verdad no vas a mirar?
Asiente, con los ojos clavados en los míos, antes de alejarse de mí.
—Si eso es lo que quieres, no lo haré en absoluto.
Con dedos temblorosos, jugueteo con el botón de mis vaqueros
antes de desabrochármelo y de bajarme la cremallera. Esto es una
locura. Nunca hago esto con nadie, así que ¿por qué siento que puedo
hacerlo con él? Apenas lo conozco. Pero, oye, quizá ese sea el atractivo.
Respiro entrecortadamente cuando deslizo los pantalones por mis
piernas. Caen más allá de mis muslos y, cuando veo la parte superior de
mi marca de nacimiento, tengo que parar un momento para
controlarme.
¿De verdad voy a hacerlo?
—No pasa nada—. El tono tranquilizador de Beck me inunda y me
da el valor que necesito para quitármelos.
Sí, está bien.
Mi cuerpo tiembla y doy un paso cauteloso hacia la piscina. No
puedo creer que esté haciendo esto. Mantengo la mirada en su espalda,
asegurándome de que no se da la vuelta cuando mi pie encuentra el
primer escalón. El agua tibia hace que la piel se me erice de conciencia y
me castañetean los dientes al florecer mi ansiedad.
Doy otro paso, luego otro hasta que mis pies tocan por fin el fondo.
Lo he conseguido. De algún modo, estoy en la piscina con otra persona y
nada oculta mi pierna. Mierda, me tiemblan las extremidades y doy una
sacudida a mis manos para intentar calmarme.

~ 81 ~
t. ashleigh scandal

Beck no dice una palabra, dejándome unos minutos para


recomponerme, y eso sólo hace que me guste más. ¿Cómo es posible que
este tipo que acabo de conocer me dé más confianza que mi propio padre
en veinticuatro años?
—Ya puedes darte la vuelta—, le digo, metiéndome bajo el agua
para mojarme el pelo, queriendo evitar ese momento incómodo en el que
intentamos no hablar de lo que acaba de pasar. Soy un ignorante de
primera clase. Si ignoramos al elefante en la habitación, quizá
desaparezca. —Entonces, ¿Beck?— Pregunto una vez en la superficie,
limpiándome el agua de la cara. —¿Cómo es posible que llevemos
saliendo unos días y sepas tanto de mí, pero yo no tenga ni idea de ti?
No me di cuenta hasta anoche, pero Beck tiene una manera de
convertirme en un charlatán. Me hace preguntas, me hace hablar, y es
como si no pudiera parar.
—¿Qué quieres saber?—, pregunta, apoyándose en el borde de la
piscina. Parece rígido, como apagado, y me muerdo el labio, intentando
pensar en temas fáciles para no asustarlo. Resulta irónico, teniendo en
cuenta que no tiene filtro ni límites a la hora de preguntar.
—¿Cuántos años tienes?— No puedo creer que aún no se lo haya
preguntado.
—Veintiocho. Pronto cumpliré veintinueve—, contesta, agarrando
su bebida del borde de la piscina. No está nada mal. Yo acabo de cumplir
veinticuatro, así que él es casi cinco años mayor que yo.
—¿Cuándo es tu cumpleaños?
—El 22 de diciembre. Soy un bebé de Navidad—. Me guiña un ojo
y deja caer el resto de su vaso.
—Y Capricornio. —Suspiro y paso los dedos por el agua. —Yo soy
Leo. Seguro que somos los signos menos compatibles de la escala.
—¿Sabes astrología?
—La verdad es que no. Sigo mi horóscopo diario, pero eso es todo.
Si no me advirtiera cada mes que tuviera cuidado con un Capricornio, ni
me enteraría.

~ 82 ~
t. ashleigh scandal

Sus ojos bailan con humor y me dedica una sonrisa divertida. —


Nunca te habría tomado por alguien que lee esas cosas. Basura
sensacionalista… ¿Te las crees?
—No sé si me las creo, pero no me viene mal para comprobar el
tipo de día que puedo tener y, sinceramente, a veces son espantosamente
exactas.
—Siento que es más una manifestación. Lees algo que dice que tu
día va a ser así por XYZ, así que automáticamente te pones en alerta
esperando a que ocurran esas cosas. Mientras tanto, tu cerebro ya está
trabajando, preparando tu cuerpo para las cosas que esperas sentir. Algo
así como un truco de magia, pero en este caso, tú eres el mago.
Vaya. ¿Cómo no lo había pensado así antes?
—Es una idea interesante. Supongo que nunca se sabe—.
Contemplo sus palabras, preguntándome cuánto peso tienen y cuánto
hay de verdad en ellas. ¿Realmente estoy haciendo que las cosas
fructifiquen? No me sorprendería estar saboteándome a mí mismo sin
saberlo.
Miro la bebida que hay en la mesita junto a mi silla plegable y deseo
haberla agarrado antes de subir.
—¿Quieres que te la traiga?
Mi mirada se dirige a Beck y, por supuesto, me mira con esa mirada
escrutadora suya, como si intentara leerme la mente. ¿Es así con todo el
mundo o es que soy tan interesante para él? No puede ser la segunda
opción porque yo soy básico como el demonio y él es... Bueno, podría
conseguir a cualquiera.
—¿Te importa?— Hago una mueca, mirando mi vaso con nostalgia.
—Debería haberla traído aquí conmigo. Pero no estaba pensando en ese
momento.
Ya está saliendo de la piscina antes de que termine de hablar. Es
muy simpático. Demasiado agradable. No es algo a lo que esté
acostumbrado y me desconcierta. —No pasa nada. No me importa.
Además, necesito más. ¿Quieres que te lo rellene?
—Sí, por favor. Gracias.
~ 83 ~
t. ashleigh scandal

—Ahora vuelvo—. Me lanza un guiño antes de volver a entrar.


Ah, maldito desmayo. Este tipo me va a matar. Nunca he querido
tener sexo con nadie. No es que no quiera, es sólo que nunca pensé que
me sentiría lo suficientemente cómodo como para bajar la guardia así
con alguien. Sin embargo, Beck me está haciendo cambiar de opinión
rápidamente. Aunque no me sintiera del todo cómodo, creo que seguiría
adelante. No me trata como si tuviera una enfermedad y es compasivo.
Dos cosas que no consigo muy a menudo. Además, no es como si fuera a
volver a verlo una vez que estemos fuera de la isla.
—Aquí tienes. Un vodka cran doble—. Coloca nuestros vasos junto
a la piscina antes de sentarse en el borde, luego cuelga las piernas en el
agua, y veo cómo sus muslos se flexionan bajo los pantalones cortos.
Mmm… Tengo tantas ganas de tocarlo. Agarro el vaso y bebo un sorbo,
ignorando el ardor del vodka. —Tranquilo, ansioso. Aún no has comido.
Estarás borracho antes de que llegue la pizza si sigues así.
Eh, eso suena bien. Beber no me llevó por mal camino la última
vez. Diablos, ni siquiera el intento de pescar fue terrible. Asiento con la
cabeza, le saludo y le sonrío. —Quizá ese sea el objetivo. Soy más
divertido cuando estoy intoxicado, ¿no crees?
Tras meditarlo, finalmente se encoge de hombros antes de
clavarme una mirada que no puedo leer. —Creo que eres divertido en
cualquier estado. Me gusta eso de ti. Tienes muchas facetas diferentes.
Maldita sea, ¿cómo me hace esto? Se me revuelve el estómago y
vuelvo a inclinar el vaso, necesitando emborracharme para alejar las
emociones que me está provocando.
No puedo sentir algo por el primer chico que me presta atención.
Eso es exponerme a que me rompan el corazón y no he venido a esta isla
a buscar el amor. Eso es lo último que necesito ahora…
Así que me acabo la copa y pido otra. Dejo que el licor se lleve mis
preocupaciones.

~ 84 ~
t. ashleigh scandal

Diez
Beckett
—Otra copa, por favor—, me dice Austin entre dientes,
dedicándome lo que yo creo que es una sonrisa encantadora, pero que se
queda a medias si tenemos en cuenta que apenas puede mantener los
ojos abiertos.
Maldita sea, ¿por qué es tan adorable?
—Creo que ya has tenido bastante. Te ayudaré a acostarte y podrás
dormir la mona.
Coloco la pizza a medio comer en la nevera, apilo el resto de los
platos y los dejo junto al fregadero para que John los recoja mañana.
Pobre Austin. No aguanta el alcohol ni para salvar su vida, así que no sé
por qué se empeñaba en beber tanto. Después de la cuarta, ya empezaba
a arrastrar las palabras. Entonces conseguí que comiera pizza, lo que lo
ayudó hasta que empezó a beber de nuevo.
Beber lo hace estar menos tenso. Incluso dejó de intentar ocultar
su marca de nacimiento; claramente se sentía lo bastante relajado o
simplemente no le importaba. Fue un poco satisfactorio saber que bajó
la guardia lo suficiente como para mostrarse vulnerable conmigo. Me
doy cuenta de que está acomplejado. Al igual que su cara, la mancha de
vino de Oporto de su pierna es oscura y cubre gran parte de su
pantorrilla. Y me atengo a lo que dije sobre su cara, no está mal. Además
siempre podría hacerse un tatuaje o algo para cubrirla. Hago una nota
mental para mencionárselo. A lo mejor nunca se lo había planteado.
Me acerco a donde está tumbado en el sofá, con los ojos cerrados y
el pecho subiendo y bajando mientras duerme. Su ropa aún está
ligeramente húmeda de la piscina y suspiro, sabiendo que va a oponerse
a lo que estoy a punto de sugerirle. —Austin—, susurro, apartándole un
poco de pelo de la frente. —Tenemos que cambiarte.
~ 85 ~
t. ashleigh scandal

Él frunce el ceño, dándome un sutil movimiento de cabeza. —No


puedo, demasiado cómodo.
—Llevas la ropa mojada. Tenemos que cambiártela para que no
enfermes. De todas formas, estarás más cómodo con ropa seca. Ven.
Deja que te ayude a ir a tu habitación.
Me cuesta levantarlo, y al principio se resiste un poco antes de
rodearme el cuello con los brazos y dejarse llevar. Sigue siendo
testarudo. Parece que ni siquiera el alcohol puede disuadirlo. ¿No soy yo
el afortunado?
Lo siento en la cama antes de ir a la cómoda y rebusco hasta
encontrarle un par de calzoncillos antes de hacer lo mismo con una
camisa. Su armario es deprimente. Todo camisas de cuello alto, jerséis y
pantalones. Ni un pantalón corto ni una camiseta de tirantes. Tenemos
que trabajar en eso. Merece sentirse cómodo en su propia piel, como
cualquier otra persona.
Llevo las prendas hasta donde está, desplomado sobre la cama, y
me agacho entre sus piernas ligeramente separadas. —Austin, ¿puedo
quitarte la camiseta? Quiero ayudarte a cambiarte.
—No. Ya verás. No puedes ver como soy—, murmura, aunque
puedo oír su preocupación.
Odio que esté tan deprimido por eso. —Te prometo que seré
rápido. Ni te enterarás.
Se le tuerce la cara y sacude la cabeza, mirándome por un ojo. —
No te gustará lo que ves. A nadie le gusta.
Entonces la gente que has conocido son todos idiotas, quiero
gritar, pero sé que no servirá de nada. Agarrándolo los muslos, intento
tranquilizarlo, esperando que entienda que no necesita esconderse de
mí. —No soy como los demás.
—Sí, lo sé—. Suspira soñadoramente, una sonrisa dibujando sus
labios. —Por eso no quiero que veas. A partir de ahora, tengo un…
cincuenta por ciento de posibilidades de acostarme contigo. Si me ves,
probablemente nunca tendré mi oportunidad—. Sus palabras me hacen
un nudo en la garganta y mi estómago vuelve a hacer ese extraño

~ 86 ~
t. ashleigh scandal

movimiento y estoy a punto de decirle que su cincuenta por ciento es


más bien el cien por cien. Hasta que sus siguientes palabras me
desconciertan y me dice algo que nunca habría esperado. —Entonces
quién sabe si alguna vez perderé la virginidad.
Me quedo de piedra. Completamente estupefacto, mientras me
mira con los párpados entrecerrados. Sus manos se posan en mis
hombros y se inclina para susurrarme: —No quiero morir virgen, Beck.
Yo también quiero tener sexo—. Luego se ríe algo maníacamente,
dejándose caer de nuevo sobre la cama, mientras yo me quedo
demasiado jodidamente mudo para hacer algo más.
—Yo… yo…— No tengo nada.
¿Acaba de decir? De ninguna manera dijo… ¿Un virgen? Pero el
tabloide… y la foto. No tiene ningún sentido. Me enderezo y miro hacia
abajo, sobre su forma medio dormida. No puede haber querido decir eso,
¿verdad? Está borracho.
¿Pero las confesiones de borracho no son honestas?
¡Mierda! Esto no es lo que necesitaba esta noche. Ni nunca.
Levanto la mano, me aliso el pelo y doy una vuelta lenta mientras
miro alrededor de la habitación. ¿Qué hago ahora? El sexo con Austin se
me ha pasado por la cabeza. Soy un chico soltero que pasa el tiempo con
alguien que me parece atractivo. Por supuesto que he pensado en ello,
pero ¿podría realmente hacerlo con él sabiendo lo que hago ahora? Una
cosa es tener rollos sin sentido, sin nombre, con gente sin rostro a la que
no vas a volver a ver. Pero quitarle la virginidad a alguien, especialmente
a alguien como Austin, que tiene tantos problemas de autoestima… Me
preocupa que se encariñe demasiado y que al final le haga daño.
Me sentiría culpable, seguro, pero no cambiaría nada. El sexo es lo
único que puedo ofrecerle a alguien, y Austin O’Kane no es diferente. Es
algo que tendría que considerar seriamente, porque es mucho.
Vuelvo a mirarlo, con los ojos recorriendo su forma inmóvil. Y por
sexo, ¿se refiere a todas las cosas sexuales o solo al coito? ¿Alguna vez le
ha hecho una paja otra persona? ¿Una mamada? ¿A qué grado de
virginidad se refiere? Virginizado, ¿es siquiera una palabra?

~ 87 ~
t. ashleigh scandal

Ahora mi cabeza da vueltas con toneladas de ideas, posiciones y


cosas que podríamos hacer juntos. Cosas que literalmente acabo de decir
que no haría debido a su inexperiencia.
Necesitas parar esta línea de pensamiento ahora, y centrarte en
asuntos más urgentes. Como él todavía con esta ropa húmeda. Todo lo
demás puede esperar hasta más tarde. Le agarro la camiseta, me la
pongo sobre el hombro y lo ayudo a sentarse de nuevo.
—Austin, voy a quitarte la camiseta, ¿okey? No miraré y será
rápido. Te lo prometo—. Rápido es lo que necesito también, porque todo
lo que está pasando ahora mismo me tiene en vilo.
Murmura algo incoherente, lo tomo como un permiso y le subo la
camiseta por la cabeza antes de tirarla al suelo. Fiel a mi palabra, no
miro. En lugar de eso, me pongo rápidamente la nueva camiseta.
Después vienen los calzoncillos y, tras su revelación, me cuesta más dar
este paso, porque siento que estoy cruzando una línea. Consigo
despertarlo lo suficiente y se los cambia él mismo con muy poca ayuda
por mi parte. Gracias a Dios.
Una vez seco, lo acomodo bajo las mantas. —Duerme un poco,
Austin. Hasta mañana—. Le echo el pelo hacia atrás una vez más antes
de levantarme y marcharme.
—Espera. —Me agarra del brazo. —Beck, no pensarás que soy
desagradable, ¿verdad?— Jesús, ¿qué puedo decir a eso? Quiero exigirle
que me diga quién lo lastimó tan profundamente como para que se sienta
tan mal consigo mismo. Por otra parte, si lo sé, estaré listo para zarpar
al amanecer para luchar por el honor o alguna mierda y de nuevo, aquí
estoy tratando de averiguar qué demonios me está pasando. —¿Beck?
La vulnerabilidad de su voz me revuelve el estómago y siento que
el calor me sube por el pecho. Me está destrozando. Me agacho junto a
la cama y lo miro a los ojos entrecerrados. —No, no lo he hecho. No eres
repugnante. Eres precioso—. Tararea al oír eso, sus ojos se cierran y
aparece una pequeña sonrisa antes de que se desvanezca y su respiración
vuelva a igualarse con el sueño. No puedo evitarlo. Me inclino y le doy
un beso casto en la frente. —Buenas noches.

~ 88 ~
t. ashleigh scandal

No dice nada, está claro que se ha olvidado del mundo, así que lo
tomo como una señal para irme.
El camino de vuelta a mi bungalow es rápido ya que estoy perdido
en mi cabeza. Perdido en el país de las maravillas, porque esto no es la
vida real.
¿Qué estoy haciendo con él? Esto es una mala idea. La voy a cagar.
Va a salir herido. Sé cómo termina esto, y no puedo dejar que eso suceda.
Es demasiado bueno. Ya ha pasado por mucho sin añadir mi desastre a
la mezcla. ¿Y si se entera de quién soy? ¿Entonces qué? Sería un
espectáculo de mierda. Uno que no me puedo permitir.
Paso la pulsera por la puerta, entro y voy directa a la ducha, donde
mi mente se descontrola e intento razonar conmigo mismo por qué
podemos hacer que esto funcione. ¿Quizá pueda ayudarlo con esto?
Enseñarle los caminos del sexo y lo bueno que puede ser. No hay nada
malo en ello, ¿verdad? Dos adultos que consienten y conocen el
resultado.
Así es como me meto en problemas, por estupideces como esta.
Con todo dentro de mí, sé que esto es una mala idea, pero no importará.
Seguiré haciendo lo incorrecto, no tengo dudas. Siempre lo hago.
Una vez que he terminado, me seco, enfadado conmigo mismo por
no haberme acordado de encender la calefacción del suelo y me pongo
unos pantalones cortos de gimnasia. Estoy cansado, pero tengo el
cerebro demasiado excitado para dormir. Me tumbo en la cama, agarro
el móvil de la mesilla y lo enciendo. No lo he usado mucho desde que
estoy aquí, intentando separar las dos vidas que llevo ahora.
Mis notificaciones empiezan a volverse locas y le doy un segundo
para que se calme antes de hacer clic en el chat de grupo entre Darren,
Cole y yo.

Darren: No te olvides de registrarte, idiota. Sabes que me preocupo.


Cole: No se preocupa, solo quiere ser chismoso.

~ 89 ~
t. ashleigh scandal

Darren: Por favor, no actúes como si tú no tuvieras curiosidad


también. Si vuelvo a oírte mencionar a Black Diamond, saltaré del
edificio.

No puedo evitar sonreír, imaginándomelos sentados uno al lado


del otro en el sofá, enviándose mensajes de texto en lugar de hablar. Eso
es algo que sólo ellos harían.
Pero nunca he dicho que no fuera chismoso. Así que cuéntanoslo,
Beck. Cuéntanoslo todo.
Mirando la hora del mensaje, me doy cuenta de que es de ayer.
Creo que ahora están durmiendo… ¿Tal vez? La diferencia horaria me
tiene confundido. Iba a llamarlos, pero decido enviarles un mensaje
rápido.

Yo: Me alegra ver que me echan tanto de menos. Sinceramente, este


trabajo es mucho más difícil de lo que esperaba, por más de una razón.
Sigo sin estar seguro de cómo Marshal va a sacar algo de mis notas con
toda la burocracia, pero supongo que ya lo veremos cuando llegue el
momento.

Le doy a enviar y me planteo contarles lo de Austin antes de


decidirme a no hacerlo. No quiero meterme en toda esta mierda con
ellos. Trabajarían a la par intentando exprimirme el cerebro, y ahora
mismo no estoy para eso.

Yo: Les mandaré unas fotos de la playa mañana o algo. No se metan


en muchos problemas sin mí. Hablamos pronto.

Vuelvo a darle a enviar y apago el móvil sin comprobar nada más.


Seguro que Marshal también se ha puesto en contacto conmigo. Me
ocuparé de eso mañana. Ahora mismo no me apetece hablar y él querrá

~ 90 ~
t. ashleigh scandal

tenerme siempre al teléfono haciéndome un montón de preguntas para


las que aún no tengo respuesta.
Con un suspiro, vuelvo a dejar el teléfono en la mesilla de noche y
saco mi cuaderno. Ya tengo páginas de cosas relacionadas con la isla,
pero sinceramente no estoy seguro de si algo puede usarse para una
exclusiva, sobre todo con el acuerdo de confidencialidad que firmé. Me
gusta mi trabajo, pero no tanto como para ir a la cárcel por él. Así que
tengo la sensación de que esto será un fracaso. Marshal no estará
contento, pero traté de advertirle.
Incluso después de que me diera todos los detalles y elaborara un
plan, intenté decirle que no funcionaría. Insistió, diciendo que sabía que
yo podía hacerlo. Lo que no hizo más que añadir presión. Quiero decir,
estamos hablando de seis semanas. Eso va a volar en un abrir y cerrar de
ojos, demonios ya lo está haciendo. Y cuanto más tiempo paso con
Austin, más rápido parecen pasar los días.
Vuelvo a mirar mis notas, sé que no debería, pero no puedo evitar
hojearlas. A las páginas de cosas que he escrito sobre Austin. Esta
sección no tiene nada que ver con Marshal ni con el trabajo, en realidad
es sólo para mí. No sé por qué empecé a tomar notas sobre nuestros días
juntos, pero se ha convertido en mi rutina nocturna: escribir en mi
cuaderno sobre Austin. Siento que me estoy obsesionando con
conocerlo, como si no tuviera suficiente.
Creo que empieza a gustarme. Yo: el chico sin relación. No tiene
sentido. Apenas nos conocemos, pero aquí estoy, escribiendo en un
diario como una adolescente enfermo de amor. Si mis amigos pudieran
verme ahora mismo, nunca creerían esto. Ni siquiera yo me lo creo.
En mi cabeza sé que debería parar esto, alejarme antes de que sea
demasiado tarde. Pero mi corazón me dice que deje que todo siga su
curso. Las cartas caerán donde caigan.
Dios, qué desastre tan jodido va a ser esto. Me empieza a doler la
cabeza y me doy cuenta de que le estoy dando demasiadas vueltas.
Vuelvo a dejar el libro en la mesilla, me doy la vuelta y entierro la cara
en la almohada, soltando un gemido exagerado. Estoy enfadado conmigo
mismo por todos estos pensamientos y por dejar que Austin me afecte.

~ 91 ~
t. ashleigh scandal

Haré como si nunca me hubiera contado lo que hizo. Funcionará.


Actuaré como siempre y todo irá bien. Puedo hacerlo.

~ 92 ~
t. ashleigh scandal

Once
Beckett
No puedo hacerlo.
Llevamos treinta minutos caminando, explorando la isla, y estoy a
punto de saltar del susto. Lo veo mirarme de nuevo a través de mi
periferia y sé que pronto voy a ceder. Es imposible que no lo haga. Estoy
siendo demasiado obvio y él tiene que saber que pasa algo.
—¿Estás bien?—, pregunta, como si leyera mi mente.
—Sí—, digo demasiado rápido, y me regaño mentalmente. Qué
manera de actuar, Beck.
—Ajá—. No lo miro a la cara, pero puedo leer su tono y no se lo
cree.
Suelto una risita torpe y me desvío por un pequeño sendero. No
tengo ni idea de dónde estamos ni de si se nos permite pasar por aquí o
no, pero ya es demasiado tarde para volver atrás.
—¿Sabes adónde vamos?—, me pregunta, siguiéndome.
—Ni idea, pero estoy bastante seguro de que todo es un gran
círculo. Supongo que acabaremos en algún sitio y, si nos perdemos,
alguien podrá indicarnos el camino de vuelta—. Eso espero. Tal vez si mi
mente no estuviera tan dispersa, podría concentrarme mejor.
—Prefiero no perderme en medio del bosque—, murmura en voz
baja.
—Perdido no—, le digo, girándome para dedicarle una sonrisa
tranquilizadora. —Además, siempre podemos dar marcha atrás en unos
minutos si no encontramos nada.

~ 93 ~
t. ashleigh scandal

Necesito un minuto para concentrarme en algo que no sea el


rubor rosado de tus mejillas o la frecuencia con la que te muerdes el
labio inferior. Me está volviendo loco.
—Cierto. Debería mirar el mapa que me dio John. Lo digo siempre
y nunca lo hago.
—Te recordaré que lo traigas la próxima vez—. El sonido del agua
corriendo llega a mis oídos y hago una pausa para inclinar la cabeza,
buscando el sonido. —¿Oyes eso?
Él imita mi gesto antes de asentir. —¿Una cascada?
No recuerdo haber visto nada sobre una cascada en ningún sitio,
pero también fue lo primero que pensé.
—Yo también estaba pensando eso. Ven, vamos a ver—. Le agarro
del brazo, tirando de él para que me siga. Me encanta el gruñidito que
suelta. Que gruñidito… Mi gruñidito. Sólo tardamos unos minutos, pero
nos acercamos. —A la mierda. No esperaba que esto estuviera aquí.
Estamos hacia el lado de la cascada y me doy cuenta de que es una
de esas por las que se puede caminar.
¿A que no es genial?
—Yo tampoco. Es realmente preciosa—. Saca el móvil para hacer
unas fotos. Algo que he notado que hace en todos los sitios a los que
vamos.
—Parece que podemos caminar detrás del agua por allí. Apuesto a
que podrías sacar buenas fotos.
—Oh, buen punto. Iré hacia allí en un segundo—. Su lengua asoma
por el borde de la boca mientras se agacha para conseguir un ángulo que
le guste. Es bonito lo concentrado que está.
El sudor me resbala por la espalda y me interesa sentir lo fría que
está el agua. La mayoría de las cascadas suelen tener una temperatura
fresca, y eso me vendría muy bien ahora mismo, entre el sol y el chico
tentador con el que estoy. —¿Quieres probar el agua?— pregunto,
quitándome la camiseta y tirándola al suelo. —Apuesto a que se siente
bien.

~ 94 ~
t. ashleigh scandal

Sus ojos recorren mi cuerpo y lucho contra el impulso de


flexionarme y darle un espectáculo. Mentiría si dijera que no me encanta
tener toda su atención sobre mí. Al final niega con la cabeza, cruza los
brazos sobre el pecho y se encoge de hombros. —Probablemente no.
De vuelta al principio, ya veo. No puede ser. —Ven, quítate los
pantalones. No pasa nada. Lo hiciste ayer.
—Sí, y aquí estás, actuando extraño. No es muy bueno para mi
autoestima.
Oh, mierda. No había pensado en eso. Por supuesto, pensaría que
se trataba sobre eso. Me muerdo el labio, sin saber muy bien cómo
proceder. No quiero contarle la mierda de ayer, pero siento que necesito
hacerlo, para que no esté atrapado en su cabeza. —Ese no es el problema.
Su mirada es escrutadora mientras busca la mentira que no
encuentra. —¿Entonces cuál es? Estás actuando más raro de lo normal.
Espera, ¿qué? —¡Oye! No soy extraño—. ¿Lo soy?
Su hombro se levanta. —Lo eres un poco, pero no cambies de tema.
¿Qué he hecho? ¿Qué te está desanimando? Hoy apenas puedo llamarte
la atención. ¿A qué se debe? Desde que te conozco, no he conseguido que
dejes de mirarme. Entonces, ¿qué pasa?
El hecho de que pueda leerme así me demuestra: uno, que no soy
tan listo como creo, y dos, que me está leyendo más de lo que yo pensaba
y que debería ser un poco más cauto al respecto. Hay demasiado en juego
ahora mismo.
Me siento acorralado, pero ¿qué otra opción tengo? Lo último que
quiero es que reconstruya el muro que he estado derribando poco a poco.
—No quería decirte esto, porque no quería que te sintieras incómodo.
—¡Oh, Dios!—, gime, estirándose para cubrirse la cara. —¿Qué
pasa?
—Bueno, me dijiste algunas cosas anoche, y yo estaba tratando de
ser un…
—¿Qué dije? —Sus manos caen a los lados y su cara es una mezcla
de horror y preocupación, lo que aumenta mi inquietud.

~ 95 ~
t. ashleigh scandal

—Bueno…— Levanto la mano, me agarro la nuca y trato de pensar


en cómo decirlo. ¿Lo digo sin más? ¿Aumentarlo?
—Me estás matando—, ladra, levantando las manos.
—No sé cómo decirlo.
—Beck, lo juro por todo lo que tengo, si no me lo dices ahora…
—Sé que eres virgen—, suelto, arrepintiéndome al instante de
haberlo dicho así al ver su expresión de sorpresa. Buen trabajo, Beck.
Parpadea una, dos veces, mientras intenta asimilar la bomba
informativa que acabo de soltar. —Yo… ¿Qué?
—No es gran cosa y no me importa, pero sí, me lo dijiste anoche.
Se me queda mirando un momento y espero que salga corriendo,
así que cuando una sonora carcajada se escapa de sus labios, me quedo
aún más sorprendido. Le doy tiempo para que se recomponga, pero
tarda más de lo que esperaba. No sé si se trata de uno de esos momentos
en los que uno se ríe porque lo único que puede hacer es llorar o si está
en un punto de ruptura. Pero ninguna de las dos opciones es buena.
—¿Estás bien?
Me mira y se seca los ojos mientras se le pasa la risa. —Sí, sólo
mortificado y a la vez no sorprendido de que te haya contado mi secreto
más profundo. Quiero decir, tienes una manera de hacerme hacer eso.
¿Por qué?— Sacude la cabeza. —Lo siento mucho. ¿Te he hecho sentir
incómodo? ¿Es por eso que estás actuando así?
Maldición, realmente soy malo en esto de la amistad y el consuelo.
Deberían hacer una guía de amistades para principiantes. La compraría
sin dudarlo.
Camino hacia él, acortando la distancia que nos separa. —No, no
me siento incómodo. Me preocupaba cómo reaccionarías cuando te lo
dijera. No quería que te enfadaras.
Resopla. —Estoy más avergonzado que otra cosa. No quería que lo
supieras.

~ 96 ~
t. ashleigh scandal

Lo agarro de los brazos y se los aprieto, dejando que mis dedos se


deslicen por su suave piel. Rara vez lleva manga corta y yo me aprovecho
de ello. —Bueno no lo estés. No es nada malo.
—Tampoco es algo bueno.
—Creo que es más bien algo neutral.
Arquea una ceja, claramente divertido. —Lo dice el que no es
virgen.
Bueno, ahí me tiene. —Pasará cuando tenga que pasar. No hay por
qué estresarse.
Pone los ojos en blanco y me da un ligero empujón en el pecho. —
Ahora pareces una galleta de la suerte.
Cuando se ríe, se le ilumina toda la cara. Debería hacer eso más a
menudo. La alegría le sienta bien.
Me aclaro la garganta y me doy golpecitos en la sien. —Es la vejez.
Me da sabiduría.
—No eres lo bastante mayor para ser considerado ‘viejo’.
Me giro hacia la cascada y le hago un gesto para que me siga. —
Más viejo que tú.
—Sí, como un abuelo—, me responde, sin moverse de su sitio.
—Ven. No me obligues a hacerlo solo. Quítate los vaqueros y ven
aquí.
Estoy bromeando, pero toda su cara se sonroja, validando mi
afirmación. Tan jodidamente lindo.
—¿De verdad crees que soy lindo?
—Ya sabes la respuesta. Deja de buscar cumplidos.
No dice nada más y le doy tiempo para que decida qué quiere
hacer, yendo al agua. Me siento bien y me inclino hacia delante,
sumergiendo la cabeza bajo la corriente. Está fresca y al instante me
siento renovado. Justo lo que necesitaba.

~ 97 ~
t. ashleigh scandal

El agua se desliza por mi cuello y espalda cuando me alejo,


calmando mi piel acalorada.
—Oye, has empezado sin mí. Eso es de mala educación.
Levanto el puño mentalmente, contento de que haya decidido
venir por mí. Me preocupaba tener que perseguirlo.
—Sí, bueno…— Me quito un poco de agua de los ojos y me giro para
mirarlo. —Estabas tardando demasiado y yo…—. Se me traba la lengua
en la garganta y pierdo la capacidad de hablar.
Jodanme.
Austin está de pie a unos metros, con su camiseta y unos
calzoncillos negros ajustadísimos. ¿Quién iba a decir que unos
calzoncillos podían quedar tan bien?
—Eres…— Empiezo, pero no tengo ni idea de qué decir. Guapo.
Sexy. Impresionante. Tengo la polla a punto de reventar… sí, no digas
eso. —Eres precioso, Austin.
Su respiración se entrecorta y nos miramos fijamente. Sus ojos
están llenos de tanta emoción que no tengo ni idea de lo que ve cuando
me mira. Sólo sé que cuanto más tiempo pasemos aquí, todos mis
pensamientos racionales se disiparán poco a poco, dejándome sólo
deseo.
Doy un paso hacia él, cerrando el espacio que nos separa. Luego
observo su nuez de Adán mientras traga y sigo el movimiento, deseando
nada más que pellizcarla con mis dientes. Me detengo a medio metro,
observando cómo su pecho sube y baja rápidamente bajo la camisa. —
Austin. —Mi voz es ronca. —Necesito besarte.
Sus ojos se ponen vidriosos y se muerde el labio que estoy a punto
de saborear. Le agarro las mejillas con las palmas de las manos y lo miro
a los ojos, esperando a ver si me dice que no. Si se aparta o se echa atrás.
No lo hace, así que me inclino hacia él y cierro la brecha que nos separa.
Sus labios vacilan al principio y no presiono, solo le doy ligeros
picotazos hasta que está preparado. Sus manos suben para agarrarme
los antebrazos y gimo en su boca mientras aprieto un poco más. Es un
beso dulce. Nada que haya hecho antes con nadie. Es suave mientras
~ 98 ~
t. ashleigh scandal

nuestros labios se conocen y dejo que él tome el control. Permito que


este beso sea lo que él necesita que sea. Y es probablemente el mejor beso
que he tenido.
Normalmente no me gustan los besos, pero con Austin lo besaría
todos los días si me dejara.
La idea casi me hace apartar los labios. Realmente me vuelve
estúpido. Mi cerebro no da abasto. Estoy borracho de sus labios. Lo
culparemos a él de estos pensamientos irracionales; debo de estar bajo
el hechizo de sus besos. Sus labios son suaves como la almohada y, si no
fuera porque estoy casi seguro de que es su primer beso, estaría
mordiéndolos. Quiero adorar su boca. Apropiármela.
Se separa y nuestros pechos se agitan mientras intentamos
recuperar el aliento. Tiene las mejillas sonrojadas y los ojos ligeramente
vidriosos.
Lo miro fijamente a los ojos, incapaz de romper el control que
ejerce sobre mí.
Pienso… Quizá… Me estoy enamorando de este chico, lo que
significa que estoy completamente jodido.

~ 99 ~
t. ashleigh scandal

Doce
Austin
Después de leer por quinta vez la misma línea de mi libro
electrónico, me rindo, cierro el Kindle y lo dejo a mi lado en la hamaca.
No he podido concentrarme desde el beso de ayer.
Beck. Mierda. Me besó. A mí.
Me siento como si estuviera flotando. Viviendo en un sueño. Nunca
esperé que pasara, aunque realmente lo deseaba. Me gusta Beck. Es raro
decirlo porque nunca me gusta nadie. Simplemente hay algo en él. Ni
siquiera lo conozco, pero me hace sentir humano. Como si no fuera algo
roto, que necesita desesperadamente ser arreglado. ¿Cómo es que
alguien que apenas conozco puede despertar emociones tan profundas?
Quizá sea la diversión isleña que no sabía que necesitaba. Puedo
disfrutar de mi tiempo con Beck aquí y luego volver a mi vida con una
perspectiva totalmente diferente de mí mismo. Un romance relámpago,
pero sin la parte del amor. Eso es factible, ¿verdad? Puedo tener una
aventura. Mucha gente lo hace. Yo también puedo. Creo que esto sería
bueno para mí. Puede que no sea infalible, pero mi vida se ha ajustado a
un horario desde que tengo memoria. Tal vez es hora de que haga algo
un poco más imprudente. ¿Y qué es más imprudente que tener una
aventura de verano con un tipo que realmente no conoces?
Es agradable, no me juzga, y sexo con Beck, mierda. Ni siquiera
puedo imaginar lo bueno que sería. Si ese beso sirvió de algo, creo que
sería increíble. Me lo merezco. Diablos, lo necesito. ¿Pero cómo hago que
suceda? ¿Debería preguntarle si estaría abierto a la idea? No quiero
parecer desesperado, aunque lo estoy.
¿Y si no le interesa? Ese rechazo no sólo me dolería, sino que sería
muy embarazoso. Ahora estoy dando marcha atrás y recordando por qué
nunca me puse en contacto con él.
~ 100 ~
t. ashleigh scandal

¡Uf! Maldita sea, ¿por qué es tan difícil? Debería ser lo más fácil
del mundo. Me gustas, ¿te gusto? ¿Me gustas? ¿Sí? Bien, tengamos
sexo.
Juro que ligar parece más fácil en las películas. En serio, todo
parece más fácil en las películas. Culpo a Hollywood por todos mis
pensamientos erróneos sobre el amor, la familia y las relaciones. Son la
razón por la que al noventa por ciento de los estadounidenses se les
rompe el corazón. Ponemos las expectativas demasiado altas y luego nos
inundamos de decepción cuando no sucede.
O tal vez así es la vida y tengo que aguantarme.
De acuerdo, tengo que dejar de pensar en esto por ahora. Está claro
que no tengo ni idea de qué diablos quiero hacer y estresarme por ello
no va a ayudar en nada. Voy a volver a leer. Dejaré que mi cerebro se
centre en algo que no sea Beck durante un rato.
Agarro mi Kindle y estoy a punto de abrirlo cuando de repente me
lo arrebatan.
—¿Qué carajo?— Grito, me quito las gafas de sol y me incorporo.
Mi disgusto se convierte en terror cuando veo al mono de mi primera
noche aquí. Está cerca, de pie a un lado de la hamaca, mirándome
fijamente, y mi instinto de lucha o huida entra en acción, haciéndome
dar un salto hacia atrás y caerme de la hamaca.
Bueno, yo diría más bien caída. Mi pierna izquierda queda
atrapada en la cuerda, lo que hace que la mitad inferior de mi cuerpo
cuelgue del suelo mientras mi hombro, mi cabeza y la parte superior de
mi espalda chocan contra el suelo con un crujido que me deja sin aliento.
Miro al cielo con los ojos muy abiertos, la boca abierta, esperando
a que mis pulmones vuelvan a funcionar. Juro por Dios que este mono
quiere matarme.
Por fin me llega el aire, junto con un ataque de tos, y los ojos me
lagrimean mientras intento orientarme. Me duele la cabeza por el golpe
contra la cubierta y me toco el punto dolorido, sorprendido de no
encontrar sangre. Al menos eso es bueno.

~ 101 ~
t. ashleigh scandal

Oigo el golpeteo de unos pies y miro a tiempo para ver al mono que
se acomoda en la cubierta con mi Kindle bajo el brazo. Pequeño bastarde.
—Devuélvemelo—, le digo a mordiscos, muy enfadado por la situación.
Intento incorporarme, pero no lo consigo. Es casi imposible
mantenerme erguido con la pierna atrapada en la hamaca.
El mono, Bob, creo que lo llama John, hace un ruido que parece
una risita. Lo cual es absurdo. Es un maldito mono, por el amor de Dios.
Me recuesto una vez más, intentando recuperar el aliento.
Esto es una locura, pero juro que Bob me mira con suficiencia. Casi
como si dijera: Atrápame si puedes.
Sí, creo que me golpeé la cabeza mucho más fuerte de lo que
pensaba. Y no estoy seguro de cómo voy a sacar la pierna mientras estoy
colgando así. De repente me invade el pánico al darme cuenta de que
podría quedarme atrapado así durante un tiempo. ¿Y si nadie viene a ver
cómo estoy? ¿Y entonces qué?
—¡Socorro!— Grito, con la esperanza de que alguien pueda oírme.
Aunque la posibilidad es muy remota, teniendo en cuenta que el único
otro bungalow está a metros de distancia. —¡Socorro!
Bob hace gestos con las manos, como si estuviéramos jugando a las
adivinanzas, lo que no hace más que aumentar mi ansiedad. Porque si
esto realmente está pasando, significa que podría tener una conmoción
cerebral o una hemorragia cerebral.
—¡Socorro!— Lo intento de nuevo, sonando más frenético esta vez.
—¡Socorro!— Grito y grito hasta que me duele la garganta, pero sigue sin
venir nadie. Muevo el pie para intentar soltarme, pero el pánico acaba
empeorando las cosas. Esto es malo, muy, muy malo. —¿Puedes ir a
buscar ayuda o algo?— Le pregunto a Bob… sí. Okey. Es hora de aceptar
mi destino. Voy a morir aquí, en la cubierta de mi bungalow, junto al
mono más psicótico que jamás haya existido. Me pregunto qué dirá mi
obituario, o qué tipo de historia se inventarán los periodicuchos de
cotilleos.
¿Le importará a mi padre? ¿Me echará de menos?
—¿Austin?—, grita alguien, y me levanto de un salto, agarrándome
la cabeza y haciendo una mueca de dolor por el movimiento brusco. Sí,
~ 102 ~
t. ashleigh scandal

definitivamente no debería volver a hacerlo. —¿Austin?—, vuelve a gritar


la voz preocupada.
—Aquí fuera. Necesito ayuda—, le grito.
Oigo chapoteos y golpes, como si alguien intentara trepar por la
cubierta, antes de que un ruido húmedo llegue a mis oídos y vea a Beck,
chorreando y sin aliento, con los ojos un poco desorbitados mientras me
busca. Cuando por fin me ve, se detiene, con las cejas levantadas en señal
de sorpresa. Sí, estoy seguro de que soy todo un espectáculo. —¿Qué ha
pasado?—, pregunta, corriendo a ayudarme.
—El maldito mono—. Me giro hacia donde estaba Bob segundos
antes, sólo para encontrar el espacio vacío. Mis ojos recorren la cubierta,
pero por supuesto no está por ninguna parte. Beck ahora me mira
fijamente, un poco inseguro, y yo quiero caer por un maldito agujero en
el suelo. —Juro que había un mono. Se llama Bob—. Sí, sé cómo suena
eso.
Su cara no tiene precio y veo que vuelve a mirar a su alrededor
como buscando al equipo de cámaras de Punk’d9. ¿Por qué ha tenido que
ser él, entre todas las personas, quien salga en mi ayuda? —¿Con qué
fuerza te golpeaste la cabeza?—. Se inclina y me mira a los ojos. Jesús, su
mirada penetrante es intensa como la mierda. Se sienta y me pone la
mano delante de la cara. —¿Cuántos dedos tengo levantados?
Dios, esto es humillante. —Dos, idiotas—, murmuro, empujándolo
ligeramente. —¿Puedes sacarme, por favor? Se me está entumeciendo la
pierna.
—¡Mierda, claro! Lo siento.
Tarda mucho más de lo que me gustaría admitir y acaba teniendo
que cortar parte de la hamaca para liberarme. Literalmente no tiene
sentido cómo me enredé tanto, pero me atengo al hecho de que si algo
bizarro le puede pasar a cualquiera, me pasará a mí. Mi suerte es una
completa basura.
Me ayuda a levantarme, y yo hago una mueca de dolor, frotándome
la espalda y la cabeza. Me coge la cabeza con las manos suavemente,

9
Programa popular de MTV del año 2003 dirigido por Ashton Kutcher.

~ 103 ~
t. ashleigh scandal

inclinándola como para acceder a los daños. —¿Te llevo a que te


atiendan?
¡Oh, Dios!
Es lo último que necesito. Ya me siento tonto por mis
pensamientos dramáticos de antes. Tener a Beck viéndome es suficiente.
—Estoy bien.— Sólo tengo un poco de dolor de cabeza, y mi tobillo está
palpitando un poco.
—¿Estás segura? ¿Quizás pueda llamar a John y preguntarle si
alguien puede venir a revisarte al menos?—. Parece preocupado, y me
gusta que se preocupe.
Le miro el pecho y observo la mancha de sangre roja que empapa
su camiseta blanca húmeda. —Joder, Beck. ¿Y tú?—. Sin pensármelo, le
agarro por debajo de la camiseta y se la subo para ver la herida. No es
grave, sólo un rasguño. Probablemente de cuando saltó sobre la maldita
cubierta como una especie de superhéroe. —Vamos, hay un botiquín de
primeros auxilios en mi baño. Vamos a limpiar esto—. Le agarro del
brazo, tirando de él hacia el baño, mientras cojeo sobre mi pierna
dolorida.
—Ni siquiera puedes andar del todo e intentas cuidar de mí—. Pone
la mano donde le estoy tirando y me detiene en el teléfono de la cocina.
—Estoy bien. Es sólo un rasguño. Deja que llame a alguien para que
venga a verte.
Frunzo el ceño y me giro para mirarle. —No soy yo el que sangra.
—¿Qué te parece esto? Tú revisas mi herida y yo llamo a alguien
para que venga a mirarte.
Me lo pienso un momento antes de aceptar. Supongo que no me
vendrá mal que alguien se asegure de que no estoy conmocionado. —
Bien, tú ganas.
—Pensé que lo verías a mi manera. —Sonríe y yo pongo los ojos en
blanco, lo empujo y me dirijo al baño para que pueda llamar por teléfono.
Bajo el lavabo hay un botiquín de primeros auxilios, lo saco y
agarro unas toallitas con alcohol y una pomada antibiótica. No es grave,
solo un rasguño, así que con lo que tengo fuera debería bastar. Oigo sus
~ 104 ~
t. ashleigh scandal

pasos y me giro para verlo apoyado en el marco de la puerta del baño,


con una sonrisa burlona en los labios. —Bueno, enfermero Austin, el
médico del complejo llegará enseguida.
—Qué cursi eres—. Me muerdo la mejilla para que no se me note la
sonrisa. —Ahora, ven aquí. Vamos a que te atiendan.
—Sí, señor—, dice con ese tono ronco que me hace desmayarme
por dentro. Es tan sexy. Sigo intentando encontrarle defectos y no hay
ninguno. Bueno, a menos que cuente su torpe extrañeza, pero
sinceramente me parece entrañable.
Se quita la camisa húmeda y la tira al suelo del baño antes de
dejarse caer en el asiento del váter. Hacía mucho tiempo, si es que alguna
vez lo había hecho, que nadie me afectaba como Beck, y sería un estúpido
si no intentara acostarme con él mientras pudiera.
Abro la toallita con alcohol y me sitúo entre sus muslos separados.
Intento mantener la calma, pero mis entrañas hacen locuras. Estamos
cerca. Puedo oler su aftershave, ver la barba incipiente que le recorre la
mandíbula y sus ojos. Malditos ojos.
Aparto la mirada, saco la toallita y la aprieto contra su pecho.
—Mierda. —Hace un gesto de dolor. —Eso quema.
Hago un poco de presión y se la paso por el corte. —Eso significa
que funciona.
—Eso que dices es muy duro. ¿No se supone que debe besar mejor
mis boo boos, enfermero Austin?—. Pone mala cara. Pretende ser
simpático, pero en cuanto veo su boca, vuelvo a pensar en ayer y en lo
bien que le sientan.
Sin pensarlo, me inclino y aprieto los labios contra los suyos. Es un
picotazo rápido, y me encanta el grito de sorpresa que suelta. Me aparto
y encuentro fuerzas para mirarle a los ojos. —Querías un beso. ¿Ha
funcionado? ¿Te sientes mejor? —No tengo ni idea de dónde ha salido
este coraje, pero estoy aquí por él.
No dice nada. Ni siquiera se mueve y pienso que tal vez he ido
demasiado lejos. Estoy a punto de disculparme cuando sus manos suben

~ 105 ~
t. ashleigh scandal

para agarrarme la cara y me atrae hacia sí, estampando sus labios contra
los míos.
El beso es explosivo. Nada que ver con la suave y lenta primera vez.
Me devora. Me muerde el labio inferior antes de pasar la lengua
por la carne. Me siento bien. Tan bien que quiero más. Quiero besarlo
toda la noche. Sus manos se acercan a mis caderas y me cambia de
posición, tirando de mí para que me siente en su regazo. Dejo el material
médico en el suelo y levanto una mano y la deslizo por su pelo,
disfrutando del tacto de las gruesas hebras entre mis dedos, mientras la
otra se posa en sus hombros.
Gime, y el sonido sale de su boca y llega a la mía. Sus manos me
sujetan por las caderas y me arrastra hacia delante, haciendo que me
deslice sobre su erección.
Jadeo y separo los labios de los suyos para ver su expresión. Lo
siento muy grande debajo de mí y casi me asusto de nuestra posición
antes de recordarme a mí mismo que es Beck. Nunca ha hecho nada que
me haga sentir incómodo y debo confiar en que seguirá siendo así.
Su pecho se agita y su expresión está llena de deseo mientras
espera a que haga algo. No me cabe duda de que si me levantara ahora
mismo, no me detendría. Pero no quiero levantarme. No quiero que esto
termine. No quiero parar esto.
Así que me inclino y aprieto nuestros labios una vez más,
intentando no gemir de lo bien que me siento. Nuestras manos están por
todas partes. Nos tocamos y nos agarramos, y estoy a cinco segundos de
rogarle que me folle aquí mismo cuando oigo un fuerte jadeo seguido de
un ‘lo siento’.
En un santiamén, me levanto de Beck y me dirijo al otro lado del
baño, intentando ignorar el dolor de mi tobillo. Mi mirada se abre de par
en par mientras busco la fuente y veo a un tipo igualmente alarmado
vestido con bata en la puerta abierta del baño.
—Lo siento mucho, Sr. O’Kane. Llamé a la puerta. Unas cuantas
veces, pero como no contestó, pensé que había pasado algo, así que
entré.

~ 106 ~
t. ashleigh scandal

—No, está bien. No es culpa suya. Sólo… nos dejamos llevar—. Es


una forma de decirlo. Esbozo una sonrisa, sintiéndome como un idiota.
—Siento mi descuido.
—Sí, nos dejamos llevar—, dice finalmente Beck, levantándose del
asiento del inodoro. Oh, Dios. Acabo de liarme con Beck en el váter y me
ha pillado un maldito profesional médico. Esta mierda no puede ser
peor. —Quiero decir, tiendo a dejarme llevar con este tipo—, añade Beck,
dándome un pequeño golpe en el hombro. —¿Verdad, amigo?— Suelta
una risita incómoda y yo me lo quedo mirando, con los ojos muy
abiertos.
Estaba equivocado. Al parecer, puede ir a peor.

~ 107 ~
t. ashleigh scandal

Trece
Austin
La buena noticia es que no tuve una conmoción cerebral ni un
tobillo roto.
¿La mala noticia? Beck era la persona más incómoda de la historia.
Juro que nunca he visto nada como la forma en que actuó mientras el
médico me estaba revisando. Normalmente irradia mucha confianza y
arrogancia, así que fue divertido ver ese lado de él. Anoche se marchó
poco después de ver al médico, porque estaba claro que necesitaba
orientarse.
Pobre hombre.
A pesar de lo raro que actuó, me gustó.
Me gusta y después de ese beso, no tengo ninguna duda de que es
el tipo con el que quiero tener sexo por primera vez. ¿Quién iba a pensar
que Black Diamond podría llegar a ser bueno para mí? Quizá pueda
agradecérselo a mi hermano si vuelvo a hablar con él. Primero le daré un
puñetazo por ser un idiota y luego le agradeceré que me llevara hasta
Beck.
Se merece un puñetazo, aunque pensarlo me haga sentir como un
imbécil. Es curioso cómo puede tenderme una trampa para un extraño
escándalo orgiástico y ni pestañear, pero yo estoy aquí sintiéndome
como una mierda por siquiera pensar en un puñetazo.
Sí, no somos iguales. Pero eso ya lo sabía.
Deja de pensar en Aaron. Está arruinando tu humor. Piensa en
Beck.
Me refunfuña el estómago y casi me rio por la intrusión.

~ 108 ~
t. ashleigh scandal

Me levanto de la cama, voy a la cocina, rebusco y veo los restos de


pizza que estoy a punto de destrozar. La agarro junto con un vaso de agua
y me dirijo al sofá. Están poniendo Friends y me acomodo en el asiento,
equilibrando el plato sobre las rodillas mientras veo a Ross explicar a
todo el mundo que Rachel y él se han tomado un descanso. Estoy de
acuerdo con Rachel.
Me acabo la pizza y me pierdo en las repeticiones. No sé cuánto
tiempo pasa, pero estoy a punto de dormirme cuando suenan los tan
esperados golpes en mi puerta. Después de respirar tranquilamente, me
dirijo a la puerta despacio, intentando no precipitarme y parecer un loco
o hacerle creer que lo estaba esperando. No lo estaba. Claro que sí.
—¡Hola!—, grito prácticamente, abriendo la puerta con demasiada
fuerza. Sí, definitivamente haciéndome parecer indiferente, pienso
sarcásticamente.
Beck está sonriendo, por supuesto, cuando lo recibo. —¿Te acabas
de despertar?
—Estaba dormitando en el sofá—. Perdido en pensamientos sobre
ti.
—Eso suena bien—. Me tiende una bolsa grande y la agita. —
¿Puedo pasar? He traído juegos.
Le hago señas para que entre y vuelvo a mi sitio en el sofá. —¿Qué
clase de juegos?
Se encoge de hombros y me da la bolsa. —Son de John. Bueno, del
personal. Le pregunté si tenían algo que pudiera comprar aparte de
cartas y me dijo que no. Hoy me ha traído el desayuno y tenía esto. Dijo
que eran los juegos del resto de la tripulación, pero que me los prestaría
por el día.
—Muy amable—. Abro la bolsa y saco los juegos uno a uno.
Tenemos Yahtzee, Uno, Damas, Jenga y Conecta Cuatro. —No está mal.
Aunque nunca he jugado al Yahtzee. ¿Y tú?
Mueve la cabeza, mirando los juegos, un poco perplejo. —No puedo
decir que haya jugado a ninguno de estos—, dice, sentándose a mi lado
en el sofá.

~ 109 ~
t. ashleigh scandal

—No sé por qué me sorprende tanto como a mí. Probablemente te


sorprenda que los haya tocado. Probablemente no lo habría hecho de no
haber sido por mis niñeras. Eran más como mis amigas que como
empleadas—. Agarro los bloques de Jenga, decidiendo que empezaremos
con eso primero. —¿Alguna objeción al Jenga?
—Ninguna.— Dice frotándose las manos. —Hagámoslo.
—Esto se explica solo—. Le doy la vuelta a la caja y empiezo a
construir una torre.
Se da cuenta y me ayuda a apilar los bloques en filas de tres. —
¿Todavía hablas con tus niñeras?
Hago una pausa, negando rápidamente con la cabeza. —Oh, no. Mi
última niñera fue… ¿en quinto curso? Así que ha pasado un tiempo.
Cuando Aaron y yo entramos en secundaria, dejamos de tenerlas. Me
sorprende que las tuviéramos tanto tiempo.
—Entendido. Eso tiene sentido—, añade, apilando el último bloque
encima. —¿Quieres ir primero?
Me encojo de hombros, me inclino hacia delante y fácilmente
deslizo uno en el punto muerto antes de colocarlo encima, comenzando
una nueva fila. —Tu turno
Él mira la pila durante varios segundos antes de sacar una cerca
del fondo. —Ahora, tú.
—¿Siempre eres tan preciso cuando juegas a algo sencillo?—.
Bromeo, moviendo rápidamente una pieza lateral.
Se pasa el pulgar por la barbilla mientras mira la pila. —Yo diría
que metódico—. Tarda un minuto en mover otra ficha y yo me esfuerzo
por contener la sonrisa.
—Si te pones así por un Jenga, ¿cómo vamos a terminar una
partida de damas?
Se apoya en el sofá y me mira divertido. —Supongo que es bueno
que tengamos tanto tiempo libre.

~ 110 ~
t. ashleigh scandal

Hay algo insinuante en su tono y me viene a la mente nuestra


sesión de besos de anoche. Ojalá no hubiera llamado a ese maldito
médico. Me pregunto hasta dónde habríamos llegado.
No, hasta ahí no. No necesito que se me ponga dura ahora.
Vamos y venimos, tirando y apilando durante varios minutos
mientras hablamos sin rumbo de nada. Otra cosa que hacemos, es
extraño. Sé que su color favorito es el azul y algunos otros datos básicos,
pero nada más. Es un libro cerrado. Sólo quiere saber cosas de mí. No sé
si es porque no estoy acostumbrado a hablar de mí mismo o qué, pero
cuando me pregunta cosas, tiendo a seguir y seguir. Como si fuera mi
terapeuta.
La torre se tambalea más con cada tirón. —Se me va a caer encima.
Lo sé—, gimo, empujando una pieza del medio tan despacio como puedo.
Se tambalea pero no se cae, menos mal.
—No me eches encima ese mal yuyu—. Es muy lindo, mordiéndose
el labio mientras intenta y no consigue mover otro bloque. —¡Maldita
sea!
Veo como caen todos los bloques y me levanto de un salto,
haciendo un baile de la victoria. —¡SÍ! He ganado. No me lo puedo creer.
Sr. Metódico, creo que necesita un nuevo sistema. Puedo sugerirle el
método de agarrar y listo.
Su ceja se levanta. —Oh, puedes sugerir eso, ¿eh?— Entonces me
agarra, me tira encima de él y suelto un gruñido de sorpresa al caer sobre
su regazo.
—¡Eh!—, chillo, intentando zafarme de él mientras me mete
debajo. —No te tomaba por un mal perdedor—, bromeo, levantándome
e intentando zafarme de su agarre.
—Te enseñaré a ser un mal perdedor—. Entonces hace algo que
nunca esperaría de él. Con una mano me sujeta los brazos por encima de
la cabeza, la otra se desliza hasta mi costado y empieza a hacerme
cosquillas.
—¡Oh. Beck!— chillo, retorciéndome y riéndome mientras intento
zafarme de su agarre. —¡Lo siento!— Mi voz es sibilante mientras me rio.

~ 111 ~
t. ashleigh scandal

—¿Lo sientes?— Su tono profundo y burlón llega a mis oídos y


quiero enfadarme con él por esto, pero no puedo estarlo cuando me rio
como lo estoy haciendo.
—Bien. De acuerdo ¡Me rindo!— Consigo decir entre mis
carcajadas. Deja de hacerme cosquillas y deja que su mano se apoye en
mi estómago. Tengo los ojos cerrados, estoy seguro de que sonrío como
un idiota y mi pecho sube y baja rápidamente mientras intento recuperar
el aliento. —Eres un tonto.
No dice nada y abro los ojos para captar su mirada penetrante.
Maldita sea, es tan intenso. Mi cuerpo se calienta, todas las bromas
desaparecen en un instante, sustituidas por la conciencia sexual. Su
cuerpo se estira sobre el mío. Sus muslos y caderas se engarzan mientras
su mano izquierda sujeta las mías y la derecha dibuja perezosos patrones
en mi vientre. Me siento bien. Me muerdo el labio y su mirada
hambrienta se desliza hacia arriba para observar el movimiento.
—Austin, quiero besarte otra vez—. El tono grave me dice que está
tan afectado por mí como yo por él. Me sube el ego. No puedo creer que
tenga a este hombre tan bueno aquí y que realmente me quiera.
No sé de dónde saco el coraje. Llámalo el calor del momento, pero
levanto la cabeza, dándole la invitación que necesita para cerrar la
brecha entre nosotros. Es voraz.
Gimo y abro la boca cuando su lengua se desliza y se enreda con la
mía. Me siento tan bien. Mi polla está dura y muevo las caderas
involuntariamente, necesitando algo de fricción. Nuestras ingles se
encuentran y siento también su dureza. Me desea tanto como yo a él.
—Mierda—, gruñe después de separar sus labios de los míos. Deja
caer la cabeza hacia delante, juntando nuestras frentes. —Debería
parar—, susurra antes de volver a besarme.
Me alegro de que no pare porque no quiero que lo haga. Sólo quiero
más. Más sensaciones, más caricias. Más de él sobre mí, dentro de mí.
Por todas partes.
Su mano no se detiene, me roza el pezón y me levanto del sofá. —
Oh, Dios.

~ 112 ~
t. ashleigh scandal

—¿Te gusta? —Su voz es ronca y estoy seguro de que podría


correrme solo con ese roce.
—Sí, me gusta. Me encanta y quiero más—. Sueno desesperado, y
tal vez debería importarme, pero sinceramente, ahora mismo no lo
tengo.
—Eres tan sexy así, Austin. Extendido, jadeando, rogándome que
te toque. ¿Quieres que te toque aquí?—. Arrastra su mano por mi pecho,
burlonamente despacio. Sí, definitivamente va a matarme.
—Más abajo—. Jadeo, balanceando las caderas hacia él.
—¿Aquí?—, susurra, bajando hasta mi estómago. Me estoy
frustrando. Estar excitado le hace eso a un chico.
—Sabes dónde quiero que me toques. Así que hazlo ya.
—Eres tan mandón cuando estás excitado—. Sus ojos están llenos
de deseo, y la sonrisa diabólica en sus labios sólo lo hace diez veces más
caliente.
—Por favor. Sí, no me importa suplicar. Tócame.
Me mira fijamente y sus dedos bajan hasta las tiras de mi sudadera
y mis bóxers. Tantea el material y estoy a cinco segundos de estallar
cuando por fin mete la mano.
Me cago en la puta. Cierro los ojos y levanto las caderas cuando
toca mi pene. —Mmm—. El sonido se me escapa antes de que tenga
tiempo de volver a respirar. Esto lo es todo. Nada como hacerlo yo
mismo.
—Mierda. Estás empapado—, ronronea, y mis mejillas se calientan
de vergüenza. —Tu polla está desesperada por algo de atención, ¿eh? —
¿Por qué demonios sus palabras son tan calientes?
—Mierda—. Ay, Dios. Es demasiado. Se me doblan los dedos de los
pies y cierro los ojos, dejando que mi cuerpo se funda con el sofá
mientras él me masturba. Su mano se desliza lentamente por mi pene y
utiliza mi presemen para guiarse. —Es tan bueno. —Gimo y mi espalda
se arquea mientras busco su mano. Sus labios me rozan la barbilla, me

~ 113 ~
t. ashleigh scandal

chupan la mandíbula, y por primera vez deseo no llevar un maldito


cuello de tortuga. Quiero sentirlo por todas partes.
—Eres lo más sexy que he visto en mi vida. No sabes cuánto deseo
desnudarte y adorar cada centímetro cuadrado de tu cuerpo—. Jadea
sobre mí, su aliento caliente se desliza por mis labios mientras empuja
hasta el final. Necesito verle los ojos. Le echo un vistazo y, efectivamente,
me mira como si quisiera comerme vivo.
—¡Beck!— Grito, balanceando las caderas contra su mano mientras
me corro, cubriéndolo a él y el interior de mis bóxers con mi semilla.
—Mierda, mierda—, grita, sentándose y metiéndose la mano
cubierta de semen en los calzoncillos, masturbándose.
Es tan caliente. Se bombea la polla con unos tirones rápidos antes
de soltar un gemido gutural, corriéndose él mismo. Si no fuera porque
acabo de correrme, estaría como una roca.
Se deja caer hacia delante, con el cuerpo pegado al mío, y yo me
levanto, le rodeo la espalda con los brazos y me aferro a él con fuerza. Lo
siento tan bien contra mí que, aunque sé que es una idea terrible, dejo
que mi mente y mis sentimientos vaguen por caminos que no tienen por
qué tomar: posibilidades del futuro que podríamos tener juntos. Y
aunque suene muy bien, sé que nunca será posible para nosotros.

~ 114 ~
t. ashleigh scandal

Catorce
Beckett
—Sr. Taylor. ¿Cómo va su estancia?— me pregunta Holden con una
sonrisa de complicidad.
Me muerdo el interior de la mejilla para intentar reprimir mi
propia sonrisa. —Va bien. Encontré la cascada hace unos días.
—Ah, la cascada. Un lugar tan divertido. Eso es algo que me gusta
de Black Diamond. Tiene un poco de misterio. Nunca sabes lo que
encontrarás cuando exploras—. Agarra un vaso, inclinando la botella de
tequila en mi dirección. —¿Margarita?
—Por favor, con extra de lima.
Asiente y busca los ingredientes. —De acuerdo.
—¿Noche tranquila?— pregunto, observando la barra medio vacía.
—Se calmó hace una hora. Suele pasar a estas horas, la gente vuelve
a sus villas a pasar la noche. ¿Y tú? Te has levantado tarde—. Me pone la
copa delante y yo la agarro, dando un sorbo al instante.
—No podía dormir—. Me encojo de hombros, pasando los dedos
por el borde del vaso frío. —Pensé en tomar algo para relajarme un poco.
—Lo entiendo. Yo también soy así a veces. Deberías ir a las termas
una vez que estés aquí. Te ayudará a relajarte.
—Ooh, ¿dónde es eso?
Se lleva un dedo a los labios, indicando que guarde silencio. —Es
otro secreto de la isla. Como la cascada—. Guiña un ojo, apoyando los
codos en la barra. —Ve por donde fuiste a la cascada, pero sigue. Camina
unos 800 metros más. Mucha gente se detiene ahí, sin darse cuenta de
que hay más por explorar. También hay algunas cuevas. Realmente

~ 115 ~
t. ashleigh scandal

bueno para conseguir un poco de… CTA10 privado, si sabes a lo que me


refiero.
Oh, sé lo que quieres decir, y no me importaría tener todo el CTA
con Austin. —Eso suena como algo que tengo que comprobar.
—Es genial. Ojalá no estuviera tan oscuro por la noche. Es
agradable relajarse y ver las estrellas. Pero da mucho miedo volver a
través de los árboles en la oscuridad. No me gustan las serpientes, me
asustan y tengo miedo de encontrarme con una en la oscuridad y que me
coma el pie o algo así.
Resoplo, bebiendo el resto de mi bebida. —A mí tampoco me
gustan las serpientes, así que te entiendo.
Se estremece, agarra el tequila y me prepara otro trago. —
Cualquier animal sin brazos ni piernas es un animal con el que no follo.
No puedo pasar del deslizamiento. Me da asco.
—Brindo por eso—. Vuelvo a inclinar la copa, me encanta el sabor
a lima.
—Hablando de animales…—, se detiene, con los ojos fijos en algo a
mi izquierda. Me giro y casi me caigo del taburete cuando veo un maldito
mono sentado en la barra a mi lado.
—¡Mierda!— grito, retrocediendo a trompicones. Los tipos que
están al final de la barra se ríen y yo los fulmino con la mirada, sin
importarme que sean más que yo y que perdería en una pelea.
—Bob, bájate de la barra—, dice Holden, y mi mirada se dirige
hacia él, sorprendido, olvidando todo el enfado.
—¿Bob?
—Lo sé. —Suspira, encogiéndose de hombros. —Es un desastre.
Juro que este mono es más listo que cualquier humano que haya
conocido—. Veo cómo Bob salta, agarrándose a una parte del techo antes
de balancearse y aterrizar sobre el hombro de Holden.
Me quedo de piedra. Es imposible que esté oyendo y viendo esto
correctamente. Austin estaba diciendo la verdad entonces. Es una

10
Cuidado Tierno y Amoroso' en el original es tender loving care (TLC), lo adaptamos al española. ^^

~ 116 ~
t. ashleigh scandal

locura. —Entonces, es como… ¿tu mascota?— Eso es genial. La mayoría


de la gente tiene gatos y perros, pero supongo que un mono funciona.
Resopla, mirando al mono reseco sobre él. —Si se lo preguntaras,
probablemente diría que soy el suyo.
Bob asiente con la cabeza como si lo entendiera y yo casi jadeo
porque ¡¿qué carajo?! ¿Es una broma?
Bob baja de un salto de su sitio en el hombro de Holden y se acerca
a los tipos que se estaban riendo de mí hace un minuto. Por supuesto,
están confabulados.
Arreglo mi silla y vuelvo a sentarme. —Creo que necesito un trago
después de eso.
—Eso puedo hacerlo. ¿Una vuelta al arbusto de frambuesas?
—Eso funcionará.
Se pone a preparar mi chupito, y miro a Bob mientras agarra uno
de los puros del tipo y empieza a fumárselo. Es lo más raro que he visto
nunca.
—Aquí tienes.
No pierdo tiempo en agarrar el chupito y devolvérselo. —Sí, esas
cosas son peligrosas. Ni siquiera puedo saborear el alcohol. Podría
beberme fácilmente cuatro de esos espalda con espalda.
—Tuve un tipo al que le gustaban tanto que quería que le hiciera
una versión de bebida completa, que eran básicamente seis chupitos en
un vaso—. Sacude la cabeza. —Nunca he visto tanto vómito rosa en mi
vida.
—Sí, soy bueno en eso—. Agito un poco la mano. No he vomitado
por beber desde mi adolescencia y no quiero revivir eso.
Los alborotadores del final de la fiesta animan, y me giro a tiempo
de ver cómo Bob le arranca un sombrero de fieltro de la cabeza a uno de
ellos antes de que se levante y se dirija de nuevo a Holden. No estoy lo
bastante borracho para esto.

~ 117 ~
t. ashleigh scandal

—¿Dónde está el Sr. O’Kane? Ya está en la cama…— pregunta


Holden, atrayendo de nuevo mi atención hacia él.
Levanto una ceja y lo miro divertido. —Bueno, eres tan sutil como
un ladrillo a través de una ventana.
—Es el encanto del camarero—. Me guiña un ojo. —Cuéntame.
¿Cómo te va?— Se inclina hacia mí y mis ojos siguen a Bob, tan
interesado en mi historia como Holden. Sí, es el animal más inteligente
que he visto nunca.
Me muerdo el labio, inseguro de cuánta información quiero
divulgar. —Es bonito.
Espera a que diga algo más y, cuando no lo hago, suspira con
fuerza. —Ugh, vamos. Puedes hacerlo mejor, ¿verdad, Bob?
Bob asiente, y casi se cae el sombrero de fieltro en el proceso. De
acuerdo, tengo que admitir que el mono es genial.
Le doy vueltas a las cosas en mi cabeza, buscando qué decir. —No
se me dan bien estas cosas. Hablar de mis sentimientos. Es una mierda—
. Como todos los sentimientos: no son para mí.
—Bueno, he oído que John les ha llevado algunos juegos.— Se
desliza con indiferencia, pero claramente buscando información.
—Chismeando como viejecitas. Casi puedo imaginármelos, de
vuelta en sus bungalows, sentados alrededor de una mesa de cartas
contando historias sobre los invitados.
Holden se encoge de hombros, como si le importara un carajo. —
Eso sí nos importa. Las cosas que podría contarte te dejarían
boquiabierto—. Sus ojos brillan de placer y esas palabras suelen ser las
que hacen que el reportero que hay en mí se ponga al borde de mi
asiento, dispuesto a desmenuzar su cerebro. Holden es el informante. El
tipo al que yo estaría cortejando, intentando que me diera toda la
información sobre Black Diamond. Pero en vez de eso, voy por un
camino completamente diferente, probándome lo ido que estoy por
Austin O’Kane.
Así que a pesar de mi aprensión, decido sacarme la mierda confusa
de la cabeza. Tal vez despeje mi cerebro lo suficiente como para volver a
~ 118 ~
t. ashleigh scandal

concentrarme como el viejo Beck. —Él no es como pensé que sería. Me


siento atraído por él. Eso es nuevo para mí. No soy el tipo de hombre que
persigue. Soy más bien un playboy y, sin embargo, desde que él está en
mi radar, no he sido capaz de centrarme en otra cosa.
¿Estoy realmente borracho confesándome a mi camarero ahora
mismo? Diablos, ni siquiera estoy borracho, sólo estoy purgando todos
mis sentimientos.
—Lo entiendo más de lo que crees. Es lo que tiene el amor. Se cuela
y te muerde en el culo cuando menos te lo esperas.
—¿Amor?— Suelto antes de poder contenerme. Levanto la mano y
me rasco la nuca mientras no sé qué decir. —No es que lo conozca desde
hace mucho. No sé si podríamos llamarlo amor.
Se encoge de hombros, lanzándome una mirada que grita ‘ya lo he
vivido, ya lo he hecho’. Y la negación es un río en Egipto. —Sólo digo que
lo entiendo. No pierdas el tiempo intentando fingir que no está pasando
o alejándolo. Esa mierda tampoco funciona. Abraza los sentimientos,
déjalos hacer lo suyo. Asustarte, sofocarte, lo que sea—. Agita una mano.
—Cuando superes el miedo, te alegrarás de haberlo hecho.
Contemplo sus palabras, preguntándome si es posible tener
sentimientos así después de unas pocas semanas. Quiero decir, esto no
es un cuento de hadas. Cosas así no pasan en la vida real.
—Le estás dando demasiadas vueltas. Sólo aguanta por tu vida y
disfruta del viaje.
Oh, eso no es bueno. —Eres un terrible terapeuta de bar.— Miro a
Bob. —Bueno, ¿y tú? ¿Algún consejo?
Bob se encoge de hombros, baja de un salto de su sitio en Holden
y rebusca en algo detrás de la barra que no puedo ver antes de volver y
entregarme… —¿Lubricante?
Holden se ríe y Bob me da una palmada en el brazo antes de
alejarse, con el gorro y todo. —Es lubricante de hierbas. No hace falta
que lo uses. Es otro producto básico de la isla. Al parecer, Bob quería
darte una muestra para mejorar tu experiencia mientras estés aquí.

~ 119 ~
t. ashleigh scandal

Mi boca se abre y se cierra una docena de veces, pero no sale


ninguna palabra mientras miro fijamente la botella. Es la décima vez en
una hora que algo me sorprende. Tal vez no debería venir aquí a beber
con Holden. Entre él y Bob, están jugando demasiado con mi cabeza.
—Entonces… ¿quieres otro chupito?—, me pregunta, y yo asiento
con la cabeza, porque ¿por qué demonios no? Beber es lo único que sigue
teniendo sentido.
Black Diamond es, sin duda, algo que nunca olvidaré.

~ 120 ~
t. ashleigh scandal

Quince
Austin
—¿Qué opinas de un picnic en la playa?— Beckett pregunta,
dejándose caer en el sofá a mi lado.
—No puedo decir que haya estado en uno, pero parece que sería
divertido.
—Bien, me preocupaba que pensaras que era aburrido—. Se ríe, se
levanta y me tiende la mano.
La agarro, ladeando la cabeza confundido. —¿Aburrido? ¿Por qué?
Es comida. Me gusta la comida.
—Sí, pero es un poco de la vieja escuela para una cita. No sabía si
era lo tuyo o no.
Definitivamente no es lo mío, diablos, ni siquiera sé si tengo una
‘cosa mía’, pero no lo digo mientras mi cerebro entra en cortocircuito. —
¿Una cita?— Parpadeo, clavando mi intensa mirada en la suya. —¿Esto
es una cita?
—Dos personas haciendo cosas divertidas juntas, ¿por qué no?
Lo dice con despreocupación, pero se me revuelven las tripas. Una
vez mencionó que íbamos a salir, pero eso fue antes de que lo conociera.
Ahora que me estoy acostumbrando a él, esas palabras tienen un
significado totalmente distinto. Me aclaro la garganta, intentando
parecer tan despreocupado como él. —Ah, claro… Sí, bueno. Un picnic
suena bien.
—Me alegro. Vámonos—. Me agarra del brazo, tirando de mí hacia
la puerta.
—Espera, ¿no necesitamos cosas?— Y caigo en la cuenta de que en
realidad no sé qué se necesita para un picnic.
~ 121 ~
t. ashleigh scandal

—Ya está cubierto.


Salimos y, efectivamente, hay una cesta de picnic junto a mi
puerta. —Siempre tan preparado. ¿Qué habrías hecho si te hubiera dicho
que no me apetecía?—. No puedo evitar bromear.
—Entonces te habría convencido—. Me planta un beso rápido en
los labios y agarra la cesta. —Entonces, ¿estás listo para irnos?
Entre el beso y el gesto, me quedo sin palabras. Es mi primera cita
de verdad. Y es con un chico que me ha besado en público como si fuera
lo más natural del mundo. Beck está haciendo que sea muy difícil no
sentir nada por él cuando hace cosas así.
Me doy cuenta de que sigue mirándome, esperando mi respuesta,
y le hago un gesto con la cabeza.
Sonriente, desliza su mano libre hacia la mía y entrelaza nuestros
dedos. —Vamos a la playa.
Su mano está caliente y se siente bien contra la mía. Me agarra de
la mano… ¡nos agarramos de la mano! ¿Es infantil que esté tan
emocionado? Que quiera que este momento dure más para poder
empaparme de él mientras Beck comparte otra de mis primeras veces.
Las citas, el romance, todo es nuevo para mí y, sin embargo, me
parece lo más natural del mundo. Estoy seguro de que es por la persona
con la que lo estoy haciendo. Y cuando este en casa, reflexionando sobre
la aventura con Beck, estoy casi seguro de que no me arrepentiré de
nuestro tiempo juntos. Me está dando la experiencia que quiero y estoy
agradecido por ello, no importa lo diminuto que sea nuestro tiempo.
La playa está bastante vacía y buscamos un sitio para colocar
nuestras cosas. Aquí hay literalmente de todo. Una manta, vino, vasos,
embutidos, platos, todo.
—Bueno, John realmente se superó a sí mismo—. Sonrío,
sentándome y agarrando la botella de vino.
—Así es—. Me quita el vino, agarra el sacacorchos, lo abre y me
sirve una copa.
Está bueno, con un fuerte sabor a uva. —Está bueno.

~ 122 ~
t. ashleigh scandal

—Me alegro de que lo apruebes. Pensé que preferirías uno más


dulce.
—Confesión, nunca me ha gustado mucho el vino, pero creo que
tendrías razón. Las pocas veces que he probado tintos, siempre eran muy
secos. No es para mí—. Bebo otro sorbo antes de dejar la copa, no quiero
beberla demasiado rápido. Ya me he emborrachado demasiadas veces
con este tipo y me suelto demasiado. No necesito contarle todos mis
secretos. No es que queden muchos a estas alturas. —Entonces, ¿cuándo
le pediste a John que hiciera esto?
—Hace unos días. —Se encoge de hombros. —Estaba intentando
pensar qué hacer. Además Holden también me dio algunas ideas.
—¿Holden?— Cuestiono, tratando de ubicar el nombre. —No se me
ocurre quién es.
—El camarero que te sirvió un siete y siete.
—Ah, okey. Sí, esa noche bebí un poco. No recuerdo mucho de él.
¿Qué te sugirió?
Sus mejillas se sonrojan y desvía la mirada para mirar el agua. —
Nada digno de mención—. No me lo creo, pero me impide seguir
indagando cuando pasa al siguiente tema. —Aunque finalmente conocí
a Bob.
—Oh, Dios.— Gimo, con los ojos mirando al cielo. —Ese diablillo
me ha robado la Kindle—. No me di cuenta hasta horas después del
hecho, pero sé que la agarró. Lo llevaba bajo el brazo, según recuerdo.
—¿En serio?— Se ríe, abre la caja de fruta y se come una uva. —
Tiene sentido. Parece tener los dedos pegajosos. Se llevó el sombrero de
fieltro de un tipo la otra noche en el bar.
Pongo los ojos en blanco, hago lo mismo y me como una uva. —Eso
no me sorprende, aunque me sorprende que lo permitan aquí—. No
quiero parecer un tonto, pero ésta es una isla de élite. Un mono ladrón
con la misión de matar no parece encajar aquí.
—Creo que los huéspedes lo adoran. Esa es la impresión que me
dio cuando lo vi con esos tipos.

~ 123 ~
t. ashleigh scandal

Por supuesto, el mono sólo puede ser mi enemigo. —Sí, bueno, que
se lo queden—, refunfuño, comiendo más uvas. Es una tontería, y lo
confirma la risita de Beck un momento después.
—No te rías—. Le doy un suave empujón. —Es un terror. Mi
primera noche aquí, me empujó a la piscina—. Puede que sea un poco
exagerado, pero no necesita saber que tropecé y me caí solo. No me
hubiera caído si no hubiera sido por Bob.
—¿Realmente lo hizo?
—Más que nada…— Me detengo, agarro mi vaso y lo vuelvo a
inclinar. Demasiado para ir despacio.
Se mueve, agarra el vino y me rellena la copa. —Bueno, la próxima
vez que aparezca, le diré que deje de meterse contigo.
Se burla de mí, y yo hago todo lo posible por evitar que la sonrisa
se me dibuje en los labios. —Oh, gracias por preocuparte—, me burlo,
pasando al queso a continuación, emparejando un bocado con un sorbo
de vino y los sabores combinados son deliciosos.
—Así que te gusta Friends, ¿eh?—, dice al azar y yo enarco una ceja,
metiéndome más comida en la boca. Es el cambio de conversación más
aleatorio de la historia.
—Me gusta. Es viejísima, pero muy buena. La vi al menos tres veces
antes de que la quitaran de Netflix. Así es como paso los domingos.
Relajándome, viendo series. Es el único día de la semana en el que no
tengo una lista de cosas que hacer y obligaciones desmesuradas—. Mi día
favorito de la semana.
—¿Qué obligaciones?
—Oh, no, no—. Sacudo la cabeza, haciendo un gesto hacia él. —
Siempre haces lo mismo y yo me pongo a despotricar sobre mí mismo.
Es hora de que aprenda cosas sobre ti, oh misterioso.
Se mueve un poco y me dedica una sonrisa tensa. —¿Me creerías si
te dijera que soy aburrido? Tú eres mucho más excitante.
Ugh, de ninguna manera. Esta vez no te vas a librar. —Sígueme la
corriente.

~ 124 ~
t. ashleigh scandal

—¿Qué quieres saber?


—¿Cuál es tu programa favorito?— Ya que acabamos de hablar de
eso, creo que es un buen punto de partida.
Se lo piensa y una sonrisita asoma por la comisura de sus labios. —
Smallville.
—¿En serio? ¿Superhéroes? No te tenía por un tipo de Marvel.
Jadea y se lleva la mano al pecho como si le hubiera golpeado
físicamente. —Monstruo. Es DC, no Marvel.
Levanto las manos en señal de rendición, siguiéndole la corriente.
—Lo siento. Un tipo de DC.
—No, es demasiado tarde. Ya has metido la pata. Se acabó el
mundo.
Arqueo una ceja, agarro mi vino e intento como el demonio no
sonreír. Y él me llama dramático. —Creo que vivirás.
—No lo sé. Me siento bastante débil.
—Pobrecito—. Le doy una palmadita en la cabeza. —¿Por qué
Superman?
Veo cómo su expresión da un giro de 180 grados y se apaga por
completo. Sus ojos se enfocan en la distancia, pero en realidad no ve. Es
casi como si no estuviera aquí. No digo nada, preocupado por empeorar
las cosas. Me imagino que Beck tiene algún demonio escondido en el
armario por lo poco que sé de él y me pregunto hasta qué punto llega el
dolor.
—Cuando cumplí ocho años, mis padres me regalaron mi primer
muñeco de Superman. En realidad, no era nada especial. Ni siquiera
venía en una caja. Probablemente mi madre la compró en una tienda de
segunda mano, pero no podrías haberme convencido de que no era un
lingote de oro. Pensé que era el mejor regalo.
Deja de hablar y yo le permito ordenar sus pensamientos, y me
tambaleo por la información. Beck creció en un hogar pobre, con padres
cariñosos, al parecer. Me pregunto cómo ha llegado hasta donde está
ahora. Me muero por saber más.
~ 125 ~
t. ashleigh scandal

—Llevé esa cosa conmigo a todas partes. Durante meses. Hasta el


punto de que la pintura roja y azul empezaba a borrarse porque nunca la
soltaba.
Sonrío, imaginando una pequeña versión de él idolatrando a este
pequeño muñeco de Superman. Seguro que era una lindura. Se gira
hacia mí, con el rostro muy demudado, y mi sonrisa se desvanece ante la
expresión.
—Cuando murieron, estuve dando tumbos por el sistema durante
mucho tiempo, y ese Superman era una de las pocas cosas que tenía que
me recordaba a mis padres.
Sus palabras me golpean y me quedo con la sensación de no poder
respirar. Mi madre falleció durante el parto, así que no tengo recuerdos
de ella. Es triste, pero no tanto como conocerla y perderla. Toda esta
historia me da una nueva perspectiva de Beck. Un niño feliz, que se
convierte en un niño roto después de perder a las personas que más
significaban en el mundo. Es desgarrador. —Beck, lo siento.
Sacude la cabeza, me agarra la mano y me la aprieta. —No pasa
nada. Ya lo he superado. Fue hace mucho tiempo.
Le devuelvo el apretón, queriendo tranquilizarlo. —Bueno, aún así
lo siento.
—Gracias—. Suspira: —En fin, sí. Por eso Superman. Siempre ha
estado conmigo en mis momentos más oscuros. Me identifico con él de
muchas maneras.
—¿Todavía tienes tu figura de acción?— No puedo evitar
preguntar.
—No la tengo. Cuando tenía dieciséis años, trajeron a un niño a mi
casa de acogida, en la misma situación que yo. Estaba tan perdido, tan
triste todo el tiempo. Una noche, durante una tormenta, no paraba de
gritar llamando a sus padres. Recuerdo que el tutor intentó calmarlo,
pero no lo consiguió. Era como si estuviera perdido en una pesadilla. Ni
siquiera sé por qué se me ocurrió hacerlo. Tal vez sólo instinto. Un alma
rota reconociendo a otra—. Se encoge de hombros. —Pero fui a mi
habitación, lo saqué y se lo di. No lloró durante mucho tiempo.

~ 126 ~
t. ashleigh scandal

El corazón me late con fuerza en el pecho y el labio me tiembla


ligeramente. Es mucho más de lo que pensaba. Y qué desinteresado al
hacer algo así a una edad tan temprana. Realmente es especial. Sin
pensarlo, me inclino hacia él y le beso suavemente los labios.
Tiene los ojos vidriosos cuando me retiro, pero no es deseo, es algo
más. ¿Maravilla, tal vez?
—No dejas de sorprenderme—, susurro, sin apartar la mirada.
Estamos atrapados en este momento.
—Podría decir lo mismo de ti. —Me aparta un poco de pelo de la
frente. —No eres nada de lo que esperaba. —Quiero saber qué quiere
decir, pero no puedo preguntar cuando se inclina hacia mí y vuelve a
besarme, haciéndome olvidar todo lo demás.

~ 127 ~
t. ashleigh scandal

Dieciséis
Beckett
Intento apartar de mi mente la culpa por lo que estoy haciendo con
Austin. Sé que está mal, teniendo en cuenta que él no sabe realmente
quién soy y, sin embargo, no puedo encontrar en mí la forma de parar…
Lo deseo. Simple y llanamente. En Black Diamond, donde nadie
me conoce, puedo tenerlo. Y él es lo único que importa ahora mismo.
Vuelvo a meter el cuaderno en el cajón. Hace días que no escribo
sobre la isla. Demasiado absorto en el mundo en el que Austin y yo
parecemos estar envueltos. Marshal me mataría si supiera lo mucho que
estoy descuidando el trabajo. Debería preocuparme por eso y por el
hecho de que potencialmente estoy jodiendo la carrera por la que tanto
he trabajado en los últimos años.
Pero es preocupante lo poco que me importa. Lo que sea, me
preocuparé de eso más tarde. Ahora mismo, tengo que vestirme y
prepararme para mi cita con Austin.
Cita. No puedo creer que vaya a tener otra cita.
Haré lo posible para que esta no sea tan pesada como la última. No
puedo creer que le conté lo que soy. Mi pasado, mi familia, Superman…
Son cosas que sólo les he contado a Darren y Cole. Pero no podía no
contárselo a Austin. Sentía que tenía que darle algo. He estado evitando
contarle algo sobre mí y pensé que si se lo decía, disminuiría mi
sentimiento de culpa… No fue así, pero me alegro de que ahora lo sepa.
Jesús, ¿qué demonios me está pasando? Me estoy convirtiendo en
alguien que nunca pensé que sería.
Estoy captando sentimientos. No, eso está mal. Ya he captado
sentimientos y no sé cómo lidiar con eso. No soy así. El chico de las
relaciones. El que te lleva a citas y le presentas a tu mamá. Soy el tipo al
~ 128 ~
t. ashleigh scandal

que acudes cuando quieres un revolcón rápido en las sábanas. Y eso es


algo con lo que siempre he estado bien.
Hasta ahora. Me está haciendo sentir cosas, y estoy realmente
aterrorizado. Me he metido demasiado profundo. Muy por encima de mi
cabeza y ahogándome en Austin O’Kane. Esto no va a terminar bien. Lo
siento en lo profundo de mis huesos. Me carcome el cerebro. Me estoy
volviendo loco con los ‘y si…’. Una cosa sé con seguridad, una vez que
descubra quién soy, estoy acabado. He estado tratando de encontrar una
manera de decírselo. Suavizar el golpe de alguna manera, pero no tengo
nada. No importa cómo salga esto, sé que va a salir herido.
Sé que yo también voy a salir herido.
Necesito decírselo. Adelante, arranca la tirita y sácanos a los dos
de nuestra miseria. Sólo que cada vez que encuentro la oportunidad, me
acobardo. No estoy listo para que terminemos. Quiero empaparme de
los sentimientos que me transmite y aferrarme a ellos un poco más.
Sólo un poco más.

Soy adicto a besar a Austin y no quiero volver atrás.


Él despertó a la bestia que llevo dentro y ahora estoy más allá del
punto de no retorno. No podemos quitarnos las manos de encima. Cada
vez que estamos cerca, somos como imanes atraídos por una fuerza
invisible.
Apenas entré por la puerta de su bungalow, ya estábamos el uno
encima del otro.
Su lengua serpentea, lamiéndome el labio inferior, y me abro para
él con facilidad. Sabe tan bien. Nunca quiero dejar de besarlo.
Lo mejor es que él parece tan afectado por mí como yo por él. Al
menos sé que esto no es unilateral.

~ 129 ~
t. ashleigh scandal

—Mierda—, jadea, separando su boca de la mía. Nuestras frentes


se unen mientras jadeamos juntos. Hemos llegado al sofá de alguna
manera, pero estoy a diez segundos de correrme en los pantalones por la
forma en que se balancea contra mi polla.
—Me siento tan bien—, gimo, y vuelvo a acercarme para unir
nuestros labios una vez más. Siento que tengo que besarlo todo el
tiempo. Como si fuera a morir sin esto. ¿Qué locura es esa?
—Quiero tocarte—, gime, besándome en el cuello.
Le acaricio la polla y la bombeo perezosamente a través de los
pantalones, mientras con la otra mano le agarro el culo y tiro de él hacia
mí. Trato de mecerlo más deprisa, buscando fricción para mi dolorida
carne.
Aparta los labios con un jadeo ahogado. —Sí, Dios. Sí, Dios. Es tan
bueno.
Va a hacer que me corra, pero no quiero hacerlo así. —Quiero
probar algo—. Murmuro en tono tranquilizador.
Sus ojos llenos de lujuria se encuentran con los míos y asiente, sin
saber siquiera lo que estoy pensando. Me encanta que sea tan confiado.
Tan ansioso.
Me alejo de él y lo acomodo a mi lado en el sofá. Me arrodillo entre
sus muslos. Su pecho sube y baja rápidamente y tiene el labio entre los
dientes. Mi polla palpita y agacho la mano, ajustándome. Él sigue el
movimiento y sus mejillas se sonrojan de un tono adorable. Me encanta
esta faceta suya, sobre todo porque soy el único que lo ha visto. Es mío.
Al menos por ahora, y lo aprovecho al máximo adueñándome de su
placer cada vez que puedo.
Arrastro los dedos por la pernera de sus pantalones, acaricio la
costura antes de posarme en su botón. —¿Puedo? —Le pregunto,
sabiendo que sigue siendo tímido con su cuerpo.
Asiente con la cabeza, y me tomo mi tiempo para desabrocharle y
bajarle la cremallera de los pantalones, luego le bajo la tela por las
piernas y se la tiro a un lado. Está tenso, pero no me inmuto. Le beso la
pierna, justo debajo de la rodilla, cerca de su marca de nacimiento.

~ 130 ~
t. ashleigh scandal

Su respiración se entrecorta y continúo besándole perezosamente


por el muslo hasta llegar al borde de los calzoncillos. Sentado, jugueteo
con la banda, con los ojos clavados en los suyos. —¿Éstos también? —
Espero con la respiración contenida, medio esperando que me rechace
porque es algo tan íntimo lo que le estoy pidiendo.
—Puedes. —Su tono ronco es como música para mis oídos, agarro
la banda y le quito los calzoncillos de un tirón. Su polla está dura,
goteando y suplicando la atención que estoy a punto de prestarle.
Me acomodo entre sus piernas, agarrándolo con una mano y
arrastrando el pulgar por la cabeza húmeda. —Si en algún momento
quieres que pare, dímelo, ¿de acuerdo?
—Lo haré.
Con una última sonrisa tranquilizadora, me inclino hacia él y le doy
un beso en la cabeza antes de abrir la boca y dejar que mi lengua acaricie
el presemen. Jadea, una mano sale disparada para apoyarse en mi
cabeza y me llena de orgullo saber que soy el hombre que se lo ha dado.
Enrollo los labios alrededor de la cabeza y le doy una pequeña
chupada antes de deslizarme hasta la mitad. Sus jadeos y gemidos
resuenan en la habitación, haciéndome saber que le encanta lo que estoy
haciendo. Sí, bebé, gime para mí. Subo y bajo varias veces, mojándolo
por completo, antes de deslizarme hasta el fondo y dejar que se asiente
en el fondo de mi garganta.
—Jesús, mierda, Beck—, gime, con las caderas balanceándose
ligeramente. —Que bien se siente—. Trago a su alrededor y me deslizo
hacia arriba, repitiendo la acción. Sus gemidos son fuertes, y sus caderas
se sacuden con cada movimiento hacia abajo, y también puedo sentir la
presión aumentando en mi propio pene. —Voy a correrme pronto.
Sí, por favor. Quiero saborear tu placer.
Redoblo mis esfuerzos, deseando que llegue más rápido,
necesitándolo como si fuera mi propio orgasmo. —Beck.— Trata de
empujarme, pero no voy a hacerlo. —¡Beck!— Lo intenta de nuevo, pero
niego con la cabeza, queriendo que vea lo mucho que yo también lo
necesito.

~ 131 ~
t. ashleigh scandal

Respira entrecortadamente y suelta un silbido antes de estallar en


mi boca. Trago saliva, intentando tragarlo todo, pero es mucho, y parte
se me escapa. Cuando por fin me retiro, persigo las gotas con la lengua,
deseando cada pedacito de él.
Vuelvo a sentarme y contemplo su cara sonrojada, sus ojos
cerrados y su expresión de felicidad. Mierda, es tan guapo. Siempre lo
es, pero esto tiene algo especial. Probablemente porque sé que soy el
único que ha conseguido esto con él.
Recojo los calzoncillos y lo ayudo a ponérselos. Renuncio a los
pantalones. De todos modos, no los necesita. Luego me arrastro por su
cuerpo, moviéndonos hasta que yo estoy tumbado y él está encima de
mí. Le froto la espalda y le beso el pelo mientras lo dejo bajar del
subidón.
Mientras estamos sentados en silencio durante varios minutos, mi
mente divaga y me invade la culpa por todos los secretos que guardo. No
tenía ni idea de que llegaríamos hasta aquí, de que él llegaría a significar
tanto para mí en tan poco tiempo. Ahora corro el riesgo de romperle el
corazón, pero también el mío. ¿Es mejor decírselo ahora? ¿O disfrutar
del poco tiempo que nos queda y esperar lo mejor? Sinceramente, a estas
alturas, ya ni siquiera lo sé.
—¿Estás bien?— Austin pregunta, rozando con los dedos el surco
de mi frente. —Pareces tenso.
El eufemismo del siglo si alguna vez hubo uno.
Me encojo de hombros, me inclino y le planto un beso en los labios.
—Estoy bien. Cansado. ¿Quieres echarte una siesta conmigo?
Me dedica una sonrisa perezosa y desliza la mano por debajo de mi
camiseta para frotarme el estómago. —Podríamos echarnos una siesta o
yo podría devolverte el favor—. Bromea, besándome el cuello.
Coloco mi mano sobre la suya, deteniendo su movimiento. Inclina
la cabeza para mirarme y yo sacudo la mía. —Eso era para ti. No necesito
que hagas nada a cambio. Conseguí exactamente lo que quería.

~ 132 ~
t. ashleigh scandal

Sus ojos rebotan entre los míos y veo cómo le invade un enjambre
de emociones. —Beck…—, empieza, intentando encontrar las palabras,
pero no le salen.
Lo entiendo. Entiendo exactamente cómo se siente. Es lo que pasa
dentro de mí cada minuto que estamos juntos. Le doy otro beso en los
labios y lo atraigo hacia mí. Dejo que se apoye en mi pecho, esperando
que entienda el mensaje que intento transmitirle.
Lo entiendo. Yo también lo siento. Lo siento todo por ti.

~ 133 ~
t. ashleigh scandal

Diecisiete
Austin
—Esto es una mierda—, me quejo, cruzando los brazos sobre el
pecho y girándome hacia donde Beck está rebuscando en su cocina. —
Teníamos tantas cosas planeadas.
Ya son nuestras últimas noches juntos en la isla. No puedo creer lo
rápido que ha pasado el tiempo, y Beck sugirió que lo aprovecháramos
al máximo. Lamentablemente, las tormentas que han estado cayendo
hacen que parezca imposible.
—No te preocupes. Haremos que funcione.
Curioso, me acerco a donde tiene una hilera de objetos apilados en
la encimera de la cocina. —¿Qué es todo esto? —Agarro la bolsa de
malvaviscos y aprieto uno a través del plástico.
Me mira, agarra el montón de mantas y se las mete bajo el brazo.
—Nos vamos de acampada—. Luego pasa junto a mí y entra en su salón.
Estamos en su bungalow, y es la primera vez que vengo porque me ha
dicho que tenía aquí todas las provisiones para el día que había
planeado. No me importa, pero tengo ganas de echar un vistazo,
teniendo en cuenta que nunca he estado aquí antes.
Enarco una ceja y vuelvo a mirar por la puerta trasera, observando
la lluvia. —Um, Beck. Está diluviando. ¿Cómo se supone que vamos a
acampar así?
Empieza a mover los muebles por el salón, usando las sillas y la
mesa para crear una estructura antes de echar mantas por encima. —
Estaba pensando, ya que nunca has ido de acampada y de todas formas
no tenemos medios para ir a la isla -además de que no podemos salir a
hacer cosas por culpa de la lluvia-, ¿por qué no acampamos bajo techo?

~ 134 ~
t. ashleigh scandal

Agarra los cojines del sofá y los mete en su torre improvisada antes
de volver a mi habitación con todas las almohadas de mi cama. Me hago
a un lado, observando cómo hace una minicama, una especie de nido.
Al cabo de unos diez minutos, por fin se levanta y hace un gesto
con la mano hacia lo que acaba de crear. —¡Ta-da! Te doy un fuerte de
mantas.
Oh, mi corazón. Este hombre. Es demasiado, pero es todo lo que
no sabía que necesitaba.
—Es perfecto.— Tú eres perfecto.
Me sonríe con mostrándome todos sus dientes, aumentando su
encanto juvenil. —Gracias. He trabajado mucho en él—. Se burla, se
acerca y me da una palmada juguetona en el culo. —Ahora ponte el
pijama. Voy a prepararnos unos bocadillos y vamos a relajarnos el resto
del día.
—Sí, señor.
Treinta minutos más tarde, estamos sentados en nuestro fuerte de
mantas, rodeados de palomitas de maíz, papas fritas y otra comida
basura al azar que hizo que John trajera el día anterior.
—Tengo que mejorar mi forma de hablar. John nunca me trae nada
como esto—, digo con la boca llena de palomitas.
—Es un buen tipo. Todo lo que hago es decirle lo que quiero y él
me lo consigue. Me sorprende que tengan algunas de las cosas que pedí.
Tengo la sensación de que son más para el personal que para los
huéspedes.
—Eso sería muy amable de su parte, sin embargo. Regalar su alijo
de aperitivos, no puedo decir que yo haría lo mismo. Soy un experto en
comida basura.
—Me di cuenta.
—Es más fácil comer bocadillos que comidas cuando estás en
movimiento.

~ 135 ~
t. ashleigh scandal

—Es cierto. Asiente, —agarrando un puñado de palomitas. —La


mayoría de mis desayunos y almuerzos incluyen algún tipo de
estimulante energético.
—Lo mismo. Además, el café es imprescindible—. Bebo más café
que otra cosa. Probablemente sea más una adicción que una necesidad a
estas alturas.
—Me inclino más por Monster11.
Mi cara se frunce y sacudo la cabeza. —Saben a polvos de talco.
—Bueno, la última vez que probé los polvos de talco…—, se
interrumpe y yo pongo los ojos en blanco, agarro una almohada y lo
golpeo con ella. Se ríe, la agarra y se la pone detrás de la espalda. Me ha
robado el arma.
—No me refería a eso. Yo tampoco he probado nunca el talco para
bebés. Sabes cuando hueles algo, pero te imaginas cómo sabe. Es así,
pero al revés—. ¿Tiene sentido? Por su sonrisa, creo que no.
—Estaba bromeando; sé lo que quieres decir. Es como probar u
oler algo y que se dispare un recuerdo.
—Exacto—, refunfuño, metiéndome más comida en la boca. —
Siempre tienes que tomarme el pelo.
—No puedo evitarlo. Eres adorable cuando te pones nervioso—. Me
da un pequeño apretón en la mejilla y aparto su mano.
—Para, antes de que te muerda la mano—. Chasqueo los dientes.
—Que pervertido—. Se acerca más a mí y me muerde la mejilla
antes de apartarse.
Me mordisquea el lugar, intentando no sonreír. Es lo único que
hago cuando estoy con él. Sonreír como un loco. —No puedo contigo.
—Te encanta.
Me encanta. Creo que están empezando a encantar muchas cosas,
si te soy sincero.

11
Marca de bebida energética.

~ 136 ~
t. ashleigh scandal

Nos miramos fijamente, el aire que nos rodea es sofocante y estoy


a cinco segundos de subirme en su regazo.
Me aclaro la garganta, doblando las bolsas de papas fritas,
necesitando algo que hacer con las manos. —Entonces… ¿Tenemos
postre? Necesito algo dulce—. Dulce como tu boca en la mía otra vez; eso
estaría bien.
—Da la casualidad de que sí—. Me da un beso en los labios como si
leyera mi mente antes de salir a gatas del fuerte. —Ahora vuelvo.
Lo miro irse y, si esto fuera un anime, estoy seguro de que habría
corazoncitos bailando en mi cabeza. Me estoy enamorando de él, ¿y
quién puede culparme? Es imposible no hacerlo con la forma en que me
trata. Suspiro, me tumbo en nuestro nido de almohadas y miro el techo
cubierto de mantas.
No sé qué voy a hacer. Los días han pasado muy rápido y ya casi es
hora de volver a casa. Quiero hablar de las posibilidades de que nuestra
relación siga adelante fuera de Black Diamond, pero ¿pareceré pegajoso?
No hemos hablado en absoluto de la logística de nuestra relación. Ha
sido más un capricho desde el principio. Hacer lo que se siente bien,
tomar las cosas con calma. Ni una sola vez me ha presionado para tener
sexo, aunque nos hemos puesto bastante calientes y ansiosos algunas
veces. Es muy considerado y quiero ver si podemos tener algo fuera de
la isla.
Oigo sus pies arrastrándose hacia atrás y me siento, agarrando la
almohada y colocándola en mi regazo. —Voilá, postre—, dice,
pasándome el plato.
—¿Qué es esto? —Pregunto, mirándolos antes de agarrar la mezcla
de chocolate y galletas Graham.
Él sonríe, toma uno de mi plato y le da un buen mordisco, antes de
dejarlo en su sitio. —S’mores—, murmura entre dientes. —Pero están
modificados. Se supone que tienes que asar el malvavisco en el fuego,
pero en tiempos desesperados hay que tomar medidas desesperadas.
Miro el plato, siento que se me empañan los ojos y no sé por qué.
Es tan atento. Ha sido así desde el principio, haciéndome sentir cómodo
en mi propia piel. Mostrándome cosas que no sabía que quería. Levanto
~ 137 ~
t. ashleigh scandal

la vista hacia él, sin importarme en absoluto que pueda ver las lágrimas
que persisten en mis ojos. Tiene que saber cómo me siento, todas las
cosas que me está haciendo.
Aparto el plato, ya sin ganas de comer, y lo beso. Lo beso con toda
la desesperación que llevo dentro. Intento expulsar cada pizca de
emoción que siento y mostrársela a él, me devuelve el beso con la misma
hambre. Su lengua sale para enredarse con la mía, y sabe a chocolate,
tan dulce, tan perfecto. No quiero que esto acabe nunca.
Nuestras manos están por todas partes, agarrando, tirando,
tirando. Intentando acercarnos más de lo que ya estamos. Estoy
abrumado porque nada en el mundo me había parecido tan bien antes.
Es como si él fuera la parte de mí que me faltaba y que no sabía que
estaba perdida. Me inclino hacia atrás y lo atraigo hacia mí, deseando
sentir la presión de su peso.
—Te deseo—, consigo decir entre besos. —Estoy listo, Beck.
Aparta los labios, con el pecho agitado mientras me mira fijamente
con sus ojos ardientes. —¿Estás seguro?—, susurra pasándome la mano
por la mejilla.
—Estoy seguro—, le susurro, con la certeza de que nunca he estado
más seguro de nada en mi vida.

~ 138 ~
t. ashleigh scandal

Dieciocho
Beckett
Las mejillas de Austin se sonrojan de un bonito color rosa mientras
me mira fijamente, con la expresión abierta para que yo lo vea. Es
guapísimo. Nunca había visto nada tan hermoso.
El corazón me golpea la caja torácica y me inclino para rozar sus
labios. Están ligeramente húmedos, cálidos, y encajan perfectamente
contra los míos.
Me echo hacia atrás y le aparto un poco el pelo de la frente para ver
mejor sus ojos. Sus grandes ojos azules me miran fijamente y casi me
dejan sin aliento. Sus ojos son tan expresivos que encierran una historia
esperando a ser contada. Beso suavemente cada párpado, subo a su
frente y luego a sus mejillas. Intento mostrarle cómo me siento yo
también.
—Quiero tocarte—, susurro, inclinándome para mirarlo a los ojos
una vez más.
Asiente y se muerde el labio, empujando suavemente mi pecho
para que podamos sentarnos. Mientras tanto, su mirada ardiente se
clava en la mía. No se parece en nada a la mirada aprensiva que me
dirigía antes de que hiciéramos cosas. Esta es segura, preparada,
ansiosa. Se quita la camiseta, dejando su cuerpo al descubierto, y la
confianza que desprende es jodidamente sexy.
Mis ojos devoran cada trozo de piel expuesta. Desde su esbelto
cuello hasta sus anchos hombros. Es delgado y tonificado, con el pecho
y el vientre definidos. Veo su marca de nacimiento en el pecho y las
costillas, lo que aumenta su belleza. No debería ocultar todo esto bajo
esa ropa todos los días. Es una injusticia para el mundo no mostrar su
cuerpo.

~ 139 ~
t. ashleigh scandal

Mis ojos recorren sus abdominales y su pecho, cada centímetro de


piel que puedo ver. Paso ligeramente los dedos por su marca de
nacimiento y me encanta cómo se entrecorta su respiración. Su piel se
estremece bajo mi contacto y me inclino hacia él, dejando que mis labios
rocen su clavícula. —¿Te gusta?— Susurro contra su piel.
—Sí, por favor, más—, gime agarrándome del pelo.
Le beso el pecho y dejo que mi lengua roce su pezón izquierdo. Me
encanta cómo reacciona a mis caricias. Como si su cuerpo estuviera
hambriento de mí. Paso la lengua por su marca de nacimiento y por el
centro de su pecho, y asimilo cada gemido que sale de su boca. Es
embriagador estar tan conectado a alguien.
En el pasado, yo era el tipo al que sólo le importaba su propio
placer. Claro, me aseguraba de que el otro también se corriera, pero era
sólo eso. Una forma rápida de correrse. Austin, sin embargo, no es nada
de eso. Quiero tomarme mi tiempo. Quiero adorar cada pedacito de piel,
y pasar horas amándolo a fondo.
—Beck—, gime, con las manos tirando de mi pelo. —Necesito más.
Dios, hace que sea tan difícil mantener el control. —Te tengo, bebé,
relájate.
Me da un pequeño gruñido de descontento que no hace más que
hacerme sonreír. Me encanta cuando se pone así. Tan desesperado.
Me siento, me quito la camiseta y la tiro a un lado. Me recorre con
la mirada y se aprieta el labio inferior entre los dientes mientras me mira
hambriento. Parece como si quisiera comerme vivo, y estoy seguro de
que mi expresión no es muy diferente.
Llevo la mano al botón de los calzoncillos y le doy un pequeño
espectáculo, desabrochándomelos lo más despacio que puedo y
deslizándolos para quitármelos.
—Me estás tomando el pelo—, dice en un susurro sin aliento.
—Tal vez sólo un poco.

~ 140 ~
t. ashleigh scandal

Entonces me sorprende, sentándose y empujándome, cambiando


de posición para que yo esté debajo de él. Mierda, ha sido inesperado y
muy sexy.
Me quita los pantalones; no tan despacio ni con tanta gracia como
yo, pero sigue siendo una de las cosas más calientes que he visto nunca.
Hasta que se me acerca, bajándose lentamente los calzoncillos y
dejándose ver. Sigo el movimiento, deseando alcanzarlo y tocarlo.
Se quita los calzoncillos y se sienta en mi regazo; lo único que nos
separa ahora es la fina capa de mis calzoncillos. Alargo la mano,
dispuesto a agarrarle el pene, pero me la aparta de un manotazo. —No,
ya tuviste tu momento; ahora me toca a mí—. Me dedica una sonrisa sexy
antes de deslizarse por mi cuerpo, llevándose los calzoncillos. Se
acomoda entre mis piernas, me agarra la polla y le da un tirón
experimental.
—Mierda—, gimo, casi corriéndome en el acto al ver cómo saca la
lengua para mojarse el labio inferior.
—Avísame si quieres que pare.
Puedo garantizar que eso no va a ocurrir nunca, pero asiento con
la cabeza, sabiendo que necesita que lo tranquilice. Se inclina hacia
delante, me pasa la lengua por la coronilla y siento como si me hubiera
alcanzado un rayo de electricidad. —Maldita sea.
Le agarro suavemente del pelo, necesito tocarlo. Me da unos
cuantos lametones experimentales antes de meterse toda la cabeza en la
boca y mis caderas se mueven por instinto, persiguiendo la sensación.
Me siento tan bien. Cierro los ojos y dejo caer la cabeza sobre el colchón
mientras me hace el amor con la boca. Lo hace despacio, me la mete
hasta el fondo y vuelve a subir, con la saliva resbaladiza cubriéndole la
mano mientras me masturba al ritmo de sus succiones. Los ruidos de
succión que hace combinados con las acciones de su boca están a punto
de hacerme estallar. —Espera, espera—, grito, con el orgasmo
acercándose sigilosamente a mí.
Se aparta, con los ojos muy abiertos y los labios hinchados, y pierdo
el control. Nos doy la vuelta, necesito que vuelva a estar debajo de mí

~ 141 ~
t. ashleigh scandal

como antes. Nuestras erecciones se rozan y tengo que cerrar los ojos para
no avergonzarme. Aún no puedo correrme.
—Eh—, gime, pinchándome en el pecho. —No había terminado.
—Bueno, estaba a punto. Por eso necesitaba que pararas—. Sus
mejillas se calientan y le paso un dedo por el rubor.
—Oh.
Le beso suavemente los labios, me agacho y le doy un lento tirón
de la polla. —Sí, oh.
Gime, balanceándose en mi mano mientras nuestro beso pasa de
suave y dulce a necesitado y desesperado de nuevo. Sus manos se
deslizan por mi espalda, mordiéndome la piel con las uñas, y disfruto del
dolor que me produce.
—Beck, por favor. Estoy listo—, dice contra mis labios.
—Aún no—, murmuro, echándome hacia atrás para agarrar mis
pantalones. —Pero lo estarás.
Saco la billetera, agarro el paquete de lubricante y un preservativo
que guardo allí y los tiro sobre nuestra cama improvisada. Vuelvo a
ponerme encima de él y abre las piernas, invitándome a entrar.
Le quito un poco de pelo de la frente y lo miro a los ojos para
asegurarme de que es lo que realmente quiere. Esto es importante y no
podemos volver atrás. Abro la boca para hablar, pero me corta con un
beso rápido. Agarra el lubricante y me lo pone en la mano antes de volver
a unir nuestros labios.
Es toda la invitación que necesito. Vuelvo a sentarme, abro el
paquete y, después de verterlo en mis dedos, le doy un golpecito en la
pierna, pidiéndole que levante las rodillas. —Inclínate—, le susurro,
besándole la rodilla cuando lo hace.
Su pecho sube y baja mientras me observa. Extiendo un dedo
lubricado y lo froto, deslizándolo sobre él antes de introducirlo. Vamos
despacio; le doy tiempo para que se adapte antes de pasar de un dedo a
dos, luego a tres. Le lamo la cabeza de la polla, limpiando su presemen y

~ 142 ~
t. ashleigh scandal

gimiendo de lo bien que sabe. Me muero lentamente. Estoy deseando


penetrarlo.
Jadea con fuerza y echa la cabeza hacia atrás cuando doblo los
dedos y encuentro su próstata. Sus caderas se levantan de los cojines y
suelta un grito agudo. —Beck, para. Aún no quiero correrme.
Su tono jadeante me hace estremecerme, y quito los dedos,
respirando tranquilamente mientras agarro el condón. Tanteo con los
dedos para abrirlo, cualquiera diría que soy virgen. Lo abro y me lo
pongo, acomodo mi cuerpo sobre el suyo y alineo mi erección. Lo miro
fijamente, buscando algo que indique que no está preparado, pero no
hay nada. Lo desea tanto como yo.
Empujo sin romper el contacto visual. Necesito ver su expresión
cuando me deslizo dentro de él por primera vez. Se siente tan bien que
necesito todo mi control para ir despacio.
—Beck—, gime, clavándome las manos en los hombros. Tiene las
cejas fruncidas y la boca abierta en un grito ahogado. No sé si es la
intensidad del momento o si le duele, pero hago una pausa para que se
adapte. Me siento suspendido en el universo. Como si nada fuera de esta
habitación importara. Porque no hay nada más en el mundo aparte de
nosotros y este momento.
Me quedo ahí un momento, dándole besos perezosos, dejando que
se acostumbre a mí mientras salgo lentamente y vuelvo a entrar, esta vez
hasta el fondo. Gime en mi boca, sube una mano para agarrarme el pelo
y la otra se desliza hasta la parte baja de mi espalda. No dejamos de
besarnos y doy unos cuantos golpes lentos, comiéndome todos los
sonidos que suelta.
Aparto los labios, dejo que mi frente se apoye en la suya y me
empapo de lo que me está haciendo sentir. Me tiemblan las piernas y
tengo el cuerpo bañado en sudor mientras el corazón me late con fuerza
en el pecho. Me apoyo en los codos, abro los ojos y veo que ya me está
mirando. Tiene el pelo húmedo, las mejillas sonrosadas y los ojos
vidriosos de placer.

~ 143 ~
t. ashleigh scandal

Ya no puedo contenerme. Todo lo que me ha estado molestando


durante semanas, queriendo salir, ya no está en segundo plano, se niega
a ser ignorado por más tiempo.
Arrastrando mi pulgar por su labio inferior, digo las palabras que
nunca pensé que diría a un compañero. —Te quiero—. Me resulta
extraño que salgan de mi boca, pero no por ello son menos ciertas. —Te
quiero tanto.
Jadea, esos dulces labios se separan y los ojos se empañan, me
destroza con su expresión abierta, y luego lo vuelve a hacer con sus
palabras. —Yo también te quiero, Beck.
Es demasiado y me inclino hacia él, volviendo a juntar nuestros
labios, balanceando mis caderas contra él una vez más. Todo es
demasiado y mi capacidad para ir despacio se desvanece con cada
embestida. Necesito más. Más de él, más de estas sensaciones y, de
repente, la desesperación por correrme me asfixia. Me agacho, agarro su
polla y empiezo a bombearla, necesitando que se corra conmigo.
—Beck—, gime, las manos se aferran a mis bíceps mientras su
cuerpo se tensa y se desata sobre mi mano y su estómago.
—Mierda, mierda—, grito, con los ojos cerrados de golpe mientras
mi orgasmo me golpea. Con pereza, sigo bombeando las caderas,
persiguiendo las sensaciones abrumadoras. Nunca había sentido nada
igual. Era mucho más que sexo. Lo era todo.
Permanezco dentro de él todo el tiempo que puedo, besándolo una
y otra vez. No quiero romper nuestra conexión. Tengo miedo de que
cuando se rompa, la luz del día brille, recordándome que cuando Austin
descubra quién soy realmente, puedo perder esta cosa hermosa que
acabo de encontrar.
Y ese pensamiento es absolutamente aterrador.

~ 144 ~
t. ashleigh scandal

Diecinueve
Austin
Me doy la vuelta y extiendo la mano hacia Beck, pero me encuentro
con unas sábanas frías y vacías. Frunzo el ceño y levanto la cabeza de la
almohada para buscarlo, pero enseguida me doy cuenta de que no está
en la cama conmigo. Gimo, me froto los ojos para quitarme el sueño y
me incorporo despacio. Siento el cuerpo dolorido y reprimo una sonrisa
mientras giro el cuello, intentando relajarme un poco.
Me vienen a la mente recuerdos de la noche anterior. Como cuando
pasamos de nuestro fuerte a su dormitorio, donde tuvimos el segundo
asalto… y puede que el tercero.
Anoche fue todo lo que quería y más. Fue dulce, amable y me hizo
sentir hermoso en mi piel, probablemente por primera vez en mi vida.
No sabía que el sexo y las relaciones podían ser así. Me hace sentir
especial. Como si yo importara.
Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha de Beck, girando el
botón del suelo radiante y haciendo lo mismo con el agua. Debo decir
que estoy celoso de lo mucho mejor que es el baño de Beck en
comparación con el mío. Incluso tiene una ducha de lluvia. Me jodieron,
a lo grande. Mi mente se remonta a la noche en el bar cuando Beck me
dijo que debería usar sus suelos radiantes y casi resoplo al ser asaltado
por el recuerdo. Hace todas esas semanas, nunca podría haber
imaginado que estaríamos aquí ahora. Es una locura cómo la vida trae
gente a tu vida cuando la necesitas. Personas que nunca esperaste.
Me pongo a trabajar, me lavo rápidamente; quiero estar vestido y
listo para cuando vuelva. Es mi último día en Black Diamond antes de
volar a casa mañana y Beck prometió hacerlo muy especial. Aún no estoy
listo para volver a la realidad, pero me entusiasman las posibilidades
futuras con Beck.

~ 145 ~
t. ashleigh scandal

Prometió que hablaríamos de todo ello esta noche y estoy


impaciente. Sé que estamos de acuerdo en lo que sentimos, así que sólo
tenemos que concretar la logística, que debería ser fácil.
Termino en la ducha, salgo y me seco antes de dirigirme al armario
de Beck. Toda mi ropa está en mi casa, así que agarro una de sus
camisetas de pico y me la pongo por encima de la cabeza.
Aún no puedo creer lo libre que me siento con él. Como si pudiera
hacer y ser lo que quisiera. Es estimulante.
Rebusco en sus cajones y encuentro unos pantalones de chándal.
Los saco y, al hacerlo, algo golpea el suelo con un ruido sordo. Miro al
suelo, observo el cuaderno de tapa dura de mármol blanco y negro y
enarco una ceja confundido. Es muy extraño que se caiga de la nada.
Tirando de los pantalones, recojo el cuaderno y me dispongo a
devolverlo a su sitio cuando un recorte de revista se desprende de su
interior y cae al suelo junto a mis pies. Voy a agarrarlo, preparándome
para meterlo de nuevo en el cuaderno y guardarlo, cuando el artículo me
deja helado. Empiezo a sudar al ver la escandalosa foto ‘mía’ de hace
unas semanas.
Se me revuelve el estómago mientras miro fijamente el periódico
antes de romperlo en pedazos. ¿Por qué Beck tendría esto? ¿Hay prensa
sensacionalista en la isla? ¿Lo ha visto en alguna parte y está esperando
para enfrentarse a mí? Ha estado muy raro los últimos días, pensé que
era porque nos íbamos pronto, pero ¿es por esto?
Oh, Dios. ¿Va a romper conmigo?
Se me revuelve el estómago al pensar en Beck y en cómo debe
sentirse al ver una foto mía así en las noticias. Probablemente piense que
mentí sobre ser virgen, o algo así. Le contaré lo que pasó. Le hablaré de
mi hermano y de lo que sospecho. Si se lo explico, lo entenderá; sé que
lo hará. Abro el cuaderno, a punto de volver a guardar el artículo
destrozado, cuando las palabras de la primera página llaman mi
atención.
Desvelando los secretos de Black Diamond.
Frunzo el ceño y leo la primera página. Es sólo un montón de
viñetas de cosas que hacer aquí. Como la cascada y la playa. Me pica la
~ 146 ~
t. ashleigh scandal

curiosidad y paso a la página siguiente y a la siguiente, y sigo leyendo


mientras las viñetas se convierten en párrafos.
Esto es muy extraño. ¿Qué estoy viendo exactamente?
Paso a la parte de atrás del cuaderno. Cuando lo hago, casi se me
salen los ojos de las órbitas. Empiezo a hojear las páginas, sin llegar a
leerlas, sólo hojeando cosas sobre mí. Cosas que Beck escribió sobre mí.
Autoconsciente. Solitario. Frágil. Ingenuo. Roto. Virgen.
Mi corazón se rompe y mi estómago se revuelve mientras las
náuseas se apoderan de mí. Dios mío. Voy a vomitar. Corro al baño, caigo
de rodillas y expulso bilis en la taza del váter. Pero no es suficiente; el
terror y la traición siguen invadiéndome y vomito en seco varias veces.
Los mocos me taponan la nariz mientras las lágrimas me corren por la
cara y la cabeza me da vueltas.
Esto no puede estar pasando. En serio, esto no puede estar
pasando. ¿Quién diablos es Beck y por qué está documentando tantas
cosas sobre mí? Cosas muy privadas y personales que le conté porque
confiaba en él.
Intento dejarme llevar por la lógica, que me dice que esto tiene una
explicación, pero ¿qué demonios puede ser? La rabia sustituye al dolor,
me levanto con piernas temblorosas y me dirijo a su habitación. El
cuaderno está sobre su cama, lo agarro y vuelvo al principio. Creo que
está escribiendo una historia sobre la isla. O al menos eso es lo que
deduzco por la información que hay aquí. ¿Está haciendo lo mismo sobre
mí? ¿Reuniendo un montón de cosas para poder vender información a
la prensa?
No tiene ningún sentido. Nada de esto tiene sentido.
Oigo un pitido que me avisa de que alguien está entrando por la
puerta principal y me planteo guardar el cuaderno antes de pensármelo
mejor. Quiero saber qué es esto.
El solitario, frágil e ingenuo Austin ha abandonado el puto edificio
y ha sido sustituido por alguien dispuesto a prender fuego a este
bungalow.
—¿Austin? ¿Estás despierto, bebé?
~ 147 ~
t. ashleigh scandal

Bebé. La palabra me da escalofríos y, sinceramente, no quiero


volver a oírla. ¿Quién carajo se cree que es? Llamándome así cuando
claramente me ha estado mintiendo estas últimas semanas. Bueno, en
realidad, todo el tiempo que llevamos juntos.
—¿Austin?—, vuelve a intentarlo y yo miro el cuaderno que tengo
en la mano, intentando decidir si quiero tirárselo cuando vuelva aquí.
Oigo el ruido de sus pies mientras avanza por el pasillo y se me revuelve
el estómago ante lo que está por llegar. —¿Austin?—, pregunta, y oigo
que se detiene en el umbral. No lo miro. Y si hace unos segundos quería
enfrentarme a él, ahora prefiero no volver a verle la cara.
Sin mirarlo, inclino el cuaderno hacia arriba, como si él no pudiera
verlo ya. —He encontrado algo interesante mientras no estabas—. Mi voz
suena extraña. Un tono que nunca había oído antes, pero
definitivamente soy yo la que habla.
—Puedo explicarlo—. Su voz suena llena de preocupación.
Levanto la vista y casi me muero en el acto cuando nuestros ojos se
conectan. La mezcla de mi dolor y mi ira es una combinación peligrosa.
—Por favor, ilumíname—. Gruño.
Sus ojos marrones no tienen la intensidad que suelen tener. En
cambio, parecen casi asustados. Bien. Debería estar jodidamente
asustado. —Iba a decírtelo esta noche.
Se me escapa una risa amarga y sacudo la cabeza. —Qué
conveniente. Tienes que esforzarte más que eso.
—Austin…
—¿Quién carajo eres?— Gruño, levantando el cuaderno. —¿Y qué
diablos vas a hacer con todo esto? ¿Vendérselo a alguien? ¿Obtener un
dineral? Noticia de última hora, te demandaré por cada céntimo que
vales si haces eso.
—No voy a venderlo.
—¿Entonces para qué demonios sirve? Sé que algunas personas
llevan un diario, pero esto no es eso. Es como una retorcida búsqueda
del tesoro. Ni siquiera sólo la mierda sobre mí, sino toda la información
privilegiada sobre Black Diamond.
~ 148 ~
t. ashleigh scandal

Da un paso hacia mí y yo retrocedo, lanzándole el cuaderno tan


fuerte como puedo al pecho. Al hacer contacto, gruñe y el cuaderno cae
al suelo con un golpe seco.
—No tenía que ser así. Lo tenía todo planeado. Esta noche, durante
la cena, iba a explicártelo todo—. Me suplica que lo entienda, pero no
entiendo nada.
—¿Explicar qué?— Aprieto los dientes. Estoy nublado por la ira y
la cabeza me da vueltas, literalmente, con todas las estupideces que me
está soltando.
Empiezan a caer lágrimas por sus mejillas, pero no quiero nada de
eso. ¿Le duele? ¡Qué bien! —Aus…
—¡Dímelo, mierda!— Grito. Así que sobre sus respuestas vagas, he
tenido gente caminando sobre mí toda mi vida y realmente pensé que
era diferente.
—Soy un periodista encubierto.
El mundo me da vueltas, la habitación se queda a oscuras durante
un segundo y retrocedo dando tumbos, casi cayendo sobre la cama
cuando las rodillas me fallan. Un periodista. Es un puto periodista. Un
grito agudo sale de mis labios y las lágrimas inundan mis ojos. Dios mío.
Soy tan estúpido. El ser humano más estúpido del mundo.
Confié en él. Con todo.
Con todo. Jodida. Cosa.
Siento un nudo en la garganta y entre los sollozos, mi incapacidad
para recuperar el aliento y el dolor que siento, realmente creo que me
voy a desmayar.
—Austin—. Oigo su voz y siento el deslizamiento de sus manos
sobre mis brazos mientras intenta calmarme. —Austin. Por favor,
necesito que te calmes. Tienes que respirar. Por favor, respira.
Lo intento. Lo intento, pienso una y otra vez.
Entonces siento sus dedos bailar bajo la tela de mi camisa, posarse
en la piel de mi espalda mientras cuenta, intentando que respire con él.

~ 149 ~
t. ashleigh scandal

Lo que está haciendo está bien, pero ahora todo me parece mal.
Contaminado.
Me levanto de un salto, lo empujo y salgo dando tumbos de su
habitación al pasillo. Tengo que salir de aquí. Ahora mismo. Me llama
por mi nombre, pero lo ignoro. Tengo que salir.
Un pie delante del otro, puedes hacerlo Austin. Todo va a salir
bien. Sólo necesitas un poco de aire fresco.
Cuando llego a la puerta principal, la abro de un empujón y
tropiezo con los tres escalones en mi intento de salir de allí rápidamente.
Caigo al suelo pero me levanto rápido, dando tumbos por el muelle.
Estoy a medio camino de mi bungalow cuando por fin me detengo,
apoyando las manos en los muslos mientras aspiro bocanadas de aire
fresco. Es entonces cuando oigo el crujido del muelle mientras él viene
detrás de mí y cierro los ojos, deseando que las lágrimas desaparezcan,
pero es inútil.
Estoy destrozado.
—Bebé, por favor—. Las palabras son el último clavo en el ataúd.
Es como si todo lo que sentía, todo lo que creía que éramos, se hubiera
disuelto en la nada. No soy una persona violenta, nunca peleo, pero la
rabia y otras emociones que asaltan mi interior ahora mismo no se
parecen a nada que haya experimentado antes. Sentí traición por las
acciones de mi hermano y mi padre, pero esto… Esto es mucho peor.
Me doy la vuelta y le clavo el dedo en el pecho con tanta fuerza que
se estremece. —No te atrevas, carajo. No soy tu bebé. No soy nada tuyo.
Se echa físicamente hacia atrás, y veo cómo mis palabras llegan a
su destino. Tiene que saber que esto se ha acabado. No hay vuelta atrás.
—Austin…— lo intenta, pero no le oigo. Ya es demasiado tarde para
eso.
—¡NO!— Grito, sin importarme si toda la isla puede oírme. A la
mierda este lugar y todos los que están en él. —No puedes decir mi
nombre. No puedes hablarme. Hemos terminado. No quiero oír tus
excusas ni más mentiras. Quiero que te des la vuelta y salgas de mi vida
tan rápido como entraste en ella. ¿Entiendes?

~ 150 ~
t. ashleigh scandal

—Por favor—, suplica. Esos ojos que solían contener tanto


significado y planes con una sola mirada ahora están manchados y llenos
de mentiras y promesas rotas.
Me doy la vuelta para alejarme, oigo sus pies cuando intenta
seguirme y vuelvo a girarme para fulminarlo con la mirada. —No me
sigas. No quiero hablar más de esto. Lo nuestro se acabó. Se acabó en
cuanto me di cuenta de lo que realmente eres. Ahora, por favor, ¿puedes
hacerme este favor y dejarme marchar con lo poco que me queda de
dignidad?
Sus ojos buscan los míos, y supongo que se da cuenta de que no
bromeo porque no se resiste. De hecho, observo cómo se apodera de él
la calma. ¿Aceptación, tal vez?
Que le vaya bien. Sacudo la cabeza, me alejo de él y camino por el
muelle. Sus gritos silenciosos me siguen hasta mi bungalow.

~ 151 ~
t. ashleigh scandal

Veinte
Beckett
De alguna manera, me encontré de nuevo en mi bungalow sin
saber cómo había llegado hasta allí. Tampoco recuerdo haber empacado
mis cosas ni haberme preparado para salir. No me importaba el vuelo.
Casi deseaba que el avión cayera del cielo y me sacara de mi miseria.
Caminar de vuelta por la terminal de LAX12 es surrealista. Como si
hubiera estado fuera años en lugar de semanas. No me siento yo mismo.
Me siento perdido, devastado. Y me siento totalmente destruido.
El trayecto en taxi hasta mi casa pasa borroso y pronto estoy en mi
apartamento, rodeado de cuatro paredes asfixiantes. Saco el móvil y lo
enciendo por primera vez en semanas. Me sorprende que siga
encendido, teniendo en cuenta que hace tiempo que no lo cargo. Al
instante, la pantalla se inunda de notificaciones. Las salto todas y voy al
icono de llamada. Primero localizo el nombre de Darren, hago clic y me
llevo el teléfono al oído con dedos temblorosos.
Solo suena dos veces antes de que su alegre voz suene a través de
la línea. —¡Desgraciado! ¿Ya has vuelto? ¿Por qué no enviaste la
batiseñal? Te habría recibido en el aeropuerto o algo así—. Quiero
sonreír por la burla de Batman, porque ese idiota sabe lo mucho que me
gusta Superman, pero cuando mis labios intentan esbozar una sonrisa,
en su lugar sale un sollozo tartamudo. —¿Beck?— Oigo inmediatamente
el cambio en su tono y abro la boca para decirle que no pasa nada, pero
en su lugar me sale otro sollozo. —¡Cole!—, grita.
Entonces los oigo hablar de un lado a otro y algunos crujidos antes
de que la voz de Cole se cuele por la línea. —Hola, amigo. ¿Estás en casa?

12
Aeropuerto Internacional de Los Angeles.

~ 152 ~
t. ashleigh scandal

Asiento con la cabeza aunque él no puede ver antes de que un —


Sí— entrecortado salga de mis labios.
—Bien. Eso está muy bien, Beck—, me tranquiliza. En una
situación normal, odiaría que me hablara como a un niño, pero no hay
nada normal en cómo me siento. Caigo al suelo cuando las rodillas me
fallan.
—¿Beck?— Esta vez es Darren otra vez. —¿Estás bien? ¿Qué fue
eso?
—Me caí—, logro decir. —No m-me siento tan b-bien.
—Estamos en camino. Muy cerca. Te prometo que ni cinco minutos
tardamos, ¿okey? Sólo necesito que hables conmigo—. El tono de Cole es
tranquilizador, y me calma un poco.
—De acuerdo—, susurro, pulso el botón del altavoz y dejo el
teléfono en el suelo. Luego me tumbo a su lado, rodando sobre mi
espalda y mirando el techo.
Oigo sus voces, pero ahora todo parece lejano. Es como si me
hubieran sumergido la cabeza bajo el agua. Levanto la mano y presiono
con los dedos el punto del pulso de mi cuello, esperando que mi corazón
se acelere, pero no es así. Está en calma. Suelto la mano, mareado. Creo
que hoy no he comido nada. Espera, ¿cuándo fue la última vez que comí
algo? El cambio de hora me está jodiendo.
S’mores. Había malvaviscos la noche de la tormenta. La noche que
hice el amor con Austin. La noche en que todo era perfecto. La noche
antes de que todo se hiciera pedazos por culpa de mis mentiras. Me doy
la vuelta, con vómitos secos y expulsando bilis sobre la alfombra.
—¿Beck?— Los gritos suenan ahora más cerca y miro mi teléfono
confundido antes de que dos pares de manos me toquen la espalda.
Están aquí.
Me doy la vuelta y me encuentro cara a cara con las únicas
personas en el mundo, aparte de Austin, que significan algo para mí. Me
asaltan grandes sollozos. Al instante me envuelven en sus abrazos. Y
desato toda la frustración contenida del último día y medio. Suelto
sollozos a gritos hasta quedarme afónico y con la garganta en carne viva

~ 153 ~
t. ashleigh scandal

de tanto llorar. No me sueltan ni una sola vez. Me susurran palabras de


aliento. Me mecen. Me acarician. Solo son mis piedras por ahora, aunque
no tengan ni idea de lo que está pasando.
No me presionan para que hable, ni intentan forzar palabras que
no estoy preparado para decir. Simplemente me apoyan. Se sientan y
respiran conmigo mientras intento calmarme.
Al final, estamos todos tumbados en el suelo de mi apartamento.
Las cabezas juntas mientras miramos al techo. En algún momento,
Darren limpió mi vómito y estoy muy agradecido por eso, porque de lo
contrario, probablemente olería muy mal en este momento.
—La he cagado—. Mi tono grave es chocante para mis oídos y me
aclaro la garganta, sintiendo una lágrima solitaria deslizarse desde mi
ojo hasta la línea de mi cabello. —Llegué a Black Diamond dispuesto a
conseguir la mejor historia que pudiera. Aunque sabía que sería difícil,
de verdad creía que podría conseguir algo—. Me muerdo el labio,
mirando fijamente el mismo punto del techo durante tanto tiempo que
mi entorno empieza a desdibujarse. —Entonces conocí a Austin….—. Me
quedo sin palabras y noto el cambio en el cuerpo de Darren, que se pone
boca abajo para mirarme. —Al principio fue un encuentro accidental.
Luego nos hicimos amigos. No era… nada de lo que yo esperaba, y eso
me atrajo. Era como si necesitara saber más, conocerlo todo sobre él—,
digo, deteniéndome cuando se me quiebra la voz en la última palabra.
Tengo que calmarme antes de volver a perder el control.
—¿Te enamoraste de Austin?—. Pregunta Cole, reflejando la
posición de Darren a mi lado. Siento el peso de las miradas de ambos e
inhalo profundamente, asintiendo con la cabeza.
—Él era todo lo que yo no sabía que estaba tratando de encontrar.
La conexión por sí sola no se parecía a nada que hubiera experimentado
antes. Y tan rápido. Me enganchó desde el principio. Intenté alejar los
sentimientos, pero no funcionó. Se metió tan profundamente bajo mi
piel que, cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde—. Me llevo las
palmas de las manos a los ojos, frotándomelos con tanta fuerza que las
estrellas estallan detrás de los párpados.
—¿Él también se siente así?

~ 154 ~
t. ashleigh scandal

Suelto las manos, miro a Darren y niego con la cabeza. —Lo sentía.
Hasta ayer—. Mi voz vuelve a quebrarse y me muerdo el labio para
detener el sollozo. Mierda, contrólate. Tienes que dejar de llorar.
—¿Qué pasó ayer?
Suspiro, sentándome y acercando las rodillas al pecho. —Llevaba
un cuaderno de todo lo que pasaba en la isla. Lo que veía, lo que pasaba
allí. Las actividades—. Suspiro, odiándome más. —Pero también
guardaba entradas sobre él. Sólo para mí—. Me doy un golpecito en el
pecho. —No para el trabajo, o para eventualmente escribir una historia.
Para mí—. Hago una pausa, intentando prepararme para lo que viene a
continuación, pero sabiendo que no hay tiempo suficiente en el mundo
para eso. —Encontró mis notas. Nunca le dije quién era, no podía por mi
tapadera. Se lo conté entonces. Que yo era un periodista, y él perdió su
mierda, como era de esperar. No tuve oportunidad de explicárselo bien.
No es que importara. Nunca me perdonará, de todos modos.
No puedo evitar que las lágrimas resbalen por mis mejillas. Me
siento entumecido. No sé qué decir o hacer ahora. Ojalá pudiera volver
atrás en el tiempo y arreglar esto de alguna manera.
—Beck… lo siento—. Darren se acerca y me aprieta el hombro.
Cole hace lo mismo y me revuelve un poco el pelo. —Yo también lo
siento. ¿Qué podemos hacer para ayudar?
Me encojo de hombros, porque es lo único que puedo hacer. —No
creo que haya nada que pueda ayudar. Estoy bastante seguro de que voy
a tener que aguantar.
—¿Y tu historia de Black Diamond?— pregunta Darren, dándome
un codazo.
—Creo que todos sabemos que no hay historia.
Cole gime, pero no de rabia. Más bien está preocupado por mí. —
Marshal no estará contento. Creo que tiró de todos los aguijones posibles
que tenía en su arsenal para hacer ese viaje.
Asiento, sin saber qué más decir.

~ 155 ~
t. ashleigh scandal

—Oh hombre, cuando vas con todo, realmente haces la maldita


cosa, ¿eh?— Darren me pasa el brazo por el cuello juguetonamente y me
alborota el pelo con los nudillos.
—Sí, y es una puta mierda. ¿Por qué nadie me lo advirtió? —
Refunfuño, sin querer decir nada. Con lo mal que me siento ahora
mismo, no haber conocido a Austin tan íntimamente es mucho peor.
Viviría con mil corazones rotos si eso significara que pudiera
tenerlo.
—Bien. Así que vamos a DoorDash nosotros un poco de pizza y
cerveza, descansar, ver el partido y relajarse. Es el primer desengaño
amoroso de nuestro chico y tenemos que hacer lo que podamos para
mejorarlo.
Sonrío, sintiéndome mucho mejor de lo que merezco. —Gracias,
chicos—. Pero la sonrisa pronto se desvanece cuando pienso en Austin,
preguntándome dónde estará ahora mismo y lo destrozado que debe
sentirse.
Por mi culpa.
Porque yo lo rompí.

—Dame una buena razón para no despedirte ahora mismo—,


escupe Marshal entre dientes apretados, con las manos en el escritorio.
Estoy sentado en su despacho al día siguiente de mi regreso, sin
nada que mostrar de mis semanas de ausencia. —Si queremos ser
sinceros, deberías despedirme. Demonios, si yo fuera tú, me
despediría—. Y lo haría. Tenía un trabajo que hacer y no lo hice. Así es
como debería ser con cualquier empleador.
Me mira fijamente, reflexionando sobre mis palabras, antes de que
se le escape un largo suspiro. —Bueno, ¿qué demonios puedo decir a eso?
No esperaba que estuvieras de acuerdo. Eso es una mierda… Me acabas
de robar toda mi táctica para asustar—, admite, dejándose caer de nuevo
~ 156 ~
t. ashleigh scandal

en la silla. ¿Y ahora qué? Ladeo la cabeza confundido, esperando que me


regañe, que me eche de su despacho y me diga que no vuelva nunca, pero
no lo hace. —En todos estos años, sólo me he encontrado una vez con
una situación así, y fue muy diferente a ésta.
Doy un respingo, seguro de que es algo salvaje, como la mayoría de
sus historias. —¿Quiero saberlo?
Resopla, sacude la cabeza y abre el portátil. —Probablemente no.
¿Qué demonios está pasando ahora? ¿Por qué no me han
despedido?
Empieza a teclear, mirándome de vez en cuando por encima del
borde del portátil. Estoy confuso y nervioso, y mi maldita pierna no para
de botar mientras espero a oír lo que dice a continuación. Con un último
chasquido, cierra el ordenador, se quita las gafas y me mira fijamente.
Es una situación extraña y no sé qué esperar.
Se lleva los dedos a la barbilla y me mira con una expresión que no
consigo descifrar. Esta expectación me va a matar. No puedo aguantar
mucho ahora mismo. Ya estoy destrozado.
—Acabo de enviar los papeles de tu traslado. Te vas en dos
semanas, como estaba previsto.
Mi corazón casi salta en mi garganta. Esperaba salir de aquí sin
trabajo, y me dice que aún me dará mi ascenso. ¡¿Qué?! —Con el debido
respeto, tengo que preguntar por qué.
—Bueno, eres más valiente de lo que creía—. Se vuelve a poner las
gafas y agarra un cuaderno. —Porque te conozco, Beckett Taylor. Nunca
has rechazado una historia. Eres calculador, impulsivo, rápido de
reflejos y casi nunca te metes en nada de lo que no puedas salir… Así que
el hecho de que estés aquí ahora mismo diciéndome que no puedes
cumplir significa que te pasó algo importante mientras estabas allí. Lo
suficientemente importante como para que mandes a la mierda una
carrera por la que te mataste a trabajar. Y para mí, eso demuestra mucho
más sobre tu carácter que cualquier historia que pudieras contar.

~ 157 ~
t. ashleigh scandal

Estoy impresionado. Todo lo que dijo fue acertado, pero nunca


esperé que lo entendiera. Marshal es un tipo duro hasta la médula. O al
menos yo pensaba que lo era. Ahora no estoy tan seguro.
—Gracias, señor—, consigo decir después de unos instantes,
cuando se me pasa el susto.
Él asiente y agarra su cuaderno. —Dicho esto. Hay una cosa que
quiero de ti—, hace una pausa. No sé si es por dramatismo o qué, pero
me tiene en ascuas, eso seguro. —Quiero una última historia épica antes
de tu último día. Eso no es opcional.
Prácticamente suspiro aliviado. ¿Eso es todo? Lo pienso, ya se me
ocurren unas cuantas posibilidades. —¿Lo que yo elija?
—Lo que tú elijas.
Lo contemplo un momento, ya tengo una idea de lo que podría
hacer. Llevará mucho trabajo, pero estoy dispuesto a poner todo mi
empeño en arreglarnos. —Puedo hacer que ocurra algo.
La sonrisa de Marshal es amplia, como si hubiera leído mi mente
y supiera que estoy planeando algo grande.
Grande es un eufemismo. Esta misión será todo corazón… Sólo
espero que sea suficiente.

~ 158 ~
t. ashleigh scandal

Veintiuno
Beckett
Es curioso cómo pierdes la noción del tiempo una vez que te han
roto. Es como caminar aturdido mientras el resto del mundo gira a tu
alrededor.
Ahí es donde estoy.
Perdido.
Según mi calendario, hace una semana que llegué a casa, pero una
parte de mí aún siente que está en la isla. Supongo que es verdad a
medias, teniendo en cuenta que dejé allí mi corazón y mi alma. Me giro
hacia la ventana de la derecha, contemplo el sombrío día matutino y veo
cómo la lluvia se desliza por el cristal. Lleva toda la semana sombría y el
hombre del tiempo anuncia fuertes tormentas. Qué apropiado para el
estado de ánimo en el que estoy atrapado.
La ira, el resentimiento, la desolación y el vacío luchan contra mí
mientras intento volver a la realidad. Pero el problema es que mi
realidad apesta y no quiero estar aquí.
Me doy la vuelta y miro a mi padre y a mi hermano, que beben su
whisky en el sofá del despacho de mi padre, ajenos a la confusión por la
que estoy pasando. O quizá simplemente no les importa. Esa es la opción
más probable de las dos. ¿Alguna vez les ha importado de verdad?
Durante mucho tiempo pensé que a mi hermano sí, pero ahora me
pregunto hasta qué punto todo era humo y espejos. ¿Alguna vez me
quisieron de verdad? ¿O simplemente he sido una molestia?
Como si la forma en que mi hermano me tendió la trampa no fuera
suficiente indicio de lo mucho que me odia, no deja de lanzarme miradas
desagradables. No hemos hablado de ello, y supongo que nunca lo

~ 159 ~
t. ashleigh scandal

haremos. Hace semanas, habría querido saber por qué. Le habría rogado
y suplicado que lo entendiera, pero ya no me importa.
Supongo que eso es lo que pasa cuando tus emociones están en el
fritz después de haber sido destruido. Hablan de trabajo, de la gente, en
concreto, de la mejor forma de ganar dinero con ellos, y algo dentro de
mí se rompe. Es como si todo lo que he estado sintiendo y deseando
desde el momento en que me fui hace seis semanas se desbordara y la
realidad de lo harta que estoy de todo el mundo se estrellara contra mí.
—Lo dejo—, suelto, haciendo que los dos giren la cabeza en mi
dirección.
Mi hermano esboza una sonrisa malvada y mi padre parece
completamente sorprendido.
—¿Qué dejas qué?—, pregunta mi padre, dejando el vaso en la
mesilla y levantándose de la silla.
Enderezo los hombros. Mi lado tímido que solía rezar por la
aprobación de su padre hace tiempo que desapareció y entonces me doy
cuenta de que nunca necesité su aprobación en absoluto. La única
aprobación que necesitaba era la mía.
Vaya, tocar fondo parece aportar mucha claridad.
—Dije que renuncio. He terminado. No quiero estar más en el
negocio. Dáselo a Aaron—. Le hago un gesto a mi hermano, sin
importarme si papá acepta o no. Podría vender su empresa al mejor
postor y seguiría sin importarme. Ya lo he superado todo.
A mi padre se le escapa una carcajada y aplaude lentamente como
si me hubieran dado el premio al mejor actor. —Muy gracioso—. Suspira,
volviendo a sentarse. —Ven aquí y prepárate una copa. Tenemos algunos
asuntos que discutir
Esto me enoja. Nunca me ha tomado en serio ni una sola vez, así
que no debería esperar que esto fuera diferente, pero el hecho de que
encuentre humor en todo esto sólo me enciende más.
—Papá, no estaba bromeando—, le digo, esperando que esta vez
entienda el mensaje. —He terminado.

~ 160 ~
t. ashleigh scandal

Su cara vuelve a decaer y mira a Aaron en busca de consejo, pero


mi hermano está demasiado ocupado mirándome.
—Esto es absurdo—, dice, con los ojos llenos de desconcierto. —No
puedes dejarlo así como así. Es nuestro legado familiar. Vas a tomar el
relevo y punto. No volveremos a tener esta conversación—. Agita una
mano desdeñosa en mi dirección. Volviéndose hacia Aaron como si yo
no hubiera dicho nada importante.
Hubo un tiempo en mi vida en el que me habría derrumbado aquí.
Me habría doblegado ante las exigencias de mi padre y me habría
arrastrado hasta él con el rabo entre las piernas. Ese no es el caso ahora,
sin embargo.
Estoy cansado de ser alguien que no soy. Cansado de ponerme a
mí mismo y a mi vida en suspenso para hacer lo que otros esperan de mí.
Decidido, me dirijo a la puerta, agarro mi abrigo y me lo pongo
mientras salgo de su despacho. El lugar de trabajo está repleto de
empleados y los teléfonos no paran de sonar. Es una satisfacción saber
que nunca tendré que volver aquí.
—¡Austin!— La voz de mi padre retumba, haciendo que todos los
presentes dejen de hacer lo que están haciendo y se queden mirando. En
el pasado, habría odiado esta atención no deseada, pero estoy pasando
página. El viejo Austin ha abandonado el edificio.
Me doy la vuelta y me mantengo erguido mientras él avanza hacia
mí por el pasillo. Ya no puede hacerme daño. Ya estoy destruido.
—Vuelve a mi despacho ahora mismo. No hemos terminado de
hablar—. Tiene la cara enrojecida y la vena de la frente a punto de
estallarle.
—Ya he dicho lo que tenía que decir, así que creo que nuestra
discusión ha terminado—. Oigo los gritos de sorpresa de nuestro público
y casi sonrío.
Mi padre, como si ahora se diera cuenta de que todos los ojos están
puestos en nosotros, intenta una táctica diferente. Me sonríe y me agarra
del hombro. Cualquiera diría que está consolando a un hijo, pero la
forma en que su pesada mano se clava en mí me dice exactamente de qué

~ 161 ~
t. ashleigh scandal

se trata. Una advertencia. —Vamos a hablar de esto—, murmura,


bajando la voz para que solo yo pueda oírlo.
Sacudo la cabeza, le quito la mano de encima y retrocedo un paso.
—Has tenido años para hablar conmigo. Ahora es demasiado tarde. He
terminado. Esta ya no es la vida que quiero—. Me doy la vuelta para
marcharme, observando los múltiples pares de ojos muy abiertos y las
mandíbulas caídas. Está claro que han oído mis palabras.
Me alegro. Espero que se lo digan a todo el mundo.
Sólo he dado tres pasos cuando oigo el duro tono de mi padre. —Si
te vas, no volverás a ser bienvenido. Me lo llevaré todo. Tu coche, tu
apartamento, tu dinero. Todo desaparecerá.
Me quedo inmóvil, dejando que sus palabras calen hondo. Lo que
está amenazando sería perjudicial. Podría ser el fin para Austin O’Kane…
Y ese pensamiento nunca había sido tan liberador. Girándome
hacia mi padre, observo su mirada triunfante. Cree que ha ganado. Oh,
realmente voy a disfrutar esto. Me acerco a él y saco la billetera. Me mira
con el ceño fruncido, claramente confundido por lo que estoy haciendo.
—Papá. —Suspiro y me detengo a medio metro. —Nunca he
querido tu dinero—. Entonces saco mis tarjetas de crédito y le agarro la
mano, plantándoselas en la palma. —Puedes quedártelo—. Doblo los
dedos alrededor de las tarjetas, le doy una palmadita y me voy, dejando
de oír las ovaciones de los empleados y los gritos de mi padre a medida
que me alejo.
La libertad está ahora a mi alcance y pienso cogerla con las dos
manos.

Tiro la última bolsa en la parte trasera del Jeep Cherokee usado


que acabo de comprar y suspiro, mirando hacia el rascacielos que ya no
es mi casa. Es curioso que no tener nada se parezca más a vivir que
cuando lo tenía todo.

~ 162 ~
t. ashleigh scandal

Después de mandar a mi padre a la mierda, me puse manos a la


obra. Vendí todo lo que era mío y acumulé todo el dinero que pude. Le
devolví su coche y su apartamento antes de ir a comprar mi Jeep. Ahora
estoy sentado sobre el poco dinero que me queda y estoy listo para ir a
averiguar quién demonios es Austin O’Kane.
Me duele el corazón por Beck y le echo mucho de menos. Una parte
de mí desearía que estuviera aquí conmigo y que estuviéramos haciendo
esto juntos, pero por desgracia, eso no estaba en nuestras cartas. No
hemos vuelto a hablar desde aquel día en el muelle, aunque he querido
hacerlo una docena de veces, pero no lo he hecho. No me atrevo a dar
ese paso. Me duele. Duele más que nada, pero no puedo quedarme
encerrado en el pasado y en el dolor. Necesito sanar. Necesito hacer algo
por mí por una vez en mi maldita vida. Así que aunque no sea lo que
quiero, tengo que hacerlo.
Quién sabe, quizá algún día nuestros caminos se vuelvan a cruzar.
Echo un último vistazo a mi alrededor, subo al Jeep y me dirijo a
la gasolinera para repostar. Me subo a la Ruta 66 y me voy. No tengo
ningún destino en mente. Ya se me ocurrirá algo. Tal vez incluso empiece
mi propio TikTok para documentar mis viajes.
Después de estacionar en un lugar, entro y agarro algo para picar.
Tengo que ir a la tienda de comestibles en mi próxima parada y
abastecerme de algunos productos secos para ahorrar algo de dinero,
pero por ahora, esto tendrá que ser suficiente.
La cajera me está cobrando cuando la portada de GossipTalk llama
mi atención. No sé por qué la agarro. Una compra impulsiva no es propia
de mí, pero últimamente nada es propio de mí, así que ¿por qué no
empezar por aquí? —Me llevo esto también—, le digo a la cajera,
añadiéndolo a la pila y pagando todos mis artículos.
Dejo la bolsa en el asiento del copiloto, me abrocho el cinturón de
seguridad y me lanzo a la autopista, iniciando la primera etapa de mi
viaje.

~ 163 ~
t. ashleigh scandal

Horas más tarde, oscurece y mi cerebro está cansado de estar tan


concentrado en la carretera. Paro en un motel, dispuesto a ducharme y
dormir un poco. Pago una habitación, agarro mi bolsa y la revista,
porque ¿por qué no? Subo las escaleras hasta mi habitación.
Nunca me había alojado en un motel, y al principio era escéptico,
pero éste no está mal. Está limpio, y eso es lo importante. Me ducho
rápidamente, listo para tumbarme y dormir. Ha sido mucho prepararme
para este viaje y dormir ha sido algo que he dejado en un segundo plano.
Por no mencionar que, cuando duermo, Sueño con Beck y prefiero no
pensar en todo lo que he perdido con él.
Suspiro, alejo el pensamiento, me pongo los calzoncillos y me meto
en la cama. Cuando veo la revista en la mesilla, lo agarro. —Un poco de
lectura antes de dormir no hace daño a nadie—. Sobre todo porque ya no
tengo mi Kindle; juro que ese monito tiene un escondite secreto en
alguna parte de la isla. Coleccionando objetos de valor de los ricos y
famosos, creando un nido de huevos. Bueno, Bob, espero que disfrutes
de mi material de lectura. Te recomiendo Cali Boy de Charli Meadows
o Whit de Cora Rose. Son muy buenos.
Resoplo, sacudo la cabeza y abro la revista. Apenas llevo un par de
páginas y ya me estoy riendo de lo ridículas que son algunas de estas
mierdas. Estos paparazzi tienen que buscarse la vida. Paso las páginas
sin rumbo, sin ver nada, y estoy a punto de dejarlo cuando una columna
llama mi atención.
No, no la columna. La pequeña foto de Beck en la esquina de la
página. Me incorporo y el cansancio desaparece de repente al
contemplar el rostro del hombre del que estoy tan enamorado. El
hombre que me rompió el corazón.
Trago saliva y deslizo los ojos hacia el titular.
Guía Playboy para enamorarse.

~ 164 ~
t. ashleigh scandal

Respiro hondo, intentando prepararme para lo que vaya a decir,


pero me doy cuenta enseguida de que no hay forma de que eso ocurra.

Érase una vez…


Es broma, esta no es esa clase de historia. Esta es arenosa, y
probablemente voy a avergonzarme completamente. Pero bueno, las
cosas que hacemos por amor, ¿verdad?
Amor.
Lo que la mayoría de la gente quiere. Los músicos han estado
escribiendo canciones sobre él desde el principio de los tiempos. Lo
vemos en las películas, en todas las redes sociales. Es una de las cosas
más buscadas del mundo. Asociación. El compromiso. Encontrar a esa
persona con la que pasar la eternidad.
Tengo que admitir que yo no era uno de esos tipos. Me
enorgullecía de ser un soltero perpetuo. El tipo divertido con el que
salías de fiesta, pero no al que llevabas a casa a conocer a mamá y
papá. Entonces conocí a alguien que cambió por completo mi forma de
pensar. Entró literalmente en mi vida, dándome cosas que nunca supe
que quería. Fue aterrador y a la vez la experiencia más estimulante que
he tenido nunca.
Me llamo Beckett Taylor y estoy a punto de contarte cómo metí la
pata hasta el fondo y perdí al amor de mi vida.
De día soy un periodista encubierto de GossipTalk y de noche soy
el tipo al que acudes si quieres pasar un buen rato. O al menos lo era
hace dos meses.
Sabía que mi última misión sería un reto, pero me tomo mi
trabajo muy en serio y sabía que haría todo lo que estuviera en mi
mano para conseguir la historia perfecta. Rápidamente me di cuenta
de que la historia que perseguía no sería mi relato épico. No. Sólo era
el peldaño que me llevaría hasta allí.
Tengo la garganta seca y el corazón me late como un tambor al leer
las palabras. Las palabras de Beck. ¡Las palabras de Beck sobre mí!

~ 165 ~
t. ashleigh scandal

¿Alguna vez te has enganchado tanto a un programa que, cuando


llega el final, te pesa el pecho y te quedas un poco insatisfecho? No es
porque la serie no fuera buena, sino porque era tan buena y te cautivó
tan profundamente que te decepciona que no haya más episodios para
ver. Pasas por ese periodo de obsesión en el que entras en Internet y
buscas en Google todo lo que puedas sobre la serie. Ves vídeos en
YouTube de teorías conspiratorias y montajes hechos por fans de tus
personajes favoritos para sentirte conectado a ese mundo que tanto te
gusta.
Así era yo. Sólo que mi obsesión vino en forma de un hombre de
1,70 metros y ochenta kilos. Me hice adicto a una persona que me
sorprendía a cada paso. No se parecía en nada a lo que esperaba ni a
nadie que hubiera conocido. Me enganchó y me atrajo. Lo que empezó
como un flechazo exagerado se convirtió rápidamente en algo más
profundo.
Fue explosivo. La conexión más verdadera que he sentido nunca
con otra persona, y sucedió tan rápido.
He oído tantas veces en mi vida la expresión ‘amor a primera
vista’. Trabajando en el sector en el que trabajo, probablemente la vea
en la portada de una revista diferente cada semana, con las palabras
‘noticia de última hora’. Así que no voy a mentir, siempre he sido
aprensivo. ¿Cómo puedes conocer a alguien y sentir una conexión
instantánea?
Pensé que todo era mentira. Hasta que conocí a Austin O’Kane.
Entonces todo lo que había oído sobre el amor por fin tuvo sentido. Lo
único que la gente olvida mencionar es lo aterrador que es.
Especialmente para un tipo como yo, que nunca pensó en el amor.
Así que ahí estaba yo. Enamorándome profundamente de este ser
humano increíble, muerto de miedo, pero aún así aceptándolo de
alguna manera… porque hola, es amor.
Esa no era la única cosa aterradora contra la que luchaba. Eran
las mentiras que albergaba. Verás, nos conocimos bajo falsos pretextos.

~ 166 ~
t. ashleigh scandal

Él no tenía idea de que yo era un periodista encubierto y,


desafortunadamente, se enteró antes de que pudiera decírselo.
Como puedes imaginar, no fue bien. Estaba enfadado, herido, ¿y
quién puede culparlo? Yo, desde luego, no. Lo que hice fue horrible. Debí
decírselo en cuanto me di cuenta de que las cosas iban en serio… pero
quiero que sepa que ésa fue la única mentira. Todo lo que le dije, todo
lo que estábamos sintiendo. Todo era real. Y si tuviera la oportunidad,
haría cualquier cosa para demostrarle cuánto lo siento y cuánto
significa para mí.
Y si estás leyendo esto, Austin. Quiero que sepas que te amo, y te
estaré esperando si decides que quieres darnos otra oportunidad.
Beck

Cierro la revista, sin saber muy bien qué hacer. El corazón me late
tan fuerte que lo siento en los oídos. La última línea de la carta de Beck
suena una y otra vez en mi cabeza. Me quito las lágrimas de la cara, sólo
para que caigan más en su lugar.
Los pedazos rotos de mi corazón están en carne viva y lo único que
quiero es calmar el dolor y acudir a él. Dios, sería tan fácil. Seríamos
felices; todo volvería a su sitio sin problemas. Al menos al principio, pero
¿por cuánto tiempo? Nada ha cambiado. Seguiría siendo un desastre de
persona intentando cubrir mis heridas del pasado con una tirita de Beck,
y eso es tan malo como que él me mintiera.
Amo a Beck. Me encantó el tiempo que pasamos juntos. Y sí, tengo
que admitir que si Beck no fuera periodista, habríamos dejado la isla
juntos en feliz felicidad. No tengo dudas de que sería feliz con eso. Pero
las cosas son diferentes ahora. Yo soy diferente ahora.
Estar con Beck me enseñó mucho sobre mí mismo, pero las
consecuencias de Beck me enseñaron aún más. No puedo permitir que
otras personas controlen mi felicidad. O que otra persona sea el centro
de mi universo y dejarme a mí mismo en el camino. He pasado gran parte
de mi vida dando prioridad a lo que los demás quieren y necesitan,
dando a todo el mundo y sin tomar nada para mí, y ya no puedo seguir

~ 167 ~
t. ashleigh scandal

haciéndolo. Por una vez en mi vida, tengo que ser egoísta. Tengo que
ponerme a mí primero.
Me muerdo el labio, abro la revista y vuelvo al artículo. Miro
fijamente su foto, la recorro con el dedo y deseo tocarlo de verdad. Me
llevo la revista a la boca y la beso. Intento contener el sollozo que se me
escapa.
Ahora no es nuestro momento, Beck. Pero quizá algún día
podamos volver a intentarlo. Espero que esperes, pero lo entenderé si
no lo haces.
Con el corazón encogido y la cabeza despejada, cierro la revista y
lo dejo en la mesilla de noche.
Tengo que dejarlo ir por ahora. Puede que no sea lo que quiero,
pero sé que es lo que tengo que hacer. Porque si alguna vez voy a ser
capaz de amar a Beck como se merece, primero tengo que aprender a
amarme a mí mismo.

~ 168 ~
t. ashleigh scandal

Veintidós
Beckett
Ocho meses después
Desembalo otra caja, rompiendo el cartón y apilándolo sobre las
demás. Han pasado meses desde que me mudé a Nueva York y por fin
estoy terminando de desempaquetar el resto de mis cosas. Ha tardado
mucho en llegar. Creo que no estaba preparado para dejar California. Mi
antigua vida. Austin. Es curioso cómo sucedió. El cambio que tan
desesperadamente quería ahora me hace sentir vacío. No me di cuenta
de que estaba buscando algo hasta que Austin cayó en mi regazo y ahora
que se ha ido, es como si todo el oxígeno hubiera sido aspirado de la
habitación. Siento que me ahogo.
Aspiro una bocanada de aire y sacudo la cabeza, intentando alejar
los pensamientos y adormecer el dolor que me invade. Fingir que esto
no está pasando es la única razón por la que sigo sobreviviendo. Evitar e
ignorar el problema a toda costa. Llevo semanas trabajando sin
descanso. Apenas durmiendo, comiendo. Eso es lo que hago: no darme
la oportunidad de pensar, porque pensar sólo empeora las cosas. Sé que
cuando pare, el dolor que he estado reprimiendo va a estallar y me
destruirá. ¿Cómo destruí a Austin?
Mi mente es un lugar peligroso. Uno que está constantemente
tratando de tirar de mí hacia abajo a donde se encuentra la depresión.
Estoy tan enfadado conmigo mismo por dejar que esto saliera como
salió, que me estoy desviviendo por castigarme.
Siente el dolor. Tienes que sentirlo. Me grita la insistente voz. —
Puedes irte a la mierda—, murmuro. No tengo fuerzas para eso.
Suspiro, agarro el mando a distancia y cambio de canal hasta que
me tropiezo con el episodio navideño de Friends. Pulso el botón de

~ 169 ~
t. ashleigh scandal

apagado muy deprisa y tiro el mando a distancia por toda la habitación.


Choca contra la pared, cae al suelo y se abre como una piñata. Levanto
los brazos, me revuelvo el pelo y miro fijamente el techo cubierto de
palomitas, suplicando una señal. Pido cualquier cosa que detenga este
tormento.
Necesito dar un paseo y despejarme, porque este piso es
demasiado asfixiante ahora mismo. Agarro las llaves de la encimera y me
las meto en el bolsillo antes de salir y bajar por el pasillo hasta el
ascensor.
¿De verdad hace meses que no lo veo? Algunos días parece que
hayan pasado horas y otros años. Sea como sea, lo echo de menos. Lo
echo mucho de menos. Algunos días me pregunto si alguna vez superaré
lo que tuvimos. Y cómo seis semanas de mi vida pudieron ser el final de
todo para mí. Él no era lo que yo esperaba, pero era todo lo que yo quería;
así que perder eso es casi como cortar un miembro. Siento que una gran
parte de mí ha desaparecido, y lo peor es que nunca sabré si la
recuperaré.
El sol brilla cuando salgo e intento alejar mis pensamientos de
Austin y centrarme en lo que me rodea. No he explorado mucho en los
últimos meses. En realidad, no he hecho otra cosa que sobrevivir.
Luchando por la vida, día a día. Esperando lo mejor, pero siempre
decepcionado al final. Mejor. Sólo quiero sentirme mejor… pero eso
parece tan inalcanzable.
Después de un paseo de treinta minutos, me he convencido a mí
mismo de que me siento peor. Así que vuelvo a mi edificio. Entro en el
ascensor, pulso el botón de mi planta y me apoyo en la pared mientras
sube. Me gruñe el estómago y suspiro, sabiendo que lo único que tengo
en la nevera ahora mismo es bicarbonato y queso mohoso. Tengo que
hacer la compra. Quizá pueda hacerlo el sábado.
Las puertas del ascensor se abren y entro en mi pasillo, con la
mirada clavada en el suelo mientras pienso en lo que hay en mis
armarios. ¿Ramen, creo? Quizá una lata de judías verdes. Eso
combinará, ¿no? Quizá pueda hacer algún tipo de revuelto. Una vez
tomada la decisión, saco las llaves del bolsillo, levanto la vista y me
quedo paralizada. Oh, Dios. Oh. Dios. Dios.

~ 170 ~
t. ashleigh scandal

Sacudo la cabeza, cierro los ojos y vuelvo a abrirlos, esperando que


el espejismo desaparezca. Después de todo, no sería la primera vez que
lo soñara. Pero cuando vuelvo a abrir los ojos, sigue ahí de pie. Y siento
que el corazón me late en el pecho por primera vez en meses.
Mis ojos recorren su cuerpo, observando sus chanclas, sus
pantalones cortos vaqueros y su camiseta negra lisa antes de deslizarse
por su cuello, su marca de nacimiento y contemplar su hermoso rostro.
Parece diferente. Seguro de sí mismo. Tan parecido al chico que conocí
y tan diferente al mismo tiempo.
Sonríe ampliamente mientras levanta una mano para saludarme,
y casi lloro de lo adorable que es. —Hola, Beck—, susurra, y esas palabras
son las mejores que he oído en mucho tiempo.
—Hola—, murmuro, intentando por todos los medios hacerme a la
idea de que está aquí. En Nueva York. Fuera de mi apartamento.
—Esperaba verte. ¿Quizás podríamos hablar? Si te parece bien—.
Parece esperanzado, tal vez incluso un poco preocupado, pero no tiene
por qué estarlo; nunca lo rechazaría.
—Por supuesto. Me encantaría—. Vuelve a sonreír y no puedo
hacer otra cosa que mirarlo, absorbiéndolo. Lo he echado tanto de
menos. Me cuesta contenerme para no abalanzarme sobre él y
estrecharlo entre mis brazos. —¿Quieres ir a otro sitio? No tenemos que
hablar aquí.
—Aquí está bien. Si tú quieres. Me parece bien lo que quieras.
Te quiero a ti.
—Aquí está bien—, le digo, dando los últimos pasos por el pasillo y
abriendo mi puerta. Huele bien cuando paso y vuelvo a luchar contra mí
mismo, empuñando las manos para evitar estirarlas para tocarlo. Haría
cualquier cosa por sentir el calor de su piel contra la mía.
Abro la puerta de un empujón y entro, mirando detrás de mí para
asegurarme de que me sigue. Me aterroriza que desaparezca. Como si mi
mente realmente lo hubiera conjurado.

~ 171 ~
t. ashleigh scandal

Entra y recorre con la mirada las cajas rotas y el espacio a medio


montar. Es realmente vergonzoso lo poco preparado que estoy para
recibir invitados.
Dejo las llaves sobre la encimera y hago un gesto hacia la nevera.
—¿Quieres algo de beber? Tengo agua… Bueno, eso es casi todo—.
Maldita sea, debería ir a hacer la compra antes.
Se ríe, se quita los zapatos en la puerta y niega con la cabeza. —
Estoy bien, gracias.
Nos quedamos parados un minuto, sin decir nada, sólo
asimilándonos el uno al otro. Me mira y me pregunto qué ve. Ahora
tengo el pelo más largo y la barba un poco rebelde. Llevo unos vaqueros
muy desgastados y mi camisa ha tenido mejores días; no me parezco en
nada al Beck que él recuerda.
¿Le gusta? ¿Soy suficiente para él? Él viene de un mundo lleno de
dinero y todo lo que pueda desear al alcance de la mano y yo soy un
huérfano que gana un sueldo decente para vivir cómodamente, pero
nada extraordinario.
—Beck—, empieza, sacudiendo las manos nerviosamente. —
¿Puedo sentarme?
—Lo siento, sí. Mi mente está un poco revuelta ahora mismo—, le
digo con sinceridad. No tiene sentido mentir. Siempre ha sabido leerme.
Asiente con la cabeza, se acerca a mi sofá, mueve una caja y se
sienta. —Lo entiendo. Tenía todo un discurso preparado para cuando
entrara aquí y ahora no recuerdo ni una palabra.
Me dirijo hacia donde está y me siento en el borde del sillón frente
a él. Me siento nervioso, no sé muy bien qué esperar y me aterra que solo
esté aquí para cerrar el caso. Dejar que se alejara de mí ha sido lo más
duro que he hecho nunca y no sé si tengo fuerzas para dejar que vuelva
a hacerlo.
—¿De qué querías hablar?—. Pregunto tras unos instantes de tenso
silencio. El aire está cargado de tantas emociones que pasan entre
nosotros, pero ninguno de los dos las expresa.
—Leí tu artículo.
~ 172 ~
t. ashleigh scandal

Mi artículo. Siempre me pregunté si lo había visto. Si se las arregló


para llegar a él de alguna manera. Se volvió viral después de publicarlo,
y se esparció por todas las redes sociales. Fue sofocante durante un
tiempo, pero al final se calmó como todo. Lo único que no pasó fue que
volviera a ver a Austin.
—¿Te gustó?
Asiente con la cabeza, dedicándome una pequeña sonrisa. —Era un
buen artículo.
No sé qué pensar de sus palabras. No estoy enfadado ni nada, pero
quiero aclararlo con él. No fue sólo algo que hice para mi trabajo. Puse
todo mi corazón en la línea cuando escribí eso. Quería que supiera lo
mucho que cambió mi vida.
—Quise decir cada palabra—. Mi voz se quiebra por la emoción.
Tiene que saber lo mucho que significa para mí.
—Lo sé. —Se toca el pecho por encima del corazón. —Lo sentí aquí.
El gesto casi me hace llorar. ¿Significa eso que aún le importo?
Mierda, quiero que le importe. —Me alegro… ¿Te encuentras bien?—. No
puedo evitar preguntar. Tiene buen aspecto, pero eso no significa nada.
—Probablemente lo mejor que he estado en mi vida—, dice, y toda
la esperanza que tenía para nosotros se desvanece. Vino aquí para
terminar. Va a volver a dejarme. Me tiemblan las manos en el regazo y
dejo caer la cabeza hacia delante, no quiero que me vea la cara. Me lloran
los ojos y sé que estoy a punto de llorar.
—Ya veo.
—No creo que lo sepas. He pasado la mayor parte del tiempo desde
Black Diamond viviendo en mi coche, sin tener ni idea de adónde voy a
ir o qué voy a hacer después—. Mi mirada vuela hasta la suya de nuevo.
¿Se ha quedado sin casa? ¿Qué le pasó a su padre? ¿Qué pasó con su
casa? —Conocí a mucha gente genial, hice muchas cosas nuevas. Déjame
decirte, Beck… Acampar no es lo que me hiciste creer que era.
Se me encoge el corazón al oír eso, a pesar de saber que yo no
estaba allí para su primera experiencia real de acampada. —¿Te
divertiste?
~ 173 ~
t. ashleigh scandal

Asiente, levantándose de su asiento. —Me he divertido mucho.


¿Sabes cuánta gente vive en sus autocaravanas y viaja por el país,
simplemente disfrutando de su vida?—. Hace una pausa, esperando a
que yo diga algo, pero no puedo. Estoy demasiado perdido en sus
palabras. —Mucho.
Da un paso hacia mí y mi corazón se acelera al verlo tan cerca. Si
pudiera tocarlo una vez más, creo que estaría satisfecho. Tal vez sería
suficiente para dejarlo ir de nuevo. —Austin…— Lo intento, pero no me
deja terminar.
—Hice mucha búsqueda espiritual. Conocí a un chamán, probé la
ayahuasca y déjame decirte, Beck, que fue una experiencia increíble—,
se interrumpe, deteniéndose a escasos centímetros de mí. Está tan cerca
que puedo ver el crujido de su camisa mientras su pecho sube y baja con
cada inhalación. —Pero incluso después de tanto buscar y descubrir
quién era, había algo que me faltaba. Algo que espero que tú me des.
—¿Qué es eso?— Trago saliva, los pulmones no quieren trabajar
mientras espero lo que dice a continuación.
Se arrodilla, apoya las palmas de las manos en mis muslos, los
aprieta y todo mi cuerpo se estremece al contacto. —A ti, Beck. Te deseo.
Te necesito. ¿Crees que es posible que tengamos una verdadera
oportunidad?
Sus ojos azules brillan con vulnerabilidad, pero también con
mucha fuerza. Nunca he estado tan orgulloso de él. Levanto la mano, le
agarro las mejillas y casi suspiro de lo bien que me siento al tocarlo. —
Creo que contigo todo es posible. —Luego me inclino y deslizo mis labios
sobre los suyos.
Siento que sus labios tiemblan contra los míos, haciéndome saber
que este momento, este beso, esta reconexión significa tanto para él
como para mí. Lo beso, volcando en ello el amor que puedo. Necesito que
sepa lo amado que es. Lo amado que ha sido desde el momento en que
nos separamos.
Se aparta, jadeante, y apoya la frente en la mía mientras
recuperamos el aliento. Deslizo las manos hasta su cintura y lo subo a mi
regazo, necesitando estar más cerca de él. Sus piernas se extienden sobre

~ 174 ~
t. ashleigh scandal

las mías y me rodea el cuello con las manos mientras se aferra a mí. —Te
amo, Beck—, susurra, y mi corazón se acelera al oír las palabras que
llevaba meses deseando oír.
Le doy un beso más en los labios, le rodeo la espalda con los brazos
y le estrecho en un fuerte abrazo. —Te amo, Austin, muchísimo.
Suelta un suspiro, me recorre la espalda con las manos y cierro los
ojos, dejando que me invada la paz.
Por fin vuelvo a sentir que mi mundo está completo.

~ 175 ~
t. ashleigh scandal

Veintitrés
Beckett
Cuatro meses después
La nieve cae en copos gruesos, cubriendo el suelo como una pesada
manta, y yo doy pequeños saltitos de emoción. Es la primera nevada de
verdad de la temporada y estoy deseando salir a jugar con ella. Austin
tarda una eternidad en vestirse en nuestra habitación y yo estoy a punto
de saltar del susto.
—¡Date prisa!— grito, dándome la vuelta y corriendo hacia la
puerta.
—Ya voy. Ya voy. Relájate—, me responde, arrastrando los pies por
el pasillo con un aspecto deliciosamente arrugado por el sueño y
adorable. Son las tres de la madrugada, así que sé que está cansado, pero
no podía dejar de despertarlo. Es lindísimo, mirándome con esa mirada
malhumorada, envuelto en múltiples capas. —No me sonrías así.
Tenerme despierto ahora mismo es pura maldad—. Agarra sus zapatos,
tirando de ellos, soltando pequeños gruñidos de fastidio.
Mi dulce pero gruñón bebé. Tendré que compensarlo más tarde.
—¿Estás listo para irnos?— le pregunto, extendiendo la mano para
ayudarlo a ajustarse la bufanda y subirle la cremallera del abrigo.
—Estoy listo para darte con una bola de nieve—, murmura, girando
la manilla de la puerta.
—Me encanta cuando te pones así. Es excitante—, le digo, sabiendo
que eso sólo lo excitará más. Es mi pasatiempo favorito.
Me da un pequeño empujón y se gira rápidamente para ocultar su
sonrisa antes de dirigirse al ascensor. Cierro la puerta tras de mí y
acelero el paso para alcanzarlo, le paso el brazo por los hombros y lo
~ 176 ~
t. ashleigh scandal

atraigo hacia mí. Ojalá no tuviera el pelo cubierto por el sombrero para
poder hundir la nariz en sus mechones y olerlo. Lleva meses usando mi
gel de baño y mi champú, y me encanta que siempre huela a mí.
Es como si le demostrara mi propiedad. Es mío, lo he reclamado.
Sonrío para mis adentros y lo agarro con más fuerza mientras esperamos
a que lleguen los ascensores.
—¿Por qué sonríes como el Joker?
Levanto la ceja y sonrío al oír su referencia a un personaje de DC.
—¿Lo has hecho a propósito? —Suelta un suspiro, justo cuando suena el
ascensor y se abren las puertas. Entra, ignorándome. —Me estás
tomando el pelo.
Su cara se descompone y se ríe, con la cabeza apoyada en el lateral
del ascensor. —Eres demasiado fácil.
—Y tú eres un mocoso—, murmuro, yendo a agarrarlo, pero las
puertas del ascensor vuelven a abrirse y él sale corriendo al vestíbulo.
El guardia de seguridad que trabaja me ofrece una sonrisa
cómplice cuando paso, prediciendo claramente lo que va a pasar cuando
le ponga las manos encima a mi chico.
—Buenas noches, Sr. Taylor.
—Hola, Miles. ¿Una noche ocupada?— le pregunto, mirando el
libro que tiene sobre la mesa.
—Bastante tranquila, la verdad—, dice. Estoy a punto de responder
cuando suena un plop y me giro para ver una salpicadura de nieve contra
la puerta de cristal. Veo a Austin justo detrás, haciéndome señas con un
dedo.
—Lo siento, tengo a alguien que al parecer me necesita—. Golpeo
con los nudillos el mostrador, antes de salir, con el sonido de la risita de
Miles resonando detrás de mí.
En cuanto la puerta se cierra, recibo una bola de nieve en la cara.
—Mierda—, grito, me limpio la cara y me agacho a recoger nieve para
hacer mi propia bola. La risa de Austin es tan despreocupada que me

~ 177 ~
t. ashleigh scandal

resulta imposible no sonreír a pesar de la irritación que me produce el


frío residual en la mejilla. —Vas a pagar por eso.
Lanza su siguiente bola de nieve al aire, poniéndome la expresión
más ególatra que le he visto nunca. —Adelante—. Luego me lanza la
nieve.
Y ya está. Lo persigo, le golpeo en la espalda con mi bola de nieve
y él grita, recoge más nieve y me la lanza. Intento tener cuidado con la
gente que duerme, porque aún es temprano, pero estoy seguro de que
nuestras risas se oyen por toda la calle.
Me abalanzo sobre él, lo tiro a la acera cubierta de nieve y le
inmovilizo los brazos por encima de la cabeza. —No estás jugando
limpio—, le susurro en los labios, y me encanta cómo se entrecorta su
respiración.
—Podría decir lo mismo de ti—, bromea, subiendo un poco las
caderas para dejarme sentir su polla cada vez más dura.
Retrocedo un poco antes de plantarle otro beso en los labios e
inclinarme hacia él. —Pórtate bien—. Hace un mohín, y con ese labio
inferior estoy dispuesto a arrastrarlo escaleras arriba y hacer lo que
quiera con él. No, todavía no. Me tumbo en el suelo a su lado y empiezo
a mover los brazos y las piernas.
—Apuesto a que puedo hacer un ángel de nieve mejor que tú—,
bromea, moviendo también los brazos y las piernas. Estoy seguro de que
a los transeúntes les pareceríamos tontos. Dos hombres adultos jugando
en la nieve, pero me importa una mierda. Quiero tener todos los
recuerdos que pueda con Austin. Pero, por suerte para nosotros, esta
hora tan temprana significa que la calle está vacía y la nieve nueva aún
está impoluta en la acera.
—No sé… se me da bastante bien hacer esto—, digo con arrogancia.
Aunque no lo soy; nunca he hecho uno antes, pero eso no importa.
—Ya lo veremos—, resopla y me sonríe, antes de volver a su tarea.
Pero yo dejo de moverme. Me tomo un momento para mirar al amor de
mi vida. Está guapísimo, tan despreocupado ahora, y me encanta lo
cómodo que se siente en su propia piel. No me malinterpretes, todavía

~ 178 ~
t. ashleigh scandal

tiene sus días, todo el mundo los tiene, pero ha llegado increíblemente
lejos y estoy muy orgulloso de él.
—Te amo.
Sonríe, toda su cara se ilumina con mis palabras. —Yo también te
amo.
No sé qué he hecho para merecer a un hombre tan increíble como
Austin O’Kane, pero pasaré el resto de mi vida agradeciéndole que me
eligiera a mí.

~ 179 ~
t. ashleigh scandal

Veinticuatro
Austin
Mi pierna rebota arriba y abajo mientras espero a que Beckett abra
su regalo. Estoy muy angustiado porque no sé si le va a gustar. Es nuestra
primera Navidad juntos y he tardado una eternidad en pensar qué
regalarle.
Da un sorbo a su café, con un aspecto adorablemente dormido en
su pijama navideño que hace juego con el mío. Sí, es oficial, somos esa
pareja.
—¿Cuál abro primero?—, pregunta, frotándose las manos
emocionado. Nuestro árbol es enorme, ocupa una cuarta parte del salón.
Lo hemos decorado con adornos, luces e incluso he comprado
espumillón y lazos. También hay un montón de regalos apilados en la
base.
Puede que me haya pasado un poco con los regalos, pero no he
podido evitarlo. Nunca lo había celebrado así con nadie, con alguien que
me importara de verdad, así que era algo muy importante para mí.
Probablemente debería esperar y hacer que él abriera el último
regalo sentimental, pero mis nervios no me lo permiten. Si lo hago,
estaré estresado toda la mañana. Me deslizo hacia delante, agarro el
regalo envuelto en papel de Santa y se lo doy a Beck. Luego subo las
rodillas hasta el pecho para calmar las piernas mientras espero.
Con una gran sonrisa, agita un poco la caja antes de abrir el papel.
Se queda paralizado, con los ojos abiertos de par en par al ver el regalo,
y yo estoy a punto de salirme de mis casillas mientras espero su reacción.
Me mira con los ojos ligeramente empañados. —¿Cómo lo has
encontrado?

~ 180 ~
t. ashleigh scandal

—Con la ayuda de Cole y Darren. Nos costó un poco buscar, pero


al final encontramos uno parecido al tuyo, según ellos. ¿Se parece?
—Bebé—, susurra, arrancando el papel sobrante y levantando la
figura de acción de Superman. —Es igualito al que yo tenía.
Me pasé semanas intentando encontrar el perfecto. Resulta que
hay muchos modelos diferentes de Superman. Por suerte, Cole y Darren
recordaban cómo era lo suficiente como para ayudarme a encontrar una
réplica. Intenté que llegara a tiempo para su cumpleaños hace unos días,
pero como no pudo ser, me alegro de haberlo puesto bajo el árbol.
—¿Te gusta?
Sus ojos se abren de par en par, mirándome como si hubiera
perdido la cabeza. —Estás de broma, ¿verdad? Me encanta. Es el mejor
regalo que me han hecho nunca… Bueno, desde la primera vez que me lo
hicieron.
Se me acelera el corazón y me invade el alivio. —Me alegro mucho.
Se queda mirándola durante varios minutos, arrastrando los dedos
por la caja, y me doy cuenta de que está pensando en sus padres. Me
deslizo hacia delante y le doy un apretón en el muslo. —¿Estás bien?
Asiente con la cabeza, la deja a un lado y se coloca donde pueda
rodearme con los brazos. —Esta muy bien. Muchísimas gracias.
Sinceramente, es el regalo más considerado que me han hecho nunca—.
Me da un beso rápido en los labios y me acaricia la nariz antes de
retirarse. —Mis regalos palidecen comparados con esto. Nada puede
superar lo que has hecho.
—Por favor. Eso no me importa.
Me abraza con fuerza y vuelve a besarme. —Lo sé. Es una de las
muchas razones por las que me enamoré de ti.
Siento que me recorre una oleada de calor y me inclino hacia él,
disfrutando del momento. Agradezco, y no es la primera vez, que
hayamos encontrado el camino de vuelta el uno al otro.
—Yo también te amo. —Y te amo. Con cada parte de mí.

~ 181 ~
t. ashleigh scandal

¿Sientes curiosidad por el camarero Holden?


Echa un vistazo a su libro: Exception – Cora Rose

~ 182 ~
t. ashleigh scandal

Más de
Black Diamond
En esta colección hay trece historias de trece autores. Si quieres pasar
más tiempo en Black Diamond, puedes ver el resto de la serie.

Broken - Andi Jaxon


Wounded - Ashley James
Unfortunate - Nicole Dykes
Damaged - Hayden Hall
Exception - Cora Rose
Volatile - J.R. Gray
Consumed - Bailey Nicole
Abysmal - Marie Ann
Splintered - Isabel Lucero
Scandal - T. Ashleigh
Exiled - Jessie Walker
Reckless - Becca Steele
Shattered - Charli Meadows

~ 183 ~

También podría gustarte