Resumen Por Capítulos
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1.- El viejo
3.- La despedida
Cuenta el narrador cómo su padre le promete que sus con�nuos viajes acabarían en
Abancay, pues allí vivía un notario, viejo amigo suyo, quien sin duda le recomendaría
muchos clientes. También le promete que le matricularía en un colegio. Llegan pues a
Abancay y se dirigen a la casa del notario, pero este resultó ser hombre enfermo y ya
inú�l para el trabajo, y para colmo, con una mujer e hijos pequeños. Descorazonado, el
padre prefiere alojarse en una posada, donde coloca su placa de abogado. Pero los
clientes no llegan y entonces decide reemprender sus viajes. Pero esta vez ya no le
podrá acompañar Ernesto, pues ya estaba matriculado de interno en un colegio de
religiosos de la ciudad, cuyo director era el Padre Linares. Su decisión se apresura
cuando un tal Joaquín, un hacendado de Chalhuanca, llega a Abancay a solicitarle sus
servicios profesionales. Ernesto se despide entonces de su padre y se queda en el
internado.2229
4.- La hacienda
En este capítulo el narrador cuenta la vida de los indios en la hacienda colindante a
Abancay, Pa�bamba, a donde solía ir los domingos tras salir del internado, pero a
diferencia de los indios con quienes había vivido su niñez, estos parecían muy huraños
y vivían encerrados. Relata también las misas oficiadas por el Padre, y cómo este
predicaba el odio hacia los chilenos y el desquite de los peruanos por la guerra de 1879
(recordemos que eran los años de 1920, en plena tensión peruano-chilena por mo�vo
del li�gio por Tacna y Arica) y elogiaba a la vez a los hacendados, a quienes calificaba
como el fundamento de la patria, pues eran, según su juicio, los pilares que sostenían
la riqueza nacional y los que mantenían el orden.2230
6.- Zumbayllu
Esta vez Ernesto relata como uno de los alumnos, el Ántero o Markask’a, rompe la
monotonía de la escuela al traer un trompo muy peculiar al cual llaman zumbayllu, lo
que se convierte en la sensación de la clase. Para los mayores solo se trata de un
juguete infan�l, pero los más chicos ven en ello un objeto mágico, que hace posible
que todas las discusiones queden de lado y surja la unión. Ántero le regala su
zumbayllu a Ernesto y se vuelven desde entonces muy amigos. Ya con la confianza
ganada, Ántero le pide a Ernesto que le escriba una carta de amor para Salvinia, una
chica de su edad. Luego, ya en el comedor, Ernesto discute con Rondinel, un alumno
flaco y desgarbado, quien le reta a una pelea para el fin de semana. Lleras se ofrece
para entrenar a Rondinel mientras que Valle alienta a Ernesto. En la noche, los alumnos
mayores van al pa�o interior; allí el Peluca tumba a Marcelina y yace con ella. De lejos,
Ernesto ve que Lleras y Añuco colocan sigilosamente en la espalda del Peluca unas
tarántulas o apasankas; algunos se asustan al verlas, pero el Peluca las arroja y las
aplasta sin temor.2330
7.- El mo�n
A la mañana siguiente, Ernesto le entrega a Ántero la carta que escribió para Salvinia;
Ántero la guarda sin leerla. Luego le cuenta a su amigo su desa�o con Rondinel. Ántero
se ofrece para amistarlos y lo logra, haciendo que los dos rivales se den la mano. Luego
todos se van a jugar con los zumbayllus. Al mediodía escuchan una gritería en las calles
y divisan a un tumulto conformado por las chicheras del pueblo. Algunos internos salen
por curiosidad, entre ellos Ántero y Ernesto, que llegan hasta a la plaza, la que estaba
copada por mujeres indígenas que exigían que se repar�era la sal, pues a pesar de que
se había informado que dicho producto estaba escaso, se enteraron de que los ricos de
las haciendas las adquirían para sus vacas. Encabezaba el grupo de protesta una mujer
robusta llamada doña Felipa, quien conduce a la turba hacia el almacén, donde
encuentran 40 sacos de sal cargados en mulas. Se apoderan de la mercancía y lo
reparten entre la gente. Felipa ordena separar tres costales para los indios de la
hacienda de Pa�bamba. Ernesto la acompaña durante todo el camino hacia dicha
hacienda, coreando los huaynos que cantaban las mujeres. Reparten la sal a los indios,
y agotado por el viaje, Ernesto se queda dormido. Despierta en el regazo de una señora
blanca y de ojos azules, quien le pregunta extrañada quién era y qué hacía allí. Ernesto
le responde que había llegado junto con las chicheras a repar�r la sal. Ella por su parte
le dice que es cusqueña y que se hallaba de visita en la hacienda de su patrona; le
cuenta además cómo los soldados habían irrumpido y arrebatado a la�gazos la sal a los
indios. Ernesto se despide cariñosamente de la señora y luego se dirige hacia el barrio
de Huanupata, donde ingresa a una chichería para escuchar a los músicos. Al
anochecer le encuentra allí Ántero, quien le cuenta que el Padre Linares estaba furioso
por su ausencia. Ambos van a la alameda a visitar a Salvinia y a su amiga Alcira; esta
úl�ma estaba interesada en conocer a Ernesto, según Ántero. Pero al llegar solo
encuentran a Salvinia, quien se despide al poco rato pues ya era tarde. Ántero y
Ernesto vuelven al colegio.241931