CUENTOS SELECCIONADOS
ESCRIBA. Escuela de Escritores 1
CUENTOS SELECCIONADOS
Obra: Cuentos Seleccionados
Prologo: Raquel del Valle Peinado Peña
Autores: Nancy Alejandra Salazar Blanco, Ana Gabriela Banquez Maturana,
Adolfo José Mendoza Escalona, Benny Josmer Márquez Franco
Primera edición: Abril, 2023
Maracay, Venezuela
Depósito Legal: AR2023000029
ISBN: 978-980-7898-55-3
Reservados todos los derechos conforme a la Ley
Se permite la reproducción total o parcial del libro,
siempre que se indique expresamente la fuente
Portada: María Fernández
Formato Electrónico: Nohelia Alfonzo
Revisión General: Crisálida Villegas
Colección Estudios Culturales
Serie Escribiendo desde la Cotidianidad
Volumen 4, Número 3, Año 2023
Es una publicación correspondiente a la colección Estudios Culturales, serie
Escribiendo desde la Cotidianidad del Sello Editorial ESCRIBA, que
comprende poesía, cuentos, novelas y escritos afines
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CUENTOS SELECCIONADOS
Escriba. Escuela de Escritores
AUTORIDADES
Crisálida Villegas
Presidente – Directora General
Nohelia Alfonzo
Directora Académica
Vicepresidente
Rosa. Pérez
Secretaria
COMITÉ EDITORIAL
Crisálida Villegas (Escriba, Venezuela)
Sandra Salazar (Feredit, Venezuela)
Luisa García (UNERG, Venezuela)
Raquel Peña (UNERG, Venezuela)
Rosy León (REDIT, Chile)
Ibaldo Fandiño (UNIATLÁNTICO, Colombia)
Claudia Zuriaga (UIDE, Ecuador)
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CUENTOS SELECCIONADOS
INDICE
pp.
PRÓLOGO 5
Raquel del Valle Peinado Peña (Venezuela)
POR LA DISTANCIA 7
Nancy Alejandra Salazar Blanco (México)
MI HISTORIA DE VIDA 11
Ana Gabriela Banquez Maturana (Colombia)
EL ACANTILADO 18
Adolfo José Mendoza Escalona (Venezuela)
EL OSO BLANCO Y EL CONEJO CERCA DE LA MADRIGUERA 40
Benny Josmer Márquez Franco (Venezuela)
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CUENTOS SELECCIONADOS
PRÓLOGO
Raquel del Valle Peinado Peña1
Escribir o contar una historia es como señalara Voltaire “la pintura de la voz”,
por tanto, somos capaces de dibujar la voz de nuestros pensamientos. En las
próximas páginas nos encontramos con cuatros cuentos, los tres primeros cuentos
están narrados en primera persona, por lo tanto, hay una conexión de acercamiento
del narrador protagonista con el lector, en el que cada uno de los autores,
precisamente trazan matices desde sus vivencias plasmando situaciones, eventos
vivenciales o propios de su imaginación en la que cada uno de nosotros nos
podemos ver reflejados en algunos de ellos, porque la vida misma es una conexión
donde la distancia puede ser un motivo de acercamiento, o puede ser también la
culpable de una ruptura como se revela en el cuento: Por la Distancia de Nancy
Alejandra Salazar Blanco. En este cuento realista, en lo que la autora mexicana,
nos confiesa como su protagonista se enamoró, y desenamoró de Raúl en una
relación que en un principio logró conectarlos, y a pesar de no conocerse en persona
sintieron una atracción o energía, pero que el destino les tenía otra jugada, en la
que no pudieron cristalizar, ni materializarla.
La vida, el destino, y la suerte son categorías a las que todos nos
acostumbramos a usar cuando nuestra estancia en nuestro existir no ha sido lo que
hubiéramos pensado, tal como se expresa en las primeras líneas de su cuento Mi
Historia de Vida Ana Gabriela Banquez Maturana escritora colombiana: “A mi
corta edad me era difícil comprender la complejidad de la situación que vivía, porque
en ese preciso instante parecía que mi mente solo me invitaba a soñar y a jugar, en
un mundo que parecía tan real como ficticio que ya no lograba distinguir mi propia
realidad...”. Muchos no se atreven a narrar su historia, otros prefieren usar la
escritura como terapia, esto ayuda muchísimo, tal como le ocurrió a Ana, pues el
imaginarse otro mundo para ella, la llevó a lo que es ahora, tal como nos los ilustra
1 Doctora en Ciencias de la Educación. Docente UNERG. [email protected].
https://orcid.org/0000-0001-6707-2859
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en su cuento, y en la que cualquiera que ha sido víctima de maltrato físico y
psicológico puede verse identificado, leer a Ana Gabriela, puede cambiar tu
perspectiva, de que siempre podemos sanar las heridas, y seguir adelante.
A veces, puede ocurrir que caemos en un mundo paralelo, tal como le ocurre
al protagonista del cuento El Acantilado de Adolfo José Mendoza Escalona, en
el que unas vacaciones lo llevan al futuro cuando encuentra un pasadizo en una
misteriosa cueva, pero allá en ese mundo encontraría momentos felices, su “primer
comando”, pero también vería que muchas cosas seguirían siendo injustas como la
división entre ricos y “avatares” tal como los denomina el autor a los desposeídos,
a los que no tienen que comer. Y en el que a veces, aunque el tiempo nos atrape,
o se detenga, siempre debemos regresar a donde pertenecemos, con la esperanza
que todo queda en nuestros momentos vividos como una película, y como lo
asevera el protagonista del cuento: “La vida como el Ruan del Cali es interminable
y lo que creemos, que es, el final, no es más que un espejismo, que solo quiere lo
que queremos ver”
Ya finalizando esta obra, el cuarto cuento nos deja una frase popular muy
conocida que dice: “En la unión está la fuerza” es la moraleja que nos regala el
cuento con tono poético El oso blanco y el conejo cerca de la madriguera del
autor Benny Josmer Márquez Franco, a veces nos empeñamos en querer algo
solo para nosotros, o el egoísmo invade nuestras ambiciones, pero cuando
comprendemos que, si puedo compartir mi carga con otro, y ambos nos
beneficiamos, logramos más que haciéndolo solos, esto le ocurrió al oso, y al conejo
cuando querían posicionarse de la madriguera, y al final comprendieron que
uniéndose podrían resguardarse, y convivir sin problemas.
Les invito pues a adentrarse en esta selección de cuentos y vivir juntos las
aventuras que nos ofrecen.
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CUENTOS SELECCIONADOS
POR LA DISTANCIA
Nancy Alejandra Salazar Blanco2
Conocí a Raúl por redes sociales, todo comenzó con un follow de mi parte,
ambos teníamos cuenta privada por lo que era un misterio saber más de nosotros,
este enigma se solucionaría con tan solo aceptar la solicitud de seguimiento.
Pasaron unas cuantas horas hasta que recibí una notificación, revisé mi celular de
inmediato pues esperaba ansiosa que fuera por parte de Raúl, y efectivamente,
venía de él la notificación.
—¡Me ha regresado el follow! —exclamé, ya desde entonces me emocionaba
que ese chico tan guapo mostrase interés en mí.
Para mí, Raúl seguía siendo un misterio, uno que deseaba resolver.
Teníamos demasiados amigos en común por lo que se me hacía raro que no nos
hubiéramos topado o conocido antes, poco a poco me fui interesando más en él, y
mi interés era muy hondo, tanto que lo fui demostrando hasta hacerlo evidente.
Un día, dejé todo mi miedo atrás y opté por hablarle. Un “Hola” fue lo que le
mandé. Sentía las mejillas hirviendo y como mi corazón se aceleraba rápidamente
por los nervios; contestó de inmediato y continuamos la conversación. No tenía fe
de que eso funcionaria, pero realmente me equivoqué, jamás pensé que esa noche
me desvelaría solo por estar hablando con él.
Al despertar, ya tenía un: “Buenos días”, salté de mi cama con entusiasmo,
pues eso para mí significaba que quería seguir hablando conmigo, y eso me llenaba
de emoción. Pasaron varias semanas, yo empecé a demostrarle mi interés, y claro
que éste fue muy notorio. Por lo que Raúl hizo lo mismo todas esas semanas y las
siguientes. El sentimiento de que lo que sea que estaba sucediendo era mutuo,
realmente me llenaba de mucha emoción y felicidad.
2
Estudiante Tamaulipas, México. [email protected]. https://orcid.org/0000-0002-4132-8366
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Fueron pocos los meses que habían pasado, él y yo, ya hacíamos llamada
todas las noches. Escuchar su voz me daba demasiada paz, había veces en las que
no hablábamos en la llamada, pero simplemente con saber que él estaba del otro
lado de la línea, era suficiente.
Un día cualquiera, se me ocurrió preguntarle que cuando nos conoceríamos,
pues realmente quería verlo en persona; él me contestó que Carlos, un amigo que
teníamos en común, daría una fiesta en la que yo también estaba invitada, la casa
de Carlos sería el lugar en el que Raúl y yo nos conoceríamos.
Se acercaba la fecha y ambos estábamos tan ansiosos. Durante esa semana
sucedió algo inesperado, algo que no estaba en los planes de nadie. Yo tenía que
salir fuera de la ciudad urgentemente, cosa que me impedía asistir a la dichosa
fiesta de Carlos. Hablé con Raúl, pues me sentía apenada de que no podría ir a la
fiesta, entendió los motivos del porqué no iría a casa de Carlos, pero a la vez se
sintió un poco triste y decepcionado.
“Es solo un fin de semana lo que estaré ausente, no te preocupes. Habrá
más oportunidades de poder coincidir”, le dije por texto.
Paso el fin de semana, yo aún no estaba en la ciudad. Ese pequeño viaje de
dos días se convirtió en estancia de una semana, después dos, tres, y así, hasta
que se cumplió el mes estando fuera de la ciudad, una cosa llevaba a la otra, eso
impedía que me regresara a mi casa. Raúl estaba intrigado de lo que pasaba, según
solo me iría de viernes a domingo, pero ya había cumplido más del mes en ese lugar
ajeno al de mi ciudad. Esto no impidió que siguiéramos hablando. Me confesó sus
sentimientos hacia mí por un mensaje, tenía planeado decírmelo en la fiesta, pero
no fue posible.
En ese momento no podía creer lo que estaba leyendo, ¡le gustaba a Raúl!,
y por supuesto que él a mí. Se cumplieron tres meses de mi estancia en otra ciudad,
las cosas con Raúl iban en serio, pero, por otro lado, la distancia era lo que impedía
todo y gracias a esto, el interés se fue perdiendo, ambos ya no mostrábamos el
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mismo afecto que antes y eso nos lastimaba a los dos. Por si fuera poco, mi estancia
en aquella ciudad se iba a incrementar. No sería lo correcto tener una relación a
distancia sin conocernos en persona, decidimos tomarnos un tiempo y crear una
amistad, ambos estábamos de acuerdo, pero yo aún sentía algo por él.
Después de medio año, regresé a mi querida ciudad. Estaba tan
entusiasmada que había olvidado avisarle a Raúl ya que habíamos perdido un poco
de contacto. Dió la coincidencia de que Carlos, estaba planeando otra fiesta, me
mandó mensaje para avisarme y por supuesto que si iría; era mi oportunidad de por
fin conocer a Raúl.
Llegó el gran día de la fiesta, llegué un poco tarde, pero eso sí, antes que
Raúl. Estaba muy nerviosa pues yo aún sentía cosas por él, pero no sabía cómo
expresarlas pues en ese tiempo, solo éramos amigos, tener que ver a Raúl con ojos
de amistad, me era imposible, ya que él era todo lo que yo quería. Daba todo por
estar con ese chico lindo de cejas pobladas, ojos marrones y linda sonrisa.
Cuando por fin llego Raúl a la fiesta, me encontraba muy nerviosa. Pasaron
cinco minutos y me atreví a saludarlo, me recibió con un fuerte abrazo, que jamás
olvidaré, que me sanó de todo. Estuvimos la mayor parte de la fiesta juntos, yo
estaba tan feliz y no sentimos las horas, mucho menos los minutos, de repente (o
eso nos pareció) la fiesta terminó, realmente quería pasar más tiempo con Raúl,
pero ya no era posible.
Después de ese día, pasó un buen rato y no nos hablamos, yo si quería
hablarle, pero preferí aguantar hasta que él lo hiciese, me intrigaba demasiado que
había pensado de mí. Él no me habló. Me atreví a especular que se había llenado
de orgullo y su ego estaba a un punto que era muy insoportable.
Pasó medio año, volví a hablar con él, al parecer el Raúl que había conocido,
había vuelto, volvimos a intentar tener una relación, esta vez, siendo más
constantes. Salíamos todos los fines de semana y, simplemente, estaba viviendo mi
sueño con la persona que tanto amaba.
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No duró mucho ese sentimiento, Raúl se empezó a distanciar, pero no me lo
expresaba, me daba cuenta por sus acciones y contestaciones. Fue cuando todo
se derrumbó, esta vez ya no habría vuelta atrás, mis oportunidades de estar en una
relación con Raúl habían terminado. Le demostré como me sentía al respecto de
todo lo que estaba pasando, él decidió tomar la culpa y se disculpó conmigo por no
poder estar en su mejor momento para una relación. Acepté su disculpa, pero aun
así yo seguía amando a Raúl, tener que aceptar que todo había terminado,
simplemente fue un desgaste para mí. Me encontraba en lágrimas mientras leía su
texto de despedida y no tuve otra opción más que aceptar ser su amiga. ¿Ahora
quiere que sea su amiga...? ¡Amigos para qué! si yo aún lo amo.
Como era de esperarse, Raúl y yo perdimos el contacto, de amistad no
tuvimos nada pues decidí alejarme, ya que solo sentía pena por mí misma al estarle
rogando a alguien que jamás querría algo serio y se tomaría todo a juego. Nos
dejamos de ver e incluso de hablar, su nombre era muy mencionado en pláticas con
amigos míos, por lo que me era difícil olvidarme de él.
Era un sentimiento de angustia, pues sabía que él estaba perfectamente bien
sin mí, no le faltaba nada, mientras que a mí me hacía falta él. Pasó el tiempo y nos
reencontramos en una fiesta, al verlo, ya no sentía nada. Pero todos los recuerdos
de las veces que la pasábamos juntos se me venían a la cabeza, paseos en el carro,
comidas, idas a la feria, fiestas y demás; todo se me acumuló en un mismo instante.
Pasaron los meses y decidí aceptar que lo mío con Raúl ya no llegaría a
nada, mi existencia ya era lo de menos en su vida, por lo que decidí hacer lo mismo.
Olvidé a Raúl, borré todos los recuerdos de mi memoria e incluso borré todas
nuestras fotos, aquellas que conservaba desde hace tiempo. Me atrevía a decir,
que, por fin, Raúl ya estaba en mi pasado.
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MI HISTORIA DE VIDA
Ana Gabriela Banquez Maturana3
A mi corta edad me era difícil comprender la
complejidad de la situación que vivía, porque en ese preciso
instante parecía que mi mente solo me invitaba a soñar y a
jugar, en un mundo que parecía tan real como ficticio que ya
no lograba distinguir mi propia realidad.
En ciertos días lloraba, por caídas, golpes y rasguños causados por mí poca
prudencia y cuidado, en otros era por los regaños, castigos y maltratos en el hogar;
eran esas lágrimas las que más dolían, porque se sentían plenamente en el alma y
alimentaba mi irá, mi dolor y sed de desquite.
Parecía realmente absurdo, porque, qué podría hacer una mocosa
larguirucha, débil e indefensa como yo, si mis armas más letales eran la muñeca de
trapo que me hice para tener con que jugar y mi llanto ruidoso e incómodo para los
de mi alrededor. Estaba plenamente pérdida mi causa.
Con total convencimiento, me atrevería a decir que eso construyo a mí yo del
presente; una mujer desconfiada, pero fuerte, callada, más siempre pensante, joven
y aun así madura, con muchas ansias de libertad.
Introducción a mi vida.
Marzo 17 del 1987, Rouse, mi más fiel amiga de la infancia llegó con su
Barbie Malibú nueva, se encontraba muy feliz por su regalo del día del niño(a) y me
convidó a jugar. No sabía si sacar mi juguete, porque me daba pena que se burlara
de mí o que decidiera no juntarse más conmigo al verle el aspecto de mi muñeca.
3Administradora industrial. Universidad de Cartagena. [email protected].
https://orcid.org/0000-0002-8354-6396
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Al final de tanta insistencia de su parte, tomé impulso y entre mi ropa la saqué. Tenía
más remiendos que Frankenstein y más colores que un arcoíris.
Cuando Rouse la vio, soltó una carcajada fuerte que me hizo sentir un
apretón en lo más profundo de mi ser, ya que pensaba que se burlaba de mí, y eso
dolía suponerlo. Me di la espalda, apreté la muñeca a mi pecho y dejé caer un par
de lágrimas de decepción. En breve sentí como mi amiga me abrazaba desde el
espaldar con mucha fuerza y de repente dijo: “muy divertida tu muñeca, ¿dónde la
compraste? Quiero una”.
Sin dudarlo me ofrecí a hacerle una para su pronto cumpleaños. Al terminar
la frase, no dio tiempo de que ella me respondiera cuando entro ese señor de mal
aspecto, con pasos débiles, ojos rojos y un tono altanero, a gritarme que saliera de
la habitación, porque él iba a dormir. Y solo se me ocurrió responder: ya me voy
papi.
Salimos de rapidez y Rouse me invitó a jugar a su casa. Me fui sin pedir
permiso para evitar ver a mi padre en su estado actual, me daba miedo; miedo a
que me golpeara cómo la última vez o me echará nuevamente la culpa de la muerte
de madre en mi parto. O, simplemente que no me dejará salir.
Caminamos rápido hasta la casa de mi amiga y nos entramos a su cuarto a
jugar. Fue tanta nuestra diversión que se me pasó la hora en que pretendía regresar
a mi casa. Cuando escuché los fuertes gritos del borracho de mi padre discutiendo
con la mamá de Rouse, porque su hija supuestamente me estaba acostumbrando
a ser callejera. Acusación que a la señora Milena no le gustó, así que me llamó y
delante de mí le prohibió a su hija juntarse conmigo.
Ambas, al escuchar esa mala noticias, gritamos: ¡no queremos!
Milena: ya está decidido, no andarán más juntas, porque a mi hija no la
tratarán mal.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Mientras mi padre me arrastraba fuertemente del brazo no podía dejar de
mirar a Rouse y se crecían mis ganas de soltarme y salir corriendo a abrazarla,
ayudarla a qué no llorara por nosotras, porque de alguna manera nos veríamos.
Al llegar a casa de un tirón me hizo caer al suelo sin ninguna compasión, no
importaba cuál llanto fuerte desprendiera de mí, para él simplemente debía aprender
una lección a punta de golpes e insultos.
Le dije que no volvería a salir sin autorización y eso no importó, él se limitó a
decir que era lo peor que le pasaba en la vida, mientras sus puños daban a mi
cuerpo.
¡No le pegues más, la matarás a golpes! Gritó una vecina que al llegar vio mi
desgracia. Sin vacilar se lanzó hacia mí y me abrazo, y justo allí pensé que por esa
vez me había salvado de un final aún más triste del que vivía.
La vecina Dirley decidió llamar a la policía y comentarle lo sucedido. Mi padre
al verse acusado decidió subir a la habitación, tomar unas cosas y huir. Mientras,
yo aún seguía derramando lágrimas y deseando que todo fuese diferente.
No había un día en que no quisiera tener a mi madre conmigo, que me
consintiera y protegiera del mal que vivía, que a veces deseaba haber ocupado su
lugar el día en que nací. No alcancé a conocerla, pero por comentarios de muchos
vecinos, en especial la Sra. Dirley, logré saber que era una gran mujer, fuerte,
optimista, alegre, cariñosa y noble, todo lo contrario, a mi padre. Supe que ellos dos
se casaron y vivían muy felices, según versiones de la gente, la dulzura de ella
había opacado la insensibilidad, crueldad y vastedad de mi padre. En verdad, ellos
se amaban, se apoyaban en el bar que sacaron a flote juntos y el cual se había
convertido en su cantina personalizada al fallecer mi madre con mi parto.
Luego de esa tragedia, una tía materna llamada Carmín me cuidó y me crío
hasta los 13 años, porque justo 2 días después de mi cumpleaños le tocó irse de la
ciudad hacia otro país llamado Sinaí a trabajar, ella es psicóloga. En eso, entonces,
empezó mi lucha por supervivencia.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Me imagino que se estarán preguntando, ¿Quién soy yo? Y ¿Qué edad
tengo? Pues resulta difícil creer que una niña logrará entender la situación que vivía
con mi padre, ser consiente de tantos problemas y desear la “muerte” a cambio de
la existencia de su madre. Y, sí, tienen razón, es difícil para una joven a esa edad
comprender todo eso. Ahora sí, me presento, soy Katie Slate, actualmente tengo 30
años y está es mi historia de vida.
Cuando joven mi tía Carmín me inculcó el hábito de la lectura y me tenía
matriculada en un buen colegio llamado instituto franciscano en el que aprendía
mucho y siempre ocupaba el primer lugar, hecho por el cual mis compañeras me
hacían bullying, además de mi aspecto físico poco atractivo para muchas personas.
Era delgada, con 1.70 cm de estatura, estaba llena de pecas, tenía el cabello corto
y crespo, ojos grandes y nariz añatada.
Recuerdo que era muy tímida para hacer amistades, por eso me la pasaba
sola hasta que un día por equivocación tropecé a Rouse por ir caminando mirando
hacia el suelo por timidez a los demás. No me atrevía a mirarle a la cara, solo me
limité a disculparme más de 10 veces porque realmente estaba apenada con ella,
pero ella de una forma muy tranquila y sonriente me dijo que no había pasado nada,
que estuviese tranquila. Logré levantar la mirada y ahí estaba ella riéndose de mí
por mi forma extraña y exagerada de disculparme. A pocos segundos de eso, se
presentó.
-Rouse: mucho gusto, mi nombre es Rouse, ¿y el tuyo?
-Me llamo Katie Slate, respondí.
-Rouse: bonito nombre, pero te diré Kat. ¿En qué grado estás?
-Katie: en 6to, ¿y tú?
-Rouse: estoy en 8vo, ¿cuántos años tienes?
-Katie: tengo 11 años, ¿y tú?
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CUENTOS SELECCIONADOS
-Rouse: tengo 13 años.
En ese instante, se despidió y me dijo para vernos algún día para jugar. Le
quise pedir su número, dirección de casa o algo para encontrarla, pero mi pena no
me lo permitió. Justo ahí se apagó la ilusión de volverla a ver, porque sería muy
complicado que por casualidad nos volviéramos a tropezar como en ese día.
El día siguiente, mi padre me mandó a la tienda a comprarle unos cigarrillos,
tenía tanta pereza de ir, pero sabía que si no lo hacía probablemente me pegaría.
Al llegar, la vi, era ella, era Katie. No sabía si acercármele y saludarla o solo
quedarme mirándola.
Cuando el tiendero me dijo: ¿Qué necesitas? De repente ella miró hacía
donde estaba y me sonrió, yo reaccioné de la misma forma y esperé a que se me
acercara.
-Katie: ¡qué casualidad! ¿Vives cerca?
-Rouse: ¿sí, y tú?
-Katie: también, ¿quieres ir a mi casa?
Moría de ganas por conocer su casa, pero sabía que, si me demoraba más,
mi padre podría venir por mí y si no me ve, se enojaría mucho.
Así que, lo más razonable que encontré fue decir: “no puedo, tengo mucha
tarea pendiente”
Le pedí su número de teléfono y me fui.
El día siguiente de camino al colegio en compañía de mi tía Carmín, la vi
junto a su madre en un carro lujoso marca matuord, mientras a mí me tocaba coger
el autobús.
Deseaba tanto llegar al tiempo con ella para poder hablarle, y lo logré.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Mantuve una conversación cercana con Rouse durante varias semanas
hasta volverme su mejor amiga. Andábamos siempre juntas y ella me ayudaba a
defenderme del bullying de los demás.
Adiós Katie
Efectivamente, duré toda una semana sin volver a ver a Katie, mis problemas
se habían empeorado con la huida de mi padre, ya que me internaron en un orfanato
y cada vez me hacían más bullying en el colegio, hasta tal punto, en qué decidí no
ir más.
Todos los días a eso de las 6 am, cuando me mandaban para el colegio,
decidía irme a una casa abandonada que veía de camino al instituto, me acostaba
en el suelo, miraba para el techo e intentaba imaginar una vida diferente; era
realmente una buena estrategia del cerebro para mantenerme en equilibrio.
A cierto punto quisiera detenerme, porque no aguanto más, pero es en vano
este mi esfuerzo. Quisiera dormir un sueño eterno y así no pensar, o tal vez, perder
la razón y caer en el vacío de la locura; mi única amiga. Ahora mismo, una sola
palabra recoge mi sentir: impotencia, que me mantiene en esta oscuridad
existencial, convertida en mi cárcel eterna. Pensando que cruel suele ser la vida en
ocasiones, y yo tan débil, permitiéndome caer en este coraje que me entorpece mis
sentidos y me hace suplicar piedad de mí.
Retornar día tras día al mismo lugar, a la misma rutina, se volvía deprimente.
Sentir como me abrazaba la soledad tan fría y asfixiante me hacía buscar con locura
un cambio, no podía dejarme morir así; siendo nadie, no teniendo a nadie y
sufriendo por un don nadie.
En ese preciso momento, decidí confesar a las hermanas del orfanato mis
escapadas del colegio, aun sabiendo del castigo que recibiría (tres meses lavando
el plato de los 105 niños resguardados en ese, mi nuevo hogar).
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CUENTOS SELECCIONADOS
Regresé al colegio y aun cuando todo se volvía difícil entre el bullying y mis
necesidades básicas, decidí estudiar con dedicación, una y otra vez repasar los
temas que daba, aprender nuevas habilidades: tocar piano, bailar danza moderna,
aprender una segunda lengua y escribir libros.
A mis 18 años cumplidos, busqué empleo en una editorial Colombiana
llamada Ramé, empecé escribiendo la columna de historias cortas, luego
complemente con poesía y así poco a poco me fui preparando para sacar mi primer
libro. Algo realmente difícil, porque no supe cómo hacer conectar a los lectores
cómo mi pensamiento, por lo que no tuvo muy buena acogida. Pero, con el tiempo
me fui haciendo reconocer de buena manera, espero que les guste y se sientan
identificados con este extracto de “mi historia de vida “.
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EL ACANTILADO
Adolfo José Mendoza Escalona4
Era finales del mes de marzo; días antes de la Semana Santa, del año 2015,
comienzo de mis vacaciones de trabajo, me dije, quiero visitar a Francia. La ciudad
del amor. Ajusté todos mis ahorros más un préstamo que solicité en el banco y tuve
la descabellada idea de visitar los acantilados existentes en el mundo. Observando
una guía de turistas me dió la curiosidad de la Ciudadela ubicada en los altos
acantilados de Bonifacio, en la Isla mediterránea de Córcega de Francia.
Tiene un tamaño considerable, por lo que cuenta con varios aeropuertos;
influenciada por muchas culturas diferentes. Bonifacio se encuentra al Sur de la Isla
de Córcega, con sus hermosos y bellos acantilados ofreciendo unos atardeceres
preciosos como para realizar una postal. Bonifacio, uno de los acantilados más
espectaculares del mundo. Sobre éste, se encuentra uno de los pueblos más
pintoresco de toda la comarca, sus monumentos históricos, sus casas, calles
estrechas y empedradas se ubican a 60 metros sobre el nivel del mar y se cuelgan
literalmente en lo alto del acantilado; esculpidos por el viento y sobre los que se
ubica el casco histórico de la ciudad.
Al llegar al aeropuerto, chequeé toda mi documentación, retiré mi equipaje,
busqué una agencia de alquiler para coches. Me dirigí a la zona, di varias vueltas
para aparcar el vehículo, me alojé en el hotel “DE ROY”. Alquile una habitación por
15 euros la noche. La habitación era sencilla, con baño y una doble cama, el mismo
se encontraba abriendo paso hacia el muelle. Encontrándose tiendas de souvenirs,
supermercados, restaurantes, bares y algunas otras tiendas de enseres. A la hora
de cenar, me introduje en el restaurante “U ASTILLE” de los muelles, el mesero me
4 Magister en Gerencia Educativa, [email protected]. orcid.org/0009-0009-8492-8415
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CUENTOS SELECCIONADOS
hizo llegar la carta y al ver que servían pizza decidí ordenar una con anchoas y
bastante queso.
Esa misma noche empezaba los clásicos del fútbol entre el Barça y el Madrid,
que tanto dieron de qué hablar. Así que, salí un rato y averigüé entre los lugareños
y me recomendaron un bar de deporte; ubicado en la misma zona de los muelles.
En el bar, a excepción un par de chavales y mi persona, éramos los únicos que
veíamos el juego. Los demás solo hablaban del trabajo y de la temporada alta para
sacar provecho de unos cuantos euros, algunos con la finalidad de sustentar a sus
familias, otros para disfrutarlos con amigos, chicas, entre otras cosas y contar lo
bien que la pasaron.
Asimismo, duré tres días esperando que saliera la expedición de la que tanto
hablaban las personas del lugar, en las que se dirigía a unas cuevas y mar adentro
a recorrer toda la parte baja del Acantilado, en lancha por su puesto. Entre fotos,
chistes y conversas con los más antiguos del paraje, conocí a un señor de apellido
Francesco, como de unos 70 y tantos años, que me dice que tenga mucho cuidado
con esa expedición, que muchos salen, pero no regresan. Eso me dejo pensativo.
Al fin, llegó el día y la hora de la dichosa expedición, con destino a las Cuevas
llamada CUELLO de BOTELLA.
Trata sobre un punto de partida, el cual van dirigidos a las cuevas del
Archipiélago de la Isla Bonifacio. En la mochila, metí un suéter, manga larga,
zapatos cómodos, cepillos y otros útiles personales, un afilador, por si tenía que
cortar algo. Salgo hacia el punto de encuentro; era en una rotonda, con algunos
pequeños bancos de metal. Steven, el conductor de la balsa y guía de la expedición,
nos dió las instrucciones necesarias para zarpar mar adentro. ¡Guao! Absorto quedé
al ver aquella belleza de la madre naturaleza. Dios Santo, nunca imagine que existía
tanta belleza, en este paraje tan inhóspito.
Bajamos por unos pequeños riscos, muy pendientes, casi no se podía uno;
sostener, con suma cautela y bajo las instrucciones del guiador fuimos bajando los
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CUENTOS SELECCIONADOS
diez que conformábamos dicha expedición. En una de esos ónices, vi que estaba
sentado el mismo hombre con el que había hablado días atrás, el señor Francesco
y; detrás de él, había como un hueco, oscuro, sin fondo, algo que me llamo la
atención y me quedé callado. Pasamos todo el día mar adentro en la barca,
recorriendo de un lado a otro gran parte del acantilado.
Aquello, era una excelencia de belleza, algo sumamente hermoso para lo que
habían visto mis ojos, sumamente excepcional, menos mal que mi cámara llevaba
una memoria amplia porque tomé un centenar de fotos. Como a las cinco de la
tarde, arribamos al muelle del acantilado para culminar con la expedición. Cada
quien cogió para su lado, me llegué hasta el hotel, andaba exhausto. En la
habitación me duché, me cambié, saqué todos los enceres de la mochila y me
acosté un rato para luego salir a cenar y caminar un rato.
Entrada bastante la noche, me acerqué hasta el restaurante, nuevamente
cené pizza, al pagar la cuenta le pregunté al mesero, que sitio me recomendaba
para pasarla bien. Me recomendó el Pub, a dos cuadras del restaurante, hacia el
Suroeste del local. Luego, de un rato pensativo y cabizbajo, por lo que había visto
temprano en el acantilado.
Me levanté y salí, caminando poco a poco, como quien no quiere llegar al sitio.
Observando los locales comerciales y, entre miradas fijas, alcé la mirada de frente,
estaba el Pub, bastante concurrido, los comensales fijaron sus miradas en mí,
incomodándome un poco, pero igual ya estaba adentro.
A la izquierda, se encontraba una butaca vacía, me aparqué sobre ella, pedí
un whisky en las rocas, el barman me lo colocó frente a mis ojos, que lo aproveche,
me indica con el dedo. No dije nada porque pensé que era una forma de decir algo,
o de darle la bienvenida a los clientes. Luego, de cuarenta y cinco minutos, se arma
una disputa entre dos hombres bastante borrachos, el encargado o dueño del
negocio los separa, indicándoles que se retiren del sitio.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Corrida bastante la noche, con la luna bastante alumbrada, las calles se veían
claras y hermosas. El céfiro chocaba con mi cara y me hacía rodar algunas lágrimas
por las mejillas, caminando hacia mi habitación, siento que alguien me iba como
siguiendo, volteo, pero no era nadie, como por encanto, diría yo; me fui sin más ni
más al acantilado con ganas de bajarme hasta las cuevas de CUELLO de
BOTELLA. Pero, no cargaba nada adecuado para realizar el descenso. Por la
mañana salgo bien temprano, con la intención de bajar los riscos, subí por una calle
de piedras calizas, adosado entre dos piedras grandes, sentí una ráfaga de aire frío
y cálido a la vez, dándome un escalofrío en todo mi cuerpo.
Aun así, eso no me detuvo; seguí descendiendo hasta llegar a una brecha
muy estrecha, tanto así que me costó pasar y allí estaba la cueva o el agujero que
había visto el día anterior, quedé atónito al ver que en el mismo lugar se encontraba
el guía. Nos miramos, pero ninguno dijo nada, cada quien siguió en lo suyo, me
incomodé un poco por la presencia del guía y preferí retirarme a mis aposentos;
luego de un breve descanso, tome una ducha, baje al restaurante, ordené una sopa
de marisco, prestando atención a todas las personas que entraban y salían del
restaurante, durante un largo rato, me quedé sentado, hasta que salí a dar un paseo
por toda la comarca.
Por la noche del sábado, en una churuata, como a unos cinco metros de una
pequeña terraza, hacían un ágape. Mezclándome entre las gentes y hablando con
algunos comensales, conocí a una hermosa chica, de apellido Españoleta,
estuvimos charlando hasta entrada la noche, pasándola de lo más chévere,
quedamos en concretar una primera cita intercambiando los números telefónicos.
Antes de irme a la cama, pague la cuenta del hotel, pague una renta por dejar el
coche de alquiler aparcado en el estacionamiento del restaurante.
A las cinco de la mañana del domingo, acomodé todos los aparejos para
emprender el viaje hacia las cuevas del acantilado, me puse las babuchas y
emprendo el viaje hacia el descenso. El enhiesto de las laderas, me hizo dar un
poco de vértigo, reposé y seguí cuesta abajo. Parado frente a la entrada de la
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CUENTOS SELECCIONADOS
misteriosa cueva; que me había impresionado el primer día que fuimos de
excursión; prendí un hacho para el alumbrado, porque a pesar de que era temprana,
la mañana estaba muy oscuro, entré en un pasadizo que era totalmente oscuro,
sentí una ventisca fría, adelanté el hacho para ver que había más adelante; de
momento pensé que se había apagado, pero no fue así.
Sin embargo, al jalar el hacho a mi cuerpo para volver a encenderlo, me
sorprendí al verlo encendido. No obstante, me quedé boquiabierto, entre mi dije
¡Guao! Creo que estoy en un pasadizo secreto, aunque, me costaba creerlo, mi
corazón estaba acelerado y estaba indeciso, no encontraba qué hacer; si salir
corriendo, divulgar la noticia o seguir adelante a ver que encontraba, me topaba con
una nueva experiencia. Así, que permanecí estático por varios minutos.
Al fin, tome la decisión de seguir adelante, los tres o cuatro pasos que di, me
dió como una especie de escalofrío y a la vez era como una adrenalina de emoción,
pise como si fuera una ciénaga, resbale, caí al suelo firme, específicamente a orilla
de una playa. Playa que no había visto la vez anterior que incursionamos, no
reconocí el sitio donde me encontraba, me dije, estoy perdido, grite varias veces a
ver si alguien me oía, pero todo fue inútil.
Asimismo, me mantuve por una hora, sin decidir para donde irme. Viendo
para todas partes, para ver si lograba salir del lugar, de pronto divisé un vehículo
aproximándose, por un momento me había alegrado, me salvé, me había
contestado a mí mismo. Para, el vehículo, bajan dos señores uniformados y sin
preguntarme quien era, al menos, me disparan una descarga eléctrica y me
neutralizan por completo, pero quedando consciente de lo que veía, oía y me
hacían.
Como resultado, de todo lo percatado, despierto en un calabozo, con dos
personas más, que me observaban como si fuera un bicho raro, al menos así me
sentía, me levanté y pregunté que, en donde estaba, pero ninguno de los dos me
contestó. Al cabo, de unos minutos llega un funcionario, diciéndome el nuevo, sal,
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CUENTOS SELECCIONADOS
te llevaré al primer comando, sin más que decir, me levantó y salgo, pensé que era
una confusión y que estaba libre.
Me conducen a una oficina, allí se encontraban el primer comando. Era una
mujer de lo más hermosa que mis ojos hayan visto. Nuestras miradas chocaron
como dos rayos desprendidos de las entrañas del mismo cielo, por escaso de
algunos segundos nos quedamos mirando fijos, hasta que ella dirigiéndome la
palabra me dice.
–Siéntese, por favor.
–Gracias, le contesté.
–Así, que usted es el extraño.
–Contesté, perdón, extraño, yo, ¿Por qué?
–Sí, primer comando, contesta el agente que me saco de la celda.
–El señor fue a quien encontraron en la bahía.
–Sí, primer comando, contesta el oficial.
–Su documentación notifica que se hace llamar August Ross. Aunque, no hay
registró suyo en la estación de datos.
–Puede explicarlo
–Pues claro, le contesté. Y empecé mi relato, durando como unos 40 minutos.
–Ella, me contesta bonita historia y se echa a reír.
–No me hace gracia, le contesté. Y, no es ninguna historia, es la verdad. Soy
supervisor jefe de la policía del Municipio Araure del Estado Portuguesa, adscrito al
Ministerio de la Defensa de mi País. Venezuela. Actualmente, me encuentro de
vacaciones en la Isla de Bonifacio, en Córcega, Francia, visitando los acantilados
de Bonifacio. Si no me cree revise mi cámara para que vea las fotos.
–El primer comando, se queda pensativa, por unos instantes.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Rápidamente, le digo tiene algún mapa para indicarle de dónde vengo.
–Entre las gavetas de su escritorio, saca un viejo y destartalado mapa.
–Lo abrió, mirándome fijamente, me dice indiqué lo que me acaba de decir.
–Le dije, aquí esta Francia, y por aquí esta Córcega, y por este lado Bonifacio.
–Seguidamente, le indico; aquí esta Venezuela, mi país, por esta parte
Portuguesa.
–¡Dios Santo! Exclamo ella, vienes del pasado…
En ese momento entró un hombre, de un metro ochenta de alto, más o
menos, robusto, ancho, de espalda y hombros, cabellos lacios castaños, de ojos
claros y piel trigueña. Entra a la oficina. Buenas, saluda. El primer comando y el
oficial que me trajo de la celda se cuadran firmes y saludan al tipo que entró. Me di
cuenta de que era un superior. Por mi disciplina. Me levante, igualmente lo salude,
diciéndole.
–Buenos Días, Comando.
–De igual forma, el hombre me contesta el saludo, preguntándome acaso
eres oficial.
–Supervisor jefe, señor, le contesté.
–El primer comando, le dice señor, puedo hablar con usted un momento.
Los dos se van a un cubículo continuo. Quedándome con el oficial nada más.
El hombre sale y me dice.
–Te quedarás en casa del Primer comando.
–Le conteste, entendido jefe, como usted ordene.
–Bueno, ya escuchaste las órdenes del jefe.
–Le dije al primer comando
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CUENTOS SELECCIONADOS
Ella, terminó de ordenar unas cosas y ordenó algunos recaudos, gaveta
algunos documentos, dió algunas instrucciones a los subalternos, marcó con
agujetas sobre la pizarra de vidrio transparente, al menos así la vi; algunos recados
informativos con sus instrucciones correspondientes. Luego, de dos horas de
espera, de la gaveta central de su escritorio, veo que agarró un aparato como si
fuera un lector de códigos, de los que usan en los supermercados y abastos, se
dirigió hacia la silla donde me encontraba sentado.
–Cansado, me preguntó.
–No tanto conteste.
–Nos vamos.
–Después de usted, mi comandante, le dije; para entrar en confianza.
Salimos de la oficina y nos dirigimos por un pasillo bastante estrecho, largo,
con poca luz.
–Pregunté que era el juguete que había agarrado del escritorio. –No contestó–
Al cabo de unos quince minutos de caminar, vi la claridad. Salíamos del
pasillo.
–De pronto me dice, es mi armamento.
–No pude contener en reírme. Hacia dónde vamos, pregunte.
–Al vehículo, contestó tajante.
–Si se molestó por reírme de su arma, acepte mis disculpe; le dije...
–Ella, me contestó disculpas aceptadas
–Siempre eres así…
–Así, como; pregunte…
–Tan galante y simpático…
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Bueno, estoy en territorio ajeno, trato de ser lo mejor posible, conteste
sonriente.
–Me caes bien, dice ella.
En eso llegamos a la unidad radio patrullera.
–¡Guao! ¿Qué maravilla? –Dije sorprendido.
Subimos al vehículo, una fiera de nave, totalmente negro brillante. De un
metro cincuenta centímetros de ancho, ochocientos kilos de peso
aproximadamente. Eléctrico, con suspensión individual en cada llanta, inclinándose
hacia los lados en las curvas, con una potencia de doscientos cincuenta kilovatios,
desarrollando una velocidad impresionante. Las puertas se abren con
reconocimiento facial, posee cámaras delante, detrás y por los laterales, en vez de
retrovisores, posee sistema parlante y se maneja por comando de voz.
En cuanto, al arma, era eléctrica también; una cornoshot, con cámara
infrarroja para visión nocturna, de un material llamado polímero, de quince
centímetros de alto, diez centímetros de largo y cinco centímetros de ancho, con
una capacidad de descarga de dieciocho mil voltios, en la que producía un
lamparazo como un flash de cámaras polaroids. Entre mi dije, con razón me noqueo
al instante. Luego, de una media hora en carretera, llegamos a su residencia.
Un apartamento, bastante modesto para una chica soltera, la casa mantiene
una interacción con el dueño a través de unos vio censores que, por medio de
reconocimiento facial y comandos de voz se abren las puertas, la luz, la televisión,
la regadera, el agua del grifo, para abrir la nevera, entre otras cosas; las paredes
son de color plateado como si fueran de metal. Las casas poseen paneles solares
en el techo y plantas geotermales, usando agua marina para transformarla en agua
de consumo bien filtrada, produciendo también una refrigeración en toda la casa y
mantenerla fresca.
–Vaya, que elegancia, dije al entrar.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Todas las residencias son iguales, contesto ella. Excepto las de los
superiores, que son más grandes y con más lujos que la mía y viven en zonas
diferentes y más alejadas.
–¿Qué monada?, como me gustaría tener uno así en mi mundo.
–Ajaja, como es eso de monada. –Preguntó ella.
–Es una expresión, que tenemos en mi tierra, de decir que está bonito y
coqueto.
–Toma estos konditores, para que te sustentes, hasta la cena.
–Mañana temprano vamos de compra.
–Y a donde vamos, pregunte.
–A comprarte ropa adecuada y a ver al alcalde de la comarca.
Mientras ella, me acomodaba un sofá cama, para dormir, observe la modesta
residencia, se sentía bastante acogedora, en una cómoda de cristal, descansaba
un búcaro, con algunas violetas, resaltando con su intenso color y reflejado sobre
las paredes, por una pequeña ventana, se divisa una verja, de diferentes colores y
algunos chicos corriendo en las afueras. Me quede viendo la tele, mientras ella, se
retiraba a su alcoba, para ducharse, para luego ir yo.
Al cabo, de una hora, sale con su hermosa cabellera de azabache, totalmente
suelta, un poco húmeda, vestía un alborno, con unos camelotes, impresionantes,
se veía como una ninfa, con su piel blanca; con sus ojos color fuego incandescente,
como si todo fuera un espejismo, entre las ventanas se oía el sollozo del viento.
–¿Qué pasó? –Te quedaste callado.
–Yo diría perplejo más bien. Estas, Estas, super hermosa, –repique.
–No digas eso que me vas a hacer sonrojar…
–Es la pura verdad, estás hermosa.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Gracias, muchas gracias, por tus palabras, nunca antes me las habían
dicho.
–Pues no te creo, siendo una dama tan hermosa y tan bella no creo que no
tengas pretendientes.
–Aunque, no lo suscitas, aquí no es como en tu territorio.
–Eso, a que se debe, digo si se puede saber.
–Es una historia bien larga de contar, contesta ella, con la mirada taciturna.
–Bueno, tengo todo el tiempo del mundo para escucharla.
–Vete a duchar, mientras preparo la cena.
–Está bien conteste.
Luego de casi una hora en el baño, me cambié la indumentaria. Revisé el
móvil y estaba totalmente en blanco, la pantalla estaba en cero, lo apagué y le saqué
la pila, lo guardé en la mochila. Mirándome en el espejo, me quede un rato
pensativo, preguntándome ¿qué hago?, ¿qué estoy haciendo aquí?, ¿cuál es la
finalidad?, acaso será una señal, un castigo, acaso el señor Francesco tenía algo
que ver; si fuese así, porque razón. Volviendo en sí; escuché la voz de Stefani, que
me decía que me apurara. Como toda una cándida, sumisa, con un resplandor en
su rostro, con una sonrisa dulce y con una voz tan elocuente, primaveral, como el
canto de un ruiseñor, nuestras miradas chocaron.
–Dijo empezamos
–Asenté con la cabeza.
–Destapó la charola, en silencio sirvió.
–Espero que te guste
–Todo se ve bien y; con el hambre que tengo. Contesté.
–Empezamos a comer y a charlar.
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CUENTOS SELECCIONADOS
La cena eran vegetales y legumbres. No consumían carne de ningún tipo.
Ella de vez en cuando se reía por algún chiste que le contaba. Le ayudé a levantar
los cubiertos. Entre los dos, lavamos y acomodamos. Sirvió cremolada, en ambas
copas, las alzamos y brindamos.
–Volví a preguntarle sobre algún pretendiente.
–Eres insistente, me contestó.
–Pues sí, cuando me interesa algo o alguien busco siempre una respuesta.
–Me observó, en silencio, por un instante.
–Suspiró y comenzó el relato. En resumidas palabras, las parejas se cazan,
más no tienen contactos sexuales. Si quieren tener hijos, habla con el alcalde, si
este lo aprueba, le hacen una inseminación artificial, a la mujer, al quedar
embarazada y dar a luz, al neonato de inmediato se lo quitan. Se lo llevan para un
hospital, allí crecerá y tendrá de todo. Será educado quedando el padre y la madre
obligados a responder por la crianza del niño, sin que el chico sepa quién es su
madre ni su padre.
–¡Guao! –miércoles, por la tarde, dije y con la misma me levanté del sillón.
No, no encontré palabras, adecuadas.
–Rompí el silencio diciéndole
–Bueno, en mi tierra, los niños lo hacemos de esta manera.
–Comencé a relatar mi historia. Pasamos horas y horas.
–Ella, me preguntaba una y otra vez los miles y unas cosas.
–Por supuesto, le contesté todas las preguntas de la mejor manera.
Así, pasamos las horas hasta bien entrada la noche, nos fuimos a descansar,
al despedirnos vi que sus ojos tenían un brillo incandescente, como el rayo cuando
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CUENTOS SELECCIONADOS
irrumpe la oscuridad de la noche. Al día siguiente, después del desayuno, me dice
que íbamos de compra, para que fuera a visitar al Sr. alcalde en el ayuntamiento.
–Está bien como usted mande mi comandante.
–Me paré firme y la saludé
–Estás muy gracioso, contesta ella.
–En mi tierra le decimos payaso.
–Ajaja, sí que tienen palabras raras en tu tierra
–Son expresiones que a diario se dicen, con la finalidad de identificar algún
significado de algo, cosa o de una persona, etc.
–Entiendo y se lo hacen muy a menudo.
–Pues sí, así mismo es.
Caminamos, por una avenida bastante concurrida, los transeúntes nos
miraban, no tanto por ella, sino; por mí, que era totalmente un extraño, de hecho,
hubo varias chicas que se nos pegaron detrás para observarnos, hasta que la jefa
se paró de frente y les repica; se les perdió algo, las otras chicas se empiezan a reír
y se retiran cuchicheando entre ellas y me miraban, me dije será que me veo muy
feo o muy bonito. En ese instante pasábamos por una vidriera, me pare y me quedo
viendo mi figura, desde varios ángulos, para ver cómo me veía, ella se comienza a
reír.
–Me pregunta que haces
–Bueno, como todo el mundo me ve como raro, me observo a ver qué tal me
veo.
–Me dijo: si eres payaso.
–La veo, ¡aja! estás aprendiendo.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Así, pasamos todo el día hasta en la tarde que regresamos a su casa. Para
las compras de los productos que van a consumir utilizan una nanotecnología,
donde los mismos usan nano etiquetas, que al pasarlos por un lector registra en la
caja principal el consumo, llevando la cuenta de los gastos, descontándola
automáticamente de la cuenta bancaria del comprador. De igual manera, en el
consumo de calzados, ropas, enceres, entre otros productos. Para la ropa y
calzados emplean espejos holográficos, donde virtualmente te pruebas lo que vas
a comprar sin necesidad de cambiarte de ropa.
Luego, de escoger lo que vas a comprar en la caja principal, te dan un código
con el departamento y el cubículo donde se encuentra la pieza que escogiste
virtualmente y la retiras. Los alimentos lo cultivan a través de granjas verticales en
las que trabajan gente especializada en la materia, esta se realiza a través de
hidroponía o aerofagia, cultivando vegetales de diferentes especias y algunas
legumbres como consumo sólido y, así, poder sustentar toda la comarca.
Para la realización de jugos, consumen suplementos con sabores a frutas y
algunas barras energéticas ayudando a mantener el organismo en buenas
condiciones. Asimismo, toda la ropa que usan, en especial el traje de policía, posee
vio censores que a través de una comunicación de telemetría le indica a la persona
el estado del cuerpo, si tienen la temperatura baja o alta, el estado emocional y
físico del individuo. Para comunicarse con los demás utilizan videos, cámaras de
microchip, colocada en el lóbulo de la oreja, manipulada por comando de voz, que
al recibir una llamada se proyecta la imagen de la otra persona, interactuando
virtualmente.
Lo raro y extraño de todo esto, es que, en la comarca donde me encontraba,
era el mismo año y día que, en mi mundo normal, pero como en otra dimensión,
todo más avanzado que en mi mundo, dos mundos paralelos, pero con diferentes
avances. Llegamos al ayuntamiento donde se encontraba el ciudadano alcalde,
todo un personaje, un cárabe, conspicuo, todo un dosier, comenzó hacerme
preguntas y le dí sus respuestas concretas.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Hasta que al final me pregunto qué, quería en su comarca y que buscaba.
–Pues nada, solo estoy de paso y llegue hasta aquí por un error que muy
pronto voy a solucionar, me levanté y dije; con su permiso me retiro.
–Te estaré observando, me dijo.
–Como quiera, le repuse.
Camine varias cuadras viendo los locales, las tiendas, las personas haciendo
sus compras. Me relajé bastante, había un quiosco cómodo y acogedor, me senté
mirando la bahía, al rato me llega una camarera preguntándome que iba a tomar y
le respondí que me diera una cremolada porque era lo que más conocía, ya que no
tenía conocimiento que más vendían en sitios así. Stefani, me envió unos de los
subalternos para recogerme y llevarme hasta la comisaria, allí permanecí hasta el
medio día que salimos almorzar, entre la comida me pregunto qué me había dicho
el Sr. alcalde y le dije puras bobadas, nada que ni tú, ni yo podríamos omitir.
Así que no te preocupes por algo que no es del otro mundo. Luego, de un
rato sentado y charlando, nos dirigimos nuevamente a la comisaria, donde habían
detenido un cutre. Me observa con detenimiento, también me le quedo viendo y
tenía la ligera impresión de que su cara me era conocida, pero luego reaccioné y
dije de donde lo conozco si soy nuevo en la comarca.
–El cutre me dice, lo conozco de alguna parte.
–Pues; no lo creo joven, le respondí.
–Stefani, porque han detenido al chico, ¿cuál fue el delito?
–Se le acusa de robar comida en un establecimiento.
–Y no crees tú, que si lo hizo es porque tenía hambre. Le respondí
–Si es posible, pero eso no me incumbe.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–En mi tierra, estos casos se tratan de solucionar como garantes de la ley.
–Vaya, ahora eres su intermediario, me contesta el primer comando.
–Me le acerqué al chico y le pregunto, cómo te llamas
–Philips Lancaster señor.
–Y porque lo hiciste. Robar está prohibido.
–Lo sé, pero tengo unos niños que alimentar y no tengo nada que darle
–Y en donde vives.
–En la comarca de los avatares. Bueno, así nos dicen a las pobres como yo,
señor.
–Acaso hay otra comarca, le pregunté.
–Si, donde vivimos los de mi clase, los sucios y pordioseros.
–¡Caray! Pensé que esta era la única comarca que existe.
Luego, de un rato de charla con el chico, hablo con la primera comandante
diciéndole que le diera una oportunidad al joven y que le devolviera lo que había
sustraído de la tienda, que ella lo cancelara para que el dueño no levantase cargos.
Me costó convencerla hasta que accedió y así se hizo. El chico con lágrimas en los
ojos me dijo, nunca olvidaré lo que hizo por mí, señor. Tranquilo, vete, le dije.
Salimos de la comisaria, pasamos por la tienda, Stefani, pago, lo sustraído por el
cutre, sin decir palabra ninguna.
Los dos llegamos a su residencia. Me senté en el sofá cabizbajo y pensativo,
preocupado por el chico. Stefani, se estaba bañando al salir, me preguntó que me
sucedía, no conteste. Subí a ducharme, al salir del baño la miré, tenemos que
hablar, dije.
–En mi pueblo no se arresta a nadie por robar comida, le dije seriamente.
–Pues no es mi culpa, dice ella.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Aquí, hay distinción de raza.
–No, no la hay, pero son seres indeseados.
–Vaya, que manera de pensar tan errónea tienes comandante.
–Acaso estás molesto. ¿Qué culpa tengo?
–Claro que estoy molesto, es un chico y lo hizo por su familia, qué tal si fuera
alguien conocido tuyo o un familiar. ¿Qué harías?
–No sabía que te interesaba tanto las personas así.
–Si me interesa, porque de dónde vengo me ha costado mucho para llegar
donde estoy. Por eso me interesa.
Se levantó sin decir nada y se retiró a su recámara. Mientras yo miraba por
la ventana, pude imaginarme la alegría del cutre al llegar a su casa con la comida.
Lo contento que se iban a poner sus familiares, eso, en parte, me dio un cierto alivio
porque sabía que el pobre no lo había hecho por más nada, sino, por la necesidad
de darle de comer a sus hijos, cosa que en mi tierra se ve a cada rato. Ya que
Stefani, no bajaba, decidí preparar la cena, luego de unos cuarenta minutos serví la
comida en la bandeja, cené a solas, subí con la bandeja hasta su cuarto, toqué la
puerta.
–Pasa me dijo.
–Te traje la cena. Quiero disculparme por la forma como te hable.
–Dijo, espérame en la sala.
–Baje sin decir palabra alguna.
–Después, de unos minutos, sentí sus pasos, bajaba con la charola vacía,
gracias por la cena estaba deliciosa, que bien cocinas.
Sirvió dos copas de vino blanco y comenzamos hablar sobre las palabras que
habíamos tenido anteriormente.
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Acepto tus disculpas, dijo. Dime por qué reaccionaste de esa manera.
–Sabes en mi pueblo eso; se ve a cada rato y lo hacen por la necesidad…
–Lo siento, por eso reaccionaste así.
–Yo mismo he tenido que luchar mucho y pasar muchas necesidades para
poder llegar donde estoy. Aunque no apruebo lo que hizo, pero es duro pasar
trabajo.
–Si lo sé, me contesta ella. También me ha tocado.
–Un punto más a mi favor, mi comandante. Le contesto.
–Que bellos sentimientos tienes, me lo dice con una sonrisa hermosa.
–Gracias, de verdad muchas gracias, me conforta tus palabras.
Así pasamos largas horas charlando. Ella, me comenta sobre esa comarca,
poco a poco me la fue describiendo y me la imaginé como unos de los barrios
marginales de mi pueblo. Bien entrada la noche nos despedimos a descansar, pero
antes de retirarse me dice, temprano iremos a esa comarca, para que la veas como
es todo allí. Salimos bien temprano, agarramos un carro particular y nos fuimos a la
comarca de los avatares. Tal cual como ella me la había descrito la noche anterior,
las calles de piedras, algunas ciénagas, cedrones sobre las paredes corroídas,
disecciones que hacían algunos hombres con un animal para sustentar sus
necesidades, algunos niños corriendo totalmente desnudos, aquello era el propio
desastre.
A lo lejos se oía una voz que nos gritaba, era el chico que habían apresado,
se nos acerca, nos saluda con entusiasmo al vernos en su territorio y bajando su
cara, nos dice esta es mi zona, aquí vivimos, vengan para que vean mi jacal y mi
familia. Caminamos como unas cinco cuadras y llegamos al sitio, su esposa, una
joven bien simpática y sus dos hijos eran lindos los coñitos. Con mucha educación
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CUENTOS SELECCIONADOS
nos hicieron un té, charlamos por un buen tiempo él, me explicaba todas las cosas
que hacían y la forma como hacían para comer.
Mientras que su esposa charlaba con Stefani, así pasamos casi todo el día,
muchos de los de su clase se unían a la conversación y nos hacían preguntas; que
para mí eran fácil contestar por los tanto tropieces que me ha dado la vida. Philips,
nos acompañó hasta las afuera de la comarca para evitar malos entendidos con
otras personas, antes de despedirnos me dió las gracias por haberlo visitado y le
dije que se pasara por la casa de la primera comandante para obsequiarle algunas
cosas para los críos.
El resto de la tarde la pasamos caminando y hablando sobre el sitio que
habíamos visitado, ella, me dice que ahora si me entiende por qué me había
molestado cuando apresaron al chico y porque los sentimientos que profeso hacia
la familia de Philips. Entramos en una tienda, Stefani, compró algunos juguetes,
ropas, enceres, comida y algunas otras cosas para la familia del chico. Un gesto
muy hermoso de su parte y la abracé bien fuerte.
Llegamos a su casa, nos duchamos, cenamos, cuando su jefe la llama
diciendo que a primera hora visitara al Sr. alcalde, entendido contesta ella,
terminamos de comer y nos quedamos charlando hasta la noche, fuimos a dormir
temprano, ya que estábamos cansados por el trajín del día. Al día siguiente, antes
de salir, el jefe nuevamente la llama diciéndole que el alcalde solicita también mi
presencia, nos miramos y de inmediato le digo será por la visita que hicimos ayer.
Llegamos a la residencia del Sr. alcalde, un palacete, con algunos lujos
exuberantes, con algunas pérgolas en la parte de atrás. Nos hacen pasar y nos
atendió de muy buena manera, empezando por la visita que habíamos hecho y las
consecuencias que le podría traer a la primera comandante. Como, Stefani, cargaba
todas las cosas en el coche de la policía. Mirándome y diciéndome, te gustaría hacer
algo atrevido. Soltando las carcajadas, le contesté no se hable más del asunto, de
inmediato prendimos carrera hacia la otra comarca llegando directamente al jacal
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CUENTOS SELECCIONADOS
de Philips, tanto su esposa como los niños estaban sorprendidos, pero al vernos
salir del vehículo salieron a recibirnos con alegría.
Los niños gritaban emocionados por los juguetes y las ropas que la primera
comandante les obsequio. Le giré mi brazo derecho por encima de su hombro y le
digo, te das cuenta lo bien que se siente al darle felicidad a los demás y más aún,
cuando son unos críos. Son tan inocentes de la circunstancia que el mundo o
algunas personas que sin ningún motivo les hacen vivir. Ella, con los ojos llorosos,
me abraza fuerte y mirándome fijo a los ojos, me dice que ser tan maravilloso eres,
August. Fueron pasando los días, las semanas y cada día el vínculo familiar que
nos unía con Philips.
Su familia y algunos que otros de los avatares eran cada vez más fuertes. Y
también mi simpatía por ella fue creciendo más, hasta el punto de que me había
enamorado de ella. Un sábado por la tarde preparé la cena y llené un par de copas
con vino blanco, nos sentíamos muy comprometidos, colocó una suave, pero muy
agradable canción, charlamos y bailamos, la miré fijamente hasta que la besé. Esa
noche rompió las reglas, tanto ella como yo sentíamos lo mismo. Teníamos los
mismos deseos el uno por el otro, nos amamos con locura y fervor, desde entonces
dormíamos los dos en la misma cama sin importarle que decían los demás,
incluyendo el alcalde, mejor o peor aún si salía embarazada.
Pasaron ocho semanas y todo era pura felicidad, pero como toda felicidad
siempre tiene que haber un obstáculo. Regresando un día, de la comarca de los
avatares, se me viene a la cabeza y le pregunto, ¿por qué no consumen carne? Y
porque no veía ningún perro en la calle, con una sonrisa me dice que los únicos
animales que existen son los eslizones y algunos peces en el mar del resto, más
nada. Ese día cenamos en un restaurante. Me encontraba un poco pensativo. Ella
se dio cuenta y me pregunto: ¿qué te pasa?
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CUENTOS SELECCIONADOS
–Con dificultad, le dije que ya tenía dos meses en su casa y que por la cuenta
que llevaba pronto me tocaría trabajar y que, aunque no quisiera dejarla, habría de
regresar a mi sitio.
–Me imaginé que pronto me dirías esas palabras, contestó ella con lágrimas
en sus ojos.
–Si amor, debo regresar con mi gente, con mi pueblo y poner todo en orden.
–Me vas a hacer mucha falta, objetó ella.
–Te llevaré por siempre en mi mente y en mi corazón.
En la madrugada del domingo nos fuimos hasta el sitio donde me habían
encontrado los otros funcionarios, el ímpetu del cierzo nos daba en la cara, los
fuertes embate hacían sonar las piedras, ambos con lágrimas en los ojos nos
miramos, nos besamos, nos abrazamos muy fuerte.
–Nunca te voy a olvidar, le dije.
–Tampoco yo, me contesto.
–Sabes, fueron las diez semanas más maravillosas que he vivido.
–Mentiroso, lo dices para que no me sienta mal.
–No mi amor, es la verdad te amo y siempre te amaré.
–Yo también te amo, volverás algún día, me preguntó
–No lo sé, pero quiero que sepas que este donde este te llevaré en mi
corazón.
–Gracias amor, por toda la felicidad que me diste.
–Despídeme de los avatares.
La abracé de nuevo. Llorando le dije. Cada ser humano esconde un secreto
en su corazón. El mundo fuera de aquí crecerá, las ciudades son como las plantas.
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CUENTOS SELECCIONADOS
Van invadiendo todo, pero esto que llevo en mi corazón lo protegeré para siempre,
el dolor me parecerá más dulce después de tocar tu piel. Tus ojos serán los míos,
en tu mirada se reflejará la luz que ilumine nuestros corazones. La vida como el
Ruan del Cali es interminable y lo que creemos, que es, el final, no es más que un
espejismo, que solo quiere lo que queremos ver, te deseo mucha suerte y que
tengas una buena vida. Te amaré por siempre. Mi primer comando.
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CUENTOS SELECCIONADOS
EL OSO BLANCO Y EL CONEJO
CERCA DE LA MADRIGUERA
Benny Josmer Márquez Franco5
Había una vez un oso blanco
Y un conejo cerca de la madriguera
Que se sentaron en un fino banco
Cerca de la colina de escalera
Esperando abrir un paso franco
Para entrar en aquella galera
Dejando libre a lo flanco
Compitiendo en la carrera
Para superar el barranco
Y llegar a la puerta por entera.
…*…
De repente se oyó gritar
Al oso blanco en su agorera
¡Yo primero iré de llegar!
¡Sera mía la madriguera!
El conejo quiso replicar
Con una voz verdadera
¡Yo llegare primero a entrar!
Abriéndola por entera
Así comenzaron a andar
En una justa aventurera.
5 Doctor en Ciencias de la Educación. Docente UBA. [email protected].
https://orcid.org/0000-0002-4038-4606
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CUENTOS SELECCIONADOS
…*…
El oso blanco quiso perforar
Con sus manos a fuerza abierta
Y el conejo trato de entrar
Con su diente haciendo cubierta
Se cansaron pues de tratar
Viendo que ninguno acierta
Y comenzaron a planificar
Una nueva acción encubierta
Pero se desgastaron en esperar
Y se hizo la noche incierta.
...*…
Después de tanto insistir
Decidieron una unión verdadera
Que les permitiera convivir
Abriendo así la madriguera
Con el esfuerzo se pudo unir
Dándose una amistad sincera
Que al final supo convertir
Un hogar común en cual manera
Conejo y Oso pudieron rugir
En una feliz trinchera.
Moraleja: En la unión esta la fuerza
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CUENTOS SELECCIONADOS
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