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Quinto Mandamiento

El quinto mandamiento requiere que honremos a nuestros padres. Esto significa obedecerlos, respetarlos y valorarlos. Honrar a los padres es importante porque representan la autoridad de Dios y nos cuidan y aman. Aunque los hijos ya no necesitan obedecer a sus padres cuando son adultos, aún deben respetarlos y estar agradecidos por todo lo que hicieron por ellos. El quinto mandamiento enseña que debemos honrar a todas las autoridades establecidas por Dios.
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Quinto Mandamiento

El quinto mandamiento requiere que honremos a nuestros padres. Esto significa obedecerlos, respetarlos y valorarlos. Honrar a los padres es importante porque representan la autoridad de Dios y nos cuidan y aman. Aunque los hijos ya no necesitan obedecer a sus padres cuando son adultos, aún deben respetarlos y estar agradecidos por todo lo que hicieron por ellos. El quinto mandamiento enseña que debemos honrar a todas las autoridades establecidas por Dios.
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QUINTO MANDAMIENTO

"Honra a tu padre y a tu madre, para tus días se


alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da." (Éxodo 20:12)
INTRODUCCIÓN
Continuamos estudiando los diez mandamientos de la ley moral de Dios que encontramos en Ex
20:1-17. Como se ha explicado en ocasiones anteriores, los primeros cuatro mandamientos nos
hablan de nuestra relación directa con Dios y los seis restantes nos conducen hacia la relación con
nuestro prójimo, como lo expresó el Señor Jesucristo en Mt 22:36-40. Después de estudiar los
cuatro primeros mandamientos relacionados con Dios y su adoración (no tener dioses ajenos, no
honrar imágenes, no tomar el nombre de Jehová en vano, guardar el día de reposo) nos corresponde
hoy iniciar con la segunda tabla de la ley, aquellos mandamientos que nos enseñarán a amar y servir
a nuestro prójimo (Ro 13:7-10).
Afirma Montgomery: La gran mayoría de problemas en nuestro mundo moderno se centran en las
dificultades que surgen de las relaciones entre los seres humanos. Y aunque estos se
manifiestan en los asuntos políticos, sociales, económicos y familiares, el fondo de todos estos
problemas es la relación entre el hombre y su prójimo. Muchas veces tenemos la tendencia de
pensar que los problemas en nuestro mundo son debidos a ciertas circunstancias políticas o
económicas. Aún muchos echan la culpa al gobierno, a otros países y a la desigualdad de clases
sociales. Cualquier análisis que eche la culpa a tales factores es un análisis superficial y erróneo, un
análisis equivocado que trata solo con los síntomas. La raíz de los problemas no está en el gobierno
ni en la situación económica, sino en lo que cada uno desea. Una persona desea algo y otra persona
desea lo mismo y la mayoría de los choques, problemas y conflictos se deben a esto. Entonces,
deberíamos preguntarnos ¿Por qué son así los hombres? ¿Por qué están deseando unos las cosas
de los otros? Es porque en su condición caída no solo no pueden amar a Dios, sino que son
incapaces de amar a su prójimo, y son dominados por su egoísmo, por su "Yo" que quiere
todo para sí. Entonces, ya podemos ver que la solución de los problemas comienza con el amor. En
Rom.13:7-10 el apóstol Pablo dice que el amor al prójimo se cumple en la obediencia a la segunda
parte del decálogo. Entonces, para solucionar los problemas entre los seres humanos tenemos que
comenzar con Dios. La solución está en nuestra relación con Dios. Mientras que el hombre no
sea reconciliado con Dios y hasta que tenga una relación correcta con Dios, no puede haber
ningún cambio en las relaciones con su prójimo (p.37) (1 Jn 4:20-21).
Con el quinto mandamiento, que nos corresponde en este día, comenzamos el estudio de la parte
del decálogo la cual trata con la relación del hombre y su prójimo. Como expresa un autor:
No matarás, no hurtarás, no cometerás adulterio. Si preguntáramos por el top 3 de los
mandamientos, no cabe duda que el podio estaría entre ellos. Cuando se trata de los diez
mandamientos, tenemos la tendencia a categorizarlos. Pensamos entre aquellos que son a
nuestro parecer “más graves” y otros más “inocentes”. Pero esto no es una buena idea. De
acuerdo con el Supremo Legislador, todos tienen exactamente la misma relevancia y el mismo
castigo para quien los quebrante, aunque fuera el que consideremos más pequeño (Stg.
2:10). Uno de esos mandamientos que consciente o inconscientemente se pone en una lista
menor, es el mandamiento relacionado con honrar padre y madre, el quinto del decálogo.
Pero ¿qué significa eso? ¿Cuál es la razón de un mandato tan específico? La Escritura nos
enseñará no sólo la importancia de este mandamiento sino la relevancia que tienen para
nosotros como creyentes el día de hoy (Aldana, 2018).
El mandamiento de honrar a padre y madre aparece como la transición entre lo que representa amar
y servir a Dios y amar y servir al prójimo. No es casualidad su ubicación en el decálogo, cuando
vemos el propósito del mismo, notamos una intencionalidad de parte de Dios.
DESARROLLO
I. Si pensamos en la naturaleza del mandamiento
podemos decir que honrar a padre y madre es un mandato familiar y hay dos cosas involucradas en la
relación que describe. Por un lado, deja claro que en este mundo vivimos bajo una autoridad, una autoridad
divina, pero también una autoridad humana. Por otro lado, nosotros hemos sido creados para relacionarnos
con personas que Dios también creó a su propia imagen, en una relación de respeto y honra; de hecho, la
palabra hebrea da la idea de valorar, apreciar y estimar. Como verá, honrar padre y madre es la
recreación a pequeña escala de lo que es someterse a Dios como autoridad y amar a nuestro
prójimo. Es el resumen práctico de toda la ley (Aldana, 2018). Como también explica la Biblia
Herencia Reformada: Dios creó la familia (Gn 1:27-28). Él es el Padre de su pueblo y ellos deben
servirlo como sus hijos (4:22-23). Por lo tanto, glorificar a Dios requiere honrar a tu padre y a tu
madre instruyendo otras autoridades que son como padres (p.118).
II. El significado del mandamiento
Es importante señalar que la segunda parte del decálogo comienza con la relación familiar.
Comienza con la relación entre los hijos y sus padres. Aunque aquí tenemos solo la relación familiar,
más adelante veremos que este mandamiento abarca todas nuestras relaciones y aún la sumisión a
todas las autoridades humanas que Dios ha puesto sobre nosotros. Por tanto, podemos entender el
significado del quinto mandamiento en dos perspectivas: inmediata y otra extensiva.
La perspectiva inmediata: Al respecto de la perspectiva inmediata, la ordenanza natural es
que debemos honrar a nuestros padres. El significado es bastante simple. Honrar a nuestros
padres significa obedecerlos. Pablo hizo mención de ésto en Ef 6:1-2, Col 3:20.
La palabra "honrar" quiere decir respetar, reverenciar y obedecer. La palabra hebrea incluye la idea
de valorar, apreciar, estimar, etcétera. Entonces, este mandamiento significa en primer lugar que los
hijos deben obedecer a sus padres. xxPorque los padres representan la autoridad de Dios para ellos.
Por supuesto los padres no son Dios, pero funcionan como mayordomos de Dios desde el
nacimiento hasta que los hijos se convierten en adultos. Los padres ejercen para con los hijos
funciones semejantes a las de Dios, por ejemplo: amándolos, cuidándolos, dándoles leyes, normas y
aun castigándoles cuando no obedecen (Montgomery, p.38).
Dice Calvino: Expresamente nos manda que honremos a nuestros padres, quienes nos engendraron
y son la razón de que tengamos el ser que poseemos, lo cual la misma naturaleza nos lo debe
enseñar, Porque son monstruos, y no hombres, los que por menosprecio, rebeldía o contumacia
quebrantan la autoridad de sus propios padres. Por esto manda el Señor que todos aquellos que son
desobedientes a su padre o a su madre mueran por ello, pues son hombres indignos de gozar de
esta vida, ya que no reconocen a aquellos por cuyo medio vinieron al mundo.
Por muchos lugares de la Ley se ve que lo que hemos dicho es verdad; a saber, que la honra de que
se habla en este mandamiento contiene tres partes: reverencia, obediencia y gratitud.

 Manda el Señor la primera, cuando prescribe que el que maldijere a su padre o a su madre
muera por ello; porque con ello castiga toda suerte de menosprecio y afrenta ( Éx. 2l: 17; Lv.
20:9; Prov. 20: 20).
 La segunda, al ordenar que los hijos desobedientes y rebeldes sean castigados con la muerte
(Dt. 21: 18).
 A la tercera se refiere lo que Cristo dice en el capítulo quince de san Mateo, que es
mandamiento de Dios que hagamos bien a nuestros padres (Mt. 15:4—6). Y siempre que san
Pablo hace mención de este mandamiento nos exhorta a ser obedientes a nuestros padres; lo
cual pertenece a la segunda parte (Ef. 6: 1; Col. 3:20)”. 
Comenta Aldana: Esta obediencia está sujeta al grado relacional. Es obvio que no obedecemos a
nuestros padres en el mismo grado cuando somos adultos que cuando somos niños o adolescentes.
Sin embargo, la obediencia sigue manifestándose en la medida en que mostramos respeto y damos
valor a sus opiniones.
La obediencia de los hijos mientras permanecen en el hogar:
Los hijos deben obedecer a sus padres porque los padres tienen en mente lo que más conviene a
ellos. Salvo pocas excepciones, nadie se preocupa más por nosotros que nuestros padres. La
obediencia a nuestros padres nos protege de muchos peligros y errores. Los hijos deben obedecer a
los padres, porque muy pronto dejarán de ser jóvenes. Deberían obedecer a sus padres tal como
Jesús lo hizo, sujetándose a ellos (Luc.2:51). Aunque era el Verbo encarnado, honró a sus padres
terrenales obedeciéndoles. Los hijos deberían obedecer a sus padres porque como más adelante
señalaremos, su obediencia puede abrir la puerta para la gracia de Dios en sus vidas.
La honra que como hijos adultos debemos a nuestros padres:
Los hijos adultos, aquellos que han formado sus propias familias o llevan una vida independiente,
también deben honrar a sus padres. Las responsabilidades de los hijos adultos independientes
pueden ser resumidas en tres puntos:
Primero, respeto. Podemos honrar a nuestros padres asegurándoles que no nos hemos olvidado de
ellos y esto puede manifestarse de muchas maneras. Por ejemplo: Debemos hacerles ver que
estamos agradecidos por todo lo que hicieron por nosotros. Podemos buscar sus consejos y sus
opiniones acerca de asuntos en los cuales ellos tienen conocimientos y experiencia que nosotros no
poseemos. Esto no significa que tenemos que hacer lo que ellos digan o que debemos contar
necesariamente con su aprobación, sino sólo que respetamos su opinión y su punto de vista.
Siempre debemos asegurar a nuestros padres que les estimamos y les amamos.
Segundo, provisión. Aquí tenemos en mente la responsabilidad de cuidar a nuestros padres cuando
ya son ancianos. Debemos acordarnos de sus necesidades cuando sufren en sentido físico o
económico o cuando ya no pueden cuidarse a sí mismos. Cristo regañó a los fariseos porque estos
no querían ayudar a sus padres necesitados y trataron de escudarse en la religión para no hacerlo
(Marcos.7:9-13.)
Como expresa Aldana: Por increíble que parezca, los fariseos habían creado una ley para no tener
que estar obligados a reconocer económicamente a sus padres, la ley consistía en declarar su
patrimonio como parte de lo que ellos daban en el templo (corbán) invalidando así el mandamiento.
Es nuestro deber como hijos participar en las necesidades y el cuidado de nuestros padres. De la
misma manera en que pensamos en nuestro deber de participar con nuestros bienes en las
contribuciones para la obra del Señor, debemos hacerlo, y con una mayor responsabilidad, por
nuestros padres. Honrar la obra del Señor y honrar a nuestros padres no son dos cosas en pleito. Es
necesario hacer lo uno sin dejar de hacer lo otro y en eso debemos ser enfáticos e intencionales.
Algunas personas pueden ser muy sistemáticas en apartar el dinero que dan en la iglesia, lo cual no
es malo en sí, pero ellos mismos son extremadamente tacaños cuando se trata de atender alguna
necesidad de sus padres.
Tercero, consideración. Esto significa que debemos tomar tiempo para estar con nuestros padres.
Esto incluye la necesidad de mostrarles ternura y afecto y no olvidarnos de ellos. La mejor forma de
honrar a nuestros padres es buscando su salvación, buscando su bienestar espiritual, orando por
ellos y tratando de serles un ejemplo de la verdad del evangelio.
Perspectiva extensiva: Por otro lado, hay una implicación extensiva de este mandamiento. Honrar
padre y madre es la manera en que nosotros aprendemos a reconocer las autoridades. Es la forma
en que se nos muestra el orden del sistema en el que vivimos. En efecto, una persona que no
reconoce a sus padres, no tendrá problemas en desconocer las autoridades civiles o de
cualquier orden. Este es uno de los grandes fracasos de esta generación. Los pensamientos de
anarquía y subordinación social provienen del deterioro de este valioso mandamiento que en últimas
instancias es el laboratorio mismo del funcionamiento de una sociedad (Ro 13:1-7). 
Por eso este mandamiento es muy importante. Tiene que ver en forma directa con la
obediencia y la sumisión a la autoridad de Dios. Existe un paralelo en las relaciones entre padre
e hijo y entre Dios y el creyente. Es decir, la relación entre el hijo y su padre es un reflejo de la
relación entre el creyente y Dios. El versículo uno dice que debemos obedecer a nuestros padres en
el Señor, que quiere decir "como al Señor". Entonces, nuestro motivo supremo en este asunto
debería ser el de agradarle a Él. La obediencia a nuestros padres es parte de la obediencia al Señor.
Obedeciendo a nuestros padres mostramos nuestra obediencia al Señor. Los hijos que desobedecen
a sus padres desobedecen al Señor.
(2 Tim 3: 1-4) Esta descripción de los tiempos peligrosos destaca la falta de sumisión a todo tipo de
autoridad. El versículo dos dice "desobedientes a los padres" y describe a tales personas como
ingratas. Deben una deuda de gratitud a sus padres, pero no la quieren pagar. No dan las gracias a
sus padres por los años de sacrificio que recibieron de ellos. El versículo tres dice que son personas
"sin afecto natural". La descripción aquí es de un tipo de personas que no quieren someterse a nada
ni a nadie. Son "amadores de sí mismos, avaros y vanagloriosos", en otras palabras, personas
controladas por su egoísmo y su orgullo.
III. EN EL N.T
La promesa en Ex.20:12 tiene que ver principalmente con la vida en la tierra prometida. Los hijos en
aquel entonces que no obedecían a sus padres, morían apedreados. (Vea Deut.27:16, 21:18-21,
Ex.21:15-17.) Evidentemente no vivieron una larga vida, sino que murieron cortados. El apóstol
Pablo repite el mismo mandamiento bajo la inspiración el Espíritu Santo y dice que es un precepto
moral que permanece vigente para los creyentes bajo el Nuevo Testamento. En Ef.6:1 nos dice que
debemos obedecer el quinto mandamiento porque "esto es justo", dando a entender que los diez
mandamientos son todavía las normas de justicia vigentes para los creyentes neo testamentarios. En
el versículo tres, hace una distinción entre la promesa de una larga vida en la tierra prometida y la
promesa para los creyentes bajo el Nuevo Testamento.
Afirma Aldana: En efecto, es a este hecho que está ligada la promesa que sigue a este
mandamiento: para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da. Hay
un sentido de preservación y prevención aquí. Los hijos que obedecen a sus padres,
no significa que literalmente morirán con más edad, sino que resultará que sus vidas serán menos
golpeadas por errores y desaciertos, al aprender de la experiencia y la madurez que sus padres
proveen por medio de la corrección y el consejo (Pr. 4:10-13 y Pr. 6:20-23). No debemos nosotros
menospreciar la ley de Dios. El cristianismo y la vida de piedad no son consecuentes con hijos
rebeldes, desobedientes a sus padres y altaneros. No puedes decir que tienes una profesión de fe
verdadera si no respetas y obedeces a tus padres y si ese es el caso, entonces debes arrepentirte
como quien adultera, mata o roba.
Tercero, este quinto mandamiento en sí tiende a producir ciertas bendiciones como por ejemplo las
siguientes:
1. La obediencia a los padres tiende a preservar la vida de los hijos. Los hijos que honran y
respetan a sus padres aprenden de su enseñanza, de su experiencia y de su madurez. Esto resulta
en que evitan muchos de los errores y fracasos más comunes en la vida. La mejor manera de evitar
los errores de la niñez y de la juventud es obedeciendo a este mandamiento. (Vea Prov.4:1013 y
Prov.6:20-23.)
2. La obediencia a este mandamiento tiende a preservar la vida de la familia, la sociedad y las
naciones en general. La rebelión y la desobediencia por parte de los hijos produce efectos
desastrosos en la familia, la sociedad y en el país en general. Produce hijos irresponsables,
negligentes y desobedientes a toda clase de autoridad.
3. La obediencia a este mandamiento tiende a preservar la vida de las iglesias. Los creyentes
que no enseñan a sus hijos a obedecer tienen muy poca probabilidad de que sus hijos sean
convertidos. Si los hijos no aprenden a obedecer a sus padres, se puede decir que tampoco
aprenden a obedecer a Dios. La realidad es que los hijos cuya rebeldía no es frenada por sus
padres en la niñez permanecen en ella como adolescentes y después como adultos. Hay muchas
iglesias que han perdido casi toda su nueva generación debido a la desobediencia a este
mandamiento. Por ejemplo, hay iglesias en algunos países cuyos miembros son puros ancianos y no
hay creyentes jóvenes. Cuando se investiga la causa de esta triste situación, resulta en que los
padres descuidaron este mandamiento y toda la iglesia sufrió las trágicas consecuencias.
4. Dios se ha comprometido a bendecir a quienes guardan este mandamiento. La frase "para
que te vaya bien", significa que Dios dará bendiciones a todos los creyentes que guardan este
precepto. Por otra parte, implica que no les hará bien a aquellos que lo desobedecen.

IV. Los límites de esta obediencia:


Un problema que surge frecuentemente es el caso de los hijos que han sido convertidos a Cristo
pero sus padres continúan en incredulidad. Esto produce inevitablemente cierta tensión y una
división espiritual entre ellos. ¿Qué deben hacer tales hijos? ¿Hasta cuál punto están obligados
a obedecer a sus padres incrédulos?
La respuesta es que deben obedecer a sus padres en todo, tal como lo dice Pablo en Col.3:20:
"Hijos, obedeced á vuestros padres en todo; porque esto agrada al Señor". La única limitación para
no obedecer a sus padres es si ellos tratan de impedirles que adoren y obedezcan a Dios. En tal
caso, no están obligados a obedecer. Por supuesto, si sus padres tratan de obligarles a pecar, los
hijos tampoco están obligados a obedecerles. En tales circunstancias como dijo el apóstol Pedro, "es
necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech.5:29).
Por lo tanto, el hijo que se ve obligado a desobedecer a sus padres "para obedecer a Dios", no debe
hacerlo en forma arrogante y altanera sino más bien con tristeza, con dolor, con mansedumbre y
humildad. En otras palabras, debe dejar claro que, si no fuera por su deseo de obedecer a Dios, no
desobedecería a sus padres. Esta es la única actitud correcta y es la única manera de poder
mantener el testimonio delante de sus padres. Esta es la única actitud que el creyente verdadero
puede tener, porque se preocupa por las almas y por la salvación de sus padres. La mejor forma
para honrar a nuestros padres es buscando su salvación, orando por ellos y tratando de darles un
ejemplo de la verdad del evangelio. Los hijos que verdaderamente honran a sus padres son aquellos
que desean y buscan su salvación (Montgomery, p.42).
Quiero finalizar leyendo algunos consejos de un autor que titula este artículo, pecados asociados al
quinto mandamiento. Entre muchos aspectos que podríamos revisar [ porque reuerde que este
mandamento habla del respeto hacia el orden dado por Dios] quiero compartirles los siguientes
dirigidos a padres e hjos motivándoles a leerlo completo:

Por: Thomas Vicent

Los deberes de los hijos para con sus padres, comprendidos en el precepto general “Honra a tu
padre ya tu madre”, son:

1. Honra interior, reverencia y estimación. «Un hijo honra a su padre» [Mal. 1:6]. “Cada uno
temerá a su madre, y su padre… Yo soy el Señor, tu Dios.” [Lev. 19:3].

2. Comportamientos reverentes evidentes a los demás. «Sus hijos se levantan y la llaman


bienaventurada» [Prov. 31:28]. «El rey se levantó a recibirla, y se inclinó ante ella, e hizo que se
sentara un asiento para la madre del rey; y ella se sentó a su diestra.” [1 Reyes 2:19].

3. Escuchando diligentemente a sus instrucciones. «Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad


atentos, para que conozcáis cordura». [Prov. 4:1] «Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi
inteligencia inclina tu oído.” [Prov. 5:1].

4. Obediencia voluntaria a todos sus mandatos lícitos. “Hijos, obedecen en el Señor a vuestros
padres; porque esto es justo.” [Ef. 6:1] “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo; porque esto
agrada al Señor.” [Col. 3:20].
5. Manso y paciente, soportando sus reproches y correcciones, con la enmienda de las fallas por las
que son reprobados y corregidos. «Tuvimos a nuestros padres terrenales, que nos disciplinaban, y
los venerábamos.» [Heb. 12:9]. «El que escucha la corrección tiene entendimiento.» [Prov. 15:32].

6. Listos para seguir su consejo razonable, en referencia a su vocación, posición, matrimonio y


cualquier gran asunto de sus vidas. «Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.»
[Exod. 18:24]. “Y subió y declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una
mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer.” [Jueces 14: 2].

7. Grata amabilidad con ellos, al nutrirlos, proveerlos, y soportar sus enfermedades, cuando
envejecen, y caen en la miseria y la pobreza. «El cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu
vejez» [Rut 4:15]. «Y José alimentó a su padre con pan» [Gén. 47:12]. “Y cuando tu madre
envejeciere, no la menosprecies.” [Prov. 23:22].

¿Cuáles son los deberes de los padres para con sus hijos?

R. Los deberes de los padres para con sus hijos, son:


1. Tierno amor y cuidado hacia ellos, especialmente cuando son infantes e indefensos; En
particular, las madres deben darles mamar a sus hijos, si pueden. «¿Se olvidará la mujer de lo que
dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?» [Isa. 49:15].

2. Entrenándolos en el conocimiento de las Escrituras y los principios de la religión, y dándoles


buenas instrucciones sobre las leyes y los caminos del Señor, tan pronto como sean capaces de
recibirlos. «Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor» [Ef. 6:4]. “Instruye al niño en su camino; y aun cuando fuere viejo, no se
apartará de él. [Prov. 22:6] “Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras.” [2 Tim. 3:15].

3. Orar por ellos, y darles buenos ejemplos de santidad, templanza y justicia. «Job enviaba y los
santificaba, y se levantaba de mañana, y ofrecía holocaustos, conforme al el número de todos
ellos». [Job 1:5]. “En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa… No pondré delante
de mis ojos cosa injusta.” [Sal 101:2, 3].

4. Manteniéndolos sometidos mientras son jóvenes, sin embargo, no requiriendo nada de ellos sino
lo que está de acuerdo con la ley del Señor. «Y descendió con ellos… y estaba sujeto a ellos»
[Lucas 2:51]. Como los niños deben obedecer, los padres deben mandar en el Señor. (Véase Ef.
6:1, 4).

5. denle aliento a través de miradas y discursos amables, y recompensas por hacer el bien; junto con
el menosprecio, la reprensión; y la corrección amorosa y duradera de ellos por hacer el mal.
“Entonces David dijo a su hijo Salomón: anímate y esfuérzate” [1 Crón. 28:20]. «Castiga a tu hijo
en tanto que hay esperanza, mas no se apresure tu alma para destruirlo». [Prov. 19:18]. “La vara y
la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo,
y te dará descanso; y dará alegría a tu alma.» [Prov. 29:15, 17].
6. provéeles de lo que es necesario para el presente; como también para ellos, de acuerdo con la
proporción de lo que tienen, para el futuro. «Porque Si alguno no provee para los suyos, y
especialmente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo». [1 Tim. 5:8]. «Pues
no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos». [2 Cor. 12:14].

7. Dispónganlos a los negocios, vocaciones y en el matrimonio, cuando crezcan, como puede ser
mejor para su bien; En ello no se usa fuerza, sino se consultan y se considera su capacidad e
inclinación. “Conoció Adán a su mujer Eva; la cual concibió y dio a luz a Caín. Después dio a luz a
su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.» [Gen. 4:1, 2].
«Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que
así sea, haga lo que quiera, que no peca; que se case. Entonces, el que la da en matrimonio hace
bien.” [1 Cor. 7:36, 38].

Fuente: https://presbiterianismoconfesional.wordpress.com/2018/10/27/deberes-y-pecados-
asociados-al-quinto-mandamiento/

APLICACIÓN FINAL
Dios nos ayude con su Espíritu a obedecer su ley y aplica todos los principios que nos da el quinto
mandamiento. Oremos.

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