CAPÍTULO III
EL JUEGO DESDE EL MODELO PRAXIOLÓGICO
La praxiología motriz
Tal como enuncia Jorge Saraví (2007), para poder comprender mejor ciertos
postulados de la Praxiología es necesario dar cuenta del contexto en que ella surgió. Las
teorías surgen en un contexto determinado, en un lugar geográfico dado, en una cultura y
una coyuntura histórica, inmersas en movimientos sociales que influyen en su génesis y
desarrollo. Pierre Parlebas, profesor de Educación Física francés, comenzó a escribir sus
primeros textos a fines de la década del 60, en esos momentos se vivía y protagonizaba
toda la ebullición previa al Mayo Francés, ese movimiento cultural, educativo y social que
transformó la vida de ese país, y podríamos decir, sin exagerar, la del mundo. En ese clima
de agitación social, donde todo o casi todo estaba siendo puesto en cuestión, Parlebas
escribe su primer artículo: "L'éducationphysique en miettes" (la educación física en
pedazos, 1967), una crítica punzante y profunda al estado de la Educación Física de esos
momentos y que aún hoy conserva gran actualidad. Parlebas comienza a darse a conocer y
hace aparición en un momento en que la Educación Física francesa estaba dominada por
la psicomotricidad.
En los ámbitos académicos y científicos de Francia estaba en boga por esos momentos el
estructuralismo, esta línea de pensamiento, en ciencias sociales y humanas, se afirmó en
la escena intelectual francesa primero, para luego extenderse a otros países como un
fuerte paradigma que generó más adhesiones que rechazos (Sazbón, 2002). El
“estructuralismo”1 nace a partir de estudios en el campo de la lingüística (Ferdinand de
Saussure) y la antropología (Claude Lévi Strauss), y su eje es el estudio de elementos
constituyentes de las sociedades y culturas en las que se encuentran estructuras comunes
que deben ser identificadas, aisladas y relacionadas con una amplia red de significados. El
concepto-clave es el de "estructura", entendida ésta como un sistema de relaciones que
permanece invariable y que garantiza su propia regulación (During, 1992). Los elementos
que componen esa estructura son solidarios, inseparables entre sí, están en estrecha
relación e interdependencia. Según este enfoque, estos elementos cobran sentido a partir
del todo y no pueden ser analizados por separado. "La estructura no es solo una totalidad
1 La antropología estructuralista o estructuralismo, es una corriente teórica de laantropología. De acuerdo con ella, los
fenómenos sociales pueden ser abordados como sistemas de signos o símbolos, por lo que el antropólogo debe tener
cuidado en no tratarlos ni única ni principalmente como sucesos, sino como significaciones. Para hacerlo, el
estructuralismo antropológico propone que hay una unidad humana que radica en su capacidad de operarlógicamente.
La variedad de lasculturas y de la forma en que cada sociedad aborda problemáticas similares se explicaría, desde ese
punto de vista, tanto por la diversidad de elementos que se encuentran en su entorno y, muy especialmente, por el
valor y significado que les son atribuidos socialmente .
de fenómenos solidarios sino que además, esa totalidad debe ser pensada exclusivamente
desde el punto de vista de las relaciones existentes entre sus términos" (Corvez, 2000). De
la descripción de una Educación Física hecha trizas, pasa inmediatamente a una propuesta
concreta superadora: la Educación Física estructural (1968). Allí Parlebas hace referencia
por primera vez al estructuralismo, preguntándose si "es inconcebible de pensar en
beneficiar la educación física de los resultados descubiertos en otras áreas a lo largo de
cuidadosas investigaciones... ¿Ella puede o debe ser estructural?". Obviamente su propia
respuesta a todo ello es afirmativa, y aquí comienza lo que During denomina "revolución
copernicana"2 en Educación Física. Esa supuesta "revolución" pone en el centro del
análisis al concepto de motricidad entendiéndola desde un punto de vista social, como un
hecho de comunicación, de interacción y de intercambio.
En un marco de una Educación Física psicomotricista, Parlebas acuña una palabra que se
transformará en la clave de su universo teórico: "sociomotricidad" y la opone a
psicomotricidad.
Sociomotor es todo aquello que hacemos compartiendo con otros, sean los otros
adversarios o compañeros o ambos a la vez, y como contrapartida, psicomotor es lo
referido a aquel sujeto que se mueve o se desenvuelve en solitario.
El concepto de sociomotricidad, pasará a formar parte del vocabulario de otra creación de
Parlebas: una nueva ciencia llamada Praxiología, o ciencia de la acción motriz.
“La praxiología motriz constituye la ciencia de la acción motriz y especialmente de las
condiciones, modos de funcionamiento y resultados de su desarrollo” (P. Parlebas,
2001:354)
Tal como enuncia Lagardera Otero (2003) la praxiología motriz es creada para
estudiar las acciones motrices que emergen en cualquier situación deportiva o lúdica,
2La Revolución de Copérnico es el título con el que suele conocerse a larevolución científica que se produce enEuropa
Occidental, representada en laastronomía por el paso del tradicional sistema ptolemaicogeocéntrico al innovador
sistema copernicanoheliocéntrico, iniciada en elsiglo XVI porNicolás Copérnico (cuya obraDe revolutionibus, no alude al
tradicional concepto derevolución, sino al deciclo o trayectoria circular de loscuerpos celestes) y culminada en elsiglo
XVII porIsaac Newton
como consecuencia de una compleja trama de relaciones que se establece entre los
participantes. Esto se constituye en modo de sistema praxiológico, ¿Qué quiere esto
decir? constituirse en sistema implica entender que la realidad se ha conformado de
modo complejo e interactivo y que sólo adquiere sentido cuando funciona como totalidad.
Todo sistema está constituido por un determinado número de componentes que están
interaccionando entre ellos. Todos establecen relaciones con los demás, y lo más
importante, el sistema no se caracteriza exclusivamente por los rasgos de sus
componentes, sino por generar una serie de propiedades que no pueden ser adscritas a
ningún componente en particular. Cualquier modificación en los rasgos de un componente
afecta de inmediato a la totalidad de la dinámica del sistema.
De ese gran campo que es la praxiología motriz, Parlebas toma un sector que le
apasiona para profundizar sus estudios e investigaciones: las prácticas sociomotrices.
Dentro de ese subconjunto, él tomará como eje de análisis, a los juegos y los deportes (o
como a él los denomina "juegos deportivos no institucionalizados" y "juegos deportivos
institucionalizados"). Los juegos deportivos institucionalizados, dirigidos por una
institución oficialmente reconocida y consagrada en consecuencia por las instituciones
deportivas, la referencia al concepto institución tal como lo afirma Parlebas (2001)
comporta la intervención de poderosas instancias que disponen de instrumentos
materiales a gran escala: comités directivos, reglamentos, calendarios, árbitros, personal
administrativo, mecanismo de financiación, entre otros. En su máximo apogeo, el
reconocimiento institucional tiende a la mundialización de los juegos deportivos, estos
han desembocado en un fenómeno extraordinario que se refleja en un acuerdo unánime
sobre un conjunto impresionante de prácticas codificadas comunes organizadas en un
marco de referencia y según un reglamento que cuentan con el asentimiento de todos, “el
deporte”.
Por su parte el juego deportivo no institucionalizado o juego tradicional está
enraizado frecuentemente en una larga tradición cultural, que no ha sido sancionado por
las instancias oficiales o sea que no han sido institucionalizados, tal como enuncia Parlebas
(2001) como en cualquier otro juego, el sistema de reglas constituye la matriz
fundamental, pero a diferencia del juego institucional donde existe una instancia
centralizadora que fija las reglas, éste deja a la tradición local el cuidado de transmitir sus
códigos y rituales, de donde resulta que el sistema de reglas es influido por los grupos que
lo ponen en práctica y las regiones en las que se desarrolla, en tal sentido un mismo juego
puede dar origen a muchas variantes que podrían convertirse a la vez en nuevos juegos.
La diversidad del contenido ludomotor de los juegos tradicionales, impide considerarlos
en sí mismo como homogéneos.
En este sentido la teoría de la acción motriz, se funda en la hipótesis de que todos
los juegos deportivos con orientados por una lógica interna que se inscribe en sistema de
acción y de interacción, estos sistemas se apoyan en aspectos verificables, como las reglas
de los juegos y los comportamientos motores desarrollados en la práctica. De esta manera
se proponen los universales ludomotores, entendiendo por estos, los modelos que están
siempre presente y que manifiestan el comportamiento ludomotor, identificables en
todos los juegos deportivos estos modelos contienen la parte vital de los mismos.
La teoría del juego motor
A partir la teoría praxiológica, desarrollada por Parlebas, el profesor “Vicente Navarro
Adelantado” 3, desarrolla la teoría del juego motor. Quien argumenta que:
“el juego motor es uno de estos contenidos que configuran modelos de juegos, su
singularidad proviene de una experiencia motriz, de la manipulación de un símbolo o del
reto de superar una situación motriz, cuando no de una reunión de estos aspectos. Este
tipo de juego ha servido y sirve para favorecer el aprendizaje y el desarrollo infantil y para
que las personas se integren y aprendan la cultura”4
La complejidad para abordar el juego motor también procede de su
transversalidad en los procesos y programas de intervención, al igual que de su
interdisciplinariedad como campo de conocimiento. Las prestaciones que la praxiología
puede ofrecer a la investigación de los juegos motores se dirigen a la descripción y
comparación estructural, la explicación de la función que desempeña el individuo en el
juego y la definición asociada de sus comportamientos estratégicos, sin embargo para el
estudio del juego motor es una prestación que sirve más para el análisis del juego de regla
que para indagar el juego simbólico.
En palabras de Navarro Adelantado (2002), el juego motor se explica a partir de la
significatividad motriz, entendiendo por ésta:
3 Vicente Navarro Adelantado, es profesor de Educación Física en la Universidad de Laguna. España.
4 Navarro Adelantado, V. 2002. El afán de jugar. Teoría y práctica de los juego motores. Ed. INDE. Zaragoza.
El grado motriz suficiente de empleo del sistema de movimiento que comporten
paralelamente intención, decisión y ajuste de la motricidad a su contexto, sus situaciones
fluctuantes en el medio o con otros y todo ello bajo la lógica de las situaciones ver con caro si
esto aparece en la gimnasia
Esta definición excluye a los juegos que aún poseyendo motricidad, no alcanzan estos
niveles acordados de significación. De esta manera podemos distinguir dos aspectos para
una misma conducta motriz: la significación motriz y la organización de la motricidad.
La significación motriz se explica por el grado y la calidad de motricidad que se
reclama, y toda ella supeditada a una intención, lo cual implica algún objetivo motor, por
su parte la organización de la motricidad se explica por la regulación de las propias
acciones, respecto al medio o a los otros y su ordenación continua frente a los problemas
derivados del desarrollo del mismo juego, que es producto de la lógica interna de sus
situaciones. Tal y como acordamos, la caracterización principal del juego motor reside en
que la motricidad que promueve sea significativa, lo que nos conduce a otro problema: los
límites de la significación motriz. Desde el puntos de vista del método, los límites que nos
indican cuándo existe significación motriz para un juego, se concretan a través del
conjunto de sus acciones, siempre que estas impliquen una acción que se explica en su
contexto y que comporte secuencias motrices, y/o demandas de esfuerzo físico de
manera que estos rasgos motrices supongan adaptación a las demandas de las
situaciones. Podemos entonces afirmar que la significación motriz se configura en la
situación motriz (Parlebas, 2001), porque los datos de la significación personal se
constituyen a partir de los elementos estructurales provenientes del tipo de juego motor y
de la manera de captar y entender el entorno en el que se desarrolla, si tomamos como
ejemplo un juego de mesa, podemos comprobar cómo el movimiento de una pieza por
parte del jugador no comporta secuencias de movimiento, ni demandas de esfuerzo, ni
adaptación a una situación fluctuante, por contra en un juego de persecusión, un jugador
necesita ajustar sus acciones consecutivamente a la vez que responder al grado de
exigencia que se solicita de sus capacidades físicas y adaptarse a la situación de su
contexto.
Por tanto, el juego motor es una organización que incluye a todos los tipos de
situaciones motrices en forma de actividades lúdicas, que comportan conductas motrices
significativas y que podrán cumplir distintos objetivos (pedagógicos, recreativos, de
dinamización de grupos, culturales y deportivos) lo que nos permite concretar que el
juego motor es una actividad lúdica significativa que se conforma como una situación
motriz y mediada por un objetivo motor. Todo juego motor es susceptible de ser
mejorado porque posee una estructura de elementos interrelacionados sobre la que
podemos incidir para optimizarlo. Este hecho reclama comprender que las situaciones
motrices reúne un conjunto de elementos con estructuras limitadas y próximas,
agrupadas según sus lógicas comunes. De modo que un aspecto de interés será su
estructura interna, la jerarquía de sus elementos y las consecuencias que se derivan de los
cambios producidos en alguno de los subsistemas del juego motor.
El juego motor en las clasificaciones de los juegos
Tal como enuncia Navarro Adelantado (2002), los juegos motores cumplen
diversas funciones: desarrollo, adaptación y comunicación. Podemos decir que responden,
en primer lugar y cronológicamente, a la necesidad de desarrollo físico y motor; además
de un conjunto más amplio de aspectos que comporta la conducta humana en las
primeras edades; más tarde, el juego motor utiliza la acción y sus contextos para
adaptarse mejor a las relaciones entre las personas, emplear y comprender los
significados de las cosas. Por ello, la Educación Física se ha servido del juego como un gran
medio alcanzar sus objetivos, qué hemos de situar en el fomento del desarrollo físico y
motor, las aptitudes y actitudes que le acompañan, como son el aprendizaje de
habilidades motrices, cognitivas, afectivas y sociales.
Según esta posición teórica clasificar las situaciones motrices tiene una gran
ventaja para el profesional de Educación Física, ya que le permite establecer criterios
capaces de servir para el análisis y la organización estructural y funcional de la enseñanza.
A tal fin como propone Galera (1999), los criterios de clasificación de juego se plantean
desde la interacción motriz y afectiva, a lo que propone:
● Juegos en los que no hay interacción motriz: juegos individuales.
● Juegos en los que hay interacción motriz: juegos de cooperación, oposición
y cooperación/oposición.
También se presenta la clasificación de Piaget, la cual la teoría del juego motor vincula a
sus programas de enseñanza, esta se edifica sobre los períodos de desarrollo infantil y las
características lúdicas de cada uno de ellos. Encontramos aquí:
1. Juegos sensoriomotores (desde el nacimiento hasta los 3 años)
Tal como lo manifiesta Wallon (1941), la denominación juego sensoriomotor no se
comparte en muchos casos, aludiendo a que éste es más bien una actividad
sensoriomotriz, ya que no existe en un comienzo intención ni capacidad de simbolizar y
por tanto podríamos convenir que no es realmente juego. En tal sentido la actividad
sensoriomotriz puede albergar juego desde el momento en que se presente capacidad de
reconocer la causa, imitar y memorizar.
2. Juegos simbólicos (de los 3 a los 6 años)
El juego simbólico es una manifestación de la función simbólica o capacidad
descrita por Piaget para utilizar representaciones mentales, las cuales se presentan
en el lenguaje, el juego y la imitación diferida. También puede presentar otras
denominaciones como juego imaginario, de fantasía y dramático, pero todas ellas
tienen algo en común: el uso de símbolos para jugar. Piaget (1986) organizó este
periodo de juego en tres estadios:
a) Estadio I (2 a 4 años): Caracterizado por la irrealidad, esquemas simbólicos
sobre objetos nuevos, asimilación simple de un objeto a otro.
b) Estadio II (4 a 7 años): caracterizado por la desaparición de la deformación
de la realidad, representación imitativa de la realidad, comienzo del
simbolismo colectivo.
c) Estadio III (11 - 12 años): decaimiento del simbolismo en provecho de los
juegos de reglas o de las construcciones simbólicas cada vez menos
deformantes y cada vez más cercanas al trabajo continuo y adaptado.
El juego simbólico introduce al niño en el terreno de la simbolización, o acción del
pensamiento de representar en la mente una idea atribuida a una cosa; por lo tanto, es
proyección exterior al sujeto que simboliza, lo que comporta otorgar significado a aquello
que constituye el símbolo. Para acceder a la simbolización es necesario manipular algo, el
uso de alguna idea u objeto y comprender el símbolo deviene en un significado cultural. El
empleo de símbolos permite reconocer causa y efecto de las cosas, lo que supone acceder
a un mundo de imágenes mentales y significados, otro aspecto es la confusión entre
apariencia y realidad, la imitación entendida como representación de un objeto, situación
o un rol y la evocación por medio de un juguete, esto supone la proyección de un
significado sobre un objeto que se trae con imágenes u que implica acción sobre el objeto.
También podemos mencionar dentro esta etapa lo que el autor ha denominado
simbolismo colectivo, entendiendo por éste aquel juego donde hay diferenciación y
adecuación de papeles, lo que implica la presencia de otros compañeros y por ende la
necesidad del convenio, esta etapa la reconoce entre los 4 y los 7 años. El juego motor
parte del juego simbólico colectivo en el que la regla cumple una función de canalización
del desarrollo de la actividad y que sirve como soporte de la trama, por ende la
significación motriz será dependiente del contenido de la trama, de las distribución de los
papeles según los personajes, de la regulación de las acciones y de conseguir el logro.
3. Juego de reglas (de los 6 a los 12 años)
La regla introduce una forma de juego organizado a partir de la interrelación entre
los jugadores, y describe una lógica de comportamientos, que es la del propio juego como
sistema. Es decir, el juego condiciona los comportamientos que se harán dependientes del
sistema al que pertenece, en éste la información se ordena, se codifica, con la intención
de ser entendida por los jugadores para conocer el límite de sus acciones. La
manifestación lúdica del comportamiento colectivo consiste en jugar, a la vez que se
promueven distintos grados de convención, comprende acciones de juego dentro de una
organización social, el grupo de juego.
La evolución de la regla se justifica porque el sistema lúdico es un sistema que
tiene una referencia directa en el sistema jurídico (Bianchi, 1976), el juego al igual que el
modelo jurídico, implica conflicto y la armonía, se debate entre si el modelo ha de
adaptarse a sus participantes, o si los participantes deben adaptarse al modelo, de esta
manera se comprende que la dinamicidad del sistema comporte una regla adaptable por
naturaleza. En Piaget (1932), la referencia más importante al juego de regla se alude al
criterio moral en el niño, donde el autor explica la evolución de la regla a partir de dos
conceptos: la práctica de la regla, entendida esta como la manera en que los niños de las
diferentes edades aplican el uso de la regla y la conciencia de la regla, la manera en que
se representan el carácter sagrado y obligatorio de la regla. El juego motor en la Educación
Física toma estas consideraciones y propone un sistema lúdico donde se interrelacionan
diversos factores: roles y comunicación, calidad motriz, complejidad estratégica, calidad
de reglas y aprendizaje. Le atribuye por su parte al concepto de juego motor de regla las
siguientes características: significación motriz, grado de regulación, distribución de roles,
objetivo motor y repetición.
Como podemos observar el juego motor utiliza un conjunto de modelos
(praxiológicos - psicológicos - pedagógicos - didácticos) para poner su objetivo en el
desarrollo de la motricidad y considera a estos mediadores de sus fines. En este sentido la
Educación Física configura orientaciones para el desarrollo de los modelos de juego, como
indica Navarro Adelantado (2002), la orientación pedagógica de los juegos ha sido y es la
dirección más evidente de organización del ludismo infantil, el juego motor es utilizado
para enseñar, de manera que cada modelo alude a aspectos del desarrollo y a los métodos
para organizar y hacer posible la concreción de un proceso de enseñanza y aprendizaje.
Son cinco los modelos principales que se pueden distinguir:
1) Educación: los juego se utilizan en la escuela para favorecer el desarrollo infantil y
de los jóvenes, sirven como medio para organizar la enseñanza y se ajustan, según
su empleo a variables didácticas. En tal sentido encontramos, juegos para la
función psicomotriz, juegos simbólicos de fantasía, juegos de imitación, juegos de
representación, juegos simbólicos de regla, juegos de reglas, juegos cooperativos,
juegos deportivos, juegos alternativos, grandes juegos y juegos en la naturaleza.
Todos ellos denominados dentro de los juegos motores como juegos didácticos.
2) Enculturación: los juego tradicionales son modelos que ayudan al aprendizaje de la
propia cultura, sus pautas de comportamiento y valores que les dan sentido. Aquí
encontramos, juegos tradicionales simbólicos, juegos tradicionales de reglas y
juegos populares.
3) Iniciación deportiva: debemos reconocer cómo las distintas versiones de juegos
motores presentan semejanzas y diferencias con el deporte, analizando sus
elementos estructurales equivalentes o próximos. Podemos identificar aquí los
juegos de habilidades y capacidades de base, juegos deportivos, predeportes, mini
deportes y juegos modificados.
4) Recreación: los juegos motores aquí se construyen bajo un denominador común, la
diversión y el entretenimiento. Los modelos que muestra esta orientación son
juegos de una elevada motivación tales como: juegos cooperativos, juegos
alternativos, juegos de animación, juegos de roles, juegos en la naturaleza, juegos
acuáticos.
5) Dinámica de grupo: los modelos que dan lugar a la dinámica de grupo no tienen
como primer objetivo su contenido motor, pero son una buena fuente para
conseguir objetivos relacionados con la autoafirmación y la interacción. Tales
como: juegos de presentación, juegos de conocimiento, juegos de afirmación,
juegos de confianza, juegos de comunicación, juegos de cooperación y juegos de
resolución de conflictos.
Como podemos analizar el planteo del autor propone que el juego motor tiene un extenso
campo de modelos y estructuras, pero que debemos limitar en beneficio de concretar las
intenciones propuestas.
El juego motor y su relación con la didáctica
La Educación Física construye sus conocimientos en torno a la motricidad, su
naturaleza y límites, en materia de juego su caracterización pedagógica se la concede a la
conducta motriz, en este sentido el juego motor comparte y reafirma la vuelta sobre el ser
humano y sus potencialidades. Esto representa en palabra de Navarro Adelantado (2002),
una opción pedagógica con fines previamente asignados, “de ahí que el juego motor se
ocupa de sistematizar las conductas motrices en orden a conseguir objetivos educativos” 5
5 Onofre Contreras, J. 1998. Didáctica de la Educación Física. Un enfoque constructivista. Ed INDE. España.
y se vislumbran dos grandes objetivos, uno educar aptitudes corporales y dos formar
actitudes de relación.
En este sentido la didáctica del juego motor favorecerá determinados aspectos del
aprendizaje, como motivación, transferencia y práctica motriz atendiendo a como
presente la reunión de tareas motrices contenidas en el juego, bajo la lógica del objetivo
motor (entendiendo por éste, a la intención motriz que procede de la tarea). En general
todo planeamiento del aprendizaje motor se justifica por la construcción de habilidades
motrices enmarcadas en sus contextos. La Habilidad motriz permite al jugador ser
competente y tiene un fin determinado por el que se organiza el sistema nervioso,
comporta aprendizaje, consigue eficiencia y permite la adaptación al medio, como
enunciaria Ruiz (1995), el fin motor es la competencia motriz. Esta hace referencia al
conjunto de conocimientos, procedimientos, actitudes y sentimientos que intervienen en
las múltiples interacciones que realiza en su medio y con los demás, y que permiten que
los escolares superen exitosamente los diferentes problemas motrices planteados, tanto
en las sesiones de educación física como en su vida cotidiana (Ruiz 1995).
Para finalizar, el modelo de enseñanza de los juegos motores, tal como lo describe
Gómez (2004) y desde se sostiene el mismo en los diseños curriculares de la provincia de
Bueno Aires, pretende que el jugador capte las relaciones entre los elementos que lo
componen, así el aprendizaje de todos los elementos que conforman un juego, se
realizará a partir de la comprensión por parte del niño de las relaciones entre:
● El objetivo motor y las reglas
● El objetivo motor y las acciones posibles
● Las relaciones entre las reglas, las acciones y los roles a desempeñar
● Las habilidades a emplear
● Las cualidades físicas puesta en juego