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VITRIOL Extract Pages From Zenit-N30

El documento analiza el significado del acróstico V.I.T.R.I.O.L., que se encuentra en la Cámara de Reflexiones masónica. Hace referencia a la necesidad de morir al ego para renacer a una nueva vida espiritual. También explora las conexiones entre el acróstico, la alquimia, la música de los planetas y los Caballeros Templarios.
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VITRIOL Extract Pages From Zenit-N30

El documento analiza el significado del acróstico V.I.T.R.I.O.L., que se encuentra en la Cámara de Reflexiones masónica. Hace referencia a la necesidad de morir al ego para renacer a una nueva vida espiritual. También explora las conexiones entre el acróstico, la alquimia, la música de los planetas y los Caballeros Templarios.
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Revista digital del Supremo Consejo del Grado 33 para España

Número 30. Año 6011 (v∴l∴)

V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·.
Gregorio López Babi , 14º

Todas las escuelas de misterios antiguas iniciaban a sus seguidores mediante una prueba que les
exigía entrar en el interior de una caverna, o en un espacio excavado en el interior de la tierra, a
modo de sepultura. Esta prueba simbolizaba la muerte del profano y su nacimiento a un nuevo
estado de conciencia. Dentro de la Masonería, como escuela iniciática que es, el R.·.E.·.A.·. y A.·.
no podía sino recoger y mantener viva esa tradición, pero no por una mera cuestión de nostalgia de
los antiguos ritos, o de costumbre, o de estética, sino por su importante simbolismo.

Al aspirante a la iniciación se le introduce en lo que llamamos la Cam.·. de Reflex.·., que cumple las
mismas funciones que la antigua caverna o sepultura. Dentro de la misma, el aspirante se
encuentra con diferentes inscripciones. De todas ellas, la más importante es el acróstico
V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·. , que encierra la frase latina “Visita Interiora Terrae rectificandoque Invenies
Occultum Lapidem” , cuyo significado todos conocemos. Esta expresión, por sí sola, sintetiza el
simbolismo de la Cámara, pues hace referencia a la necesidad de morir para renacer a una nueva
vida.

El vitriolo era considerado la sustancia química más importante, y se intentó utilizar para obtener la
piedra filosofal, que permitiría la transmutación del plomo en oro. Altamente purificado, el vitriolo se
utilizaba como medio para hacer reaccionar sustancias en él.

Un alquimista, Daniel Stolcius, publicó en


1624 el libro “VIRIDARIUM CHYMICUM” en
el que figura un grabado en el que aparece
una estrella de siete puntas con la frase de
este acróstico.

Por detrás de la estrella hay una cara, dos


manos y dos pies. Estas cuatro
extremidades se refieren a los cuatro
elementos: En una mano hay una antorcha,
que representa el elemento fuego; en la otra
mano hay una vejiga de aire, que
representa el elemento aire; un pie está en
el suelo y el otro en el agua. El quinto
elemento a menudo se pasa por alto, pero
aparece en la parte superior en forma de la
doble ala de Hermes. Además la imagen
muestra tres formas diferentes: Un
triángulo, un círculo y una estrella de siete
puntas. El triángulo representa la trinidad de
cuerpo, espíritu y alma, de acuerdo con las
Zenit Revista digital del Supremo Consejo del Grado 33 para España. Número 30. Año 6011 (v∴l∴)

inscripciones de los ángulos: “Corpus”, “Anima” y “Spiritus”; pero también hace referencia a la Sal
(el cuerpo, el principio solidificante), el Sulphur (el alma, el principio que mueve) y el Mercurius (el
espíritu, el principio que conecta).

Esta estrella de siete puntas con la inscripción V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·. presenta una coincidencia
más que curiosa relacionada con la Orden del Temple. Un viejo mapa de los Caballeros Templarios
muestra la posición de las siete principales comandancias, las cuales están ordenadas en forma de
estrella. También en este caso los rayos de la estrella están en el mismo orden que los planetas.
Pero hay una diferencia: están ordenados de forma invertida. Junto al centro de la estrella destaca
el nombre de la ciudad de Bourges. Curiosamente el famoso alquimista Fulcanelli, describió
Bourges como la “piedra angular de la Gran Obra de los alquimistas de Europa”, sin dar, sin
embargo, ulterior explicación. Solamente en 1998 se resolvió este acertijo, al menos parcialmente.
El geomántico Peter Dawkins descubrió una extensa línea de energía, una llamada ‘leyline', que
pasa a través de Francia comenzando desde Saintes Maries de-la- Mer (el lugar de peregrinación
más importante de los gitanos sinti y roma), hasta Bourges y Chartres, e incluso a través de
Inglaterra. Ya que muchos lugares de la leyenda del Grial están situados en esta línea, Dawkins la
llamó “línea del Grial”. Esta línea del Grial pasa exactamente a través del centro de la estrella de
siete puntas de los Caballeros Templarios. En el norte de Francia divide con precisión el rayo del
Sol, y en el sur corre entre los rayos de Saturno y la Luna , hasta el Mediterráneo. Hay que
mencionar que esta línea del Grial no está representada en el viejo mapa de los Caballeros
Templarios. ¿Puede ser esta coincidencia pura casualidad? Difícilmente. Sol, Luna y Saturno, los
tres rayos planetarios situados en la línea del Grial, representan la trinidad de cuerpo, espíritu y
alma. En alquimia corresponden a Sal, Sulphur y Mercurius. Y si miramos a la estrella de siete
puntas Vitriol, la ubicación deliberada de la misma es incluso más evidente. Los tres rayos del Sol,
la Luna y Saturno en la contracción V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·., corresponden al comienzo, mitad, y final
de la palabra, es decir: a las letras VRL. VRL o VRIL es el nombre de la fuerza elemental de la
creación, omnipresente y vigorizante. Las letras restantes IT e IO forman la palabra latina ITIO, [in-
itio = inicio = poner en el camino; de ‘iter' = camino o itinerario], significando el viaje o camino, o
más bien el flujo del poder universal de la creación a través de los siete planetas en la forma de
siete “luces” divinas, y, finalmente, el curso de la energía de la vida a través del cuerpo, espíritu,
alma, y de los siete chakras.

En cada una de las puntas de la estrella aparece el nombre de uno de los siete planetas
relacionado con cada una de las notas
musicales.

Recordemos que para los pitagóricos,


cada planeta emite un tono que depende
de las proporciones aritméticas de sus
órbitas alrededor de la Tierra , de la
misma forma que la longitud de las
cuerdas de una lira determina sus tonos.
Las esferas más cercanas producen tonos
graves, que se agudizan a medida que la
distancia aumenta.

Kepler estableció que un astro emite un


sonido que es más agudo tanto en cuanto
su movimiento es más rápido.

Un satélite enviado al espacio en abril de


1998 por la NASA , el Transition Region
and Coronal Explorer (TRACE), ha encontrado las primeras evidencias de música originada en un
cuerpo celeste, tal como habían imaginado los pitagóricos, primero, y Kepler, más tarde.

Resulta, por tanto, sorprendente la relación entre el acróstico V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·. la estrella de


siete puntas, la distribución de las Encomiendas del Temple y la música emitida por los astros.

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Pero pasemos a estudiar los profundos significados filosóficos e iniciáticos contenidos en esta
expresión.

La primera parte es “Visita el interior de la Tierra ”. En ella encontramos un simbolismo astrológico,


pues hace referencia al Sol que cada día se oculta en el horizonte, como si penetrara en el interior
de la Tierra , desapareciendo así a nuestros ojos. Sin embargo, el significado más profundo que
podemos hallar es la indicación de lo que debemos hacer para seguir el camino de perfección:
visitar el interior de la Tierra es entrar en nosotros mismos para descubrir la realidad que se oculta
bajo la apariencia ilusoria de las cosas, pues no olvidemos que la Luz se encuentra en el interior de
cada hombre.

Esta visita es comparable a la muerte física. Cuando el espíritu y el cuerpo se separan, éste
permanece en el ataúd, símbolo del «interior de la tierra», donde se pudre la materia hasta su
desaparición o transformación total. Mientras, el espíritu, liberado de las ataduras mortales, puede
viajar por las regiones etéreas en busca de su origen divino. Pero en la Cam.·. de Reflexiones la
muerte es filosófica, simbólica, por lo que el espíritu no llega a abandonar realmente el cuerpo
físico, y por ello hablamos no de una vuelta a la vida, sino de una regeneración, un nuevo
nacimiento simbólico del iniciado, ya plenamente purificado.

Se trata por tanto de entrar en lo más profundo de nosotros para descubrir nuestro yo, es decir, de
poner en práctica la famosa frase grabada en el frontispicio del Templo de Delfos: “Conócete a ti
mismo”.

Naturalmente, ese viaje a lo más profundo de nuestro ser debe hacerse en el silencio y la
oscuridad. En un lugar al que no lleguen los ruidos exteriores; entendiendo por tales, no sólo los
ruidos físicos, sino también, y sobre todo, las influencias negativas del mundo profano. Y hallamos
así uno de los deberes del aprendiz masón en particular, pero, realmente, de todos los masones en
general, cualquiera que sea su grado, el silencio. Es necesario abstraerse de los ruidos externos,
pero también de los internos, es decir, de todos aquellos pensamientos, ideas, pasiones,
sentimientos, etc.., que alteren nuestro equilibrio y nuestra paz; de esa manera podremos
concentrarnos en nuestro interior, sin distraernos por lo que ocurre en el exterior.

En ese estado de meditación, de visión interna, podremos llegar a nuestra propia esencia, y a la
esencia de las cosas, que es la finalidad que debe presidir nuestros trabajos. En lo más profundo
de nuestro ser encontraremos la piedra bruta.

La segunda parte de la expresión hace referencia a


la rectificación que debemos realizar; esto es, al
hecho de corregir todo lo negativo que
encontremos, a eliminar los defectos, las pasiones,
los vicios, lo superfluo y lo irreal. En definitiva, se
trata de purificarnos para transformar lo malo en lo
bueno. El hermetismo enseña que uno de los
principios de la Verdad es el de la polaridad: Todo
es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de
opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo
mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza,
pero diferentes en grado; los extremos se tocan;
todas las verdades son medias verdades; todas las
paradojas pueden reconciliarse. Por ello, para
destruir un grado de vibración no deseable,
debemos utilizar el principio de polaridad y concentrar nuestra atención en el polo opuesto al que
deseamos suprimir. Lo no deseable se mata cambiando su polaridad. La mente, así como los
metales y los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de
polo a polo, de vibración en vibración. Sólo de esa manera, podremos rectificar las aristas
indeseables de nuestra piedra bruta hasta darle la forma deseada, la de la piedra cúbica. Vemos

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pues, como nuestra Orden enlaza ambos símbolos, el de la Cámara de Reflexiones y el de tallar
nuestra piedra bruta.

Ahora bien ¿Cómo se talla nuestra piedra bruta? Ya sabemos que nuestras herramientas para
hacer ese trabajo son el mazo y el cincel, pero también sabemos que para los masones
especulativos son herramientas simbólicas ¿Cuáles son en la vida real esos instrumentos que
hemos de utilizar? ¿Qué representan el mazo y el cincel? En definitiva ¿Cómo hemos de tallar
nuestra piedra bruta? Las herramientas que hemos de utilizar para la rectificación que exige el
acróstico que comentamos son las virtudes: la prudencia, que nos lleva a seguir los dictados de la
recta razón; la templanza, que nos induce a moderar nuestros instintos y nuestras pasiones
desmedidos; la fortaleza, que nos permite vencer a nuestro principal enemigo, nosotros mismos; y
la justicia, que nos lleva a respetar a los demás y a limitar nuestros derechos. Sólo mediante la
aplicación y práctica de las virtudes lograremos la rectificación que buscamos.

La tercera parte de la expresión es la promesa de encontrar la piedra oculta. Si penetramos en


nuestro interior y allí rectificamos nuestra piedra bruta, encontraremos lo que hay oculto en su
interior. ¿Qué es lo que se esconde en lo más profundo de nosotros mismos? Nuestra esencia,
nuestro verdadero yo, la auténtica realidad de las cosas, es decir, la Luz.

La Luz masónica es el Conocimiento, que nos saca de Occidente, del mundo de la ilusión y la
apariencia, y nos lleva a Oriente, el reino de la Verdad. La Luz es, por tanto, la Gnosis , la
Sabiduría.

Pero esa única y auténtica Verdad sólo puede encontrarse en la Divinidad , en el G.·.A.·.D.·.U.·. Y
eso es precisamente lo que encontraremos dentro de nosotros mismos, la esencia de Dios. Y
descubriremos que el Gran Geómetra está dentro de nosotros y que nosotros somos dioses. La Luz
masónica nos llevará a descubrir la letra G dentro de la Estrella Flamígera.

Si la estrella de siete puntas está relacionada con el acróstico V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·., que nos lleva
a penetrar en nuestro interior buscando lo más profundo y sagrado de nosotros mismos, nuestra
conciencia, el arcano número VII del Tarot también está relacionado con la conciencia. Simboliza el
ser humano y su conciencia individual. En esta carta aparece un hombre en un carro tirado por dos
caballos o esfinges; estos caballos simbolizan los hábitos y tendencias instintivas que hay que
dominar; para otros, simbolizan el consciente y el inconsciente que tiran de nosotros en direcciones
opuestas, y que debemos controlar mediante la voluntad; pero para lograr ese dominio, lo primero
que debemos hacer es llegar a nuestra conciencia, si no, nuestra mente vagará libremente a
merced de nuestros miedos y nuestras pasiones, a merced del caballo desbocado de nuestra
imaginación y de nuestros caprichos, deseos y sentimientos. Ese dominio se logra controlando la
mente en el silencio y la oscuridad de la Cam.·. de Reflex.·., de allí saldremos regenerados,
purificados.

Edita: Gran Comisión de Publicaciones. Administración: Supremo Consejo del Grado 33 y último del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado para España. Apartado de correos: 51.562 28080 Madrid España e-mail: [email protected]
Zenit es una publicación plural y abierta que no comparte necesariamente las opiniones expresadas por sus
colaboradores. Su contenido podrá ser difundido y reproducido siempre que se cite su procedencia.

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