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TEMA 25 Civilización Grecolatina

Este documento resume la civilización griega antigua. Comenzó con las civilizaciones prearcaicas minoica y micénica. Luego vino la Edad Oscura desde el 1100 al 800 a.C., cuando Grecia experimentó una caída demográfica y cultural. Finalmente, la Edad Arcaica desde el 800 al 600 a.C. vio el resurgimiento de Grecia a través de la formación de las polis o ciudades-estado y la colonización griega del Mediterráneo.

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TEMA 25 Civilización Grecolatina

Este documento resume la civilización griega antigua. Comenzó con las civilizaciones prearcaicas minoica y micénica. Luego vino la Edad Oscura desde el 1100 al 800 a.C., cuando Grecia experimentó una caída demográfica y cultural. Finalmente, la Edad Arcaica desde el 800 al 600 a.C. vio el resurgimiento de Grecia a través de la formación de las polis o ciudades-estado y la colonización griega del Mediterráneo.

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Tema 25

TEMA 25. LA CIVILIZACIÓN GRECOLATINA

GRECIA

1. INTRODUCCIÓN.

El presente tema aborda las principales transformaciones políticas, sociales y culturales producidas en
Grecia y Roma durante la Antigüedad; una introducción al mundo griego y romano, raíces de la
civilización occidental. La antigua Grecia, la Hélade, centrada en un primer momento en su ámbito egeo
se extenderá por todo el Mediterráneo y el Oriente; de ella beberá Roma, que desde su posición en la
Península itálica construirá uno de los mayores imperios hasta entonces conocidos.

2. CIVILIZACIONES PREARCAICAS

La civilización griega tuvo sus más hondas raíces en la cultura cretense o minoica, desarrollada en los
milenios III y II aC y basada en la agricultura y en un rico comercio marítimo. La civilización micénica o
aquea, de carácter militar y aristocrático, sustituyó a la civilización cretense h. 1400 aC
aproximadamente.

El territorio griego cuenta con una orografía muy complicada. Es un terreno muy montañoso y con una
costa recortada, de tal manera, que los lugares más alejados de la costa apenas están a 90 km. Esto va a
suponer dos cosas: una, que las comunicaciones sean más fáciles por mar que por tierra, haciendo al
pueblo griego marinero y comerciante, y dos, una tendencia a formar comunidades políticas pequeñas y
aisladas. Además de la Grecia actual, abarcaba la civilización helénica toda la costa del Asia Menor y
numerosas colonias por todo el Mediterráneo, de las que destacan las del sur de la península italiana.

Entre el tercer milenio y la mitad del segundo, antes de Cristo, se desarrolla una cultura en la isla de
Creta que recibe el nombre de minoica. Su influencia llega a toda la costa del mar Egeo. Basaba su poder
en el dominio del mar y desapareció sin que hoy se sepa muy por qué motivos: invasiones, desastres
naturales.

Hacia el 1600 a.C., irrumpe un pueblo indoeuropeo y de habla griega, los  aqueos. Se impusieron sobre
los minoicos y fundaron su principal ciudad: Micenas. Hacia el 1200 a.C. llega otro pueblo griego, los
dorios, que emplean armas de hierro en lugar de las de bronce. Derrotan a los aqueos y los suplantan
como dominadores. Parece ser que la Guerra de Troya, que canta Homero en la Iliada, forma parte de
esta invasión de los dorios. Las principales ciudades dóricas fueron Esparta y Corinto. Los dorios trajeron
un retroceso cultural que hizo que se llamara a esta época la Edad Oscura. Este periodo llega hasta el
siglo VIII a.C.

3. ÉPOCA OSCURA

Desde1100 a. C. hasta el siglo VIII a. C. se conoce como la Edad Oscura —siguiendo al colapso de la Edad
del Bronce—. De esta etapa no ha sobrevivido ningún texto primario, y solamente queda escasa
evidencia arqueológica. Unos textos secundarios y terciarios contienen breves cronologías y listas de los
reyes de este período, incluyendo Historia por Heródoto, Descripción de Grecia por Pausanias,
Biblioteca histórica por Diodoro Sículo y Chronicon por Jerónimo. La carencia de documentos primarios
se explica por la virtual desaparición del sistema de escritura micénico (Lineal B). En la cultura micénica,
dicho sistema estaba restringido a pequeños círculos, particularmente a los escribas de los palacios, que
tenían a su cargo el grabado de recuentos de movimiento y distribución de bienes; hundida la economía
micénica, ya no fueron necesarias personas que realizaran dicha tarea.[9] Las tradiciones y leyendas
sobrevivieron, desde la Edad del Bronce hasta la Época Arcaica, gracias exclusivamente a la transmisión
oral.[9] En la época se produjo una abrupta baja demográfica y una serie masiva de migraciones que
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determinaron el establecimiento de poblaciones espontáneas y poco organizadas en diferentes puntos


de la Grecia continental, las islas Cícladas y el oeste de Asia menor. Estas migraciones tuvieron un
carácter étnico; así, por ejemplo, los dorios ocuparon la mayor parte del Peloponeso, Grecia Central y
Creta, mientras que los jonios colonizaron la mayor parte de las Cícladas. Lo anterior se reflejó en el
idioma, que derivó, asimismo, en multitud de dialectos.

La economía, floreciente en el período micénico, se vio reducida a la agricultura, sustentada por


esclavos, jornaleros (thêtes) y aparceros (hektemoroi). Se generalizó la pobreza y la escasez del ganado,
que fue adquirido por unos pocos terratenientes. No hay registro de Estados organizados políticamente
en esta época y mucho menos de las estructuradas normas de tipo micénico, que regulaban la economía
y aseguraban una relativa distribución de la riqueza, permitiendo que la vida diaria de los agricultores,
pastores y ceramistas resultase tolerable. En este contexto, los trabajadores de la tierra se dedicaron a
la agricultura de subsistencia, organizados en pequeñas comunidades que raramente excedían las veinte
personas. La necesidad de nuevas pasturas para los animales produjo a su vez un incremento del
nomadismo.

En el ámbito religioso, continuaron los cultos micénicos. En el terreno del arte y la cerámica, se produjo
un empobrecimiento de las formas micénicas; generándose posteriormente dos períodos arqueológicos:
el protogeométrico (1050 a. C.-950 a. C.) y el geométrico (950 a. C.-700 a. C.), que harían evolucionar
lentamente la calidad y técnica artesanales hasta concluir, ya en los albores de la Época Arcaica, en un
mundo ornamental nuevo y plenamente desarrollado. La evolución mencionada durante estos períodos
se limita casi exclusivamente a la cerámica; no existe evidencia de que se hayan erigido monumentos
durante la Edad Oscura —práctica común durante la época micénica— y las representaciones
antropomórficas fueron usualmente grabadas en ánforas.

En el ámbito de la arquitectura, se abandonó la construcción en piedra. Atenas fue la excepción a la


regla del derrumbe de la civilización. Su acrópolis, centro civilizado en los últimos tiempos de la Edad del
Bronce, no sufrió daños, y transitó la «Edad Oscura» en el marco de una prosperidad relativa. Sin
embargo, sus instituciones societales y políticas no lograron salir airosas de este período y, en los
albores de la «Época Arcaica», Atenas había perdido el acervo cultural sociopolítico acumulado en el
período micénico, viéndose obligada a reconstruir sus instituciones sin mucho más que la monogamia
como sustento institucional heredado.

4. EDAD ARCAICA

Entre el siglo VIII y el VI a.C. hay una recuperación política, económica y cultural, a la que denominamos
época arcaica. Es debida a la organización de las polis o ciudades-estado, junto con sus colonias que
llegan por occidente hasta el levante ibérico, y por oriente suben por la costa del mar Negro. Las
colonias, si bien tuvieron independencia política, mantuvieron siempre lazos religiosos, económicos y
culturales con la ciudad griega que les había dado origen.

Los siglos V y IV a.C. son los de apogeo de las polis, de entre las que destacan dos: Atenas y Esparta.
Atenas consiguió dominar una área extensa del Ática empleando la diplomacia y mediante acuerdos con
las polis vecinas, extendiendo la democracia como forma de gobierno. En ella el poder residía en la
Eklesia, o reunión de todos los ciudadanos, que imponían sus decisiones a los nueve magistrados
(Arconte, Polemarco, Basileus y seis Temosthetes). Esparta, sin embargo, está dominada por la
aristocracia y se gobierna militarmente, dominando a sus vecinos por la fuerza. El máximo organo de
gobierno es el Consejo de Anacianos o Gerusia, y cuenta también con los dos reyes (Diarquía).
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4.1. Colonización y Stasis

Otro fenómeno que caracteriza esta etapa, con fuertes implicaciones políticas y sociales, es la
implantación paulatina de una nueva forma de combate colectivo que descansa en la falange
(táctica hoplítica) y un nuevo equipamiento armamentístico. Esta nueva fuerza está compuesta por
una clase media, los hoplitas, que va a ir reclamando derechos políticos frente a las capas
aristocráticas dirigentes, que no van a querer prescindir de ese control; el resultado será el conflicto
(stasis), que pasará por dos formas de solución: la aparición de los primeros legisladores ( Dracón de
Atenas, Solón y Licurgo) y la llegada al poder de los tiranos (Policrates de Samos, Fidón de Argos). La
tiranía como forma de gobierno arcaica se extiende desde el siglo VII hasta el siglo VI a.C. A partir
del siglo VIII los griegos inician un proceso colonizador y expansivo por todo el Mediterráneo. Este
movimiento colonizador se extendió por espacio de dos siglos y tuvo como principal causa la
escasez de tierras cultivables, concentradas en manos de los aristócratas en un momento de
crecimiento demográfico; todo ello unido a causas coyunturales como la lucha política, la huída de
poderes despóticos, la búsqueda de un enriquecimiento rápido, o incluso para algunos, el mero
espíritu emprendedor o aventurero. Pero la expansión colonial arcaica se produce a una escala
mayor que en otros periodos, no es un fenómeno organizado y no hay un control político o
dependencia de la nueva fundación con la metrópolis. Entre las ciudades colonizadoras destacan
Corino, Mileto, Focea o Rodas.

4.2. La Tiranía

los tiranos fueron característicos de la Grecia arcaica, desde mediados del siglo VII a.C. Aparecieron
cuando los conflictos sociales eran graves dentro de la polis (stasis) y generalmente cuando no se
podían solucionar por medio de mediadores (legisladores).

Los griegos llamaron tiranía al poder absoluto ejercido en la polis por un individuo que había llegado
al poder por la fuerza y que gobernaba al margen de la constitución. Los tiranos, aunque
normalmente eran aristócratas, defendían al pueblo llano frente a los abusos de la nobleza. El
carácter peyorativo que ya en la Antigüedad acabó teniendo este tipo de gobierno se debe, sobre
todo, a la oposición que generaba entre los aristócratas.

Pisístrato, como la mayoría de tiranos, se hizo con el poder gracias al apoyo bélico, concretamente,
desde una magistratura política en el 561 a.C. En esta fecha, tomó, mediante un ejército personal, la
asamblea por la fuerza (Buckley, 2010: 101-104; Gouschin, 1999: 14-16; Blázquez Martínez, 1973;
Holladay, 1977: 45-60). Sin embargo, aislar este hecho supone, bajo mi juicio, una mera presunción.
Debemos, por tanto, analizar brevemente el contexto histórico.

Solón, el gran legislador ateniense, realizó una importante labor para organizar a la sociedad
ateniense. Entre todas, cabe destacar un par de puntos sumamente importantes. Por ejemplo, en el
aspecto agrícola, Solón realizó una empresa de vital importancia. Esto es, dotó al campesinado de la
liberación de tierras, así de exenciones en el pago de deudas. Respecto a esto último, abolió la
esclavitud por deudas. Ante estas repercusiones, la sociedad ateniense vislumbró un nuevo
panorama social y político. Ahora, tras mejorar sustancialmente su posición, quedó distribuida en
diferentes clases sociales según los ingresos pertinentes (Roldán Hervás et al., 2013: 149-153;
Blázquez Martínez, 1973).

Pese a los esfuerzos por ello, la stásis fue inevitable. Es cierto que, como podemos percibir, la
sociedad ateniense percibió atisbos de esperanza en el progreso individual. Sin embargo, las clases
dirigentes se negaron a aceptar la progresiva pérdida de influencia en el espectro social y político.
Por eso, siguiendo la opinión generalizada de numerosos escritos, debemos establecer que, de un
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modo concluyente, el alzamiento de Pisístrato como tirano fue un bien necesario. No solo para
solventar esta stasis, sino para, en suma, reconducir la situación en el ática.

Tras la tiranía de Pisístrato, y luego de sus herederos Hipias e Hiparco. Sin embargo, en 510 a.  C.,
por pedido del aristócrata Clístenes de Atenas, el rey espartano Cleómenes I ayudó a los atenienses
a derrocar la tiranía. Poco después, empero, Esparta y Atenas iniciaron relaciones hostiles, y
Cleómenes I instauró a Iságoras como arconte pro-espartano. Con el objetivo de evitar que Atenas
se convirtiera en un «gobierno de paja» bajo el reinado espartano, Clístenes propuso a sus
conciudadanos atenienses que Atenas sufriera una revolución política, que todos los ciudadanos
compartieran el poder independientemente de su estatus, que Atenas se volviera una
«democracia». Los atenienses abrazaron esta idea con tantas ganas que después de derrocar a
Iságoras e implementar las reformas de Clístenes, pudieron repeler fácilmente una invasión a tres
frentes que los espartanos condujeron para reinstaurar a Iságoras.[23] La llegada de la democracia
resolvió muchos de los problemas de Atenas, dando inicio a una «edad de oro» para los atenienses.

5. EDAD CLÁSICA

A mediados del siglo V el Imperio persa, con Dario I al frente, controla todo Oriente y pone en marcha
una expansión hacia el este; todas las ciudades griegas de Asia Menor caen bajo dominio persa. La
revuelta jonia del 499 marcó el inicio de las Guerras Médicas (500-448), en las que los griegos lucharon
unidos contra los persas, conflicto que nos ha sido transmitido por Heródoto, principal fuente para este
periodo. En la primera guerra, los atenienses vencieron en la batalla de Maratón, y diez años más tarde,
el ejército de Jerjes venció a los espartanos en las Termópilas. No obstante, tras las victorias de Salamina
y Platea se puso fin a la presencia persa en el centro y norte de Grecia, guerra y victoria que despertaron
una cierta conciencia nacional. Las Guerras Médicas marcaron el final de la Época Arcaica, dando
comienzo a la etapa de mayor esplendor en Grecia. Esparta y Atenas habían estado unidas en la primera
Liga Helénica capitalizando el triunfo griego sobre los persas, pero se produjo una ruptura; la hegemonía
espartana se desplazó en favor de Atenas con la Confederación de Delos, aunque Esparta continuo
como cabeza de la Liga del Peloponeso.

Como consecuencia, desde ese momento se polarizó el mundo griego, surgieron dos centros de poder y
dos estilos de gobierno propios. Atenas se convirtió en la gran potencia del área del Egeo en la época
clásica, un periodo de expansión del poder ateniense que se ha denominado Pentecontencia, y que
corresponde a los cincuenta años entre las Guerras Médicas (479) y el estallido de la Guerra del
Peloponeso (431). A lo largo de esta etapa, se transformó en la primera potencia naval del Mediterráneo
oriental, con una prosperidad económica, y un desarrollo comercial, cultural y urbanístico sin
precedentes, cuna de un sistema político representativo único: la democracia. El momento de mayor
esplendor de la polis ática coincidió con el gobierno de Pericles (495-429 ), quien a través de una serie
de reformas legislativas reforzó el sistema democrático amparando la participación política de los
ciudadanos; sin embargo, recrudeció las condiciones para ser considerado ciudadano ateniense.
Régimen democrático basado en la igualdad de derechos, donde el demos ejercía su soberanía
mediante la Ecclesía o asamblea popular, la Boulé o consejo y la Heliaia o tribunal popular. Por su parte,
Esparta expandió su dominio militar por toda la región del Peloponeso; continuaron con el modelo de
vida militar y gobierno tradicionales, basados en la austeridad y la disciplina, muy difrerentes del
ateniense. Ciertos conflictos llevaron a un recrudecimiento de la situación entre ambas potencias que
acabó desembocando en el enfrentamiento bélico, estalla la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), que
se saldó con la victoria espartana y con una Grecia debilitada, contexto que acabó favoreciendo el
predominio de Macedonia sobre estos territorios.

Se trató de una etapa de enorme riqueza y de un desarrollo cultural sin precedentes, aparecieron los
primeros grandes filósofos, como Sócrates, considerado el padre de la Filosofía, su discípulo Platón o
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Aristóteles; se produjo la concreción del pensamiento racional. Paralelamente se desarrollaron también


otras ciencias como las Matemáticas, con su máximo representante Euclides, la Astronomía, con
Eratóstenes o Aristarco de Samos, o la Física con Arquímedes. Se desarrolló la poesía lírica, con figuras
como Píndaro, y la prosa, con autores como Hecateo de Mileto. Pero uno de los grandes desarrollos es
el teatro, con los tres máximos representantes de la tragedia ateniense: Esquilo, Sófocles y Eurípides. El
arte fue también una forma de expresión griega, basado en un ideal de belleza inspirado en la
proporción y la armonía.

6. EPOCA HELENÍSTICA

En el siglo IV a.C. entró en crisis el modelo de la polis y se impusieron nuevas realidades políticas
(hegemonías y federalismos). La decadencia de las ciudades griegas hizo posible que en la segunda
mitad de siglo el rey Filipo II de Macedonia conquistara y unificará por la fuerza a toda Grecia. Le sucedió
su hijo Alejandro (336-323), conocido como Alejandro Magno, que quien tras conquistar el Imperio
persa y acabar con el último de la Dinastía Aqueménida, Darío III, extendió sus dominios hasta los límites
del Indo, incorporando una gran variedad de territorios; en ese imperio se fundieron la cultura griega
con lo oriental, dando lugar a lo que se conoce como civilización helenística. Tras la muerte de Alejandro
en el 323 no tardaron en llegar las luchas de poderes y la división del imperio entre sus generales
surgiendo los reinos helenísticos, entre los que destacó el Reino de los Láguidas, en Egipto, cuya capital,
Alejandría, se convirtió en el centro cultural y económico más brillante del ámbito helenístico. Pero los
diferentes reinos sucumbieron ante la hegemonía romana a lo largo de los siglos II y I a.C.

7. SOCIEDAD DE LA GRECIA ANTIGUA

Los ciudadanos lo eran por nacimiento y reconocimiento paterno, se definían por su participación en la
vida política y por la exclusividad sobre la posesión de la tierra. Esparta fue un caso singular dentro del
mundo griego, pues la ciudadanía espartana estaba organizada en torno a tres clases o estamentos: los
espartiacas, que eran la clase dirigente y descendientes de los conquistadores dorios; los periecos, cuyo
origen se remonta a los primeros pobladores anteriores a la invasión doria; los ilotas, la clase
socialmente inferior. De ellos, sólo los espartiacas eran ciudadanos de pleno derechos.

En Atenas, por el contrario, todos los ciudadanos participaban de la actividad política


independientemente de sus rentas, pero existía una clara diferenciación según la riqueza entre una clase
dirigente aristocrática y una masa de pequeños productores o artesanos. En el caso de que no se
pudiesen cumplir los requisitos que cada Estado establecía para la condición de ciudadano, se pasaba a
ingresar a un grupo intermedio, el de los no ciudadanos libres. Los metecos, se ocupaban
fundamentalmente de las actividades comerciales, y ya fuesen griegos o no, carecían de derechos
políticos por ser considerados extranjeros. La categoría jurídica de los no libres variaba de un Estado a
otro, aunque en los estados más desarrollados el número de esclavos era muy elevado. El esclavo
carecía de cualquier tipo de derecho y era propiedad del Estado o privada, siendo considerado, en uno u
otro caso, como un bien mueble del que se podía disponer a antojo. En la totalidad de los estados
griegos la mujer estuvo subordinada a la autoridad masculina, primero al padre y luego al esposo.

En prácticamente la totalidad de los estados griegos la posesión de la tierra no era solo una fuente de
ingresos económicos, sino además una fuente de prestigio social. Los oficios artesanales se encontraban
ya desarrollados con anterioridad a la época Clásica, pero fue durante esta cuando se especializaron.
Surgieron los talleres especializados en la manufacturación de un producto determinado, pese a lo cual
continuó siendo habitual el trabajo de los artesanos de forma individual. Sin lugar a dudas, de todas las
actividades económicas de los griegos, la que rindió mayores beneficios fue el comercio.

El principal vehículo transmisor de la cultura griega era la lengua, por lo que todo aquel que no hablase
griego recibía el apelativo despectivo de "bárbaro". Grecia es la cuna del pensamiento occidental. Los
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grandes filósofos arcaicos fueron Tales de Mileto, Anaximandro, Anaximenes de Mileto, Jenófanes de
Colofón, Heráclito de Éfeso y Pitágoras. Sócrates , maestro de Platón, consideraba que la felicidad está
asociada a la virtud; Platón desarrolló una compleja teoría de gran influencia posterior por la cual el
alma humana, antes de encarnarse en el cuerpo (el soma es sema del alma), había conocido el mundo
de las ideas y conservaba un recuerdo de ellas, de ahí que conocer es recordar; entre todas las ideas la
del Bien es la suprema, y la identifica con Dios. Aristóteles no identificó a Dios con el Bien sino con la
inteligencia, convirtiéndose en el precedente del método científico moderno durante la Antigüedad.

En el período helenístico Atenas continuó siendo el centro principal de la actividad filosófica: la


Academia platónica y el Liceo de Aristóteles. A Atenas llegó el chipriota Zenón, quién enseñaba bajo los
pórticos (las stoas), lo que valió a su filosofía el nombre de estoicismo, según el cual la felicidad se
encontraba en el ejercicio de la ética. Otra doctrina, el Epicureismo, intentaba liberar al hombre del
temor a los dioses. La religión griega es el resultado de la fusión de cultos dorios, micénicos y orientales.
Se caracteriza por un fuerte antropomorfismo, pues los dioses griegos estaban dotados de todos los
vicios y virtudes humanas, así como de sus deseos, anhelos y esperanzas. Se trata de un sistema
politeísta especialmente claro y ordenado respecto a otras mitologías. El arte griego evolucionó a lo
largo de la historia de Grecia. La época arcaica fue la fase en la que los artistas lucharon por el dominio
de la técnica (todavía incipiente) y la creación de la forma artística. La época clásica fue la fase donde la
forma artística alcanzó el equilibrio y la perfección, convirtiéndose en modelo ideal a imitar por las
generaciones venideras. La crisis del siglo IV inauguró el inicio de la decadencia y ruptura de la forma
equilibrada y perfecta del clasicismo. La época helenística fue una fase de ruptura total con el lenguaje
clásico. Podemos decir que el arte griego fue la síntesis de dos corrientes culturales antagónicas: la jonia
(elegante, que aporta el sentido dinámico y erótico) y la doria (sobria, que aporta el sentido estático y
ordenado).

ROMA

1. ORIGEN DE ROMA
2. LA MONARQUÍA

La forma de gobierno que hubo en Roma desde su fundación fue la monarquía. Una monarquía que
posiblemente tuviese un carácter contractual, magistratura de carácter vitalicio e investida por los
patres, los aristócratas, que controlarían el cumplimiento de las funciones por parte del rey, un primus
inter pares. Rey que, además, contaría con funciones religiosas que enraízan con el tipo céltico.

Se divide el periodo monárquico en dos fases, la monarquía latino-sabina y la monarquía etrusca. Los
monarcas del primer periodo, considerados por la historiografía como míticos, fueron: Rómulo, el
fundador legendario de la ciudad, en el Monte Capitolio. Humano de procedencia divina al ser hijo de
Marte y Rea Silvia, también es el artífice del rapto de las sabinas. Tras la unificación con el pueblo
sabino, gobernaría junto a Tito Tacio, cuestión que está en la base de la designación de esta monarquía
como latino-sabina; Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio, serán sus sucesores en la dinastía.

La monarquía etrusca, es consecuencia de la expansión territorial de ese pueblo en dirección al sur, con
el objetivo de dominar Campania y el paso del Tíber, Roma. Pertenecen a esta dinastía, Tarquinio Prisco,
gobernante entre 616 y 579 a.C., quien emprendió diferentes obras públicas, Servio Tulio, entre 580 y
540 a.C., que llevó a cabo la reforma democrática conocida como la Constitución Serviana, organizando
el pueblo romano en clases y centurias, base del posterior enfrentamiento patricio-plebeyo y Tarquinio
el Soberbio, que gobernó en el año 509 a.C. En este periodo, las bases de la ciudad-estado habían
quedado establecidas, mediante la creación de las instituciones necesarias y la estructuración del orden
social. Con la reforma anterior, los plebeyos, una clase que estaba creciendo, a la vez que tenían acceso
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al ejército, también lo tenían a las asambleas, apareciendo una nueva asamblea popular: los  comicios
centuriados, de carácter militar, que se celebraban fuera de la ciudad. 

La reforma de Servio Tulio, consistió en:

 1. Dividió el territorio de Roma en cuatro regiones llamadas tribus urbanas. El campo de Roma lo
dividió en tribus rústicas.

 2. Después estableció el censo. Obligó a todos los jefes de familia inscribir su nombre en la tribu donde
estuviera establecido su domicilio. De igual forma debía inscribir el valor de su fortuna registrando el
número de esclavos a su haber

3. Una vez Servio Tulio conoció el haber económico de cada familia, estableció sobre esa información
una nueva repartición de la población, desde el punto de vista del servicio militar y del pago del
impuesto. 

Y, así comenzó lo que hoy tenemos, la división de los ciudadanos por clases, según su patrimonio. Estas
clases sociales fueron divididas a su vez, en centurias.

3. LA REPÚBLICA

Los abusos de la dominación extranjera de los reyes etruscos provocaron la sublevación del pueblo
romano y la proclamación de la República en el 509 aC, concediendo la suprema autoridad al Senado,
encarnación de la aristocracia.

3.1. Las instituciones

Durante la República se crearon de forma gradual una serie de instituciones de gobierno


representativas. En principio las instituciones estaban monopolizadas por los patricios, pero los
plebeyos, que pagaban impuestos y servían en el ejército, fueron exigiendo y consiguiendo
derechos políticos y participar en el gobierno de la ciudad. En el siglo V. a. C. lograron que un
representante, el tribuno de la plebe, defendiera sus intereses en el Senado y un siglo después los
plebeyos podían ser magistrados y senadores.

Las instituciones principales fueron: los Comicios, las Magistraturas y el Senado.

Los Comicios: eran asambleas en las que se reunían los ciudadanos romanos para votar las
leyes, elegir, los cargos públicos y decidir la guerra o la paz. Estas asambleas populares se
reunían siguiendo distintos criterios y con funciones distintas:

 Comicios de las centurias: elegían los magistrados superiores (consules pretores y


censores) y declaraban la guerra.

 Comicios de las tribus, la unidad de voto era la tribu (distrito territorial), eligen a
ediles curules y cuestores, y legislaban.

 Comicios de las curias, administra justicia

 Comicios de la plebe, elige el tribuno de la plebe y el edil de la plebe.

Las Magistraturas eran cargos políticos con funciones específicas y que suponían toda una
carrea política. Todas las magistraturas eran ordinarias, sólo el cargo de dictador era
extraordinario, propio de épocas difíciles; se encargaba así, durante seis meses, de gobernar
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Roma y su ejército, y su poder estaba por encima del de los cónsules. El dictador tenía,
además, un ayudante, el jefe de caballería.

Seis eran las magistraturas, ordenadas de mayor a menor importancia política:

 Cónsul, siempre elegidos de dos en dos, y tan importantes que daban nombre al año en
el que gobernaban. Jefes máximos del ejército, presidían las sesiones del Senado y se
turnaban diariamente en el ejercicio del poder.

 Pretor, en número de ocho, se encargaban de los tribunales de Roma.

 Edil; eran elegidos de cuatro en cuatro (dos patricios y dos plebeyos) y se encargaban
del gobierno de las ciudades.

 Cuestor: se encargaban de las arcas y gastos del Estado.

 Censores, eran dos y su cargo duraba cinco años. Su trabajo era elaborar las listas de
ciudadanos (censos) y dictaminar quién podía pertenecer o no a una clase
social. Establecer la lista de senadores y tachar de ella (nota censoria) a los que no
fueran dignos.

 Tribuno de la plebe. Era una magistratura especial, ocupada siempre por plebeyos.
Tenían derecho de veto sobre las decisiones del Senado, de forma que se encargaban
de que estas no perjudicaran los derechos de los plebeyos.

El Senado era la institución más importante. Era un consejo supremo encargado de asesorar a


los magistrados. Además establecia leyes y dirigía la política exterior. Sus miembros eran
vitalicios, unos 300, y eran antiguos cónsules y magistrados, y personas que sobresalían por
sus cualidades, su fortuna y su posición social.

3.2. Conflicto Patricio – Plebeyo

La composición social romana se asentaba en tres clases sociales, subdividibles en cinco grupos.
Así, las élites estaban formadas por los nobles, y los caballeros. La burguesía se diferenciaba en alta
y baja. Por último, el tercer grupo lo constituía la plebs infima, un grupo social sin medios y muchas
veces desempleada. Roma debía de mostrarse fuerte para evitar ser dominada, por lo que debía
entrar en juego la relación entre clases basada en relaciones que partían del dominio de las clases
altas, los patricios, que ejercían el patronazgo sobre las demás, vinculándose por medio de la
clientela.

La necesidad de nuevas tierras llevó al enfrentamiento con los pueblos del Lacio. La composición
del ejército romano era exclusivamente de ciudadanos propietarios, dentro de los cuales los
patricios eran un número reducido. Este momento fue aprovechado por la plebe para solicitar una
serie de concesiones que se resumen en una serie actuaciones: la Secessio de la plebe al monte
Sacro o al Aventino, en el año 494 a.C, abandonando Roma y solo regresando con la creación de los
Concilia Plebis; la codificación del derecho consuetudinario en la Ley de las XII tablas; y por último
merecen destacarse dos leyes, las Leyes Licinio-Sextias, de 367/366 a.C. y la Ley Hortensia, que
elevaba los plebiscitos (decisiones de la plebe) a la categoría de ley, en el año 287 a.C.

3.3. Expansión romana

El republicano es un periodo de gran expansión territorial: gracias a la fuerza del ejército popular
integrado por legiones de soldados que eran pequeños propietarios con derechos políticos, una
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hábil diplomacia y la energía del núcleo dirigente, se conquistan gradualmente Italia, Macedonia y
Grecia (que se convierte en provincia tras la destrucción de Corinto en 146, mientras que Atenas es
tomada en 86), la costa del Mediterráneo Occidental con las victorias en las tres guerras púnicas
contra Cartago (la primera en 264-241; la segunda, sobre todo contra Aníbal, en 218-201; la tercera
en 146), la ciudad siciliana de Siracusa (212), la larga conquista de Hispania (212-25), la rápida
anexión de la Galia con Julio César h. 50, el Asia Menor en los dos siglos siguientes al tratado de
Apamea con Antioco III (188) y tras la victoria contra Mitrídates de Ponto, la toma de Siria (64) y, al
final de la guerra civil la conquista del Egipto de Cleopatra (31)...

No fue una conquista de ritmo continuo, pues a menudo prevalecían tendencias aislacionistas,
pues por ejemplo, el Senado aceptó a regañadientes la donación de Pérgamo por Atalo III en 133 e
incluso rechazó la de Egipto por Ptolomeo Alejandro I en 88, pero finalmente triunfaron los
intereses del partido expansionista compuesto por senadores y caballeros de actividades
comerciantes y financieras. En 44 aC, a la muerte de Julio César, Roma controlaba el Mediterráneo,
ya directamente o a través de su influencia en los gobernantes nativos. Sólo el imperio de Partia
(en el Irán actual) era un contrincante grande e independiente.

Como resultado un enorme botín en oro, plata o esclavos enriqueció a Roma, convertida en el gran
centro comercial y financiero del Mediterráneo.

En este proceso aumentó la diferenciación social, con una clase senatorial poseedora de grandes
latifundios, una clase media de caballeros (equites) dedicados a la actividad comercial y financiera,
una amplia clase baja de campesinos, a menudo arruinados por las guerras y que entonces se
dirigían a la capital para vivir del reparto gratuito de alimentos y, por último, una inmensa masa de
esclavos, que eran la principal fuerza de trabajo en la ciudad.

Los esclavos no eran considerados personas sino cosas, propiedades o mercancías, que no podían
contraer matrimonio, aunque después pudieron elegir compañera entre las esclavas y vivir en un
régimen matrimonial llamado contubernium. Realizaban todo tipo de trabajos: doméstico, agrícola,
artesanal... Los esclavos que conseguían la libertad eran llamados libertos, y constituyeron una
gran parte de la amplia clase media.

La revolución social agraria de los hermanos Graco (133 y 121 aC), apoyada por los campesinos sin
tierras, terminó en un sangriento fracaso y abrió paso a las luchas civiles entre los principales
generales del ejército (el nuevo sujeto político dominante) para conseguir la primacía política. Los
itálicos se convierten en ciudadanos romanos en 89 aC, tras la guerra itálica que hicieron para
conseguir sus derechos. Las rebeliones de los esclavos, varias de las cuales estallaron en Sicilia,
aunque la más peligrosa lo hizo en Italia, comandada por Espartaco, fueron reprimidas ferozmente.

3.4. Fin de la República

En el siglo I aC la forma republicana de gobierno entra en crisis, debido a que la gran extensión del
dominio romano y la diversidad de intereses sociales impedían un gobierno consensuado como el
republicano. Así aparecen los sucesivos triunviratos y las sucesivas guerras civiles entre Mario y
Sila, Pompeyo y César, Antonio y Octavio, desapareciendo en el -27, cuando César Octavio es
nombrado Augusto por el Senado, iniciándose así el Imperio.

4. IMPERIO
4.1. Augusto

La República desaparece, a partir de Augusto se instaura un sistema de gobierno imperial bajo el


régimen del Principado, esto es, el emperador es el principal del Estado pero no es el único, éste
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debe compartir el poder con el Senado; sin embargo, va a ir adquiriendo cada vez más poder.
Octavio recibe el título de Augusto (27 a.C.) y asume amplios poderes que se añaden a su condición
de cónsul; obtiene el poder tribunicio y recibe el título de Pontífice Máximo, se extiende el culto a
la persona del emperador. Durante el Alto Imperio, Roma logra su máxima expansión territorial, las
fronteras se sitúan en los ríos Rhin y Danubio, y se inicia la conquista de Britannia. Con Augusto se
inicia la Dinastía Julio-Claudia y se llevan a cabo importantes reformas. En líneas generales, su
política administrativa se funda en el debilitamiento de las magistraturas republicanas, hay una
revisión del orden senatorial, y la creación de una nueva administración paralela confiada en el
orden ecuestre; un nuevo sistema que abarca desde la propia jurisdicción de la ciudad de Roma,
toda la Península itálica y las provincias. Lleva a cabo reformas financieras e introduce cambios en
el ejército, que se transforma en un ejército profesional y permanente, al igual que la flota de
guerra; por otra parte, en su política exterior cabría resaltar la denominada Pax Augusta. Con su
muerte en el 14 d.C., sus sucesores (Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón) gobernaron hasta la llegada
de la Dinastía Flavia (Vespasiano, Tito y Domiciano), hasta el 96 d.C. Se vivió un periodo de
esplendor durante la etapa de gobierno de los Antoninos en el siglo II d.C. (Trajano, Adriano,
Antonino Pío, Marco Aurelio, Cómodo y Lucio Vero), con quienes el Imperio conduce sus últimas
campañas de conquista; se anexionan como provincias romanas Arabia y la Dacia, se desarrolla la
guerra contra los partos, se llega a tomar Jerusalén y se sofocan las revueltas en el Rhin y el
Danubio.

4.2. Tetrarquía Dioclesiana

Hay tres grupos de emperadores dentro del siglo: la Dinastía de los Severos (193-235), los llamados
emperadores efímeros (235-268) y los emperadores ilirios (268-305). Durante la dinastía fundada
por Septiminio Severo se asiste a una extensión de la ciudadanía romana, medida política de su hijo
y sucesor, Caracalla; asimismo, se vive una acelerada penetración de los cultos orientales por todo
el Imperio, a principios de siglo el cristianismo es ya una fuerza ascendente. A partir de la primera
mitad de siglo, con los emperadores efímeros, se vive un periodo de crisis y se llevan a cabo las
primeras reformas del Estado. Existen dificultades económicas, hay una disminución del comercio,
se recrudecen los ataques germanos en las fronteras del Rhin y el Danubio, y se asiste a un
incipiente latifundismo. En el último tercio de siglo, con los emperadores ilirios, se pone en marcha
la construcción del nuevo estado romano. Con Dioclesiano hay una mejoría general, y con él se
asienta definitivamente un nuevo tipo de gobierno más absoluto, el dominado; en estos momentos
el Senado se consagra como un cuerpo honorífico secundario, asimismo decide dividir el poder
para fortalecerlo debido a los amplios frentes de lucha, primero la diarquía con Dioclesiano y
Maximiano (286-293) y luego la tetrarquía (293-305). De este modo, lleva a cabo una reforma de la
jefatura del estado, una reforma de la defensa, la administración, la economía e incluso de índole
religiosa. En definitiva, la llamada “crisis” del siglo III no es más que una profunda transformación,
de cambios sociales, económicos y mentales.

4.3. Dinastías Constantiniana y Teodosiana

Durante los primeros años del siglo IV se suceden las luchas por el poder que acaban suponiendo la
liquidación de la tetrarquía (306-312) y la posterior diarquía (312-324); así se restablece la
monarquía única con Constantino a la cabeza (324-337), quien desarrolla una política monetaria,
fiscal y religiosa, aunque su obra más notoria está dentro del ámbito de la administración y que
tiene como resultado la monarquía imperial (teoría del dominio universal) y la reforma de la
capitalidad –Constantinopla-. A su muerte el imperio vuelve a quedar dividido, se reanudan los
conflictos en las fronteras y los virajes y luchas por el poder. En los últimos momentos del periodo,
Teodosio se convierte en emperador único (388), quien mediante el Edicto de Tesalónica (380)
proclama al cristianismo como religión oficial. Pero con su muerte deja el imperio a sus dos hijos
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Arcadio (Oriente) y Honorio (Occidente), iniciando la Dinastía teodosiana que durará hasta la mitad
del siglo V. Hay una evolución hacia un nuevo imperio romano a lo largo del siglo IV, consagrado
durante los siguientes tres siglos. Roma será saqueada en sucesivas oleadas, primero por visigodos
y luego por vándalos, hasta que en el 476 d.C. Odoacro, jefe de la tribu germana de los Hérulos,
depuso a Rómulo Augústulo, el último emperador romano de Occidente. Desde este momento, el
imperio quedará limitado a Oriente, en Bizancio.

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