La Civilización Grecolatina
La Civilización Grecolatina
ANTIGÜEDAD.
INTRODUCCIÓN.
INTRODUCCIÓN.
Abordamos esta UD con un planteamiento de resumen y visión general, sin
entrar en excesivas particularidades, pues se extiende sobre una enorme dimensión
temporal y espacial.
Resumen.
La civilización grecolatina tiene una importancia vital para explicar nuestro
pasado, pues es determinante en nuestra civilización occidental. Es una herencia que
perduró escondida en la Edad Media para alumbrar con renovado vigor en la Edad
Moderna y que advertimos aún hoy en la lengua, urbanismo, economía, arte, política,
derecho, matemáticas, física, historia, geografía, filosofía, poesía...
Grecia originó muchos de los avances anteriores y nos legó una cultura antropo-
céntrica, pues incluso su Religión, derivada del mito, está humanizada, y fue la primera
en valorar la libertad individual como elemento esencial del carácter humano.
Roma, por su parte, fue la intermediaria entre Grecia y nosotros, y, en cambio,
valoró más los principios de autoridad y gobierno que son necesarios para ejecutar los
ideales humanos.
La economía grecolatina era predominantemente agrícola, con la célebre “tríada
mediterránea” del trigo, la vid y el olivo. También la minería, la pesca, la artesanía, el
comercio se difundieron en la sociedad antigua, que vivió el auge de las ciudades y la
integración del Mediterráneo en un único mercado, foro de intercambio de productos,
hombres e ideas. Pero era una economía basada en un sistema esclavista, lo que redundó
en una fuerte división social y en una falta de estímulos para la innovación técnica, lo
que conllevó su final decadencia.
Griegos y romanos procedían de un mismo origen indoeuropeo, lo que explica la
semejanza de sus sociedades, idiomas y religiones, y tuvieron una notable continuidad
cultural, pero les distinguen su historia y otros rasgos, por lo que los estudiaremos sepa-
radamente.
I. LA CIVILIZACIÓN GRIEGA.
INTRODUCCIÓN.
La antigua Grecia se extendía por el sur de la península balcánica, las islas del
Mar Egeo y las costas de la península de Anatolia. Estos territorios del Mediterráneo
oriental constituyeron la llamada Hélade, espacio donde se desarrolló fundamentalmente
la civilización griega o helénica, que fue la primera gran etapa de nuestra civilización
occidental y que más tarde se extenderá por las colonias en la Magna Grecia del sur de
Italia y en otros lugares del Mediterráneo.
Grecia es considerada hoy día como la cuna de la civilización occidental.
Efectivamente, de Grecia hemos recibido una manera concreta de entender al mundo y
al hombre, un sistema de gobierno democrático y unas normas artísticas que basan sus
metas en la belleza ideal, en la armonía y en el equilibrio. La civilización griega se basa
en el triunfo de la razón, fundamento de la filosofía, de la técnica y de la ciencia que
caracterizan a nuestro mundo occidental.
1. LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN GRIEGA.
1.1. LA ÉPOCA PREARCAICA Y ARCAICA.
Los orígenes cretense y micénico.
La civilización griega tuvo sus más hondas raíces en la cultura cretense o
minoica, desarrollada en los milenios III y II aC y basada en la agricultura y en un rico
comercio marítimo.
La civilización micénica o aquea, de carácter militar y aristocrático, sustituyó a
la civilización cretense h. 1400 aC aproximadamente.
La civilización minoica.
Las comunidades agrarias neolíticas establecidas en las tierras bañadas por el
mar Egeo se vieron profundamente afectadas por la llegada de la metalurgia del cobre
en el III milenio aC. El comercio de los metales y la fabricación de nuevas armas dieron
superioridad a unos pueblos sobre otros y produjeron cambios en su organización.
La isla de Creta, montañosa pero fértil, favorecida gracias a su situación geo-
gráfica por la influencia de las grandes civilizaciones orientales, adquirió desde finales
del III milenio un papel preponderante en la zona del Egeo. Su esplendor se inició h.
2000, época en la que la ciudad-estado de Cnosos dominaba en la isla, junto a las
ciudades de Mallia, Faistos y Zakro. Hay otros centros menores, como Hagia Triada.
La sociedad cretense debió de estar rígidamente gobernada por poderosos
príncipes. El rey Minos del que hablan los testimonies más antiguos pudo ser un rey o
una dinastía que gobernó sobre la isla y creó una talasocracia o imperio marítimo.
La economía cretense, sobre una base agrícola, evolucionó hacia el comercio
marítimo. La aplicación del torno a la cerámica y el dominio de la metalurgia
impulsaron un comercio de exportación e importación. Los cretenses, junto a productos
agrícolas exportaban sus manufacturas e importaban materias primas: cobre de Chipre y
estaño de la Europa occidental. Al tiempo, los cretenses desarrollaron un papel muy
rentable de intermediarios comerciales entre sus pueblos vecinos. El comercio propició
el desarrollo de la vida urbana.
El arte cretense se desarrolló en la construcción de los palacios y sobre todo en
la decoración con frescos figurativos de sus interiores. Además, había una espléndida
artesanía en cerámica y orfebrería. Las formas artísticas, que en su origen debieron tener
inspiración religiosa, sufrieron una evolución consecuente con los cambios de vida y de
mentalidad de la sociedad. Dejaron de ser objetos sagrados y pasaron a tener sentido
propio, dirigidos a la simple contemplación. El arte minoico influyó, al parecer, en el
egipcio.
La civilización micénica.
La civilización micénica se extendió por casi toda Grecia entre 1600 y 1200 aC,
especialmente en el Peloponeso. Los aqueos, h. 1450-1400, incluso invadieron el área
cretense y arruinaron su civilización. Los aqueos construyeron grandes ciudades-estado
amuralladas, como Tirinto, Pilos y Micenas (de donde viene el nombre convencional
actual de civilización micénica). Su lengua era indoeuropea, una variante arcaica del
griego, como denota la escritura lineal B de las tablillas que se usaban para la
contabilidad de los palacios.
La sociedad, según la describió Homero, era una sociedad de guerreros
gobernada por una monarquía que se apoyaba en la aristocracia terrateniente para
dominar a la población de campesinos y esclavos. Los reyes vivían en palacios que
tenían funciones religiosas, militares y económicas. La tradición homérica, sin embargo,
no es una fuente histórica fiable sobre sus costumbres y organización social, porque es
cuatro siglos posterior.
La economía se basó en la agricultura, pero el comercio fue ganando en
importancia hasta convertir a los aqueos en los sucesores de los cretenses. En este
contexto se explica la guerra de Troya cantada por Homero: Troya fue atacada porque
competía con los aqueos.
El arte destacó en la construcción de ciudades amuralladas con enormes muros
ciclópeos y de grandes tumbas de tipo familiar, con cámara de falsa bóveda y corredor,
como la tumba de Atreo. Los aqueos destacaron también por los trabajos de orfebrería
hechos con oro y otros metales.
La caída de la civilización micénica.
Esta civilización fue modificada profundamente h. 1200 tras la invasión de
nuevos pueblos -dorios, jonios- que penetraron en el espacio griego y desplazaron a los
aqueos. Homero, en realidad, refleja en la Iliada y la Odisea el caos provocado por la
invasión de los dorios, procedentes de los Balcanes, en la península griega durante el s.
XII, a resultas de lo cual la estructura política y económica de la Grecia micénica se de-
rrumbó y determinó la huida de sus anteriores pobladores, entre ellos los aqueos, hacia
el mar Egeo y las costas de Asia Menor, con sus destructivos efectos sobre Creta y
Troya.
Los siglos oscuros y el renacer.
El país permaneció pobre y aislado, casi sin historia, en los llamados “siglos
oscuros”, hasta después del 900, cuando se comenzaron a restablecer las relaciones
comerciales con Italia y Siria. La escritura fue recuperada c. 750, por influjo fenicio a
través del comercio. Fue una innovación fundamental que se transmitió por el mundo
griego con algunas variantes. Se consolidó la fragmentación política, pese a que había
una gran unidad cultural y lingüística.
El movimiento colonizador.
Había precedentes del movimiento colonizador, pero a partir del 750 los
movimientos de población fueron más masivos, organizados, con un planeamiento
político: en el continente el poder asirio amenazaba a los griegos y estos huyeron hacia
el Oeste del Mediterráneo. Había un exceso de población junto a una carencia de tierras
de calidad (además dominadas por la aristocracia), por lo que el descontento social y
político exigía una válvula de escape en la emigración. Otro factor fue el comercio, pues
el vino, el aceite y la cerámica necesitaban de mercados exteriores. Por último, había un
deseo de aventuras, de acuerdo al ideal homérico en la Odisea.
Primera fase (750-650).
Su finalidad fue la búsqueda de tierras de cultivo para asentar a los excedentes
de población. Se dirigió a Sicilia y sur de Italia. Los Estados de origen fueron las
ciudades eubeas Calcis y Eretria, junto a Corinto y Megara.
Segunda fase (650-550).
Hay una gran ampliación geográfica del movimiento colonizador, que alcanza al
extremo oeste del Mediterráneo y tiene más Estados de origen. Se fundan ciudades
desde Ampurias (Hispania) y Massilia (Galia) hasta Cirenaica, Egipto y el Mar Negro.
Destacan en esta fase en su actividad colonizadora Mileto (hacia el Mar Negro), Focea,
Samos, Creta y Rodas (Ampurias, Massilia, Sicilia), y las mismas colonias de Sicilia
y la Magna Grecia (el sur de Italia), convertidas a su vez en activos centros de emi-
gración y colonización. Un nuevo factor esencial de esta fase fue el comercio,
compartiendo importancia con la búsqueda de tierras. Algunas fundaciones son muy
pequeñas, en lugares estratégicos para el comercio.
Como resultado, la cultura griega se difundió por la mayor parte del norte del
Mediterráneo, impregnando las culturas de Italia, Galia e Hispania y asentando su
influencia sobre el naciente pueblo romano.
La polis griega y la evolución de su estructura política: de la monarquía a la
tiranía.
Grecia es un país montañoso dividido en pequeños valles con recortadas costas,
lo que facilita más el comercio marítimo que el terrestre. Estos valles fueron los núcleos
de pequeños Estados, que evolucionaron a ciudades-estado durante el s. VIII, con
formas institucionales propias, primero una monarquía no absoluta y después con la
tiranía, antes de evolucionar a la democracia en muchas ciudades.
La polis es el conjunto de la ciudad y del territorio. Era una comunidad tanto
política como religiosa, unida por una ciudad con su acrópolis que albergaba el templo
de la divinidad principal de la ciudad. El oikos es el hogar (o la familia), la célula
básica, a efectos de herencia o reparto. Elgenos (agrupación de oikos), reúne a los des-
cendientes de un antepasado común, mítico por lo general, con posesiones que a
menudo coinciden en su lugar. La estructura social de la genos la componen una clase
de nobles terratenientes y una clase de hombres libres pero unidos por clientela a la
aristocracia. Los esclavos estaban excluidos.
Las instituciones básicas son tres:
- Arcontes. Son los magistrados que administran el Estado, con poderes
detraídos de la monarquía. La aristocracia ocupó al principio estos cargos mientras el
rey, el basileus, se limitaba cada vez más a sus funciones religiosas.
- El consejo (boulé). Es un consejo de composición aristocrática, con la función
de asesorar a los arcontes y la Asamblea, y administrar la justicia.
- La Asamblea (eklesia). Es la reunión de todos los ciudadanos. En ella reside
toda la soberanía popular, con funciones legislativas, de elección de los arcontes (a
veces de los consejeros de la boulé), relaciones exteriores, asuntos religiosos, el urba-
nismo y la moneda.
La mejora de la economía gracias al comercio y la colonización permite que
aparezca lamoneda, aunque tardíamente. Al principio sólo se comerciaba con el trueque,
estimando el valor en bueyes, caballos o mujeres, para usarse después los metales. De
estos se pasó a la acuñación de la moneda de metal, con un valor estable y una garantía
del poder público. Nació en Lidia c. 660 y llegó a Grecia c. 620 en Egina, luego por
Corinto y Atenas c. 590 y en Eubea c. 530. La finalidad de su difusión era no tanto el
comercio como las necesidades políticas: el pago de mercenarios, obras públicas, ofren-
das a los dioses, tasas, multas, etc.
Durante los ss. VII y VI algunos aristócratas se alían con las clases dominadas
(artesanos y campesinos) en contra de la monarquía y del resto de la nobleza
terrateniente, y se convierten entiranos (dictadores). El poder aristocrático monárquico u
oligárquico es derrotado por estos individuos que se limitan a acaparar los órganos de
poder para sí mismos y sus partidarios, con una continuidad institucional que enmascara
un absoluto poder personal. Su política de favorecimiento de los campesinos,
comerciantes y artesanos, junto a las obras públicas, les ganó un fuerte apoyo, pero
luego las tiranías tendieron a ser hereditarias mientras que los sucesores eran menos bri-
llantes que los fundadores. Sucesivas crisis (guerras civiles, destierros) eliminaron las
tiranías, que a menudo quedaron como una transición entre la oligarquía y la
democracia. El caso de Atenas es el más representativo de esta evolución monarquía-
tiranía-democracia.
1.2. LA ÉPOCA CLÁSICA.
Hubo tres periodos básicos en la historia de Grecia en el siglo V, con Atenas en
el centro de los acontecimientos:
1) Aumento del poder de Atenas durante las guerras médicas contra los reyes
persas Darío I y Jerjes. Se iniciaron con la represión persa de la rebelión de lo griegos
jonios (496-493) y la posterior invasión de Grecia para castigar a Atenas y Eretria por
su apoyo a los rebeldes, pero Atenas logró la victoria de Maratón (490).
Más tarde, Jerjes lanza una masiva invasión, que ocupa gran parte del país
excepto el Peloponeso, pero los griegos, sobre todo las ciudades de Atenas y Esparta,
dirigidos por Milcíades, logran la gran victoria naval de Salamina (480) y la terrestre de
Platea (479), gracias a la superioridad griega en buques, armamento y espíritu militar.
Sigue la formación de la Liga marítima de Delos, dirigida por Atenas, para
acabar con la amenaza persa y asegurar la hegemonía de las democracias.
2) Auge de Atenas durante el gobierno de Pericles (493-429), que comienza h.
461 y acaba con su muerte. Asegura el predominio marítimo y comercial de Atenas,
contiene el peligro persa, atrae a numerosos artistas y escritores, construye los monu-
mentos de la Acrópolis. La ciudad de Atenas alcanza su cima en la política, la cultura y
el arte.
3) Decadencia y caída de Atenas con la guerra del Peloponeso (431-405), entre
las dos grandes coaliciones acaudilladas por Atenas (democrática) y Esparta (oligár-
quica), con victoria final de Esparta, que impone una efímera tiranía en Atenas (405-
403). Atenas era superior en el mar y Esparta en tierra, lo que explica la larga duración
del conflicto, en el que hubo treguas. Atenas había sido diezmada por la peste (431-
426), en la que murió el propio Pericles, y luego por el desastre de la expedición de
Alcibíades a Siracusa (415-413), y finalmente sucumbió incluso en el mar en la batalla
de Egospotamos (405).
El Estado ateniense.
El ejemplo máximo de evolución política griega fue la ciudad de Atenas en el s.
V, opuesto al modelo aristocrático de Esparta. Atenas dominada la península del Ática,
con una rica agricultura del vino y del aceite, minas de plata y una gran actividad
artesanal y comercial (puerto del Pireo), lo que aseguraba una amplia clase media, que
vivía gracias al trabajo de numerosos esclavos. Desde el 507, con Clístenes, había un
régimen democrático.
La democracia ateniense.
La democracia es un sistema político en el que el pueblo ejerce la soberanía,
directamente o a través de representantes elegidos. El término, que en griego significa
“gobierno del pueblo”, se aplica en la Antigüedad sobre todo a la democracia ateniense,
establecida a fines del s. VI. Se basaba en la isonomía, igualdad de los ciudadanos ante
la ley, la isotimía, la igualdad de acceso a los cargos públicos mediante elección o
sorteo, y la isegoría, el derecho de todos a hablar ante la asamblea popular y los
tribunales.
En Atenas el demos (pueblo o municipio) dominaba la vida política: el
ciudadano tenía el nombre del demos junto al suyo privado. Había tres grandes órganos
políticos:
- La eklesia (asamblea de los ciudadanos) era el principal poder. La ciudad se
dividió en diez tribus, para votar. El ostracismo permitía cada año votar el exilio de una
personalidad amenazadora para el equilibrio político: no condenaba un delito, sino que
intentaba evitarlo.
- El boulé (consejo) de 500 buleutas (50 por tribu), controlaba la administración.
Se dividía el gobierno por décimas partes del año.
- Los magistrados eran el arconte polemarca, nueve arcontes para la justicia, y
diez estrategos para el ejército.
La democracia directa, que suponía la toma de decisiones en una asamblea a la
que teóricamente todos los ciudadanos tenían acceso, sólo era posible en un Estado
pequeño, en el que además la mayor parte del trabajo fuera realizado por no ciudadanos:
mujeres, extranjeros y esclavos. Atenas, en su apogeo, sólo tuvo unos 20.000 a 30.000
ciudadanos (adultos masculinos libres). La Antigüedad no conoció formas de
democracia aplicables a ámbitos más amplios que el de la ciudad-estado y Aristóteles
afirmaba que una ciudad de más de 100.000 ciudadanos no podía ser una polis.
Los principales pensadores griegos fueron críticos de la democracia: Sócrates
pereció a sus manos, Platón la rechazó, Aristóteles consideraba necesario limitarla. El
ideal de una constitución mixta, como preferible a las formas puras de monarquía,
oligarquía y democracia, es propia del pensamiento clásico y ha sido muy influyente
hasta el s. XX.
El Estado espartano.
Esparta es el otro modelo griego. Domina el sur de la península del Peloponeso
y dirigirá la Liga Doria, vasta alianza de ciudades rurales y comerciales, opuesta a la
Liga de Delos.
Esparta es una ciudad-estado rural, conservadora, militarizada, basado en la
opresión de una minoría aristocrática y armada (los espartiadas) sobre una población de
campesinos siervos (los ilotas). Había dos reyes, que gobernaban conjuntamente y diri-
gían el ejército, el más poderoso de Grecia hasta mediados del s. IV. Pero el poder civil
estaba en manos del Senado, con los dos reyes y 28 ancianos, guiados por cinco éforos
(superintendentes).
1.3. LA ÉPOCA HELENÍSTICA.
Sigue a continuación un periodo de destructoras guerras civiles en la primera
mitad del siglo IV, entre Esparta, Atenas y Tebas, en el que se debilitan las ciudades-
Estado. El periodode dominio de Esparta duró poco más de treinta años, hasta las
victorias tebanas de Leuctra (371) y Mantinea (362).
Macedonia: Filipo II y Alejandro Magno.
El reino norteño (helenizado) de Macedonia, rico en cereales, oro y madera, con
los reyes Filipo II y Alejandro Magno alcanzó la hegemonía sobre el Mediterráneo
Oriental.
Filipo II (359-336) robusteció el poder real, venció en Queronea (338) a los
tebanos y atenienses y unificó a los griegos para atacar a los persas, en la Liga de
Corinto, pero murió asesinado antes de comenzar la invasión.
Su hijo Alejandro Magno (336-323) fue un personaje polémico y fascinante, qu
recibió educación cultural de su maestro Aristóteles y militar de su padre, participando
como príncipe en las guerras contra tracios e ilirios y en la batalla de Queronea. Rey a
los 20 años, se aseguró el dominio de Grecia antes de partir para la conquista del
enorme Imperio Persa del aqueménida Darío III, en una guerra triunfal del helenismo
contra el Oriente bárbaro (334-329).
El ejército greco-macedonio venció en las batallas de Granico (334) e Isos (333)
a ejércitos persas mucho mayores, con lo que conquistó el Asia Menor; prosiguió con la
estratégica conquista de Siria y Palestina, tras los sitios de Tiro y Gaza (332) y de Egip-
to, donde fue acogido como un libertador, un nuevo faraón. Marchó finalmente al
interior de Asia, y atravesó el Eufrates y el Tigris para aplastar en Gaugamela (331) al
resto del ejército persa, muy superior en número. Asesinado por los suyos el rey
aqueménida, Alejandro se coronó rey de los griegos y los persas, comenzando una difí-
cil política de unión de ambos pueblos. Continuó la conquista hacia Asia Central y la
India, pero sus tropas no quisieron ir más allá del Indo (326) y tuvo que volver atrás.
Cuando planeaba la conquista de Arabia y del Mediterráneo Occidental (Roma,
Cartago...) murió de fiebres en Babilonia, a los 33 años de edad (h. 13-VI-323). Su
inmenso imperio, que sólo su poderosa personalidad mantenía unido, fue repartido
enseguida entre sus generales, pues el hijo de Alejandro apenas había nacido y más
tarde fue asesinado.
Para algunos historiadores sólo fue un aventurero aficionado a las borracheras,
pero para la mayoría abrió una nueva etapa de la historia universal y fue el modelo de
gran héroe guerrero del mundo antiguo. Extraordinario militar, tanto estratega como
táctico, en sus 11 años de campañas militares recorrió más de 26.000 km y nunca perdió
una batalla, aunque sufrió cientos de miles de bajas con sus extenuantes marchas y
sangrientas batallas. Pero no fue sólo un gran militar puesto que cConcibió el proyecto
de unificar política y culturalmente su Imperio, fusionando las civilizaciones de Occi-
dente y Oriente. Fundó, entre otras muchas ciudades, la urbe de Alejandría de Egipto.
Los reinos helenísticos.
Muchos historiadores limitan el periodo helenístico entre la muerte de Alejandro
Magno en -323 y la destrucción de la Liga Aquea a manos de Roma y la destrucción de
Corinto en -146, y se incorporaron las ciudades derrotadas a la provincia romana de
Macedonia.
El imperio macedonio se dividió a la muerte de Alejandro en -323 entre sus
generales, los Diadocos, la mayoría nobles macedonios: Antígono, Ptolomeo, Seleuco...
Se asentaron en Europa y Asia varios Estados helenísticos: Macedonia, Egipto
de los Ptolomeos, Siria de los Seleúcidas, Pérgamo de los Atálidas (264-133)... en
luchas constantes entre sí por la supremacía.
En cuanto a la misma Grecia, las ciudades-estado, bajo el control de Macedonia,
se unieron en ligas (Aquea, Beocia, Etolia), junto a las grandes ciudades de Atenas,
Esparta, Tebas. El intento postrero de Filipo V de dominar Grecia, provocó la reacción
de Roma, que aplastó a Macedonia en Cinoscéfalos (197 aC) y Pidna (168), y
finalmente, a los últimos reinos helenísticos, en Magnesia (190) a los seléucidas de
Antioco III, y se anexionaron Grecia (Corinto fue destruida en 146), Pérgamo (por
donación de Atalo III en 133), Asia Menor (liberada por el tratado de Apamea en 188 y
conquistada en los dos siglos siguientes) y Siria (por conquista de Pompeyo en 64) y
Egipto (por anexión en tiempo de Augusto, 31). Por otra parte, el reino seléucida sufrió
grandes pérdidas territoriales en el este, a manos de los bactrianos y finalmente de los
partos, el nuevo poder emergente en Asia, que se enfrentó con los romanos, hasta ser
sustituido por los persas sasánidas en 224 dC.
Los soberanos helenísticos ejercieron un poder absoluto, autocrático, basado en
la burocracia, la Hacienda y el ejército (mercenarios griegos). El poder se legitimaba
con la Asamblea del ejército, la política matrimonial, el culto al soberano, la capacidad
política y militar del soberano.
Se fundaron numerosas ciudades (a menudo de planta regular) con colonos y
comerciantes griegos, que extendieron su cultura, lengua y tecnología. Todo esto ter-
minará cuando Roma imponga su hegemonía.
2. SOCIEDAD.
Era una sociedad relativamente igualitaria, con una aristocracia terrateniente no
muy rica, una burguesía y un proletariado poco numerosos que vivían en las ciudades de
la artesanía y el comercio, y una amplia masa de campesinos pobres.
En la base había los esclavos, sin libertad personal, objeto de propiedad de los
ciudadanos. Su cantidad fue enorme en la Grecia clásica. En su mayoría bárbaros de
Tracia, Asia Menor y Mar Negro, también había griegos. Provenían de los prisioneros
de guerra, niños abandonados o vendidos, personas secuestradas e hijos de esclavos,
aunque estos últimos no fueron numerosos ni en Grecia ni en ninguna sociedad
esclavista, por el costo de la crianza. Al principio fueron considerados meros objetos,
pero al final las leyes les garantizaban una mínima protección (esta creció en Roma).
Sus condiciones de vida eran diferentes: atroces en las minas (en la atenienses de plata
de Laurion había decenas de miles de esclavos, que sufrían una gran mortalidad), duras
en el campo y moderadas en el servicio doméstico y la artesanía en las ciudades.
Las mujeres estaban preteridas en la escala social, realizando trabajos en el
hogar, en el que estaban casi siempre recluidas en el gineceo. Sus derechos legales eran
mínimos.
Las ciudades dirigían la vida política y económica de las ciudades-estado, pero
eran muy pequeñas.
3. ECONOMÍA.
La economía griega era agrícola, basada en la “tríada mediterránea” de cultivos
(trigo, vid y olivo), con una menor importancia de la ganadería, pesca y minería (la plata
del Ática y Tracia), la artesanía y el comercio. La esclavitud tenía una gran importancia
como fuente de trabajo, sobre todo en las ciudades.
En la época helenística el comercio fue particularmente activo, lográndose una
gran zona comercial, desde Oriente hasta Occidente.
4. RELIGIÓN.
La religión griega, como otros aspectos de la civilización, es el resultado de la
combinación de un conjunto de factores geográficos, políticos, sociales, económicos,
raciales, etc. El primer estadio de esta religión se encuentra en Creta, en la civilización
minoica. Esta religión, empero, sucumbió ante la invasión de los pueblos indoeuropeos,
que impusieron su cultura, aunque aprovecharon elementos minoicos en su religión. La
religión micénica, poco conocida, sufrió los avatares de la invasión doria, portadores de
nuevos ideales, que se fundieron con los anteriores en la época arcaica, hacia los ss. IX-
VIII aC.
La religión griega aportó la idea de que el mundo no había sido creado por los
dioses, que sólo habrían intervenido en su transformación. El mundo, que existía en
forma de caos, se transformó sucesivamente hasta convertirse en orden (cosmos), como
explica el poeta Hesíodo.
Dado que en la Grecia antigua no existió una clase sacerdotal ni un cuerpo
dogmático de doctrina, los filósofos y los poetas tuvieron libertad para elaborar sus
propias creencias e interpretaciones, y, de este modo, al lado del culto oficial de la
ciudad, con un ritual y unos cultos establecidos oficialmente, surgió una religiosidad
personal que se interesaba por el sentido del mundo y del sufrimiento. Esta religiosidad
griega incluso tendió al monoteísmo (en los casos de Esquilo, Píndaro, Eurípides, Pla-
tón). En conjunto, manifestó un gran equilibrio de los diversos elementos que la
constituían, hasta la época de Alejandro, cuando se evidenció una crisis política del
modelo de la polis y también una crisis religiosa debido a la influencia de las religiones
orientales y el desarrollo del racionalismo. Entonces, los sabios se separaron de los
rituales tradicionales y se abocaron a aceptar las divinidades orientales o a desarrollar
las doctrinas monoteístas de ascendencia platónica, sobre todo el neoplatonismo
elaborado por Plotino, tal vez el mayor contrincante intelectual del primer cristianismo.
En un sentido más específicamente ritual, la griega es una religión mitológica,
politeísta, con múltiples dioses para las distintas tribus griegas de origen indoeuropeo
por etnia y religión pero con una unidad básica por la fusión cultural y étnica y la
existencia de los oráculos de Delfos, Delos y Olimpia, que dominaban gran parte de las
decisiones de colonización, guerras, paces, etc., y recibían la visita y la ofrenda de los
ciudadanos. Los templos y los santuarios se beneficiaron de una religiosidad entendida
como competencia de los individuos y los Estados para ganarse el favor de los dioses.
Nunca hubo una casta sacerdotal muy desarrollada, sino que los ciudadanos más
prestigiosos se turnaban en los cargos, salvo algunas excepciones como las vestales y
los augures.
Los dioses eran poderosos, benévolos y duros a un tiempo, con apariencia y cua-
lidades humanas en sus virtudes y vicios. Zeus y su esposa Hera eran los señores del
Olimpo, donde estaban rodeados por los otros dioses. Zeus provocaba la lluvia, los ra-
yos y truenos, mantenía el orden y la justicia en el mundo. Atenea protegía a Atenas y a
los artesanos, Poseidón a Corinto y a los navegantes, Apolo a la juventud, Afrodita al
amor. Era una religión dominada por los ritos y las fiestas alegres. La adivinación y los
cultos mistéricos se extendieron entre el pueblo llano. En Eleusis se celebraban los
famosos cultos mistéricos a Démeter, Dionisos y Orfeo. También creían en la existencia
de criaturas fantásticas: ninfas, sátiros, centauros, Gorgona, arpías, esfinges... todas ellas
relacionadas con las fuerzas misteriosas de la naturaleza, y que se suponía que vivían en
los bosques, en las proximidades de las fuentes y en las colinas.
5. CULTURA.
Los griegos tenían una cultura común gracias sobre todo al idioma, el griego,
una lengua indoeuropea, dividida en varios dialectos, con tres principales: jonio, dórico
y ático, el último de los cuales, debido al influjo de Atenas, se convirtió en el dialecto de
la literatura y la filosofía.
Su alfabeto se formó h. 750 aC casi al mismo tiempo que Homero compuso sus
obras. Su origen es semita (a través del comercio fenicio): las palabras alfa, beta y
gamma son los términos semitas para buey, casa y camello.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega nació con las canciones. Las dos primeras obras
son la Iliada y laOdisea, poemas épicos de Homero que marcaron la cultura poética y la
educación de los griegos durante siglos, y son una gran fuente histórica. Los primeros
poemas épicos eran narraciones de acciones heroicas. Evolucionan a una literatura lírica
y elegíaca, para dar paso a la poesía gnómica de contenido moral y a la gran poesía
clásica, y finalmente a la prosa histórica de Tucidides y Heródoto y a la filosófica de
los presocráticos y Platón.
El teatro derivó de la poesía, con los géneros de la comedia (humor,
cotidianeidad, costumbres populares) y la tragedia (grandes asuntos humanos y
religiosos) y grandes dramaturgos en las tragedias de Esquilo, Sofocles y Eurípides, y
en las comedias de Aristófanes y Menandro, que competían en los festivales sagrados.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía, que se confunde al principio con el mito y la ciencia nació en
Mileto (Asia Menor) a comienzos del siglo VI aC, como una forma de poesía que se
interrogaba sobre las grandes cuestiones del hombre: la naturaleza, el alma humana, el
conocimiento... Se pasó pronto de las explicaciones míticas, con una imaginación
acrítica, a las explicaciones racionales del logos, propias de la razón crítica. El pensa-
miento racional aparece así en la humanidad. Sus grandes figuras son: Tales, Anaximan-
dro, Anaxímenes, Heráclito, Parménides, Jenófanes, Demócrito, Sócrates, Platón,
Aristóteles... La Academia platónica y el Liceo de Aristóteles fueron escuelas
filosóficas de extraordinaria influencia en la cultura de la Antigüedad y su influjo ha
llegado a nosotros.
La doctrina de Platón (427-347), discípulo de Sócrates, se basa en el dualismo
del mundo natural y el ideal. La materia es una copia imperfecta del mundo eterno e
inmutable de las ideas, presidido por la idea del bien. En la República planteó su teoría
del Estado ideal, a la vez aristocrático y colectivista, regido por filósofos.
La doctrina de Aristóteles (384-322), discípulo de Platón y, a su vez, preceptor
de Alejandro Magno, se basa en la distinción entre materia y forma: la materia da
realidad a cada ente individual, pero las formas son universales y pueden ser captadas
mediante la abstracción, lo que hace posible el conocimiento científico.
5.3. CIENCIA.
Como derivación de la filosofía se desarrolló la ciencia, con el médico
Hipócrates, los geógrafos Estrabón y Ptolomeo, los astrónomos Hiparco y Ptolomeo (el
mismo geógrafo anterior, autor de la teoría geocéntrica que sitúa a la Tierra como centro
del Universo), la historia de Heródoto y Tucídides (Historia de la guerra del
Peloponeso). También crecieron las matemáticas (Pitágoras, Euclides), la física
(Arquímedes) y la biología (Aristóteles y Teofrasto).
6. ARTE.
El arte griego es un arte del hombre, medida de todas las cosas. La técnica es
excelente, basada en la repetición de modelos, constantemente perfeccionados, que en
arquitectura será el sistema arquitrabado (dicho también adintelado), con los tres
órdenes clásicos del dórico, jónico y corintio. La belleza se basa en la proporción, armo-
nía y simetría. Destacan los templos, los edificios públicos de la administración y la
vida pública (teatros, buleuterion, stoas, gimnasios, estadios), la escultura de temas
humanos, la pintura (de la que nos quedan pocos restos) y la cerámica pintada. El arte
griego evolucionó desde la rigidez del arte arcaico, hasta la perfección ideal de la época
clásica y culminó con el realismo del periodo helenístico.
II. LA CIVILIZACIÓN ROMANA.
INTRODUCCIÓN.
Roma, una pequeña ciudad del centro de la península itálica, conquistó y dominó
todas las tierras que rodean el mar Mediterráneo, constituyendo un imperio de una
extensión sin precedentes, desde el desierto de Arabia y los montes del Cáucaso hasta la
península Ibérica, y desde el desierto africano hasta Britania y los ríos Rin y Danubio.
Roma dotó a toda esta diversidad de pueblos de un alto grado de unificación política,
social y cultural. A través de este proceso de romanización, estos territorios se
integraron, en mayor o menor grado, en un marco de civilización común. La historia de
Roma arranca con la mítica fundación de la ciudad en el 753 aC y acaba con la caída del
Imperio de Occidente en el 476 dC. La influencia de Roma sobrevivió a su poder
político, dejando su huella incluso en algunos de los factores que provocaron su
desintegración como el cristianismo y los pueblos germánicos.
En España, uno de los territorios donde dejaron más huella, los romanos nos
legaron un extraordinario patrimonio arqueológico, el idioma (el castellano, el catalán y
el gallego son lenguas procedentes del latín), la estructura urbanística (la mayoría de las
ciudades se fundaron entonces), el derecho e incluso la red de carreteras.
1. LA HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN ROMANA.
1.1. LOS ORIGENES DE ROMA: LA MONARQUÍA.
Los datos que conocemos sobre el origen de Roma están envueltos en la
leyenda. La ciudad de Roma se fundó en el 753 aC y sus primeros habitantes fueron
pastores y agricultores que habitaban las colinas de la orilla izquierda del río Tíber y
que se confederaron en la liga de las Siete Colinas. Eran una tribu de italos, los latinos, a
los que pronto se sumarán los sabinos, estableciendo poco después una monarquía
alternativa (el mito de Romulo y Remo), hasta que son conquistados por los etruscos en
el siglo siguiente. Los etruscos marcaron con su influencia el urbanismo, el arte, la
sociedad y las instituciones romanas. Los reyes etruscos, vitalicios pero no hereditarios,
controlaban el ejército, administraban la justicia y eran la máxima autoridad religiosa.
Ampliaron el territorio, construyeron una sólida muralla (los llamados muros
servianos), edificios de piedra, alcantarillado (Cloaca Máxima)...
1.2. LA REPÚBLICA.
Los abusos de la dominación extranjera de los reyes etruscos provocaron la su-
blevación del pueblo romano y la proclamación de la República en el 509 aC,
concediendo la suprema autoridad al Senado, encarnación de la aristocracia.
Las instituciones republicanas.
En los siglos siguientes las instituciones se fueron adaptando flexiblemente, a
medida que el territorio y la población aumentaban y la sociedad se hacía más compleja.
El Senado es la institución básica del gobierno romano. El Senado fue variando
en su composición y funciones, al principio casi totales. Generalmente lo componían
300 patricios, elegidos por cooptación.
Los magistrados principales eran los cónsules (dos, con poderes ejecutivos), los
pretores (con poder judicial), los cuestores (con poder administrativo sobre la economía)
y los censores (con poder sobre el censo de ciudadanos y sobre las costumbres). El
dictador asumía todos los poderes por tiempo de un año cuando las circunstancias
políticas eran muy peligrosas por invasiones o guerras.
Los plebeyos consiguieron entre los siglos IV y III aC plenos derechos políticos
y civiles, entre ellos la elección del tribuno de la plebe (un magistrado que defendía sus
intereses con el derecho de veto), una ley común para todos (la ley de las Doce Tablas),
el acceso a las magistraturas y al consulado, la abolición de la esclavitud por deudas, y
la legalización del matrimonio de los patricios y plebeyos.
La expansión.
El republicano es un periodo de gran expansión territorial: gracias a la fuerza del
ejército popular integrado por legiones de soldados que eran pequeños propietarios con
derechos políticos, una hábil diplomacia y la energía del núcleo dirigente, se conquistan
gradualmente Italia, Macedonia y Grecia (que se convierte en provincia tras la
destrucción de Corinto en 146, mientras que Atenas es tomada en 86), la costa del Me-
diterráneo Occidental con las victorias en las tres guerras púnicas contra Cartago (la
primera en 264-241, la segunda, sobre todo contra Aníbal, en 218-201, la tercera en
146), la ciudad siciliana de Siracusa (212), la larga conquista de Hispania (212-25), la
Galia con Julio César h. 50, el Asia Menor en los dos siglos siguientes al tratado de
Apamea con Antioco III (188) y tras la victoria contra Mitrídates de Ponto, Siria (64) y
Egipto (31)... Pero no fue una conquista continua, pues a menudo prevalecían ten-
dencias aislacionistas, pues por ejemplo, el Senado aceptó a regañadientes la donación
de Pérgamo por Atalo III en 133 e incluso rechazó la de Egipto por Ptolomeo Alejandro
I en 88, pero finalmente triunfaron los intereses del partido expansionista compuesto por
senadores y caballeros de actividades comerciantes y financieras. En 44 aC, a la muerte
de Julio César, Roma controlaba el Mediterráneo, ya directamente o a través de su
influencia en los gobernantes nativos. Sólo Partia (en el Irán actual) era un contrincante
grande e independiente.
Como resultado un enorme botín en oro, plata, bienes y esclavos enriqueció a
Roma, convertida en el gran centro comercial y financiero del Mediterráneo.
En este proceso aumentó la diferenciación social, con una clase senatorial
poseedora de grandes latifundios, una clase media de caballeros dedicados a la actividad
comercial y financiera, una amplia clase baja de campesinos, a menudo arruinados por
las guerras y que entonces se dirigían a la capital para vivir del reparto gratuito de ali-
mentos y, por último, una inmensa masa de esclavos, que eran la principal fuerza de
trabajo en la ciudad.
Los esclavos no eran considerados personas sino cosas, propiedades o
mercancías, que no podían contraer matrimonio, aunque después pudieron elegir
compañera entre las esclavas y vivir en un régimen matrimonial llamado contubernium.
Realizaban todo tipo de trabajos: doméstico, agrícola, artesanal... Los esclavos que
conseguían la libertad eran llamados libertos, y constituyeron una gran parte de la
amplia clase media.
La revolución social agraria de los hermanos Graco (133 y 121 aC), apoyada por
los campesinos sin tierras, terminó en un sangriento fracaso y abrió paso a las luchas ci-
viles entre los principales generales del ejército (el nuevo sujeto político dominante)
para conseguir la primacía política. Los itálicos se convierten en ciudadanos romanos en
89 aC, tras la guerra itálica que hicieron para conseguir sus derechos. Las rebeliones de
los esclavos, varias de las cuales estallaron en Sicilia pero la más peligrosa lo hizo en
Italia, comandada por Espartaco, fueron reprimidas duramente.
La crisis republicana.
En el s. I aC la forma republicana de gobierno entra en crisis, debido a que la
gran extensión del dominio romano y la diversidad de intereses sociales impedía un
gobierno consensuado como el republicano. Así aparecen los sucesivos triunviratos y
las sucesivas guerras civiles entre Mario y Sila, Pompeyo y César, Antonio y Octavio,
desapareciendo en el -27, cuando César Octavio es nombrado Augusto por el Senado,
iniciándose así el Imperio.
1.3. IMPERIO ROMANO.
Augusto.
El Imperio fue aceptado mal por la clase senatorial, pero fue muy apoyado por la
clase de los caballeros y las masas populares, cansadas de la continua guerra civil y del
caos político, y que aspiraban a subir en la escala social. Augusto reunió en su persona
los cargos de emperador, cónsul, tribuno de la plebe, pontífice máximo... Su poder se
asentaba sobre el apoyo de la clase senatorial, los caballeros (equites) y el ejército (unos
300.000 soldados).
La nueva expansión.
La expansión de Roma durante el Imperio hasta el 117 (Trajano) fue rápida y
enorme, hasta configurar uno de los mayores imperios de la Historia, asimilando
muchos aspectos de las civilizaciones sometidas o vecinas, en especial de los etruscos y
de los griegos. El mundo clásico será la fusión de las civilizaciones griega y romana,
evolucionando a un modelo propio y original: Roma será el pilar de la cultura occidental
en el derecho, lengua, artes...
Las ciudades eran la institución fundamental, con una gran autonomía real, con
un derecho común que fue universal con la extensión de la ciudadanía romana con
Caracalla en 212. El poder del Senado fue declinando a medida que se afianzó la supre-
macía del emperador. Los cargos públicos republicanos se mantuvieron, aunque gene-
ralmente monopolizados por el emperador y sus partidarios, con lo que los cargos de
cónsul y senador se extendieron a los provinciales.
La agricultura fue la principal fuente de riqueza: trigo, vid, olivo, frutales. El co-
mercio de trigo, vino y aceite era muy importante en el abastecimiento de Roma, las
ciudades y las guarniciones militares. La minería se desarrolló en muchos lugares. La
moneda de oro (áureo) y de plata (sestercio, denario), permitió intercambios seguros.
Las vías de comunicación (calzadas, puertos marítimos) unían todo el Imperio. El
comercio puede estudiarse con los restos de cerámica y vajillas, que se han encontrado
hasta en China, donde se compraba la seda. La mayor parte de los productos pesados se
transportaba por mar y sólo los productos livianos por las vías terrestres, que se
dedicaban más al transporte de personas y ganado.
El régimen económico-laboral se basaba en la esclavitud, que entró en crisis
durante el s. II, al acabarse las guerras fáciles de conquista. Al mismo tiempo
comenzaron las epidemias, los costos de las guerras fronterizas con los germanos y per-
sas, la desorganización interior por las guerras civiles...
La evolución del Imperio.
El periodo de máximo auge del Imperio se dio con los Julio-Claudios (-31 a 68,
con Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón), los Flavios (68-98, con Vespasiano,
Tito, Domiciano), los Antoninos (98 a 180, con Nerva, Trajano, Adriano, Pío Antonino,
Marco Aurelio). Estos protagonizaron la expansión a todos los confines (hasta el
desierto del Sahara, el Eufrates, el Danubio y el Rin, el norte de Britania) y después de
ellos no hubo más conquistas. Los Antoninos configuran el periodo de Oro de la
civilización romana, con sus más altas cotas de expansión exterior, paz, estabilidad y
prosperidad interior.
2. SOCIEDAD.
2.1. LA DIVISIÓN SOCIAL.
Es una sociedad muy estructurada, con fuertes diferencias. Fundamentalmente
había tres clases sociales: los patricios, los plebeyos y los esclavos.
La clase social de los patricios se dividía en tres órdenes: senatorial, ecuestre y
decurional.
En la cúspide político-social está el orden senatorial, de grandes propietarios
agrícolas, cuyas quintas laboran muchedumbres de esclavos. Dominan el Senado y de
sus filas salen casi rodos los magistrados y emperadores.
Sigue el orden ecuestre de los equites (caballeros), que dominan las finanzas
públicas y el comercio.
El orden decurional está compuesto por la nobleza local de Italia y las provin-
cias. La mayoría son medianos propietarios agrícolas.
Sigue la clase social de los plebeyos, dividida en numerosos grupos por su
riqueza, su actividad y su procedencia. El grupo más elevado es el de la amplia clase
media de medianos propietarios, comerciantes, industriales, funcionarios. Por debajo,
está un amplio proletariado urbano, a menudo desempleado, que vive de la
beneficiencia pública, la artesanía y el comercio a pequeña escala. La mayor parte de la
población es campesina, con unas pequeñas tierras de propiedad privada. El grupo de
los libertos (esclavos manumitidos), se mueven entre los grupos anteriores, con una gran
movilidad social.
Por último, la clase social de los esclavos, los parias de la sociedad, casi sin
derechos, sometidos a una dura opresión, sin otra esperanza que la manumisión (por
concesión o pago), la huida o la rebelión.
La condición de las mujeres era algo mejor que en la civilización griega, pues
gozaban de mayor libertad en la vida cotidiana, pero tampoco gozaban de derechos
políticos y estaban tuteladas legalmente por un varón.
3. ECONOMÍA.
Es una economía agraria, pero dominada por las ciudades que actuaban como los
centros de administración, mercado y producción artesanal.
La esclavitud aporta la mano de obra para los sectores más dinámicos, pero este
sistema basado en la intensidad humana y no en la técnica se agotará cuando lo hagan
las reservas de mano de obra esclava, siempre menos productiva que la libre, al acabarse
las grandes guerras de conquista.
La agricultura se basa en la triada mediterránea: trigo, vid y olivo, junto a la
cebada, cáñamo, lino... Se difunden nuevos cultivos. Se desarrollan nuevas técnicas:
barbecho de tres hojas, avanzado instrumental, regadíos... Los esclavos trabajan los
campos de los grandes propietarios, que arruinan a muchos pequeños propietarios.
Finalmente, el sistema agrario entrará en crisis por su incapacidad de aumentar la
productividad y por la concentración de la propiedad en latifundios, que eran cultivados
no por esclavos sino por colonos, bajo duras condiciones de arrendamiento.
La minería se expande: canteras para los materiales de construcción; minas de
oro, plata, hierro, cobre, estaño, plomo, mercurio. Hispania destaca por su riqueza
minera. La mano de obra también era esclava.
La industria se diversifica en una artesanía de tipo familiar y una industria en
serie con mano de obra esclava. Destaca la construcción, la textil, la salazón de pescado,
la metalurgia, la orfebrería, la cerámica, el papiro (Egipto).
El comercio es muy activo a lo largo del Mediterráneo, beneficiado por la unión
política, la seguridad marítima y los puertos, las buenas calzadas. Destaca el comercio
de trigo (con suministros de África, Egipto, Sicilia), vino (Grecia), aceite (Hispania,
África), pescado salado (salmuera), tejidos de lana y lino, esclavos y animales exóticos,
y el comercio con el Lejano Oriente, a cambio de seda y especias, que empero fue una
sangría lenta y continua de plata y oro, lo que dificultó a largo plazo la economía mo-
netaria. Plinio se quejaba en el s. I dC de que las importaciones de la India costaban a
Roma 550 millones de sestercios cada año.
Se desarrollan las finanzas, gracias a la moneda estable del denario de plata y el
áureo de oro, y la intensa vida urbana.
Pero en época tardorromana la crisis financiera y fiscal hundió la economía,
agobiando a las clases productoras con altos impuestos. La moneda se devaluó, con
emisiones de cobre y bajas de ley (el denario de plata, purísimo en el s. I, tenía sólo un
2% de plata h. 250). Las clases sociales se consolidaron mediante normas legales, que
impedían la movilidad social. Las ciudades decayeron y la sociedad se ruralizó, en-
trando en una decadencia irrefrenable. El Imperio Romano cayó no por las invasiones
sino por sus problemas internos.
4. RELIGIÓN.
4.1. LA RELIGIÓN PAGANA.
La religión era fundamental en la vida de Roma. Es una religión ritual, con
sacerdotes de varias funciones: pontífice, vestales, augures, arúspices, duumviros. Pero
no es una clase sacerdotal separada de la sociedad civil y su importancia siempre fue
menor.
La religión tomó de Grecia los dioses (salvo los nombres), junto a infinidad de
dioses locales y los propios emperadores divinizados. La religión romana siempre
acogió a los nuevos dioses, con un espíritu ecléctico y abierto, con los métodos de
la evocatio y la interpretatio. Tenemos que esperar a la aparición de las religiones
monoteístas para encontrar un rechazo institucional a unas religiones que ponían en
peligro las bases de la civilización romana.
Al principio era animista, con una trinidad suprema: Júpiter, Marte y Quirino,
convertida por influencia etrusca en Júpiter, Juno y Minerva, junto a deidades de lugares
sagrados (numina) y del hogar.
Durante el Imperio se difundió el culto al emperador, que era el pontífice
máximo de la religión oficial pero también encarnación divina del Estado, y asimismo
se expandieron los cultos de los misterios. Se distingue un culto estatal público y un
culto familiar privado, con los manes de los antepasados, los penates de las provisiones
y los lares de los campos y hogares.
4.2. LA APARICIÓN DEL CRISTIANISMO.
A partir del siglo I dC se difundieron entre la socidad romana algunas religiones
orientales, como el mitraísmo, maniqueísmo y judaísmo, que intentaban dar una res-
puesta más espiritual y menso ritual a la incertidumbre de qué hay más allá de la muerte
y a la influencia del mal sobre el hombre.
El cristianismo fue la religión oriental que más arraigó, sobre todo entre las
clases bajas, dado que el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia) presentaba la
pobreza como una virtud y aseguraba una vida mejor después de la muerte. Los
apóstoles extendieron la nueva religión por todos los confines del Mediterráneo ya en el
siglo I, Pedro entre los medios judíos y Pablo entre los gentiles. Pero esta religión fue
considerada un peligro para el Imperio (porque no se reconocía la divinidad del empe-
rador ni el politeísmo que era esencial para el sistema), y algunos emperadores decre-
taron persecuciones sistemáticas para eliminarla (la primera con Nerón en 64 y más
tarde Trajano, Antonino Pio, Decio hasta llegar a Diocleciano. Sin embargo, las perse-
cuciones fueron ineficaces. La Iglesia cristiana tenía cada vez más influencia social, so-
bre todo en las ciudades, mientras que en las zonas rurales sólo tenía presencia en Asia.
El fin del paganismo llegó con la victoria del cristianismo en el s. IV. Los
grandes momentos de esta victoria fueron el Edicto de Milán (313) promulgado por
Constantino, que garantizaba la libertad de culto cristiano después de tantas persecu-
ciones que había sufrido; el Concilio de Nicea (325), que organizó la Iglesia y unificó el
culto y la doctrina contra el arrianismo y el Edicto de Tesalónica (380) promulgado por
Teodosio I, que prohibió el culto pagano, declarando al cristianismo religión oficial y
única del imperio. Se acabaron entonces los Juegos Olímpicos y se cerraronla Academia
y el Liceo de Atenas. En menos de un siglo el cristianismo había pasado de religión
oprimida a religión opresora.
5. CULTURA.
5.1. LITERATURA.
La literatura griega influyó decisivamente en los inicios de la literatura latina,
con los autores teatrales Ennio, Plauto y Terencio.
El latín se convirtió en la lengua culta de Occidente, unificado mediante la
educación, la administración y el comercio; mientras, el griego mantenía su prestigio en
Oriente.
Historiadores como Julio César, Tito Livio y más tarde Tácito son maestros del
latín. El poeta Cátulo da paso a la época clásica, en el imperio de Augusto, con grandes
poetas como Virgilio, Horacio y Ovidio. Destacan después los hispanos Séneca,
Marcial, Quintiliano. Después viene una larga decadencia, salvo en los historiadores.
5.2. FILOSOFÍA.
La filosofía sigue las pautas de la filosofía helenística. Destacan las escuelas
socrática (Cicerón), epicúrea (Lucrecio), estoica (Seneca) y neoplatónica (Plotino).
5.3. CIENCIA Y TECNOLOGÍA.
En ciencia se recogió la herencia griega pero se hicieron pocas innovaciones. En
la medicina destaca Galeno.
Mayor es el avance tecnológico. Se desarrolló la ingeniería de construcción
naval (barcos más grandes), el hormigón mejoró la construcción y los acueductos el
suministro de agua a las ciudades. La cerámica fue fabricada en serie. La minería se
benefició de los nuevos equipos de extracción de agua. La agricultura mejoró con el
drenaje e irrigación de los terrenos, y la difusión de tratados agrícolas: Varrón, Colume-
la. Muchas de estas novedades cayeron en desuso con la crisis final, pero pocas se
perdieron definitivamente y la mayoría sobrevivieron a través de la Edad Media.
5.4. DERECHO.
El derecho romano fue una institución fundamental para la unidad y la vida
política y social de Roma. Las primeras leyes fueron las XII Tablas (451-449), que
fueron la base del derecho civil entre los ciudadanos romanos. Se desarrolló hasta
el Corpus Iuris de Justiniano en el s. VI. Las fuentes de la ley eran la costumbre, la
jurisprudencia de los jurisconsultos, los edictos del Senado y del Emperador.
Se distingue el derecho público y el derecho privado. Una de las grandes
conquistas de la civilización romana fue la progresiva extensión del derecho de
ciudadanía a toda la población, vigente en 212 (edicto de Caracalla).
6. ARTE.
Es un arte que sigue el modelo griego, sobre todo el helenístico tardío, pero sin
su extraordinaria creatividad estética.
Es un arte funcional, que busca ante todo la utilidad.
La escultura es realista, destacando en el retrato y el relieve. La arquitectura
destaca por la variedad tipológica: templos, palacios, basílicas civiles, circos, anfi-
teatros, teatros, bibliotecas, termas, acueductos, arcos triunfales, columnas triunfales,
mercados..., en los que se utiliza un sistema mixto que funde el arquitrabado y el
abovedado (arco, bóveda, cúpula). La pintura, de la que apenas nos quedan unos restos
en Pompeya, es fundamentalmente decorativa. El mosaico nos ofrece obras de
extraordinaria calidad.
El arte romano, tras una época de auge en los s. I y II, entrará en una grave
decadencia, hasta devenir en el arte paleocristiano.
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