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El Barroco en El Virreinato Del Perú 1

El documento describe la larga historia y diversidad geográfica del Perú. El Perú tiene una de las mayores diversidades ecológicas del mundo, con 84 de las 117 zonas de vida reconocidas globalmente. La civilización humana en el Perú data de hace aproximadamente 15,000 años, con culturas como Caral y Chavín. Tras la llegada de los españoles en 1532, Lima fue fundada en 1535 y se convirtió en el centro político, religioso y cultural más importante de Sudamérica durante casi tres siglos.

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El Barroco en El Virreinato Del Perú 1

El documento describe la larga historia y diversidad geográfica del Perú. El Perú tiene una de las mayores diversidades ecológicas del mundo, con 84 de las 117 zonas de vida reconocidas globalmente. La civilización humana en el Perú data de hace aproximadamente 15,000 años, con culturas como Caral y Chavín. Tras la llegada de los españoles en 1532, Lima fue fundada en 1535 y se convirtió en el centro político, religioso y cultural más importante de Sudamérica durante casi tres siglos.

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La construcción de una sociedad es una obra

El Barroco como expresión de Multiculturalidad en América

El Perú es un territorio de una enorme diversidad geográfica y una larga historia. En este
variado territorio, y en este constante discurrir de la presencia humana, el encuentro que se
da en el siglo XVI entre las gentes que llegaron del mar y las comunidades locales, que eran
también muy variadas y diferentes entre ellas, marca un aspecto de continuidad y
discontinuidad a la vez.

Continuidad, en el sentido que es un encuentro en el largo proceso de encuentros y


desencuentros que se ha dado en el territorio; discontinuidad porque, a la luz de la distancia
en que nos encontramos, y desde el punto de vista de nuestra época, genera un punto de
quiebre en la evolución histórica que se estaba dando.

El propósito de esta presentación es reflexionar acerca de cómo el barroco puede ser


considerado el medio a través del cual una sociedad que nace del encuentro de dos mundos
con larguísimas tradiciones históricas puede expresar su unidad, identidad y singularidad
justamente a partir de la variedad de los elementos que la conforman.
Diversidad Geográfica del Perú

El Perú posee una muy alta diversidad ecológica de climas, pisos ecológicos y zonas de
producción, y de ecosistemas productivos. 1

Se considera que en todo el mundo hay 117 zonas de vida reconocidas. En el Perú, hay 84
de éstas2, es decir, más de dos tercios de los tipos de zonas donde hay vida en el mundo se
pueden encontrar en el actual territorio del Perú. Áridos desiertos, selvas extremadamente
húmedas, nevados en zonas tropicales, profundos cañones, lagos navegables a alturas que
en otras regiones del mundo serían impensables. En estos lugares, desde hace miles de
años, se asentó el ser humano.

1
El Perú es uno de los territorios con mayor megadiversidad en el mundo. En todos los aspectos referidos a la diversidad biológica el
Perú está entre los diez países de mayor diversidad de la Tierra, conocidos como “países megadiversos”, por su diversidad de
ecosistemas, de especies, de recursos genéticos y de culturas aborígenes con conocimientos resaltantes.
http://www.congreso.gob.pe/congresista/2001/esalhuana/Eventos/taller_ecoturismo/Marco_Teorico.pdf

2
http://www.congreso.gob.pe/congresista/2001/esalhuana/Eventos/taller_ecoturismo/Marco_Teorico.pdf
Una larga historia

Se considera que hay seis lugares donde se ha originado la cultura en el mundo:


Mesopotamia, Egipto, China, India, América Central y los Andes Centrales, es decir, el
Perú.3

El ser humano llega al Perú posiblemente entre el 20 000 y 15000 a.C. Algunos de los
restos más antiguos que conocemos en la costa peruana los encontramos a orillas del río
Chillón, en el Valle de Lima, son de aproximadamente el 10 000 antes de Cristo. Se trata de
instrumentos líticos utilizados para la cacería. Indicando fechas grosso modo, podemos
decir que del 10000 al 5000 a.C. los habitantes de la costa fueron cazadores y recolectores.
Cazaban pequeños mamuts, tigres diente de sable, megaterios. Recolectaban los productos
de las lomas, fenómeno de la costa peruana por el cual durante cerca de seis meses al año
parte del desierto se transforma en una zona verde, producto de la humedad, y adonde bajan
de los Andes animales como patillos, venados y vizcachas.

Estos primeros pobladores de la costa se asentaron en los valles a orillas de los ríos que
descienden de los Andes hacia el Océano Pacífico, no lejos del mar y cerca de los inicios de
las montañas, donde se produce el fenómeno de las lomas.

Hacia el 5000 a. C. aparece la agricultura, y luego la arquitectura. Hacia el 4000 a.C. se


construyen viviendas, generalmente de planta circular, hundidas cerca de 30 cm. respecto a
la superficie del suelo, cubiertas con una estructura de forma cónica hecha con ramas o
costillas de ballena, y cubiertas con vegetación. Estas poblaciones solían enterrar a sus
muertos.

Hacia el 3000 a.C, se encuentran centros poblados en la costa peruana. Caral es considerada
“la ciudad” más antigua del continente americano, un lugar donde se construían pirámides
escalonadas, se tenían espacios de reunión públicos, se tejía, se construía con piedra, tierra
y quincha, y un lugar donde se hacía música. Se han encontrado grupos de instrumentos de
viento a modo de flautas hechas con huesos de animales y decoradas con incisiones. Un
dato interesante es que no se han encontrado armas de guerra.

Hacia el 2500 a.C, aparece la cerámica, posiblemente procedente de las zonas del Caribe.

Hacia el 2000 a. C se construían en Lima inmensas estructuras de tierra, los llamados


templos en U con un cuerpo central de 20 m. de alto en promedio, 100 m. de largo, y
“brazos” de otros 100 m. de longitud, encerrando canchas dedicadas a la agricultura.

Hacia el 1250 a.C. aparece la primera cultura panperuana, Chavín, que tendrá conexión con
comunidades asentadas en la costa, en los Andes y en la selva. La presencia Chavín será de
casi 1500 años. Hacia el 200 a.C. surgen una serie de gobiernos regionales como Nazca en
la costa sur, Tiahuanaco en la zona sur de los Andes, los Moche y los Vicús en el Norte.

3
Hace 5 millones de años que los seres humanos iniciaron el poblamiento del planeta, pero sólo 6 mil años atrás empezaron a costruir
centros urbanos y a integrar redes de interacción a largas distancias. Seis sociedades en todo el mundo pudieron cambiar sus modos de
vida y generar las condiciones que hicieron posible la civilización, el Estado y la formación de las ciudades: Mesopotamia, Egipto, India,
Perú, China y Mesoamérica http://www.caralperu.gob.pe/nueva/civilizacion.htm
Estas culturas surgen a lo largo de los valles interandinos. Hacia el siglo VII a.C. surge una
nueva cultura pan peruana, los Huari, que se extienden por el territorio surandino, llegando
incluso a lo que hoy es Lima. A la caída del Imperio Huari surgen nuevas civilizaciones
como Chimú en el norte, que habrán de construir la ciudad de barro más grande que se
conoce, Chan Chan.

Hacia el siglo XIII surge en Cusco un grupo procedente posiblemente del altiplano. Son los
Incas, que se convertirán en un imperio, el Tahuantinsuyo, hacia mediados del siglo XV,
bajo el dominio de Pachacutec, incorporando una serie de poblaciones locales.

Hacia 1532 aparecen en el mar unos personajes venidos de más allá de los confines
tradicionales. Se sucederán años de encuentros y conflictos. Y en un territorio de tan larga
historia, se dará un encuentro de dos mundos que habían evolucionado independientemente
a lo largo de miles de años. De una parte, para lo pobladores locales, por primera vez
aparece una influencia que llega de un mundo desconocido hasta entonces, Europa. Para los
europeos, en un proceso de expansión posible debido a sus avances tecnológicos, aparece
también un nuevo mundo.

Si bien ambos grupos humanos, el andino y el castellano, venían ya de largas tradiciones


de mestizaje, en procesos lentos y progresivos, en este caso son dos mundos muy distintos
y consolidados los que se encuentran.
En los orígenes de Lima

Lima se funda el 18 de enero de 1535, con el nombre de Ciudad de Los Reyes, en homenaje
a los Reyes Magos, de alli su escudo con las tres coronas y la estrella de Belén-

Lima fue durante casi tres siglos la ciudad más importante de América del Sur en diversos
aspectos: político, religioso y cultural.

En efecto, Lima fue por cerca de dos siglos sede de un Virreinato cuyos territorios
abarcaban desde Panamá hasta Tierra del Fuego. Solamente en el siglo XVIII se fundarían
los virreinatos de La Plata y de Nueva Granada.

Lima sería también la sede más importante desde el punto de vista religioso. En efecto, si
bien en 1537 se había ya fundado la diócesis de Cusco, en 1541 la iglesia de la Ciudad de
los Reyes es elevada al rango de Catedral por el Papa Paulo III, dependiente del
Arzobispado de Sevilla. En 1547 el Papa decide independizar la Iglesia hispanoamericana
de la de la península y crea tres arzobispados: el de Santo Domingo, para la zona del
Caribe, el de México, para la zona norte de los territorios hispanos en América, y el
Arzobispado de Lima, que comprendía diez arquidiócesis sufragáneas desde Nicaragua
hasta Tierra del Fuego.
Lima es también la sede de la universidad más antigua en esta parte del mundo. El 12 de
mayo de1551 se fundó la Universidad de la Ciudad de los Reyes, que sería la Pontificia y
Real Universidad de San Marcos, en los Estudios Generales de la Orden Dominica en el
convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima. En 1570 deja el convento para
establecerse en otra parte de la ciudad y asume su nombre de Universidad de San Marcos.

No seria, sin embargo, el único centro de educación superior en la ciudad de Lima, los
colegios mayores de las órdenes religiosas serían también en los siglos venideros centros de
formación del más alto nivel. El Colegio Real de San Martín y el Colegio Máximo de San
Pablo en Lima, ambos de los Jesuitas, llegaron a rivalizar con la misma universidad de San
Marcos.

El nivel cultural de Lima en su primer siglo estuvo marcado por la presencia de numerosos
artistas llegados del Viejo Mundo. En el siglo XVI destaca la presencia de pintores Diego
de Mora, Cristóbal de Molina, Pedro Sarmiento, Juan de Illescas, Andrés Sarabia, y
especialmente de los italianos Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro,
quienes se encuentran en la base de las escuelas locales de pintura, como la Escuela
Cusqueña.

Bernardo Bitti nació en Camerino, Italia en 1548. Hermano jesuita, llegó al Perú hacia 1575
(los jesuitas habían llegado en 1567) y trabajó en Lima, Arequipa Cusco, Puno y el Alto
Perú. Es el introductor del arte manierista y considerado el padre de la pintura en el
Virreinato del Perú. Sus obras se caracterizan por la elegancia de sus formas, el sentido
acartonado de los trajes, y su suave colorido.

Mateo Pérez de Alesio, pintor italiano nacido en 1547, llegó a Lima en 1568 donde viviría
por los siguientes cuarenta años. Se considera que estudió en el taller de Miguel Ángel
antes de tener 16 años de edad, y se le atribuye una imagen de San Miguel en la Capilla
Sixtina, por lo que conoció la obra del genial maestro florentino. La pintura de Alesio
introduce en Lima el colorido típico de la pintura de la época en Italia. Entre las obras más
importantes que se le atribuyen se encuentran los frescos de la capilla del Capitán Villegas
en el convento de La Merced.

Angelino Medoro, nació en Roma hacia 1567. En 1586 se encontraba en Sevilla donde
tendrá el influjo de la escuela de esa ciudad. Se considera que llegó a Lima hacia 1600
luego de haber estado un tiempo por territorios que hoy corresponden a Colombia y
Ecuador. La mayor parte de su obra se halla en Lima, destacando sus obras para los
conventos franciscanos de la ciudad, entre ellos una imagen de san buenaventura (1603)
que muestra su formación clásica. Pintó el retrato de Santa Rosa de Lima.

Y si estas son algunas manifestaciones en pintura en torno a fines del siglo XVI e inicios
del XVII, no lo es menos la escultura, la arquitectura y la música.

Ya desde mediados del siglo XVI llegan a Lima numerosas esculturas procedentes de
España pero con influencias de diversas partes, como los Países bajos. Una de las imágenes
más importantes que llega es la Nuestra Señora actualmente denominada de la
Evangelización, obra de Roque Balduque, regalo de Carlos V a la ciudad de Lima.
En arquitectura ya se está construyendo la Catedral de Lima y se ensamblan magníficos
retablos de madera policromada.

Los siglos sucesivos serán también época de gran producción artística. Llegarán a Lima
docenas de cuadros de los talleres de ubens, de Zurbarán, de José de Ribera llamado el
Españoleto. De los hermanos Bassano. Llegarán también obras de los más importantes
escultores españoles como Juan Martínez Montañés, y en Lima trabajarán pintores,
escultores, ensambladores de retablos y arquitectos como Juan de Arrona, Francisco
Becerra, Pedro de Noguera, Fray Diego Marotto en el siglo XVII, de clara influencia
italiana, o el jesuita Juan Rehr a quien se considera el introductor del barroco vienés en
Lima, y que darán a Lima la fisonomía que la caracterizará hasta fines del Virreinato.

Y así como se desarrollaran las artes plásticas y la arquitectura, la música será un aspecto
fundamental con compositores como Juan de Araujo, Tomás de Torrejón y Velasco, Roque
Cerruti, José de Orejón y Aparicio, considerado el mejor compositor barroco que América
ha dado al mundo, o el maestro Melchor Tapia.
La creación de ciudades: Una tarea para el Rey de España

Todo esto se daba en el contexto de la ciudad y la urbanización del territorio. Tan pronto
como los españoles llegaron al Perú, se vio la urgente necesidad de fundar ciudades, tanto
para los migrantes como para la población local.

Considerando que tarea fundamental era la Evangelización, y la necesidad de crear


ciudades, el Rey de España permitió la venida de solamente cuatro órdenes religiosas, todas
ellas órdenes mendicantes: dominicos, franciscanos, mercedarios y agustinos.

Estas órdenes, nacida en Europa alrededor del siglo XIII, cuando las ciudades
experimentaron un rápido proceso de crecimiento, son ordenes de vida activa, es decir, que
se instalan en las ciudades e interactúan con la población local, viven en conventos pero
salen de ellos e interactúan con la población local y contribuyen a la vida de la ciudad:
crean conventos, iglesias, abren escuelas, sus miembros son profesores de colegios,
universidades. El rey de España no propició la venida de las órdenes monásticas, órdenes
de vida contemplativa que se solían ubicar fuera de los núcleos urbanos y que no hubieran
contribuido a la formación de las ciudades.
En 1567 llegan a Lima los jesuitas y tendrían un rol protagónico en la construcción de la
sociedad. Llegaron también órdenes hospitalarias que se hicieron cargo de lo que ahora
llamaríamos el sector salud: Hermanos de San Juan de Dios, Camilos y Betlemitas. Los
hospitales en las ciudades virreinales son un tema importante a considerar.

Surgieron también los monasterios para las damas. Mientras que para los hombres se
presentaba en la vida religiosa la opción de la vida activa, para las damas existía solamente
la opción de la vida contemplativa, fundándose cientos de monasterios en toda América,
verdaderos centros de espiritualidad y cultura.

La labor de la Iglesia es fundamental en la construcción de la nueva sociedad. Una idea de


este compromiso lo vemos en el hecho que los virreyes, por ejemplo, terminado su periodo
de gobierno, regresaban a España, nunca se establecían en el Perú, donde solamente hay un
Virrey enterrado. Los Obispos en cambio, quedaban en su mayor parte por el resto de sus
días en sus diócesis.

Es así como se van conformando la ciudades, entre ellas Lima, con un patrón urbano que si
bien parte de las leyes para la creación de ciudades, asumirá sus propias características de
orden, belleza, armonía.

La idea de la belleza -basada en la armonía- será un factor objetivo y fundamental en el


desarrollo de las artes, e incluso en la concepción de la ciudad. La conciencia de que lo
bello está necesariamente unido a lo bueno y a lo verdadero será también un criterio
objetivo a lo largo de todo el Virreinato.
Lima: Ejemplo de ciudad armónica, heredera de una larga tradición, e innovadora

Lima, con sus calles rectas perpendiculares entre sí nos remonta a la traza hipodámica de
las ciudades de la antigua Grecia, a las colonias militares romanas, a las bastidas francesas,
a las ciudades españolas tardomedievales, y aún al esquema de la Ciudad Ideal.

En efecto, si bien tener calles rectas perpendiculares entre sí es una tradición milenaria, la
idea de la plaza central con la iglesia al fondo como principal ornamento, y arcos a los
lados de la plaza es una idea de la ciudad ideal renacentista del siglo XV.

Pero aún más allá de mencionar el hecho de la plaza central con arcos en algunos de sus
lados, es de admirar el equilibrio y proporción con que se distribuyen los principales
edificios y las características de los espacios urbanos que conforman la ciudad.
En el centro de la ciudad aparece la plaza con un primer anillo de los principales edificios:
hacia el norte la casa de gobierno, hacia el oeste el ayuntamiento, hacia el este la catedral y
la casa del obispo.

Luego hay, digamos, un segundo anillo de edificios y espacios públicos en torno a la plaza
principal, es la serie de plazuelas e iglesias de las órdenes mendicantes, plazuelas a las que
se llega desde la Plaza Mayor y que rematan en las fachadas de grandes iglesias construidas
a lo largo de siglos. Estas plazuelas y las fachadas de las iglesias “miran” hacia la Plaza
Mayor, creando espacios de acogida para el peatón que llega de la Plaza Mayor.
Esta manera de distribuirse dentro de la ciudad es la forma como la órdenes mendicates se
ubicaban en las ciudades medievales en los siglos XIII, XIV y XV, como el caso de
Florencia, y es un sistema que veremos en otras ciudades del Perú, como en Arequipa. En
el caso de Lima, sin embargo, Cada una de esta plazuelas está, además, en promedio, a tres
cuadras de la esquina de la catedral.

Un tercer anillo sería el de las parroquias, los centros de registro de la población en tanto
lugares donde se administran los sacramentos y por tanto se registran bautizos, matrimonios
y defunciones. Las parroquias tendrán jurisdicciones claramente delimitada y serán cinco
en el siglo XVI: San Sebastián, San Marcelo, Santa Ana, Santiago (de la reducción
indígena en la zona este) y el Sagrario, en el centro de la ciudad, junto a la catedral. A
inicios del siglo XVII la viceparroquia de San Lázaro, al otro lado del río, será elevada a
categoría de parroquia, y así quedará conformado el sistema de parroquias de Lima que
perdurará por algunos siglos.

Un cuarto anillo –sin que necesariamente se dé una forma circular- lo conforman los
monasterios de monjas, ubicados más allá de los conventos masculinos –respecto al centro-
y no necesariamente más lejos de las parroquias. Recluidas en la clausura de sus
monasterios, las monjas no tenían necesidad de estar en el centro de la vida urbana. Los
monasterios, requiriendo amplios terrenos para poder contar con huertas, granjas y aún
cementerio, encontraban en la periferia un lugar ideal para su ubicación.

Un quinto anillo, en el sentido de una tipología arquitectónica que se ubica a una cierta
distancia de la Plaza de Armas, lo constituirán los conventos recoletos, conventos de las
órdenes mendicantes en donde era posible llevar una vida de estricta observancia.
Generalmente más pequeños, de un solo piso, y más modestos, se encontraban en el límite
de la ciudad, o extramuros- En el límite de la ciudad estaban la recoleta dominica de Santa
María Magdalena, y la recoleta mercedaria de Nuestra Señora de Belén, hacia el lado sur,
mientras que la recoleta franciscana de nuestra Señora de los Ángeles y la recoleta agustina
de Nuestra Señora de Guía se encontraban hacia el lado norte, extramuros, al otro lado del
río.

Un tema que no debemos olvidar es el de los hospitales, los qu se ubican en la zona alta de
la ciudad, al este, en los “Barrios Altos” en torno a la parroquia de Santa Ana que en efecto
es iglesia del hospital de indígenas. En esa zona se ubicarán también los hospitales de San
Andrés y San Bartolomé. La idea fue ubicarlos en una zona alta donde los vientos (las
miasmas) no contaminaran la ciudad. Otros hospitales colocaron en otras zonas, el del
Espíritu Santo, dedicado a marineros –que traían enfermedades de ultramar- se ubicó más
bien hacia el oeste de la ciudad, y el leprosorio de San Lázaro al otro lado del río.

Es así como Lima se constituye en una ciudad donde la distribución territorial responde a
un orden establecido.
Espacio urbano, orden y bien común

En la zona central de Lima encontramos, entre los siglos XVI a XVIII, básicamente tres
tipos de espacios urbanos: la Plaza Mayor, que es solamente una, con pórticos a dos de sus
lados y a la que se accede por cuatro esquinas; la calle, que tiene un ancho promedio de
ocho metros de ancho y a ambos lados casas por lo general de solo dos niveles, que llegan
hasta el borde de la acera, y las plazuelas, relacionadas con edificios públicos como las
iglesias con sus magnificas portadas.

En ese sentido caminar por Lima, en torno a la Plaza Mayor, se constituía en una secuencia
casi musical con una gran obertura como es la Plaza de Armas, luego el paso por las calles
angostas, continuas, uniformes, hasta encontrar la primera plazuela donde el espacio se abre
frente a una magnífica portada enmarcada por campanarios, para pasar nuevamente a una
calle unitaria en su conjunto y variada en sus componentes, llegar a una segunda plazuela
con magnifica portada de fondo y campanarios, pasar nuevamente a una calle hasta la
tercera, cuarta y quinta plazuelas. Este es justamente parte del recorrido que se suele hacer
cada Jueves Santo, cuando se sigue la tradición de visitar siete iglesias.

Es así como en Lima es posible ver, desde sus orígenes y en su evolución, un sentido de
armonía, orden y proporción, que constituyen los ideales para el desarrollo de la ciudad
entre los siglos XVI a XVIII. Esto se logró teniendo en cuenta una serie de normativas que
fueron respetadas, y son muestra de una sociedad donde la idea de la belleza de la ciudad en
su conjunto, y con ello del bien común, es lo más importante.
De la fundación de la ciudad a la ciudad barroca

Lima no nace como una ciudad barroca. Su traza urbana no lo es, pero con el paso de los
siglos desarrollará algunos efectos barrocos como el de la calle con fondal.

Inicialmente las construcciones son de raigambre renacentista o aun, como comenta el


padre Antonio San Cristóbal, “Hay que acudir a a Santa Catalina, Monserrate, la
Santísima Trinidad para evocar que antes de ser barroca, Lima se vistió de arquitectura
gótico-isabelina con ornamentos mudéjares”.

En efecto, Lima fue durante los siglos XVI y XVII una ciudad rica en obras de arquitectura
renacentista, manierista y mudéjar, algunos de cuyos ejemplos han sobrevivido hasta hoy.
Cuenta el Padre Bernabé Cobo que las techos mudéjares de las iglesias limeñas no tenían
parangón si siquiera en España.

Los sucesivos terremotos que afectaron Lima destruyeron parte de estas obras, y otras
sobrevivieron, haciendo de Lima una ciudad con una suma de estilos que bajo la égida
integradora del barroco, asumiría la unidad que la caracterizaría hasta fines del Virreinato.

Y en este sentido quisiera destacar el factor unificador, e integrador que ha tenido el


barroco, no solamente en lo formal y estilístico, sino en lo cultural, como la posibilidad de
expresión que incorpora numerosas culturas y que da como resultado la sociedad
multicultural, mestiza que somos actualmente el Perú.

Quería mostrar solamente un ejemplo del barroco limeño en la portada de ingreso del
convento de San Francisco, donde podemos encontrar arcos de medio punto renacentistas,
arcos rebajados de influencia manierista, y arcos trilobulados de origen árabe; asimismo
pináculos que nos remontan a la arquitectura medieval, almohadillados nuevamente
manieristas y frontones triangulares renacentista o frontones curvos partidos típicamente
barrocos, todo ello con sistemas constructivos que incorporan materiales y sistemas
constructivos que incorporan tanto las tecnologías hispanas como las ancestrales de la costa
peruana. Eso es el barroco en el Perú.
La integración cultural en la base de la sociedad barroca

Pero esta expresión formal es manifestación de algo que no queda sólo en las formas-

Si actualmente el Perú es una sociedad multicultural, es porque justamente la valoración de


sus manifestaciones culturales, su interacción con las recibidas del exterior, y esta
posibilidad de crear una sociedad multicultural esta en los orígenes mismos de la sociedad
latinoamericana.

Y todo ello encuentra su expresión en el barroco. Mientras que el barroco es la expresión


del la grandiosidad en Europa, en América el barroco es la expresión de la
multiculturalidad, de la integración de la cultura. El barroco es la expresión de ese
encuentro de culturas donde unos como otros ofrecen un aporte y unos como otros crean
una nueva cultura. Un ejemplo de este interés por el conocimiento de la cultura del otro lo
vemos en el caso de las lenguas.

La primer gramática de una lengua americana es la del Nahuatl, obra de Alonso de Molina
publicada en 1555, lengua de la cual dice que es rica en primor y llenma de metáforas.
La primera gramática de la lengua general de los reinos del Perú, a la que llamamos hoy
quechua, fue publicada en Valladolid, España, en el 1560, obra del dominico Fray
Domingo de Santo Tomás; años antes que existieran gramáticas de lengua europeas en
Europa (salvo el castellano). En 1570 ya existía una cátedra de quechua en la Universidad
de San Marcos, aún antes de que en universidades europeas existieran cátedras de las
lenguas locales.

Hacia fines del siglo XVI se decía que es mejor y más conforme a la razón que nosotros
(los españoles) hablemos su lengua que no ellos la nuestra. En esa misma época, siendo
arzobispo de Lima Toribio Alfonso de Mogrovejo, si bien no se descuida el enseñar la
lengua castellana a los indígenas, se prohíbe que se les obligue a rezar en castellano o latín,
y que es mejor y más provechoso par sus almas que lo hagan en su propia lengua. Es más el
propio Toribio decide aprender la lengua general y predicaba a cada uno en su lengua, a los
españoles en castellano y a los indígenas en quechua.

El primer libro que se imprime en América del Sur se imprime en tres idiomas: castellano,
quechua y aymara, para que cada uno pueda leerlo en su lengua, y rogaban a los obispos en
cuyas diócesis no se hablaran estas lenguas, que los tradujeran a las lenguas locales. Es de
la primera década del siglo XVII cuando se publica la gramática de la lengua aymara, en
Juli, a orillas del lago Titicaca, y en 1640 el limeño Antonio Ruiz de Montoya publicaba la
primera Gramática y diccionario de la lengua guaraní. Son de destacar personajes como
Fray Jerónimo de Ore, franciscano que dominaba, a inicios del siglo XVII, nueve lenguas.

Los frailes que iban a predicar en los Andes debían rendir exámenes de lenguas, aún existen
los exámenes que rendían los frailes mercedarios que en 1614 iban a predicar a la zona de
Carabayllo.

El proceso educativo fue una tarea importante. Los indígenas tenían deberes y obligaciones
en tanto subiditos del rey. Es cierto que no siempre se cumplió con esto y que en muchos
casos los encomenderos cometieron muchos abusos, pero la idea de introducir nuevos
conocimientos y tecnologías en el mundo andino fue una preocupación desde el inicio de la
presencia europea.
La evangelización fue una tarea fundamental, y paralelamente, se buscó introducir una serie
de factores que contribuyeran a la mejora de las condiciones de vida. Inicialmente se
planteó que había que enseñar a los indígenas a usar camas y mesas, más adelante, el uso
del arado, lo que ahora llamaríamos transferencia de tecnología.

Otra preocupación fue la de enseñar a vivir políticamente, es decir, en polis, ciudades. El


fenómeno de las reducciones indígenas, es decir, la creación de pueblos en los cuales la
gente debía vivir en comunidad, es uno de los procesos de urbanización más amplios que se
ha dado en la historia de la humanidad. Si bien se había tratado de lograr desde décadas
atrás, sólo entre 1570 y 1575 el Virrey Toledo viajó por el Virreinato fundando cientos de
nuevos pueblos para los indígenas, según las leyes de fundación de pueblos, los cuales
correspondían con las tradiciones europeas e incluso con la idea de la ciudad ideal
renacentista: una plaza al centro, la iglesia al fondo como el edificio principal, luego en
torno a la plaza una serie de casa como la del curaca, la cárcel, el hospital.

El Tercer Concilio Limense, que se tendría en Lima entre 1581 y 1583, y que serviría para
organizar la Iglesia y en gran medida la sociedad peruana, da una serie de instrucciones
acerca de cómo debía ser la vida en estos pueblos.

En las reducciones indígenas los pobladores tenían que ir a la escuela a aprender a leer y
escribir, contar, cantar y la doctrina cristina.
El tercer concilio límense hablaba también de la manera cómo debían ser construidas las
iglesias, y de la importancia de la música en ellas. A la letra dice:

Cap. 5º.- Del cuidado del culto divino

Últimamente, porque es cosa cierta y notoria que esta nación de indios se


atraen y provocan sobremanera al conocimiento y veneración del Sumo Dios
con las ceremonias exteriores y aparato del culto divino, procuren mucho los
obispos y también en su tanto los curas , que todo lo que toca al culto divino,
procuren mucho los obispos y también en su tanto los curas, que todo lo que
toca al culto divino se haga con la mayor perfección y lustre que puedan, y
para este efecto pongan estudio y cuidado en que haya escuela y capilla de
cantores y juntamente música de flautas y chirimías y otros instrumentos
acomodados en las iglesias. Lo qual todo ordenarán los obispos en los lugares
y por la forma y modo que juzgaren ser a mayor gloria de Dios y ayuda
espiritual de las almas.

Esto es particularmente importante porque habla sobre el sentido de la educacion en la


belleza aún en los pueblos más alejados del Perú- Todavía hoy es posible visitar pueblos en
sitios tan alejados de la sierra de Lima, a mas de 4000 m.s.n.m , decorados con pinturas
murales y al presencia de instrumentos musicales como arpas, violines y órganos de fuelles,
éstos últimos mayormente del siglo XVIII.

Se introduce, además en el Perú, los instrumentos de viento, que aun hoy son parte de la
música folclórica. El huayno, la expresión más sentida de la música andina y expresión por
excelencia del folklore popular, se puede cantar en quechua o castellano, y se toca con
instrumentos de cuerda: violines, guitarras, arpas. Es de recalcar el sentido popular que
instrumentos como los violines y las arpas adquirieron en los Andes. Aún hoy, en las
fiestas andinas tradicionales, cuando la gente esta extenuada del baile, el arpa sigue
sonando.

No entraremos en temas de la música en los Andes entre los siglos XVI y XVIII, pero es
ella también sin duda expresión de esta multiculturalidad patrocinada por la autoridad
durante el virreinato.

Era común en los pueblos los cantos en latín, castellano, quechua y aymara. El
Hanaqpachap Cusicuinin es considerado el canto polifónico en quechua más antiguo del
que se tenga memoria. Atribuido a Juan Pérez Bocanegra, cura franciscano de
Andahuaylillas, aparece ya escrito en 1631.

Mientras que la población local aprendía a contar, cantar y la doctrina cristiana, la nobleza
indígena venía reconocida como tal. Solían tener escudos de armas, frecuentaban las
escuelas de la nobleza indígena, generalmente regentadas por los jesuitas, sabían leer y
escribir y hablaban generalmente tres idiomas: quechua, latín y castellano. Un personaje del
siglo XVIII como José Gabriel Condorcanqui era un caique indígena educado por los
jesuitas, que hablaba quechua, castellano y conocía el latín.
La nobleza indígena y española establecía también vínculos familiares. Es famoso el cuadro
del matrimonio de don Martín de Loyola, sobrino de San Ignacio, con Beatriz Clara Coya
descendiente de panacas incas, quienes tuvieron una hija, Ana maría Lorenza García Sayri
Túpac de Loyola, mestiza que contrajo matrimonio con Juan Enrique de Borja, de la casa
de los Borja en España.

La valoración de lo indígena y de lo hispano, es una constante en los siglos XVI, XVII y


XVIII. Así por ejemplo, las danzas, la música, el arte en general se fusionan y crean nuevas
expresiones donde los orígenes prehispánicos y europeos generan una nueva propuesta.

O en todo caso se respetan las manifestaciones culturales que tienen un significado


establecido para cada grupo. Así por ejemplo, mientras que a la la procesión del Corpus en
el Cusco los españoles van vestidos de negro, los caciques indígenas visten coloridos
atuendos y plumas en la cabeza como se ve en numerosos cuadros del siglo XVIII;
especialmente en la magnífica serie de cuadros e la Procesión del Corpus de la iglesia de
Santa Ana del Cusco, actualmente en el Museo del Palacio Arzobispal.

Incluso los santos, la Virgen y aun Cristo mismo asumirán el rostro local. El Señor de los
Temblores, Patrón del Cusco, es un Cristo cobrizo mientras que el Santo Patrón de Lima es
Cristo bajo la advocación de señor de los Milagros, conocido como el Cristo Moreno, cuya
imagen fue pintada por un angoleño.

La valoración de lo humano -es cierto que se dieron abusos, pero también es cierto que se
valoró lo humano- iba más allá de muchos mitos y prejuicios. La fama de santidad de un
personaje como Martín de Porras lo hacía digno de crédito para dar consejos de modo que
el Virrey no dudaba en consultarlo aun más allá de su condición social.
Quizás una de las expresiones más claras de esta conciencia de lo multicultural y universal,
de la manera cómo el barroco en América Latina asume esa capacidad integradora en los
virreinatos hispanos de América, lo encontramos en un poema de Sor Juana Inés de la Cruz,
poetisa mexicana de la segunda mitad del siglo XVII. Nacida en México de ascendencia
hispana, Sor Juana reconoce que, siendo de formación criolla, encuentra en su producción
poética elementos particulares de la cultura local que la influyen. Y justamente por ello, en
uno de sus poemas se pregunta:

¿Qué mágicas infusiones


de los indios herbolarios
de mi patria, entre mis letras
el hechizo derramaron?

Es decir, ella que se reconoce totalmente de formación occidental, europea, criolla,


reconoce que hay un influjo local en su obra. Pero no se vaya a entender este
reconocimiento como un sentido de diferenciación y distanciamiento de la cultura
occidental, al contrario, es un sentido de universalidad, de la posibilidad de reconocer como
que todos los elementos de la cultura conllevan a un solo fin, y que la cultura dominante del
siglo XVII y XVIII, la cultura barroca, es capaz de incorporar todas estas manifestaciones
en igualdad de condiciones frente a una sociedad que tiene como referente este deseo de
universalidad.

Octavio Paz hace un comentario a este pasaje y dice textualmente:

“Sería un error de perspectiva histórica confundir la estética barroca --que abría


las puertas al exotismo del Nuevo Mundo-- con una preocupación nacionalista
cualquiera. Más bien se puede decir lo contrario. Pero si no tiene conciencia de
la nacionalidad, si la tiene, y muy viva, de la universalidad del Imperio. Indios,
criollos, mestizos, blancos y mulatos forman un todo. Su preocupación por las
religiones precortesianas --visible en loa que precede a El Divino Narciso--
posee el mismo sentido. La función de la Iglesia no es diversa a la del imperio:
conciliar los antagonismos, abrazar las diferencias en una verdad superior.”

Es decir, más que nacionalismo que diferencia, sentido de universalidad, de posibilidad de


que, bajo la gran sombrilla del Imperio y sobre todo de la Iglesia, todas las manifestaciones
culturales pueden ser acogidas.

Este es el sentido del barroco en la Ciudad de los Reyes, en el Perú y en la América


Hispana, un sentido de amplitud, de acogida, de incorporación, de multiculturalidad, de que
sí es posible la multiculturalidad, que una cultura es más rica en la aceptación de las
manifestaciones de cada persona, que es posible la unidad dentro de la variedad, cuando se
tiene clara conciencia del destino del hombre y de la sociedad que se forma, en el deseo de
universalidad, de totalidad y el barroco en América es expresión de ello.
El Virreinato del Perú
Carlos I de España (Carlos V de Alemania) creó el Virreinato del Perú por Cédula Real
firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542 abarcando un territorio que se extendía
desde el actual Panamá, en el norte, hasta Chile, en el sur. Las únicas áreas de Sudaméria
que no se encontraban dentro de los límites hasta el sur de Argentina. Las únicas áreas de
Sudamérica que no se encontraban dentro de sus límites fueron los dominios de Portugal,
las zonas aún no exploradas de la Amazonía y la Capitanía General de Venezuela (1742).

El territorio del virreinato tenía una geografía muy variada, desde costas completamente
desérticas y altas montañas, hasta una jungla inexplorada, fundándose, en sitios
estratégicos, nuevas ciudades según el sistema de traza reticulada. En el siglo XVIII, bajo
las reforms llevada s cabo por los Borbones, se crea el virreinato de nueva Granada (1717-
1723; 1739-1810) reuniendo las audicnais de Panamá, Santa Fe de Bogotá y Quito, y m´s
tarde se crea el Virreinato de La Plata (1776-1811) que incluía la Audiencia de Buenos
Aires.

Fig. 1. Virreinato del Perú / s. XVI-XVIII (154-1717) Fig. 1. Virreinato del Perú / fines s. XVIII

Las Reales Audiencias

La Real Audiencia era una entidad dedicada a la administración de justicia, estaba


compuesta por un presidentem que en el caso de Lima podría ser el Viceroy, y en el cso de
provincias el gobernador, adempas de tres o cuatrojueces u “oidores, y un fiscal entre otros
miembros.
Su principal función fue la administración de justicia en América, donde se constituyeron
en los más altos estamentos de la justicia, solamente por debajo del Real y Supremo
Concejo de Indias en España, el cual fue la institución más importante de administración de
justicia en la sinsidas, dado que eran los consejeros del Rey de España en cualquier
problema que e diera en América y Filipinas. Entre otras facultades, las Audiencias tenían
el encanrgo de vigilar por el buen trato a los indígenas, controlar la circulación de ciertos
libros e informar al Rey acerca del comportamiento de los sacerdotes y aún controlar la
circulación de las bulas papales cuando éstan podían atentas contra los intereses de la
Corona Española en sus dominios.

El Virreynato del Perú comprendió, hasta el siglo XVIII, las audiencias de Panamá (1538),
Lima (1543), Santa Fé de Bogotá (1548), Charcas (1559), Quito (1563), Chile (1563-1573),
Buenos Aires (1661-1672) y Cusco (1787)
Los Virreyes del Perú

El Virrey era el representante oficial de la monarquía española designado por el Rey de


España, los cuales no siempre eran seleccionados de acuerdo con sus capacidades. Algunos
de los 40 virreyes del Perú fueron también presidentes de la Audiencia de Lima.
Francisco de Toledo (1515-1584) fue el 9no virrey del Perú, desde 1569 a 1581; designado
por Felipe II, fue sin lugar a dudas uno de los virreyes más importantes en la organización
de la sociedad, y cupio a él el honor de haber fundado la mayor parte de las reducciones
indígenas y pubelos del Perú entre los años 1570 y 1575.

El sistema de las Encomiendas

La Encomienda era un sistema según el cual un grupo de indígenas eran “encomendados” –


de allí el nombre- a un español residente en el Perú –un conquistador- a fin de ser
protegidos e instruidos en la fe, por lo cual los indígenas retribuían al encomendero con el
pago directo del tributo. En ese sentido los indígenas fueron siempre considerados por la
ley como vasallos libres. Sin embargo, este sistema no funcionó como se hubiera deseado y
fue suprimido.
LAS REDUCCIONES INDÍGENAS Y LAS PRIMERAS
IGLESIAS RURALES
Un problema de organización social

1.1. Antecedentes: Reducciones Indígenas en América (1492-1534)

Las primeras iglesias rurales están íntimamente ligadas a las creación de los primeros
pueblos para indígenas fundados por los españoles y que se conocerían como “Reducciones
Indígenas”, forma de organización que adoptaron los conquistadores para la mejor
catequización de los nativos y un cobro más organizado del tributo.

Las reducciones indígenas como tales se llevaron a cabo de manera efectiva en el Perú bajo
el gobierno del Virrey Toledo quien durante su gobierno, puso especial énfasis en la
organización social del Virreinato. En los primeros años de su administración recorrió parte
del territorio a su cargo, de cuya “Visita” dejó importantes documentos para el
conocimiento de la sociedad en aquellos tiempos, destacando además, por lo importante se
su información, la “visitas” que mandó realizar en todo el país, lográndose un inventario de
tallado de la riqueza de los pueblos, empadronamiento de indígenas, etc.

Con esta información se llevó a cabo, entre los años de 1570 y 1575, la importante empresa
de congregar a los indígenas a que vivan en comunidades, quedando el virreinato
compuesto por un gran número de pueblos hechos en base a las primirtivas poblaciones
prehispánicas que para el caso de Lima hemos conocido. En este corregimiento se fundaron
siete reducciones incluyendo la del Callao.

Sin embargo no fueron las reducciones toledanas las primeras que se efectuaron en el Perú
o América, fueron más bien el resultado de una serie de medidas que se habían venido
dando desde el arribo de los españoles a América y que, llegado el momento, Toledo hizo
cumplir adecuadamente.

La implantación del sistema reduccionista por Toledo, se hizo con fines de marcado interés
económico (concentración de la mano de obra, facilidad del cobro de tributos, fácil control
de la población indígena, etc.) aunque no dejaron de llevar consigo las ventajas (a veces
sólo teóricas) para la mejor doctrina y evangelización.

A diferencia de la de esta época (toledana), las experiencias anteriores sí tuvieron un


carácter definidamente misionero y eran constantemente reclamadas por las autoridades
eclesiásticas y por los defensoras de indígenas. Muchas de las reducciones pre-toledanas se
proyectaron y realizaron a iniciativa a los religiosos como las que efectuaron los
franciscanos quienes consiguieron en 1563 que los doce mil habitantes indígenas de los
valles de Tocaima y Antis en Paucartambo se organizaran en torno a 31 templos, o más
tarde las reducciones jesuitas en el paraguay, tan perfectamente organizadas que llevaron a
que se les acusara de “estar creando un imperio dentro de imperio. En todos estos casos la
presencia del edificio de la Iglesia constituyó el eje de la organización social y urbana.
Primera poblaciones para indígenas fundadas por españoles:

La llegada de los europeos a América por las Antillas, significó que fuera en esa región del
Caribe donde se practicasen primeramente las leyes que, con variantes regionales, habrían
de aplicarse en toda América española.

En 1503, treinta años antes del inicio de la conquista del Perú, en las Instrucciones
Añadidas que se dieron al gobernador de La Española, Don Nicolás de Obando el 20 de
marzo en Alcalá de Henares y el 29 del mismo mes en Zaragoza, se decía que:

“Primeramente, porque somos informados que por lo que cumple a la


salvación de las ánimas de los dhos yndios en la contratación de las xentes
que allá están, es necesario que los yndios se reúnan en los pueblos en que
vivan juntamente, o que los unos no estén ni anden apartados de los otros
por los montes e que allí tengan cada uno de ellos su casa habitada con su
muxer e hixos e heredades, en que labren e siembren e crien sus ganados;
quen cada pueblo de los que se finieron, haya Yglesia e capellán que tenga
cargo de los doctrinar enenseñar en Nustra Sancta Fee Catholica; e que
ansí mesmo en cada lugar aya una persona concodisa que Nuestro Nombre
tengan cargo de lograr que ansí les fuere encomendado, e de los vecinos
del pueblo thenga en justicia, e non les concienta fazer nengund mal ni
dapño, e para que fagan que los dhos yndios sirvan en las dhas cosas
complideras a Nuestro Servicio. Por ende, deseando que todo se faga como
comple al servicio de Dios Nro Señor, Ordenamos y Mandamos que el Nro
Gobernador de las dhas Yndias, entienda luego cobn nuestra diligencia, en
facer que se fagan poblaciones en que los dhos yndios puedan estar e estén
xuntos, según e como están las ´personas que viven en estos Nuestros
Reynos…” (Instrucciones para el Gobernador y Oificiales de las Indias
para el buengobierno de ellas y lo que en ellas se debe observar. 20 y 29
A.G.I. Indiferente General, Leg. 417, Lib. I, Fol. 94v. y ss. También
C.D.I.A., T XXXI, pag. 156 ss.) (Málaga 1974:142)
Lo que aparentemente puede parecer una más de tantas leyes no era sino un vivo deseo de
la Corona donde quedaban aún los ideales civilizadores de los primeros expedicionarios-
En el Codicilo de su testamento la Reina Isabel, promotora del descubrimiento de América,
al referirde a este logro de la Monarquía dejó establecido que:

“XI. ITÉM, por quanto al tiempo que nos fueron conçedidas por la sancta
Se Apostólica las Yslas e Tierra Firme del Mar Oçéano, descubiertas e por
descubrir, nuestra prinçipal yntençión fue, al tienpo que lo suplicamos al
papa Alexandro Sexto, de buena memoria, que nos hizo la dicha
conçessión, de procurar de ynduzir e traer los pueblos dellas e les conuertir
a nuestra sancta fe cathólica, e enbiar a las dichas Islas e Tierra Firme
prelados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de
Dios, para ynstruir los vesinos e moradores dellas en la fe cathólica, e les
enseñar e doctrinar buenas costunbres, e poner en ello la diligençia deuida,
segund más largamente en las letras de la dicha conçessión se contiene,
por ende suplico al rey mi señor muy afectuosamente, e encargo e mando a
la dicha prinçesa, mi hija, e al dicho prínçipe, su marido, que así lo hagan e
cunplan, e que este sea su prinçipal fin, e que en ello pongan mucha
diligençia, e no consientan nin den lugar que los yndios, vesinos e
moradores de las dichas Yndias e Tierra Firme, ganadas e por ganar,
reçiban agrauio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean
bien e justamente tratados, e si algund agrauio han reçebido lo remedien e
provean por manera que no se exçeda en cosa alguna lo que por las letras
apostólicas de la dicha conçessión nos es iniungido e mandado.” (Codicilo
de Isabel La Católica item IX)

El 3 de mayo de 1509 los reyes reiteraron al Almirante Don Diego de Colón la orden para
la fundación de pueblos de indiso proscribiendo en las leyes:

“ …congregar a los caciques e indios en las goteras de las ciudades e villas


de españoles para tener un inmediato servicio personal e poder
evangelizarlos e doctrinarlos…” (Leyes de Burgos. A.G.I. Indiferente
General, Leg. 419, lib.4, Fol.88 Muro Orejón , Antonio. Ordenanzas
Reales sobre Indios en Anuarios de Estudios Americanos de Sevilla 1956
T.XIII p. 417-471) (Málaga 1974:143)

La formación de los primeros poblados de indígenas fue encomendado a los padres


Jerónimos . En las Instrucciones para los padres de la Orden de San Jerónimo” dadas en
1616 “se define claramente la política urbanística que deberían tener los pueblos de indios o
reducciones” (Ibidem). Éstas se debían fundar cerca de las minasny pesquerías de perlas,
debían tener calles y plazas trazadas a cordel, iglesia para la población, casa d
ayuntamiento, vivienda para el cacique principal, hospital para enfermos y cárcel donde
encerrar a los delincuentes. Son pocas las reducciones indígenas que, creadas
posteriormente, no llegaron a contar con todos estos servicios, donde generalmente los
hospitales y cárceles no pasaron de ser unas cuantas habitaciones poco elaboradas, mientras
que el edificio de la iglesia fue siempre producto de atención especial.
La falta de experiencia de vida comunitaria de los nativos antillanos, quienes no estaban
acostumbrados a convivir en comunidades organizadas a la manera que se les proponía,
llevaron las reducciones iniciales al fracaso. En 1518 se dictó Real Cédula para que los
indios hábiles “continuaran viviendo en sus pueblos con el mismo orden y policía a que
estaban acostumbrados” (Ibidem). Sin embargo en 1523 las mismas instrucciones
mencionadas fueron nuevamente recomendadas, esta vez al Obispo de Santiago y La
Concepción de La Española, y al licenciado Seabastián Ramírez para su cumplimiento.

En Nueva España y el Perú la situación sería distinta.

En Nueva España los indígenas aztecaz, acostumbrados a vivir organizados en “calpulli”


(organización socio-económica parecida al ayllu entre los incas), hicieron posible que el 28
de setiembre de 1526 los misioneros franciscanos fundaran la villa de San Francisco
Acámbano, constituyéndose en el primer pueblo de indígenas que se fundó en América a la
usanza española y que sirvió de base para el establecimiento de las reducciones que se
establecieron en todo el territorio mexicano en 1546. En este primer pueblo los indígenas
eligieron sus propias autoridades políticas y religiosas.

Esta capacidad organizativa de los indígenas fue rápidamente reconocida por los españoles.
Ya en 1526 el rey Carlos I pedía a Hernán Cortés procura mantenerlos y conservarlos en su
misma organización. En 1525 el dominico Fray Antonio de Montesinos, y en 1526 (dos
semanas antes de la fundación de San Francisco Acámbano), el Padre Provincial de los
franciscanos en Cuba, Fray Antonio Mejía, recibieron provisiones para “que los indios
vivieran con libertad en sus pueblos y fueran adoctrinados en la fe” (ibídem)

En 1530 se trató de asimilar más rápidamente a los naturales a la cultura occidental y se


expidieron dispositivos para que los indios formaran parte de los pueblos y villas de los
españoles, y por Real Cédula del 20 de marzo de 1533 se ordenaba cumpliérase todo lo
hasta entonces dispuesto en relación a los indios.

Por Real Cédula dada en Valladolid el 23 de agosto de 1538 Don Antonio de Mendoza fue
comisionado para que fundara en toda Nueva España pueblos de indios con calles y plazas
bien trazadas, iglesia y casas para el cabildo, los caciques principales, los alcaldes y las
cárceles. Se disponía en esete mismo documento (Real Cédula para que se ponga en policía
a los indios. Valladolid 23 de setiembre de 1538 A.G.I. Audiencia de México, Leg. 1088
Lib. 3. Fol.163) que los sacerdotes que se encargarían de la doctrina en estos pueblos
tuvieran un completo conocimiento de la cultura indígena a fin de lograr uan eficiente
evangelización) (Málaga 1974:144)

En 1538 el rey ordenó la “fundación de los pueblos de indios en la provincia de Guatemala,


para que, congregados, recibieran una buena evangelización” (op.cit. 145) y en 1540 se
reitera esta disposición al gobernador y al Obispo de Guatemala (Real Cédula al
Gobernador de Guatemala para fundar pueblos de indios. Valladolid, 26 de febrero de 1538
A.G.I. Guatemala Leg. 393. Fol. 15” y “Real Cédula para juntar a los indios en pueblos.
Madrid 10 de junio de 1540 A.G.I. Audiencia de Guatemala Leg. 393, Lib,2, Fol.8”)
(Ibidem)
Veamos como, desde antes de su llegada al Perú los españoles ya tenían una importante
experiencia en la organización de poblaciones indígenas, primero en la Española y zonas
próximas (región caribeña) y luego en Nueva España; en ambos casos con el espíritu de una
mejor enseñanza de la doctrina cristiana.

1.2. Los Pueblos de indígenas en el Perú (1534-1570)

Los habitantes del Perú prehispánico tenían su propio sistema de organización socila y
administrativa. Por un lado, importantes conglomerados como Quito, Cusco, Huánuco o
Cajamarca, y por otro –la gran mayoría- en pueblos pequeños en el campo, con escalas
sociales propias. Sin embargo, dadas las luchas fratricidas entre Huáscar y Atahualpa, ya se
notaba a la llegada de los españoles cierta dispersión poblacional, la que se agudizó aún
más a la llegada de los españoles. En 1534 Fray Tomás de Berlanga (Obispo de Tierra
Firme) recibía instrucciones para que informara a la Corte de las riquezas del Perú.
Respecto a las poblaciones indígenas se le solicitaba:

“Asy mesmo os ynformad que poblaciones de Yndicos hay en la dha


tierra, y que manera tienen en us población y gobernación y policía y que
ritos y costumbres tienen y que arte de cajes y como tratan a sus familias y
de que viven y de su manera de granjerías y si son ricos y que manera de
haziendas tienen y de sus ritos, cirimonias y chrhencias y de su capacidad
y que hererdado con las que tienen y en (2v) que cosas se han ocupado
hasta aquí y se deven ocupar adelante para vivir en pulicía según su
habilidad” (Instrucciones dadas a Fray Tomás de Berlanga, Valladolid, 19
de julio de 1534. A.G.I. Audiencia de Lima, leg. 565, Lib. 2 Fol. De 1-5.
Instrucciones para la protección de los naturales del Perú otorgadas a Fray
Reginaldo de Pedraza, Ocaña, 4 de abril de 1531. .G.I. Lima 565, Lib. 1
Fol. 91 ss.) (Op.cit.:146)

Parece ser que las organizaciones indígenas dieronsatisfacción a las expectativas de la


Corona y se procedió a su inmediato repartimiento para su doctrina y evangelización sin
pretnder nuevas formas de agrupación. Cuentan las crónicas que muchos pueblos de los que
serían posteriormente reducciones indígenas existían desde antes de la conquista y que los
doctrineros ya se habían establecido en ellos aún antes de la fundación de la Ciudad de los
Reyes.

En la certeza de que no era necesario crera n uevos modelos de organización, la Reina


Juana autorizó en 1535 a Fray Vicente de Valverde, por entonces obispo del Perú, a la
construcción de más iglesias en los pueblos de cristianos y en las comeracas de lso pueblos
indígenas, proyéndoseles de ornamentos y accesorios (Real Cédula otorgada a Fray Vicente
de Valverde para que se construyan iglesias en los pueblos de españoles e indios. Madrid 8
de diciembre de 1535, Lib.2 Fol. 99 y 99v.) (ibídem)

Del documento mencionado podemos inferir que para la fecha indicada ya se habría
iniciado la construcción de algunas iglesias en el territorio, especialmente en las zonas de
mayor antigüedad de descubiertas.
Estos pueblos indígenas, ante los permanentes abusos de los españoles –encomenderos
principalmente- quienes trasladaban indiscriminadamente indígenas de los campos a las
minas y obrajes para que cumpliesen con el servicio de la mita, comenzaron a disminuir
poblacionalmente, a veces con tal rapidez que el decrecimiento era ya claro al poco tiempo
de fundada Los Reyes. En 1536 se recomendó a Fray Vicente de Valverde velara por la
conservación de los pueblos indígenas existentes denunciándose en ese mismo documento
los malos tratos a los nativos “como causa principal del despoblamiento advertido”
(Instrucciones otorgadas Fray Vicente de Vlaverde, Obispo del Perú para la protección de
los indios en los Reinos del Perú. Valladolid, 14 y 19 de julio de 1536, A.G.I. Lima 565,
Lib. 2, Fol.146 y ss.) (ibídem).

Buscando la consolidación de estos pueblos y su conservación, la reina, dos semanas


después de las “Instrucciones” mencionadas “autoriza la construcción de iglesias en los
pueblos de indios” dentro de una “Provisión Real para que los indios vivan en sus pueblos”
n las que se establecía además “… a los clérigos que los adoctrinasen se les pagaría con el
tributo que daban los indios a sus encomenderos”. (Provisión Real para que los indios vivan
en sus pueblos. Valladolid 3 de diciembre de 1536. Lima 565, Lib, 2 Fol. 224 ss.) (opc.cit.:
147).

Sin embargo, a pesar de la solicitud que mostraron Pizarro y Monseñor Valverde, fue poco
lo que se hizo por cumplir estas leyes a favor del indígena. Con la muerte de Pizarro en
1541, la Corona trata de recuperar ekl control del poder que tan rápidamente habían ganado
los encomenderos y conquistadores. “Estos intentos por despojar del poder y autoridad a los
encomenderos, (están) tan bien expresados en ls Leyes nuevas de 1542” (Málaga 1979:
169)

En 1540 se había nombrado para la pacificación de éstas tierras a Don Cristóbal Vaca de
Castro. En las instrucciones que de le otorgaron se le ordenaba entre otras cosas muchas
reformas, castigare a los españoles que no hubiesen tratado a los indígenas como cristianos
y hombres libres y que se les devolviera lo que injustamente se les había tomado. Esta
preocupación por la dignidad del americano fue defendida en gran parte a causa de la
campaña que muchos religiosos realizaron en España a favor de él.

Son conocidas las prédicas del padre las Casas en Centroamérica y aquí en el Perú las
instrucciones de los Padres Dominicos para Confesar Conquistadores y Encomenderos, y
que llegaron a favorecer considerablemente las Comunidades Indígenas pues, las
penitencias, aunque con diversos matices, eran generalmente devolución de todo cuanto
injustamente se despojó a los indígenas.

Vaca de Castro, quien había sido designado desde 1540 para la pacificación de estas tierras,
procedió según sus órdenes a realizar nuevos repartimientos, lo que le ocasionó el
resentimiento de muchos antiguos encomenderos; en éstas se mantenía la obligación de
doctrinar a los pobladores. Durante su administración parece ser que los poblados indígenas
eran aún lo suficientemente aceptables pues aunque se pudo, no se ordenó la fundación de
nuevos pueblos para naturales, a excepción del pueblo de Santa Lucía de Chiara en Vilcas,
al estilo inca.
En 1544 llega al Perú el Virrey Dn. Blasco Núñez de Vela quien, por:

“hacer cumplir fielmente las leyes favorables a los indios y de frenar


asimismo los abusos y arbitrariedades de los españoles, sembró el
descontento entre éstos, originando entonces la rebelión.” (Guevara 1981:
88)

Fue decapitado por los rebeldes en 1546. Para sostener estas luchas, los encomenderos
reclutaban gente de entre los mismos indígenas quienes eran los principales perjudicados en
esta situación, con las consiguientes protestas de sus defensores.

Ante la muerte de su representante, el Rey envió al pacificador La Gasca quien, una vez
dominada la sublevación, distribuyó en 1549 visitadores por el Perú y Charcas para realizar
el tercer censo tributario.

Para entonces, los “religiosos de diversas órdenes informaron al Rey, en 1549 lo difícil que
resultaba la evangelización y adoctrinamiento de los indios por encontrarse muy apartados
unos pueblos de otros” (Málaga 1974:150). Pedían que a semejanza de los establecidos en
Tlascala, México, en 1546, se congregara a los indígenas en grandes poblados que tuvieran
plaza pirnicpal, iglesia, mercado, cabildo, cárcel, corrales, dehesas, etc. En atención a los
religiosos, el Emperador expidió en Valladolid una Real Cédula dirigida a la Audiencia de
Lima, según la cual:

“…questen en pueblos juntos o no derramados e que en todos los pueblos


que estuviesen hechos y se hiciesen se erigiesen alcaldes ordinarios, (…)
como se hace e acostumbra hacer en la provincia de Trascala y en otras
partes (…)” (Real Cédula para fundar pueblos de indios en el Virreinato del
Perú, Valladolid, 9 de Oct. De 1549. A.G.I. Lima 565, Lib. 6., Fol. 166v.
Indiferente General, 532, Fol. 27 v. y ss.) (ibidem)

Esta es la primera disposición que se envió al Perú ordenando se congregase a los indios en
pueblos en donde vivan con orden y gobierno, Desde entonces las acciones serían
permanentes a fin de lograrlo.

En 1550 la Audiencia de Lima promulgó ordenanzas según las cuales los indígenas de los
asentamientos aledaños se debían juntar en pueblos y vivir ordenadamente (Ordenanzas
promulgadas por la Audiencia de Lima para que los indios se junten en pueblos. Lima, 20
de octubre de 1550- A.G.I. Patronato 187, Ramo 14) (ibidem).

En 1551 el príncipe de España hace ver la necesidad de que los indígenas en el Perú vivan
congregados en pueblos y no desparramados por cerros y montes. Para que éstos se funden,
Su Majestad hace merced de los tributos de los mismos indios concediendo igual privilegio
a los encomenderos por el tiempo que se tardará en formar la reducción (Real Cédula
disponiendo que los indios estén juntos en pueblos. Madrid 17 de diciembre de 1551.
A.G.I. Lima 566 Lib. 6 Fol. 172) (Ibídem)
A pesar de las reales cédulas dadas tiempo atrás, parece qyue la edificación de iglesias en
los poblados indígenas no había sido una industria muy próspera. En el Primer Concilio
Limense (1551), teniéndose en cuenta qu ya muchos naturales se habían nbautizado, se
ordena por primera vez a los sacerdotes encargados de doctrinas que construyesen iglesias
en los pueblos existentes de mayor población y que fuesen residencia de caciques
principales. Para los poblados que rodeaban las ciudades de españoles, se dispuso se
dividieran según las calles y asientos en las iglesias y monasterios.

La población indígena, no obstante las continuas leyes a su favor, continuaba disminuyendo


y dispersándose. Conocedor de esta realidad, el Emperador Instr.+o al Virrey en 1556 a
reducir en poblaciones adecuadas a los indígenas (Ordenanzas del marqués de cañete de 13
de mayo de 1556 A.G.I. Patronato 187. ramo 20) (op.cit.: 152) por lo que en 1557 el
marqués de Cañete se decide a reducir las poblaciones indígenas comenzando por el propio
valle de Lima, disponiendo que los indios que se encontrasen dispersos en los valles de
Maranga, Huatica y Lima se juntaran y congregaras en santa maría magdalena de Chacalea
(ibídem)

Este puede considerarse el primer intenti de reducción en el Virreinato del Perú, acción que
le fue encargada en parte a Don Gonzalo, cacique de Lima. Esta reducción fue constituida
según las normas para la fundación de pueblos españoles: manzanas cuadradas y calles
delineadas a cordel; tenía dos plazas una de las cuales servía para el mercado; la iglesia se
ubicó en solares donados para este fin por el Cacique Gonzalo.

Dos años después se ordenó al Licenciado Polo de Ondegardo, Corregidor de la ciudad del
Cuzco la reducción de los veinte mil indios ue vivían en las periferias de las ciudad, lo que
se hizo en cuatro centros poblados: Carmengo, Cocampata, Cavicache y Tococache, los que
se declararon parroquias poniendo cada una bajo la dirección espiritual de las órdenes
religiosas entonces presentes: San Francisco, san Agustín, La Merced y santo Domingo
respectivamente. A diferencia de Lima y otros lugares done las actividades eran netamente
agrícolas, los pobladores periféricos del Cusco eran además campesinos mayormente
artesanos, lo que les permitió asimilarse más rápidamente a la vida urbana.

“En este periodo se observa la superficialidad del adoctrinamiento de los


indios de parte de las diversas órdenes religioss y el surgimiento de las
diversas reacciones mesiánicas qie traen consigo, a su vez, violenta reacción
representada por la extirpación de idolatrías y de huacas. Por otra parte, la
población indígena continúa disminuyendo, en los principales centros
urbanos aparecen las primeras rancherías y barriadas y la formación de
castas y subgrupos étnicos sigue en aumento” (Málaga 1979:169)

Ante esta situación, la Real Audiencia otorga a los corregidores de Lima, Huamanga,
Huánuco y Arequipa instrucciones donde se les indica:

“… les dareys a entender que los queremos reducir a pueblos porque tengan
mayor gobernación entre sí y ANSI mesmo dareys jurisdicción para que
ellos tengan entre sí su república fundada y se goviernen de los que entre
ellos pasare y tratare y para que se les pueda enselar la doctrina cristina y
para esto conviene que se redusgan a pueblos; (Instrucciones otorgadas a la
Real Audiencia de Lima a los Visitadores. Lima, 15 de Noviembre de 1561
A.G.I. Patronato 188 Ramo 28) (Málaga 1974: 153)

En 1563 se llevó a cabo una de las más importantes reducciones para la mejor
evangelización del indígena a cargo de los religiosos de San Francisco quienes congregaron
en poblados creados en torno a 31 iglesias, a los aproximadamente doce mil indígenas de
los valles de Tocaima y Antir en Paucartambo, dedicados al cultivo de la coca. Estos
poblados se hicieron si orden ni traza. De esta misma época es la presencia de los
franciscanos en el valles del Colca donde aún quedan los hermosos santuarios que se
levantaron en sus reducciones.

En 1561 el Virrey Hurtado de Mendoza es reemplazado por el Virrey Conde de Nieva,


quien dio provisiones para hacer cumplir los mandatos de las anteriores reales cédulas
(Carta del Conde de Nieva al Rey, Lima 4 de mayo de 1662. Levellier Roberto 1918:TI
p.428 ss.) (ibídem). Pese a su posterior comunicación en la que informa al Emperador
cumplir las órdenes dadas (Carta del Conde de Nieva, 26 de diciembre de 1562 op.cit. 503)
(ibídem) se sabe, por carta del Arzobispo de Lima que hasta entonces era muy poco lo que
se había hecho en cuanto a reducciones.

Mientras tanto en Quito se daban dos experiencias urbanas interesantes: los pueblos de
“Villasante” y “Velasco”, el primero con 600 casas y el segundo c on 400. Ambos tenían
plazas y calles trazadas a cordel, agua, cabildo, cárcel y otros edificios públicos. Pero como
ya era común, los abusos de los conquistadores no permitieron que prosperaran.

En 1564 el Licenciado Lope García de Castro quien con el título de Gobernador sucedió al
Virrey Conde de Nieva en la conducción del Virreinato, comisionó al Dr. Don Gregorio
Gonzáles de Cuenca, Oidor de la Audiencia de Lima para que visitara Trujillo, donde
encontró en 27 repartimientos más de 200 pueblos fundados por españoles (encomenderos
y religiosos).

El Doctor Cuenca dictó ordenanzas reglamentando la vida de estos pueblos las cuales
fueron tan completas que sirvieron de base a las que más tarde promulgaría el Virrey
Toledo para el establecimiento definitivo de reducciones en todo el país. En ellas se
normaba desde el repique de las campanas y limpieza de calles y plazas, hasta la
administración de justicia.

Siendo entonces los religiosos los más interesados en agrupar a los indígenas en pueblos
donde además de un fácil adoctrinamiento estuvieran al resguardo de los abusos de los
encomenderos, el Licenciado Castro reunión en 1564 en Los Reyes al Arzobispado y
superiores de la órdenes religiosas a fin de tratar el problema de la conversión y doctrina de
los indios. Entre otras cosas, pedían los religiosos “que hiciera juntar a los indios si quería
que hubiese Doctrina”. Esto se contempló también en el Segundo Concilio Limense.

Frente a esta necesidad, el Licenciado Castro decidió por fin efectuar las reducciones y en
las instrucciones dadas a los corregidores en 1565 dice:
“… Habeis de procurar con mucho cuidado que los indios que se reduzgan a
pueblos como por su Magad. está mandado para que se mejor se puedan
doctrinar en Nuestra Sancta Fee Catholica mirando la calidad y temple del
lugar que sea bueno y que tenga agua y tierra y pastos y montes e para esto
hareys juntar a religioso y sacerote que tuviere a cargo la doctrina y los
caciques o Principales y otros naturales que vos os pareciere y lo que ANSI
determináredes lo executareys sin dilación alguna” (Instrucciones dadas a
los corregidores por el Lic. Lope García de castro. Lima, 3 de julio de 1565.
A.G.I. 121. Prevenciones hechas por el Lic. Castro A.G.I. Patronato 189,
Ramo 28) (Op.cit.: 155)

Estas ordenanzas parecen haberse cumplido y en 1567 comunica el Rey que los
corregidores:
“… han hecho xuntar mas pueblos en este poco tiempo que aque estoy que
en todo el tiempo a que se gano esta tierra que en provincia ha avido donde
se redujeron a cuarenta pueblos quinientos y sesenta y tres pueblos que
había” (Carta del Lic. Castro al Rey. Los Reyes, 20 de dic. De 1567.
Levellier 1921: TIII p. 277) (ibídem)

Juan de Matienzo, Oidor de la Provincia de Charcas recomendaba en 1567 la visita y censo


de la población indígena en todo el territorio de modo de formar nuevos pueblos con un
promedio de quinientos indios tributarios. Con esto propone una serie de planteamientos
urbanos que serían considerados básicos para las reducciones que dos años más tarde
establecería el Virrey Toledo en todo el territorio.

Estando todo dispuesto para el establecimiento de las reducciones indígenas en el Perú, el


Licenciado castro fue cambiado y se nombró en su reemplazo a Don Francisco de Toledo.
Las Reducciones Toledanas (1570-1575)

A su llegada al Perú, el Virrey Toledo, escribe al Rey quejándose de no haber cumplido las
cédula sobre las reducciones. Dice:

“ solo en la provincia de Caxamarca se ha hecho algo, aunque es necesario


otra reducción a nuevos pueblos” (Carta del 8-2-1570 A.G.I. Lima 29
Levellier 1921 TIII 342) (op.cit 157)

Con el fin de cumplir las ordenanzas, comenzó por la creación de una reduccón
experimental, en los reyes, con los indígenas que la circundaban:

“Y quiso aplicarles en pequeña escala la reforma que se proponía introducir


en toda la extensión del virreinato; congregarlos en pueblos para que fuesen
más independientes, para que tuviesen más comodidades, viviesesn con
decencia social y diesen al doctrinero y al corregidor más facilidades para
educarlos y ampararlos. Les señaló sito alrededor de la parroquia de Santa
Ana (Levellier 1921: TI 106) (ibidem)
De esta manera se fundó en julio de 1570 el pueblo de Santiago del Cercado en tierras que
ya en 1566 en la encomienda de Cacahuasi a unb cuarto de legua al este del término de la
ciudad.

Luego de construidos los lacles apara el cabildo, iglesia, escuela, hospital cárcel,
cementerio, tambos, etc., y provisto agua y tierras, se encomendó el cuidado espirtual de
este pueblo a is oadres de La Compañía de Jesús, creándose, dada la especial atención
espiritual que requerían los vecinos, una parroquia propia: Santiago del Cercado.

“ Fue dividido en 35 manzanas y éstas en solares que fueron repartidos por


encomiendas según el número de indios que cada una de ellas irían a Lima
(…). Los solares que se repartieron fueron 122 y los restantes quedaron para
los edificios públicos y las necesidades que se fueran presentando” (op.cit.
158)

La reducción del Cercado llegó a ser tan importante que en 1630 el padre Bernabé Cobo la
describe como digna de admiración tanto de indígenas como de españoles.

De 1570 a 1575 se establecen las reducciones indígenas en todo el virreinato, en algunos


casos a la fuerza. Para muchos escritores de la época la instauración de este sistema fue un
hecho encomiable, para otros, posteriores, empeñados en desfigurar la obra de Toledo, fue
un fracaso. Entre los primeros Matienzo dice que “fue obra de Dios guiada por Su mano”
(Carta del Licenciado Matienzo al Rey 28-11-1573) (op.cit. 165) y el Licenciado Cepeda,
Ministro de la Audiencia de Charcas, decía que “Don Francisco de Toledo, inspirado por el
cielo, mandó hacer las Reducciones” (Carta del Lic. Cepeda al Rey 9-12-1586) (ibidem)

En muchos casos las reducciones indígenas cumplieron otros fines como ser medio para un
cobro del tributo más organizado y estricto, pero fue también un medo que permitió a los
indígenas organizarse en su propio beneficio para defenderse de las agresiones que contra
ellos hacían los encomenderos, por lo que éstos las combatieron buscando un nuevo
sistemas económica en base a la tenencia de la tierra y que daría origen a la Hacienda.
Aspecto Urbanos de la Reducciones Indígenas

A pesar de haber existido tantos intentos previos, la reducción de Santiago del Cercado fue
la primera donde se aplicaron claramente y con relativo éxito criterios urbanos establecidos
para la fundación de ese tipo de pueblos.

Según Juan de Matienzo, quien acompañó al Virrey Toledo en la visita General del
Virreinato, la disposición de las reducciones debía seer como se indica:

“ Una plaza de forma cuadrangular en el centro y luego manzanas cuadradas


que se dividirían en cuatro solares por lado sus calles anchas. La iglesia se
fabricaría en una de las cuadras o manzanas de la Plaza; a su frente mesón
para los españoles que estuviesen de paso en dicho pueblo, y que
comprendería cuatro cuartos con techos de tejas y cuartos con techos de tejas
y con caballerizos; en uno de los solares de la otra cuadra se levantarán las
casa del cabildo, en otra se edificará el hospital; en otro la huerta y servicio
del hospital; finalmente en el último solar, corral del cabildo. En uno de los
solares, de las cuatro manzanas que rodean la plaza, se construirá la casa del
corregidor; detrás de ésta casa para el Tucuy Ricuy y cárcel, en la que habría
dos cepos y cuatro pares de grillos y dos cadenas. Los demás solares de la
plaza serían para casa de españoles, casados que desean vivir entre los
indios. A cada cacique se le dará una cuadra o dos solares, conforme a la
gente que tuviere. Así constituido cada pueblo se procedería a fijar las tasas
(Matienzo, 1957: Primera prte Cap. XVI pag. 48).

Para las fundaciones debía tenerse en cuenta además del clima, la abundancia de agua, la
cantidad de tierras laborables, pastos y montes, y cerca del pueblo debía establecerse un
tambo. Para la elección del lugar debían estar presente el clérigo y los caciques principales.

Y es así como se fundaban los pueblos indígenas.

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