Del grupo se pedirán que salgan al frente 2 parejas voluntarias, las cuales pasarán
adelante por turnos, uno de ellos hará las veces de espejo, al pasar adelante se le
pedirá a la pareja que se mire frente a frente y se establecerá quién hará las veces
de espejo.
En el primer turno, la misión del Espejo será imitar de la manera más exacta posible cada
gesto y movimiento del otro, durante un minuto. En el segundo turno la misión del Espejo, será
hacer de manera contraria cada gesto y movimiento del otro., es decir, si está sentado, él se
pone en pie, si está feliz él está triste, si él levanta la mano derecha, el otro levantará la
mano izquierda y así sucesivamente.
Se hará una socialización de la actividad y se le preguntará al
auditorio:
¿Qué sucede en tu vida, cuándo te miras en El Espejo?...
El mundo actual por su constante cambio y superficialidad, nos ha enseñado a
fijarnos primero en lo que nos falta, en lo malo antes que lo bueno, tanto de los
demás como de nosotros mismos, y de seguro, es lo que suele suceder al mirarnos
cada mañana en el espejo.
Si vemos en nosotros lo que no tenemos, lo que nos falta y las debilidades, dejando
a un lado lo que tenemos, las cualidades y talentos que destacan en nuestra vida,
es fundamental entender la increíble obra de perfección que Dios ha hecho en cada
uno de nosotros, para así comprender qué y quiénes somos realmente al mirarnos
en El Espejo.
Dios como nuestro diseñador y Padre, tenía muy claro cómo íbamos a ser, así lo
afirma manual de vida:
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y
mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui
formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vio tus ojos, Y
en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin
faltar una de ellas.” Salmo 139:15-16.
Este plan de diseño no solo se refiere al aspecto físico, sino que es integral,
incluyendo también lo que Él anhela para nuestra vida, dotándonos de diferentes
capacidades y talentos para este fin. Es importante tener claro que Él aún no ha
terminado su obra, la cual se manifiesta cada día a día en un proceso de
perfeccionamiento; si pensamos en un artista, sería injusto juzgar la obra cuando
ha trabajado solo en la mitad de ella.
“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6
Para vernos en El Espejo claramente y sin prejuicios, debemos entender que el plan
de Dios para cada persona es distinto, por tanto, nunca debemos compararnos con
otros. Dios nos ha equipado de acuerdo a sus planes, que sin duda alguna para
cada uno de sus hijos son excelentes, son planes de bien, mucho más grandes de
lo que pensamos o soñamos hoy día. (2 Corintios 10:12)
El proceso de aprendizaje para aceptarnos como hijos de Dios comienza al vernos
y valorarnos desde Su punto de vista, es decir, desde lo que Él mismo afirma en su
palabra con respecto a lo que somos desde que recibimos a Cristo. (Colosenses
2:10.)
A medida que conocemos lo que Dios piensa de nosotros y empezamos a renovar
nuestra mente, dando más valía y seguridad a lo que Dios dice que a lo que hemos
escuchado de otros o pensamos de nosotros mismos, podremos superar cualquier
distorsión de nuestra auto imagen, la cual ha sido ocasionada por aspectos
inmodificables en nuestra vida o situaciones pasadas. (Romanos 12:3)
Como mencionamos anteriormente, Dios nos ha equipado de acuerdo a sus planes
y ello también incluye nuestras debilidades. Hemos aprendido a rechazarnos por
ellas, muchas las cuales nos negamos a reconocer, sin entender lo que el manual
de vida nos expresa al respecto:
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose
sobre mí el poder de Cristo.” 2 Corintios 12:9
Las debilidades entonces se convierten en la excusa perfecta de Dios para que
podamos ver la perfección de Su poder, si no las tuviéramos, no podríamos
vivenciar algo tan especial en nosotros; por ello, debemos disponernos a aceptar y
reconocer nuestras debilidades, poniéndonos en sus manos, las manos del Alfarero.
Dios quiere moldearnos y anhela desarrollar en nosotros el Carácter de Cristo, el
problema muchas veces nos hemos concentrado en lo externo, pero no podemos
olvidar que Dios mira el corazón (l Samuel 16:7).
Antes de orar, dar unos minutos para que cada uno llene este cuadro, del cual solo llenará
la primera columna que dice: “Mis Debilidades” y en el tiempo de oración se presentará
delante de Dios tal cual es, reconociendo todas sus debilidades.
MIS DEBILIDADES LO QUE DIOS DICE DE ELLAS
Para el tiempo de la oración, hacer énfasis en que no son las habilidades
naturales, las que dan la felicidad, sino la forma como la imagen de Cristo
llegue a desarrollarse en nosotros. De acuerdo a esto nuestra felicidad
dependerá de nuestras actitudes y cualidades interiores fruto de apropiarnos
de la identidad que tenemos en Cristo.
Durante la semana, el joven se concentrará en buscar qué dice la palabra de
Dios de manera puntual respecto a su debilidad, y luego hablará de esto con su
líder personal en su próxima cita.
Formación: Se forman dos equipos de igual número de integrantes, uno de hombres y otro
de mujeres.
Desarrollo: Un jugador en el centro, y todas las mujeres sentadas en círculo alrededor con
un hombre detrás para evitar que se muevan. En el momento en que el jugador del centro
diga el nombre de una de ellas, esta debe correr hacia él. Los hombres de atrás deben
evitar que ellas se muevan y lleguen donde el jugador del centro; Si no pueden evitarlo,
pierde y ocupa el lugar en el centro, y el que estaba en el centro ocupa el lugar detrás de
la mujer. Se puede invertir, hombres sentados y mujeres atrás de ellos.
Todos estamos rodeados de personas o situaciones que de alguna u otra manera
forman en nuestras vidas un carácter en nosotros, pero es también esto mismo lo
que deja en nosotros FILTROS que como en el ejercicio anterior no nos permiten
avanzar, ni alcanzar nuestras metas, pero es nuestra decisión permitir que sea
Dios quien desde la Teoterapia tome nuestras vidas, nos limpie y nos purifique
aquel filtro que puede sacar a relucir lo peor de nuestro interior, el corazón.
"Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor
eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia"
(Jeremías 31:3)
Si pensáramos por un momento en todas aquellas cosas que hemos
experimentado en la vida cristiana, como sanidad física, consuelo, no podríamos
desconocer el amor que Dios como padre siempre nos ha manifestado, cuando
pensamos en el amor que Él nos ha dado entendemos que es aquel que tal vez
por años hemos buscado en personas, o situaciones, pero, si su amor es tan
grande, ¿por qué aún no disfrutamos de la sanidad en todas las áreas de nuestra
vida?
Es importante entender, que la sanidad comienza con el conocimiento de Dios, de
sí mismo y de los principios sobre los cuales se fundamenta la salud, consignados
en la palabra de Dios, en la sanidad efectuada por el Señor, la razón principal de
esa sanidad siempre será su amor. Todo aquellos que hemos recibo a Cristo, lo
hemos hecho porque tenemos una profunda necesidad de respuestas, pero sobre
todo de restauración y sanidad, para que realmente en el hijo exista un tratamiento
integral es necesario entender a la luz de la Biblia y la Teoterapia el concepto de
alma y de corazón.
En el alma se encuentran las emociones y la voluntad. Es el lugar donde
almacenamos los recuerdos buenos y malos, pero cuando esa alma aún no tiene a
Cristo, ésta oscurecida, sin la luz de la verdad, siendo cautiva de sus propios
intereses, lo cual termina en llevarnos a ser esclavos de los mismos.
A diferencia de esa esclavitud en la cual el alma se encuentra sin Cristo, nuestro
padre nos ha diseñado para ser libres de todo yugo y esclavitud, obteniendo de ésta
manera lucidez mental, madurez emocional.
Si queremos ser sanos debemos permitir que el Espíritu Santo quite de nuestra
alma todo yugo y toda atadura. Para esto debemos rendir nuestra voluntad a la de
Dios, es imposible agradar a Dios y recibir su sanidad, mientras pretendamos
caminar bajo nuestros parámetros humanos.
La palabra de Dios nos enseña que el corazón es nuestro verdadero yo, en él están
nuestras verdaderas actitudes, las que por debajo de cuerda gobiernan todas
nuestras acciones, son las intenciones del corazón las que efectivamente motivan
nuestras palabras y pensamientos.
"....porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen
tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca
malas cosas" (Mateo 12:34-35.)
Nuestro corazón es el mayordomo del espíritu, aunque mi espíritu siempre tienda a
Dios, es el corazón el encargado de permitirá o impedir adorar, escuchar y obedecer
la palabra de Dios, es importante recordar que es mi espíritu esta diseñado para
dirigir nuestra vida y no el amor, ya que es allí donde me comunico con Dios,
conozco sus pensamientos, y lo que ordena al alma es la voluntad de Dios.
La mente es la encargada de interpretar (traducir), y hacer comprensible la voz de
la conciencia para nuestro yo. Pero entre estas dos está el corazón, que no solo es
el nexo entre ellas, sino el filtro. Si el corazón es puro, pasará tal como viene del
espíritu al alma; si no lo es, se resistirá y comenzará a razonar.
La biblia nos recuerda, que por encima de cualquier cosa debemos cuidar y guardar
es precisamente el corazón.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la
vida"(Proverbios 4:23)
La sanidad más importante no es la de los daños producidos por el medio ambiente,
sino la de la limpieza de la contaminación que nosotros mismos nos producimos a
través del Corazón. Cuando mi corazón está contaminado, se dice que se tiene un
corazón herido o un corazón duro.
¿Tiene usted un corazón duro?, de pronto usted ha sentido que su corazón
parece de piedra.
Esto se presenta cuando no podemos responder a las necesidades de otros,
aunque la razón nos dice que debemos hacerlo. El corazón endurecido y herido
necesita y puede ser sanado. No basta sanar los malos recuerdos; hay necesidad
que ante todo el corazón sea sanado.
¿Cómo se manifiesta un corazón duro? Se sabe que se tiene un corazón duro
cuando:
a. La persona exige perfeccionamiento de sí, o de los demás
b. Exige imposibles
c. Siente un miedo exagerado por el futuro
d. Sensación de soledad
e. No hay crecimiento espiritual (se siente estancado)
f. Los deseos y las actitudes están mal centrados (Santiago 4:1-10)
Muchas veces le prestamos más atención a otras áreas de nuestra vida, aquellas
que son visibles para los que nos rodean que de una u otra manera nos dan un
reconocimiento o estatus, pero son aquellas áreas que nadie ve, las que determinan
mi vida de realización, de felicidad y que me llevan a tomar las mejores decisiones,
pues son aquellas áreas que solo Dios conoce y que está dispuesto a restaurar en
nuestra vida.
Entregarle a cada asistente una hoja de papel, no tiene que ser tamaño carta, puede ser
más pequeña, y se les dice que esa hoja es su corazón, se les dice que cierren los ojos y
que piensen por un momento en aquellas manifestaciones del corazón duro que vieron
anteriormente y que de acuerdo a lo que les hace sentir esas manifestaciones, que
arruguen el papel (algunos lo arrugaran mucho otros un poco, no interés ya que es de
acuerdo a lo que sientan), una vez lo hayan hecho se les dice que eso es lo que sucede
con el corazón cuando no se guarda.
Después de esto pedirles que lo arruguen mucho más hasta que se vuelva en una bola de
papel muy compacta, y se les explica que si se siguen acumulando estas cosas malas en el
corazón puede llegar a volverse tan duro que hasta puede llegar a hacerle daño a otras
personas, después de esto, enseñarles que debemos tomar la decisión de guardar el corazón
y entregárselo a Dios para que él lo haga nuevo y limpio.
Durante el tiempo de oración llevar a los jóvenes a colocar delante de Dios
su corazón, haciendo énfasis en las características de un corazón duro,
llevándolos apropiarse del amor y sanidad que solo él tiene para nuestras
vidas.
Canción sugerida = Dame un nuevo corazón de Kike Pavón.
Tomar el mismo papel arrugado y abrirlo de nuevo, y encima del papel arrugado escribir
a que personas hemos lastimado por la dureza de nuestro corazón, y al frente de cada
persona escribir que es lo que haré por esa persona para experimentar perdón, sanidad
y reconciliación.
Con los asistentes hablar sobre las Características de un tesoro:
- Oculto
- Valioso
- No de fácil acceso
Repartir varias almendras (las que usan para matrimonios), y pedirle a cada
participante que las degusten.
- Decirles inicialmente a los participantes que intenten partirlas con sus dientes,
lo cual es complicado, debido al duro caparazón de la misma.
- Como segunda instrucción dígales que solo la saboreen, y que al cabo de 30 segundos
intenten partirla, obteniendo un resultado diferente, disfrutar del sabor de tal fruto seco.
Enseñarles a los jóvenes que para poder experimentar la sanidad interior en nuestras vidas
es necesario vivir un proceso que lleva tiempo, y que este proceso justamente es para disfrutar
hasta poder llegar a ese gran tesoro.
Para recibir Sanidad Interior primero debemos recibir a Cristo en nuestro corazón,
cuando lo hacemos, recibimos vida y un corazón nuevo, por primera vez
funcionamos conforme al diseño que fuimos creados, no es recibir una nueva
capacidad para decidir sino una nueva oportunidad de elegir entre mis
pensamientos y los pensamientos de Dios para mi vida.
Sin embargo, esto no es suficiente, debemos cada día renovar el corazón, para esto
es necesario comprender el principio básico sobre la sanidad interior y es que
Jesucristo es el único que puede tomar nuestro corazón, limpiarlo de nuestros
errores y heridas y sanarlo, aun de aquellos recuerdos que lo han controlado por
mucho tiempo envejeciéndolo. Nuestro alivio vendrá cuando el Señor logre renovar
nuestro corazón, sanando y restaurando nuestras frustraciones y los más íntimos
secretos atesorados en el corazón.
El dolor, la pena y el sufrimiento que tenemos escondidos en lo profundo de nuestra
mente y corazón, las podemos reprimir por un tiempo, pero siempre seguirán allí
estorbándonos.
Por este motivo, necesitamos reconocer que necesitamos sanidad, pues esto que
hemos escondido para que nadie lo note se manifiesta con temores y ansiedades
que, aunque la persona quiera, no puede controlarlas, condicionando su carácter y
calidad de vida.
Estas situaciones no se borran, al contrario de manera inconsciente influyen en
nuestro presente, por eso necesitamos reconocer que debemos ser sanos.
(Mateo 9: 20-22)
Estas heridas tuvieron un origen, entonces debemos determinar ¿Dónde
empezaron estas heridas?
2.1. LA CONCEPCIÓN: Una y otra vez se ha comprobado que los recuerdos
empiezan desde el mismo momento de la concepción, el bebé en el vientre no sólo
tiene vida física, sino también vida emotiva que está ligada profundamente a las
emociones de su madre.
2.2. SEIS PRIMEROS AÑOS: Los siquiatras y sicólogos dicen que todo lo que una
persona vive antes de los 6 años sienta la base de su futura personalidad.
Nuestro inconsciente nunca olvida nada, por este motivo necesitamos dejar que el
amor sanador de Dios toque cada parte de nuestra mente, inclusive nuestro periodo
prenatal e infantil.
¿Qué experiencias marcaron tu vida a tal punto de quitarte la alegría de vivir
el amor del Señor?
El manual de la vida relata como Jesucristo llevó la cruz con un propósito específico:
llevar nuestro sufrimiento, nuestras penas y cargar no solo con nuestros errores,
sino con el dolor que otros nos han causado.
3.1. PUEDE SANARNOS Mateo 4:23-24
3.2. QUIERE SANARNOS Lucas 5:12-13
El efecto de su amor puede limpiarnos y liberarnos de las cosas que nos impiden
experimentar la vida abundante. (Isaías 53:4, Lucas 4:18).
Una sola oración no resolverá todos los problemas de repente, sin embargo, es el
comienzo de un proceso de restauración, espacios que permiten que las barreras
que impedían la sanidad se vayan debilitando, hasta que en un tiempo de
consagración y dedicación se obtenga la sanidad interior. No es algo inmediato, ni
garantiza que las conductas erradas sean erradicadas instantáneamente, es un
proceso continuo de edificación a través de un líder espiritual que se encargará de
guiar en el proceso hacia la renovación del corazón, quitando voluntariamente los
viejos hábitos y formando nuevas disciplinas.
La sanidad interior ha sido completada cuando un suceso ya no tiene la capacidad
de herirnos, cuando puede ser recordado sin sentir vergüenza, culpa o dolor, por
tanto, necesitamos que estos recuerdos sean llevados y cargados por el Señor, que
comprendamos el propósito de esa situación en nosotros, dándole un nuevo
significado, el objetivo no es simplemente el alivio de un dolor pasado o alcanzar un
nivel de salud mental, sino el crecimiento a la imagen de Cristo y la madurez
espiritual.
La oración es clave en la sanidad interior, es en ella donde vemos iniciarse el
milagro, pidiéndole al Señor que quite el dolor acumulado por años en los niveles
más profundos de la mente, ayudándonos a descubrir el real problema.
Hacer una lista con las situaciones de la concepción e infancia que han marcado tu vida.
Dar ejemplos:
Rechazo al sexo del bebe
Rechazo al color del bebe
Comparaciones con los hermanos mayores
Bullying
Etc.
Oración utilizando el pasaje de Isaías 53:4.
Frase importante: “La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez
es más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano.”
ALDOUS LEONARD HUXLEY
Conversar con otros jóvenes sobre las marcas de la infancia y como les afecta en su vida
diaria como situaciones de enfermedad para invitarlos a la reunión.
Realizar un mural con la pregunta: Me sentí rechazado por…
Invitar a los jóvenes a que escriban en el mural aquellas personas por las que se han
sentido rechazados: padres, profesores, amigos, familia, hermanos, novi@s, etc.
Contar la siguiente historia:
Un alumno de una aldea rural llegó donde su maestro con un problema.
—Estoy aquí, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para
hacer nada. Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto
e idiota.
¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
—Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi
propio problema, tal vez después...
Y haciendo una pausa continuó:
—Si tú me ayudas, y puedo resolver mi problema rápidamente, quizás pueda ayudarte a
resolver el tuyo.
—Claro, maestro —murmuró el joven. Pero de nuevo se sintió disminuido.
El maestro se sacó el anillo que llevaba en el dedo meñique, se lo dio y le dijo:
—Quiero que vayas al mercado. Debes vender allí este anillo porque tengo que pagar una
deuda. Es necesario que obtengas de él lo máximo posible, pero no aceptes menos de una
moneda de oro. Vete y vuelve con esa moneda lo más rápido posible.
El joven cogió el anillo y partió. Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los
mercaderes. Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando exhibía el anillo.
Al saber que pedía una moneda de oro, algunos reían, y otros se apartaban sin mirarle.
Solamente un viejecito fue amable y le explicó que una moneda de oro era mucho valor
para comprar ese anillo.
Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de plata o una vasija de
cobre, pero el joven seguía las instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y
por lo tanto rechazaba las ofertas.
Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y abatido por su
fracaso, montó el caballo y regresó. El joven anhelaba tener una moneda de oro para
comprarle el anillo al maestro, liberándolo de su deuda y así poder recibir su ayuda y sus
sabios consejos.
Entró en la casa y le dijo:
—Maestro, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me pidió. Tal vez pueda
conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que se pueda engañar a nadie sobre
el valor del anillo.
—Es muy importante lo que me dices, joven —le contestó sonriente el maestro—. Lo primero
que debemos saber es el valor real del anillo. Vuelve a coger el caballo y te vas
directamente a ver un joyero. ¿Quién mejor para saber su valor exacto? Pero no importa
cuánto te ofrezca, no lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven fue a ver al joyero y le enseñó el anillo para que lo examinara. El joyero lo miró
con su lupa, lo pesó en la balanza y le dijo:
—Dile a tu maestro que, si lo quiere vender ahora, no puedo darle más de diez monedas
de oro.
—¡Diez monedas de oro! —exclamó el joven.
—Sí —contestó el joyero—, y creo que con el tiempo podría ofrecerle hasta catorce o
quince. Pero si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro para contarle lo ocurrido.
—Siéntate —dijo el maestro, y después de escuchar todas las aflicciones del joven,
añadió:— Tú eres como ese anillo: una joya valiosa y única. Pero solamente puede ser
valorada por un especialista. ¿Pensabas que cualquiera en el mercado podía descubrir tu
verdadero valor sin conocerte?
Y diciendo esto se volvió a colocar el anillo en su dedo.
—Todos somos como esta joya, hijo. Somos valiosos y únicos, pero andamos por todos los
mercados de la vida pretendiendo que algunas personas inexpertas descubran nuestro
genuino valor.
A lo largo de los años, vamos acumulando heridas, palabras que nos lastimaron,
desprecios, rechazos, tristezas y demás situaciones que poco a poco nos hacen
sentir que hemos perdido nuestro valor, que tal vez no hay nadie a quien le
importemos, o quien pueda llegar a amarnos. Pero no podríamos estar más
equivocados, porque hay alguien que siempre ha estado y estará esperándonos
con los brazos abiertos para llenar nuestra vida de amor y felicidad.
Y es que la necesidad más grande de todo ser humano es amar y ser amado. El
experimentar amor es estar conscientes de que se nos quiere y acepta, que se
preocupan por nosotros y disfrutan de nuestra compañía; todo esto es fundamental
para un sano desenvolvimiento en la vida. El hecho de sentirse amado y aceptado
se establece fundamentalmente durante la infancia, cuando nuestros padres
cariñosamente procuran satisfacer las necesidades de los hijos. Al sentirse amado
y aceptado cada uno de nosotros va desarrollando confianza en las personas y esto
nos prepara para una vida más feliz.
El rechazo se define como una conducta obvia o explícita que trasmite a una
persona el mensaje de no ser amado o aceptado. Una persona que ha
experimentado el rechazo sobre todo en su niñez, presentará a lo largo de su vida
una serie de trastornos que podemos resumir bajo el nombre de “Síndrome del
Rechazo”.
Rechazo evidente: Cuando hubo carencia de amor y abiertamente el niño o la
persona es despreciada con palabras, actitudes o conductas. El rechazo evidente
se origina en la incapacidad de los padres para amar y expresar ese amor. Hay
diferentes formas de manifestar este rechazo:
Hijos no Deseados: Es una de las formas más comunes de rechazo
y se da en aquellos padres que no querían hijos, porque estos
interferían en su estilo de vida. Para estos padres la presencia de los
hijos significa una limitación constante, y por esto proyectan irritación
y hostilidad hacia sus hijos.
Padres muy ocupados: Aunque no se le dice al niño que no fue
deseado, no le manifiestan afecto, o los padres no permanecen en
casa el suficiente tiempo para demostrarles su amor. Muchos padres
se llenan de actividades fuera del hogar, descuidando su familia.
Disciplina Inadecuada: La forma como algunos padres rechazan a
sus hijos, es en algunas ocasiones inversamente proporcional a la
forma en que ellos mismos fueron rechazados: Si en su niñez hubo
exceso de disciplina, es probable que se vuelva indulgente con sus
hijos. Si con él fueron indulgentes, puede caer en un exceso de
disciplina. Mucha rigidez o demasiada indulgencia, pueden ser
interpretadas por el hijo como falta de amor. La Palabra de Dios
aconseja al padre, no provocar a ira a sus hijos, para que no se
desalienten, ni se llenen de amargura (Efesios 6:4)
El rechazo encubierto:
La sobreprotección: Es el niño a quien todo se lo hacen,
impidiéndole "ser persona". Ignorantemente "le aman para que
muera", y verdaderamente le destruyen. La persona que creció
sobreprotegida no sabe dar ni recibir amor, sufre un doloroso vacío
por el amor no expresado de manera adecuada.
Padres exigentes y perfeccionistas: Otro tipo de rechazo
encubierto sucede cuando se niega el amor al hijo, porque este no
alcanza los objetivos que el padre espera. Muchos padres exigen
demasiado de sus hijos, colocan a sus hijos objetivos cada vez más
altos y los hijos sienten que no dan la talla, de lo que se espera de
ellos. Esto le lleva a buscar aceptación por lo que "hace" y no por lo
que "es".
Muerte física de padres, Hijo único - Hijo adoptado: Estos
factores algunas veces condicionan a que una persona experimente
rechazo, pues se presta para que lo "sobreprotejan" y le
comuniquen sentimiento de inferioridad frente a las circunstancias.
Los adultos tienden a hacer todo por el niño, comunicándole
tácitamente un mensaje: "eres demasiado débil y prefiero hacerlo
por ti"; cuando este mensaje se comunica demasiado tiempo,
finalmente deduce que es inferior, sintiendo que no puede hacer
nada por sí mismo.
• En la Etapa Prenatal: Los experimentos han demostrado que el bebé en el vientre
materno no sólo tiene vida física, sino también vida emocional, la cual está
íntimamente ligada a la vida emocional de la madre. Por estar el niño ligado a su
madre, los recuerdos de él están conectados con las experiencias y reacciones de
ella. Situaciones como rechazo al embarazo, intento de aborto, depresión profunda,
enfermedad o maltrato físico de la madre, etc., condicionan la vida emocional del
niño aún antes de nacer.
• En los Primeros años: Todos los sicólogos coinciden en afirmar que las
experiencias vividas en los primeros años de vida pueden afectar y condicionar
nuestra manera de ser en la edad adulta. La imagen que se forma el niño de sí
mismo, es un reflejo de la manera como sus padres piensan de él. Hay muchas
experiencias que hieren emocionalmente a un niño y que le condicionan
negativamente: Maltrato físico y verbal, padres ausentes por divorcio o por muerte,
padres dominantes y crueles, comparaciones entre hermanos, abuso físico y sexual,
hermanos preferidos, maestros(as) crueles y exigentes.
• En la Adolescencia: Etapa crítica que se caracteriza por la búsqueda de
identidad, sentido de independencia, cambios físicos y emocionales bruscos,
temores, confusión, dependencia del grupo de amigos, etc. Si en la niñez se vivió
experiencias de rechazo, en la adolescencia se buscará llenar sus propios vacíos y
carencias afectivas, cayendo en experiencias que le pueden herir, tales como:
relaciones sexuales desordenadas, aborto provocado, adicciones (Drogas-alcohol),
decepciones amorosas, relaciones emocionales neuróticas (Dependencia),
relaciones homosexuales, violencia sexual, entre otras.
En el individuo:
Baja Autoestima: En la persona se manifiesta un sentimiento de indignidad,
se menosprecia, no se valora, no se siente digno de ser amado, puede haber
tendencia al suicidio. También se presenta sentimiento de inferioridad, sabe
que no es inferior, pero se siente inferior, cuando niño lo compararon y
aprendió a compararse.
Incapacidad para expresar emociones: Guarda sus sentimientos y sus
opiniones, porque teme ser rechazado, se aísla emocionalmente, crea una
barrera de protección. Hay temor al hombre y aún a Dios, su desconfianza le
lleva a independizarse. Construye un muro a su alrededor para proteger sus
sentimientos, prefiere cortar con otros y alejarse antes que ser nuevamente
rechazado.
Culpas Imaginarias: Se siente culpable por todo lo que pasa a su alrededor.
Conoce el perdón de Dios, pero le cuesta experimentarlo; no se perdona así
mismo, pues sus estándares son "más altos" que los de Dios. Estas culpas
vienen de las experiencias de rechazo que le brindó el ambiente.
Vida por emociones: "Piensa" con las emociones, tiene una vida emocional
que fluctúa entre la euforia y la depresión. Puede experimentar períodos
largos de tristeza y decaimiento sin una causa específica. Es inconstante en
sus decisiones, empieza muchos proyectos, pero le falta autodisciplina para
terminarlos, no tiene empuje volitivo ni determinación para hacer las cosas.
Perfeccionismo: En un intento frustrado por ganar aprobación se vuelve
perfeccionista. Necesita saber que Dios le ama y le acepta como es.
Preocupaciones Dudas y Temores: Constantemente duda de sí mismo, de
su propio valor, de otros y hasta de Dios. Estas dudas le llevan a un estado
de constante ansiedad.
En su relación con otros:
* Está programado para generar rechazo en otros. Interpreta como rechazo toda
situación y conversación.
* No sabe cómo manejar el amor y la aceptación que le brindan otros
* Genera un círculo vicioso, tratando de que los demás encajen en sus patrones de
rechazo. Teme ser rechazado, y antes de serlo provoca el rechazo él mismo.
* Coloca a Dios como agente de rechazo, "sintiendo" que no es aceptado por él. No
cree que Dios le ama incondicionalmente. Se siente indigno y sin salvación.
* Experimenta relaciones interpersonales frustrantes: aprecia las situaciones como
"siente" y no como realmente "son".
* Se rebeldiza contra toda forma de autoridad, inclusive contra Dios.
Fuimos diseñados para ser amados inmensamente, nuestra necesidad de amor
trasciende los límites del tiempo, del espacio y la existencia; esta necesidad de amor
fue colocada como una necesidad fundamental de nuestro yo, por Nuestro Padre
Celestial. Por tal motivo ninguna relación humana de amor, por grande que sea,
dejará satisfecha el alma del hombre, hasta que no se encuentre con el
inconmensurable amor de Dios. El equilibrio, y la justa medida lo encontramos en el
amor de Dios. Este amor ilumina nuestro laberinto mental y nos señala el camino
hacia la libertad (1 Corintios 13:4-8)
Invitar a los jóvenes a que en sus cuadernos (en caso que no tengan, entregar hojas),
escriban el tipo de rechazo que recibieron, en qué etapa lo vivieron y que consecuencias
han experimentado en su vida para orar por sanidad
Con la canción “De tal manera me amó” de Jesús Adrián, Llevar a los jóvenes a un tiempo
de oración donde identifiquen el rechazo que han vivido y se apropien del amor
restaurador de Dios para empezar a vivir como personas amadas y aceptas.
Acercarse a una persona a la que en algún momento de la vida haya rechazado o de
quien me haya burlado, para pedirle perdón, hablarme del amor de Dios e invitarlo a
la reunión.