¿Cómo Evangelizar?
¿CÓMO EVANGELIZAR?
Nuestra misión de vida es la misma que tiene nuestro Señor
Jesucristo. Él vino a este mundo para buscar y salvar a los hombres
perdidos en sus pecados y nos ha entregado la misma misión a
nosotros, Sus discípulos. Lucas 19:10, 1 Timoteo 1:15.
LA LEY PARA EL ORGULLOSO. Santiago 4:6ª.
A. ¿Cómo confrontamos al pecador con su pecado?
1. Para que las “buenas noticias” tengan sentido. Primero,
tenemos que anunciar a la gente inconverso las “malas
noticias”. Dios nos ha dado Su Ley para hacer esto (para
evangelizar a los pecadores, para mostrarles sus
transgresiones). 1 Timoteo 1:8-10.
2. Sólo la Ley puede preparar el corazón del pecador para
recibir la gracia de Dios para su salvación. Romanos 5:20.
3. La predicación de la Ley es un instrumento en las manos
del Espíritu Santo, para convencer al pecador de su
necesidad de un Salvador y así llevarlo a la cruz de
Jesucristo. Juan 16:8-11.
a. El pecado es la infracción de la Ley. 1 Juan 3:4.
4. El Señor Jesucristo nos dio un modelo de cómo usar la Ley
para testificar. Lucas 18:18-23.
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B. ¿Cómo usar la ley para generar convicción de pecado?
1. La gran mayoría de las personas tienen una idea
equivocada acerca de quién es “bueno”. Aunque muchos
hombres proclamarán su propia bondad, el hecho es que no
hay nadie bueno, sólo Dios. Proverbios 20:6; Romanos
3:10-12.
2. La Ley, entonces, es lo que Dios nos ha dado para ayudar al
pecador a entender que no es tan bueno como para
merecer el cielo, sino que es tan malo, que necesita un
Salvador.
3. Pregúntele a la persona: “¿Se considera una buena
persona?”
a. Dentro de una conversación normal, busque cómo
hablar de las cosas de Dios (cosas espirituales, iglesia, la
Biblia, lo que sea). Puede ser algo tan sencillo como
preguntarle si asiste a una iglesia. Cuando le contesta,
hágale la pregunta (con amor) para ver si cree que es
bueno.
b. La gran mayoría dirá que sí se considera una buena
persona. Así que, la próxima pregunta que debe hacerle
es: “¿Ha obedecido los diez mandamientos?”
c. Esto es exactamente lo que Cristo hizo con el Joven rico
(Lucas 18:20). Utilizo la ley para traer “el conocimiento
del pecado” Romanos 3:20.
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4. Empiece con los siguientes “tres mandamientos” (porque a
menudo después de enseñarle a la persona estos tres
mandamientos, no hay necesidad de seguir con los otros
siete).
a. Pregúntele: “¿Alguna vez, ha dicho una mentira?” (9°
Mandamiento.)
Puede que esto parezca una confrontación, pero si
hace la pregunta con amor, no tiene que ser
ofensiva. Recuerda que «llevan escrito en el corazón
lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia»
(Romanos 2:15).
Cuando le contesta, hágale esta pregunta:
“Entonces, ¿en que lo convierte eso? Ellos vacilaran
en decirlo, pero persuádelos a admitir “Que es un
mentiroso”.
Si no quiere identificarse como “mentiroso”,
pregúntele, si yo mintiera ¿cómo me llamarías? Es
mucho más fácil acusar a otro de ser mentiroso que
confesar que uno mismo lo es.
b. Después, pregúntele: “¿Alguna vez has robado algo,
aunque fuera una cosa pequeña?” (8° Mandamiento)
Si ha robado algo por más insignificante que sea, con
mucha bondad y compasión ayúdele a entender que
es un ladrón: “Entonces, ¿En qué lo convierte eso?”
y persuádelo para que reconozca, “En un ladrón”.
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c. Luego, preguntale: “¿Alguna vez ha cometido
adulterio en alguna ocasión?” (7° mandamiento).
Luego dile, “Jesús dijo que cualquiera que mira a
una mujer para codiciarla, ya adultero con ella en su
corazón” Mateo 5:28. “¿Alguna vez ha mirado
usted a alguien con codicia?”.
d. Llegado a este punto, el individuo se quedará callado (su
boca se cierra con la ley, Romanos 3:19) o empezará a
mostrarse inquieto. Pregúntale su nombre y di, “Carlos,
por tu propia confesión, usted es un ladrón, un
mentiroso, y un adultero de corazón…”. Solo hemos
mirado tres de los Diez Mandamientos.
5. Así es cómo se usa la Ley para darle al pecador un
conocimiento del pecado (de su propio pecado). El pecado
es cualquier infracción de la Ley, entonces use la Ley para
mostrarle sus infracciones. 1 Juan 3:4.
C. La culpabilidad del inconverso.
1. Después de establecer el hecho de que la persona ha
violado voluntariamente la Ley de Dios, hágale esta
pregunta: “Cuando usted muera, en el día del juicio, si Dios le
juzgara en base a los diez mandamientos, ¿Seria, culpable o
inocente?”
2. Si la persona dice, “inocente”, señale, “Usted acaba de
decirme que ha quebrantado la ley de Dios. Piense en ello.
¿Sería inocente o culpable?”.
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D. La condenación del inconverso.
1. La siguiente pregunta es: “¿Entonces, usted ira al cielo o
al infierno?”. Cuando alguien es culpable de violar una ley,
siempre hay una multa que las autoridades le imponen, una
multa que el culpable tiene que pagar por haber infringido
la ley.
2. La “multa” que hay que pagar por violar la Ley de Dios (los
diez mandamientos) es la muerte. Ezequiel 18:4;
Romanos 6:23.
E. La reacción del inconverso.
1. Lucas 18.23. Si todo esto (su condición expuesta por la Ley,
su culpabilidad y su condenación al lago de fuego) no le
preocupa, déjelo ir. Que el Espíritu Santo trabaje en su vida.
Juan 16:8-11.
2. Pero, si usted ve que está preocupado acerca de su
situación y lo que usted acaba de explicarle, está listo para
oír las buenas noticias. ¡Dele el evangelio! ¡Que la Ley lo
traiga a Cristo y la cruz para su salvación! Gálatas 3:24.
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GRACIA PARA EL HUMILDE. Santiago 4:6b.
A. El Sustituto para el inconverso.
1. Explíquele al pecador convencido que él violó la Ley, pero
Cristo “pagó su multa”. Isaías 53:5-6; 1 Pedro 3:18.
2. Cristo no pecó; nunca violó la Ley de Dios. Entonces, no
mereció la muerte, pero murió en nuestro lugar por
nuestros pecados.
3. Puesto que Dios es misericordioso y no quiere que ninguno
perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento y la
salvación, nos ha conseguido la salvación (la libertad de la
“multa de la muerte” que debemos por haber violado la
Ley). Juan 3:16, Romanos 5:8; 2 Pedro 3:9; 1 Timoteo
2:4.
B. La salvación del inconverso.
Si la persona quiere ser salvo (rescatada de la muerte, de la ira
de Dios, de la condenación y del lago de fuego), explíquele que
hay dos cosas que tiene que hacer para ser salvo: arrepentirse
de sus pecados y creer en Cristo Jesús.
1. Primero, Dios le manda que se arrepienta. Hechos 17:30-
31.
a. Debe confesar sus pecados (sus infracciones de la Ley)
y apartarse de ellos. Proverbios 28:13.
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b. Si el pecador no está dispuesto a apartarse de su pecado,
él perecerá. Lucas 13:3.
c. Sin arrepentimiento no hay salvación. Si alguien no
quiere apartarse de su pecado, jamás puede acercarse a
Dios. Dios resiste al soberbio y da gracia a los humildes.
Santiago 4:6.
d. Pero, si se arrepiente, ya está listo para poner su fe en el
Señor Jesucristo para salvación.
2. Segundo, el pecador arrepentido tiene que poner su fe
(tiene que confiar) en Jesucristo como su Salvador.
Romanos 3:21-22.
a. Exactamente como uno confiaría en un paracaídas si
tuviera que lanzarse por la puerta de un avión, del
mismo modo, el pecador tiene que confiar en el Señor
Jesucristo.
b. Si uno trata de pagar su propia “multa” con sus buenas
obras (portándose bien, “limpiando su vida”, etc.), sólo
está aumentando la deuda que tendrá que pagar en el
lago de fuego, porque Dios es un Juez Justo y no recibirá
ningún soborno de nadie. Romanos 4:4-5.
c. La salvación es por la gracia de Dios, por medio de la fe,
no por obras. Efesios 2:8-9.
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C. Entonces, haga el esfuerzo para “dar testimonio de
Jesucristo”.
1. Este es el don más precioso que tenemos para darles a los
de este mundo: la salvación, el perdón de pecados y la vida
eterna en el Señor Jesucristo.
2. Un verdadero discípulo de Cristo se esforzará a desarrollar
y mantener el hábito de dar este “testimonio” todos los días.
3. Una de las maneras más fáciles de hacerlo es con tratados
(folletos, volantes o libritos que contienen una explicación de
la salvación) o con invitaciones a los servicios de la iglesia.
Si usted es una persona tímida o si no es fácil para usted
empezar una conversación con un desconocido, use los
folletos (y las invitaciones si están disponibles).
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