Lagarde ve “imposible” una inflación constante en el 2% y entierra cualquier guía sobre los tipos
La presidenta del BCE reconoce que la agilidad y capacidad de reacción serán prioritarios ante el nuevo entorno de máxima incertidumbre geopolítica


La idea de que el Banco Central Europeo va a ofrecer una indicación de sus decisiones sobre tipos de interés, una guía con la que hacer previsibles sus decisiones de política monetaria, ya forma parte del pasado. Los tiempos del conocido como forward guidance van a pasar a mejor vida ante la evidencia de una incertidumbre geopolítica como no se recuerda desde la Guerra Fría y de una inflación cada vez más impredecible, sujeta a nuevas fuerzas que va a determinar su evolución no solo en el corto sino en el medio y largo plazo. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha explicado hoy en una conferencia organizada por la Universidad Goethe de Fráncfort las claves del último Consejo de Gobierno del BCE celebrado la semana pasada y por qué la institución rechaza comprometerse con una senda prefijada para los tipos de interés y por qué ha dejado la puerta abierta a una pausa en el descenso del dinero. Rendida ante la máxima incertidumbre del entorno actual, Lagarde ha reconocido incluso que es “imposible” que la inflación general se sitúe siempre en el 2% y que es necesario aspirar sin más a que “la inflación converja siempre hacia el 2% a medio plazo”.
La credibilidad de los bancos centrales, entendida como su capacidad de generar la confianza para cumplir el mandato de estabilidad de precios y de anclar las expectativas de inflación, va a tener que sustentarse en la agilidad para dar respuesta a los crecientes retos del mundo actual. Es el mensaje que ha lanzado hoy Lagarde y con el que expone abiertamente las dificultades que afronta la política monetaria ante un entorno que cambia a velocidad de vértigo. “Nuestras expectativas se han desvanecido en los últimos años, y en particular en las últimas semanas”, ha señalado Lagarde, que no ha mencionado en ningún momento a Donald Trump, pero sí ha querido citar a Thomas Jefferson -el tercer presidente de los Estados Unidos y considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos- al cierre de su discurso. “Thomas Jefferson dijo que ‘la eterna vigilancia es el precio de la libertad’. Lo mismo puede decirse de la estabilidad”, ha señalado Lagarde.
Y en la búsqueda de esa estabilidad, Lagarde ha abogado por una política monetaria más flexible. “Cuando el tamaño y la distribución de las perturbaciones se vuelven muy inciertos, no podemos ofrecer certidumbre comprometiéndonos con una senda de tipos concreta. De lo contrario, la orientación anticipada (forward guidance) podría limitar la agilidad de la política ante cambios bruscos en el entorno de inflación”, ha asegurado.
La formación de precios afronta factores estructurales desinflacionistas para los próximos años como el envejecimiento de la población y la digitalización, pero también otros factores nuevos con efectos que pueden ser divergentes, según ha explicado Lagarde, y que tienen que ver con el comercio, la defensa y también con el cambio climático. “La fragmentación del comercio y el aumento del gasto en defensa en un sector de capacidad limitada podrían, en principio, hacer subir la inflación. Sin embargo, los aranceles estadounidenses también podrían reducir la demanda de exportaciones de la UE y reorientar el exceso de capacidad de China hacia Europa, lo que podría reducir la inflación”, ha argumentado Lagarde.
En definitiva, el nivel de incertidumbre es “excepcionalmente alto”, lo que hace que el compromiso con la estabilidad de precios en el medio plazo sea “más importante que nunca”, aunque con una estrategia un tanto diferente. “Los banqueros centrales tendrán que mostrar agilidad para ajustar su postura y sus herramientas a las circunstancias cambiantes, y necesitarán curiosidad intelectual para cuestionar los principios establecidos y la sabiduría convencional”, ha lanzado Lagarde. Así, “las recetas simples no serán apropiadas en el entorno al que nos enfrentamos ahora”, ha añadido la presidenta del BCE.
Mantener la estabilidad en una nueva era será “una tarea formidable” que requerirá “la agilidad para reaccionar adecuadamente”. La confianza en el compromiso del BCE con su objetivo de inflación no deberá basarse, por tanto, en esperar el cumplimiento de una senda de tipos, sino en que el banco central responderá de la forma adecuada. “Nuestra respuesta al reciente episodio de inflación debería infundir en el público la confianza de que siempre haremos todo lo necesario para mantener la estabilidad de precios y de que nuestros marcos políticos pueden adaptarse a las nuevas circunstancias”, ha insistido Lagarde.
“Las certezas establecidas sobre el orden internacional han sido trastocadas. Algunas alianzas se han vuelto tensas mientras otras se han estrechado. Hemos visto decisiones políticas que habrían sido impensables hace apenas unos meses”, ha resumido la presidenta del BCE. Y ante tamaña sacudida, cobra más importancia que nunca el mantra que ya defiende la institución de ir paso a paso, reunión a reunión, y decidiendo en función de los datos.
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