Cierran casillas para la votación parlamentaria en Groenlandia mientras Trump busca el control
Personas formadas para votar en las elecciones parlamentarias, el martes 11 de marzo de 2025, en Nuuk, Groenlandia. (AP Foto/Evgeniy Maloletka)
NUUK, Groenlandia (AP) — El centro de votación en la capital de Groenlandia cerró el martes para dar fin a unas elecciones parlamentarias que han generado una enorme atención y determinarán a los gobernantes que harán frente a los esfuerzos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por tomar el control del país ártico de enorme importancia estratégica.
Los resultados electorales no oficiales podrían darse a conocer poco después del cierre de casillas, aunque pasarán varias semanas antes de recibir la certificación, en lo que tardan en llegar las papeletas desde ubicaciones remotas en barco, avión y helicóptero.
El primer ministro Mute Bourup Egede convocó a elecciones un tanto anticipadas el mes pasado, asegurando que el país necesitaba permanecer unido durante un “momento serio” que no se parece ningún otro que Groenlandia haya experimentado antes.
Groenlandia, una región autónoma de Dinamarca, se encuentra en medio de rutas aéreas y marítimas de gran importancia estratégica en el Atlántico Norte y cuenta con ricos depósitos de minerales de tierras raras necesarios para fabricar desde teléfonos móviles hasta tecnología de energías renovables.
Trump ha sido muy claro sobre su deseo de asumir el control de Groenlandia, declarando ante una sesión conjunta del Congreso la semana pasada que pensaba que Estados Unidos lo conseguiría “de una forma u otra”.
Mientras que la isla de 56,000 habitantes ha ido en un camino hacia la independencia desde al menos 2009, la separación con Dinamarca no está en la boleta, aunque es un tema que está en la mente de todos. En su lugar, los votantes elegirán a 31 legisladores que darán forma al futuro de la isla en un momento definitorio de la historia: ¿Debería Groenlandia declarar su independencia?
Las encuestan muestran apoyo a la independencia
El martes había un ambiente festivo en el único centro de votación de la capital, Nuuk, después de que los trabajadores electorales abrieron las puertas en medio de una ovación a las 1100 GMT.
Las encuestas de opinión muestran que la mayoría de la población está a favor de la independencia. La mayoría dice que no les desagradan los estadounidenses y señalan las buenas relaciones que tienen con la base espacial local Pituffik, antes conocida como Base Aérea de Thule, donde hay personal militar de Estados Unidos estacionado desde 1951.
Pero los groenlandeses no muestran signos de querer convertirse en estadounidenses. Incluso algunos de los mayores fanáticos de Trump se aferran al principio de que deben controlar su destino. Su mantra es que Groenlandia está abierta a los negocios, pero no a la venta.
“La situación ha cambiado debido a Trump y al mundo”, apuntó Doris Jensen, representante del partido socialdemócrata Siumut, quien afirmó que siempre ha estado a favor de la independencia. “Así que hemos decidido en nuestro partido que tenemos que hacerlo más rápido”.
La atención de Trump ha transformado un proceso democrático profundamente local. De repente, la presencia de periodistas de lugares tan lejanos como Japón o Croacia son un recordatorio de que estos no son tiempos normales.
Sofia Rossen, una votante, tenía un mensaje para Trump: “Deje de hablar sobre Groenlandia. Basta”, declaró desde el centro de votación en Nuuk.
La isla y Estados Unidos tuvieron una relación positiva en el pasado, pero eso no significa que quieran ser parte de Estados Unidos, dijo a The Associated Press. El futuro de Groenlandia debe ser decidido por su pueblo, afirmó.
“Somos nosotros, vivimos aquí y sabemos qué hacer”, subrayó. “No estamos a la venta. No somos estadounidenses, no seremos estadounidenses. No somos (daneses), pero somos parte de la comunidad danesa”.
“Creo que la mayoría de nosotros hemos estado asustados desde año nuevo año debido al interés de (Trump)”, comentó Pipaluk Lynge, miembro del parlamento del partido gobernante Inuit Ataqatigiit, o Partido de los Inuit Unidos, a The Associated Press. “Así que realmente estamos mirando a Europa en este momento para ver si podríamos establecer un vínculo más fuerte con ellos para asegurar nuestra nación soberana”.
Después de uno de los últimos debates televisados de los candidatos en el auditorio de una escuela de Nuuk, el primer ministro Egede fue recibido por unos 75 simpatizantes que casi eran superados en número por fotógrafos y camarógrafos.
“Todos estos reporteros nos asustan”, afirmó Aviaja Sinkbaek, quien trabaja en la escuela. “Significa que algo debería suceder pronto”.
“Me pregunto qué se trae Trump entre manos”, agregó.
Una inmensa isla acapara los focos
La política en Groenlandia tiene un ritmo diferente. Los debates durante la campaña electoral rara vez se caldeaban. A las personas que se exaltaban demasiado se les pedía que salieran. Los temas a tratar incluían la construcción de una fuerza laboral calificada y la decoración del nuevo aeropuerto, que abrió una pista lo suficientemente larga para aviones jumbo en noviembre.
El martes, los partidos políticos colocaron carpas en el único centro de votación de la capital, habilitado en un centro deportivo, donde ofrecieron bebidas calientes y pastel groenlandés —un pan con pasas servido con mantequilla— con la esperanza de atraer a los votantes.
La certificación de los resultados tomará semanas en lo que las papeletas llegan a Nuuk. Eso se debe a que no hay carreteras que conecten las comunidades a lo largo y ancho de los 2,16 millones de kilómetros cuadrados (836.330 millas cuadradas) que tiene la isla y que la convierten en el 12mo país más grande del mundo.
Ahora, su vasta extensión ha atraído una atención desproporcionada.
Los groenlandeses saben lo que tienen. Esperan que los minerales de tierras raras ayuden a diversificar una economía donde los trabajos públicos representan el 40% del empleo.
Pero el gobierno ha impuesto estrictas reglas para proteger el medio ambiente en la isla, la mayor parte de la cual está cubierta de hielo durante todo el año. Las duras condiciones atmosféricas plantean dudas acerca de si la extracción es viable desde el punto de vista comercial.
Pero el día de las elecciones el clima era soleado y los políticos junto a sus carpas charlaban con los votantes con optimismo. La participación entre los cerca de 40.000 votantes probablemente sería alta.
Las camionetas causaron un embotellamiento en el camino principal hacia el recinto. Personas mayores con bastones subían por las heladas carreteras.
Había mucho en juego. Y por lo mismo, el pueblo se presentó.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.